Partida Rol por web

Del cráter en el que cayó el avatar de Anthelios surgen brillantes ráfagas de energías multicolor y ensordecedoras explosiones mientras los dos Incarna luchan a muerte entre sí. Sólo las Perdiciones y espíritus más poderosos pueden acercarse siquiera sin ser destruidos. El suelo tiembla y es barrido por potentes oleadas de energía que arrasan con todo a su paso. En las entrañas medio quemadas del cadáver de un enorme gusano-Perdición se encuentran el maltrecho Misha y el Garou Altair, quienes no se atreven a salir de su refugio de carne. Un poco más lejos se encuentra el Bastet Cola-con-Rayas, aún herido pero vivo. No hay ni rastro de la Nuwisha Tayen.

Un brillante portal de luz plateada se abre sobre el Garou y el Gurahl. Al momento siguiente el Garou "Vigía-del-Alma" cae por él hacia las hediondas entrañas.

¡Ayúdame! - dice Altair - ¡Este Gurahl está malherido! ¿Puedes sacarnos de aquí?...

Sin mediar palabra, Vigía-del-Alma se precipitó con urgencia sobre el Gurahl y empezó a reconocerlo. El Garou jamás había aprendido el oficio de curandero, pero había visto miles de veces a Madre Larissa restañar las heridas de los miembros de su manada. Inconscientemente, quizás llevado por la imperiosa necesidad del momento, había aprendido el don de la anciana a través de la meticulosa observación. Ahora era el momento de poner a prueba todo aquel conocimiento adquirido e intentar tratar el maltrecho cuerpo de su compañero de misión.

Con suma delicadeza, el Uktena cubrió con sus garras la piel carbonizada y sanguinolenta del oso y se concentró.

Vigía-del-Alma cerró los ojos y se concentró en Misha. No sólo en su cuerpo, sino en su alma. Buscó bajo pelo, piel, músculos y huesos la amedrentada esencia que hacía vivir al oso y, antes de obrar la sanación física, procuró tranquilizarla. La calma, poco a poco, embargó los sentidos del Gurahl y no tardó en comprender que todo iría bien y que, para curarse, debía quererlo con todas las fuerzas. Y así, fluyendo en una atmósfera de paz, rodeado pese a todo del más cruento de los campos de batalla, el débil palpitar del corazón del oso empezó a retomar un ritmo fuerte y fijado en la vida.

"¿Te encuentras mejor, Misha?"

Las garras de Vigía se recubren de un fulgor plateado de Gnosis pura que baña el cuerpo malherido del Gurahl. Grandes zonas de piel quemada y repelada se desprenden dejando en su lugar piel nueva con pelaje brillante. Los ojos entrecerrados de Misha se abren como platos mientras su pecho se llena con grandes bocanadas de aire.

Aquí está empezando a hacer demasiado calor - dice Altair. Su lengua cuelga larga fuera de la boca mientras mira hacia el enorme cráter - Oh, madre Gaia - gime el Garou.

Cuando Misha se asoma ve que los bordes del cráter se han fundido formando pequeños regueros de lava que recorren la superficie del Reino agrietándolo e infiltrándose por las hendiduras. 

Anthelios ya no puede matar a Selene - dicen las Lunas Gemelas - En su lugar está intentando infectarla ¡Vigía, piensa algo! ¡Si ya ha sido malo tener a la Madre de Plata malherida y ausente imagina lo que sería tenerla de parte del enemigo!...

Vigía-del-Alma apoyó su peso sobre Lunas Gemelas y agarró con fuerza la espalda del Gurahl para ayudarle a incorporarse. Empezaban a recobrar el aliento, cuando la voz de alarma de Altair hizo que los presentes cayeran en la cuenta del intento de Anthelios por corroer el reino de Selene. Tras escuchar la explicación del horror que estaba a punto de suceder, el Garou miró a Misha y posó su garra en su hombro.

“Compañero, ve con Altair,  busca a otros hermanos heridos y sánalos. Todo aquel que tenga el don de curar, que haga lo mismo, y los que no, que actúen de guardaespaldas. Reunid a la mayor cantidad de sanadores y regresad. Creo que, cuando todo esto acabe, necesitaremos curar a la Madre de Plata.”

