Partida Rol por web

Una de las ventajas que tenía aquel lugar era que los fogones eran de llama, me encontraba removiendo el interior de una sartén mientras Remiel, sentada en la encimera de la cocina miraba fijamente el fuego que calentaba la sartén. No es que le llamara la atención, pues en  una situación normal se habría quedado dormida, pero le había prometido que si me ayudaba a cocinar le daría un gran bol de arroz.

Así pues, la pequeña sheele se encontraba mirando el fuego y en este se podía ver un movimiento en espiral calentando la base de la sartén. Hacía rato que no salía gas de la bombona, si no que Remiel se encontraba controlando el fuego que se agitaba bajo la sartén. ¿Por qué se iba a usar controles de regulación cuando podías ser tu misma la que decidía la intensidad?

Cuando escuche la puerta abriéndose deje la sartén y me asome preguntando.- ¿Yuri?.- Estaba vestida con mi pijama de franela y un delantal de cocina. Mi pelo se notaba ligeramente húmedo. Cuando confirmé que era él volví a la cocina mientras hablaba.- Espero que no hayas lastimado a mucha más gente. León parecía bastante dolorido.- Dije mientras volvía a coger la sartén y hacia una señal a Remiel.

En mi ausencia, el fuego que antes estaba bajo la sartén se había quedado rotando en el aire para no quemar la comida.- Estoy haciendo curry para comer mañana en la escuela, de cena habrá gyozas y ternera con arroz.- Informe a mi primo mientras volvía al asunto de la cocina. Desde que Melima había mencionado de refilón la idea de un trabajo como cocinera, parecía que había empezado a emplear algo más de tiempo para la cocina, como si estuviera practicando.

Prima, ya sabes que yo nunca hiero a nadie que no se lo merezca o tenga la brillante idea de afrentarse a mí - respondo bromeando.
Me siento en la cocina a la espera de que termine de cocinar.
De todos modos entre tu amiga y mi espada creo que en general no tenemos por costumbre no dejar heridos.

El tiempo transcurre a velocidad de crucero mientras la comida termina de prepararse y los primos charlan sobre el día.

El pequeño animalito que olía los pies de Yuri ahora le está mordisqueando la punta de los zapatos con sus inofensivas fauces de cachorro. Parece que se está divirtiendo, moviendo a toda velocidad su cola, y dejando tras de sí un charquito que humedece la alfombra.

A todo esto sienten un montón de pasos en el pasillo y momentos después oyen que llaman a la puerta.

No funcionó, Devo seguía atrapado y no solo no fui capaz de liberarlo, sino que por poco acabo atrapada yo misma. Por suerte conseguí escapar de nuevo, y decidí hacerle caso a la mirada de Devo. Corrí sin pensarlo hacia el conductor, ganando inercia que liberaría en un sólido puñetazo que con suerte lo incapacitaría rápidamente.

- ¡DORA! - grité junto al conductor, tratando de sobresaltarlo para que bajara la guardia.

Yo abro.- respondo mientras me levanto de la mesa y me dirijo a la puerta.

Detrás de la puerta hay un montón de tipos armados con espadas y arcos. Unas diez personas, todas vestidas como civil, pero pertrechados con armas. Son también todos hombres que rondan los treinta años.

—Gintaro! Al fin te manifiestas en este mundo de nuevo! —uno de ellos, el más joven en apariencia, viste diferente que los demás, con ropas tradicionales de vuestro país, lleva una katana en el cinto y otra en su mano derecha dentro de su funda.
Los señores que están con él están todos sonrientes y animados, pero no dicen nada para no interrumpir al que parece ser su líder.
—Te he visto en el torneo, y no hay duda de que eres tú —el líder es pálido y delgado, midiendo casi lo mismo que Yuri, tiene un cabello negro como la noche liso y largo y sus ojos son tan oscuros que no se distingue entre la pupila y el iris. Su rasgo más llamativo son sus orejas, acabadas en punta como las de un elfo.
—Me recuerdas, verdad? por favor, dime que sí —le pregunta a Yuri sonriendo ampliamente.

