Partida Rol por web

Historias de Horror I.

CC: 3- Casa de Kendra Lorrimor.

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07/08/2017, 17:30
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MEDIO DÍA. CASA DE KENDRA LORRIMOR.

El Amo había puesto fin a la posible visita al semiorco y eso era algo que Gruñido lamentaba. Hubiera deseado ver a un mestizo como él mismo y ver qué podía revelar sobre los cercanos orcos, al menos para saber dónde no meter al amo y a sus amigos. Sentía como la oportunidad se desvanecía entre sus dedos inexorablemente y emitió un suspiro de decepción.

- Grrooowlllll... -

Miró alternativamente al caballero Gheorghe y al joven Janos como si entre los dos pudieran hacer cambiar de opinión al amo Konrad, en el que acabó su muda súplica. Al menos no dejaría a solas a Sascha con Réquiem mientras ella le hacía lo que fuera que fuera a hacerle. Quizás los señoritos luego cambiaran de opinión y pudieran ir a ver a semiorco. Donde no pensaba asomar la nariz era en la casa de la vieja bruja de la concejala Mirta, así se atragantara con el pastel.

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07/08/2017, 22:19
SA: Los Eones son Extraños.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

En vista de que nadie parece querer acompañarle, el Doctor Vandel coge un trozo de tarta en un plato cubierto por un paño limpio y se dispone a salir de la casa.

De repente se escucha un estruendo, al caerse el plato al suelo...

Donde estaba el Doctor Vandel ahora hay unas extrañas nieblas amarillas arremolinantes que le atrapan como gordos gusanos constrictores y oscurecen por completo todo su cuerpo.

Notas de juego

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08/08/2017, 01:30
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

El sonido del plato repiqueteando contra el suelo hace que las orejas de Gruñido se vuelvan hacia la puerta antes que él mismo. La primera idea que pasa por su cabeza es que el torparrón del Doctor Vandel ha dejado caer la tarta, y tendrá que volver a por otro trozo para la arpía de la concejala. Entonces lo ve.

Ve la niebla amarilla, con gruesos zarcillos que parecen tragarse lentamente al Doctor. La mano de niebla del Dios Amarillo. Gruñido sacude la cabeza, mientras gañe.

- ¡¡Grrriiiwwwlllll!! ¡Doctor, no se deje ir, luche por quedarse! -

Por su cabeza pasó la idea de arrancarle de la mano amarilla, pero eso no le funcionó a Gheorghe, y dudó que al él le fuera mejor. Sólo el Doctor podría tener control sobre su destino, como Sascha le había contado que hizo. Ella decidió quedarse y permaneció a pesar de los deseos de la niebla.

Ideas pasaban por su cabeza como relámpagos. Si se iba el Doctor, ¿vería a Velkan? ¿Podría él entrar en la niebla e ir a buscar a su hermano? Esas y otras ideas surgían como olas repentinas, mientras sus acciones se veían paralizadas por un mar de miedo a abandonar a Sascha y al amo Konrad.

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08/08/2017, 13:51
(SA) Gheorghe Mykas.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

No había mucho más que hacer hasta que llegara el concierto, dada la negativa general para ver al semiorco, sin embargo parecía que aquel maldito pueblo les reservaba sorpresas desagradables de manera continua. Otra vez aquella maldita niebla, esta vez envolviendo al doctor Querio. Sin duda la maldición que habían desatado al aventurarse en la tumba estaba decidida a cobrarse más compañeros. 

-¡Que nadie se acerque!-ordenó Gheorghe. Su intento de retener a Velkan, no solo no había sido exitoso, si no que sus manos habían salido empapadas de sangre ajena. No sabía si con ello había dañado al bárbaro, o pertenecía a su hermano, pero mejor no tentar a la suerte de nuevo. 

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08/08/2017, 17:16
Ustalav.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Las extrañas nieblas amarillas se disipan, llevándose consigo al Doctor Vandel, que ha desaparecido por completo.

En su lugar, tirado en el suelo, ha aparecido un hombre de mediana edad con el pelo corto negro-grisáceo. Viste un sucio pijama blanco, que se mancha cada vez más por la increíble herida abierta en el vientre, que lo secciona casi de costado a costado. Parece un corte limpio hecho con un filo increíblemente afilado, posiblemente de un solo tajo, y está completamente ensangrentado, aunque cada vez brota menos sangre, señal de que el herido está ya casi desangrado y de que le quedan escasos segundos de vida.

