Partida Rol por web

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

Miró a todos desconcertado, cada uno tenía una opinón bastante particular sobre aquel extraño ojo. Dejó de acariciar su larga barba justo antes de hablar. - No le veo que tenga demasiado valor ese ojo, y menos aún sin saber que peligros puede atraer. Sigo pensando que lo mejor sería destruirlo, por nuestra propia seguridad.

Pronto se abrió una pequeña disputa sobre que hacer, si cruzar aquella puerta donde se sabía que había algo malo, un cambiaformas según Velkan y un torturado, y acabar con el mal que azotaba en la sala contigua, o descansar y recuperar tanto los dones como mejorar las heridas.

Pero lo que más descolocó al viejo fue escuchar a Tormento, quien acababa de liberar a ese loco, decir que debían atarlo de nuevo, puesto que no se fiaba de él. El anciano negó con la cabeza mientras ocultaba su rostro tras su huesuda mano. De ser por él, hubiese utilizado al loco para abrir la puerta y lanzarlo hacia lo que se encontrase dentro, un cebo o distracción viviente, para dar tiempo a los demás a saltar sobre el cambiaformas.

Anciano Sabio contempló como Enterrador rasgaba la manta para cubrir las muñecas en carne viva del preso y observó como le encadenaba de nuevo, mientras el hombre rompía a llorar sin entender que pasaba. Por un instante se imaginó golpeándole la boca y haciéndole callar tras partírsela. Pero aquello no era lo que se esperaba del viejo clérigo, así que hizo justo lo que debía. - No impediré que entréis en la sala ni creo que sea de ayuda en el combate, pues os veo a todos decididos a hacerlo, hijos míos. - dijo mirando a todos y cada uno de los presentes. - Rezaré a Pharasma para que os guíe en la batalla y salgáis victoriosos y que os acoja si vuestra hora os llega.

Se acercó lentamente al prisionero y observó como le trataba Buscador. ¿Realmente váis a dar vuestras vidas por este miserable loco, que estaría mejor muerto que en ese estado? - Pensó el viejo mirando a los ojos perdidos de aquel hombre. Cuando Buscador se separó de él, Anciano Sabio sacó su símbolo sagrado de plata y se lo mostró al hombre. - ¿Ves esto? Es el símbolo de la Diosa que me guía y me cuída. La que nos protege a todos. Pharasma. - le habló con calma. - ¿Sabes rezar, hijo mío? Cuantos más recemos, más ayuda nos dará la Diosa... y cuanta más ayuda recibamos, antes podremos soltarte de nuevo. ¿Lo entiendes? Espero entonces que te unas a mis rezos.

No creía que le entendiese nada, pero era lo que debía hacer, lo que todos esperaban que un honorable y bondadoso hombre hiciese. Apiadarse del débil y del enfermo. Anciano Sabio se colocó en un lugar donde el encadenado no le alcanzase, pero que estuvise cerca suyo y a la vez alejado de la puerta que se abriría en cualquier momento. Allí se arrodilló, sobre aquellos escombros que se clavaban en sus delicados huesos. Dolía, pero era el pequeño sacrificio que debía pagar para que Pharasma se apiadase de él.

Alzó el símbolo de Pharasma con ambas manos y miró hacia el techo, llamándola desde dentro. Miró al loco y le guiñó un ojo, si había entendido algo de lo que le había dicho, se pondría a rezar con él. - Pharasma, apiádate de nosotros tus siervos y danos salud y fuerzas una vez más para lograr vencer los obstáculos que, una vez más, entorpecen nuestra marcha. Bendícenos con tu sagrado poder y llévate a tu lado a los enemigos que osen alzar sus armas contra nosotros, tus siervos... - la voz del viejo comenzó a bajar, hasta convertirse en un pequeño murmullo casi inaudible. Entonces bajó el símbolo y lo pegó a su frente, mientras seguía concentrado en sus oraciones.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

Los dos últimos que quedaban, cada uno a su manera, se avinieron a ayudar, y tan pronto lo hicieron Buscador de la Verdad introdujo las ganzúas en su lugar. Las hizo girar en el ojo de la cerradura buscando el leve "clack" que a oídos y tacto del experto confirmaba que la puerta se podía abrir ya. No tardó en escucharlo y con primorosa tranquilidad guardó las herramientas en el estuche que las protegía antes y después de usar.

- Ya está- avisó en un susurro a sus compañeros.

