Partida Rol por web

Hijos del Kaos

Prólogo: Break my heart (again)

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29/08/2019, 22:08
- Narradora -

13 de Agosto, 2019 - 21:48

 

Era demasiado.

Hacía cuatro días desde su último post y el corazón aún se le encogía en el pecho ante el recuerdo como si fuese una pelota de goma con la que alguien había decidido desahogarse. Rachel, más concretamente. Y el resto del mundo, al parecer, se había puesto de acuerdo para arruinarle la existencia. Dolía, no físicamente, si no como si el fin del mundo se aproximara lentamente, acechando desde las sombras de la noche con ojos irisados... Y no sabía cuánto.

Elliot ni siquiera había sido consciente de que sus pasos lo habían llevado hasta la playa de Walton, donde la luna añadía un reflejo perlado sobre las rocas mojadas y la arena húmeda. La brisa marina bastaba para enfriarle el corazón a cualquiera y, sin embargo, Elliot caminaba enérgicamente sin chaqueta o jersey alguno, impávido ante el clima como si fuese una mera mosca cojonera que de vez en cuando lo incomodaba. Arrastraba los pies ligeramente, como el bagaje de penurias que se le amontonaban. Su madre decía que era cosa de la vida, pero él sabía que no. Era algo más. Podía sentirlo removiéndose en su interior como un parásito, infectando cada pensamiento y retorciéndolo hasta volverlo insufrible. Costaba casi hasta respirar.

En su afán por moverse, pasó delante de un grupo de turistas que tenían ganas de fiesta, tumbados en hamacas y bebiendo a escondidas, y otro de vagabundos agrupados junto a una fogata cuyas llamas lamían la oscuridad. Alguien observó, pero Elliot no fue capaz de sentirlo, abnegado por la Rabia que colmaba sus sentidos. Atravesó la playa en dios sabe cuántos minutos con robusto andar, y sus pensamientos no eran más que una espiral incontrolable que no podía detener. Tenía el impulso de hacer algo, ¿pero el qué?

Abandonó la arena trepando por las rocas hasta el faro, donde algunas parejas y una familia con niños caminaban tranquilamente después de haber dejado atrás el atardecer. Las nubes devoraban la luz de la luna. Ojalá lo devoraran a él también. Era un deseo suicida, de esos que se escurrían entre los demás pensamientos tan sinuosos que resultaba imposible detectarlos. Pero estaba, y latía en su interior con vida propia, como el tambor de una guerra desconocida a la que estaba siendo llamado… Y entonces la escuchó.

Una risa jovial, agradable incluso, que hizo miel sus oídos e inflamó su corazón de Rabia. Era una risa más que familiar.

Era la risa de Rachel.

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30/08/2019, 01:54
Elliot Kelly

Qué puto asco.

Es lo primero que pienso cuando me fijo en toda la mugre que hay en el suelo del paseo marítimo mientras voy andando sin tener ni idea de a dónde voy, aunque tampoco le echo muchas ganas a intentar esquivar las manchas pegajosas que se agarran al pavimento. Y la peste, joder. Hace que me lloren los ojos. ¿Siempre ha estado así de guarro, o solo me fijo ahora que tengo la cabeza llena de pensamientos negativos? La boca se me llena de un sabor amargo, y tengo que esforzarme para tragarme un grito de frustración que me deja la garganta escocida. No, frustración no. Es mucho más que eso. Es cabreo, un cabreo enorme, y una ansiedad que es como si tuviera un montón de ganchos clavados, tirándome de la piel.

Hacía mucho tiempo que no me sentía así. La última vez fue poco antes de pirarme de casa, hace cuatro años. Llegó a darme miedo. Había momentos en que quería meterme en un agujero bajo tierra y desaparecer del mundo; otras en las que sentía una necesidad agobiante de escaparme de mi propio cuerpo, de romper carne, tendones y piel y salir de mí para dejar de ser yo y huir de mi asco de familia y de vida. A veces me revolvía, lleno de una angustia y una furia que no puedo ni expresar. Llegué a tener espasmos y a cargarme cosas para liberar tensión. Un día, en una pelea con mi padre (que ahora resulta que no es mi padre), estuve a nada de tirarme encima de él y hacerle algo, algo terrible. Recuerdo que lo primero que me vino a la cabeza fue arrancarle la tráquea de un mordisco, destrozarle toda la cara a bocados. Mierda. No es que le tenga mucho aprecio al mamonazo de no-papá, pero ahora esos pensamientos me horrorizan. Se me estaba yendo la puta pinza, en plan a saco.

Por eso no vi otra que largarme. Necesitaba alejarme y tener tiempo para mí, tiempo para respirar. Un año sabático que bueno, en fin, al final acabaron siendo dos. Me desmadré mucho en ese tiempo, e hice cosas de las que ahora me arrepiento, pero joder, me ayudó. También me ayudó aquel foro en el que empecé a publicar mis pensamientos a modo de diario terapéutico virtual. Incluso volví a tener ganas de estudiar, y me ilusioné con la idea de ser maestro infantil. Los peques me adoran, y yo los adoro a ellos. Y bueno, hacer de canguro para una amiga unas cuantas veces me hizo darme cuenta de que, joder, valgo mucho para eso.

