Partida Rol por web

Escape from Mars (DM 01/20)

CAPÍTULO 3. HUÍDA

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27/01/2020, 21:58
Rodale

Rodale estaba tarareando, concentrado en conducir la máquina, cuando le sobresaltó la presencia de Snake.

-Uff. Señor Plissken, me ha asustado -le dijo. Tras oír lo que quería, pensó un momento y entonces señaló hacia un pequeño armario que había al lado -. Allí dentro está mi tarjeta de acceso, pero no sé para qué pudiera quererla. Supongo que si le cambia los datos y la foto, podría pasar por ser la misma. Solo necesita... un poco de destreza y un tallador de tarjetas. Creo que ahí dentro hay uno también. Lo tenemos para cuando nos llegan aprendices y hay que darles permisos en el tren.

La cosa parecía ser importante, así que Rodale asintió.

-Sí, no se preocupe. Con todo lo que ha pasado, un secreto más no lo notará nadie.

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27/01/2020, 22:06
Snake Plissken

- Pues ya sabe lo que tiene que hacer... - Le entregó ambas tarjetas y sacó el tallador de tarjetas. - Yo tomaré el mando del tren... - Le dijo.

Por el tono y la mirada que le lanzó, no parecía admitir réplica alguna. Si Rodale no hacía lo que serpiente le pedía, recibiría un buen mordisco por su parte y su veneno acabaría con él en un santiamén.

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28/01/2020, 00:45
Grace Steelside "Eat Snakes"

Había una cosa que me quedó clara. Si no llega a ser por Man, seguiría dudando que hacer durante todo el trayecto, pero en el fondo sabía que en cuanto le viese bajar del tren, correría tras él y no me separaría de su lado jamás. No sabía realmente quien era ni que había hecho antes de secuestrar a la Presidenta. Solo sabía que le amaba al gran hombre que veía bajo aquella capa de crueldad y mal caracter con la que se había cubierto durante años.

Y no debía olvidar que yo tampoco era una santa. De alguna manera estar con él me haría redimirme de mis pecados con los hombres o pagar junto a él todos ellos. El futuro lo diría. Y me besó y le correspondí.

Así que sonreí feliz al ver su sonrisa en su rostro y saber que no nos separaríamos. Y ese caracter suyo tan típico del hombre machista no tardó en salir a relucir. Estaba tan acostumbrada a cuidarme sola que... - Qué demonios... por una vez no me vendrá mal que me cuiden un poco... para variar.

Y flaqueé pensando que abandonaba a mi equipo y todas mis dudas fueron despejadas nuevamente por la fuerte voz de Man,  su determinación y lo que sentía por él. Mi lealtad para con aquellos hombres quedó demostrada y yo ahora debía seguir mis sueños y ser feliz.

De golpe me ruboricé cuando Man me dijo lo de quitarme las ropas de poli. Jamás me había pasado algo así. Nunca me había molestado mostrar mi cuerpo a los demás. Las cicatrices sobre cicatrices no eran precisamente atractivas para nadie y me servía como repelente para cualquiera que quisiera acercarse a mí. Y ahora tenía delante a alguien a quien no quería perder y sabía que tarde o temprano tendría que mostrarle mi cuerpo y eso me hizo temblar. Pero no podía pensar en ello y escucharle llamarme por mi nombre me hizo recuperar la sensatez.

Tras mis palabras con Snake miré a los demás. No sabía si aquel hombre nos vería o no bajar del tren, pero los demás sí, así que dejé el resto de despedidas para el final dejándome llevar por Man a una de las literas. - Voy a lavarme un poco. - Le dije antes de sentarme si quiera en ella. - Mira mis manos... - Eran tan rojas como la superficie de Marte. - Y de paso, quitarme esta ropa de poli. - Le sonreí con timidez esta vez. Temía que no le gustase lo que se iba encontrar bajo la ropa.

No tardé en salir del baño. Tiré la chaqueta del uniforme a un lado. El jersey que llevaba puesto por debajo, había quedado sin mangas puesto que en ellas estaban los emblemas policiales y mis brazos, llenos de aquella cicatrices de cortes y quemaduras que antaño lucía con orgullo, ahora habían quedado al aire. Y precisamente, con los brazos y la cara limpios de sangre y polvo y cruzados, avergonzada por las marcas en los mismos, regresé al lado de Man, quien se había recostado en la litera.

