Partida Rol por web

Luego de un par de minutos entra un puñado de alumnos al salón, con Ethien entre ellos. Pasa otro rato más y los ruidos de conversación del pasillo se van acabando y pasan al salón los chicos que estaban allí, entrando al final de la fila el profesor Osvaldo para el aula de la mañana.

Las clases transcurren sin mucho agitamiento, Yuri se duerme un par de veces, Ethien presta algo de atención en clase, pero le presta más a un profesor especialmente atractivo que da una clase de literatura moderna. Hanako atiende y toma apuntes cuando considera de utilidad lo dictado en clase.

Durante el almuerzo ocurre la típica batalla por los mejores productos de la cafetería, que se agotan en cuestión de segundos, dejando a los rezagados con pan relleno y tarta de ayer.

Pueden ver a los dos policías de Tol Rauko almorzando juntos, Sveinn preparándose un bocata con jamón y queso y llenando un vaso con gaseosa y a Wil bañando su plato de comida en salsa de soja, ignorando las caras de asco que ponen los que pasan por ahí al lado y lo ven.

Momohime está sola en una mesa apartada, con las manos envueltas en vendas, tratando de revolver un tazón de sopa de fideos sosteniendo los palillos con la boca. Un empujón de alguien que choca con su silla hace que el tazón se le vuelque encima y el agua caliente la hace saltar de su asiento, algunos que la estaban viendo se ríen de la situación, pero otros se asustan de lo que pueda llegar a ocurrir, incluyendo al que la chocó. Ella se sonroja y sale corriendo del lugar, y por el camino casi se cae cuando alguien le pone el pie para hacerla tropezar.

Hay algunas otras personas conocidas, compañeros de la misma clase y de otras, que saludan con la mano o con un gesto de la cabeza al verlos.

Finalizando el almuerzo las clases continúan hasta eso de las cinco de la tarde, donde se ven a los alumnos salir recoger sus cosas y salir a la entrada para cambiarse el calzado. Se oyen conversaciones sobre ir al club, ir a casa, salir a dar una vuelta un rato, algún que otro profesor asegurándose de que todo esté bien y tranquilo, y el ruido de coches que frenan en el frente, de familiares o empleados que vienen a esperar a algunos para llevarlos de regreso a casa.

Ethien se despide de ustedes para marcharse inmediatamente al club de taoísmo, diciendo que tenía que hablar con el profesor asesor de ahí.

Llegas corriendo a la sala del club al que fuiste ayer y te recibe ese peculiar aroma a incienso.

Y también te recibe el profesor Wong, que está echado en el suelo, tieso, con las manos juntas sobre su pecho. Sobre él flota una figura pálida que se encuentra de espaldas a ti.

_{-Pooo... luuu.. jiii... diiii...} -No es la primera vez que ves un fantasma, ya es algo que no te suele espantar tanto como cuando eras pequeño. _{-Shooo.. fooo...}  -Está murmurando un mantra.

Observo desde la puerta la peculiar escena, el incieso me trae recuerdos de mi tierra, algunos bonitos pero otros más tristes o deprimentes; ignorando al fantasma avanzo hasta situarme junto al viejo Maestro.Tosí descaradamente para atraer la atención del Maestro Wong.

---Maestro Wong, ya estoy aqui- digo sin mirar con mucha atención al fantasma, sabia por experiencia que sí sabia que los veia podian ponerse muy pesados...

Finalmente las clases acaban, era hora de ir al club de literatura al que me habia apuntado, pero desde la hora del almuerzo no había conseguido quitarme una cosa de la cabeza. Ethien había marchado ya diciendo algo sobre un club, supongo que era normal que cada uno se apuntara a los clubs que les parecían interesantes. Recogí mis cosas rápido y me acerque a Yuri, el cual aun estaba recogiendo.

-Esto... Yuri, ¿Recuerdas la chica con la que te chocaste ayer? A la que le han puesto un un mote curioso.- Dije explicándome pero sin decir el titulo de "La dama de hierro", para mi carecía de sentido.- ¿Porque crees que la gente la evita? En el comedor estaba sola y no parecía tener nadie con quien hablar.- Ni que bastaba decir que me sentía bastante culpable de la condición en a que tenia las manos y estaba bastante preocupada. No tenia mucha dificultad en imaginar las quemaduras que la habían ocasionado y lo que dolían... Lo había experimentado en mi misma a una escala bastante mas grande. Había conseguido mantenerse en la escuela ese día lo cual me hacia pensar que no fueron tan graves como las que habían marcado mi cuerpo, pero aquello no hacia que me sintiera menos culpable.

