Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 0: Resonancia (Wamai)

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31/10/2015, 05:28
Nyah Baddhu

El ambiente caminando al lado de Nyah es tranquilo. Sus pasos son prácticamente mudos, como si sus pies estuvieran hechos de sombras y silencio. Cuando mencionas tu fortaleza ella dibuja una pequeña sonrisa mientras busca tu mirada, y en sus ojos puedes ver que no duda de que aquello sea cierto. Luego, cuando hablas de Muthengi y miras hacia atrás hace lo mismo después de ti, para luego reír de manera suave, y por un momento incluso las piedras que rodean el camino parecen reír con ella.

- He pensado que lo teníamos detrás -te dice claramente aliviada de ver que no era así-. Cuando te rodea es como una serpiente, sí -asiente después-. Pero tiene el cerebro de una culebra también. Eso es bueno para nosotros, y malo para él -comenta con calma-.

Acto seguido, cuando preguntas acerca de sus lazos con la otra chica, ella desvía sus ojos de los tuyos hacia ella, a la que en ese momento Jimiyu está dando un empujón amistoso.

- Es mi hermana, pero no compartimos sangre -expone entonces-. Su madre y la mía eran amigas, pero la suya ya está en la tierra -comenta sin que la tristeza llegue a traslucirse en su voz. Probablemente pertenezca al grupo de personas que ya han asumido la muerte como algo tan natural como respirar-. ¿Y vosotros? No os parecéis mucho -dice entrecerrando los ojos, como si quisiera analizar tus similitudes con tu hermano-.

Un instante más tarde, cuando comentas lo del campo, ella dibuja una sonrisa que parece más forzada que las anteriores y niega con la cabeza.

- He estado un tiempo sin ir, pero mi madre ha hablado para que me dejen volver -expone antes de dedicarte una mirada más larga, cómplice, y al hablar de nuevo su voz suena como si cada cada sílaba fuera una parte de una cerradura, y todas juntas guardasen un secreto-. Y sí te había visto a ti -asegura-.

Pero después, cuando haces aquel gesto para preguntar por sus cicatrices, la tristeza parece teñir su rostro. Ella se toma algunos segundos antes de contestar, como si estuviera decidiendo qué es adecuado decir, y finalmente su mirada se llena de duda.

- Significan que no hay que llevar la contraria cuando un hombre se equivoca -comenta, buscando el suelo con sus pupilas. No habla como si te acusase, ni mucho menos, sino como si aquella fuera una lección más que aprendida-.

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01/11/2015, 09:16
Wamai Saád ú

Presto atención a los pequeños detalles que me cuenta Nyah mientras caminamos. Suelto una pequeña risotada cuando me dice que el anciano tiene cerebro de culebrilla. También asiento cuando escucho que no tiene lazos de sangre con Subira. De alma, todos somos hermanos de distinta madre, que es la misma y tan solo una, la vida. Aquí otro ejemplo. Todos nos debemos al ciclo: "Caóticos cuentos de papá versículo 3 todas las lunas desde que tengo 12 años". Otra cosa, es que peguemos unos con otros.

Y claro que no me parezco a Jimiyu, yo soy mas alto y mas guapo, y con menos cara de niño. Se lo comentaría, entre coincidencias, pero reacciono rascándome una oreja con su ultima respuesta – Yo, bueno... - Me trabo. Estaba mas claro que una mañana sin nubes que esas cicatrices no eran escarificaciones tribales, pero no imaginaba lo que ahora imagino. Tan solo espero que no sean un recordatorio de hacia donde debe mirar, y dejo fluir un pequeño silencio incomodo pensándolo. Lo único que logro sacar en limpio... es que Nyah me gusta mas cuando sonríe.

Freno poco a poco el paso, pretendiendo que ella haga lo propio. Me acaba de dejar un poco en blanco, así que improviso – Interpretamos que así es, pero no quiere decir que así sea - y así me lo tomo. Me acerco un poco a ella - También pueden significar que a los hombres les da miedo que puedas pensar por ti misma - y llevo un buen rato preguntándome quien es el gran, o grandes hombres.

- Tranquila, a mi puedes llevarme la contraria - sonrío - ...y a Jimiyu también, yo te dejo - añado, y sonrío mas aun. Aunque sea como sea, tan solo uno sabe lo que realmente le pasa por dentro. Adopto un tono mas amigable - Dime, ¿Quieres.... contarme algo? o prefieres...? – no hablar? algo que doy a entender con un par de gestos. Pero no sin dedicar a su pañuelo una de esas miradas que hablan, o en este caso... que preguntan. Le estoy invitando a contarme lo que le pasa.

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04/11/2015, 00:05
Nyah Baddhu

Con cada paso que dais, con cada palabra que pronuncia, Nyah parece sentirse un poco más cerca de ti. Su voz suave y cadenciosa casi parece un arrullo que avanza al mismo ritmo que vuestro caminar. Sin embargo su voz parece haberse perdido en la tierra, tal y como ha hecho su mirada, tras su breve explicación.

