Partida Rol por web

Rápido, salid de la telaraña. Así, Gennifer y Laurie podrán quemarlas para que todos podamos entrar.

No era el único que pensaba en solucionar los problemas con fuego. Ivalic recurrió a un balín flamígero. Su tiro desviado alcanzó el otro extremo del pasillo, en una modesta explosión ígnea que prendió las telarañas más alejadas, y no las que pretendía el Doctor Van Richten.

La espada solar se pegó a la superficie pegajosa del gólem de telaraña. Urik comenzaba un forcejeó para intentar liberar su arma y seguir combatiendo, mientras esquivaba el golpetazo del monstruo.

Parriwimple se quedó himnotizado viendo las manos del trácnido. No eran como las de un humano. Ni como las de Giussepe. Sin embargo, tenían algo de divino. El trácnido aprovechó esa desidia para morder a Parriwimple y arañarlo. Los arañazos no perforaron su piel, pero sus colmillos lograron inyectar algo de veneno... que seguía sin ser efectivo contra el cuerpo creado de energía celestial. También se llevó un golpetazo del gólem, pero era como si el santurrón no sintiese dolor.

Recayó el peso del combate en Tasia. Su ataque elástico, con el apoyo de su tatuaje del león, impactó justo cuando el gólem se había regenerado de su anterior puñetazo. Después, Tasia Barbazul se retiró detrás de Parriwimple, pero no sin antes recibir un intento del Gólem de Telaraña por morderla. En esta ocasión, el tatuaje del cangrejo la protegió por completo.

En la telaraña, Vjelkus salía al barracón comedor para esconderse de su aracnofobia tras las faldas de su madre. Gennifer avanzó en sentido contrario para escapar hasta la base de las escaleras. No lo logró, pero Hack saltó desde el hombro de la gemela y aterrizó torpemente en un suelo de mampostería libre de telarañas.

Mientras Jeff ayudaba a su madre a sacar a Firan, Malik se internó (valerosa y estúpidamente) en las telarañas de las que todos trataban de huír. Por un momento parecía que aquel idiota se iba a quedar pegado como el resto, pero el elfo Merquo Iluminador rezó una plegaria por él, y la orientación divina bastó para que no quedase atorado. Ahora bien, a Herr Bauer le costaba mucho avanzar.

Sin soltar mi preciada arma, sujetándola con ambas manos, doy un paso hacia Parriwimple mientras tiro de la Espada Solar con ambas manos e intento golpear al trácnido que tiene anonadado al señor de Barovia con sus manos. No consigo impactar al ser aracnoide, pero al menos he liberado el espadón. Por ahora.

Ivalic estaba fastidiado de haber fallado su anterior disparo sabiendo que la munición de fuego que tenía era muy escasa, ahora tan solo le quedaban dos balines flamígeros y esperaba no desaprovechar la oportunidad. Al menos Tasia parecía desenvolverse bien con el golem y sus amigos no estaban sufriendo demasiado, claro que si el combate continuaba por mucho tiempo las cosas podrían ponerse feas. Volvió a recargar el trabuco y apuntó nuevamente al golem de telaraña, debía ayudar a sus amigos como pudiera.

Parriwimple intenta golpear al trácnido pero sigue demasiado pendiente de sus manos... y vuelve a fracasar.

Estaba harta. De su debilidad, de la frustración de no conseguir nunca nada de forma fácil, de que sus seres queridos resultaran heridos cuando no muertos. Sentía deseos de gritar. Pero cerró los ojos, tomó aire y musitó una plegaria seguida de un conjuro. De forma casi instantánea, fue como los dioses la bendijeran otorgándole, siquiera temporalmente, la capacidad física que siempre había anhelado.

Miró a su primogénito y le sonrió.

-Hagámoslo juntos. Ayúdame a liberar a tu hermano de esta telaraña. Por separado quizá no lo logremos. Juntos, nuestras posibilidades quizá aumenten. Firan, respira hondo y no te muevas -le dijo tras acariciarle suavemente una mejilla-. Ahora Jeff. AHORAAAA.