Entonces el lobo gris acercó su cabeza a las cuchillas del arma.

“Si es cierto que el combate entre Anthelios y Sokhta está en tablas, no nos conviene que ese monstruo esté durante más tiempo aquí. ¿Crees que sería posible hacer lo mismo que hicimos con Ocrock y expulsarlo mediante un portal?”

Ocrock era un imbécil que se tragó que ibas a enviarlo de vuelta con Rorg - responden las Lunas - pero esa táctica no te va a servir con Anthelios. Para empezar, estarías muerto antes de acercarte lo suficiente para hablarle siquiera.

¿Y traer a alguien? - Propone Altair - Alguien que pueda venir aquí y ayudar a Sokhta.

¿En quién estás pensando, Garou? - preguntan las Lunas

En Katanka-Sonnak.

Un escalofrío recorre la espalda de Vigía.

¿Pretendes traer al avatar de Helios al reino de Selene? - exclaman las Lunas con asombro - ¡Pero eso...!

¿No se ha hecho nunca antes? - la interrumpe el Contemplaestrellas - Cierto. Pero tampoco antes habíamos visto un Celeste wyrmiano invadir el reino de Selene ¿Puedes hacerlo?

Creo que sí, pero necesitaré vuestra ayuda. Además, seréis vosotros los que tendréis que convencer a Katanka-Sonnak...

Al escuchar ese nombre, Vigía-del-Alma sintió que el corazón le daba un vuelco. Aunque no supiera demasiadas cosas sobre Incarnas y pese a ya haber tratado con uno, sí que sabía, gracias a las enseñanzas de Madre Larissa, quién era el avatar del mismo Sol y lo que ello significaba. Hablar de aquel ser era hablar de furia, fuego y destrucción, pero también de prosperidad, ya que este era el responsable de que la vida germinara en todos los rincones de Gaia. Lo que no tenía tan claro era el motivo por el que, al escuchar aquel apelativo, en su subconsciente resonaba otro nombre totalmente diferente, pero asociado al mismo concepto: Pautiwa.

“La situación es desesperada, así que no nos queda más opción que buscar ayuda… sea de quién sea. Con lo cual, Misha, deberás ocuparte tú sólo de la tarea de sanar y reunir a los supervivientes, mientras Altair y yo buscamos a Katanka-Sonnak.”

La vertiginosa sucesión de los acontecimientos poco a poco había estado fortaleciendo la confianza del Theurge que, a estas alturas, ya incluso se permitía el lujo de ofrecer instrucciones y llevar la iniciativa.

“Entonces, Lunas Gemelas, ¿a dónde debemos ir? ¿Aproximarse a Katanka-Sonnak no será igual de peligro que intentar acercarse a Anthelios?”

Sí, pero no lo necesitas. Puedes hablar con él a través del Puente Lunar y... Nunca antes había intentado esto. No sé si seré capaz. Tendrás que dirigirme, y rezo a Selene para que no te equivoques.

No lo sabremos sin intentarlo - dice Altair - Yo te ayudaré - Su mano se pone sobre la zarpa de Vigía -  He pasado la mayor parte de mi vida explorando el Reino Etéreo.

El Contemplaestrellas empieza a hablarle al Theurge sobre el Reino de Helios, describiendo con detalle la Ciudad de Fuego, a los fieros y orgullosos sirvientes de Helios y la ardiente majestad del Celeste. Su voz es casi hipnótica, y pronto Vigía se hace una idea muy clara de hacia dónde debe dirigir el inmenso poder de las Lunas Gemelas...

Tras las explicaciones de Altair, Vigía-del-Alma cerró los ojos en un intento de asimilar y retener toda la información que el Contemplaestrellas le acababa de transmitir. Aunque fuera la primera vez que escuchaba hablar de una forma tan exhaustiva sobre el reino de Katanka-Sonnak, las palabras del Garou parecían agitar algún conocimiento dormido en la mente del Uktena. Tras unos minutos en silencio, el lobo gris se levantó y agarró con fuerza a Lunas-Gemelas.

 “De acuerdo, abramos un portal hasta allí.”

Vigía-del-Alma respiró con fuerza, pero antes de cerrar los ojos y concentrarse se dirigió al Gurahl.