El momento en que empiezas a frenar el paso sirve para que ella haga lo mismo, y casi parece que eso la aparta un poco de sus pensamientos. Y no es hasta que se da cuenta de que casi os habéis detenido que te busca con mirada interrogativa. Casi parece dar por hecho que te ha molestado con sus palabras cuando comienzas a hablar. Al escucharte, sin embargo, su ceño se frunce un poco, como si le costase hacerse a la idea de que estabas diciendo aquello. Cuando ofreces aquella otra explicación, hablando del miedo de los hombres, una especie de sonrisa cómplice y ligeramente orgullosa aparece en su rostro. Es aún insegura, pero está claro que tus palabras le han agradado. Y esa sonrisa se amplifica un poco más con tus palabras posteriores, amplificándose como un reflejo de la tuya. Poco a poco su expresión parece haberse cargado de una ilusión sincera, y aunque no llegas a ver desconfianza en su mirada sus siguientes palabras parecen cargadas de precaución.

- Espero que no digas eso porque tus mantas estén frías -comenta, mirándote como si al mismo tiempo estuviera jugando y advirtiéndote-.

Entonces parece tomarse un segundo para pensar una vez más qué decir y qué no, y al volver a hablar lo hace después de un suspiro.

- Hay... -empieza entonces, aunque antes de seguir desvía su mirada hacia lo lejos, hacia donde vuestros hermanos están alejándose-. Hay una especie de... Chico -enuncia, mirándote durante un instante, como evaluando y deseando que aquella palabra no te haga echarte atrás-. Él cree que una vez fui suya, y que por eso lo soy para siempre -expone, aunque en ese momento se mueve un poco, claramente incómoda-.

Está claro que esa historia encierra muchos más detalles y matices, pero ella no debe querer profundizar demasiado. Sin embargo se lanza a decir algo más, aunque lo hace casi con un hilo de voz. 

- No es de los que piensan que Nyah es de Nyah, y Padre le ha dado su bendición -resume-.

Aquellas últimas palabras parecen pronunciadas con una mezcla de tristeza y frustración tan infinitas como la luz que el sol guarda dentro. Y es en ese momento cuando, una vez más, aparta la mirada, y parece a punto de echar a andar de nuevo. En aquel tiempo has podido evaluar con más detenimiento sus marcas, y si hay algo claro es que las hay tanto antiguas como nuevas. Las más viejas podrían tener tantos años como dedos en tus manos, y las más nuevas tantos días como pelos largos en tu cabeza.

- Tiradas (1)
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05/11/2015, 07:18
Wamai Saád ú

Rio de forma pilla con el comentario de Nyah sobre mis sabanas - No, no... las calentamos con bolsitas de grano seco horneado antes de dormir - bromeo entre dientes al notar como su rostro se ilumina con cierta soltura, pero el instante vuelve a ser corto, al igual que el recuerdo de un sueño al despertar. Su estela vuelve a apagarse, aunque a su vez... me deja saber de donde proviene ese velo de tristeza que no le permite sonreír mas de 2 veces seguidas. Y ya no me pregunto porqué un padre mantiene decorada a una hija con los golpes de otro hombre. Tradición, Religión, tratos familiares, respeto por la tradición, engaño por la religión, una mezcla de ambas, o de ninguna, y a veces... simple miedo. Quien sabe, hii ni Kenya/esto es Kenia, donde cruzarte un albino africano puede representar la peor de las suertes, la corrupción de las autoridades te cobra hasta por una indicación, y la fragilidad de una mujer consta únicamente para abusar de su condición.

Tras su ultimo comentario, suelto el suspiro de quien está aguantando la respiración sin darse cuenta – ...Un día, yo también fui presa de lo expresado el anterior – ¿y quien no? Noto su ultimo gesto, frustrado, ante el monstruo del silencio y en un claro indicativo para que volvamos a caminar. 

De inicio imito su gesto para reanudar el paso de nuevo, veo entonces que nuestros hermanos están en el quinto pino arbusto, seguro que le está yendo bien con su amuleto - bueno,...Jimiyu y yo, tampoco somos hermanos de sangre, antes no te he respondido - Me rasco la nuca. Mi mente busca el modo de generar una nueva sonrisa en su rostro, pero el haber notado que lleva mas golpes de los que pudiera parecer, empieza a trastocarme un poco. - Un momento... – reacciono, elevo una ceja lentamente en gesto de duda, me viene mukuru a la cabeza, no sé por que... y finalmente me interpongo entre ella y el camino con las palmas tímidamente levantadas en gesto de "espera" – Un momento, Nyah - bajo la mirada hasta sus cicatrices, las cuales me siguen atrapando de algún modo, y vuelvo a sus ojos - ...puedo hacer que hakuna kinachotokea. Pero si crees que puedes contar conmigo, cuenta conmigo. Wamai mtu mwema – me señalo el pecho. Noto una especie de auxilio ahogado en esta leona malherida.

Con un dedo indice... intento elevar su mentón delicadamente, para con la otra mano... empezar a tirar despacio de su pañuelo, y ver hasta donde llega esto. No sé si soy yo quien la busca, o ella quien quiere que la encuentre. Así que voy a averiguarlo.

Notas de juego

hakuna kinachotokea: no pasa nada

mtu mwema: buen hombre

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07/11/2015, 14:23
Nyah Baddhu

La sombra de la sonrisa que Nyah había portado antes termina ha terminado de desaparecer poco a poco. Ahora su rostro es serio y adulto. Por un momento te mira, evaluándote, como si en ningún momento hubiera esperado haberse encontrado en esa situación contigo y estuviera preguntándose qué habéis hecho para llegar allí, o si ha sido un error. Tus palabras sobre las bolsitas de grano han quedado atrás, disipándose en el ambiente al pasar a temas más graves.

