Partida Rol por web

–Hm? –Antes de alejarse más se detiene a responderte. –Bueno, nosotros nos comunicamos con la compañía Providence, ellos trabajan con todo tipo de recursos. En Hausser tienen sucursal, puedes ir directamente o hacer encargos por internet. –Regresa a su laboratorio. –Aguanta un poco que te paso el teléfono de allí.

Al poco tiempo regresa con su celular en mano, es un modelo bastante nuevo, pero tiene una pequeña astilladura en el costado de la pantalla. –De paso intercambiemos contactos, si vas a estar aquí me gustaría tener tu número y tu dirección de correo.

Cuando sacas tu teléfono ves que tienes un mensaje sin leer. Te debe de haber llegado mientras ibas en la moto y por eso se te pasó.

Un breve esfuerzo mental te trae a la memoria el nombre de Mélima, la anciana que esta mañana pasó a saludarlos y les regaló una botella de sake de ciruela.

---Claro que puedo ver a su hermano-digo tirando al traste todo el disimulo- Desde que tengo memoria puedo verlos, se nota el parentesco ¿saben?- digo burlonamente despues trato de mantener la compostura  ante aquella mirada dement- En efecto, veo que su memoria sigue siendo bastante buena pese a su edad, encontré  una Enciclopedia sobre los Kamis donde se hablaba de ellos de manera muy superficial, sin embargo, lo que me llamó la atención es un apunte sobre un libro llamado "Elfos de Varja" , intenté buscar el libro, pero se me agotó el tiempo y no queria llegar tarde aqui.

–Serás atrevido, mocoso, insultando la memoria de Wei. –El espectro se cruza de brazos, lanzándote una mirada que atraviesa tu alma, casi literalmente.

Wei calma a su hermano con un gesto tranquilo con la mano. Luego continúa mirándote fijamente. –Ese ejemplar te costará encontrarlo. Pese a que tenemos una biblioteca muy extensa, no podemos crear libros de la nada, y por lo tanto solo tenemos acceso a los que podemos conseguir.

–En otras palabras, cuanto más antiguo y raro sea el libro, más difícil será que esté en nuestras manos y no en las de individuos de mayor poder adquisitivo.

Wei te da unas palmaditas en el hombro, y sientes su agarre firme, para ser un brazo que no desentonaría en el cuerpo de una momia.

–Sin embargo, lo que has hecho es suficiente. –Lentamente retrocede y se sienta en el suelo, ofreciéndote a ti que también hagas lo mismo. –Y te preguntarás por qué te he encomendado dicha tarea.
El viejo respira profundo, cerrando sus diminutos ojos. –Ayer, me pareciste una persona interesante, y más cuando me dijiste de dónde venías. –Su bigote se levanta un milímetro, esto significa que está sonriendo. –Dime, alguna vez te preguntaste por qué te sientes repelido por el sexo opuesto?

---No era un insulto, sino comentaba una obviedad- señalo mirando al fantasma, aunque luego  me centro en el "vivo" haciendo que entrecierre los ojos- ¿Eso significa que no existe ninguna manera de conseguir el libro? Seguro que hay alguien que lo tenga ¿tan raro es?

--- Pues la verdad es que si, aunque pensaba que seria alguna especie de prueba para entrar en este club o algo así- digo meditando un poco la respuesta y tras la última pregunta me callo un momento antes de continuar- La verdad es que si, siempre a pasado eso desde que tengo memoria, recuerdo que ocasiaonaba muchos problemas de niño cuando jugaba con los niños y niñas de mi edad...

–Ho..? Ni siquiera preguntó cómo es que sabemos eso? Qué aburrido.

–Lo sé, muchacho, imagino lo problemático que te es incluso ahora. –El anciano Wei levanta una ceja y se acaricia la barba. –No te interesaría saber más sobre esta característica tuya tan peculiar? Hm?

–Hemos visto a través de tu alma en cuanto llegaste ayer, y aunque su naturaleza no nos sorprende ya, el tamaño de la coincidencia sí. –Mientras Wu habla, el otro que actualmente puede tocar cosas enciende una vela aromática y la deposita en el suelo cerca suyo. –La maldición que acarrea tu alma existe desde antes de que estuviera en tu cuerpo actual.
–Eso es una rareza curiosa. Si bien son escasas las maldiciones así de duraderas, esta es del todo interesante, pues ha perdurado más allá del cuerpo.