Mientras él mismo se preparaba agarrando con fuerza ambas dagas, buscó confirmación de todos ellos, aunque fuera con un leve asentimiento, de que estaban listos para lo que fuera que se iban a encontrar. Nada más la obtuvo se apartó un poco, dejando vía libre, y giró el pomo de la puerta antes de empujarla de la forma más discreta posible. Dependía de lo que había al otro lado el que actuaran de una u otra manera.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

Miró el filo de su hacha comprobando que se encontraba afilado y peligroso, había vertido mucha sangre con esa hacha y lo único que esperaba era poder hacerlo una vez más en aquel lugar. Había llegado muy castigado a aquella batalla, se lamentaba de no estar en plenas condiciones. Sus heridas le condicionarían la forma de combatir, tendría que ser más reservado y menos agresivo contra el cambiante aunque no estaba seguro contra qué clase de cambiante iba a tener que enfrentarse. De eso iba a depender mucho su forma de combatir.

—Me parece bien, si lo atraes y le golpeamos antes de que pueda reaccionar quizás tengamos la oportunidad de matarlo sin que llegue a atacarnos. En el estado que estamos recibir un ataque podría ser fatal.

Se colocó al lado izquierdo de la puerta intentando ser lo más sigiloso posible y tratando de pasar desapercibido, de eso dependería el éxito de su acometida. Respiró pausadamente relajando su ritmo y bajándolo al mínimo que fue capaz, necesitaba estar tranquilo antes de entrar en combate para potenciar sus capacidades. Apretó los dientes, frunció el ceño y se quedó listo para el combate. Esperaba que el resto del grupo estuviera listo y respondiera al combate de forma adecuada.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

Malhumorado y hastiado. Esas eran las palabras que podían definir el estado de Enterrador. Las constantes contradicciones y opiniones enfrentadas de los miembros del variopinto grupo hacían perder su paciencia, especialmente cuando le tocaba hacer los actos más bajos que el resto no estaba dispuesto a hacer a pesar de la necesidad de los mismos.

Se sentía enervado, recordando la mirada sollozante del pobre demente al cual había tenido que volver a encadenar y amordazar. Amen que era necesario, sí. Pero no por ello menos desagradable, pudiendo haber sido evitable en un primer momento. Y así su mente, por instantes, comenzó a llenarse de dichos recuerdos nada agradables.

Cadáveres de hombres, mujeres, niños... Fallecidos por diversas causas, desde naturales a las más repulsivas. Y un solo hombre para manipular dichos cuerpos, indagando las causas de la muerte, muchas veces nada evidentes, diversas e inverosímiles. Estudios prohibidos o mal vistos. Investigaciones tabús o que ahuyentaban a los estudiosos, que desaprobaban dichas pesquisas, pero anhelantes y ávidos de obtener los resultados para añadirlos a sus conocimientos.

Cadáveres de hombres, mujeres y niños, en diversos estados de descomposición. Y un solo hombre para prepararlos y adecentarlos, para que así sus allegados tuvieran el aplomo para acercarse a darle un último adiós. Preparativos repulsivos que todos repugnaban y que todos deseaban que se hicieran para poder presentarse a las exequias.

Cadáveres de hombres, mujeres y niños, enterrados en panteones, ataúdes o simples agujeros, en un terreno que todos temían y rehuían, principalmente al llegar las sombras. Y un solo hombre para velar por su reposo. Tarea por nadie deseada y que todos necesitaban que alguien acometiera. Vigilando que ningún individuo externo perturbara el descanso de los yacentes, habitualmente, y vigilando que ningún yaciente quitara el sueño a los individuos externos, excepcionalmente.

Controversias y rechazos, pero fundamentalmente por parte de los vivos. Tal vez por ello comenzó a sospechar a qué se debió su vocación y profesión: los muertos no resultaban tan problemáticos. Y los que sí... Sepultura. Dio un leve respingo mudo de sorpresa y bajó la mirada. Su mano derecha se alzó levemente y observó de cerca su maza pesada, aun con restos de los ciempiés gigantes y de los diversos miembros del cadáver reanimado.

Sepultura, ¿Eh?, sonrió al arma, recordando algo más de su pasado. Bueno, tal vez vuelva a mancharte, así que pórtate como es debido. Por ahora lo has hecho muy bien, admitió mentalmente al arma.