Eso junto con la impresión que me había dado durante el almuerzo me había deprimido bastante. Quería saber si Yuri tenia alguna opinión acerca de ella ,pero en cuanto acabara de hablar iría a buscarla para disculparme... Y para hacer que Remiel se disculpara también.

Al fin había terminado el día en el instituto. No me gusta en absoluto pasar tantas horas sentado escuchando a una persona hablar y explicar lo que considera que necesitamos saber. Es raro que no me aburra demasiado en las clases y no termine dormido, cayéndome las respectivas broncas, pero es algo innato a mí.

A la hora del almuerzo puedo ver como Momohime tiene las manos completamente vendadas, sin ser capaz tan siquiera de utilizar los palillos como dios manda para comer y varios de los alumnos se aprovechan de esa situación, haciéndola salir despavorida... "Por qué no se habrá defendido con las mismas ansias con las que me había atacado en su día?" y es más "Por qué tiene esas heridas sin curar? Su padre es médico y la Sylvain que hay en la enfermería podría curarla al instante... algo tiene que pasar."

No consigo reaccionar a tiempo, pero después de que Momohime se vaya de la sala, con claro semblante de enfado me levanto apartando bruscamente la silla, que termina cayendo al suelo y alzo la voz a aquellos que la han estado molestando y riendo de ella.- Hey! Callaos de una maldita vez!!!- Hago ademán de llevar la mano a mi espada, pero me controlo por unos instantes, sabiendo que no le gustaría a ninguno de los profesores que la liase en este momento.- El próximo que se atreva a molestar a alguien que me caiga bien se las va a ver conmigo. Así que cerrar vuestras bocas y no volváis a molestar a nadie...- Así pues, aunque sabiendo que mi voz no es precisamente intimidadora, quiero que también sepan que no tengo exclusivamente una personalidad afable con todo el mundo. Si me tocan la moral, a mi o a los míos, no tendré problemas en meterme en algún lío por ayudar

- Conozco a Momohime, aunque no sé por qué no ha actuado cuando la han molestado...- Contesto a mi prima, con tranquilidad, una vez me pregunta- Y si me preguntas por qué la gente la evita... No lo sabes todavía, pero ella fue quien me mandó al hospital ayer a primera hora.- Le sonrío, como si fuese lo más normal del mundo que me encuentre en la enfermería aunque... a decir verdad... si está siendo algo de lo más común. He visitado inconsciente la enfermería ya varias veces en dos días que llevamos en la academia, así he conocido a su padre también.- La verdad... por hoy la dejaré estar, ya que no creo que le haga mucha gracia por su personalidad pero, ¿qué te parece si mañana somos un poco cansinos y nos juntamos a ella?- pregunto completamente en serio.- No creo que nos acepte a la primera. Menos todavía a mi siendo un tecnicista, pero quiero ayudarla... Quiero que sus padres dejen de preocuparse por eso y podemos ayudarla.- Termino sin pensar que Hanako todavía no sabe quiénes son sus padres y menos todavía la conversación que hemos tenido al respecto.

-¿Te envió a la enfermería?-.Pregunto asustada en cuanto lo comenta.- Pero la evitan y se meten con ella también, no lo entiendo.- Cuando escucho comentar a Yuri su incapacidad de comprender porque no se defendió me preocupa bastante.- La… La verdad es que un hechizo de Remiel fue interceptado por Momohime así que pensaba ir a hablar con ella, m siento un poquito culpable…

Después mi mente capta las ideas que se habían formado en mi cabeza.-¿Tecnicista?.-Pronuncio confusa.-¿Sus padres?

Recién tras la tercer llamada de atención el señor Wong despierta de su... lo que sea que fuera, se incorpora lentamente y mira a su alrededor, algo espantado. –Eh? Qué...? –Tantea en el suelo buscando su bastón, que lo usa para, tras mucho esfuerzo, ponerse de pie. –Tú, no te han enseñado a no interrumpir el sueño de los demás?