- Tendré que hacerme un poncho con una manta para cubrirme un poco. Más no me puedo quitar... - Le susurré frotando mis brazos con mis manos al ver que Snake trataba de descansar y que Irisa estaba tranquila. Me avergonzaba en aquel momento hasta mirarle al ojo. Me quedaba el consuelo de que le había dicho la verdad y que sabía que mi cuerpo estaba así, pero una cosa era decirlo y otra verlo. - Y solo son los brazos...

Tiré de la sábana, estaba deseando compartir aquella pequeña cama con él, pero también ocultar aquello que ahora me molestaba tanto de mi cuerpo y alejarlo de su vista. - Espero que no te importe... tengo frío. - Sabía que eso no sería suficiente y que no le engañaría, me había calado desde hacía horas, pero no me atrevía a hablarle sobre aquello.

Y entonces sentí su cálido abrazo y le sonreí al descubrir que no le importaban nada aquellas marcas en mi cuerpo al igual que a mi no me molestaban sus defectos físicos y me abracé a él. A fin de cuentas, ya era así cuando me enamoré de él y le daban un toque de distinción especial aquellas cicatrices en la cara. Me acomodé a su lado sin separarme de sus brazos y le miré a su ojo. - Jamás pensé que encontraría tanta paz en los brazos de hombre ni que sería tan feliz. Y menos aún que llegaría a amar a uno. - Me ruboricé al confesarlo y le besé los labios, tratando así de dejar de lado la vergüenza.

Teníamos varias horas de paz por delante y yo muchas nuevas sensaciones que descubrir a su lado, al igual que conocer a quien tenía delante mío. Aquel hombre al que sin duda amaba con la suficiente fuerza y locura, como para dejar mi prometedora carrera policial y triste vida personal tiradas y ser feliz a su lado cada segundo que respirásemos juntos.

Y es que sin aquella felicidad que me proporcionaba estar con él, me resultaría imposible seguir viviendo.

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28/01/2020, 08:37
Rodale

Rodale le cedió los mandos a Plissken mientras cogía la tarjeta que este le entregó y la suya. Tardó menos de un minuto de escanear la fotografía y los números, pero sabía bien que esa copia no sería válida. Cuando le entregó ambas a Plissken, se lo dijo.

-Señor Plissken, esta nueva tarjeta tiene mi código. Lo sabe, ¿verdad? Aunque en el exterior parezca la de la Presidenta, la computadora la identificará como si fuera mía.

Rodale no acababa de entender para qué podría quererla aquel hombre, aunque no es que le importase demasiado.

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28/01/2020, 10:00
Jericho Butler

Después de curar a Snake y a Irina, nos pudimos relajar un poco. Todavía quedaban un par de horas hasta llegar a la ciudad y dar explicaciones. Man o'War declinó mi ayuda, tenía sus propios contactos... un marrón menos. Al irse Grace con su nuevo amor idolatrado e Irina estando grogui, toda la responsabilidad caía sobre mi. Me recosté en la litera y empecé a pensar en lo que iba a poner en los informes. Mientras lo hacía, incoscientemente estaba desmontando y montando mi pistola, la cuál se me había encasquillado en la cárcel.

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28/01/2020, 10:23
DIRECTORA

Mientras en el interior del vagón, los ánimos oscilaban entre el alivio de haberse salvado y el nerviosismo de lo que podrían esperar al regresar, las horas fueron pasando, lentamente al principio, demasiado deprisa después, a medida que el tren iba acercándose a Chrysse. 

Cuando por fin llegó a los límites de la ciudad, Rodale, tal y como le habían dicho, fue frenando el tren poco a poco, hasta detenerse completamente.

En cuanto os detuvisteis, todos os mirasteis los unos a los otros. Había llegado el momento de despedirse y jugarse el todo por el todo. Con la Presidenta muerta, pero la tarjeta en vuestro poder, esperabais que tuvieseis una oportunidad.

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28/01/2020, 11:23
Grace Steelside "Eat Snakes"

Entre Man y yo solo habían susurros, besos y caricias. Sentía como cada gesto suyo me iba llenando poco a poco el vacío que albergaba en mi interior desde hacía años... exactamente toda mi vida. No sabía bien como había ocurrido aquello, quizás entrar en aquel estado de shock y gritarle todo lo que guardaba dentro de mí cuando nos quedamos a solas, cansada ya de tanto dolor y tanta lucha conmigo misma. O su reacción, pues pudiendo acabar conmigo mentalmente en aquel momento, me mostró su lado más humano, quizás también cansado de esconderse ante los demás.