Finalmente, cuando expones que tú también has sufrido por culpa de las tradiciones sus ojos se abren un poco más y su escrutinio en tu mirada se vuelve más intenso, como si quisiera saber qué ha podido pasarte a ti que sea comparable a aquello. Y es posteriormente, cuando cambias de tema, que ella emite un suspiro y parece dar aquello por zanjado. En su rostro se mezclan alivio y decepción, y es en ese momento cuando da el primer paso en dirección a los otros. El silencio parece envolveros por un momento, haciendo callar aquellas palabras que anidan en el pecho de la chica, pero el mundo vuelve a detenerse un instante más tarde, cuando le pides un momento. La chica vuelve a detener sus pasos, y al volver a hablar su voz suena más baja de lo habitual, aunque no tanto como cuando era sólo un débil murmullo.

- Si les dejamos van a llegar a Magadi. - Comenta echando una mirada hacia vuestros hermanos, como si ese fuera todo el motivo para no detenerse. Magadi es el lago más cercano a Nairobi, pero aún así está a veinticuatro horas caminando. Algunas personas aún hacen varios días de camino a pie esperando que así, tras unas oraciones y beber sus aguas, estas les devuelvan la salud perdida. Sin embargo desde hace unos años toda la pureza que pudieran tener ha desaparecido. Concretamente desde la llegada de una planta química de una empresa llamada Tata Chemicals, con lo que ahora el lago ha pasado más a ser una referencia en distancia que algo potencialmente milagroso.

Las palabras de Nyah apenas habían tenido fuerza, y cuando los sonidos del ambiente terminan por hacerlas desaparecer no queda de ellas ni siquiera la intención de perseguirles. En lugar de eso se queda quieta, dándote la oportunidad de explicarte. Lo primero que hace es bajar la mirada un instante, pero cuando levantas su mentón busca tus ojos con una expresión sincera y cargada de dudas. No llega a decir nada, pero parece mejor así. Como si las palabras que pudieran abandonar su garganta fuesen capaces de estropear aquel momento. No dice nada mientras quitas su pañuelo. Sin embargo sus pupilas se tiñen de una mezcla de sensaciones que cuesta diferenciar, aunque sólo las ves durante un instante, pues no tarda en cerrar los ojos. Puedes ver una primera lágrima surcar su rostro y su pecho moverse más de lo habitual mientras ella respira de manera profunda. Y cuando al fin desenvuelves su cuello lo que encuentras termina de romper tu alma.

La piel oscura de la chica no sólo tiene algunas marcas de golpes o cicatrices como su cara. También puedes ver casi una decena de quemaduras recientes esparcidas por su cuello y pecho, con todo el aspecto de haber sido hechas con un cigarro. Por su aspecto deben ser de ese mismo día. Además las marcas de golpes allí son mucho más profundas y severas, como si quien las ha realizado realmente hubiera procurado tocar menos su lindo rostro. Los tonos de su piel varían según el momento de sanación en que se encuentra cada zona, pero una cosa es segura: quien ha hecho aquello se ha ensañado bien con ella.

- Tiradas (1)
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09/11/2015, 05:54
Wamai Saád ú

Me expliqué a medias. Pero aun así, en cuanto veo que Nyah me permite deslizar poco a poco su pañuelo, mi silencio casi baila por momentos con el suyo. Y lo mantengo, hasta que termino de desenroscar la prenda - No te preocupes... - digo - ...los pillaremos rápido. Digo en referencia a nuestros hermanos, e intento mantener una expresión normal, pero un tic bastante incomodo en el labio superior, podría estar delatando un rio de mil mal pensares a ritmo de djembé con aquello que voy viendo. La situación me enfrió en el momento en el que la impotencia se transforma en la primera lagrima, pero el ver las pequeñas quemaduras tan vivas como el hoy, me enciende un calor incomodo por todo el cuerpo. 

Vuelvo a dejar caer mi cabeza lentamente hacia un lado con expresión semi-vacía, deliberadamente perdida entre las marcas de su cuello bajo. 

Durante los siguientes segundos pienso en mis 3 madres y sus papeles en mi camino. Esta vez denoto en la mas reciente, Kiahá Sa. Doy dos pasos atrás. Su recuerdo asalta mi cabeza, e imagino masocamente como hubiera sido su vida si Padre, Jimiyu o yo mismo se la hubiésemos amargado. `Gritos, salpica el rojo, y maldiciones´. Creo que he crecido bastante fuerte de mente... pero de vez en cuando también me juego malas pasadas ensuciando mis memorias, corrompiendo mis pensares... y a veces mucho peor (aunque nunca tan involuntariamente como estas 2 mañanas). Entrecierro los ojos cuando comienzo a combinar todo esto con Nyah. No me gusta esto.

Y rebufo nasalmente, bajando la vista para observar la pieza que mantengo en la mano. Creo haber entendido lo suficiente. Estiro un brazo señalando el camino, y extiendo mi otro brazo devolviendole su pañuelo mientras arqueo ambas cejas - ...Ten, pronto se marchara el sol - y casi me encallo en lo dicho - Cuando vuelva a pasar, no dudes, grita (pienso...) o busca el modo de volar hasta Wamai. `Proposito´ de mejorar – No le voy a dar consejos inútiles, pero le ofrezco lo mejor que tengo, yo. Aunque acabo de involucrándome sin pensar mucho en las consecuencias. 