El fantasma que está junto a él te examina de arriba a abajo, y luego se dirije a Wong. –La juventud de hoy en día no respeta, no. –Es exactamente igual en todo al anciano, salvo que su barba carece de bigote. También lleva las mismas vestiduras de monje. Está flotando en el aire con las piernas cruzadas.

Hablando de Roma... O debería decir "hablando de Arkángel"? Aunque sería Bellafonte en todo caso, pero bueno.

De donde está el alero donde algunos alumnos van a buscar sus bicicletas ven salir a una chica con un casco puesto que lleva caminando a su lado una motocicleta de aspecto intimidante. Cuando llega hasta la puerta de la reja que delimita el predio de la mansión y da a la calle, se sube a la moto y le da una fuerte patada al pedal para arrancar.
Aunque su cara la oculte el casco, el lazo blanco que le sujeta la melena azabache a la altura de la cintura y el uniforme desaliñado y quemado en la parte delantera y las mangas son inconfundibles.

- Ya sabes. Los que empleamos nuestra fuerza interior para sobrepasar las capacidades humanas... .- "como se supone que le explico esto? Acaso no han dado en clase lo mínimo sobre estos temas mientras dormía?".- Remiel utiliza un tipo de energía que existe en el mundo para utilizar lo que consideramos magia; yo... yo utilizo mi propia energía, esa que se encuentra en todos los seres vivos. La moldeo en mi interior y es la forma que tengo de luchar.- Le sonrío amablemente. Creo que es una explicación bastante decente para empezar a explicar lo que es llamado tecnicista y lo que es el ki en general.- Y claro. Tu no conoces a sus padres... o puede que si. Recuerdas a la mujer con la que hablé para inscribirme en el club de kendo de la academia? Ella es su madre, Iffi-sensei. Su padre es del doctor de la academia, asi que si no lo has conocido todavía estoy seguro de que lo harás.

Y hablando del tema... creo que es la que se está escaqueando con la moto. Es un poco sospechoso, no crees?.- Le pregunto mientras miro por la ventana tan tranquilamente, observando la moto "como mola!!"- Que dices? Esperamos a mañana para hablar con ella o le pides a Remiel que la siga y vemos a donde se dirije? La verdad es que me tiene un poco preocupado con esa actitud que ha mostrado antes...

Desde la ventana observo como Momohime abandona la escuela con una moto, parecía que hoy no iba a poder disculparme. Me giro para seguir hablando con Yuri, el cual esta explicándome lo que es un tecnicista. Sacudo la cabeza negativamente sin interrumpirle hasta que finalmente acaba.- Me refería que porque debería tener algo contra ti o los tecnicistas.- Digo explicando realmente el motivo de mi duda. Al fin y al cabo el fallo de la pregunta era mía, no podía soltar palabras simples en modo interrogativo y esperar que me comprendieran.

-No voy a hacer que Remiel la siga, bastante hemos tenido por hoy, voy a ir al club de literatura  para ver cual es el ambiente y quizá luego este un poco en la biblioteca.- Explico mientras empezamos a caminar hacia la puerta del aula.- ¿Tu vas a ir a casa directamente o pasaras por el club de kendo?

- Vale. No tengo la menor idea de por qué detesta a la gente que utiliza el ki como herramienta, pero es lo que tengo entendido- Pauso mis palabras, esperando que Hanako hable. Parece que tiene planes para el resto del día, así que supongo que nos separaremos ahora. - Tengo que hacer unas cuantas cosas hoy. Tengo que hablar con los hijos del casero. Parece que tienen las llaves de su antiguo taller y me lo presta, así que tengo que hablar con ellos para que me dejen las llaves y poder trabajar un poco.- Me doy la vuelta, pero rápidamente caigo de la cuenta, que voy a necesitar algo de ayuda.- No se te dará bien la publicidad, verdad? Si consigo el taller, tendré que publicitarme un poco para poder ganar algo de dinero. El que tenemos no va a llegar para una vida decente durante todo el año. Piénsatelo, si te ocurre algo, vale?.- Le sonrío mientras voy saliendo del instituto.- Nos vemos en casa, vale? Cualquier cosa ya sabes cómo localizarme.

Tras despedirte de tu primo te diriges con Remiel a la sala del club de literatura. Por el camino te cruzas con algunos compañeros de clase cargando sus bolsos, te saludan con la mano, con "delegada", moviendo la cabeza o "nos vemos mañana". A esta hora del día los pasillos de la mansión se encuentran considerablemente más vacíos, pero todavía quedan algunos alumnos que como tú participan de las actividades de los clubes.