“Por favor, Misha, no partas todavía. Quizás nos ayude ser más voces en esta conversación.”

El Puente Lunar empieza a abrirse. "Vigía" puede notar como el titánico esfuerzo drena rápidamente la energía de las Lunas Gemelas mientras hacen avanzar el túnel de plata hacia la Ciudad de Fuego descrita por Altair. Las manos de "Vigía" hacen girar las Lunas como si estuviera en trance, con la mirada perdida en la insondable profundidad del Puente.

El súbito brillo hace que los ojos de Vigía ardan de dolor. El calor es tan intenso que por un momento Vigía siente como si estuviera volviendo a calcinarse. Sin embargo la sensación es momentánea, pues pronto un velo de luz plateada se extiende entre el portal y Vigía protegiendo sus ojos y su cuerpo del inconmensurable poder del Incarna.

Sobre un fondo de llamas inextinguibles se acierta a distinguir la figura de Katanka-Sonnak, un dios humanoide hecho de fuego cuyo tamaño hace que "Vigía" se sienta como una mota de polvo interpelando a una montaña.

¿QUÉ SIGNIFICA ESTA INTROMISIÓN? - Exige saber el Incarna - SIERVOS DE SOKHTA ¿TENÉIS IDEA DE LO QUE ESTÁIS HACIENDO?...

Al asomar al reino de Katanka-Sonnak, Vigía-del-Alma creyó revivir con espanto el impacto de Anthelios sobre Selene. Sus ojos de cegaron y su piel amenazó nuevamente con desintegrarse como un papel viejo sobre el fuego de una hoguera. Por suerte, el manto de plata que Lunas-Gemelas dispuso entre visitantes y anfitrión mitigó el calor abrasador y posibilitó, de esta forma, que se llevara a cabo el motivo de aquel viaje.

“Saludos, Katanka-Sonnak. No es nuestra intención importunaros en vuestro reino. Somos conscientes de que no hemos sido invitados a él y, por ello, ante todo, os pedimos disculpas.”

Aunque el cuerpo del Uktena estuviera fuera del alcance de las llamas, los nervios por hallarse ante un ente de poder tan inconmensurable hacían que sintiera un calor atroz.

“El motivo de nuestra visita es claro: necesitamos la ayuda del Jinete del Viento. El reino de Selene está siendo invadido por el mísmisimo Anthelios en la batalla que el Wyrm ha declarado a muerte contra Gaia y sus aliados. Eshtarra ya ha perecido y ahora Sokhta está al borde de caer en la corrupción.”

Cada palabra que pronunciaba el Theurge era un esfuerzo en rememorar la conversación que minutos antes había mantenido con Altair sobre el Reino del Sol.

“Imploramos vuestra intervención para hacer decantar la balanza a favor de Sokhta y parar así los pies a las huestes del Wyrm. La situación es alarmante.”

ESHTARRA NO ESTÁ MUERTA. A PESAR DE LA DISTANCIA QUE NOS SEPARA AÚN PUEDO PERCIBIRLA. ESTÁ DÉBIL Y MALHERIDA, PERO AÚN SIGUE LUCHANDO POR SOBREVIVIR.

Imploramos vuestra intervención para hacer decantar la balanza a favor de Sokhta y parar así los pies a las huestes del Wyrm. La situación es alarmante.

LO COMPRENDO. SOKHTA DEBE SER PRESERVADA, ASÍ QUE ACUDIRÉ EN SU AYUDA. MANTENED ESTA SENDA ABIERTA, LUNAS GEMELAS.

¡Espera, Katanka-Sonnak! - suplican las Lunas. Pero el Incarna ya ha puesto los pies en el otro extremo del Puente Lunar. La luz plateada del túnel se mezcla con furiosas llamas rojo-doradas - ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH! ¡Es demasiado fuerte! ¡Me va a matar!...

Ante los gritos de socorro de Lunas-Gemelas, Vigía-del-Alma extendió sus garras y, con vehemencia, las interpuso frente a Katanka-Sonnak, como si con ello fuera capaz de parar el avance del Incarna.