– Vale - sacudo la cabeza - Vamos, Nyah. Al gran charco envenenado no creo, pero en el Pozo Nuevo, quizá si estén - sonrío, un poco forzado, pero incitándola a dar un giro mas cómodo al asunto. 

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11/11/2015, 01:48
Nyah Baddhu

Los segundos que pasas observando el cuello de la chica ella los pasa en silencio, dejando que una segunda lágrima siga el camino de la primera, y que una tercera busque un nuevo recorrido desde el otro lagrimal. Sus ojos permanecen cerrados y podrías apostar la próxima bolsa de grano que robases a que su garganta está hecha un nudo. Su expresión se tensa un instante al escuchar el sonido del aire abandonando tu nariz, y sus ojos se abren de nuevo mientras los tuyos observan aquel pañuelo. En el momento en que vuestras pupilas vuelven a encontrarse puedes ver las de ella cargadas de una tristeza inmensa e inevitable, de duda y de temor. Ni siquiera parece estar segura de que haya sido una buena idea dejar que vieras las marcas, pero cuando le tiendes el pañuelo se toma un instante antes de cogerlo.

- Mejorar -repite con la sonrisa de quien está falto de esperanza, como si aquella idea fuera sólo algo con lo que bromear-.

Entonces se coloca el pañuelo de nuevo alrededor del cuello sin dejar de mirarte, y al terminar sus ojos se entornan un poco, como si una vez más estuviera valorando qué decir y qué no.

- Eres un buen hombre -te dice con suavidad, haciendo un esfuerzo claro por retomar aquel tono que era casi como una nana-. Muthengi dice que caminas dormido, pero yo creo que lo que pasa es que tus ojos no miran como los suyos -expone antes de alzar un poco la barbilla y hacer un gesto hacia tus ojos-.

Al volver a hablar su voz suena más grave y segura. - Hoy te llamas Wamai -señala con certeza-. Pero algún día te llamarás Waganga. Waganga wa nafsi -enuncia, cargando aquel momento de un misticismo como sólo las llanuras de Kenia pueden poseer-.

El tiempo entonces pasa a vuestro alrededor durante varios segundos, y durante ese instante puedes sentir que las heridas del cuello de la chica no importan mientras aquel momento no se rompa. Sin embargo al igual que cada día termina por morir antes de que nazca otro así debe hacerlo también ese momento, y eso sucede cuando ella vuelve a hablar.

- Vamos. - Asiente, comenzando a caminar a tu lado de nuevo. Los otros os sacan un buen trecho, y si de verdad queréis darles alcance tendréis que apretar realmente el paso. Sin embargo Nyah no parece tener prisa. De alguna forma puedes entender a partir de sus gestos, de su forma de caminar y de su respiración que esa confesión en medio del camino le ha sentado bien, por más que ahora tenga que asumir que aquello ya no es un secreto guardado en el estómago y envuelto en su propia piel.

Notas de juego

Waganga wa nafsi: Sanador del alma.

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13/11/2015, 06:23
Wamai Saád ú

Mientras me observa ocultando sus marcas con el pañuelo (las no visibles) voy adoptando una postura mas natural. Aunque creo que ha sido el comienzo mas triste y raro que he tenido con una mujer en toda mi vida. Me gustaría comentar algunas inquietudes con Jimiyu. Espero que no solo piense en reproducirse, y esté sacando algo de su camino con la joven pantera. También me corroen las ganas de correr hasta mi hogar y preguntarle a papá sobre algún jugo de hojas para quemaduras. La curiosidad y sensaciones negativas las contengo, algo me dice que no tardaré en dar con ese “chico”, pero creo que por lo pronto... es mejor así.

"Waganga wa nafsi". Conozco varios nombres natales, sobretodo de estaciones, pero el mio no. Sin más, sé que llamo Wamai Saád ú, y me permitiría el lujo de honrar a Padre, madre y hermano cerrando con Búh-Sa el nombre de mis hijos. Pero sea como sea, me agrada el que sería mi futuro nombre a voz de Nyah, y no rompo sus palabras, ni mirada, hasta que su voz nos pone en marcha de nuevo.

Bueno, hoy por hoy... Wamai, recolector de grano. No está mal - sonrío estúpidamente - Pero tendré que mejorar para sanar almas, o sanar almas para mejorar - busco sus grandes ojos con algo mas de complicidad. Luego, pateo una piedra como si nada, pero cuando re-pienso en que mis ojos no ven como los de Muthengi, divago entrecerrando los mismos durante un par de segundos con la mujer blanca en mente. No sé si empezar a pensar que en todo esto como un pequeño mal augurio... tuerzo los labios con la posibilidad – ...si, si... - murmuro inconscientemente, como respondiendo a la nada.

- ¿Que... que te gusta hacer? ¿que haces con tu tiempo, Nyah? - Reacciono al instante con un tema que conozco, y suelo tener entre manos – Uno toca mucha madera, hace pequeños elefantes... lija, hace la pieza. Se lo vi a un anciano hace largos veranos, aquí – señalo con el indice al suelo, y el pulgar a mi espalda, en referencia a nuestra comunidad - Quise imitarlo. Hoy lo hago yo. Mas mejor. – hago el gesto de caminar con los dedos – Elefantes, patas gordas. Más fáciles – y asiento, las patitas de cualquier otro animal cuestan mas en tamaño mano. - También disfruto bastante de no hacer nada – bromeo un poco, pero no en vano, tendré muchas cosas en las que pensar y apuntar durante la noche mientras hago realmente... nada. ¿No es eso hacerse a uno mismo?. Me gusta pensar, aunque mi ignorancia me haga hacerlo en bucle... frase que una vez me dedicó un hombre de traje en una discusión en pleno atasco en Nairobi.

