Partida Rol por web

- Hey - dije, saludando con la mano -. ¿Ya te has recuperado de lo de ayer? Estaba haciendo tiempo antes de la segunda ronda, y como no tengo mucha prisa porque ya me he retirado, tu hermano casi me mata, estaba pensando si me, tengo problemas con las clases de akeron porque no soy capaz de entenderlo todavía, y me preguntaba si podrías ayudarme con ello.

Estaba bastante aturdida, mirando por los lados del camino que se dirigía al bosque. La voz de Keira me alertó haciéndome dar un pequeño saltito. Al girarme para verla vi como me saludaba con la mano mientras empezaba a hablar. Me dio tiempo a asentir ante su primera pregunta, pero tras esta lo que iba comentando empezó a amontonarse en mi cabeza sin mucho sentido.

Fui tratando de ordenarlo sin mucho éxito. Segunda ronda. Parecía que Keira esta participando en el torneo. Se había retirado. “estaba” participando. Mi hermano casi le mata. ¿Hermano?. Se referiría a Yuri. Pero era mi primo, no hermano. ¿Clases de Akeron? Casi esto ultimo era lo que mas sentido encontraba en mi cabeza, pese a lo extraño de la situación.

-Eh… yo empecé este curso pero he estado estudiando bastante, puedo ayudarte si quieres y…- Me di cuenta que no era el momento, estaba allí por algo. Keira había estado el día anterior allí también, quizá supiera algo.- Keira, el perrito de ayer. ¿Sabes donde fue? Me han dicho que huyo hacia el bosque.

Tras un prolongado intercambio de golpes y magullones, el torneo llega a su culminación. Fueron horas entretenidas para algunos y preocupantes para otros, y ha dado bastante de qué hablar durante los próximos días.

Los participantes se saludan y Osvaldo entrega a los ganadores el premio.

—Yuri y Wil, felicidades, lo han hecho bien. Ahora vengan para acá que les doy esto. —Tiene un sobre de papel con los boletos para la isla Paradis Paradis. —Saben? mi idea al final era hacerlos combatir entre ustedes para que hubiera un solo ganador, pero algo me dice que podrían acabar matándose, así que mejor lo dejamos así, les parece?

—Totalmente de acuerdo —tercia Wil agradecido de que finalmente acaba esta payasada —estoy aliviado de que al fin haya acabado esta payasada.

—Buenas. Por qué no están viendo el torneo?

Corax aparece de entre los árboles, y Hanako, que estaba de espaldas a él, se sobresalta.

Trae un cigarro encendido, pero lo apaga con los dedos. —Chica tigre, tú fumas? Es molesto tener ahora de los tuyos por aquí, con sus narices sensibles debe de molestarles bastante el olor del humo.

—Bah, olvídalo —guarda el cigarro en el bolsillo y a la vez saca un reloj muy bonito, pero sucio —encontré esto por ahí, se lo alcanzan a algún profesor? habría que encontrar al dueño. O no, quédenselo y hagan algo de dinero, la juventud necesita darse algún gusto de vez en cuando.

- ¿El perro? No, ni idea. Pero puedo ayudarte a buscarlo, no creo que sea muy difícil.

Mientras estaba hablando con Hanako arrugué la nariz por un mal olor que conocía bien, y de repente el que parecía un familiar de la subdirectora que vi el primer día con un cigarrillo encendido en la mano, el cual apaga rápidamente con los dedos.

- No, la "chica tigre" no fuma. El tabaco huele fatal, y cuando lo probé las nauseas me duraron horas.

Mis ojos dieron una vuelta completa al oír lo que nos sugirió hacer con aquel reloj. Es como si se esforzara en ser todo lo contrario a un modelo de conducta. Agarré el reloj con una mirada cansada.

- ¿Quieres que te despidan o es que estás tan seguro de que no lo harán que simplemente compruebas hasta donde puedes llegar antes de que hayan consecuencias?

Mi cabeza asintió enérgicamente al escuchar a Keira sobre ayudarme a buscar al cachorrito justo cuando me había comprometido con Momo a que intentaría adoptarlo había ocurrido todo aquello. No solo quería encontrarlo porque estaba preocupada, si no porque también me sentía responsable en parte del pequeñín.

