Partida Rol por web

Historias del Dominio

Gobernando Aguasfrías

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01/10/2019, 19:18
Asaltante

El joven alzó los ojos con gesto de incredulidad y luego de aceptación, como si en realidad aquello tuviese lógica, al escuchar las palabras de Helaena.

Milady...— Respondió aquel bandido seis o siete días del nombre mayor que Helaena. —...¿pero qué creéis que han hecho las tropas de vuestra casa. Las de cualquiera.— Aclaró. —¿Pensáis que sólo mueren soldados a sus manos. Creéis que vuestros hombres no toman botín y lo que haga falta?— Rió como si fuese increíble la ingenuidad de la joven.

Mirad, a mí matadme cuando os plazca. Pero no me vengáis con discursos de moralidad, de buenos y malos. Sí, lo de la joven son cosas que pasan. No es que me alegre por ello, ni tampoco entran en mis gustos las jovencitas, casi niñas. Pero así son las cosas, sí. Os guste o no, os lo cuenten o no, o leáis cosas distintas en los libros. Así, son, las cosas. —

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01/10/2019, 23:34
Helaena Stronghorse

Helaena seguía mirando con dureza a ese joven. ¿De verdad estaba comparando lo que hacían unas tropas en tiempos de guerra a lo que se hacía en tiempos pacíficos? Como si fuera posible controlar a miles de personas. Y como si fuera culpa de los Stronghorse que ocurriera. Su Padre era un hombre honesto e intachable, nada podía echársele en cara.

Si ante cualquier injusticia, los gobernantes se cruzaran de brazos y no hicieran nada porque "las cosas son así", ¿qué futuro le quedaría al pueblo? —respondió, sin que su opinión se viera alterada por las palabras de ese hombre—. Y no confundas a unos bárbaros que aprovechan el caos de una guerra para actuar a placer, con una casa entera. Esos actos no nos representan —afirmó con severidad—. Te digo que así no serán las cosas en esta ciudad, no mientras yo me encargue de ella. Y créeme que si en mi mano estuvieran las tropas de mi casa, quienes cometieran esos actos tendrían el mismo destino que vosotros. Pero tienes razón, no es momento para discursos de moralidad. Es momento de hablar de ley.

Miró a los cuatro presentes. Ninguno de ellos le parecía digno de clemencia. Pero Helaena quería, tras la intervención de aquel joven, sentirse moralmente superior a esos vulgares criminales y esa fue la única razón por la que habló como lo hizo:

Mi antecesor, Ser Dwain, creó una compañía pensada para rehabilitar a antiguos criminales, dar una oportunidad a aquellos que quieran una vida honrada —explicó, aunque no creía necesaria tal aclaración, pues todo el Dominio había oído hablar de aquella polémica idea del caballero—. Y considero que ha sido un gran acierto por su parte. ¿Sabéis por qué? La justicia tradicional los habría ejecutado, mutilado o flagelado. Porque la justicia "es así" —citó las palabras del joven, mirándolo con sarcasmo—. Pero Ser Dwain vio otra forma de solucionar las cosas y está probando poco a poco su validez. No os voy a dar la oportunidad de entrar en esa compañía sin más —aclaró, pues aquella no era una oferta sin condiciones—. Pero si deseáis tener esa opción, sí os daré la oportunidad de que me convenzáis de que merecéis trabajar por la seguridad de estas tierras. 

Se dirigió, entonces, hacia el hombre enloquecido que hacía unos minutos la había amenazado y gritado todo tipo de improperios.

Por supuesto, hablo para tus compañeros, no para ti. Comprenderás que no quiero tener cerca de mí a un trastornado con intención de violarme y matarme a la primera de cambio y que ya me ha demostrado que no siente ningún tipo de arrepentimiento por sus actos —le informó. Y centró su atención en los otros tres criminales.

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02/10/2019, 19:14
Asaltante

Al hombre se le dibujó una sonrisa cuando Helaena pronunció sus últimas palabras.

—¿Violarte?. A ti no te metía la polla ni por cien dragones de oro. Antes me follo a una cabra.— Comenzó a carcajear. Risa que contagió al más sereno.

Asaltante

Cosa que por otra parte seguro ya has hecho.— Le replicó con una sonrisa forzada. Lo que le permitía sus labios hinchados por los golpes.

El más joven se acercó a los barrotes con rapidez.