Sigo el ritmo de Nyah, ahora no tengo prisa.  

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14/11/2015, 00:37
Nyah Baddhu

Cuando tus palabras llegan es evidente que Nyah agradece aquel cambio de tema. Sus pasos ahora son más tranquilos, como si el peso de un cubo de agua invisible sobre su cabeza hubiera desaparecido. Aún puede verse en sus ojos el rastro de aquella tristeza y en sus mejillas el camino seguido por aquellas lágrimas, pero no parece que se arrepienta del momento que habéis pasado parados en el camino. Su mirada pasa de la tierra que tenéis por delante a tus ojos cuando comienzas a hablar, y asiente al oír que no está mal tu propio nombre.

- Maisha ni ngazi -te dice con una entonación que podría haber usado Mukuru, haciendo referencia a que las cosas llegan paso a paso. Acto seguido permanece oyéndote, escuchando cada palabra cuando hablas sobre tu talla. Los gestos de tus dedos atrapan su atención, y parece estar imaginando aquellas figuras de las que le hablas. Finalmente su concentración se disipa cuando reconoces dedicar también tu tiempo a no hacer nada y una pequeña risa saliendo de su garganta rompe el ambiente. Ella no tarda en taparse la boca, aunque puedes ver que le ha gustado tu comentario.

- Nyah tiene dieciocho libros -reconoce entonces, hablando en tercera persona como si eso fuera un secreto aún más inconfesable que lo anterior, y al hacerlo así fuera menos prohibido hablar de ello. Ya había hecho eso antes, al hablar de lo que aquel chico de cigarro fácil pensaba de ella-. Dieciséis son de enciclopedia, aunque faltan algunas letras -expone-. Al principio Nyah leía despacio, pero ahora lee una página cada día -te explica-. Y cuando se la guarda en la cabeza, ve el concurso de los cinco millones en la televisión- dice dedicándote una sonrisa que parece cargada de sueños.

No llega a decirlo, pero es evidente que espera acudir al programa algún día y se imagina acertando las quince preguntas y llevándose todo aquel dinero.

Notas de juego

Maisha ni ngazi: La vida es una escalera.

El concurso de los cinco millones: Who wants to be a millionaire. El 50x15 en versión Kenia, emitido en inglés y con un premio de cinco millones de chelines keniatas, equivalente a unos cuarenta y cinco mil euros.

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14/11/2015, 07:28
Wamai Saád ú

¡En serio! - reafirmo cuando se ríe de mi, y sonrío de oreja a oreja. El tensar nuevamente las mejillas me recuerda que tengo un zascazo en la cara, me llevo una mano a la cara, pero sigo escuchando con la sonrisa colgada. Me quedo con 3 palabras rondando mi cabeza -ella lee libros-. De hecho... abro mucho los ojos cuando me dice 18, pues yo no tengo ni uno, asumo que lee mas rápido que yo.

Maisha ni ngazi - Baadhi kwenda juu, wengine chini. Su última expresión de ensueño me gusta.

¿Nyah lee en secreto? - miro a un lado, a otro... estoy un poco confuso, y entrecierro un ojo - ¿Pone en sus libros cuanto se tarda en llegar a Mombasa? - Muestro un ligero interés por su pasatiempo, y prosigo hablando de la tv – Nosotros solo vemos los maratones locales, y las olimpiadas, aunque hay que esperar algunos veranos para poder verlas – ademas no me gustan las noticias del mundo, pero conozco el concurso de los 5 millones, sentarse delante de pantallas modernas y responder cosas. - ¿Aciertas preguntas, tras leer? - pregunto, y vuelvo a mirar las cicatrices bajo sus ojos mientras caminamos – Yo creo que sería un gran acertador sin leer  – y asiento elevando la vista, pero no sé cuando fue la ultima vez que leí algo que no fueran carteles o papeles de firmar, que ademas no los entiendo – Yo no tengo libros para saber, pero tengo saber para libros - me doy aires - Sé muchas palabras distintas, sé de números en papel (sumar y restar) y ademas sé descifrar las lucecitas que vienen dentro de los coches – como si esto fueran grandes saberes fuera de lo común. Bromeo con ella, obviamente.

Me tienta preguntarle por qué alguna vez abandonó el cafetal, pues se me quedó en el tintero, pero me lo guardaré para otro momento.

Notas de juego

baadhi kwenda juu, wengine chini: unos suben, otros bajan

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18/11/2015, 03:05
Nyah Baddhu

Mucho más cómoda que unos minutos atrás, Nyah camina a tu lado con calma. Sus pasos son sosegados, tranquilos, y sus ojos se alternan entre tus pupilas y el camino. En el momento en que le preguntas si lee en secreto ella parece sonrojarse un poco y asiente con una complicidad muda, como si reafirmar tus palabras en voz alta fuese demasiado para un secreto de tal calibre. Sin embargo no tarda en buscar una vez más tu mirada antes de hablar, recuperando ese tono tan ondulante como deben ser las olas del mar.