Acto seguido su mirada se dirigió hacia Buscador, esperando un confirmación visual de que todos estaban preparados para lo que podía ocurrir una vez se abriera la puerta. Enterrador le dio una afirmación con un cabeceo de cabeza.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

Ante la mirada de Buscador, asintió a su vez. Estaba preparado. A un tiempo y con un movimiento de cabeza, le indicó que ocupara su posición a un lado de la puerta una vez esta hubiera sido abierta. Otra mirada a Nigromante y un cabeceo afirmativo indicaban que cuando este estuviera listo, procediera a llamar la atención del cambiaformas. Cerró un instante los ojos, buscando fuerza y concentración para que su cuerpo se transformara en el arma letal que debía ser.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

Una a una fueron llegando las confirmaciones y con cada una de ellas la mano de Buscador aplicó mayor fuerza sobre el pomo, de modo que cuando la última de ellas llegó no tuvo más que empujar la puerta. Intentó abrirla de la forma más discreta, evitando los chirríos de bisagras que no sabía muy bien por qué, en algún lugar de su memoria o en otro sitio que no recordaba, llegaba a considerar bastante típico en escenas como aquella.

Expectante esperó a que la rendija se ensanchara, a que la luz se derramara hacia uno u otro lado dando vida a nuevas sombras con las que poblar sus pesadillas. Pesadillas que les habían dado vida, que los habían despertado al horror de una realidad que nada tenía que envidiar a inocuos monstruos de fantasía. Y mientras en sueños luchaban por despertar, ahora en vida combatían por no sucumbir al sueño eterno que les amenazaba tras cada esquina.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

Tras lanzar una última mirada llena de preocupación al pobre ser encadenado, Nigromante se puso justo frente a la puerta y esperó a que sus compañeros la abrieran y a que todos desaparecieran de la línea visual que quedaba desde la otra sala. Mientras tanto el nigromante había procedido a invocar sobre sí mismo uno de sus conjuros y, tan pronto vio la habitación frente a él, alzó la voz, con el confeso propósito de atraer hacia sí mismo a lo que quiera que hubiera en esa sala.

- ¿Hay alguien ahí? No sé donde estoy. Ayuda por favor.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

Ningún plan resiste encontrarse con el enemigo. Eso fue lo primero que pudo pensar Nigromante. Lo segundo fue que, afortunadamente, era sólo uno. Y lo tercero que era más poderoso que los que se habían enfrentado contra ellos hasta ahora como, desgraciadamente, había comprobado Enterrador que, tumbado en el suelo, con una viciosa cuchillada en las entrañas, se desangraba próximo a la muerte si nadie era capaz de evitarlo. Además, el ser no era estúpido. Se había colocado en un punto en donde evitaba poder ser rodeado por sus compañeros y perudicaba que cualquiera pudiera asistir al moribundo Enterrador.

- Maldita sea- murmuró mientras caminaba hasta donde se encontraba Viejo Sabio y realizaba arcanos movimientos invocando uno de sus conjuros sobre el enemigo.

No sabía si causar miedo funcionaría pero, de hacerlo, les daría espacio para combatir y perjudicarías las opciones de ese ser.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

Observó de reojo a la figura acercarse a toda velocidad hacia la puerta. Preparó su arma, listo para descargarla en cuanto estuviera al alcance. Su fallo residió en que creyó que estaba suficientemente oculto como para no ser visto. Para cuando se dio cuenta de su error era demasiado tarde. Aquella cosa se abalanzó contra él clavando profundamente una daga en su pecho.

El dolor fue inmenso y Enterrador escupió sangre, tambaleándose por unos momentos antes de caer al suelo. Su vista se nubló y dejó de sentir, a excepción de una presión torácica y punzante. Luego todo fue oscuridad.

Oscuridad... ¿Niebla?

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

No había logrado ocultarse a tiempo, el sitio no era óptimo y su posición tampoco, pero ya daba igual el combate había empezado y tenía que reaccionar. Estudió sus movimientos y detectó las debilidades del cambiante, sabía el lugar y la forma en la que debía golpear. Fue el más rápido de sus compañeros y avanzó con precisión para intentar trabarse en combate con el ser al que debían de tumbar. No fue capaz ya que otros lo habían hecho antes y su hacha se detuvo en el aire cuando ondeaba para descargar un terrible golpe. Gruñó de rabia por estar tan cerca del enemigo y no poder golpearlo, pero los tres combatientes que estaban frente a él le imposibilitaban hacerlo. En ese momento vio caer a uno de los compañeros al suelo, herido y agonizante. Gritó fruto de la rabia y la sangre ardiente que recorría su cuerpo por el estallido del combate.

—¡Dejadme pasar!

Quería entrar y golpear al cambiaformas para destruirlo, sabía que era capaz de hacerlo, ya se había enfrentado a ellos en situaciones anteriores, estaba mejor armado y preparado, pero necesitaba un hueco para lanzar sus golpes mortales.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

Anciano Sabio continuaba centrado en sus rezos y oraciones, tratando de que la Diosa les diese ventaja en la batalla. Así pues continuó en aquella postura, murmurando sus oraciones, procurando que los sonidos externos no le desconcentrasen. Así pues, el viejo clérigo no se percató de la apertura de la puerta, ni del mal que se ocultaba tras ella.