Te cruzas también a Sita, que venía caminando desde el otro lado de un pasillo y se juntan al doblar ambas en el que conduce hasta la biblioteca, donde también está el club de literatura. –Hola.
Te saluda y te empieza a seguir. No conversa mucho, solo va detrás tuyo.

Cuando llegas a la puerta correspondiente e intentas abrirla notas que está cerrada con llave. –Todavía no llega nadie. –Comenta Sita a tu espalda.
En eso se abren las puertas dobles de la biblioteca, pasan dos personas, y se vuelven a cerrar.

Esas dos personas son un señor algo mayor, de altura promedio, que va vestido con un uniforme compuesto por una gabardina blanca y un pantalón de vestir también blanco, el cuello y la solapa de su traje tienen bordes dorados y lleva un ascot que le cubre la parte abierta en el pecho. En su cintura un sable de caballería con ornamentos elegantes.
Su mirada te recuerda un poco a la de Yuri cuando está con sueño, lleva un monóculo y su peinado está firmemente llevado hacia atrás con el poder del fijador.

Detrás de él camina una muchachita de aspecto adorable, no mucho más alta que tú. Lleva un uniforme muy similar al otro, solo que con detalles femeninos, una falda con calzas y botas altas en lugar de pantalón, y la gabardina le queda un poco grande, con sus manitos apenas sobresaliendo de las mangas. Lleva una chokuto a la espalda, con un emblema en forma de sol en el extremo de su empuñadura y un par de cintitas blancas colgando de ella. Al pasar cerca tuyo notas un suave aroma a lavanda, y te observa de reojo durante medio segundo, sin detenerse en su camino.

Ambas personas se pierden de vista al final del pasillo, dejandote con una sensación extraña en la garganta. Sientes a Remiel cerca tuyo, pero se ha vuelto invisible de manera instintiva.

Tras despedirte de tu prima sales a esperar el bus para ir de regreso al pueblo, donde está el taller de Bishop, ahora al cuidado de sus hijos.
No tarda en pasar, y te subes junto con dos alumnos más y una anciana con una bolsa de plástico llena de verduras. Durante la media hora de viaje el cielo se va tornando anaranjado mientras va atardeciendo, y... está todo demasiado tranquilo... ...

...

–Gintaro... –Oyes una voz llamándote la atención. Esa voz la recuerdas, pese a que jamás la has oído en tu vida. –Gintaro, despierta, la clase ha termiando hace rato.
Cuando abres los ojos ves a tu alrededor un antiguo salón de clase, y estás sentado en el suelo sobre el tatami abrazando una espada. –Comprendo que te aburran estas cosas, pero es importante saberlas, no todo en la vida es guerra. –Tienes delante tuyo a quien te estuvo intentando despertar desde hace rato, un señor joven, de cabello gris, lacio y bastante largo. Su flequillo te impide alcanzar a ver sus ojos. –Anda, ve a jugar con tus amigos mientras veo qué les haré de cena.

...

–Joven? –Sientes una voz llamándote, cada vez con menos gentileza. –Joven! –Hasta que finalmente despiertas. Eres el único pasajero restante del autobús, y el chofer está sacudiéndote. –La última parada es el Palacio de la Música. Haga el favor de bajarse.

Miras por la ventana. Esto no es Dresden. Esto es Hausser, y estás en frente al edificio más emblemático de la capital. Tal vez debas empezar a escuchar música cuando viajes solo en transportes públicos.

Saludo con la mano a Sita que empieza a seguirme. Parece que el club esta cerrado aun.- Eso parece.- Respondo al comentario de mi muda compañera. Estoy meditando sobre que hacer cuando las puertas de la biblioteca se abren y salen dos personas. Las miro con curiosidad. Por un momento pienso que al menos la biblioteca es usada por alguien mas, pero cuando veo que portan armas me quedo un poco confusa. No entendía como era posible que la gente se paseara con espadas por mitad de la academia sin que nadie les dijera nada. Finalmente se acaban marchando. Me encojo interiormente de hombros, no sabia quienes eran y tampoco era asunto mío.

-Creo que voy a ir un rato a la biblioteca.- Le digo a Sita mientras me dirijo hacia las puertas de esta. Supongo que bien podía pasar un rato ojeando y buscando algún que otro libro interesante.