Asaltante

¡¡Yo mi señora, yo!!.— Se apresuró a decir. —¡Yo me arrepiento de todo!. Yo puedo servir en esa compañía. Han sido las malas compañías y la mala vida lo que me ha llevado a esto. Pero aprendo rápido.— Aseguró, mientras cogía con las manos los barrotes. —Puedo aprender a ser soldado y...y...unos valores...y...y...y...— Se quedó en aquel bucle, sin saber continuar o elegir más palabras que pudieran convencerla de ello. Pero de nuevo el más sosegado la interrumpió.

Asaltante

¿Y a no follarte niñas?.— Sugirió como final de la petición el hombre que sin duda se divertía ante aquel ruego. Sus palabras se vieron apoyadas por el trastornado.

Eso puto follaniñas—

Asaltante

¡¡No, no es cierto, yo no toque a la niña!!— Protestó mirando hacia atrás para luego volver a mirar a Helaena. —No los creáis, milady. ¡Son unos salvajes.!— 

El tarado de nuevo replicó para él y su compañero.

Sí, pero no nos follamos niñas como tú...— Volvió a reír con complicidad con su compañero, el cual se vio forzado a acabar finalmente con el espectáculo.

Asaltante

Milady. Haced lo que queráis. Pero no vais a obtener ni una súplica ni un discurso para entrar en vuestra compañía y hacer lo que hacemos siempre, solo que bajo vuestro nombre y claro está, con "honor".— Remarcó con desprecio la última palabra.

Además habéis negado la posibilidad a mi amigo sólo por estar como una cabra, que lo está, y por haber herido vuestra sensibilidad. Así que me temo que mi destino estará unido al suyo, porque yo no voy a dejarle tirado...¡Anda!....lo mismo eso sí es honor. — Sonrió. 

Dio entonces un golpecito con el codo al que había permanecido todo el rato en silencio con la cabeza agachada. El cual no reaccionó.

Mirad. Este ya ha recibido vuestra justicia antes de que apareciéseis incluso. — Aseguró.

Pero ahí tenéis al follaniñas llorón. Ese seguro que defiende bien vuestras tierras...—

Asaltante

¡¡Deja de decir eso, yo no hice nada. No la toqué.!!— Volvió a protestar.

Cierto...— Confirmó el tarado. —Fue tu polla llorona la que la tocó.— Dijo estirando el pie para darle una patada que no llegó a impactarle debido a la distancia y a las heridas de los presos.

 

 

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02/10/2019, 23:25
Helaena Stronghorse

Helaena tenía la sensación de que hablaba para una pared. Estaba malgastando saliva con hombres que claramente no tenían interés en escucharla ni en salvar su pellejo. ¿Por qué se molestaba? Porque le habían enseñado que así se hacían las cosas, dialogando y llegando al fondo de la situación. Ninguna de esas bestias merecía tal trato, pero era es su carga, la de aguantarlos.

Estaba ya harta de tantas tonterías. No la tomaban en serio, ninguno se arrepentía y, encima, la acusaban a ella de falta de honor. ¡A ella!, que podría perfectamente haber dado la orden de matarlos nada más entrar allí, y había decidido darles una oportunidad de redimirse; que no había cometido más crimen que nacer en una familia poderosa, al parecer. Envidia es lo que tienen y eso no tiene fácil cura, pensó con desprecio.

Curioso que te posiciones del lado de uno de tus compañeros, te hinches de honor por ello, y luego ataques a otro y lo traiciones acusándolo como único culpable de vuestro acto más infame. Pero ¿qué sabré yo? Soy una niña rica y poderosa sin idea de cómo funciona el mundo —respondió con sarcasmo y cansancio, haciendo caso omiso a todas las demás tonterías que se estaban diciendo—. Ya que estáis tan unidos y en vuestra unión se encuentra el honor, no querría yo deshacerlo. Así que la misma suerte correréis los cuatro.

Los miró uno por uno, incluso al que no reaccionaba.

— Yo, Helaena Stronghorse, en nombre de mi padre, Lord Everam Stronghorse, Señor de estas tierras, os condeno a morir —sentenció con severidad—. Por supuesto, quien no quiera perder su vida, tiene la opción de unirse a los valientes hombres de la Guardia de... ­—Paró de repente, negando con la cabeza y con una sonrisa llena de ironía­—. Pero qué tonta soy. ¿Para qué os menciono esto? Estoy completamente segura de que la Guardia de la Noche también está por debajo de vosotros y de vuestro alto honor, y de que por nada del mundo elegirías un camino tan denigrante. Así que el Desconocido os espera ansioso para libraros de este mundo que no os comprende y que os maltrata.

Se alejó de ellos y les hizo un gesto a sus guardias para salir de allí.