Puede que el destino lo quisiera simplemente así y lo hubiese guardado para mí durante todos estos años, esperando a que estuviésemos preparados los dos para colocarnos uno frente al otro. Pero eso ya no me importaba. Ahora solo me importaba él y nuestro futuro.

En breve ambos seríamos dos fantasmas y yo tendría que moverme por la parte del mundo contra la que me había enfrentado siempre, porque en cuanto me bajase del tren, sería una delincuente, una criminal... una foragida. Como él. Acaricé su rostro con ternura con aquellos pensamientos en mi cabeza. - Vas a tener que enseñarme muchas cosas allí fuera... y yo tendré que cubrir mi rostro... Puede que tu gente me reconozca. Yo no recuerdo a todos los que he detenido, pero ellos no suelen olvidar nuestras caras.

Le sonreí y le besé los labios antes de acurrucarme sobre su pecho. - Además, es fácil que en las noticias salgan nuestras fotos junto con las de la Presidenta y su muerte. Ya sabes lo sensacionalistas que llegan a ser...

Y tras estas palabras me quedé dormida sobre el pecho de mi amado. Fue Rodale quien nos despertó con tiempo suficiente para prepararnos antes de nuestra parada. Tras un uso apropiado del aseo, hice un par de cortes en el centro de una manta y me la coloqué como si fuese un poncho. Una funda de almohada me sirvió para hacerme una especie de capucha con la que poder cubrirme la cabeza y el rostro.

- Necesitaré algo más de munición. - Dije mirando a los demás, una vez me encontré lista para irnos y comprobé la pistola. Vale, era la pistola de un poli, pero disparaba igual y a malas seguro que Man la podía colocar. En breve mis cuentas estarían bloqueadas y no tendría acceso a ellas ni a mis ahorros.

Pero al ver sus caras, sentí tristeza. Les acababa de conocer como aquel que dice, pero las situaciones de estrés y peligro unen mucho a la gente y allí tenía una clara prueba de ello. - Vásquez. Llegarás muy lejos. - Dije acercándome a la mujer y dándola un abrazo me despedí de ella. - Gracias por ser nuestro ángel de la guarda.

- Irisa. Pronto te recuperarás de esa fractura y estarás pateando culos por ahí. Serás una gran comandante algún día. - No se porqué, la teniente me estrechó sus dos manos. Tenía algo raro que me desconcertaba, pero jamás sabría que era.

- Sargento, cuídelas y suerte con esas putas del Consejo. - Le dije mirándole a los ojos. - Se que lo hará bien, porque confío en usted.

Miré entonces a Snake. Le creí muerto, cuanto menos dormido, pero ahí estaba, el muy cabrón con su ojo abierto. Dolorido pero vivo. Me senté en la cama a su lado. - Snake. - Cogí su mano. - Debes saber que siempre fuíste mi héroe, incluso antes de esta misión y a nadie le gusta que sus héroes mueran. - Me sinceré por completo con él. - Y no quisiera enterarme que no has sobrevivido a esto... - Le sonreí. Hacía tiempo que trataba de contener el llanto, pero con él no pude. - Demuéstrame de que están hechos los héroes y las leyendas. - Le besé la mano y le guiñé un ojo al tiempo que notaba como el tren perdía velocidad.

Había llegado la hora.

Con pesar por dejarles atrás y no estar con ellos al final del viaje, pero feliz de marcharme con el hombre que amaba y así encontrar la paz y el amor que tanto ansiaba, descendí del tren no sin antes volver a mirarles una vez más. - Recordadlo. Sois héroes. Todos. Incluído tu Rodale y no os olvidaré nunca. - Quería grabar en mi memoria para siempre el rostro de aquellas mujeres y hombres con los que había luchado codo con codo y que ahora nos estaban dando, tanto a Man como a mí, la oportunidad de empezar de cero.

Porque no había que olvidar una cosa. Ellos ahora eran la ley y Man y yo, dos fugitivos.

Y en silencio, me agarré del brazo de mi amado y comenzamos a caminar juntos a Chrysse. A enfrentarnos cara a cara con nuestro destino.