Al abrir la puerta de la biblioteca, enseguida te llega parte de la conversación de unas voces que discuten. El silencio sepulcral de esta biblioteca permite que un diálogo normal la recorra casi en su totalidad y llegue a tus oídos.
–Para venir en nombre de Dios, tienen la cabeza demasiado metida en el c*lo de Barbados. –Es la voz ronca de un hombre que no escatima en gastos a la hora de darle al cigarro o al alcohol.
Mientras te acercas a la escalera de uno de los costados que lleva a una gran sección señalada como "teoría de la magia" ves en la balconada del otro lado a un pequeño grupo de personas. Aquel tipo está recostado a una estantería de libros, con un cigarro apagado en la boca. Recuerdas haberlo visto ayer en el discurso del director en la primera hora de la mañana. El director está allí también, sentado en un sofá bebiendo una taza de chocolate caliente.

–Conozco bien a Barbados, no permitiría que nos hicieran esto. –Sujeta la taza con ambas manos a modo de tenerlas calentitas, a la vez que se inclina hacia adelante apoyando los codos en las rodillas.

Coincidentemente está la profesora de teoría mágica, Lyla, que a su vez es la subdirectora. –Esto no creo que sea cosa suya, de hecho, no está siendo el mismo desde que...

–A mí lo que me parece es que esta no es una conversación para tener aquí. –Le interrumpe una voz que reconoces, viniendo desde el sillón que está de espaldas a tu campo de visión.
Cross tiene otra taza de chocolate caliente, de la que vacía el último trago y deja sobre la mesita que hay entre el par de sofás, y se levanta. –La biblioteca es para estudiar.

Puedes pensar con un cien por ciento de certeza de que los cuatro son conscientes de que entraste y aunque evites el contacto visual, al menos dos de ellos tienen la mirada fija en ti.

–Jovencito, no hables encima de la profesora. –Lo reprende el director, y también se levanta de su asiento, dejando su taza en la mesita. Se produce un silencio incómodo que dura demasiado, hasta que empiezan a abandonar la sala.

El director y Lyla son los primeros en salir de allí, con sus pasos resonando por todo el lugar. Cross saca un libro de una estantería cercana y se vuelve a sentar, el otro sujeto suspira fuerte y se encamina a la puerta.

La escena te distrajo un poco de tus asuntos, pero no por eso tardaste más de lo esperado en encontrar lo que buscabas, una edición de diez tomos que explica los fundamentos de la magia de creación, la cual había explicado Lyla que, entre otras cosas, podía usarse para restituir tejidos del cuerpo e incluso recobrar miembros perdidos. Esos conocimientos se encuentran precisamente en los tomos I y II. Es de las ediciones más nuevas, escrita por Sophia Ilmora.

Me despierto, todavía algo aturdido por las sacudidas del chofer y miro a mi alrededor, desperezándome. Estos sueños ya empiezan a ser raros... Acaso estoy empezando a alucinar? No es como si fuese un simple sueño, es como si fuesen antiguos recuerdos, pero esa persona está claro que no soy yo. Puede que alguien de la academia esté jugando conmigo, pero ahora mismo me encuentro completamente solo... me aseguré cuando subí al autobús. Como pueden controlar mis sueños con tanta distancia? Ya ni siquiera me encuentro en Dresden, sino que a una muy buena distancia de este; ya no hablemos de la academia

- Voy a tener que empezar a ir andando a los sitios... o utilizar una bicicleta o moto. Ahí fijo que no me duermo.- Comento en voz baja mientras me desperezo del todo y miro al conductor.- Gracias por despertarme... Me puede indicar cómo llegar a (inserte nombre de la calle aquí)? Me imagino que estoy lejos de narices, pero paso de volver a coger el autobús para ir hasta allá..- Le pregunto, esperando una respuesta para después bajar del bus y contemplar el palacio de la música.

Nunca he creído en las coincidencias... Será el destino el que me ha traído hasta este lugar? Claro que el dormirme ayuda bastante, pero también puedo aprovechar para hacer un poco de turismo también. Hay que aprovechar el día todo lo que se pueda!

Así pues y sin olvidarme de mi katana, comienzo a andar hacia el palacio, esperando poder hacer una pequeña visita y ver un poco del lugar.