–Por eso te pedí que investigaras, pero esperaba un resultado como este, no conozco de otros casos así en la historia. –Ahora que se pone a hablar de algo serio, el viejo parece menos senil. Su voz sigue sonando como una grabadora sin baterías, de todas formas.
Acto seguido el anciano profiere un bostezo que dura literalmente dos minutos. –Si he captado tu interés y tu curiosidad, eres libre de venir mañana. –Se rasca la barriga y se echa en el suelo. En instantes le oyes roncar.

El fantasma te da la espalda y se pone a murmurar un mantra, ignorándote absolutamente.

Me quedo bastante Patituso, primero me mandan un trabajo sobre Kamis sin al parecer sentido alguno y luego al venir aqui me suelta algo sobre maldiciones antiguas y rarezas varias ¿y luego dice que vuelva? Creo que comenzaba a entender por que no habia nadie apuntado a este club, seguir los pensamientos de este viejo era sin duda, agotadores, ya habia tenido suficiente por hoy...

Salí de la sala sin decir nada a aquellos dos y me fui a dar una vuelta por la universidad, la verdad es que todo era un poco aburrido, estudiar, deberes, trabajos extra....pero bueno, lo compensaba con algunos chicos guapos, de hecho le  habia echado el ojo a uno que habia visto en el comedor pero supongo que ya no estaria, en fin, no habia problema, aprovecharia el tiempo que me quedaba hasta reunirme con Yuri para pasear y ver cosas y sino...bueno, una siesta en los jardines no vendria mal...

Baje las escaleras del bus con cuidado y me quede mirando la calle. Aunque iluminaba no había mucho transito por ella. El apartamento estaba aun apagado, supongo que no habría nadie aun en casa. Solo había dos locales iluminados a aquellas horas, el combini y el bar de la mujer que nos había subido una botella esa misma mañana. Me quede mirando la calle. Esta seria nuestra segunda por el momento las cenas no habían sido muy destacables. El primer dia Yuri estaba malo y la cena fue ligera, el segundo día todos estábamos demasiado cansados.

Se me había ocurrido una magnifica idea. Ya que mis primos no habían llegado aun, podia organizar una cena algo mas elaborada como celebración y podíamos inaugurar esa botella que nos había regalado la señora. La verdad es que me resultaba un poco chocante que nos hubiera dado alcohol cuando aun no estábamos en edad de beber pero... la verdad es que nunca lo había probado y tenia cierta curiosidad por saber como seria.

Sin dudarlo más fui al combini y empecé a llenar la cesta con los ingredientes que necesitaba.  Cocinaría una olla  y también una ruleta de takoyaki. La ultima era una idea que la propia Remiel me había dado en una ocasión pasada pero nunca había tenido gente para realizarla. Consistía en hacer que uno de los takoyaki fuera bien cargado de picante.

No tarde mucho en hacerme con los ingredientes y salí del combini después de pagar las cosas. Habia cruzado ya la calle con cuidado y iba a dirigirme hacia el apartamento cuando dude un momento. ¿Debería avisar a Sita...? Como mínimo debía intentarlo. ¿Era el... 102? Pensé mientras terminaba de llegar a la puerta en cuestión y llamaba al timbre.

Tras una breve espera nadie contesta. Que raro, si ha salido de la academia antes que yo...

Aun con preguntas en la cabeza me dirigí hacia el apartamento y después de introducir la llave dejando las bolsas en el suelo abrí la puerta y entre. Efectivamente no había nadie. Encendí las luces, me quite los zapatos y fui directa a la cocina a dejar las cosas.

No tarde en ir hacia mi cuarto con el pensamiento de ponerme el pijama para estar mas cómoda pero me surgió la duda, no había nadie. Podía darme un baño limpia y luego empezar la cena o ir directamente a hacerla. Tras un breve momento de duda me decidí por lo primero. Si llegaban pronto siempre podían ayudar a cocinar...  Colgué la chaqueta el uniforme en una percha y mire lo arrugada que estaba. Tarde o temprano tendría que plancharla, haberla usado como tapón para salvar a remiel no había sido buena idea.... o al menos para la prenda.