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03/10/2019, 00:42
Asaltante

—¡¡Nooooo!!...¡¡Yo, mi señora!!. ¡¡Yo puedo ir a Muro!!. ¡¡Yo sí me arrepiento!!— Gritó el más joven tratando de llamar su atención golpeando los barrotes. —¡No os vaya~

Su frase se vio interrumpida por un crujido seco y rápido. Las manos de aquel salvaje habían roto el cuello del muchacho con un movimiento más rápido que una flecha, desplomándose el cuerpo del joven sobre el suelo al lado de los barrotes. El guardia metió la lanza entre los barrotes para pincharle y alejarle, pero el salvaje dio un salto hacia atrás y la lanza apenas pudo rozar su ropa.

Asaltante

Tssshh, niña...Sea como sea iré a por ti. Y cuando te tenga te sacaré las tripas con mis propias manos.— Aseguró con una mirada que heló su sangre. Luego se volvió a sentar cerca del inmóvil y lo apartó de un manotazo. El cuerpo cayó de lado, inerte, sin vida. A eso debía referirse con lo de que ya había recibido su justicia con anterioridad. El hombre no apartó la mirada en ningún momento.

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03/10/2019, 13:38
Helaena Stronghorse

Estaba a punto de salir de allí, obviando los gritos del joven. Le daba igual lo que pasara con ellos, que fueran ejecutados o que acabaran en el Muro. Lo único que Helaena quería era perderlos de vista para siempre. Pero aún le quedaban unos segundos más en esa prisión, pues la abrupta interrupción de los gritos la hizo girarse de nuevo hacia los criminales.

Ese era el honor del que le había hablado. Bueno, uno menos. Aunque ese no era un pensamiento reconfortante tras escuchar las palabras de aquel salvaje. No, no fueron sus palabras las que trastocaron su ánimo; fue su mirada. Helaena la aguantó unos segundos, hasta que no pudo más y dirigió sus ojos a la cuarta figura, que cayó redonda al suelo. No, dos menos, pensó.

Muy… honorables tus actos. Y muy curiosas tus palabras —dijo, casi con un suspiro, aún mirando a los dos cadáveres que había tras las rejas. Una imagen mucho más placentera que los ojos de aquel hombre. Estoy a salvo. Los guardias me protegen. Él morirá. Estoy a salvo, se repetía en su mente al tiempo que hablaba, hasta que fue capaz de convencerse.  Finalmente volvió a mirarlo.

— Hace un momento me estabas diciendo que te daba igual que te matara. Pensé que me darías las gracias por cumplir tu deseo y no obligarte a servir para gente tan deleznable como yo —La ironía estaba clara en su mensaje, pero había huido de su voz, que salía de su garganta monótona, casi apática; se había quedado tan helada, que había perdido toda emoción, buena o mala—. Está claro que tu amigo, con sus sollozos, era más valiente que tú. Al menos él mostraba lo que realmente sentía respecto a su destino y se mostró arrepentido, algo mucho más difícil de lograr que tu bravuconería.

Se dio la vuelta, dispuesta a marcharse.

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07/10/2019, 22:53
Cley Errol

El hombre no dijo nada más. Sólo la observó confiado, con una mueca que mostraba media sonrisa. No hubo más réplica tampoco, ni por parte de de su compañero tampoco. Simplemente la siguieron con la mirada, mientras abandonaba los calabozos. A la salida Cley la observó un instante.

—¿Cómo queréis que sea la ejecución, milady?. ¿Pública, privada?...—Preguntó, pues había una gran diferencia. en la pública se informaba al pueblo, se preparaba el lugar de la ejecución, se tomaban los servicios de un verdugo...

Y también habría que decidir la forma, claro.— Añadió por si Helaena tenía alguna preferencia. 

Ser BAdorc también la observó un instante por si necesitaba algo más de él o darle alguna instrucción. El caballero seguía con la misma expresión. Inmutable al entrar, al estar y al salir.

 

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08/10/2019, 23:44
Helaena Stronghorse

Al fin estaba fuera. Se sentía asqueada, sucia. Notó un escalofrío recorrerle la espalda.

Privada —respondió sin pensárselo dos veces. No quería alargar el proceso, cuanto antes murieran, mejor para todos. Además, lo último que quería era darles publicidad. Sus vidas acabarían sin mucha ostentación, sin darles importancia. Las ejecuciones públicas eran para gente importante o para momentos en los que un noble debía mostrar su poder y autoridad de forma casi amenazante. No era ese el caso. Además, todo aquello supondría un gasto y ya había decidido usar el menor dinero posible—. Serán ejecutados como cualquier criminal de baja cuna: en la horca —añadió. La decapitación era demasiado rápida y demasiado clemente para lo que ellos merecían. Y el único motivo por el que no decidía crucificarlos era por estar escuchando sus gritos durante días.