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28/01/2020, 11:53
Vásquez

Vuelta a casa... vaya mierda

El tren se va deteniendo, y el resultado final es que la escuadra ha perdido a su Comandante, a la Presidenta, a cambio de abatir a esos rebeldes de la Colonia, a una turba de enajenados, y descubir que una especie de nube alucinógena viene para cargarse a todos... y con Snake a cargo de algo que la difunta Presidenta murió por intentar recuperar heroicamente...

Vale, da para película cutre

-Colará

Sentenció; siempre y cuando nadie se fuera de la lengua... Llegado el momento de despedirse, Vásquez pasó de melodramas. Con las armas revisadas y a punto, simplemente se preocupó de vigilar que no pasase nada raro en esa breve parada a las afueras de la jodida civilización.

-Id con Dios

... Fueron las palabras de despedida por su parte, y un gesto de asentimiento con la cabeza. Se iban, si, pero habiendo cumplido la misión y dejando al equipo en terrotorio amigo... Nada que recriminar; cada cual con su vida, y ella no llevaba tanto tiempo en esta unidad como para tener muchas más confianzas...

Eso sí, también le estaban entrando ganas de irse a cualquier agujero que no fuese este planeta.

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28/01/2020, 12:27
Snake Plissken

Buen trabajo, Rodale. - Le dijo posando una mano sobre su hombro. - No te puedo pedir más. - Afirmó. 

Snake se puso en pie para regresar a su litera. Sin embargo, ese tipo, Rodale, se le daba bien el tema de las tarjetas y sabía bastante más que él sobre éstas. Volvió a mirarle dudando si pedirle lo que tenía pensado, pero finalmente lo hizo.

Oye... - Hizo una pausa. - ¿Cómo puedo saber que contiene? ¿Hay alguna forma? ¿Tú... podrías hacerlo?

Saber con que estabano jugando era algo que podía ir a su favor. Si realmente podía usar contra el Consejo aquella tarjeta, igual valía la pena morir por darles bien por culo. Esperaba que Rodale pudiera ayudarle con aquello. Sería un verdadero puntazo.

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28/01/2020, 12:34
Snake Plissken

Sanke ssonrió ante las palabras de Grace. Su "héroe", le hacía gracia. Hacia demasiado tiempo que no estaba en el bando de los buenos. Sus hazañas militares quedaban muy atrás. Demasiado para que Grace las recordara, por lo tanto se había convertido en su héroe como forajido. Ella en cambio había sido un agente de la ley hasta ese mismo entonces y ahora desviaba su camino como lo hiciera el mismo, aunque por motivos muy diferentes. Él traicionando y decepcionado, ella por amor. Sus motivos eran mucho más legítimos que los que tuvo él y mucho más importantes.

Hasta las leyendas se olvidan con el tiempo, Grace. - Sonrió a la vez que tomaba su mano. - Pero si me matan, sólo habrá sido otra vez de tantas. Volveré, de eso no te quepa duda. ¡Volveré para patearles el trasero! Y si ya no tengo fuerzas, les daré con mi jodido bastón... - Bromeó antes de soltar su mano.

Estaba de buen ánimo, al menos aparentemente, pero lo cierto era que veía pocas salidas. Había fallado en su misión y eso le costaría la vida. No había mucho con lo que negociar salvo la puta tarjeta. No saber que contenía le estaba matando, pero por desgracia allí no tenían forma de averiguarlo. 

- Suerte allí afuera. - Les deseó a ambos de todo corazón. - Vivid por mi la vida que siempre quise y que nunca tuve. ¡Es una orden comandante!

Tras aaquello se dio media vuelta. No quería ver como se alejaban. Parte del equipo se marchaba y Snake sabía que lo más probable era que fuera la última vez que los veía. Si no moría él ejecutado, lo harían ellos presa de los espíritus marcianos. Que todos sobrevivieran era algo harto improbable...

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28/01/2020, 12:54
Rodale

Rodale sonrió al ver las dos tarjetas, pero sin abandonar los mandos, le respondió a Snake con claridad.

-No, no lo sé, pero si está bien hecha, tendrá todos mis datos de acceso. No se preocupe por mi, señor Plissken. Siempre puedo convencerles de que me obligó a hacerla -le dijo, guiñándole un ojo.

Por primera vez en mucho tiempo, se sentía bien transgrediendo la ley.

