Partida Rol por web

Rapidamente me pongo detras de mi padre y comienzo a seguirle sigilosamente, intentando imitar sus movimientos para evitar el mas minimo ruido...

De vez en cuando miro hacia atras, para comprobar la marcha de mis compañeros y de mi amiga Thrud...

Liam no compartía la decisión pero la aceptó de igual modo. Solo esperaba que sus nervios no le jugasen una mala pasada. Miró a los lados buscando a alguien y se dispuso a seguir al grupo en tercer lugar, tras la señorita.

Kristian se mueve tras el resto de sus compañeros con zancadas firmes y precisas manteniendo el paso y el silencio en su discurrir mientras su mirada sigue escudriñando los alrededores en busca de los posibles enemigos.

Lars sigue a Fiske de cerca, su respiracion es fuerte por los nervios, pero seguramente no lo suficiente para que los descubran.

En un momento dado de vuestra ruta escucháis un ruido. Algo se está moviendo al otro lado del montículo de nieve junto al que estáis pasando y os teméis que, ya tan cerca de la población, a apenas tres kilómetros, se trate de soldados nazis. Así que pasáis desde este montículo al siguiente cubiertos por la neblina de uno en uno y con tanto cuidado como os es posible. La mitad ha conseguido pasar al otro lado cuando Asleson, por mucho que lo intenta, no logra reprimir un mal movimiento que le deja quieto en la nieve frotándose un músculo de la pierna.

Entonces los ve. Un grupo de soldados nazis, seis, moviéndose en paralelo pero en dirección contraria a la vuestra. Uno de ellos (posición 35,11 en el mapa) se ha detenido y mira en dirección a Asleson. Debido al polvo de nieve levantado por el viento y a la posición de la luna. El soldado debe haber visto sólo una silueta. Quizá aún esté dudando de si se trata de un hombre o no. Le hace un gesto a sus compañeros para que se detengan.

Ipso facto me tumbo en el gelido suelo para ocultarme, tirando conmigo a mi padre...

Me mantengo callada, casi sin respirar y mirando hacia atras para ver la reaccion de mis compañeros, a los cuales les indico con mi dedo indice en los labios que no abran el pico y con la otra mano que se oculten...

Sin embargo, el profesor se encuentra en una grave situacion...

Los ojos de Thrud se entrecierran, agachándose inmediatamente, oteando el horizonte en el cual se atisban las figuras nazis. Aquel hombre ha tenido la mala suerte de fallar algo que podría costarle la vida a él... y a todos ellos. Pues a ninguno se le escapa que un enfrentamiento armado en ese sitio no haría si no llamar la atención de más amigos de la nazi-filia. Trata de mirar en la dirección de Asleson, instintivamente, pues quiere decirle que no se mueva, que se quede totalmente quieto, que se vuelva una figura de la noche y una sombra fundida con la nieve del viento y lo que queda de la oscuridad. Pero los hombros de los tres británicos y sus nucas se interponen en su camino, y además quizás el quedarse quieto sea el inicio de su perdición. No sería extraño que aquellos salvajes disparasen aunque fuese una sola bala en su dirección, para asegurarse que la figura era sólo una ilusión de un patrullaje helado y dificultoso. Y entonces, Asleson...

La ventisca tapa todos los sonidos. La ventisca se lleva hasta la respiración retenida. Lleva una mano hacia la escopeta, una mano que se arrastra por el aire como se arrastraría por el suelo en caso de tener que escapar. Si el nazi decidía que aquello no era sólo su imaginación, no quedarían más que iniciar la balacera. Y en ese caso, ¡por su padre!, que ella ya estaría preparada.

Krsitian se detiene y se fija en su compañero mas retrasado. Desde su posicion aprovecha la cobertura que le brinda la nieve y la ventisca para hincar la rodilla a tierra y echar mano a su fusil, preparado para abrir fuego con rapidez sobre las figuras alemanas que puedan surgir por el "pasillo helado" que discurre entre ambos grupos.

Esta claro que Asleson esta en el filo de la navaja y es imposible dilucidar lo que pasara pero Kristian se tumba y aprovecha su situacion para intentar tener una linea de vision lo mas clara posible sin llamar la atencion para poder ofrecer una cobertura de disparos si llegase el momento.

Matar nazis siempre fue divertido... quiza pueda llevarse a alguno por delante para que el resto del grupo pase aunque despues tocara una huida frenetica...

Liam seguía la marcha aburrido y convencido de que todos le seguían, de pronto ve como incomprensiblemente para él, la señorita que tiene delante se avalanza sobre el que es su padre para ponerse a cubierto. Intintivamente hace lo mismo y piensa que tal vez haya visto algo en frente.

Saca su caravina y la percute en silencio para tenerla lista para disparar. Mira hacía atrás para tratar de alertar al resto y ve como muchos han parado también. No entiende que pasa y esa situación le pone tenso. Pero por otra parte también desea entrar en acción de una vez.

Thomas sigue avanzando con cuidado para no alertar al enemigo de su posición.

En un momento de estupidez han dejado ir delante a los civiles, cuando deberían ser dos de ellos los que fuesen delante y dos los que cerrasen la marcha. Sin embargo, el teniente no dijo nada al respecto, sino que les hizo ir detrás. Y una orden es una orden.

De pronto la columna se para. Parece ser que el viejo que dirige las Resistencia acaba de caer al suelo, no se sabe si herido o lesionado por un mal movimiento.

Pidió por gestos permiso al teniente para avanzar hasta el anciano y se deslizó entre sus compañeros para ver qué pasaba.

a descubrir a los nazis y ver que no nos vemos claramente, me tumbo en el suelo, esperando que no se den cuenta de nuestra posicion. con una mano delante de la cara, miro entre los dedos a ver que hacen los demas.

El grupo se detiene y se queda paralizado, algunos con el arma a mano y otros conta el suelo cuando han visto a Asleson detenerse de golpe y echarse sobre la nieve tapándose la cara. Gladstone se adelanta unos pasos hasta la esquina del montón de nieve que les cubre y asomándose comprueba, en efecto, que Asleson se está cubriendo de algo o alguien que hay en dirección este. Asomándo la vista un poco por encima del montículo, observa un grupo de figuras. Dos de ellas se separan de los demás, que se han quedado quietos y se comienzan a acercar a Asleson en silencio. Sus uniformes les delatan claramente: son soldados nazis.

La cosa se ponía fea y una sonrisa se comenzó a dibujar en el rostro del irlandes. La tensión se masticaba en el ambiente, y estaba seguro de que si él la notaba aquellos perros nazis también la notarían.