Me asome a la balconada para ver la conversación que tenían los profesores, no entendía casi nada de lo que estaban hablando, pero parecía serio. En ese momento hablo Cross, mi ceño se frunció, si bien era cierto que no era el lugar apropiado para discutir asuntos no podía decirles algo así directamente a los profesores. Sacudi la cabeza negativamente  como síntoma de disconformidad y me senté a una de las mesas de estudio a leer el libro que había cogido el día anterior. Estaba situada entre varias librerías lo que me daba la intimidad y pocas molestias que buscaba.

Remiel, aburrida se sentó sobre la mesa y chasqueaba los dedos haciendo aparecer pequeñas volutas de humo. No era nada preocupante hasta que su aburrimiento llego al limite en el que quería averiguar cuanta llama podía crear únicamente chasqueando los dedos. El momento en el cual los chasquidos ya estaban creando fogonazos de mas de un palmo de tamaño.

Remiel…- Dije con voz cansada sin apartar la vista de la lectura.

¿Qué? Esto es aburrido. Si estuvieses estudiando o algo lo entendería, pero simplemente esta leyendo por afición.- Responde la pequeña mientras se pone en pie encimad e la mesa y se dirige a mi libro.- Podrías intentar aprender un poco de magia, aquí ya no tenemos que ocultarnos.- Dice mientras se acerca.- Puedo enseñarte a hacer cosas muy chulas con el fuego.

Quito la mirada de mi libro para dirigirla a remiel, realmente no estaba equivocada pero no tenía muchas intenciones de aprender magia como la suya, únicamente la había visto usarla para causar destrozos y hacer daño. Me quede pensativa durante un momento acordándome de aquel ser que había calcinado el día anterior, si hubiese podido hacer algo… Igual que con Momohime... Quizá pudiese venir bien un hechizo para curar, juraría que la profesora había mencionado unos libros con ese tipo de conocimiento  y si no siempre podía preguntarle a Nerine, había intentado curar a Cross esa mañana, lo había notado.

-Creo que tienes razón, pero creo que quizá necesito un hechizo primero.- respondo a Remiel mientras me levanto del mi asiento y empiezo a caminar por las estanterías hasta encontrar los tomos en cuestión que buscaba. Hecho esto me vuelvo a sentar en el mismo sitio y empiezo a pasar las paginas intentando asimilar lo que leo.

–Muchacho... –El chofer se rasca la cabeza. –Esa calle es en Dresden, pasamos por allí hace media hora, debería ir más atento o si no conseguirse un vehículo propio.
–El próximo 43 pasará en un rato, lo toma en la parada de en frente y creo lo dejará a unas cuadras. Ahora bájese de una vez.

Se cierra la puerta del bus y quedas frente a las escaleras de mármol del edificio más alto de Hausser, un rascacielos construido casi enteramente en metal blanco y con varios ventanales de cristal que reflejan la luz del atardecer. Subiendo las escaleras te cruzas a un par de guardias uniformados que custodian la entrada, las puertas de cristal se abren automáticamente hacia los costados y llegas al vestíbulo, que una gran sala iluminada bajo un candelabro que cuelga del techo y varios focos colocados en la pared. Hay una fuente en el centro con una escultura de una mujer que en este momento no tienes ni la más remota idea de quién puede tratarse, vestida con una túnica en la que se ve que el escultor metió todo su esfuerzo en mantener el detalle, pues pese a ser de piedra, bien parece una tela que la mueve el viento.
Hay algunos sofás y mesitas de té, y repartidos por ahí algunos expendedores de bebidas y bocadillos. Delante tuyo hay un recibidor y servicio al cliente, con una mujer mayor que trae una blusa blanca sentada del otro lado del mostrador, mirándote desde que entraste.
Hay cuatro ascensores en la pared del fondo, con guardias de seguridad iguales a los que viste en la entrada, y en las laterales ves algunas puertas y escaleras mecánicas que llevan a la balconada de arriba y a pisos superiores. El techo está cubierto de pinturas muy bonitas y relieves de oro y metal blanco.

Lo que rompe un poco el estilo pintoresco son las numerosas pancartas y carteles anunciando los próximos eventos, desde grupos musicales famosos hasta obras de teatro y óperas. No aparece ningún nombre conocido de Lannet, y la mayoría son de Abel y principados circundantes.