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28/01/2020, 12:56
Man o' War

El viaje de regreso fue mucho más que el final de una batalla y el comienzo de otra. Para Man y Grace constituyó una auténtica "luna de miel", en la cual las caricias, susurros y besos, contribuyeron a darle sentido a lo que les quedase de vida, juntos. Sin exageraciones, sin necesidad de crear intimidad, porque ya existía dentro de sus corazones, simplemente se tumbaron uno al lado del otro, dejando que el tiempo trascurriese a su alrededor como si fuese el tic tac de un reloj, que en lugar de suponer una molestia constante, actuaba meciéndolos y tranquilizando sus pensamientos.

A Man ya no le importaba si su vida terminaba dos minutos más tarde de bajar de aquel vagón, dos horas o dos días. El tiempo que hubiese pasado junto a Grace siempre sería insuficiente y a la vez, bastante para justificar cualquier acción que hubiera llevado a cabo en su pasado, puesto que arrepentirse de ellas, hasta de las más insignificante, podía significar, de haber podido evitarla, que sus caminos no se habrían cruzado.

El tiempo del arrepentimiento había terminado.

-Eso no importa. Si alguien tiene algún problema contigo, lo tendrá conmigo y te aseguro que eso es algo que les gustará absolutamente nada -le dijo, ante el temor de que alguien pudiese reconocerla y actuar en consecuencia. Para Man, eso eran nimiedades que no cambiaban nada lo que iban a hacer.

Finalmente, con ayuda de su respiración, Grace acabó por dormirse sobre su pecho, y Man se permitió el lujo de hacer lo mismo, apoyando su cabeza sobre la de amada, algo que jamás esperó hacer. Era su Grace y siempre lo sería. El caprichoso destino ya había barajado sus cartas y al menos, por el momento, ellos estaban juntos y por lo que a él se refería, jamás se descartaría de ella, y si alguna vez la muerte se cruzaba en su camino, Man rezaba para que ninguno de los dos sobreviviese.

Cuando el tren se acercó a la ciudad, Grace se puso en marcha. Cambió su atuendo y cogió un par de armas. Man cogió otras dos y se las escondió en la cintura. Después, se colocó junto a la puerta y a medida que Grace fue despidiéndose de todos, cual Dorothy marchándose de Oz para volver a Kansas, él se fue sintiendo cada vez más nervioso.

Pero a pesar de todo, estaba agradecido.

Incluso si moría en cuanto pusiera sus pies fuera de aquel vagón, no se arrepentía de nada.

-Sois unas malditas zorras y tú, Jericho, y tú, Serpiente, los mayores cabrones que he conocido en mi vida. Pero no os cambiaría por nadie de este cochino mundo o cualquier otro. Tened cuidado.

Y con aquella frase, agarró de la mano a Grace y en cuanto el tren se detuvo, ambos descendieron del mismo, perdiéndose entre el polvo marciano y gente sin nombre.

Ahora empezaba una nueva aventura, la verdadera, porque al fin habían logrado encontrar el mayor tesoro que aquel universo guardaba. Solo debían luchar por conservarlo durante un poco más.

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28/01/2020, 13:31
Grace Steelside "Eat Snakes"

Teníamos un buen paseo hasta la ciudad desde donde nos dejó el tren. Yo miraba a Man ilusionada por nuestra nueva vida. Juntos. Porque así era al final y esperaba que fuese larga y próspera. Él ya era mayor, se le notaba en el rostro y en el cuerpo, pero le sentía rejuvenecer a cada minuto que estaba a mi lado. No sabía si llegaría a tener una vida longeva a mi lado o si acabaríamos fritos a tiros en cuanto llegásemos con su gente y me viesen en la mirada que había sido hasta hacía unos minutos.

Pero éramos él y yo. Dos cuerpos y un solo corazón. Mi destino estaba ligado al suyo y mi vida sería tan larga o corta como la suya. Lo sabía, era así de simple. En el tren me di cuenta de que me moriría de amor sin él a mi lado.

- Gru, no quise sacar este tema en el tren. No porque... ya sabes, parecería un interrogatorio y estabas rodeado de polis y yo no quería tener que pelear con nadie, menos aún contra mi misma. - Le miré con curiosidad. - Me importa una mierda tu pasado criminal, ya se que fuiste un asesino para muchos, un justiciero para ti y los tuyos. - Le sonreí. - Un héroe para algunos.