- No es en secreto para todos. - Te dice. - Sólo es secreto para los que no lo entienden. Mi madre lo sabe, y Subira también. - Explica antes de hacer una pausa, como evaluando sus últimas palabras. - Aunque ella tampoco lo entiende, pero es Subira. - Expone, como si con ella no pudiera haber secretos. Acto seguido, cuando le preguntas por Mombasa, ella parece dudar un instante. - No lo sé. - Dice con franqueza. - Aún no he llegado a esas letras.

Un instante más tarde, cuando hablas sobre las olimpiadas, una pequeña sonrisa aparece en el rostro de la chica, que parece dispuesta a hacer una demostración de lo que sus libros traen consigo. - Los Juegos Olímpicos nacieron en Grecia, en Olimpia. - Te cuenta, y parece disfrutar de cada palabra que abandona su boca. - Sólo los hombres que hablaban griego podían participar, y eran un periodo de paz entre todas las ciudades que participaban. - Expone claramente orgullosa, antes de dedicarte una sonrisa más amplia que las anteriores. - Después de leer se aciertan muchas cosas, sí. - Contesta entonces, antes de hacer una pausa. - Pero no se acierta qué decir cuando Muthengi se enfada. Eso lo sabes tú mejor que nadie. - Dice divertida, casi riendo. Y cuando enumeras tus conocimientos añade uno más. - También sabes hacer elefantes de patas gordas. - Asegura con un tono cómplice, casi como si se estuviera metiendo contigo.

El siguiente rato va pasando en una conversación suave y tranquila. Poco a poco el camino os va llevando a rodear la comunidad, y al final podéis ver de lejos el Pozo Nuevo. No se te escapa cómo Nyah, en cuanto os acercáis de nuevo a las casas, cambia un poco su actitud y vuelve a colocarse el pañuelo, asegurándose de que no se ve nada de lo que esconde.

Allí, sentados en el suelo con un par de pasos de distancia entre ellos, están Jimiyu y Subira. Ambos tienen las manos extendidas hacia adelante, y puedes ver cómo las puntas de sus dedos se van acercando hasta casi tocarse. Justo cuando lo hacen los dedos de ambos se mueven rápidos, intentando golpear los del otro, pero es ella la que lo consigue antes de que ambos estallen en risas.

Vuestros pies os siguen llevando hacia el lugar, y antes de que ninguno de ellos haya alcanzado a veros Nyah detiene sus pasos, mirándote a los ojos. - Shukrani, Wamai, recolector de grano. - Te dice de una forma casi solemne.

Notas de juego

Shukrani: Gracias.

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21/11/2015, 02:03
Wamai Saád ú

Creo entender que a su circulo, no le gusta que lea libros. Los hombres, imagino. Pero... ¿su hermana? – ¿A Subira no le gusta que seas lista? - pregunto... pero de manera casi retorica, y casi restando importancia... pues no creo que la chica le suponga mas presión que apoyo. A mi, al contrarío de todo esto, me gusta cuando me cuenta el origen de las olimpiadas y sus normas. 

Ahá. Patas de elefante... – casi me siento un inútil, pero río en pos de broma. Se ve que la chica no ha llegado a las letras de Mombasa, pero bueno... seguramente ya a llegado a más de lo que pueda llegar yo en cualquier panfleto local. Me pasaría 3 caminos de ida y vuelta preguntándole muchas cosas, que seguramente desencadenarían en otras, pero el tiempo corre.

Noto como se cubre con mas cuidado cuando nos acercamos a las casas, pierdo mi mirada para no incomodarla. Cuando ella se para, al acercarnos a nuestros hermanos, yo lo hago también. Me agradece el desahogo, y dibujo una pequeña sonrisa mirando al cielo – No hay de que. Hoy eres Nyah, mañana serás Daima Kuangalia mbele – Y cayó la noche. Seguimos caminando, y cada vez mas cerca de Jimiyu y Subira, respondo a su comentario reciente en tono bajo, y arqueandome hacia ella - ¿Sabes? Si hubiese un programa que fuera las 15 broncas de Muthengi, yo tendría opciones al premio - asiento varias veces.

Por lo pronto, nuestros hermanos parece que están jugando, literalmente. Entre sus risas y sonrisas, ya cerca de ellos... lanzo una mirada a Nyah, y me pongo de cuclillas entre ambos – Jimiyu ¿A que no sabes donde nacieron las olimpiadas? - pregunto. Estaba entre esto, o nombrar las gallinas que una vez tiramos al viejo pozo por su concepto de diversión. Por un momento (este) se puede decir que me olvidado de mi confuso día.

Notas de juego

Daima Kuangalia mbele: La que siempre mira al frente

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21/11/2015, 22:08
Nyah Baddhu

—Le gusta, pero no entiende que quiera serlo— había respondido Nyah a tu pregunta. Y es ahora, viendo de lejos a tu hermano y a la suya jugar, que es fácil entender por qué: parecía prácticamente una niña. Quizá, incluso, el mal sea aún sólo un ente imaginario para ella, un monstruo de leyendas, y no haya entendido que mal y violencia están en cada hombre, así como el agua, la esperanza o la tierra.

En el momento en que le pones aquel nombre ella te observa durante algunos segundos, recuperando un poco de la solemnidad que antes habíais compartido. Parece a punto de preguntar algo de una manera cómplice y cercana, pero un instante antes de hablar tu voz le arranca una risa.