De sus manos han caído al suelo un farolillo encendido preciosamente decorado y una maza pesada que obviamente ha recibido mucho uso.

Notas de juego

// Entra en escena: Desconocido (Réquiem lo reconoce como Enterrador y a los demás les resulta familiar). - Procede de: Procedencia desconocida.

// Sale de escena: Doctor Querio Vandel. - Sigue en: Lugar desconocido.

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08/08/2017, 17:45
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

El momento de duda ha sido suficiente para que el Doctor Vandel y la mano del Dios Amarillo se desvanezcan, dejando tras de sí un hombre que parece bien a punto de morir. Apenas debe contener su cuerpo sangre, ya que el olor de la sustancia es tremendamente intenso.

Si algo tiene claro Gruñido es que puede poner imagen a la confusa historia que Sascha le había explicado la noche pasada, y todo ha sucedido en un mero parpadeo. ¿Qué clase de maldición ha caído sobre estas gentes al profanar la cripta del cementerio? El cochero parpadea con fuerza deseando que todo sea una pesadilla, un eco del fantasma que rondaba ayer por la casa.

Como al abrir los ojos todo sigue igual, se apresta a seguir al joven Janos el cual mediante una oración parece insuflar vida en el exánime cuerpo del herido. Una vez parece que queda estable, Gruñido se apresta a trasladar al herido a donde Janos le dirija. Pero mientras lo hace lanza una reflexión.

- ¿Y quién explicar esto a Sheriff? Grrwwllllll... -

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08/08/2017, 18:05
(SA) Enterrador (Anselmo Paddock).

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

La sangre lo invadió todo, formando una densa y oscura cortina rojiza que todo lo envolvía. Sintió que la cabeza le daba vueltas, sintió el sabor a sangre invadir su boca, sintió el terrible dolor en su abdomen, sintió como sus miembros se debilitaban y ya no lo sostenían. Sintió como las voces y gritos de sus compañeros se alejaban, convirtiéndose en murmullos y silencio, posteriormente. Sintió, finalmente, que dejaba de sentir. Excepto la desazón, el frío y la rabia.

Después llegaron las brumas.

¿Niebla? ¿Es lo que hay después de la muerte? Curioso, yo hubiera apostado por gusanos.

Niebla que le envolvió y tiró de él. Se resistió, a pesar de no poder moverse, de no poder hablar. Se debatió unos instantes tratando de evitar que aquella cosa lo arrastrara lejos de sus compañeros, pero finalmente sucumbió. Y fue llevado lejos, muy lejos. A un sitio mejor.

Lo supo porque la desazón se disolvió y el frío se tornó en un agradable calor, allí donde perforaran sus entrañas. Sin embargo la rabia, la ira, no mermó.

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08/08/2017, 18:27
(SA) Gheorghe Mykas.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Y, como era de esperar, otra figura reemplazó al profesor. Y, por si fuera poco, también herida de muerte. Uno a uno, aquellos que consintieron en profanar la tumba y llevarse lo que el difunto profesor, sin duda por buenas razones, había decidido no coger, iban pasando al "otro lado". O a donde llevara esa maldita niebla. El problema es que ahora tenían un herido, que gracias a la intervención de Janos no era un cadáver, y un miembro menos de su grupo. 

El semiorco fue el primero en formular una pregunta tan simple y evidente como importante para todos. 

-Esa es una muy buena pregunta, Gruñido. Como explicar esto sin que nos echen del pueblo por brujos, o algo peor. 

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08/08/2017, 18:54
(SA) Réquiem (Alexei Mykephoros).

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

 

La atención de Réquiem se centró hacia el origen del estruendoso sonido que resonó en la vivienda. Los castaños ojos del dramaturgo observaron lo que parecía ser la figura del Doctor Querio siendo engullida por aquella niebla amarilla, lo rodeaba ocultándolo en su totalidad.