» Se que has luchado en contra del sistema por tus creencias en un mundo donde los buenos no son tan buenos ni los malos son tan malos... se lo que te incentivó a cambiar y a conventirte en quien eres ahora, pero también sabes que he visto quien está ahí dentro.- Le señalé con el dedo su corazón mientras le sonreía. - No quiero remover tu pasado, pero si quiero saber dos cosas... ¿Qué te hizo secuestrar a la Presidenta? - Le pregunté al fin.

- No eras un criminal de categoría uno, ni en la cinco. Créeme, no estabas en esas listas. Tengo todos sus nombres y rostros memorizados. No constabas ni como Man o'War ni como Mar... ya sabes... ¿Por qué complicarte tanto la vida, Gru? A ver, no me quejo. Sin tu acción yo no hubiese ido allí y ahora no estaríamos aquí... - Apreté mi cuerpo contra él. - Solo que no entiendo que te impulsó a hacer aquello... Hecho que por cierto, acabó salvándote la vida. - Le sonreí nuevamente. Había que mirar la parte positiva de todo aquello.

- Y hablando de salvar vidas, mi otra pregunta... ¿dónde aprendiste a pelear así? Yo me dediqué de lleno a estudiar tácticas y me metí en todo lo que pude tanto en estudios prácticos como en combate real. Mi vida estaba hueca, coja y vacía y la vida, mi vida... solo la sentía cuando disparaba un arma. No como ahora. - Le miré completamente enamorada. - Ahora mi vida eres tú.

Aquello hizo que nos detuviésemos unos instantes y tras mirarnos intensamente a los ojos, nos fundimos en un nuevo y apasionado beso. - Sigamos... - Le susurré entonces. - Cada vez necesito más de ti y no lo tendré hasta que nos sintamos seguros y a salvo. - Y llevé mis manos a su rostro y le retiré el parche con cuidado de la cara.

Y ahí estaba, su cuenca vacía como había estado su corazón durante todos estos años, recubierta por la piel de su párpado cosido sobre ella. - Llamarás menos la atención así... - Le dije con una sonrisa contemplando su rostro y metiendo su parche en un bolsillo de su abrigo. - No lo pierdas, me gusta como te queda... pero también me gustas sin él.

Y tiré de su mano y continuamos caminando hacia la ciudad.

 

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28/01/2020, 13:41
Man o' War

El tren quedó a la espalda de Grace y Man, o Grace y Gru, como ahora le llamaba ella, dejando de lado el nombre con el cual le habían "bautizado" sus padres, y que sin duda alguna, tenía mucho menos sentido, viendo en lo que se había convertido. Gru caminaba erguido, dando grandes zancadas, y ni siquiera se volvió a mirar el tren cuando éste volvió a ponerse en marcha y empezó a alejarse de ellos para ir en busca de su propia salvación.

Estaba seguro de que el camino que les esperaba no era en absoluto sencillo, pero también que no duraría demasiado, por lo que no albergaba preocupación alguna. Los dedos de Grace se aferraron con fuerza entre los suyos y ambos igualaron su paso para adentrarse en la ciudad y camuflarse entre la gente.

Para su sorpresa, Grace decidió interrumpir el silencio que había entre ambos (como si en realidad hiciese falta decir algo, una vez habían escogido aquel camino) y tratar sobre un tema muy diferente. En lugar de hablar sobre el incierto futuro que les esperaba, empezó a hacer preguntas sobre su pasado.

Gru giró la cabeza para mirarla sin disminuir el ritmo.

-Yo no soy ninguna de esas cosas. Siempre he hecho lo que consideraba que debía hacer, por mí y aquellos que creían en mí -le respondió con sequedad. Pero Grace continuó hablando, demostrando su curiosidad sobre cómo había llegado hasta allí, hasta aquel cobertizo en el que se habían encontrado.

-La Presidenta... -repitió Gru en un susurro, antes de responder -. Este planeta nunca fue una colonia. Fue un destierro. Las mujeres decidieron utilizarlo como banco de pruebas para demostrar que podían dominar un mundo con más éxito que los hombres. Pero por el camino se les olvidó algo. El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente. Esa zorra nunca pensó en nada ni nadie que no fuese ella misma y destruyó la mina de Mesa Amarilla, en las que los hombres protestaban por el trato que recibían, mandándolos a todos al infierno. Yo estaba en una de ellas cuando la dinamitaron y enterraron vivos a todos los que trabajaban allí. Hace dos días, estaba en Cañón Luminoso tomando una cerveza cuando la muy puta apareció en la cantina para felicitarles a todos por su trabajo. No me costó demasiado convencer a la gente para apoderarnos de ella y reclamar lo que por derecho nos merecíamos. Todos recordábamos lo ocurrido en Mesa.