Voy a por Ida. Prended las telarañas en cuanto los niños estén a salvo. No dejaré que a esa chica le pase nada.

Merquo lanzó un conjuro de libertad de movimiento, y se escurrió entre Firan y Malik sin ser atrapado por las telarañas. Mientras, tanto Urik, tras recuperar la Espada Solar, como Parriwimple centraban sus ataques en el trácnido. Sin embargo, al luchar tan juntos, se estorbaban entre sí.

Por su parte, Ivalic disparaba un segundo proyectil de fuego. Se notaba que las balas tenían distinto peso, porque toda la puntería que demostró con la munición normal se tornaba en disparos demasiado altos cuando cargaba balines flamígeros. Las telarañas incendiadas a lo lejos por el arma de Ivalic, cayeron debilitadas por el fuego, y se extinguieron sobre el suelo de roca. Tan solo le quedaba un balín con núcleo incendiario... No se podía permitir el lujo de volver a fallar.

Tasia invocó por tercera vez su tatuaje del león, cada vez más difuminado en su piel. El gólem contraatacó: mordió con fuerza a Urik y golpeó a Tasia y a Parriwimple. El trácnido también lo intentó, pero la carne del Burgomaestre era demasiado dura para él.

Gennifer salió de las telarañas, y se preparó para acercar la antorcha a las hebras cuando los demás hubiesen salido. Malik también empezó su lenta procesión por la telaraña, tratando de llegar junto a Urik. Mientras, Helene, Vjelkus y Jeff trataban de tirar de Firan para sacarle de allí.

Finalmente uno de los golpes de Parriwimple logra acertar nuevamente al trácnido que queda en pie, acabando con él, y derribándolo.

Ahora sólo quedaba el golem de telaraña. Pero el burgomaestre empezaba a estar muy herido.

Ivalic miró con fastidio como el segundo disparo volvía a ir lejos de su objetivo, estaba desperdiciando una muy útil y cara munición de la que ya solo le quedaba un proyectil y lo sabía. Volvió a cargar con la esperanza de tener más suerte esta vez, a sus amigos no les estaban saliendo tampoco muy bien las cosas y aquello comenzaba a complicarse porque no eran capaces de vencer a aquella criatura. Tasia recibió un fuerte golpe, al igual que Parriwimple.

-¡Nooooo! ¡Cuidado!

Ivalic disparó su trabuco desesperado, poniendo todas sus esperanzas en la última bala que le quedaba capaz de poder hacer algo al golem. 

Estamos demasiado heridos, no resistiremos mucho más en estas condiciones. Observo que Herr Parriwimple está casi tan mal como yo, no debo permitir que caiga.

Retrocedo un paso cauteloso hacia el Este, de modo que siga cerca, pero detrás de Parriwimple. Saco el Icono de Ravenloft e invoco su poder sagrado para tratar de restañar las heridas más graves del santo Burgomaestre.

No podemos perder más tiempo. Si no quemamos la telaraña ahora, puede que no lleguemos a tiempo de salvar a los que están luchando contra el gólem. ¡Ivalic, sal de ahí! ¡YA! ¡Malik! ¡Ida! ¡Firan! ¡Merquo!

Todos reaccionaron jaleados por el Doctor Van Richten. Ida logró romper parte de las telarañas que la estorbaban. Merquo lanzó un conjuro sobre ella para protegerla del fuego. Incluso Malik consiguió avanzar un poco más por las telarañas. Firan... Firan no. Ni por sí mismo, ni con la ayuda de otros lograba escapar de aquella trampa mortal.

En aquella situación extrema, Ivalic disparó su última bala de fuego. Una pequeña explosión, y parte de las hebras que envolvían la pechera de la criatura empezaron a arder.

Mientras Parriwimple derrotaba al último trácnido, Urik sacaba una estatuílla de plata con forma de cuervo, cuyo metal brilló como un destello de esperanza. Las heridas de Parriwimple sanaron, y otras nuevas se formaron cuando el gólem le volvió a golpear.