<<Esa… esa… niebla… >>

Alexei no se acercó, se quedó paralizado observando como aquella neblina terminaba de esconder al doctor de su campo de visión. Paso a paso iba dejando una distancia prudencial hasta que su espalda chocó contra la pared. Escuchó en la lejanía las palabras de Gruñido y de Gheorge, animando a Querio a luchar y que nadie se acercara a la neblina amarillenta. La mente de Réquiem viajaba a lugares insospechados de su memoria, recordando el sueño antes de despertar en aquel angustioso subterráneo, en el cual una espesa neblina los envolvía y luego todo era oscuridad.  Recuerda también la niebla que lo envolvió delante de las puertas de la muerte y por suerte apareció en otro lugar con la gente que acababa de conocer.

Ante sus ojos una figura humana yacía en el suelo, el Enterrador. Tardó en reconocerlo, ya que primero los angustiosos ojos de Alexei se fijaron en la tremenda herida que había en el abdomen. La rápida actuación de Janos permitió al nuevo integrante sobrevivir de una fatídica muerte.

<< Tal vez… >>

Réquiem miró a Gheorghe y Gruñido, prefirió no intervenir al no conocer de nada el pueblo pero él también reconocía que esa situación no les era favorable.

- Conozco a este hombre, era miembro del grupo en el que me encontraba antes de aparecer aquí. Tal vez tenga una teoría sobre lo que puede estar pasando, parece una locura… pero puede ser una hipótesis a tener en cuenta  -

Se acercó un poco observando mejor al hombre que acababa de aparecer – Sí… es él – Réquiem lo acabó de  reconocer. Los recuerdos de las escenas vividas anteriormente,su combate con aquellos seres, volvieron a bombardear su mente. Reculó unos pasos con el miedo en su rostro y apretó los puños con algo de rabia contenida al no poder recordar nada que no fuera después de aquel siniestro sueño.  

- Deberíamos llevarlo a una de las habitaciones, necesitará tiempo para recuperarse y estoy seguro que podrá darnos información de vuestro compañero Velkan, pero primero debe de sobrevivir -  se quedó algo apartado para no entorpecer a Janos y darle total libertad para que utilizara sus poderes curativos. 

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08/08/2017, 23:14
(CC) Sascha Danzante de las Nieves.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

De nuevo ocurre.

¿Entonces, no tiene nada que ver con el cementerio? No, somos nosotros. Pero, ¿por qué?

- Yo puedo encargarme de su cuidado. - Me apresuro a decir mirando de nuevo a Konrad para buscar su consentimiento. - Después del tuyo propio, claro. - Digo hablando esta vez en dirección a Alexei.

Si era cierto que podían darme información sobre el paradero y estado de Velkan (si es que éste otro no había perdido la memoria también) yo quería tenerla de primera mano.

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09/08/2017, 00:55
(CC) Janos Dimitriev Mykerinos.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Aquel ruido del plato cayéndose era inconfundible y la imagen del Doctor Vandel sufriendo un accidente fue lo primero que me llegó a la mente. Corro hacia la puerta, solo para encontrarme la visión de aquellas brumas amarillas, muy similares a las que se llevaron a Velkan, aunque con una diferencia de color que no me pasó inadvertida.

 - "¡No otra vez!"

Pero nada puedo hacer, paralizado ante una visión que nada entiendo y cuyas dudas me quitan el sueño. El Doctor termina de desaparecer y es un hombre con una gran herida el que queda en el suelo. A claras luces se nota que sus pasos le llevan a una inexorable muerte si es que no conseguimos hacer algo para evitarlo.

Me adelanto, arrodillo a su lado e invoco el poder de Sarenrae:

 - "¡Escucha a tu siervo, Diosa Solar! ¡No permitas que este hombre se pierda en el reino de los muertos! ¡Sana sus heridas y devuelve su salud, poderosa y misericordiosa Sarenrae!"

Un brillo envuelve mis manos y luego el cuerpo del hombre, cortando la pérdida de sangre y cerrando las zonas más profundas del corte. No es suficiente para ayudarlo completamente, pero si para que no muera.

El resto conversa de su destino y de lo que necesita hacer, pero no me conformo con la idea de tenerlo por días sanándose cuando la piedad de Sarenrae es infinita. Poso mis manos sobre él nuevamente y elevo una plegaria:

 - "¡Te ruego, Sarenrae, que cures a este hombre y devuelvas su salud! ¡Que tu gracia caiga sobre él y alivie todos sus dolores, como solo tú puedes hacerlo, diosa magnánima!"