Después de aquella explicación, ambos siguieron andando. Man tenía claro a dónde debía ir, aunque no lo que conseguiría. Pero al menos, debían intentarlo.

Pero Grace no había terminado con su particular cuestionario. Eso despertó una nueva sonrisa de Gru.

-Supongo que nunca te das por vencida, ¿verdad? Eso me gusta -le dijo, volviéndose un instante para mirarla -. Todo lo que sé lo aprendí en la guerra. Combatí con las fueras especiales en la Cuarta Guerra contra los países del Tercer Mundo. Defendí a mí país... en lugar de dejar que se pudriera en el infierno, como hicieron conmigo años más tarde. Pero eso ya es historia.

Su pasado era ya algo que formaba parte del olvido. Nadie recordaba ya aquella guerra, provocada por la hambruna, la pobreza, la segregación racial o los muros que impedían a la gente más pobre, llegar a los lugares más ricos. Aquella guerra fue consecuencia de la desesperación y lo único que hizo fue diezmar a una parte de la población mundial para que la otra viviese todavía mejor. Fue todo un regalo. Al pensarlo más tarde, descubrió que su patriotismo estaba guiado por una falsa fe en un símbolo vacío.

Debido a ello, desde entonces, se convirtió en un hombre sin más patria que el metro cuadrado que estuviese defendiendo, aquel en el que él se encontrara. Era su propio país y él, su buque insignia; su Man o' War. Solo que ahora, en aquel país vivirían dos personas, al menos, hasta que alguien llegase y acabara con ellos.

El último beso que se dieron fue el de "te acepto como eres porque solo necesito que estés a mi lado", a lo que Gru respondió de la misma manera. No necesitaba conocer más cosas sobre el pasado de Grace, porque le tenía sin cuidado. Era la mujer que era gracias a ello, al sufrimiento y el dolor acumulados. 

Cuando su mano le quitó el parche, él se limitó a mirarla y a esperar. El parche era algo a lo que se había acostumbrado, pero era más que evidente que Grace no necesitaba ocultar nada. Ya había visto lo peor de él, y no era aquella cuenca vacía, sino su corazón roto, que únicamente podría mantener de nuevo en una pieza gracias a ella.

-Guárdalo... hasta que te lo pida de nuevo -le dijo, con su habitual tono, pero aún cogidos de la mano.

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28/01/2020, 15:08
Vásquez

... Y Vásquez se dió cuenta, en ese momento, de que estaba despidiendo con la mano a la parejita feliz, momento en el cual, dejó de hacerlo avergonzada, pues parecería una niña noña... y al que le llamese eso, ya le merecería la pena tener una huevera bien blindada, porque de la patada, el salto que daría conseguiría que la cabeza diese en la bombilla de una farola.

-Vaya pararejita... GRU/Pac-Man, y ... ¿como llamar ahora a Grace?.... Gru-pie? Miniona?, porque tendrá que cambiarse el nombre.... Bah, ellos sabrán, casi mejor para ellos que no sepamos una mierda de que van a hacer o no; estarán más seguros.

 

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28/01/2020, 18:36
Irisa Savelievna

Irisa en un momento de lucidez abrió los ojos y es encontró frente a ella una figura que de primeras la desconcertó. La Comandante había cambiado su atuendo, bien parecía una rebelde mexica que una soldado de Marte. Irisa se frota los ojos al no entender aquello... Pero cuando empezaron las despedidas y vio el trato cercano que se daban Grace y Man lo comprendió al instante. Se marchaban.

Cuando le llego su turno, la Comandante extendió su mano para despedirse. La mano izquierda de Irisa llego antes que la derecha y la estrecha con firmeza. La Teniente no le dio mayor importancia.

-Man gracias por salvarme en la mina. Siempre tendré una deuda contigo. Aunque espero no tener que devolvértela, eso seria buena señal. Sonrió mirando al hombre detrás de Grace, después la miro a ella. - Comandante hemos estado poco tiempo juntas, pero para mí ha sido todo un honor servir a su lado. Si llego a ser la mitad de buena que usted, estaré complacida. Le respondió guiñando un ojo en referencia a sus palabras. - Cuídense.