Coja el pijama y me dirigí hacia el baño. Seria mejor relajarme un poco antes de empezar a cocinar, aquel día me había parecido larguísimo.

–Zon veinte plataz, graziaz por zu compra. –El dependiente de la tienda, el mismo que estaba el domingo más o menos a esta misma hora, te cobra los alimentos y pronuncia la frase que seguramente habrá estado repitiendo hasta el cansancio durante su jornada, y sigue con su revista.

Al ser un pueblo pequeño las calles no son muy transitadas, y mientras cruzas la calle no sientes ni el más mínimo ruido de coches ni de motos. Dresden parece un lugar tranquilo, ideal para cualquiera que guste de disfrutar del silencio.
Como vas cargada con bolsas Remiel te ayuda sacando las llaves de tu mochila y abriendo la puerta.

–Es raro que no haya regresado todavía. Será de esas delincuentes juveniles? –No hay respuesta cuando llamas al 102, y la vocecita de la sheele es lo único que rompe el silencio, que regresa tan pronto se calla.
El comentario ese queda rebotando mientras subes las escaleras... Está claro que Sita no tiene ni el más mínimo aspecto de delincuente. Sin embargo, se dice que las apariencias engañan. Momohime, por ejemplo, con su cabello sin peinar, o por la forma en que lleva su uniforme, con la camisa por fuera de la falda, los primeros botones sin abrochar y las mangas subidas a los codos, también con los botones sueltos, cualquiera diría que lo es, pero su personalidad contrasta totalmente con todo eso.

Cuando abres la puerta del apartamento encuentras todo como lo dejaron, y eso también incluye los platos sucios del desayuno. Vas a tu cuarto a cambiarte pensando en un buen baño y cuando sacas el teléfono de tu bolsillo descubres un mensaje sin leer.

Cuando sales de la ducha te encuentras a Remiel observando con ansias la comida que compraste, aún sin haberla preparado todavía. Al sentir que apareces revolotea hacia ti y te mira con ojitos de cachorro.

Es lindo el atardecer cuando lo ves sentado bajo un arbol en el jardín, pero poco a poco se empieza a tornar triste, se pone gris y nublado. En nada puede empezar a llover.

Ves desde lejos un muchacho daevar, aquél que recuerdas de ayer y viste hoy en la cafetería abusando de la salsa de soja, que está ahora en la puerta de la entrada a la mansión, bajando las escaleras mientras enciende un cigarro. –Jo*er, y ahora encima nos va a agarrar la lluvia. Eh! Date prisa, Sveinn!

Detrás de él atraviesan la puerta dos muchachos más. Uno es Sveinn, el compañero de clase que se sienta a tu lado. El otro... ni puñetera idea.

–Ah.. –Al salir observa el cielo y al notar lo gris que se está poniendo regresa corriendo adentro. –Voy a por algunos paraguas, vuelvo enseguida!

–No va a estar como para paraguas. –Comenta Sveinn impasible, bajando la escalera con las manos en los bolsillos e inflando un globo de goma de mascar.

–Al diablo, si nos damos un poco de prisa llegamos antes de que se largue.

Y se echan a correr en dirección a la reja de la entrada principal, abandonando el predio de la mansión.

–Eeh! Esperen! –Seguidos de aquél muchacho que fue a buscar los paraguas, pero se ve qeu regresó al ver que sus compañeros se iban.

Pasa un rato y se oyen voces de nuevo.

–Vale que hayas progresado, pero tampoco estés tan ansiosa, el campo no se va a ir. –Aparece saliendo de la mansión el chico rubio risueño que viste en la cafetería. Con él van dos alumnos más, una chica de cabello rojo carmesí, sujeto en una cola de caballo, y otro muchacho alto y delgado, de cabello revuelto color azabache y gafas, lleva una bufanda negra en torno al cuello.

–Es que quiero enseñároslo pronto! Van a ver qué genial! –La muchacha da saltitos y se adelanta, va con todas las energías encima. –Y dónde está Nerine? No quiero que se lo pierda. –Su cara bonita e infantil enseña una gran sonrisa cargada con ansias.