El ómnibus acelera un poco más, pero no te da trabajo correr hasta la parte de adelante y lanzarle un dora al condunctor.

Sin embargo, justo antes de darle el puñetazo, el conductor implosiona en una fracción de instante y desaparece haciendo un ruido de succión, tu brazo sigue de largo y golpea en el vidrio de la ventana del costado. Tienes que apoyar la mano y la rodilla en el asiento para no caerte.
Transcurrido ese segundo, el conductor vuelve a aparecer encima de ti, con los pies sobre el volante, de espaldas al parabrisas, hincado y mirándote fijamente. Sientes su respiración detrás de tu cuello.

—Es un usuario de matrices! —grita Devo demasiado tarde, al menos consiguió liberar su boca —puede teletransportarse y... ooh cielos... —mira por la ventana e interrumpe lo que estaba diciendo. El paisaje es muy diferente al campo que venían atravesando, ahora van por la mitad de una avenida transitada. Resulta absurdo pensar que el ómnibus haya llegado ya a una ciudad así a apenas 60 kilómetros por hora.

Intentando conseguir que el cachorrito dejara de mordisquear las zapatillas había enrollado unos cuantos trozos de tela en un nudo que usaba como si fuera una pelota para que el pequeño fuera por el. Estaba sentada en el suelo directamente jugando con el pequeño cuando llamaron a la puerta.

Seguí con la mirada a Yuri mientras se dirigía a abrir y cuando lo hizo me asome levemente para ver quiénes eran. Posiblemente no me habría chocado tanto si no fuera por el hecho de que había un gran grupo de personas y encima armadas. Mi inquietud se disipo ligeramente cuando el que parecía el líder hablo de manera amigable a Yuri. Por un momento había temido que fueran enemigos que buscaran a mi primo.

Sujete a Toto por el collar y sentada con las piernas cruzadas lo posicione en mi regazo para que no fuera a ladrar a la puerta mientras por mi parte me quedaba apartada pero escuchando la conversación que se fuera a dar en el rellano.

Le miro sin entender nada.

Siento tener que decirle que no - respondo haciendo una ligera reverencia de disculpa -. Pero tampoco recuerdo el nombre por el que me acaba de llamar. Puede que se haya equivocado de persona. De todos modos, ¿Qué quiere decir por manifestarme?

Este igual piensa que soy una especie de ser reencarnado o algo así.

Espero su respuesta, ya que ahora mismo no tengo claro qué debería responderle.

Al golpear el cristal, mi mano se contrajo instintivamente y dio un giro brusco para alejar todos los cristales sin que se pudieran clavar, saliendo ilesa del choque. Mi otra mano se agarró al asiento del conductor. Vi perfectamente como el escenario cambiaba, pero por encima de todo noté con asco la respiración de quien claramente era otro secuestrador. Que pudiera teletransportarse era una molestia, pero no significaba que no pudiera acabar con él, especialmente cuando no estaba tratando de huir.

La mano que tenía sujetando el asiento del conductor afianzó su agarre mientras la otra hacía lo propio. De repente mi cuerpo se levantó en una moción rotatoria preparada para descargar una fuerte patada contra el psíquico justo antes de ponerme de pie sobre el asiento.

La sonrisa en la cara de este hombre se borra unos instantes, pero prosigue —ah, entonces tus recuerdos no permanecen contigo... lo siento.
—Primero que nada voy a presentarme, soy Kogoro Katsura, tu mejor amigo, o bueno, al menos lo era hace una buena cantidad de años. Gintaro, que así te llamábamos en ese entonces, era un tenaz guerrero ebudan que combatió junto con nosotros durante la rebelión de 811.

Hace una pausa mientras espera a que asimiles los datos, mientras tanto se sienta en un sofá y deja esa espada que trae en la mano sobre la mesita de té que tiene en frente. Sus acompañantes se quedan allí de pie, solo entran dos y los demás se quedan en el pasillo porque son unos cuantos.