Lo único que quería Helaena en esos momentos era volver a sus aposentos y relajarse. Tal vez el día siguiente fuera más agradable. Eso esperaba. Pero eso tendría que esperar, pues tal vez sus hombres tenían algo más que añadir; y ella también necesitaba preguntarle algo a Ser Badorc.

Quería pediros algo. Puede que parezca una locura, pero os aseguro que lo he pensado bastante. Y en absoluto tiene que ver con los hombres que acabamos de dejar, es algo que llevo cavilando un par de semanas —Y ahora que estaba sola y tenía, en parte, el control de su vida, podía tomar esa decisión—. Quiero aprender a usar un arma y a defenderme por mí misma… dentro de lo que sea posible, por supuesto —No era estúpida. Por mucho que Ser Dwain hubiera dicho que aún tenía tiempo de fortalecerse, sabía que eso no era así. Si hubiera comenzado de niña, sin duda podría. Pero ¿ahora? Lo iba a tener difícil, pero no por eso iba a dejar de intentarlo.

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09/10/2019, 13:58
Cley Errol

Cley asintió tomando nota mental de ello. Ante la petición de la joven asintió sin tampoco inmutarse en exceso. La verdad que la tranquilidad que transmitía aquel hombre era casi embriagadora. Una serenidad asentada por los años y la experiencia, que se veía reflejada en su actitud hacia todo.

Eso se puede arreglar milady. ¿Tiene alguna preferencia?. Ser Badorc puede instruiros en la espada. Si prefiere otro tipo de armas más a distancia, contamos con los servicios de Terrence Dragnos, que está instruyendo a nuestros arqueros.— Añadió aclarando el asunto, señal de que no se lo había tomado como algo pasajero o excéntrico.

 

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09/10/2019, 17:52
Helaena Stronghorse

No supo que estaba nerviosa por la respuesta que iba a recibir hasta que la recibió y notó una gran liberación en su interior. Después de tantas negativas; de que muchos la miraran con condescendencia, como si fuera una niña caprichosa; de haber abandonado esa idea para lo que en su momento creyó que sería para siempre. Después de todo eso, recibía una contestación normal, serena, típica de una conversación entre adultos. Alguien la tomaba en serio.

No solo Clay asintió sin hacer ninguna pregunta más ni dudar de ella, sino que le ofreció varias posibilidades como si aquella petición le pareciera lo más lógica. La verdad es que no había esperado que fuera todo tan sencillo. Incluso ejerciendo como gobernante de Aguasfrías, esperaba, como mínimo, tener que insistir.

Si soy sincera, no sé si mis brazos podrán empuñar una espada —contestó, pasando su mano izquierda por el brazo derecho y notando que ahí no había nada de músculo—. Creo que el arco será la mejor opción para mí —Aunque en ese momento no pensaba en el arco. Pensaba en aquel artefacto que le había enseñado Ser Dwain, el brazal que disparaba dardos. ¿Conseguiría ella poseer algo tan espectacular?

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10/10/2019, 22:15
Cley Errol

El hombre hizo un gesto afirmativo con la cabeza.

Se lo comunicaré hoy mismo, milady.— Convino el administrador con ella, refiriéndose a Terrence. Precisamente el joven Dragnos se encontraba con un grupo de arqueros en la plaza donde se habían situado una dianas y estaban practicando. Debían haber llegado mientras ella estaba en los calabozos. Observaba los lanzamientos de los soldados y corregía algunas posturas o procedimientos. Al percatarse de su presencia lo lejos, la dedicó una sonrisa amblae y asintió a modo de saludo, para continuar con lo que estaba haciendo.

Por algún motivo, notó que parecía más centrado, más responsable, pero a la vez, más preocupado.

Mire, precisamente ahí está. Ahora cuando termine con los arqueros, se lo comunicaré.— Aseguró deteniéndose un momento para observarlo.

No son baratos sus servicios, milady, pero deberíais verlo con el arco.— Comentó algo más distendido, distrayendo su atención del mal trago de hacía unos instantes. Así lo creyó Helaena o lo intuyó al menos. Tras aquel comentario hizo una breve pausa y volvió a mirar a la joven.