—Si hubiera ese programa tendrían que pedirte que lo presentaras para no arruinarse.—asegura antes de taparse la mano con la boca, probablemente al imaginarlo. Si algo se puede decir de Nyah es que parece saber divertirse aún con toda la historia que debe arrastrar. Acto seguido, con tu mirada, ella te sigue adonde Jimiyu y Subira se encuentran y cuando te acuclillas se queda un paso atrás, observándoos a todos con los ojos brillantes.

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21/11/2015, 22:47
Montu búh "Jimiyu"

Jimiyu separa sus ojos sólo un instante de las manos de Subira cuando os acercáis. Después de todo incluso la menor distracción puede ser fatal. De hecho él aprovecha el instante en que ella aparta la mirada para lanzar un rápido manotazo contra sus manos que ella logra esquivar, como si ya se lo esperase. Ambos intercambian después una mirada cómplice, y cuando te sientas entre ellos tu hermano te mira, asintiendo con esa expresión tan característica de esto funciona. No parece que él haya tenido conversaciones tan profundas ni tan personales como las vuestras, pero sin duda se está divirtiendo.

Es al escuchar tu pregunta cuando te observa durante un instante, como intentando saber dónde estaba el truco. Sin embargo no tarda en sacar pecho y asentir con la cabeza y con la sonrisa. A ojos de cualquiera parecería convencido, pero tú le conoces bien y sabes que está a punto de inventarse algo. Aún así, antes de que lo haga puedes ver cómo lleva una mano a su bolsillo, probablemente para tener la ayuda de aquel amuleto durante el discurso.

—Por supuesto que sí —afirma con falsa certeza—. Nacieron aquí, en Kenya, lo sabe todo el mundo —asegura, y para añadir más verosimilitud no tarda en explicar también el cómo—. Había un blanquito rico con una hija tan fea que no quería casarse con ella ningún otro blanquito, y montó una competición para gente sin dinero, y el que ganase se la llevaba —relata antes de hacer una pausa —. Al final era tan fea que cuando uno ganó siguió sin querer casarse con ella, y unos años después el padre lo volvió a intentar —expone, concluyendo su historia con un gesto de las manos para indicar que a partir de ahí todo era evidente—. Y como se llamaba Olimpia, pues Olimpiadas.

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21/11/2015, 23:01
Subira Baddhu

Tras esquivar el intento de tu hermano y ver cómo te sientas entre ellos Subira se echa hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas y entrelazando los dedos con una sonrisa. En sus ojos está el brillo inquieto de quien está lleno de expectación. Al escuchar tu pregunta ella mira a tu hermano con interés, esperando su respuesta.

Puede que por conocer la respuesta de antemano, o por haberle calado, pero no parece que la chica se crea su historia. Al escucharle ríe de una forma natural, sin miedo, y no se te escapa cómo un instante después rompe la barrera del contacto físico al palmear en broma la pierna de Jimiyu.

—Claro —asiente divertida, como si por un momento se lo hubiera creído—. Y el que ganó se llamaba Kukumbia Marato, por eso se llama Maratón.

Notas de juego

Kukumbia: Correr.

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23/11/2015, 05:02
Wamai Saád ú

Me voy sentando entre ellos, y le devuelvo la mirada a mi hermano casi afirmando lo mismo: sii, funciona... mas o menos. Y al ver que rebusca su respuesta hacia mi pregunta de forma tan “natural”, casi rio antes de que empiece a hablar, viéndolo venir. Pero tras las divertidas palabras de ambos, sonrío sin mucho aquel, y se me escapa una mirada de duda hacia Subira. Alzo una ceja y entrecierro los ojos... - ¿En serio? - ¿Fue por eso? ¿Por un tal Marato? pero luego... lo pillo. JAJAJA. Rio, ahora espero que no sea verdad.

Al menos... parece que estos 2 se han estado divirtiendo de forma sencilla. Solo me queda sonreír nuevamente hacia Nyah, y con un gesto de cabeza... invitarla a que se siente. Que no se diga que nosotros no hemos disfrutado del camino.

Alzo un dedo girándome un poco hacia mi hermano – Pues casi casi, Jimiyu. Todo el mundo sabe que lo que dices suena a los "grecios" – informo mostrando mis nuevas sabidurías - Yo pensaba que en su antigüedad allí, solo se hacían esculturas de hombres medio desnudos, y mujeres feas... ahora que hablas de blanquitas - hago una pausa  - Pero se ve que también inventaron los 100 metros lisos, y solo podías participar si hablabas su idioma – poso mis brazos en mis rodillas hacia delante buscando a la mayor de las hermanas - ¿No es así, Nyah? - y me ahorrare que uno también pensaba, o hubiera pensado... si me hicieran pensarlo, que las olimpiadas mundiales podrían haber partido desde nuestras tierras, o por aquí cerca. Le doy un golpecillo en el hombro a mi hermano. No sé si me ha seguido la bola, o se ha seguido la bola así mismo, pero me encanta este pequeño gran hombre.

Entre medias, cuando encuentro un hueco... pregunto a las hembras – Kidogo Wananake ¿Que se dice de nuestra casa? - Curioseo un poco – ¿Opinan algo los demás? - Llevamos muchos años seguidos aquí, dejando a un lado esta mañana, o a Muthengi, tengo entendido que al menos, no disgustamos.