Pero en estas dos últimas semanas, se ha jodido todo. Todo de todo. Todas las cosas que había conseguido en los últimos años se han ido al garete, y parece como si la vida se estuviera riendo de mí. Vuelvo a estar exactamente igual, solo que más viejo, más jodido y sin alternativas.

Puta mierda.

Le pego una patada a una papelera, tan fuerte que debería dolerme el pie, pero la enorme rabia que me hierve dentro no deja que la sienta. Qué asco de calor. Solo tengo la camiseta para quitarme, así que me la arranco y la hago una bola en mi puño. Bilis. Quiero subirme a una farola, quiero echar a correr, quiero ponerme a gritar, lo que sea. Algo. La piel se me pega, me asfixia, me agobia, y gruño. Mierda de calor, mierda de peste, mierda de gente que me está mirando. Borrachos y colgados de mierda, ¿qué coño se creen?

¡Eh! ¿Tú qué miras, colega? —le ladro a uno, pero antes de que me conteste ya he pasado de largo.

Joder. La cabeza me da vueltas. Me estoy mareando, me pica la boca, y un calor horrible se me sube por el cuerpo hasta el cuello y los brazos. Me paso las manos por los antebrazos en un gesto reflejo para enfriarlos. El débil brillo de la luna me sonríe entre las nubes, pero no puedo ver su cara blanca. «Sería un consuelo», pienso. Un pensamiento extraño, la verdad, pero no me paro a analizarlo. No puedo. Los pensamientos pasan a toda velocidad por mi mente, como un puto tornado, y acabo perdiendo el control sobre ellos, y me arrastran y ya no sé qué estoy haciendo. Veo vagamente caras que me miran asustadas, caras de las que mañana no me acordaré. Un dolor apagado en la frente cuando en algún momento le pego un cabezazo a algo duro. Una vocecita en mi cabeza me dice que ya está, que se ha acabado, que por fin me he vuelto loco.

Y entonces oigo su risa.

Antes de reconocer su voz, mis músculos reaccionan violentamente, contrayéndose como un latigazo. Rachel. Mi corazón se llena de dolor y de sentimiento de traición. Y por primera vez, de miedo. Siento miedo cuando me doy la vuelta, miedo cuando la veo y miedo cuando me acerco a ella. Miedo porque estoy fuera de mí, porque no sé si podré controlarme. Mi mente me dice que dé media vuelta y me largue tan lejos como pueda. Pero lo que dice mi boca, estirada en una sonrisa furiosa y terrorífica, es:

Hola, Rachel.

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30/08/2019, 22:25
- Narradora -

Los ojos oscuros de la muchacha se abrieron como platos, y su risa murió con un silencio adusto. En algún punto había encontrado su rostro bonito, su cuerpo sexy, su cabello divertido con aquellas ondas juguetonas al final de los mechones. Pero ahora, la mera visión de Rachel hacía sacudir su interior de forma violenta, como la caída de una montaña rusa. Notó su estómago encogerse en un retortijón diabólico y su mente… Su mente alcanzó una sorprendente claridad.

Por un instante, todo a su alrededor pareció acallar. Un silencio brumoso se apoderó del momento, envolviéndolo todo en una caridad perlada, como si su atención fuese capaz de hipercentrarse en lo que estaba ocurriendo. Casi podía ver su propio reflejo en las pupilas de su ex, cuyo rostro estaba contraído en una expresión que bailaba entre la sorpresa y el desespero. No había esperado encontrarlo allí, ¿y quién lo habría hecho? Era una de aquellas coincidencias insólitas que el Destino manejaba con tanta gracia que cualquiera lo habría pasado por alto, y en aquel instante Elliot no estaba para ver más allá de lo que tenía delante, y lo que tenía delante era Rachel, acompañada de un tío. Seguramente el cabrón gracias al cuál tenía unos cuernos que le hacían cosquillas a la Luna.

Elli… —tartamudeó sin aliento, con aquel tono velado y lleno de dulzura. Una dulzura que ahora se le antojaba amarga—. ¿Qué… Qué haces aquí?

¿Que qué hacía, preguntaba? ¿Y qué coño le importaba? La pregunta allí era qué hacía ella. Él, por el contrario, parecía no comprender de qué iba el asunto. Era un poco más alto que ella (y que él), de piel tostada y ojos rasgados. Era... Joder. No quería pensar en lo que era o dejaba de ser.

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30/08/2019, 23:37
Elliot Kelly

¿De qué coño vas, tía? ¡Tengo derecho a ir a donde me dé la gana!