Bien milady, si no dispone de nada más vuelvo a mis quehaceres. Tengo que avisar que vayan disponiendo la horca y la ejecución. Estaré por aquí, pero luego me pasaré por la posada por si necesitaseis algo, o bien podéis hacerme llamar y acudiré cuando vos dispongáis.—

 

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12/10/2019, 00:07
Helaena Stronghorse

Helaena devolvió el saludo y la sonrisa a Terrence al verlo en la distancia. Su fama era bien conocida, había ganado innumerables torneos, así que no le hizo falta el comentario de Cley para convencerse de que sería un excelente maestro. Además, aquel Terrence no era el mismo con el que había compartido ron miel hacía unas semanas; era alguien mucho más serio, dedicado. De repente se sentía ilusionada y con ganas de empezar, casi había olvidado el mal momento que había pasado en las celdas, y ya se imaginaba a sí misma como una excelente arquera.

¡Sería maravilloso que Padre volviera de la guerra y ella pudiera enseñarle sus avances! Imaginaba también las conversaciones con él, en las que el hombre expresaba su más absoluta admiración por su hija pequeña y su arrepentimiento por no haber incentivado que aprendiera antes. También veía en su mente las caras de estupefacción de Aquilegia y de Carellyn, maravilladas por su destreza. Incluso veía la aprobación en los ojos de Aldern, atónito también por su nueva habilidad. ¿Y Willas? Seguro que también se sentiría impresionado por sus dotes.

Pero se estaba dejando llevar demasiado. Aquel sueño era hermoso, pero era solo eso. Un sueño. Primero debía aprender, ver si aquella era una actividad que podía dominar. Y luego… luego ya vendrían las reacciones de sus allegados.

Helaena despertó de su ensoñación cuando Cley volvió a dirigirse a ella.

Perfecto, Cley, muchas gracias por todo, podéis marchar. Avisadme también vos de cualquier asunto que surja. Y no hace falta que habléis con Terrence, yo misma me acercaré a él cuando termine —le respondió.

No sabía cuánto le quedaba al Dragnos para finalizar su trabajo con los arqueros, pero en cuanto supiera que estaba libre hablaría con él.

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14/10/2019, 15:54
Terrence Dragnos

Tercer día del Desconocido. Mes del Padre. Año 289 A.C

Terrence estuvo un rato con los arqueros, pero cuando parecía que ya pronto terminaría, otra remesa entraba en la plaza, que se disponían a ocupar el lugar de los que iban a abandonarla. A este paso, si iban entrando todos los arqueros de Aguasfrías de veinte en veinte, Helaena hizo cálculos de que el joven estaría allí todo el día. 

Aún así, el joven hizo una pequeña pausa mientras se producía en cambio, y los nuevos se iban colocando en sus puestos y colocando sus pertrechos en sus puestos y tomó algo de agua y se refrescó la nuca y colocó un pañuelo húmedo sobre su cabeza, el cual ató para protegerse del sol, lo que le daba un aspecto de marinero o algo similar. 

El Dragnos era muy perspicaz, y se había percatado de la atención de Helaena durante las prácticas de la primera remesa. Sus miradas volvieron a cruzarse y éste alternó la mirada entre ella y los arqueros, deteniendo su vuelta a unos metros de ella.

¿Os gusta?. ¿Queréis probar?— Preguntó despreocupado pero sereno. Qué diferente era a como lo había sido en el encuentro de Riverside. Parecía otro hombre muy distinto, mucho más centrado. 

Hizo un gesto con la cabeza en dirección a los arqueros como si la invitase a unirse antes de continuar hacia allí sin esperarla. Comentó en voz alta a los hombres que revisasen antes de empezar tanto el arco como la cuerda, que lo tensaran y que colocasen las flechas. Él  mientras comenzó a revisar en lo que debían ser sus cosas. Tenía tres arcos, varias flechas, incluso de distinto tamaño. Uno era incluso extraordinariamente grande, casi parecía hecho para un gigante. Volvió a mirarla mientras la esperaba.

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14/10/2019, 17:10
Helaena Stronghorse

Tercer día del Desconocido. Mes del Padre. Año 289 A.C

Terrence Dragnos no parecía terminar nunca y Helaena empezaba a impacientarse. Por mucho que allí tuviera ella el poder de decisión, no podía dejar a sus arqueros sin su maestro, así que empezaba a temer que la única opción para hablar con el Dragnos era esperar a la cena. Y, para entonces, tal vez el joven no tuviera ninguna gana de seguir trabajando.