La Teniente los vio marcharse de su vista. No sabia como en el fragor de la lucha se había fraguado aquella pareja, pero por como se miraban y esa conexión que se sentía al verlos sabia que era algo muy real. Pocas cosas son reales en este mundo y si lo encuentras debes de agarrarte a ello. Reflexiono antes de cerrar de nuevo los ojos.

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28/01/2020, 18:58
DIRECTORA

Tras dejar a Man y Grace, el tren reanudó su marcha, entrando en la ciudad y avanzando hasta la estación, en donde sin duda, estarían esperándoles. Ignoraban qué sería de la Comandante y aquel hombre con quien habían coincidido en una batalla extraña y sin esperanza, pero ahora teníais otras cosas en la cabeza.

Al ver la estación, Rodale empezó a frenar el tren. Mientras tanto, todos debíais prepararos. No teníais a la Presidenta, ni tampoco a vuestro Comandante, pero sí la tarjeta. Eso tendría que bastar, porque ya no había marcha atrás.

Rodale miró a Snake y asintió con la cabeza. Y todos los demás os mirasteis entre vosotros. La función estaba a punto de empezar.

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28/01/2020, 19:14
DIRECTORA

Pero vuestra tranquilidad no tardó demasiado en desaparecer. De repente, empezasteis a oír gritos provenientes de todas direcciones y gente que corría hacia vosotros, se metía en los edificios y sobre todo, miraba hacia el cielo, despavorida. 

Al alzar la vista, pudisteis distinguir, a pesar de la atmósfera rojiza debido a las partículas que arrastraba el viento marciano, la nube de la cual habíais huido hacía algunas horas y que de alguna manera, había llegado hasta allí.

De haberse tratado únicamente de una simple niebla, habría tardado días o semanas en alcanzaros, pero era evidente que se movía por alguna clase de energía o fuerza interior que la había convertido en una veloz hija de puta que había corrido tanto como el tren.

Ahora estaba allí, y si había sembrado el caos en una simple colonia minera, en la mayor ciudad de Marte, aquello sería un auténtico apocalipsis.

Ambos os mirasteis, comprendiendo lo que estaba a punto de suceder.

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28/01/2020, 19:14
Snake Plissken

Bien... - Dijo Snake cuando la puerta del vagón donde viajaban se abrió. - Es la hora de enfrentarnos a nuestro destino. - Declaró. - Aunque realmente, soy yo quien se la juega. He fallado en la misión de proteger a la zorra de la Presidenta, que tenía bien merecido lo que le ha pasado y ahora toca negociar. - Miró a los hombres y mujeres con los que había compartido las últimas horas. - Diremos que los salvajes que se revelaron en la mina, mataron a la Presidente cuando a punto estábamos de tomar el trasporte. Lo mismo le pasó a Grace y Man'o'War... también muerto. - Tomó aire. - ¿Entendido? - Esperó a que todos confirmaran los términos de aquella mentira. - Trataré de cambiar mi vida por la tarjeta de la Presidente. No sé que contiene, pero es mi única esperanza.

Dicho aquello y esperando que todos estuvieran de acuerdo, comenzó a caminar para el encuentro con las zorras que dirigían el Consejo. Esperaba que la Vicepresidenta fuera comprensiva, porque si tenía que confiar en la hija de puta de Hauk, lo tenía crudo. Sólo esperaba que su plan funcionara y que el as que guardaba bajo la manga no fuera descubierto antes de tiempo.

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28/01/2020, 19:26
Irisa Savelievna

Irisa tuvo que ser ayuda para descender del tren y ahora se mantenía en posición vertical manteniendo todo el peso en la pierna buena y guardando el equilibrio.

Ante las palabras de Snake, la Teniente abrió los ojos como platos. - Ah! ¿esa hija de perra murió? Dedujo la teniente que el disparo que escucho cuando era cargada por Vásquez fue el causante, pero no sabia muy bien que había pasado. Imagino también que su muerte tenia que ver con la partida de Man y Grace. No le dio más importancia, esa puta se estaba buscando la muerte. Desde un principio siempre fue ella o nosotros. - Entendido. La Teniente lo tenia claro tras ordenar sus ideas. Ahora Snake tenia la tarjeta. Había que confiar en que con ella fuera suficiente. Nos felicitaran y podrán fecha para unas nuevas elecciones. Pensó con optimismo.