Te estás divirtiendo mucho, por lo que veo —le digo con una expresión de desprecio, traicionada únicamente por una mirada decepcionada, herida. ¡Serás puta! Algo está royendo mi cráneo desde dentro, intentando abrirse paso para salir, y yo estoy atrapado en medio de todo. Es como si me estuviese viendo a mí mismo desde fuera, sin poder controlar totalmente lo que pasa. No reconozco al tío que está hablando con Rachel y que tiene mi cara. La cara de un loco, de un… ¿asesino? Lo peor de todo es que una parte de mí quiere que esto siga adelante, quiere ver qué es lo que pasa, cuál es el límite. Mierda, ya sé a dónde lleva el camino de vuelta, y no quiero volver ahí por nada del mundo. Y además, ¡joder!, ni que tuviera yo la culpa. Ha sido ella la que se ha estado follando a ese capullo sin decirme nada desde hace dos meses. ¡Y me deja por mensaje, la hija de perra! ¿Cómo puede estarse riendo después de hacerme eso? Mis ojos atraviesan entonces al gilipollas antes de volver a ella—. ¿Es él?

Sin esperar a que me conteste, aparto a Rachel a un lado sin delicadeza, acercándome al tío en cuestión para encararme con él. Con los ojos muy abiertos y una mueca extraña parecida a una sonrisa que enseña todos los dientes, lo miro de la cabeza a los pies. Me detengo en sus ojos y me lo quedo mirando unos segundos, con la boca entreabierta.

Felicidades, Casanova. Te llevas un buen premio. Pero que sepas que hasta hace dos semanas seguía conmigo. No sé si te lo había dicho. —De repente, me doy un fuerte golpe en la frente, dos, tres, con el talón de la mano. Me vuelvo otra vez hacia la guarra de Rachel—. ¡Hostia puta! ¿Cómo cojones me has hecho esto, desgraciada? ¿Yo qué mierda te he hecho a ti, eh? ¡Sabías que estaba mal, que estaba pasando por cosas! Pero lo estaba intentando, joder. ¿Qué coño hago yo ahora, eh? ¡Dímelo! ¡Dime qué coño hago!

Un quejido parecido a un gañido se me escapa por la garganta. Estoy desesperado, estoy hundido. Por Dios, que esta tortura se acabe de una puta vez…

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31/08/2019, 17:45
Rachel

Elliot, no… —pero las palabras se perdieron entre los aullidos del muchacho mientras el rostro de Rachel se volvía un reflejo del miedo, un reflejo de las emociones que la bestia en su interior despertaba.

Era un poder… extraño. Conforme las palabras eran escupidas, su pecho se inflaba henchido por el odio, por una ira primal que jamás había sentido antes. Se sentía poderoso, capaz, pero ¿capaz de qué? Su cabeza era una niebla de emociones contenidas a punto de estallar, y su cuerpo se alimentaba de los latigazos de aquellas emociones. Todavía siendo consciente de sí mismo, Elliot pudo cerciorarse de que aquel no era él. O quizás era un nuevo él que estaba naciendo de todo aquello, un él que aterrorizaba a Rachel. Nunca la había visto así, con aquella mueca de puro terror rompiendo su hermoso rostro.

¿Y si era esa la razón por la que le había dejado a través de un mensaje? No. Era una cobarde. Era una cobarde y él tenía la culpa de todo.

Sus labios se movieron, pero Elliot fue incapaz de escuchar las palabras más allá del retumbar de su propia sangre.

Notas de juego

1/3

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31/08/2019, 17:46
Jackson

¡Eh! —el grito se hizo escuchar por encima de sus propios pensamientos, pero el movimiento no parecía real. Era algo sacado de una película, a cámara lenta pero no. —Relájate, tío.

¿Que se relajase? ¿Cómo coño se atrevía a dirigirle la palabra aquel hijo de su madre? Y no solo eso sino que se interpuso entre él y ella, creyéndose un puto caballero andante dispuesto a combatir la bestia.

La Bestia…

Aquel acto de heroísmo estúpido fue el último impulso que le faltaba para arremeter, para encender la violenta verdad que se escondía bajo la piel, en el fondo de su alma. Una verdad dolorosa, llena de pasión y de terror y de inesperada liberación. Una verdad que iba a cambiar su vida para siempre y que vio reflejada en las pupilas de aquel muchacho, cuyo rostro enmudeció y perdió todo atisbo de color.

Y entonces llegó el primer latigazo de dolor.

Notas de juego

2/3

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31/08/2019, 17:47
- Narradora -

Notas de juego

3/3 Vale, hora del Cambio.

Lo primero de todo es que es MUY doloroso.

Lo segundo es que no vas a recordar nada una vez cambies, así que tienes cierto rango de acción en el momento de la transformación pero lo que hagas o dejes de hacer durante el Cambio va a quedar en blanco ;) ¿Matarás? ¿No matarás? ¿Qué pasará...?