—Fue capturado y torturado, le arrancaron de cuajo sus alas y lo arrojaron a un pozo donde lo dieron por muerto, pero algo así no iba a acabar con nuestro camarada, no, él es mucho mejor que eso. Lo encontramos y lo curamos, estuvo meses recuperándose hasta que pudimos recobrar fuerzas y números para encararnos a una batalla final... —respira hondo —que perdimos. Fuimos traicionados.
—Pero yo nunca perdí la esperanza. Me escondí, y esperé, esperé, esperé por mucho tiempo, hasta que finalmente llega el momento en el que vuelves. Estoy seguro de que eres tú, tu forma de pelear, tu técnica, tu voz, tu... pereza... Estoy seguro de que estoy delante de mi amigo.

Cuando veo que el que parece un amigo de Yuri entra hacia la sala me empiezo a poner ligeramente nerviosa. Mi mano se entretiene deslizándose por el flequillo en un intento mas que evidente de pasar desapercibida. Cuando el hombre finalmente llega hasta los sillones y se sienta doy un pequeño brinco cual animal asustado y me levanto del suelo donde estaba sentada.

Tras un momento de silencio y aun con Toto entre los brazos vi que aquello había llamado ligeramente la atención.-Yo… esto… ¿Quiere beber algo?.- Pregunto mientras uso aquella excusa para alejarme hacia la cocina.                                                          

Vale...

A ver si lo he entendido - recapitulo -. Según usted soy un antiguo ser alado al que en algún momento de su vida le torturaron, incluyendo cortarle las alas, y lanzaron a un pozo a que se muriera de asco, literalmente lo primero. Además, ese yo del pasado compartía mis técnicas y mi, afición por dormir. Si no lo he entendido mal no soy un renacido sino un reencarnado, es decir que no he muerto sino que solo he trasladado mi alma a otro cuerpo. Digamos que me creo todo, no sería lo más raro que he visto en mi vida, pero no entiendo una cosa. Mi técnica es una tradición familiar. ¿Insinúa que en el pasado fui mi - me interrumpo señalando también a mi prima - nuestro antepasado o algo así?

Y eso obviando que me acaba de llamar Nephilim...

Espero su respuesta pacientemente.

El elfo niega respetuosamente el ofrecimiento de Hanako, y también lo hacen el resto de sus compañeros.

—Mm... es curioso. Gintaro nunca tuvo descendencia, que yo sepa, y créeme que de haberla tenido me habría enterado! Y ese estilo de combate con espada que usas fue su invento, me extraña que sea una tradición familiar tuya, es... es muy improbable, pero...

Se pone a pensar un rato.

—No lo entiendo, y es imposible que sea una coincidencia, eres demasiado igual a él, juro que no me equivoco.

Y sigue pensando.

Se frota la frente con los dedos, tratando de recordar cosas, da vueltas por la sala de estar, hasta que consigue salir con algo —creo que tengo una forma de estar completamente seguros —te mira fijamente —necesitamos ver tu alma. Tu alma debe ser tan plateada como la de él. Un alma justa y honorable, que lo da todo por aquellos que ama.

De nuevo el chofer del bus desaparece con un ruido de succión y tu pie rompe el para brisas detrás de donde él estaba. Las partículas de vidrio vuelan hacia adelante y comienza a entrar viento por el agujero, que a medida que se va astillando va creciendo cada vez más hasta que se deshace por completo.
Vuelve a aparecer en el pasillo detrás de ti y te lanza una patada. Justo te das vuelta y tomas en una mano el mocasín bien lustrado del tipo y en la otra el tobillo, y lo lanzas hacia atrás.

Con el movimiento del ómnibus trastabilla un poco y se agarra de un pasamanos para no caerse.

—Tuve especial cuidado en tenderte la trampa, pero la verdad que te sobreestimé. No hay nada que puedas hacer contra mi matriz, Journey. Nunca conseguirás golpearme! Solo tengo que esperar a que te canses.
—Realmente Zappa tiene tantos problemas para atraparte que tiene que contratar cazarrecompensas? Qué ridículo.