Un nuevo destello, mucho más intenso esta vez, envuelve al hombre y comienza a sanar sus heridas frente a nuestros ojos, demostrando el poder de mi diosa y los dones que brinda a quienes le adoramos con devoción.

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09/08/2017, 02:32
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Aún mascullando entre dientes sobre la locura de la situación y la imposibilidad de explicar que estaba pasando, Gruñido agarra una manta y la posa sobre el sofá. Después levanta la figura caída con aparente facilidad y la deposita con cuidado sobre la manta. A pesar de que sus heridas parecen hacerse cerrado, la figura del caído aún está manchada de sangre que será más fácil de sacar de una manta que de un sofá completo.

Tras acomodar al yaciente, el semiorco recoge con cuidado la maza y el farolillo que sostenía el hombre inconsciente y los examina con verdadera curiosidad. Tras ello, apaga el pequeño fanal y deposita ambos objetos cerca de la chimenea. Luego mira con curiosidad y respeto al joven Janos. Parece que Pharasma no es el único poder que se encuentra en estas tierras. Cuan afortunados son estos hombres de las casas de piedra. Sus dioses les facilitan la vida, en vez de ponerles duras pruebas y exigirles sangre y sacrificios por sus dones.

Luego presta atención a las palabras que Réquiem acerca de que conocía al recién aparecido, y la posibilidad de que sepa algo sobre el desparecido Velkan. Mira a Sascha en consecuencia.

- Hermana, deber hablar con hombre herido. ¡Poder saber de Velkan! Grrrwwlllll. -

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09/08/2017, 11:43
(SA) Enterrador (Anselmo Paddock).

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Abrió los ojos como si de un resorte se trataran, grandes, dilatados, inyectados en sangre. Su vista, aun así, resultaba estar borrosa aunque era capaz de percibir una figura sobre él. Todavía en estrés de batalla, cerró el puño derecho con la intención de agarrar el mango de su maza y aplastar la cabeza del ser que parecía cernirse sobre él. Mas su mano estaba vacía. Sin mirar y sin ser capaz de ver aun, conforme la nebulosa visión poco a poco clareaba, la mano palpó buscando su arma, con la esperanza que no estuviera lejos. Fue entonces cuando sintió el suave contacto del terciopelo y el mullido sofá bajo él.

Su acelerada respiración se fue calmando conforme su mente, aun alerta, comprendía que no debía estar en el frío suelo de piedra de la ruinosa habitación. Forzó la vista, frunciendo el ceño, y finalmente fue capaz de vislumbrar las extrañas caras que lo observaban desde altura, la manta que lo cubría, la comodidad donde se aposentaba y el entorno agradable que contenía todo aquello.

- ¿D-donde demonios estoy? - preguntó aun tenso, agitado, incluso enfadado, a los desconocidos que lo rodeaban. Trató de hacer un amago de reincorporarse casi con violencia, pretendiendo ponerse en guardia contra todos aquellos individuos, pero sintió una enorme punzada de dolor en su abdomen que le hizo quejarse y dejarse caer jadeante sobre el sillón. El dolor le forzó a parar y le obligó a hacer algo menos activo y doloroso: observar.

Fue mirando las caras de los presentes, uno a uno. Los miró como a forasteros, pese que, en el fondo, le resultaban extrañamente familiares. Entonces su mirada se posó sobre uno de ellos, frunciendo sus ojos.

- ¿Requiem? - abrió los ojos incrédulo y pasmado al ver a su antiguo compañero de penurias.

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09/08/2017, 12:03
(SA) Gheorghe Mykas.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Aquel hombre recuperó la conciencia finalmente debido a los dones de Janos, y el paladín le miró con los ojos entrecerrados, quizás con sospecha, aunque realmente esforzándose por recordar. Ese hombre le recordaba a alguien... Pero, ¿a quién? Finalmente cayó, mientras aquel individuo intentaba ponerse en pie, solo para ser detenido por sus heridas.

-Debes descansar-dijo, adelantándose-veo que sufres de amnesia, porque nosotros sí te recordamos a ti... Paddock, jefe embalsamador de Karkau-añadió, con la leve esperanza de que aquello le refrescara la memoria-estás entre amigos, apareciste moribundo, igual que Alexei, al que conoces como Réquiem. 