Así que te dejo libertad para que describas las emociones y cómo el dolor se apodera de ti y notas cómo tu débil cuerpo homínido se transforma en una bestia asesina llena de Rabia. ¡Qué ganas de leerlo! <3

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01/09/2019, 19:38
Elliot Kelly

En vez de deshacerse en disculpas como debería hacer, la cabrona de Rachel intenta ponerme alguna excusa barata. Su novio nuevo se me pone delante para protegerla. ¿Cómo se atreve? Te voy a hacer pedazos, hijo de puta. Me dice algo, pero yo ya no lo oigo. Un grito descarnado y bestial me rompe desde dentro. Me abruma y me deshace, y ya no puedo pensar. Dolor. ¿Por qué? ¿Por qué me duele tanto? Un latigazo rojo de miedo, dolor insoportable, furia. Me hago pedazos a golpes. Mi cuerpo se sacude sin parar a un ritmo inconstante, brutal, que hace rebotar mi mente de un lado a otro como si un bate de béisbol la estuviera golpeando. Cada vez duele más y me acojono cuando siento mi cuerpo retorcerse de un modo imposible. Mis articulaciones se salen de sitio, mis huesos se rompen y se vuelven a juntar, y los músculos se estiran y se desgarran de una forma agónica. Casi puedo oír cómo se rompen, cómo los tendones petan y saltan de donde sea que tendrían que estar. Cuchillos, fuego, sangre. No puedo soportarlo. Grito.

No, no es un grito.

Es un rugido inhumano de dolor y Rabia infinita. Mi corazón es un horno en el que la ira arde sin consumirse, y mi consciencia vuela libre. No estoy, y al mismo tiempo jamás había estado tanto. Parece como soñar y estar despierto al mismo tiempo, donde dos realidades están superpuestas pero no encajan. Oigo gritos de horror, y sé que soy yo el que los provoco. ¿Por qué gritan? Sus gritos me duelen. ¡Todo me duele! ¿Me habré vuelto loco? ¿Es real o es una pesadilla? Y encima, la luna, riéndose de mí. Ni siquiera da la cara; está de perfil.

De repente, que la única manera de que pare es hacer que pare. La única forma de hacer que se callen es callarlos. La única forma de hacer que deje de doler…

Es matarlos a todos.

Notas de juego

Buffff. Me ha costado. Un poco incoherente y raro todo, pero es como lo veo XD.

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03/09/2019, 00:22
Cambio

La Bestia emergió de las profundidades como un kraken que había permanecido dormido en la oscuridad durante un siglo entero, todo Rabia, desespero. Una Bestia que yacía latente en su interior, esperando a ser liberada. Liberada de las ataduras de su propia mente, pero también de su enclenque cuerpo, el cual se retorció desgarrándose a sí mismo para dar parto a un horror que igualaba su propia desesperación. Sus huesos crecieron, se rompieron y rehiceron a sí mismos, cubriéndose de músculo y pelo, dando forma a una pesadilla que durante breves instantes pudo ver reflejada en las pupilas dilatadas de Rachel. Una monstruosidad velluda con unas fauces diabólicas que deseaban arrancar y mascar la sangre de sus enemigos.

Elliot no lo recordaría más tarde, tan solo el dolor y fragmentos rotos de un espejo que formaba su propia imagen, la del monstruo en que se había convertido. La del monstruo que siempre había sido. Dolería como una paliza que jamás había sentido, pero sobre todo como si alguien hubiese plegado las páginas de su mente para después arrancarlas sin piedad, estrujándolas y garabateando en cada recuerdo para tintarlo de un rojo escarlata que sólo podía significar una cosa.

El Cambio se había producido y ya nada volvería a ser igual.

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03/09/2019, 00:33
- Narradora -

El suave traqueteo de un vehículo en marcha lo mecía. Poco a poco fue consciente de que estaba tumbado, con el estómago dándole vueltas. Por suerte, uno de sus pies parecía tocar suelo, ejerciendo de ancla y salvación. No era resaca lo que sentía, era algo mucho más despiadado y vomitivo, pero se acercaba bastante.

La consciencia fue regresando a él en olas que lamían la orilla de su mente. Dolía, aunque no sabía exactamente por qué. Dolía pensar y dolía su cuerpo como si le hubiesen propinado la paliza de su vida pero… ¿no había sido él? Los recuerdos no parecían querer acudir a él, como después de una borrachera muy mala. Estaban ahí, velados por sombras y mentiras, observando desde la esquina de sus ojos pero sin llegar a él. No supo cuántos minutos se deslizaron en aquel estado de sí y no, alejándose para no volver jamás. Las voces llegaron en algún punto; un eco perdido que parecía querer encontrar su camino de vuelta a él. Estaban ahí, pero no comprendía exactamente lo que decían. Quiso abrir los ojos, pero sus párpados pesaban como persianas de metal…

… no. Está bien. Nos quedan… quince minutos o así… La vida de… No… No… Sí… Entiendo…

Era una voz cálida la que mecía las palabras. Una voz femenina y que en otras circunstancias quizás hubiese sonado jovial, pero que tildaba su tono de una preocupación angustiosa. Parecía escuchar órdenes, y Elliot solo quería moverse hacia aquella voz, todavía incapaz de abrir los ojos. Todavía perdido en una espesa niebla que cubría la playa donde había acudido a desahogar sus penas...