Notas de juego

Kidogo Wananake: Pequeñas mujeres

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25/11/2015, 02:53
Montu búh "Jimiyu"

Tu hermano ríe con ganas al escuchar el comentario de Subira, y te dedica una larga mirada en cuanto ella le toca, como advirtiéndote por si no lo habías notado. Después te mira con una amplia sonrisa cuando le dices que casi ha acertado. Un instante más tarde, sin embargo, su ceño se frunce un poco mientras te escucha, sin terminar de entender de qué estás hablando. Esa misma sonrisa se ensancha un poco más cuando hablas de lo feas que son las blancas y entonces hace un gesto señalándote con la mano para darte la razón. Y justo después, cuando explicas que fueron ellos quienes inventaron los cien metros lisos, Jimiyu se echa hacia adelante, mirándote como si aquello que contabas fuera algún tipo de invención.

—Los blancos son idiotas —concluye riendo—. Inventan una prueba en la que pierden siempre. Si yo inventara unas Olimpiadas —comenta entonces, con el rostro cargado de ilusión— las pruebas serían muy distintas, sí señor. Haría prueba de recoger café, y de esquivar la vara de Muthengi, y de mear bien lejos —enumeró antes de señalarte riendo—. Y de caminar dormido, para que ganase alguna Wawa.

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25/11/2015, 02:54
Subira Baddhu

—Si hubiera Olimpiadas de recoger café —dice Subira entonces, con la única intención aparente de meterse con tu hermano— vosotros quedaríais los últimos, incluso detrás de los blancos —bromea—. La última vez que recogisteis un grano sin ganaros una bronca fue antes de que a mi abuelo le saliera barba —asegura, llevando el dorso de una mano a la boca para tapársela mientras ríe.

Luego, cuando preguntas acerca de qué se dice de vosotros, no se te escapa cómo Subira cruza una mirada con Nyah antes de responder.

—Dicen que Dohba búh sabe tanto como Jumanee, pero que ya no hace nada porque no hace falta —expone antes de echar un vistazo a Jimiyu y, como él unos segundos antes, inventarse algo de manera descarada—. Y porque el espíritu de una cabra le dijo en sueños que si volvía a hacer algo estaría maldito durante siente años y siete días —añade después con un tono más grave, como el que se usaba para contar historias antiguas—. También que en esa casa viven dos fantasmas del desierto de Nyiri que se hacen pasar por recogedores de grano, pero que no pueden recoger uno solo porque sólo son fantasmas —cuenta antes de echarse a reír—. Y por eso son los peores del campo.

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25/11/2015, 02:55
Nyah Baddhu

Mientras tanto, al recibir tu invitación Nyah no tarda en sentarse a tu lado con una pequeña sonrisa. Luego escucha cómo fluye la conversación, asintiendo complacida y tranquila cuando pides su aprobación. Y después, conforme todo va fluyendo ella ríe con vosotros, aunque no llega a intervenir. La suya es una risa cómoda y natural, cantarina y dulce. En más de una ocasión intercambia una mirada contigo, y cuando su hermana la observa durante un instante antes de responder a tu pregunta ella le hace un gesto, animándola a contestar. Sin embargo no debía esperar aquella respuesta, pues cuando llega sus ojos muestran sorpresa y diversión.

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26/11/2015, 05:04
Wamai Saád ú

Todavía tengo la piel calentita del sol reciente. Veo como Nyah se sienta a mi lado mientras las palabras suenan, aunque siento que no toma mucho la iniciativa cuando está su hermana delante, así que le doy un golpecillo complice de hombro a hombro una vez está a mi lado.

Jimiyu menciona a los blancos como estúpidos, y su nueva amiga casi parece darle la razón entre divertidas indirectas olimpicas hacia los 2, yo niego sonriendo con ambos, de vez en cuando... intercambio miradas con Nyah – Los estúpidos exportan café, si no no tendríamos este trabajo – y sobo el indice con el pulgar en gesto de money-money. Pienso en occidente... y se me vuelve a pasar la mujer blanca por la cabeza. Pero en serio... ¿mear bien lejos? - Yo propondría es...! le...! Bueno, nada – me rasco la cabeza y agito una mano, me ahorro una anécdota sobre meadas a presión contra botellas como sugerencia para las Olimpiadas.

Y no camino dormido, toda Africa sabe que cuando te desconcentras, en realidad te estas concentrando en otra cosa distinta. Aun así, parece mi etiqueta. Tras formular mi pregunta observo el cruce de gestos entre hermanas, y escucho la respuesta después. Asiento ante la primera parte. De Padre se comprende lo dicho, antes que nosotros ya estaba él, sus arrugas relucen el saber de quien pudo aprovechar el tiempo. Pero... toco 3 veces el suelo con un nudillo, y alzo un meñique cuando escucho la palabra maldito sobre el mismo. Aunque el tono de broma, y la consiguiente sonrisa de Nyah lo hacen mas ameno, digo - Bueno, bueno! nadie quiere llamar al mal tormento de una cabra amenazando con 7 años, y 7 días de maldición en sueños - Alzo las palmas en gesto de paz con la tierra

Me palpo un par de veces el varazo en mi mejilla con la yema de los dedos con lo siguiente ¿Fantasmas? ¿El desierto de Nyiri? ¿solo un grano? Hoy recogí un cesto extra! o x2! según se vea – Fantasmas que buscan la sombra del Kilimanjaro en su ardua recolecta - añado... aunque sea sentados bajo unas ramitas.