Tampoco se dio cuenta de que el enemigo le había visto y que el plan de Nigromante había fallado por completo. Sí intuyó que la batalla había comenzado por el jaleo que sonidos que percibía, casi en la lejanía. Como si realmente se encontrase muy alejado de todo aquello.

No vio como aquella cambiaformas clavaba su daga en el cuerpo de Enterrador y este caía al suelo, herido de muerte. El grito que profirió Velkan si le sonó más cercano, quizás porque resonó más fuerte que el resto, pero no fue suficiente como para sacar al viejo de sus oraciones.

Nigromante retrocedió, colocándose cerca del anciano. Este sintió la presencia de alguien a su lado y abrió los ojos, encontrándose con su compañero realizando movimientos con las manos, invocando algo. Entendió que el plan no había funcionado y miró hacia la puerta.

A pesar de no ver demasiado por estar todos en medio, si distinguió un cuerpo tirando en el suelo, inmóvil. Sabía que la criatura que nos aguardaba en la sala contigua no era... y la manta. Enterrador.

El hombre se puso en pie como pudo. A pesar de los ropajes, los escombros del suelo se habían clavado en la piel del viejo, y sus viejas articulaciones se vieron afectadas levemente por ello.

Una vez en pie, quiso acercarse a Enterrador, quizás pudiese hacer algo por él. Le necesitaba vivo si quería salir de allí con vida, además que eso era lo que debía hacer un hombre bondadoso.

A penas dio dos pasos por la escombrera, cuando vio unos tentáculos enrollarse sobre el cuerpo de Enterrador, y unas risotadas que helarían la sangre del más valiente de los mortales, acompañaban a esos tentáculos fantasmales.

Entonces se dio cuenta de que el cambiaformas estaba demasiado cerca de Enterrador. No podría alcanzarle si no movían a aquella enfermera del infierno a otro lado. El viejo contemplaba impotente como aquellos tentáculos se iba aferrando y envolviendo cada vez más a Enterrador.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

De nada había servido el plan, en nada les había ayudado necesitando tanto como necesitaban una ventaja para poder alcanzar una victoria de la que dependía su libertad y sus vidas. La criatura al otro lado les había descubierto, no a todos pero sí a los suficientes como para que la farsa perdiera toda credibilidad, y sin ese fino velo se había abalanzado sobre el grupo hundiendo con saña la daga en el pobre Enterrador.

Buscador se contuvo, ahogó el grito de rabia e impotencia al ver la sangre manar, al ver caer junto a él a su compañero. No quería desvelar su posición, no quería perder la pobre ventaja individual que él tenía ahora que habían perdido la colectiva. Y no la perdió, pero aun así de poco sirvió contra aquel engendro que no pareció verse afectado lo más mínimo por el tajo que le propinó en la base del estómago. Es más, regodeándose en su éxito y en el fracaso de los que pretendían matarlo se situó en la puerta de tal manera que hacía imposible cualquier intento de rodearlo. Y así el número era inútil frente al enemigo solitario.

No obstante debían seguir luchando, debían seguir combatiendo aun cuando la esperanza se desvanecía como lo hacía su compañero.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

Las extrañas nieblas espectrales se desvanecen, y con él todo rastro de Enterrador, exceptuando una tremenda cantidad de sangre en el suelo.

En su lugar, tumbado sobre el charco de sangre ha aparecido un hombre mayor que aferra un bastón y que obviamente está confuso y asustado. Tiene el pelo rubio-canoso, más bien corto; con barba algo recortada, los ojos grises y de complexión delgada. Viste lo que parecen ser ropas de mago y su equipamiento también parece el propio de un mago o de un erudito.

El hombre es completamente desconocido para todos, excepto para Velkan, quien lo reconoce de inmediato como el Doctor Vandel.

El hombre todavía se asusta más al descubrir que se encuentra trabado cuerpo a cuerpo contra una criatura de aspecto odioso. Parece una Doctora en Medicina por su atuendo, pero su piel es gris, su rostro no tiene rasgos definidos y posee terribles garras, aunque parece que está usando como arma una daga brillante en lugar de sus afiladas zarpas.

El Doctor se palpó la cara.