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03/09/2019, 03:28
Elliot Kelly

Me despierto con el peor dolor de cabeza que recuerdo desde mis borracheras de juventud. Tengo un sabor asqueroso en la boca, pero no es alcohol, así que fijo que no he bebido. Me duele todo el cuerpo, como si me hubiese pasado un tren por encima. No veo nada de nada, y no sé si está oscuro o si es que no puedo ni abrir los ojos. De repente me doy cuenta de que todo está temblando; rápidamente muevo la mano, buscando algo a lo que agarrarme, y toco un material como… plástico o cuero o yo qué sé, debajo de mi cuerpo. Parece un sofá o el asiento de un coche. Eso es, estoy dentro de un vehículo, y por eso se mueve todo. El traqueteo, unido al movimiento brusco que acabo de hacer, hace que la cabeza me dé vueltas, y me entran arcadas. Pero no tengo nada en el estómago, así que solo me sube algo de saliva agria a la boca. Soy demasiado educado como para escupirla aquí dentro, así que me lo trago otra vez. Joder, ¿qué está pasando? No me acuerdo de…

Espera.

Sí que me acuerdo de algo. Gente, ruido, el paseo marítimo. Recuerdo que estaba muy agobiado y cabreado, en plan lo peor que me he sentido nunca. Rachel. Siento una punzada en el pecho que no es solo dolor, y me viene un gruñido sordo a la dolorida garganta. Rachel estaba allí, con su… con su novio. La sensación se vuelve más fuerte, y me entrarían ganas de ponerme a destrozar cosas si no fuese porque me encuentro como el puto culo. ¿Qué coño me pasa? ¿Por qué no consigo acordarme de nada más? Empiezo a discutir con ellos, y de repente todo se vuelve negro en mi memoria. Entonces recuerdo el dolor. Mi cuerpo quebrándose, el ruido, mis gritos que no sonaban a nada que haya oído nunca. Solo de pensar en ello hace que el dolor de cabeza empeore. ¿Qué mierda…?

Oigo una voz. Una voz suave y amable. Una chica, parece que preocupada por algo. ¿Por mí, tal vez? No lo creo; no reconozco la voz. De pronto, tan tarde que me dan ganas de pegarme a mí mismo, caigo en la cuenta de que, si estoy en un vehículo en marcha, alguien lo estará conduciendo. Y no sé quién es la persona que habla, así que estoy en el trasto de una desconocida.

Respiro hondo e intento nuevamente abrir los ojos, al tiempo que me recoloco donde sea que esté, buscando algo de comodidad sin encontrarla. Efectivamente, estoy en una caravana grande, tumbado en el asiento de atrás. Todo está oscuro, así que aún debe de ser de noche. Estoy tapado con una manta, pero noto claramente que debajo de ella estoy desnudo. ¿Qué me ha pasado? ¿Alguna especie de accidente? ¿He sobrevivido a alguna catástrofe? Pero entonces estaría en una ambulancia, no en una puta caravana. No tiene sentido…

¿Me estarán secuestrando?

Miedo, en un fogonazo tan rápido que casi me hace saltar de donde estoy. Sintiéndome repentinamente espabilado, me incorporo en mi asiento, echando un vistazo hacia los delanteros. Allí veo las cabezas de dos personas; una debe de ser la mujer que estaba hablando, pero están de espaldas y está oscuro, así que no las veo bien. ¿Por qué está tan oscuro? No entra nada de luz desde fuera. Mirando por una de las ventanillas, veo árboles y una oscuridad como boca de lobo. Sea donde sea que estemos, es lejos de la ciudad. Empiezo a acojonarme de verdad; pero al mismo tiempo, una especie de euforia se entremezcla con ese miedo, una sensación de poder y de confianza que no había sentido nunca. Extraño.

Eh. ¡Eh! —llamo la atención de los desconocidos—. ¿Quiénes sois? ¿A dónde coño vamos?

Joder, qué ronca me suena la voz…

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03/09/2019, 05:59
Maeve Sombra-Danzante

Al incorporarse, su mundo comenzó a dar vueltas amenazando con vomitarlo todo a un lado si no andaba con más tiento, pero ¿cómo podía en aquella situación? La otra persona soltó un juramento al tiempo en que la muchacha se daba la vuelta, su rostro envuelto en sombras. Más allá, a través de la ventanilla, no lograba ver luces ni flashes, tan sólo una marea de árboles. ¿Dónde estaban? ¿A dónde iban? El pánico comenzó a arremolinarse en su cabeza mientras su estómago se encogía bajo las costillas.

Tengo que colgar —le dijo a su teléfono, soltándolo de inmediato para dedicarle toda su atención a Elliot. Apoyó los brazos sobre el respaldo, mirándolo. Tenía el pelo del color del fuego y su rostro estaba inundado por una constelación de pecas—. Ey, hola. Soy Sombra-Danzante y este es Jackson.