Estaba a punto de marcharse y continuar con otras cosas, pensando que tal vez hubiera algún otro libro de cuentas que revisar, cuando Terrence se acercó a ella ofreciéndole unirse al grupo. Helaena lo miró con los ojos como platos, casi incrédula por lo solícitos y comprensibles que eran todos con ella. No sabía si creérselo, nunca había recibido tanta aceptación su afán por dominar un arma. ¡Y Terrence hablaba como si fuera lo más normal del mundo!

Lo siguió, casi con más temor que nervios, pues había esperado no tener que hacer eso delante de sus soldados. Sabía lo que iba a ocurrir, que iba a fallar estrepitosamente. Y era demasiado vanidosa como para que todos sus hombres la vieran. Cuando tuviera un poco más de práctica, no le importaba, pero ¿ahora?

Se acercó a Terrence, mordiéndose el labio inferior y jugueteando con sus dedos—. Nunca he usado un arco —le confesó casi en voz baja—. Pero, sí, quería pediros que me enseñarais, si os parece bien. Aunque no quisiera molestar a estos hombres, temo que seré la peor alumna y que los retrasaré —añadió, señalando con la cabeza al resto de arqueros.

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14/10/2019, 18:56
Terrence Dragnos

Alumno es el que aprende, no el que sabe.— Dijo mirando sus arcos y valorando, decantándose por uno pequeño, probablemente de caza y a juzgar por su tamaño, no debían ser presas grandes. Conejos, aves a lo sumo. —Así que el mejor alumno no es el que más sabe, sino el que más aprende.— Corrigió a la joven mientras le daba el arco y un carcaj con flechas pequeñas para ese arco.

Eso sí, el vestido puede resultaros algo incómodo.— Aseguró sin detenerse. Entonces le explicó lo más básico. Cómo coger el arco, cómo tensarlo, cuidados y medidas a tomar para no hacerse daño con él. El mismo se quitó un guante que llevaba para dejárselo a ella . —Puede que al principio os duelan los hombros y se os cansen.— Advirtió. El proceso no parecía especialmente complejo, aunque corrigió su posición varias veces. La aconsejó que practicara el movimiento de disparo sin flecha primeramente. Sólo tensando y soltando la cuerda y que descansara si veía que le pesaban los brazos. 

Acto seguido la dejó allí mientras se dirigía al resto de hombres corrigiendo y comentando cosas con ellos como había hecho con anterioridad, con total normalidad.

Al poco regresó tras hacer una primera ronda de control y ver los disparos efectuados por los soldados.

¿Cómo va?— Preguntó observando como lo hacía.—No, no paréis. continuad— Pidió sin perder la atención el ella. Elevó el codo de la joven con dos dedos un poco y los mantuvo para que recordase la altura correcta.

Probad ahora con flechas, propuso. No os preocupéis de acertar o fallar, sólo de mantener esa posición y seguir los pasos que os he dicho.— Propuso. —¿Vais a aficionaros a la caza ahora, lady Helaena?— Preguntó con curiosidad.

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14/10/2019, 21:45
Helaena Stronghorse

Helaena correspondió con una amplia sonrisa a las palabras de Terrence, al tiempo que tomaba el arma que le tendía, mirándola con ojos brillantes. El arco era pequeño, no intimidaba. Parecía cómodo, práctico y ligero, aunque no sabía qué esperar una vez tensara la cuerda.

Escuchó con atención los consejos que le daba, asintiendo con cada frase, y aplicándolos al instante. O intentando aplicarlos, puesto que lógicamente todo necesitaba su tiempo y su esfuerzo. Pensó que, con un arco tan pequeño, probablemente no se cansara tan rápido. ¡Pero cuán equivocada estaba! Sus brazos no estaban acostumbrados a mantenerse en esa posición tanto tiempo y tensar la cuerda, por corta que fuera, requería más esfuerzo del que imaginó.

Cuando volvió Terrence a ella, estaba agitando los brazos.

Fenomenal —le aseguró con energía, volviendo al ejercicio que llevaba unos minutos realizando—. Aunque es cierto, los brazos pesan al cabo de unos minutos —Cogió una flecha cuando Terrence se lo indicó y volvió a su posición. No tenía ni idea de cómo apuntar. ¿Tenía que usar ambos ojos, cerrar uno? ¿Estaba tensando la cuerda lo suficiente o se quedaría la flecha a mitad de camino? Recordaba todos los consejos del Dragnos sobre la posición y en eso se centró finalmente, más que en apuntar.

Escuchó la pregunta del joven, pero no respondió hasta que no soltó la cuerda, mientras miraba el camino que seguía su flecha.