–En el club de literatura. –Responde el otro chico, su rostro expresa mucho cansancio acumulado, y resultaría atractivo si no fuera por lo desprolijo que va; trata de disimularlo y sonar amable, pero no consigue lograrlo del todo. –Ya se lo mostrarás otro día.

Suelto lo que parece ser un bufido, ahora se pone a llover, genial. Me incorporo cuando las primeras gotas de lluvias comienzan a caer y camino hasta el recinto para ponerme a cubierto de dicha luvia, solo entonces me doy cuenta  de que ahí está el chico que habia visto antes, sonrio al verlo.

---Si que es mono- murmuro para mi, es hora de ponerme manos a la obra, comienzo a caminar en sentido contrario al que va el chico simulando un cierto aire distraido hasta que "sin querer"  choco con él de pleno (tratando de evitar todo contacto con la chica)- oh, mierda, estaba tan centrado que no te he visto ¿estas bien? -digo mirando al chico.

–No, cuando fuimos a verte a la biblioteca nos la cruzamos, estaba yendo co...ng.. –Vas caminando y te llevas por delante medio a propósito al chico rubio. –Ah, lo siento.

Al verlo mas de cerca se nota más su atractivo, su cabello rubio algo revuelto, pero de una forma que no parece desaliñado, y una sonrisa de dientes prolijos y blancos.

–Ten más cuidado por donde andas, y no digas palabrotas. –La joven te mira con el ceño fruncido y cruzando los brazos.

El otro chico se limita a observar la situación en silencio. Notas que te mira a los ojos, la cara, y también las manos, mientras hablas.
Los tres traen en sus cuellos una cadenita con una cruz muy bonita, que puede que sea plata o alguna imitación.

–No te preocupes, estoy bien estoy bien. –La chica que está con ellos los toma a cada uno de la muñeca y los intenta arrastrar en la dirección que estaban yendo. Tanto el chico rubio como el otro de gafas se dejan llevar, éste último sonriendo un poco ante el comportamiento tan infantil que trae su amiga.
–Esto, bueno, nos vemos! –Te dice el rubio riendo. –Es que tiene prisa por enseñarnos algunos movimientos que aprendió, y bueno, ya ves.

Salgo con el pelo húmedo después de bañarme, había pocas cosas que sentaran mejor que mirar por la ventana el paisaje nocturno después de un baño. El pijama de felpa de color rosa claro me cubría el cuerpo entero. Acaricie el cabello mojado abstraído en mis propios pensamientos. Quizá debería mandar un mensaje a Ethien y a Yuri avisándoles que no cenaran fuera, había comprado bastante comida y no me gustaría tirarla.

Por otro lado era raro que Sita no se encontrara en su apartamento. ¿Quizá estaría en el bar con aquella señora? Me mire durante un momento dubitativa. Bajaría a preguntar por ella si no fuera por el detalle de estar en pijama y tan cómoda. Les escribiría un mensaje a mis primos diciendo  que cuando volvieran pasaran a preguntar por ella.

Eithen, Yuri, estoy preparando abundante cena, ¡Venir con hambre! ¿Si veis a Sita de camino podéis invitarla? Fui a su apartamento y no estaba, quizá en el bar de la señora que nos visito esta mañana…

Cuando termine de escribirlo empece a escribir un mensaje a Nerine. No seria bonito no responderla.

No llovió absolutamente nada, pero el clima no parece que vaya a mejorar. Creo que mañana llevare un paraguas por si acaso.

Si veo a Nerine le dare tu numero, realmente somos vecinas por eso me extraño que partiera tan pronto.

¡Nos vemos mañana!

Acababa de mandar el mensaje cuando note que tenia el pelo totalmente seco, al girarme vi como Remiel estaba mirándome con ojos desesperados por empezar a comer.- Vamos a esperar a todos antes de comer nada.- Dije bastante seria. La conocía y no quería que se comiera todo antes de que llegasen.

Sin distraerme mas me dirigí hacia la cocina, limpie el lugar de trabajo y me puse a cocinar los ingredientes para, en el caso de que tardaran mucho mas en llegar dejarlos justo antes de terminar de hacerlos para que para la cena estuviesen recientes.