¡Transposición!-exclama-Mis juegos lógicos lo vaticinaban-dijo, recordando la conversación nocturna con el escudero-: cuerpo por cuerpeeeehm... ¿señorita?-preguntó a la doctora-Nnnnh... No. Se equivoca de persona. ¿Qué va a hacer con ese cuchillo? ¡No! ¡NOOOOO! ¡Velkaaaan!

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

- "Cuaderno mental de anotaciones de la Doctora Oathsday número tres, cuarta anotación: Nuevos sujetos de estudio han irrumpido en mi laboratorio. Tras seccionar al primer paciente con un resultado de muerte estimado en más de un noventa y seis por ciento, el primer paciente ha desaparecido, dejando en su lugar a un segundo paciente que habla de transposiciones de cuerpos. Sin duda esto confirma mis suposiciones sobre el peculiar estado actual del Sanatorio de Briarstone. Procedemos a la vivisección del resto de sujetos. Fin de la anotación."

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

Sus golpes encontraban tan solo el aire sin llegar a encontrar el cuerpo de aquel monstruo. Sin embargo, ella parecía altamente eficaz y sus ataques habían malherido a Enterrador y a Buscador. No solo eso, Enterrador había desaparecido y en su lugar un nuevo y balbuceante individuo había hecho acto de presencia. Por un segundo fue consciente de que las situaciones de riesgo extremo para la vida acababan con la sustitución de un ser por otro en un extraño y loco juego mental de algún demiurgo infantil.

Pero no era hora para análisis de situación, sino de acabar con aquel doppleganger. Lanzó una patada pero una vez más, esta se perdió sin dar con su objetivo.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

Había conseguido que le dejaran pasar y tomar parte de primera mano en la contienda, pero la emoción y las ganas de acabar con la siniestra doctora frustraron la precisión de su ataque haciendo que su hacha sajara el aire sin demasiado acierto. El bárbaro volvió a gruñir con fuerza por la frustración e incluso unos esputos de rabia salieron de su boca perdiéndose entre el aire y su barba. 

Las sorpresas no paraban de sucederse y en el lugar del pobre Enterrador había aparecido el Doctor Querio Vandel que entre unos extraños gimoteos pronunció su nombre en un tono que dejaba claro que clamaba auxilio. No podía girarse y dedicarle más que un instante al hombre al que sabiendo de sus capacidades y después de haber evaluado al enemigo al que se enfrentaban le gritó.

—¡Aléjate o te destripará!

No tenía tiempo para pensar en como funcionaba el intercambio de personas de un grupo a otro ni el motivo que lo provocaba, en aquel momento y lugar todas sus capacidades estaban concentradas en sajar a la perversa doctora que ya había herido a dos de los combatientes.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

Por unos segundos Nigromante se quedó en silencio, obviamente preocupado. Las palabras de la doppleganger le invitaban a preocuparse, y no poco. Al fin y al cabo, implicaban que ella no era la responsable de tales transposiciones. ¿Qué tipo de magia era esa? ¿y por qué les afectaba a ellos y a esos otros desconocidos que, presumiblemente, debían conocerlos de antes de esta forzada amnesia que les acuciaba?

Con enorme preocupación vio como su daga salía volando y observó la entrada que tapaba la dopleganger, tratando de comprobar si era suficientemente alto como para que su cuervo pasara por el mismo. Mientras conjura nuevamente su truco de rayo helado, que impacta perfectamente contra la doctora doppleganger, pero sin causarle demasiado daño.

EL REFUGIO DE SOÑADORES:

INVIERNO, AÑO DESCONOCIDO.

DÍA DESCONOCIDO, MES DESCONOCIDO.

PASADO EL MEDIODÍA (ENTRA LUZ DEL SOL POR LAS CLARABOYAS DEL TECHO).

SECADERO.

Anciano Sabio observa como Enterrador desaparece entre aquellos tentáculos y ve aparecer a un nuevo extraño cuyos ropajes le recuerdan a algún tipo de mago. Le escucha hablar, pero por el momento no tienen sentido las palabras del recién llegado para Anciano, solo es capaz de identificar el nombre que el hombre exclama. Velkan.

No me creo que vaya a hacer esto. - Piensa para sí Anciano Sabio cuando retoma su avance, hacia el lugar que antes ocupaba enterrador y, mientras escucha la verborrea de la doctora doppleganger, alcanza al hombre y trata de ayudarle en su defensa contra el anunciado ataque de aquel ser.

Pero este se la juega a todos y a acaba hiriendo a Buscador de la Verdad. Anciano Sabio, ofuscado por haber sido engañado de esa manera, lanza de manera casi instintiva Punta de Hielo, viendo como fallaba de manera evidente su oportunidad de dañar a la doppleganger.