Oh, no, no… Pero estaba pensando, ya que vos marcharéis en un futuro a tierras ignotas, alguien tendrá que relevaros en las competiciones de arquería —Al principio, se mantenía seria, pero acabó su frase con una sonrisa. Se encogió de hombros y añadió:— Desde pequeña he querido aprender a usar un arma —Esta vez la respuesta era sincera—. Y ahora no hay nadie a mi alrededor que me mire con desesperación o me lo impida. De hecho, estoy sorprendida por la aceptación que ha tenido mi sugerencia.

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17/10/2019, 13:34
Terrence Dragnos

Terrence frunció un poco el ceño al escuchar la respuesta de Helaena, como si en cierto modo le preocupase.

No es tan raro que una dama aprenda a usar el arco. Algunas son aficionadas a la caza, la cetrería...No es muy común, pero tampoco extraño.— Dijo manteniendo un rostro de cierta gravedad.

Aunque no parece ser ese entonces vuestro propósito.— Concluyó de sus palabras.

Tampoco comentó nada más al respecto. Se limitó a enseñarla un par de cosas sobre apuntar, principalmente derivadas de la caída natural de la flecha en el aire y del ángulo para compensar la caída. 

Realmente el secreto está en saber qué altura elegir en función de la distancia. Contad los pasos que hay hacia las cosas para acostumbraros a tener buen ojo para saberla. Luego practicad en la diana esas distancias y qué angulo tomar.— Advirtió. —También es importante conocer vuestro arco. Saber su fuerza, su alcance...— Dijo tomando el arco de ésta haciendo un gesto de petición. 

Este es un arco de caza menor. No tiene mucho alcance. Me refiero a su máxima potencia.— Aclaró. —Las dianas están a cuarenta yardas, justo el tope más o menos de la máxima fuerza del arco. Aún así, siempre deberéis elevarlo más que el de los arqueros de vuestra compañía. Además sus flechas son más ligeras.— Tomó una y tensó quedándose un instante quieto para que observase la posición y la altura a la que apuntaba. Soltó y la flecha voló justo hacia el centro de la diana. Indicó que se alejase con él unos pasos y volvió repetir la operación. —¿Veis? Si os fijáis bien, solo unos cuantos pasos y tengo que variar un poco el apuntado. Casi no se nota porque son pocas yardas, pero fijaos bien.— Dejó un instante la misma pose con el arco tensado para que lo viese. —Antes era así, ahora eeeste poquito más.— Soltó de nuevo y la flecha voló al centro de la diana. Le devolvió entonces el arco.

Id practicando así. No olvidéis descansar los brazos de vez en cuando. Mañana seguramente os dolerán. — Dijo finalmente antes de hacer un gesto y volver con los arqueros tras tomarse un tiempo para escucharla.

No sería hasta la tarde, ya en la entrada de la posada, que volvería a cruzarse con él. Estaba hablando algo con Todric, cuando se percató de su llegada y se acercó a ella siempre bajo la atenta mirada de su escolta.

Lady Helaena, tomad. Es un ungüento hecho de menta y otras cosas.— Dijo extendiendo un frasco pequeño hacia ella. —Aplíquelo en las zonas que note más pesadas. No hace milagros pero ayuda. Ah, y no os alarméis si notáis como que quema o da calor. Es normal.—

Todric hizo entonces un pequeño inciso.

Todric

Voy ensillando vuestro caballo entonces...—

—Sí gracias Todric. Voy en seguida.— Le confirmó.

Antes de marcharse Todric dedicó a Helaena una mirada casi escrutadora, de arriba a abajo. Confiado, hasta divertido. No muy descarada, aunque sí perceptible para alguien como Helaena...o como Terrence.

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17/10/2019, 17:49
Helaena Stronghorse

Helaena no añadió más a la respuesta que le había dado. Terrence tampoco necesitaba saber para qué quería aprender arquería. De hecho, ni siquiera ella misma lo sabía. Porque de pequeña quería ser caballera a las órdenes de su padre, pero ¿ahora? Eso no entraba ya en sus planes. Quizá era porque le haría sentir más poderosa o, al menos, no tan indefensa; quizá era una simple atracción hacia las armas; quizá las locas ideas de Ser Dwain se le hubieran quedado grabadas en la mente. O, quizá, era una mezcla de todas esas opciones.

La joven siguió atendiendo a las lecciones del experto arquero. Todo sonaba tan lógico como difícil. Tras cederle el arco, se asombró por su gran puntería. De sobra era conocida su habilidad, pero verla en persona era algo muy distinto. Intentó fijarse en lo que le había contado, las dos veces que lanzó: la distancia desde la que tiraba, la tensión de la cuerda, el ángulo... ¡Eran demasiadas cosas a las que atender! Pero, viendo a Terrence, cualquiera habría dicho que no había complicación alguna, lo hacía con tanta soltura que parecía que no costaba nada.