Una sonrisa nerviosa cruzó sus finos labios al tiempo en que le tendía la mano. Tenía el rostro amable, como su voz, y unos ojos almendrados tibios y de color azul oscuro. En sus brazos pudo ver numerosos tatuajes, pequeñas caricaturas y representaciones tribales que decoraban su piel tostada y salpicada de pecas hasta la punta de los dedos. Aunque nada de eso importaba realmente. Estaba desnudo y dolorido en la caravana de alguien, dirigiéndose hacia Dios sabía dónde. Los pensamientos se clavaban como agujas, generándole un dolor infernal que apenas podía contener. Algo había ido mal, terriblemente mal. Podía sentirlo, casi tocarlo, pero se escapaba igual que una palabra perdida en la punta de la lengua.

Sé que todo esto debe ser muy confuso pero… Todo va a ir bien, ¿vale? —afirmó, y aunque sus propias palabras titubearon, había algo en su voz que instaba a la calma, como el susurro de un arollo en medio del bosque.

¿Bien? Estaba en una caravana del año de la polca que olía a viejo más que sus abuelos, en medio de un bosque en el que no se veía nada, y una pelirroja que había salido de algún sitio le decía que todo iba a ir bien. Bien los cojones.

Fue entonces, entre la confusión y la sorpresa, y quizás porque sus ojos empezaban a acostumbrarse a la penumbra, cuando reconoció las rastas del tipo que estaba conduciendo... Era el mismo que estaba en la playa con Rachel.

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03/09/2019, 18:07
Elliot Kelly

La chica deja de hablar por teléfono para hacerme un poco de caso. Dice que se llama Sombra-Danzante. ¿Qué clase de nombre es ese? A lo mejor tiene sangre nativa. Por su pinta, pelirroja, pecosa y de ojos azules, nunca lo hubiese dicho, aunque nunca se sabe. La verdad es que es guapa. Además, tiene un algo que impone. La mujer me da la mano, y yo la tomo sin pensar demasiado, estrechándola con toda la dignidad de la que soy capaz en estos momentos. No sé por qué, pero confío en ella. Me contesta con evasivas, sin responder a mi segunda pregunta, aunque no estoy de humor para insistir. Vuelvo a recostarme, respirando aliviado cuando los mareos remiten un poco. Me abrazo a mí mismo, acurrucándome debajo de la manta, no porque tenga frío, sino porque me siento desamparado. Tengo una sensación muy rara, como si todo lo que hubiese vivido hasta ahora se hubiese acabado, como si ya nada vaya a ser igual jamás.

Intentando apartar estos pensamientos tan chungos, vuelvo mi atención de nuevo hacia Sombra.

Tengo la cabeza como una pelota de baloncesto después de un partido. ¿Se puede saber qué ha…? —La pregunta muere en mis labios cuando mi mirada se desvía ligeramente hacia «Jackson», el acompañante de la pelirroja. Ahora que lo veo con claridad, se me revuelve el estómago de desprecio. ¡Es el tío que estaba con Rachel!—. Eh, ¿qué está haciendo ese aquí? ¡Decidme ahora mismo…! —De repente, la teoría del secuestro vuelve a parecerme razonable. A lo mejor Rachel se ha juntado con un tío chungo que quiere hacerme desaparecer. O a lo mejor la propia Rachel les ha pagado para…—. ¿Qué estáis tramando? ¿Qué es lo que queréis?

Desgraciadamente, mi voz deja entrever más miedo del que me gustaría.

Notas de juego

Menudo giro de trama XD.

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03/09/2019, 19:05
Maeve Sombra-Danzante

Sombra-Danzante pareció relajarse cuando Elliot volvió a recostarse, devolviendo su atención a la carretera gradualmente, todavía con un brazo sostenido en el respaldo de los asientos delanteros. Su perfil, con una singular nariz aguileña, se recortaba con la luz de los faros dándole un aspecto sombrío y feérico, todavía con media sonrisa sostenida. Sin embargo, cuando Elliot saltó de nuevo tardó una fracción de segundo en incorporarse de nuevo, de rodillas en su asiento y con la mitad del cuerpo en la parte trasera.

El chico protestó antes de que ella pudiese abrir la boca.

Joder, Sombra. Te dije que no era buena idea.

Ey, tranqui. —Le dijo al conductor antes de volverse hacia Elliot buscando su mirada. Apesar de todo, había calma en aquellos ojos—. Jackson es mi amigo. Es seguro, te lo prometo. Si no fuese por él la cosa podría haber acabado mucho peor.

No la conocía de nada, tío. A Rachel. No sé de quién hablabas, ¿vale? Pero no soy yo.

Y no tramamos nada —añadió Sombra-Danzante, tratando de sostener un tono calmado con cierta dificultad—. Estamos yendo a un lugar seguro. Has… Has Cambiado, y casi nos pillan a todos. Pero estás a salvo, te lo prometo. Todo va a ir bien.

Y aunque era difícil de creer, imposible prácticamente, algo en su rostro, en la forma de mirarle y hablar, parecía decir la verdad más absoluta. El problema es que todo lo demás a su alrededor gritaba que no era así, desde el dolor como cuchilladas de su cuerpo hasta el hecho de que seguía estando en un vehículo desconocido con dos personas desconocidas en medio de un lugar desconocido conduciendo a Dios sabía dónde.

Al menos no estaba maniatado. De hecho, no llevaba ni el cinturón.