“¡Por favor, deteneos! ¡Poseéis un poder demasiado intenso como para que Lunas-Gemelas pueda serviros de puente hasta el reino de Selene!”

Los gritos de desesperación del espíritu de plata horadaban dolorosamente la cabeza del Garou. Debido a la conexión empática que mantenía con el arma de doble hoja, Vigía-del-Alma también sentía como, debido a la presencia del Incarna, su mente y su cuerpo se iban fragmentando.

“Agradecemos que queráis ayudar a Sokhta, pero debemos buscar otra forma de trasladar vuestro auxilio decisivo a la luna. De lo contrario, perecerá… pereceremos en el intento.”

El Uktena enterró la mirada en el suelo y caviló durante unos segundos en silencio antes de continuar hablando con renovado entusiasmo.

“Eshtarra en su momento también quiso ayudar a su hermana en esta cruel batalla y, para ello, materializó su poder y nos lo entregó para que se lo hiciéramos llegar. Recibió el nombre de Don de Eshtarra y, gracias a él, Sokhta recuperó la fuerza suficiente para equilibrar la balanza en su enfrentamiento contra el Wyrm.”

Vigía-del-Ama dirigió su mirada a la del Incarna y, aunque estuviera protegido por el velo de plata, sintió que sus ojos empezaban a arder.

“Katanka-Sonnak, ¿creéis posible hacer lo mismo que Eshtarra y entregarnos parte de vuestra esencia para utilizarla contra el enemigo y darle el golpe de gracia?”

El suelo sobre el que se detiene el Incarna transforma en un círculo rojo vivo. Las Lunas Gemelas tiemblan de dolor y agonía, aguantando a duras penas el Puente abierto.

ES... UNA IDEA EXTRAÑA - responde el Incarna - PUEDO HACER ESO QUE ME ESTÁS PIDIENDO PERO DIME, GAROU. SI NO PUEDES NI ACERCARTE A MÍ ¿CÓMO VAS A RECOGERLO? ¿Y CÓMO HARÁS PARA LLEVARLO HACIA DONDE ESTÁN SOKHTA Y ANTHELIOS?...

Ante la cuestión planteada por Katanka-Sonnak, Vigía-del-Alma volvió a guardar silencio. En un acto reflexivo, sus ojos descendieron hasta la superficie plateada del puente que Lunas-Gemelas, el espíritu servidor de Sokhta, había proyectado y que, en aquellos momentos, se tambaleaba debido a la incandescencia bestial del Incarna. Entonces, el Garou tuvo una idea.

“¿Sería posible que designarais, entre los fieles de vuestro reino, a un portador del Don? Estoy seguro que Lunas-Gemelas sí sería capaz de transportar hasta aquí a un espíritu menor.”

Aunque Vigía-del-Alma se sintiera cada vez más fatigado por la abrumadora presencia del Incarna, en su discurso se vislumbraba entusiasmo y optimismo.

“Es cierto que no podemos aproximarnos a la contienda entre Sokhta y Anthelios sin ser destruidos. Por ello, creo que la única opción que nos queda para entregar vuestro Don es depositarlo en un lugar seguro de Selene, protegerlo y contactar telepáticamente con Sokhta para que sea ella misma quien lo recoja.”

El Uktena apoyó la garra suavemente sobre la superficie temblorosa del puente, como si con ello quisiera acariciar al torturado espíritu.

“¿Crees que sería posible, Lunas-Gemelas?”

ES UNA ALTERNATIVA ACEPTABLE. PERO SERÁS TÚ EL QUE LLEVARÁ MI DON A MI HERMANA. UNO DE MIS SIERVOS TE PROTEGERÁ DE LAS AURAS DE SOKHTA Y ANTHELIOS.

Era de esperar - rezonga Altair

¿Y BIEN? - pregunta el Incarna - ¿QUÉ ME CONTESTAS, HIJO DE LOBO?...

Vigía-del-Alma esboza una mueca de incomprensión.

"Pensé que únicamente un Incarna era capaz de soportar el contacto directo con otros Incarnas y más si estos se encuentran en plena batalla."

No obstante, el Garou no mantuvo la duda por mucho tiempo en su rostro. Sus profundos ojos ámbar pronto destellaron con renovado entusiasmo.