Cuando aun no me había volteado para iniciar la búsqueda por el bosquecillo apareció Corax sobresaltándome y haciéndome dar un pequeño salto mientras me volvía hacia él. ¿Un reloj?.- Lo dejaremos en la secretaria por si su propietario lo está buscando.- Comente mientras me acercaba a Keira y extendía la mano para cogerlo.- ¿Puedo?.- Le pregunte antes de tomarlo y echarle un vistazo para ver si tenía algo característico. Algunas personas grababan sus iniciales en aquellas cosas, aunque a estas alturas no había muchas personas que usaran relojes, la gente solía mirar la hora en el teléfono.

Mientras lo examinaba pregunte a Corax.- ¿Ha visto mientras estaba en el bosque un cachorrito blanco pequeño?.- Pregunte mientras hacia un gesto con las manos para simular el tamaño del perrito .- Mas o menos de este tamaño.

—No, estoy muy seguro de que no lo harán —responde tranquilamente Corax sin hacer mucho caso al sarcasmo de Keira.
—Hm?
Entre los pies del hombre viene surgiendo la cabeza blanca de un pequeño animalito, un perrito llamado Toto. —Emm... no es este el amigo que estaban buscando?
Tiene césped y abrojos por todo el pelo, que más que blanquito puro ahora es blanco con tierra.

—En fin, Keira, entiendo que sea tu mecanismo de defensa, no sé qué tan dura ha sido tu vida hasta ahora, pero no es sano andar con tanta mala leche entre la gente que te quiere y te está cuidando.

El reloj es marca Drax, conocidos por elaborar mecanismos muy precisos y de buena calidad, distribuidos por Providence desde hace ya dos décadas. No tiene nada marcado que sea ajeno al aparatito.
Está funcionando, marcando la hora actual con puntillosa exactitud. No tiene segundero.

-¡Si!.- Exclamo mientras me agacho para intentar acercarme a Toto.-Ven pequeñín. Tu amiga está preocupada por ti.- Dije refiriéndome a Momohime. Tras unos instantes de duda o quizá timidez del pequeño animalito finalmente se acercó a olisquear mis manos y tras que tomara confianza lo agarre con cuidado abrazándolo mientras me levantaba. No parecía muy preocupada por el estado de limpieza del pequeño ya que lo pegue a mi como si acabara de encontrar un tesoro. Estaba feliz de verlo vivo, durante la pelea pensaba que aquel rayo lo había matado.

-Tengo que llevárselo a Momohime, seguro que se alegra y se pone mejor cuando lo vea…- Comento a Keira mientras me giro hacia la escuela. Al hacerlo veo como Corax y Keira están hablando y me quedo durante un momento mirándolos sin comprender a que se refiere Corax. Era cierto que Keira era un poco… “brusca” pero no le había visto tratar con mala leche. Después de todo parecía que intentaba ser mi amiga.

Le di el reloj a Hanako cuando me lo pidió después de echarle una ojeada. Ella sabria mejor que hacer con él. Por un golpe de suerte, o quizá no tanta, el perrito aparecio, así que la búsqueda quedaba cancelada. Me disponía a largarme de allí con Hanako para ir a ver a Momohime cuando Corax dijo algo que me sono tremendamente raro.

- Perdona, ¿gente que me quiere? ¿Lo dices en serio? ¿Con el tiempo que llevo aquí?

Mi mirada se aguzó, llena de sospecha. ¿Seguro que era Corax? ¿El tabaco era para disimular el olor y que no lo reconociera? No iba a dejar que semejante truco tan barato funcionara conmigo, e intenté discernir el olor oculto bajo el humo y la ceniza del tabaco.

—Mmm, tienes razón —responde a Keira llevándose una mano a la barbilla —puede que no me haya hecho entender del todo bien.
Asiente luego a Hanako con una pequeña sonrisa y se vuelve a dirigir a Keira.
—Escucha, el fin de esta casa no es solo educar a la muchachada en lo sobrenatural y en otras materias más mundanas, sino que también es la de protegerlos. Muchos aquí están refugiados de organizaciones que los persiguen y están felices de sentirse a salvo y poder confiar en nosotros.
—Somos como una familia, y así hayas llegado ayer o hace cinco años, te vamos a tratar como una hermanita más, entiendes? —dice esto apuntándola con el índice.

Espera a que Hanako se aleje un poco antes de continuar —Si te hace sentir mejor, puedes hablar conmigo sobre cualquier clase de problema que tengas. No nací ayer, puedo darme cuenta de cosas, y tu mirada te delata bastante.

Fruncí el ceño al oír la palabra "familia". Nada de lo que dijo fue realmente convincente, porque no estaba apoyado por ningún tipo de resultado.

- Familia, ¿eh? Creo que lo entiendo... Ya nos veremos.