El gólem también golpeó a Tasia. Por mucho que su tatuaje del cangrejo amortiguase los impactos, la fuerza con la que el gólem de telaraña les impartía los volvía demoledores. Tasia lanzó su último puñetazo del león, y su tatuaje tras la oreja desapareció mientras lo hacía.

El puñetazo había sido bueno, pero el gólem había avanzado robándoles la posición y arrinconándoles contra el límite con las telarañas. Tasia reparó en la situación de su protegido.

¡IVALIC! ¡SAL DE AHÍ!

Tasia intentó ir a por él, pero las telarañas eran demasiado espesas y no pudo avanzar hacia Ivalic.

Toco la espalda de Parriwimple e invoco la bendición sanadora de los Poderes Benignos.

Ivalic sonrió al ver que su último disparo daba en el blanco y que había hecho algo de daño al golem. Clar o que tampoco era gran cosa y la situación se estaba volviendo cada vez más desesperada para Herr Urik, Parriwimple y Tasia que se defendían como podían.
Echó su trabuco al hombro, sin munición efectiva contra aquella criatura era inútil seguir disparando y en aquellos momentos parecía más urgente salir de la telaraña si no quería ser él el que se quemara. Tomó impulso e intentó salir de aquella maraña pegajosa que lo había tenido atrapado hasta entonces, pero parecía que había estado demasiado tiempo allí metido y que no podía hacerlo.

-¡Un momento! ¡Un momento! ¡Ya salgo! ¡Es que estoy muy pegado...!

Parriwimple intentó golpear al golem... pero no, no había manera, y lo único que consiguió fue que su arma se quedara, como él mismo, atrapada en la espesa tela de araña.

Helene estaba desesperada. Pese a sus esfuerzos y a la ayuda de sus dos hijos parecía incapaz de liberar al pequeño Firan. jadeó, agotada y frustrada. Escuchó lo que decía Van Richten y asumió que era lo único que podía hacerse. Ella estaría preparada para sanar las heridas de su hijo. 

-Adelante, dadle fuego. Firan, yo te protegeré. Cierra los ojos. Yo te sanaré -lágrimas de dolor anticipadas caían por sus mejillas. 

Mami... Mamá, snif, snif... ¿Por qué me abandonas?

Ivalic logró avanzar hasta ponerse a la altura de su gran rival, pero su ropa se había enganchado en una de las hebras, y él tampoco saldría. Ambos estaban destinados a arder. Había acumulada tal cantidad de gente en la puerta, que Laurie no pudo acercarse a prender fuego a la telaraña. Sin embargo, desde el otro extremo de la telaraña, Gennifer sí podía acercar su antorcha a la maraña... 

Malik era el peor ubicado. Creyó que podría llegar hasta Urik rápido, pero se había quedado atorado en el centro de la telaraña.

¡No os preocupéis por mí! ¡Tengo una capa que me da inmunidad al fuego! Tenemos que ayudar a Urik. ¡Prended las telarañas!

Gennifer lanzó una última mirada a lo lejos, esperando el beneplácito del Doctor Van Richten. Su maestro asintió, y Gennifer prendió fuego a las telarañas. El fuego se extendió con rapidez. Llegó a Ida, aunque a ella no le ocurrió nada gracias al conjuro protector de Merquo. Llegó a Malik, que comenzó a gritar mientras se quemaba.

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Él no tenía ninguna capa que le hiciese inmune al fuego, solo mintió para no convertirse en un estorbo.

Y las llamas se aproximaron a los dos niños...

¡IVAAAALIIIIIC!-grió, sin ver nada de lo que sucedía tras la esquina, pero temiendo que a Ivalic no le hubiese dado tiempo de escapar.

Jeff y Helene hicieron un último esfuerzo para sacar a Firan, que resultó inútil. Vjelkus se enfrentó al dilema de su vida: salvar a su hermanastro y cumplir la promesa que le hizo a su madre de cuidar de él, o salvar a su mejor amigo. Y eligió salvar a Ivalic. Tomó su mano y tiró con fuerza hacia él, haciendo que ambos cayesen abrazados al suelo. Firan... Firan no gritó mientras su cuerpo ardía.