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03/09/2019, 20:42
Elliot Kelly

Las palabras se suceden atropelladamente, girando a toda velocidad en mi cabeza. Solo las entiendo a medias. Según la pelirroja, «la cosa» habría ido mucho peor de no ser por el tal Jackson. Este, por su parte, asegura que él no es el que se ha estado tirando a Rachel. A juzgar por la situación, no tendría por qué estar mintiendo, pero entonces, ¿quién coño es? Todo tiene cada vez menos sentido.

Ahhh… Dios. —Me aprieto los ojos con los talones de las manos, intentando mitigar la oleada mareante que nubla mis sentidos. Mientras tanto, Sombra dice no sé qué de que he «cambiado», que casi nos pilla alguien… ¿Qué está pasando? Si me están diciendo la verdad, cosa que cada vez pongo menos en duda, significa que ha ocurrido alguna cosa realmente gorda, que por lo visto se ha liado de alguna manera que no puedo recordar—. Vale. Vale. Estoy a salvo, lo pillo. Pero si de verdad queréis que no me preocupe, necesito saber qué coño pasa pero ya. ¿«La cosa» podría haber sido mucho peor? ¿Qué cosa? ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Y qué es eso de que he «cambiado»? ¿Y quién ha estado a punto de pillar…? Aaahh.

Dejo caer pesadamente la cabeza en el asiento, respirando a grandes bocanadas de aire. Será mejor que me intente relajar si no quiero echar la pota. Pero tengo el presentimiento de que, sea lo que sea de lo que estén hablando, es algo chungo de la hostia y no me va a gustar nada.

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04/09/2019, 00:05
Maeve Sombra-Danzante

La sonrisa de Sombra-Danzante terminó por romperse, buscando apoyo en Jackson con la mirada. Él se encogió de hombros con un leve gruñido que parecía decir «a mí no me mires». La mujer resopló, y entonces trepó entre los asientos para pasar a la parte trasera, dando una voltereta con dificultad dentro de la caravana y sentándose por fin con las piernas cruzadas a lo indio. Miró de nuevo a Elliot, después a la ventana y de nuevo al joven Cachorro. Parecía tener que enfrentarse a una tarea que no deseaba, y aunque su voluntad era complaciente, resultaba mucho más difícil de lo que había esperado.

A ver. Estamos yendo a un sitio llamado el Clan, donde hay más como nosotros. Más como tú y yo. Imagino que nadie te ha dicho nunca nada pero… A ver. Cuando estabas con la chica esa, y con Jackson, ¿no te ha sobrecogido como… una Rabia así muy intensa, tanto que no podías controlarte? ¿Lo recuerdas? Una emoción MUY intensa, tanto que asusta. Como si… fueses a perder el control de quién eres y a estallar en mil pedazos. —En todo momento le sostenía la mirada, una mirada cálida y oscura como la profundidad del mar. Sus palabras emergían suavemente como una sutil verdad que resonaba en su interior con claridad. Sabía perfectamente de lo que hablaba, y los recuerdos, el centrarse en aquellas emociones, hicieron que todo empezase a cobrar sentido en su cabeza: el cabreo; Rachel; aquel tipo; el monstruo...—. Es algo que jamás habías sentido antes, no de esa forma, pero que en cierta manera sabías que estaba ahí, como dormido en el fondo de tu propio ser. Un Impulso latente.

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04/09/2019, 04:10
Elliot Kelly

Mis ojos traspasan los de Sombra mientras ella me da una explicación a medias, pero que ya deja entrever que lo que le queda por decirme va a ser una auténtica locura. ¿El «clan»? ¿Más «como nosotros»? Me muerdo la lengua para no interrumpirla, y espero con visible impaciencia a que prosiga con su relato. Entonces habla de la rabia. En el momento en que la menciona, una extraña sensación me inunda; es casi como si estuviera viviendo un déjà vu, como si ya supiera lo que va a decirme, solo que no tengo ni zorra. La ansiedad roe la parte trasera de mi cráneo como si fuese una alimaña hambrienta. Sí, desde luego que la mujer tiene razón: nunca había sentido una ira tan viva, tan absoluta e insoportable.

Y lo que dice de que siempre había sospechado que estaba ahí… Tal vez, no sé. Ahora me parece todo muy raro.

No sé qué decirte —le respondo, algo más calmado, pero aún deseoso de conocer la verdad—. Quizá haya sentido alguna vez que no era como los demás, ¿pero quién no se ha sentido así alguna vez en la vida?«Como si todos los demás fuesen corderos mansos, sobrepasados por una vida que no entienden, y tú fueras el perro pastor», pienso sin querer. Sacudo la cabeza—. Pero sí, llevaba un tiempo en que no era yo mismo. Cabreado hasta el punto de que me daba miedo ser capaz de hacer alguna locura, sin saber por qué. Y luego, esta noche, ese… —La miro con intensidad en los ojos—. Ese dolor, un dolor acojonantemente horrible. Y como si todo mi cuerpo se estuviera haciendo mierda. Pero luego no me acuerdo de nada más. —Trago saliva. La sensación del animal mordisqueándome el cerebro se hace más y más fuerte—. No sé ni cómo preguntarlo. ¿Qué me ha pasado? ¿A… qué te refieres con «otros como nosotros»?