"Normal que haya dependido de un compañero de clase y la Inquisición para salvar la vida si funcionan como una familia."

Volví con Hanako para acompañarla. No tenía muchas ganas de volver al torneo después de como me había dejado Yuri. Con un poco de suerte Momohime estaría despierta, me siento más segura con ella cerca.

Había empezado a avanzar  cuando me di cuenta de que Keira seguía hablando con Corax. Me pare para esperarla mientras mi mirada se centraba en Toto. Realmente era lindo, pero en ese momento se encontraba lleno de porquería. Mi mano se movió con cuidado para quitar algunas porciones de hierba seca o cachitos de hojas caídas de los árboles.

Cuando vi como Keira empezaba a andar hacia mí mis movimientos de limpieza pararon mientras mi dedo índice daba un toquecito suavemente en la trufa del animalillo. La verdad es que siempre había querido tener una mascota, esperaba que el casero no pusiera muchas pegas.

Me gire hacia Keira.- ¿Era algo serio?.- Pregunté con respecto al tema que había estado hablando con Corax. De pronto me di cuenta que quizá era algo privado y mire a la chica con ojillos de disculpa.- Si no es algo privado claro…- Intente mover el flequillo de mi pelo para taparme como solía hacer, pero tenia ambas manos ocupadas sujetando a Toto y él era imposible hacerlo, por ello desvié la mirada hacia el frente algo cohibida.

- Nada importante, no merece la pena hablar de ello. Vamos a ver a Momohime, seguro que se alegra de ver al cachorrito.

Le pasé el brazo por los hombros a Hanako y la empecé a empujar hacia la enfermería. No tenía ganas de seguir cerca de Corax, me estaba empezando a dar mala espina y la conversación me había puesto de mala leche.

Al alejarse de él, Corax da media vuelta y vuelve a encender su cigarro.

Les toma un par de minutos llegar a la enfermería, donde ven a Momohime acostada en una cama mirando el techo. Su cabeza apoyada en una almohada es lo único que sobresale de entre las mantas. Sus lentes están en la mesita de luz, junto a una bandeja con un plato de comida vacío y un vaso.

Toto salta de los brazos de Hanako y patina en el suelo intentando correr, lo que le provoca un penalizador a su velocidad de movimiento. Cuando llega a la cama va a saltar, pero resbala y cae de bruces.

—Hola... —Momohime habla despacio, le suda mucho la frente y está muy pálida. —...ah —cuando cruza miradas con Hanako vuelve a fijarse en el techo.

Entonces la puerta se abre suavemente y Nerine asoma la cabeza. —Em, disculpen, me voy a llevar esto —entra con cuidado y recoge la bandeja de la mesa de luz —venía a hacerle un poco de compañía, pero parece que no me necesitan.

—Felicidades! —Octavio sale a tu encuentro comiendo un emparedado de jamón y queso.
—Tenemos el resto del día libre, tienes planes? Mi hermana me pidió que te invitara a casa, pero la verdad es que no sé si deberíamos, es un desastre todo y no sé cómo recibir visitas.

Mientras van conversando por un pasillo varias chicas se apelotonan a tu alrededor, apartando sin gran delicadeza a Octavio. Hablan todas a la vez, preguntando si tienes el día libre para salir, para acompañarlas a hacer compras, para acompañarlas a dar un paseo por el parque en Hausser, y una o dos para que les enseñes a pelear de la manera en que lo haces.

Octavio te sonríe y sigue concentrado en su almuerzo.

Cuando Keira paso el brazo por mis hombros para empezar a avanzar hacia la enfermería me tomo por sorpresa. No estaba acostumbrada a ese tipo de movimientos ni a que la gente se juntara tanto a mí. Mientras andaba me encogí ligeramente sobre mi misma mientras lanzaba una tímida mirada hacia Keira a través de mi flequillo. Era verdad que no estaba acostumbrado a eso pero no pude evitar que una pequeña sonrisa asomara por m comisura, hacía tiempo siquiera conseguir teñir amigas y la gente solía alejarse de mi por mi aspecto, en aquel momento me di cuenta de cuanto había cambiado la situación. Quizá era porque allí todos tenían algo… “especial” que por ello no me trataban diferente.

Cuando llegamos a la enfermería, Toto salto de mis brazos y empezó a intentar llegar hasta Momohime con un resultado no muy satisfactorio para el pobre. No pude evitar soltar una risita divertida ante su actuación y agacharme para recogerlo una vez estuve cerca de la cama de Momohime para que ella pudiera verlo.- ¿Estas mejor?.- Pregunte preocupada.