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09/08/2017, 12:29
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

El eterno farolillo en su mano debería haber sido una pista infalible para identificar al cambiado hombre.

- ¡Claro! El señor Paddock, el enterrador... -

Aunque había pasado años atrás, Gruñido tenía muy presente la misión en la que acompañó al amo Konrad fuera de la Mansión por primera vez, la expedición a Osirion. Allí forjó su buena amistad con el difunto Profesor Lorrimor, además de conocer a otra serie de personas, incluida el señor Paddock, cuyo recuerdo se había diluido extrañamente de su memoria hasta ese momento, si bien no sabía porqué.

Paddock le había hablado de diferentes tipos de muertos que infestaban los cementerios de Ustalav a menudo, y le había inculcado, a sabiendas o no, una buena de dosis de repulsa contra ellos, además de señalar sus puntos débiles esporádicamente. Gruñido alternaba su mirada entre el farolillo y el hombre tendido en el sofá mientras los recuerdos luchaban por abrirse paso. Parecía él, ciertamente.

- Grrwwwllll... Señor Paddock, ¿Saber tal vez dónde estar hombre llamado Velkan? Ser bárbaro grande, fuerte y rubio, llevar extraño instrumento de hacer música con cuerdas... -

Si la memoria era algo que perdían los que eran tocados por el Dios Amarillo, esperaba poder hacer recordar al enterrador con detalles sobre la inequívoca figura de su hermano Velkan.

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09/08/2017, 14:23
(SA) Enterrador (Anselmo Paddock).

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

El hombre se revolvió levemente en el sillón, en cierto modo incómodo por la lluvia de preguntas que cayeron sobre él antes siquiera que Requiem o Alexei, lo mismo daba, le confirmara su evidente identidad.

¿Paddock? ¿Ese es mi nombre? Sí. Sí. Me es familiar, caviló Enterrador, tratando de recordar su pasado. Enterrador y embalsamador de Karkau. La expedición de Lorrimor a Osirion. Sí, eso es, asintió con la cabeza y mirada perdida, conforme ciertas imágenes y conceptos tomaban forma en su mente. No recordó, ni mucho menos, nombres, caras y detalles. Pero en su mente afloró una extraña sensación. Como si tratara de recordar un sueño cuyo volátil recuerdo solo permaneciera en su cabeza mediante pequeños retazos.

Volvió a la realidad y a los presentes, tomando la palabra.

- La niebla. Ella se llevó a Requiem cuando su estado era crítico y nos trajo a Velkan, también en lamentable estado físico, aunque mucho mejor equipado - comenzó a relatar -. Ese rubio bárbaro parecía poder recordar cosas que ninguno de los que estábamos allí... Oh, perdón. Creo que debería comenzar por el principio - se interrumpió, mientras su mirada se perdía en el recuerdo y se tornaba agria, fruto de los recientes y terribles recuerdos.

- Eramos seis en un principio: Requiem o Alexei, el poeta; Padre Moro, un anciano sabio clérigo de Pharasma; Tormento de Tinieblas, un monje púgil vendado por doquier, aunque no por sus heridas; Buscador de la Verdad, un investigador apto en el subterfugio; Nigromante, un hechicero con un cuervo parlanchín; y por último yo - reveló describiendo minuciosamente a los componentes del grupo. Sintiéndose entre conocidos, pensó que tal vez ellos, cuya memoria parecía intacta, podrían identificar de quienes se trataban.

- Aparecimos, o más bien despertamos, enjaulados en un ruinoso sanatorio mental. De alguna manera el destrozo y derrumbe del enorme complejo parecía reciente, aunque no supimos a qué se debió el cataclismo que hundió diversas partes del enorme edificio - comenzó a relatar -. Nos abrimos paso combatiendo a cambiaformas o dopplegangers, que infestaban el lugar. Todos ellos disfrazados como sanitarios. Se dedicaban a torturar y... experimentar con los cuerpos humanos de pacientes o sanitarios. Otros monstruos adicionales poblaban el lugar. Como si con los destrozos hubieran emergido diversas criaturas para hacer de aquel lugar un infierno macabro. Algunos de los humanos muertos se transformaron en diversos muertos vivientes. Aquel lugar... aquel lugar... - negó con la cabeza mientras parecía buscar las palabras adecuadas -... rezumaba de una maldad sobrenatural. Algo en el ambiente. Algo perverso - trató de definir. Durante unos instantes calló, con la mirada perdida. Resultaba irónico que no recordara a penas su vida pasada pero aquel infierno vivido lo recordaba al dedillo. Tras unos momentos de pausa, volvió en sí y prosiguió.