Sonríe mostrando los dientes y se relame —vamos, pequeñita —se señala la quijada con el índice y te mira condescendiente —a ver si me atinas!

El vehículo parece como si estuviera en piloto automático, va por la calle a toda velocidad esquivando coches y motos de una forma muy brusca. Se oyen bocinazos y gritos afuera.

Ver mi alma no suena a algo fácil, pero decido preguntar.

¿Y cómo pretende hacer eso? - consulto, esperando que no pretenda abrirme en canal o algo así.

- Y tú pareces tener mucha confianza en que vas a salir con vida de esta. ¿Sabes acaso que luna es hoy? - mis ojos rasgados se clavaron en los de mi enemigo y, mostrando verdaderos colmillos en una sonrisa de confianza desmesurada, rugí como un tigre.

Obviamente, no estaba en mi luna de apogeo, pero él no tenía por qué saberlo. Lo único que necesitaba era una distracción momentánea por el miedo, y cortaría los cinturones que retenían a Devo con las garras.

—Qué tiene que ver la luna...? —la respuesta la tiene inmediatamente frente a sus ojos, sus pupilas se contraen al ver tu forma bestial y retrocede acobardado y sudando por todos lados.
Al dar varios pasos se cae sentado.

—Un... Es un monstruo! Zappa no me dijo nada de esto!
Lo ves asustado, mirando en todas direcciones buscando un lugar por donde escapar, está tan nervioso que no se le ocurre utilizar a Devo como rehén y enseguida consigues romper las ataduras que lo tienen fijo al asiento.

—Gracias.

—Journey! Llévatela lejos! Aleja este monstruo de mí! —grita el cazarrecompensas, y puedes jurar que durante un reducido instante ves una figura que te abraza.

Esa cosa intenta arrastrarte hacia el portal de su pecho, pero es incapaz de moverte.

—P-pero cómo es posible... se está resistiendo? Se resiste por pura fuerza de voluntad?!

La succión apenas te arrastra, pero basta con sujetarte de los asientos para quedarte en tu lugar.

—Keira! Solo puede usar su teletransportación cada tres segundos! Aprovecha ahora para golpearlo! —grita Devo desde detrás de ti.

Si no hubiera estado transformada probablemente no habría tenido fuerza para resistirme, pero con mis músculos desarrollados no tuve problema para mantenerme allí agarrandome a uno de los asientos y resistiendome a la succión. Y solo fue cosa de un instante, como Devo confirmó. Ahora éramos dos contra uno, y no tendría oportunidad de escapar.

Evadiendo al hombre pájaro con dos saltos, me lancé sobre el conductor dando un zarpazo ascendente con la intención de cortar y desgarrar carne. Definitivamente iba a entender porque era mala idea ir tras de mi.

—No se me ocurre la forma, pero debe existir algún conjuro que lo haga. Desgraciadamente no nací con el regalo del resto de mi raza y por mi parte será imposible efectuarlo.

Acabado su té se va hasta la puerta, sus escoltas lo siguen —pero no te preocupes, tienes tiempo para digerir la información, el enemigo todavía no sabe que has aparecido, o probablemente ya te hayas encontrado con él. Y así como no sabías de mí, tampoco lo reconocerás cuando lo veas.
—El nombre del traidor es Umenosuke, un duk con quien compartíamos juegos y bebidas... y... bueno, esa es una historia con la que no quisiera aburrirte. En la biblioteca de la ... aaa....! —calla de golpe, como si estuviera a punto de decir algo que no debería —digo, nos vemos! Vendré a visitarte nuevamente. Porque, digo, quiero decir, me invitas a venir, no? anda...

—Nos vemos en clase! Hasta la vista! —saluda con la mano y se marcha.

Una cosa bastante extraña es que estos tipos tengan nombres lanetenses pese a ser un ebudan, un elfo y un duk.