La madriguera del conejo de Alicia se abre ante mí como un agujero bostezante en el que estoy a punto de caer.

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04/09/2019, 17:54
Maeve Sombra-Danzante

Sombra escuchó paciente, sus ojos fijos en él como un ancla a la que aferrarse en caso de necesidad. Aunque la preocupación se sentía en ellos, permanecían serenos y esperanzadores, como si algo bueno estuviese esperando por él al final de todo aquello.

La mujer se recolocó en su asiento, apoyando los brazos sobre la mesa que los separaba, acercándose ligeramente. Todavía tardó unos momentos más en encontrar las palabras con las que empezar a hablar.

Has Cambiado, literalmente. Y físicamente también. Somos… Somos hombres lobo. Sé que suena a chiste pero también sé que hay algo dentro de ti, algo aquí —sus dedos se extendieron para posarse sobre su esternón—, que te dice que es verdad. Esta noche has perdido el control de tu cascarón humano y te has transformado durante unos minutos en un ser henchido de Rabia, de emoción pura. Todo lo que estos años has estado rumiando y acumulando, todo ese desespero y no sentirte tú mismo, ha… —tragó saliva, mirando hacia el techo en busca de las palabras adecuadas— ha reventado como una olla a presión y has entrado en Frenesí. Por eso no te acuerdas de nada. Pero por suerte, Jackson lo presintió y estábamos allí cerca para ayudarte.

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04/09/2019, 18:37
Elliot Kelly

Y de repente, ¡bam!, la jodida Gran Revelación. De todas las locuras que esperaba oír, lo que me cuenta la pelirroja tarada esta no estaba entre ellas. ¿Hombres lobo? ¿En serio? ¿Pero qué clase de broma es esta?

¿Pero qué dices? —consigo responder después de darme cuenta de que llevaba varios segundos mirando boquiabierto a Sombra—. Tú estás flipada. ¿Cómo coj…? Aaaah, vale, vale. Okey, ya lo entiendo. Sois una especie de rama alternativa de la cienciología o algo, solo que creéis que descendemos de lobos en vez de aliens. —A pesar del sarcasmo de mis palabras, la expresión de mi rostro es una súplica muda por que la mujer me diga que en efecto está de coña.

Me masajeo las sienes con las yemas de los dedos, totalmente alucinado. Me quedo mirando por la ventanilla en silencio, sin saber qué decir, durante un buen rato. Igual un minuto o incluso más. Y es que, por absurdo que suene, el relato de Sombra encaja como un engranaje perfecto, de una manera que me hace sentir escalofríos. Joder. De todo lo que me ha estado pasando últimamente, ser un puto hombre lobo no sería lo que menos sentido tendría, que ya es decir. Pero mi mente racional se niega a aceptarlo con tanta facilidad. O sea, ¡un hombre lobo! Eso son cuentos para niños, ¿no? A ver, creo en lo sobrenatural y esas mierdas, pero siempre había pensado que, si de verdad existían cosas de esas, serían muy diferentes a como las describen las historias. Y lo que jamás me habría imaginado es que yo fuese una de esas cosas. Algo en mí sigue resistiéndose a la idea; es decir, no puedo creérmelo sin más, ¿no? Se supone que tendría que decir algo como «¡tía, estás loca!» o «¡eso es imposible!», o cualquiera de esas cosas que dicen los personajes de las pelis cuando les cuentan algo así. Pero me siento incapaz de decir nada.

Miro entonces a Sombra, que me está devolviendo la mirada, y tengo la incómoda sensación de que sabe exactamente todo el proceso mental por el que estoy pasando. Sintiéndome vulnerable, me cruzo de brazos. Resoplo.

Habéis conseguido asustarme de verdad, tíos. Pero en serio, os lo pido por favor: si esto es una broma, por favor, dejadlo ya.

La indecisión de mi tono de voz dice sin palabras: «Pero si no es broma, contádmelo todo».

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04/09/2019, 19:24
Jackson

Desde el asiento delantero sonó una estridente carcajada, de esas que duelen en el orgullo porque implican que su dueño sabe más que tú. De esas que lo hacen enfurecer a uno con mala sangre. La risa sacudió el ego de Elliot, especialmente porque venía de él y no de ella. De él, que aunque había dicho que no tenía que ver nada con Rachel, todavía lo veía a su lado como un amigo… o quizás algo más.

¡Ja! Luego dices que si mi hermana. Tendrías que habérselo dejado a Flecha-del-sol.

Maeve se volvió para darle un puñetazo suave en el hombro acompañado de un «¿Pero te quieres callar?»

¡Eh! ¡Que estoy conduciendo! —protestó. Los miró a través del retrovisor—. Enséñaselo y ya. Total, tarde o temprano alguien se lo va a hacer. Puedes llevarte ese privilegio.