- Entonces cayó Requiem... o Alexei, y apareció esa niebla que se lo llevó y a cambio nos trajo a Velkan. No habló mucho, pero él parecía recordarnos. Nosotros a él no - aclaró -. Afirmó que coincidimos en una expedición a Osirion y por eso dedujimos que, siendo ese el único nexo que teníamos en común, fue dicha expedición la que causa estos fenómenos inexplicables. Al menos los de traslación - opinó el enterrador. De nuevo se formó un sepulcral silencio en el que el vigilante no pudo por menos que expresar la pregunta que rondaba en su cabeza durante cierto tiempo.

- ¿Qué ocurrió en ese expedición?

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09/08/2017, 16:24
(SA) Réquiem (Alexei Mykephoros).

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

De acuerdo Sascha– respondió a las palabras de la mujer – Cuando tengamos un momento, me gustaría hablar contigo y Gruñido – su mirada volvió al hombre que yacía en el sofá. Réquiem necesitaba respuestas sobre su pasado, tenía que recordar.   

El dramaturgo había entrelazado los dedos de las manos mientras reposaba su espalda en la pared. Los pulgares realizaban movimientos ondulares sin llegar a tocarse, como si se tratara de una especie de bobina, una manía que tenía al ponerse a pensar sobre algo en concreto.El volteo de los dedos cesó con el despertar del Enterrador. El poeta se acercó un poco para observar al nuevo integrante del grupo y en el instante en que sus miradas se cruzaron se percató de que le había reconocido – Bienvenido Enterrador, me alegra ver que has sobrevivido -. La bienvenida fue breve, no quería agobiarle a información y dejó que los demás le preguntaran.

<< Entonces también le conocen ¿Qué vínculo hay? Y por qué nosotros no recordamos nada >>

- Tómatelo con calma Enterrador, aquí estás a salvo – el hombre podía ver a Réquiem con un pijama blanco y su libro en la mano, sin ninguna herida a simple vista como si estuviera viviendo en aquel lugar.

La atención de Alexei volvió a centrarse en el señor Paddock cuando empezó a relatar todo lo sucedido. Los recuerdos de aquellos sucesos volvieron a la mente de Alexei mientras escuchaba el relato del Enterrador. Intentó separar todas las macabras visiones que se dibujaban en su memoria, la mirada de Réquiem se movía nerviosa de un lado a otro.  

<< La expedición Osirion >>

No recordaba nada de esa expedición, cuando Paddock preguntó por ella Réquiem se giró hacia los presentes esperando así sus respuestas a la espera de conocer algo más de su pasado. 

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10/08/2017, 16:06
(CC) Gruñido.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

El hombre del vientre abierto responde con muchas palabras, cuenta muchas cosas. Habla de la niebla, la mano del Dios Amarillo, el heraldo del que no debe ser nombrado. Habla del viaje de Velkan, que parece que se ha traspuesto con el hermano menor del amo Konrad. Allá de donde venga Réquiem, se encuentra ahora Velkan. Habla de un lugar malvado, plagado de criaturas horribles.

- ¿Será el Otro Lado? -

Gruñido no lo creía. Había mucha sangre y un cuerpo sólido de estos hombres como para creer que vienen de allí. Están en algún lugar, una especie de casa de curación de los hombres civilizados. Una que ha sufrido algún desastre, como un movimiento de tierras o derrumbe, y ahora estaba rota.

El semiorco no sabía dónde podían estar ese tipo de edificios, y para su peor suerte, si alguien podía tener una idea sobre ello, era el Doctor Vandel, que ahora había seguido el mismo camino que Velkan. Al menos esperaba que el Doctor le hablara sobre la preocupación de sus hermanos sobre su paradero.

De pronto Gruñido echó un vistazo alrededor. La biblioteca del Profesor Lorrimor. Si en algún sitio había pistas de dónde estaba ese lugar, los libros llenos de conocimiento del Profesor podrían ser un buen comienzo. Pero el ánimo se desvaneció tan pronto como llegó. Apenas si sabía leer, y desde luego no confiaba en su habilidad para peinar los cientos de libros que allí se encontraban. Pero quizás alguien ya sabía eso, alguien que había leído muchos de esos libros durante años.