Después de ello me lave las manos con cuidado y me dirigí hacia mi habitación para rescatar un libro en concreto de la maleta que traía y dirigirme al salón a leer. No había abierto el libro aun cuando Remiel ya estaba babeando mirando en dirección de la cocina. Di un largo suspiro exasperado.

Sonrio más abiertamente cuando el chico sonrie, aunque es una lástima que se lo lleven, en fin.

---¡Dejame compensartelo mañana en la comida invitandote a algo!- Le grito mientras se aleja- Mi Nombre es Ethien, Ethien Ishikawa

Una vez que los pierdo de vista sonrio y me meto en el edificio en busca de mi hermano, a saber en que nuevo lio se a metido esta vez...

–Eh? –Se voltea por encima del hombro cuando le hablas de nuevo. –Bueno, vale. Nos vemos mañana entonces. –Sigue caminando y se despide con la mano. Luego ves que se pone a hablar con quienes van con él mientras se alejan caminando.

...

–Ishikawa mayor? Hmm... –Pasas un buen rato recorriendo la mansión, y Yuri no aparece por ninguna parte. Afortunadamente te cruzas con el tutor de tu clase y aprovechas para preguntarle. –Se marchó tan pronto acabaron las clases, hará ya una hora. 

Reciben un mensaje de Hanako.

- Por supuesto. Aquí tienes mi número de teléfono y correo electrónico. Cualquier cosa puedes localizarme, siempre que no esté en clase, por supuesto.- Le sonrío mientras intercambiamos los datos de contacto. - Y gracias por la información para el material. Lo tendré en cuenta para cuando empiece.- En ese momento, decido leer el mensaje que tenía. Melima preguntando por Sita. ¿Cómo demonios esa mujer ha conseguido mi número de teléfono? Bueno, lo apuntaré en la agenda por si acaso, pero no recuerdo haber dado su teléfono en ningún momento. Parece ser que Sita se ha perdido y en ese mismo instante me llega un mensaje de mi prima, comentando que invitemos a Sita a cenar si la vemos. ¿Pero qué demonios habrá hecho esta chica?¿Está intentando proteger a Sita y habrá contestado al que supongo el mismo mensaje que Melima mandaría a los tres? Bueno. Da igual... tengo tiempo por delante y ahora mismo una moto. Va a ser mejor que eche un vistazo por la zona a ver si la encuentro

- Muchas gracias por todo, pero parece que voy a tener que irme... Otros asuntos esperan que sean atendidos por mi... Por variar.- Suelto un pequeño suspiro pensando que voy a tener que sacar las castañas del fuego a las chicas.- Mañana vendré por aquí para organizar esto un poco y veré que mercado tengo por la zona... artesanía, armas, armaduras, armarios... La verdad es que no tengo mucha información en esta zona para saber a qué clientela ir...- Vuelvo a observar una última vez el taller, anotando mentalmente las cosas que pueda necesitar para empezar con algunas cosas y hacer tratos con algunas tiendas también.

Después de despedirme voy a por la moto y doy una vuelta por las manzanas en las que pueda encontrarse Sita, intentando localizarla y ver si se encuentra bien. Todo con mucha calma, aprovechando para ver también las tiendas que podrían serme de utilidad para negociar con ellos. Empezar por artesanías baratas? Eso puedo hacerlo, y de bastante calidad, la verdad

Algunos instrumentos necesitan ser reemplazados por otros nuevos, de eso no hay duda, y también será necesario conseguir material. Ni siquiera necesitas apuntar en la agenda del móvil, al ser tan poca cosa, será fácil recordar lo que está haciendo falta cuando hagas las compras; por otro lado, encontrar un lugar donde conseguir materia prima a buen precio tal vez llegue a ser complicado.

Mientras efectúas el recorrido vas conociendo el pueblo en el que vives, y es tan pequeño que ni siquiera te hará falta un mapa, pues los lugares más importantes son pocos y están casi todos cerca del centro. Dresden no abarca más de diez por diez manzanas, y a medida que te alejas del centro los edificios empiezan a estar más dispersos y se ve más campo alrededor. Abundan los árboles también, no solo en las plazas sino también en las aceras hay uno plantado cada unos diez metros.
No hay nada en cuanto a tiendas de armas o similares, pero sí ves de herramientas y utensilios, y una joyería a dos cuadras de la iglesia, por la misma calle del taller.