De pronto se abre una de las puertas de los ascensores del fondo y sale de allí un muchacho vestido con un esmoquin amarillo y pantalones negros, las pisadas de sus mocasines haciendo eco mientras camina. Trae puestos unos cascos de los que se puede considerar que está escuchando demasiado fuerte, y unos lentes de sol que saca de su bolsillo interior y se los pone. Cuando viene pasando cerca ves que también trae en la espalda un estuche con un instrumento musical que bien podría ser una guitarra o algo parecido. Saluda con un gesto con la cabeza a la señora de la recepción y sigue de largo hacia la salida sin detenerse mucho a conversar.

–Peero! –Oyes una voz familiar detrás tuyo. –No te tenía yo de culto. –Se ríe un rato. Bishop había entrado al vestíbulo desde una de las puertas de los costados, una sobre la cual hay un cartel que indica venta de artículos musicales. –A qué has venido? El recital de piano de Joel es mañana, y no te veo gastando en instrumentos. –Ríe otra vez.

–La práctica es más divertida que la teoría, piensa en cuántas personas que leen estos libros te estarían envidiando ahora por no poder hacer lo que enseñan.

Las puertas de la biblioteca se abren de nuevo y entra Nerine, seguida de cerca por Sita. La sylvain trae con ella un pequeño cesto con viandas.
Va caminando con algo de prisa hasta donde está Cross. –Te traje algo, solo espero que aún esté caliente.
–Ah.. gracias. No era necesario, ya ves. –Responde el muchacho.
–Sí lo es, hoy casi no has salido de aquí, y... –Hay una pausa. Cuando levantas la cabeza del libro ves en la planta baja a Sita recorriendo las librerías y observando con curiosidad, Nerine y Cross están fuera de tu campo de visión, pero puedes oír claramente lo que dicen pese a estar hablando en voz baja debido al silencio que hay en la estancia.
–Estás bien...? Te noto preocupado. –Pregunta Nerine, oyes un ruido de estar desenvolviendo algo, parece que a esta biblioteca se puede traer comida.
–No es nada.
–Estás seguro? El libro que estás leyendo está al revés.
–Es que está en neptuniano clásico, se lee así. –Responde el chico, sin variar ni por un instante su tono de voz.
Oyes el suspiro de resignación de Nerine y otro rato más de silencio.
–Vas al club de literatura hoy? –Habla ella de nuevo. No oyes respuesta, pero parece que le ha contestado con un gesto con la cabeza.
–Bueno... está bien. Por favor, si necesitas ayuda con algo dímelo.
De nuevo responde con la cabeza.

Al rato oyes los pasos de Nerine de nuevo.

–Hanako, buenas tardes. –Notas el dejo de preocupación que tiene cuando te saluda, pero su sonrisa sigue presente como siempre. –Buenas tardes a ti también. –Saluda a Remiel, pero esta lo único que hace es observar fijamente el pastelito que tiene en la cesta. –Ah, lo quieres? –Lo deja sobre la mesa para la sheele.
–Las actividades del club de literatura empezarán ahora, vine a recoger algunos libros. –Te comenta mientras se pone a revisar las estanterías cercanas. –Hay alguno en particular que te gustaría que llevemos?

- Muy buenas!- Exclamo con una voz moderada mientras saludo a Bishop.- No me malinterprete, no soy de culto. La verdad es que me he quedado dormido mientras iba a por las llaves del taller a casa de sus hijos.- Me río como un tonto después de que las palabras salgan de mi boca.- Me ha despertado el conductor aquí en frente, que es la última parada y he aprovechado para hacer una visita; podría ser interesante

Observo detenidamente el lugar, sintiendo la gran presencia que este lugar emana.- Después de todo, la música es el origen de todo.- Mi voz se torna solemne y completamente tranquila.- Calma o excita el espíritu de los guerreros... inunda nuestras almas en el campo con el bello cantar de los pájaros... Cura el espíritu de los heridos y enfermos... como podría ignorar un lugar donde se crea la música?.- Cuando me doy cuenta de la parrafada que estoy soltando sacudo un poco la cabeza y vuelvo a mirar sonriente a Bishop.- Además, aunque mi especialidad como artesano sea el metal, también me interesa la artesanía en general, los instrumentos musicales no deberían estar fuera de mi rango de creaciones, no cree?.- Me río, cambiando un poco el tema.- Y qué hace usted aquí? No decía que el concierto es mañana?