"Si vuestros siervos tienen ese poder, contad conmigo. Yo entregaré vuestro Don a Sokhta." 

AGUANTARÁ LO SUFICIENTE PARA QUE TE ACERQUES Y LE LANCES EL DON A SOKHTA. DESPUÉS DEBERÁS ALEJARTE LO MÁS DEPRISA QUE PUEDAS.

Katanka-Sonnak lanza un alarido mientras moldea una esfera de llamas rojas entre sus manos. Vigía puede ver incluso cómo la energía del Incarna emana de su cuerpo hacia la esfera, que aumenta de tamaño en la misma proporción que disminuye el del Incarna. Cuando sus tamaños se equilibran de forma que el Incarna sólo puede abarcar la esfera abriendo ambos brazos empieza a comprimirla hasta reducirla a un tamaño que las manos mortales de vigía pueden manejar. El resultado es una pequeña esfera de color rojo brillante de la que escapan pequeñas llamaradas rojo-doradas. Un pájaro hecho de llamas es el encargado de recoger la esfera y cruzar el Puente hasta el Reino de Selene.

¡Sigue siendo demasiado poder! - aúllan las Lunas Gemelas - ¡Katanka-Sonnak...!

El Puente se colapsa inmediatamente después de que el pájaro de llamas cruce el puente. El brillo plateado de las hojas queda apagado y los filos parecen embotados. Sin embargo el espíritu no ha muerto. Sólo ha quedado aletargado, si bien Vigía no tiene ahora mismo idea alguna de lo que necesitará para despertarlo.

Adiós a la posibilidad de usar un Puente para entregar el Don - comenta Altair.

Estáis jugando con poderes que van más allá de vuestra comprensión, mortales - explica el pájaro - La Abridora de Caminos tiene suerte de no haber sido destruida. Garou, cumple tu misión antes de que este Reino me destruya a mí.

El pájaro se lanza contra Vigía entrando en su pecho con una llamarada de calor. Al instante todo el cuerpo del Theurge queda envuelto en llamas que abrasan y resecan el cadáver del Gusano-Perdición. Misha y Altair retroceden lanzando gruñidos de dolor y con sus cuerpos humeando. El Don rojo de Katanka-Sonnak descansa en las manos del Theurge.

Homínidos-piensan-lupus-actúan - es una máxima lupus que Vigía escuchó muchísimas veces entre los lupus de Central Park. Y eso hace ahora: actuar para no pensar en qué pasará si el espíritu que lo protege muere antes de tiempo, si no logra entregar el Don a Soktha, si Anthelios consigue corromperla...

Homínidos-piensan-lupus-actúan

La forma Crinos de Vigía corre a tres patas llevando el Don envuelto en un brazo. Nota los ríos de lava como corrientes cálidas bajo sus patas. De vez en cuando una zarpa o una mano esquelética hecha de roca al rojo surge de la lava e intenta aferrar al Theurge, que salta como un loco para evitarlas.

A pesar de la protección que le otorga el espíritu el calor es cada vez más y más sofocante. Todos los instintos del Garou le exigen darse la vuelta y huir de todo aquello...

Vigía-del-Alma empezó a correr por el yermo incandescente en el que se estaba convirtiendo la superficie de Selene. El Theurge consiguió superar los primeros obstáculos que tomaban forma de demenciales garras cadavéricas surgidas de los infernales ríos de lava. Repitió una y otra vez su mantra y gracias a ello avanzó un buen trecho en dirección a Sokhta y Anthelios.

Homínidos-piensan-lupus-actúan, Homínidos-piensan-lupus-actúan...

De repente, de la convulsa piel de Selene, un imponente muro de roca al rojo surgió del suelo y se interpuso en su camino para, a los segundos, desplomarse peligrosamente a escasos centímetros de sus patas. Aquello reavivó en la mente del Garou un horrible recuerdo y su entereza quedó hecha añicos como aquella fortuita y perecedera pared. Ante el lobo, la imagen de casi la totalidad de su manada muriendo aplastada por el derrumbe de las instalaciones del que fue su hogar, el zoológico de Lehig Valley, el día en que llovió fuego, se reproducía cruda y real y lo alejaban de su incierto, aunque épico destino.