-Grrwwwllll... Señorita Lorrimor, ¿Algún libro de su papá poder decir dónde estar esa casa de curar de gentes de las casas de piedra? -

Otras palabras del señor Paddock rondaban por la cabeza del semiorco. La descripción de aquellos que estaban con él. Algunas de esas figuras, como la del hombre vendado y no herido, y el brujo con el cuervo parlanchín evocaban otro tiempo y otro lugar ya mencionado: La expedición a las ruinas de Osirion. Gruñido se esforzó en recordar...

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10/08/2017, 19:34
(CC) Konrad Mykephoros.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Konrad maldijo para sí, al escuchar el estruendo del plato, aquel inútil había malogrado el último trozo de tarta seguramente. La aparición de las nieblas amarillas lo cambiaron todo y se levantó del sofá sin saber muy bien que hacer, así que asintió ante la advertencia de su hermano Gheorghe y se quedó en su sitio. Pronto se hizo evidente que las extrañas nieblas habían vuelto a llevarse a una persona y traerse otra, una que además creía conocer, aunque el estado en el que se encontraba era lamentable, como había llegado su hermano Alexei, si no peor.
Dejó que Janos utilizara sus poderes curativos y le hizo un gesto con la mano a Sascha para que tuviera paciencia, cuando Enterrador pareció fuera de peligro sintió cierto alivio.

-Sascha, recoge todo este desastre y llévalo a la cocina, puedes tratar allí a Alexei, Gruñido ayúdanos a levantar a este hombre, de momento lo recostaremos en este sofá, después ayuda a Sascha.

Y como su hermano no parecía acordarse de nada, aunque estaba claro que venía del mismo sitio de donde había salido Alexei y en el que ahora estaban Velkan y el Doctor Querio. Konrad se quedó pensativo con la historia de Enterrador, era por lo menos inquietante y las personas que describía parecían encajarle con antiguos compañeros de expedición, también colegas del Profesor Lorrimor.
Konrad se acercó a Kendra que parecía muy impresionada por lo sucedido.

-No te preocupes querida, todo está bien. Aunque quizás tengamos que comprar más vendas...

Aunque realmente estaba lejos de estar bien. ¿Quien sería el siguiente en desaparecer? A ese paso convertirían la casa de la muchacha en un hospital.

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10/08/2017, 19:49
CC: Ravengro: Kendra Lorrimor.

MITAD DEL INVIERNO DE 4711 RA.

DÍA DEL BIENESTAR, 5 DE ABADIO.

MEDIA TARDE. COMEDOR DE LA CASA LORRIMOR.

Kendra no comprendía muy bien lo que estaba pasando, pero que empezara a llegar gente herida a su casa la tenía preocupada, tanto como que otros desaparecieran rumbo a un siniestro lugar por lo que parecía.

Parece un fenómeno extradimensional de origen sobrenatural...

No reconoció a Enterrador hasta que alguien lo llamó por su verdadero nombre, estaba demacrado, herido y no llevaba su traje negro habitual.

-Es el Señor Paddock si... Se pondrá bien ¿Verdad?

Mientras Janos invocaba nuevamente el poder de su diosa los salvajes acompañaban a Alexei a la cocina. Cuando terminaron regresaron al comedor y Sascha se encargó de seguir con el trabajo que había iniciado Janos. La salvaje limpió bien la herida que posteriormente cosió y vendó con cuidado. Aunque Enterrador parecía fuera de peligro se encontraba débil y tardaría en recuperarse.
Atendió a la pregunta de Gruñido y negó con la cabeza.

-No lo se Gruñido. Podríamos buscar uno, pero la descripción es muy vaga, ni siquiera sabemos en que ciudad están. ¿Alguno de ustedes sabe porqué está pasando esto? Debe de haber algún tipo de relación o vínculo entre vosotros. ¿Qué relación tenían Velkan y Alexei?

Aunque el susodicho estaba presente era inútil preguntarle pues no recordaba nada, pero quizás alguno de los otros pudiera establecer algún tipo de nexo, estaba claro que aquello no se producía al azar. Incluso por lo que contaban, podría pasar más veces.