Merquo y el Doctor, cada uno en su lado, sacaron sus dagas para cortar las telarañas. El Doctor Van Richten desenmarañó a Ivalic, y Merquo hizo lo mismo con el cuervo Hack. Hack salió volando, entre las llamas, que se consumían rápidamente. Llegó hasta el gólem y revoloteó a su alrededor, incordiando, molestando y distrayendo. A pesar de todos los esfuerzos del pájaro, cuando su amo bajó la guardia para ejecutar un sortilegio, el gólem le soltó un manotazo que lo dejó inconsciente en el suelo, antes de que su conjuro curativo pudiera cerrar las heridas del Burgomaestre.

La telaraña se consumió en cuestión de segundos, pero no a tiempo para marcar la diferencia, y evitar que Urik cayese. Solo quedaba la desesperanza:

-La Espada Solar, símbolo del Bien Supremo, en el suelo, y el único que se había ligado a ella para activar sus poderes ilimitados se desangraba hacia su muerte.

-El garrote del santo se había quedado enzarzado en la "piel" de hebras del gólem de telaraña, dejando a Parriwimple desarmado. Ni siquiera podía coger la Espada Solar sin recibir un golpetazo más del monstruo, y aunque la cogiese, no estaba entrenado para blandirla ni estaba en sintonía para que en sus manos fuese algo más que una espada corriente.

-Malik, Ida y Firan, a pesar de haber sobrevivido, ardían en llamas en la intersección de los dos pasillos, en un epítome de lo que era la derrota.

-Helene, quedando como una mala madre, y Vjelkus como un mal hermano.

Se quedó junto a Firan, su ropa ya estaba tan enganchada que no podía moverse más y si no quemaban las telarañas Parriwimple y Herr Urik perecerían bajo los terribles brazos del golem de telaraña, su destino estaba sellado.
Escuchó el grito desesperado de Tasia mientras la Señora Helene y Jeff tiraban de Firan intentando sacarlo de la telaraña. A pesar de la rivalidad que le profesaba no le deseaba morir allí quemado y sufría al ver como los esfuerzos de su madre y su hermano parecían inútiles.
Para su sorpresa Vjelkus se acercó y en vez de ayudar en el rescate de Firan cogió a Ivalic de la mano y tiró con todas sus fuerzas, ambos cayeron al suelo abrazados mientras el fuego consumía al pobre Firan, a Ida y al mentiroso, pero valiente, Malik.

-Gracias Vjelkus... Me has salvado la vida.

Ivalic estaba emocionado, pero como tantas otras veces no había tiempo para las lágrimas o todos perecerían. Her Urik estaba gravemente herido y Parriwimple y Tasia no aguantarían mucho más los envites de aquella bestia.
Se levantó y cogió una poción de su mochila, la que mayor poder curativo tenía y salió corriendo hacia Herr Urik dejando la mochila en el suelo.

-¡En mi mochila hay pociones y pergaminos de curación! ¡Usadlos con Firan, Ida y Malid!

Mientras corría hacia el grupo que luchaba, aún con las lágrimas de la emoción surcando su cara pensaba en todos los que se estaban sacrificando por hacer aquello posible a pesar de que todo parecía en contra. Necesitaban permanecer juntos y seguir luchando, era su única opción.

-¡Aguantad! ¡Vamos a ayudaros!

Al llegar se encontraba muy cansado del esfuerzo, así que estiró el brazo en el que llevaba la poción hacia Tasia, ella podría atender a su amigo Urik antes que él.

-¡Tasia, dale esto a Herr Urik, le necesitamos a él y a su espada!

Lanzo el conjuro sanador sobre Parriwimple, sin ser consciente de que eso le iba a dar a la criatura la oportunidad de derrotarme.

Caigo inconsciente, sin haberme percatado del todo de lo que ha sucedido.