Por la manera que había apartado la mirada de mí, algo me decía que estaba temerosa de mi reacción ante lo que había ocurrido. Ya el día anterior se había sorprendido que quisiera ser su amiga y no pensara que era un monstruo, quizá ahora temía que hubiera cambiado de opinión tras ver lo que había ocurrido.

Intentando apartar de su mente aquellos pensamientos cogí una silla y la situé cerca de su cama para poder estar con ella.- Mira a quien he encontrado perdido por el bosque.- Dije mientras acercaba a Toto para que este lanzara un lametón a si antebrazo seguido de un pequeño gemido como si el también se encontrara preocupado por Momohime.

Fue entonces cuando entro Nerine disculpándose para recoger las bandejas.- Ah, Hola Nerine.- Dije mientras movía una mano para saludarla. No se me hacía normal verla allí ayudando, después de todo me habían contado que echaba una mano en al enfermería con su magia de vez en cuando.- Te puedes quedar si quieres, cuantos más mejor ¿verdad Momo?.- Dije mientras miraba de nuevo a Momohime.

Momohime se sienta y retrocede un poco para recostar la espalda en el respaldo de la cama. Recoge sus lentes y se los pone.
—Creo que estoy mejor —alza levemente las cejas cuando ve al perrito —ah... Toto —con movimientos lentos se estira para recogerlo y le da un abrazo que ensucia las sábanas con la tierra que traía, pero no parece importarle.

—Bueno, está bien.

En lugar de acercarse a la mesa de luz a recoger las cosas se sienta con ustedes en una silla a los pies de la cama. —Keira, cómo te sientes? —pregunta tímidamente —Creo que la señorita Diotrephes ya te ayudó con tus heridas, pero por si acaso, por cualquier cosa que necesites...

—Mmm tenemos reunión aquí? —Aparece el señor Kamigawa por la puerta, y lo que dice no lo dice sonriendo, así que es difícil saber si bromea o no.
Momohime da un respingo e intenta rápidamente esconder a Toto debajo de su almohada.
—No te estreses, ya lo vi.
El pobre animalito forcejea con todas sus fuerzas y cuando Momo lo suelta salta al suelo.
—Tampoco te preocupes, por ahora dejaremos que esté aquí, pero quiero que se lo lleven cuando salgan, que hace mugre.
Kamigawa da un suspiro largo y se refriega los ojos con los dedos. —Traten de hacerme lugar pronto, están por traer a los infortunados del torneo, que por culpa de tu primo y su locura por ser el samurai más honorable del mundo, son unos cuantos.

Todavía distraída por el sentimiento de inseguridad que me había generado la conversación con Corax, no me di cuenta de que Nerine había entrado en la habitación hasta que Hanako la invitó a quedarse. Sin saber muy bien el contexto, simplemente asentí.

Por un momento me resultó gracioso ver como aquella muchacha de la que la gente huía se había reblandecido tanto por un cachorro. Esta vez ya más atenta, casi esperaba la pregunta de Nerine.

- Voy a necesitar varios días de reposo, pero al menos no estoy al borde de la muerte. No creo que haya mucho que podáis hacer con las heridas ya cerradas, así que no te preocupes.

La entrada del señor Kamigawa me recordó las recomendación de evitar actividad física intensa, la cual claramente había desoído, aunque casi nunca por voluntad propia. Desvié la mirada antes de que hicera el comentario, y me llevé la mano a la frente.

- Ugh, parece que ha decidido no hacerme caso. Cualquier día mata a alguien.

Tras aquella extraña reunión, cuando empezaron a llegar los pacientes que nos traía el inconsciente de Yuri. Decidí que lo mejor sería dar un paseo y valorar la situación en los alrededores. Después sería cuestión de volver a la mansión de Lord Rondinelli. Me preguntaba cuanto tardarían en pasarme la factura por la protección y el entrenamiento.

Me había mantenido tranquila intentando animar un poco a Momo hasta que Keira hablando sobre Yuri soltó aquel comentario. Di un pequeño brinco ante aquella mención y mi mano procedió a ocultar mi rostro con el cabello del flequillo. Podía haber sido un comentario casual, pero sabiendo que Yuri había hecho eso exactamente a mí ya no me sonaba como una broma.

Los movimientos de Toto moviéndose por el suelo de azulejos de la sala me recordaron algo. Mi mano se dirigió hacia mi bolso para coger el móvil y marcar el número del casero. Quería preguntarle si permitía mascotas en aquel piso de alquiler.