Cuando vas por la plazoleta que queda en frente al apartamento ves a Sita, la chica que estaba con la anciana que los visitó en la mañana, saliendo de la tienda que queda ahí cerca, donde Ethien y Hanako habían comprado provisiones el otro día. Todavía trae el uniforme de la academia y su bolsito.
Ves también unos tipos con pintas de delincuentes que estaban reunidos en el pequeño espacio para estacionar coches que hay delante del comercio, un par sentados en el suelo y otros apoyados en el bicibletero. Al ver salir a Sita se la quedan mirando y murmuran entre ellos, y poco a poco empiezan a acecharla. La pequeña no parece haberlo notado aún.

Enseguida recibes una respuesta de Nerine.

Sin embargo, ninguno de tus hermanos ha respondido, aunque tal vez no hayan tenido tiempo de hacerlo todavía.

–Ey! Hana! Mira, ven! –Remiel estaba revoloteando por ahí junto a la ventana, te llama la atención gritando.

Cuando te acercas a mirar, ves que está señalando la esquina donde se ve el comercio por donde pasaste recién a comprar las cosas para preparar la cena. Allí ves salir a Sita de las puertas corredizas, aunque no está cargando con ninguna bolsa. Todavía trae puesto el uniforme de la academia.
Detrás de ella se viene acercando despacio un pequeño grupo de gamberros que estaban reunidos en el mini-estacionamiento que hay en la entrada de la tienda, recostados al bicicletero o sentados en el suelo, y la pequeña no parece enterarse.
Luego ves el foco de una moto que ilumina la calle en esa dirección, a una cuadra de distancia, se trata de una vespa gris, aunque el resplandor de la luz te impide distinguir a su conductor.

Se habia ido sin mi ¡maldito!, tras confirmar la partida de Yuri comienzo a caminar hacia el exterior, estaba bajo la entrada de la mansión cuando recibí el mensaje de Hanako lo contemplé durante unos segundo y luego me lo guardé, que se encargase Yuri de ello, él sabia perfectamente que problema podriamos tener sí fuera yo...

Contemplé como caia la lluvia, no me apetecia mojarme para nada así que contemplé el cielo mientras esperaba que amainase un poco para poder ir a tomar el autobus que me levase de vuelta al edificio

–Has olvidado tu paraguas? –Estabas con la mirada perdida en el cielo plomizo mientras caían las gotas de la llovizna, cuando de pronto oyes una voz femenina a tu espalda, suave y angelical, que parece como sacada de un cuento de hadas.

Detrás tuyo hay una chica tan bonita que casi te quedas sin aliento, enseñándote una sonrisa tranquila que irradia calma y paz. –Puedes usar el mío si quieres. –Con su cabello dorado y ondulado que cae armoniosamente sobre sus hombros y llega hasta sus caderas, un lazo sujeta su media cola, y su rostro inmaculado que quita al instante toda la depresión causada por la lluvia, esta chica parece más una obra de arte que debería estar en un museo. Es más bajita que tú, pasará por poco el metro sesenta, pero su porte solemne con la espalda recta y sus ojos cálidos puestos en ti llegan a hacerte pensar que no eres digno de su presencia.
La fascinación te impedía ver el pequeño paraguas blanco plegable que traía en su mano, y una etiqueta en el pecho te permite identificarla enseguida como la presidenta del Consejo Estudiantil. –Es importante revisar el pronóstico del tiempo antes de salir, si te resfrías podrías perder muchas clases importantes. –Pese a usar un tono marcadamente formal, es tal la ternura con la que lo dice que casi ni parece que te estuviera reprendiendo.

Al poco rato ya deja de llover y el cielo se torna apenas un poco más despejado, pero el sol sigue siendo un borrón brilloso tras las nubes.

–Bueno, supongo que ahora no vas a necesitarlo. –Se cubre la boca con la mano para sonreír.

En la distancia, al otro lado del portal del muro que delimita el predio, ves que está deteniéndose en la parada de autobús uno que pasa por Dresden.

–Cómo te llamas? Debes ser de primero porque aún no he tenido el placer de conocerte. Mi nombre es Victoria Veras Evergreen y soy la presidenta del Consejo Estudiantil.