¿Mañana? Y ahora también —respondió, con media sonrisa—. Me pregunto cuántos años tengo que estar practicando para tener la misma habilidad que vos —comentó, mientras buscaba de nuevo la posición adecuada e intentaba colocar el arco en el mismo ángulo que el joven.

Siguió un buen rato con la actividad, hasta que notó que sus brazos no podían aguantar más. No notaba que hubiera mejorado en nada. De hecho, con el cansancio de sus músculos, sus últimas flechas habían sido incluso peores que las primeras. Pero había sido una gran tarde. Su mente había estado totalmente despejada de cualquier problema, había disfrutado manejando el arco y el agotamiento había merecido la pena.

Cuando volvió a encontrarse con Terrence, el rostro de Helaena no mostró la misma alegría que aquella tarde. La compañía del Dragnos no era precisamente la que a ella más le agradaba ver. Así que su plan era ignorarlos a ambos y subir directamente a sus aposentos. Pero Terrence se le adelantó.

Oh, muchas gracias, me vendrá bien desde hoy mismo —dijo, tomando el frasco.

Aunque intentó no dirigir el rostro a Todric y obviar su presencia, no pudo evitar notar cómo sus odiosos ojos la miraban de arriba abajo. ¿Quién se creía que era, con ese descaro? ¿Cómo se atrevía siquiera a estar bajo el mismo techo que ella? Apretó el frasco de ungüento con la poca fuerza que le quedaba en los brazos e intentó centrarse en algo distinto.

¿Os vais, Terrence? Espero que no indefinidamente…

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17/10/2019, 18:22
Terrence Dragnos

A despejar la mente un rato milady. Han sido doscientos arqueros en diez tandas. Todo el día.— Aseguró, pero con ese tono tranquilo y sosegado al que no se acostumbraba tras haberlo conocido en unas formas muy distintas. 

Un rato antes de la cena y luego a dormir.— Dijo. —Aún me quedan unas semanas para concluir mi acuerdo con Aguasfrías, así que tendréis que sufrirme un poco más.— Bromeó. Pero incluso aquella broma sonó calmada, sólo acompañada de una sonrisa gentil.

Os propondría que me acompañáseis, pero voy a darme un baño al río, así que...— Aquello sin duda sí que fue una referencia a su encuentro en Riverside, pero realmente sí que creyó que esa era su intención. Algo había cambiado en el Dragnos, sí, pero no su gusto por el agua. Y aún así la referencia que sólo entenderían ellos fue lanzada como un hecho, sin mucho tono de reproche o mofa. Más bien como considerando que no le iba a gustarle a la joven.

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17/10/2019, 23:16
Helaena Stronghorse

Oh, vaya… Siento haberos añadido una carga más a vuestro trabajo —se disculpó Helaena. Aunque ciertamente había sido el propio Ser Terrence quien la había animado a unirse a los arqueros, ella se había mostrado previamente interesada y más que ansiosa por ello, con lo que tal vez no le había dejado mucha opción al joven.

A Helaena le seguía asombrando esa tranquilidad del joven. No había pasado tanto tiempo desde que se vieron en Riverside. Sin embargo, parecía una persona totalmente diferente. ¿Sería a causa de su presencia en Aguasfrías, del puesto de responsabilidad que ejercía? ¿O tal vez la situación de guerra, que le había hecho ver las cosas de otra manera? Al menos, seguía haciendo bromas, pero incluso estas sonaban distintas.

No os creáis, os puedo confirmar que Aguasfrías os adora más que a su propia regente. Si hubierais escuchado a Cley hablar de vos… —respondió, devolviéndole la sonrisa.

Recordó aquel momento en que Terrence invitó a las tres jóvenes a darse un baño en la Poza. Y la reacción de las tres, una reacción lógica. No era "digno" de una dama meterse en el agua, con todo lo que eso implicaba, con un hombre cualquiera. No obstante, el joven no había sido capaz de comprenderlo en aquel momento. Eso o había fingido no entenderlo. Pero una cosa es que ella no fuera a meterse en el agua y otra que no quisiera acompañarlo.

Pues… La verdad es que yo también pensaba salir al río con Luna —respondió—. Normalmente voy después de cenar, pero hoy estoy tan cansada que pensaba sacarla cuanto antes para no trasnochar demasiado. Yo no tengo intención de bañarme, pero, si queréis, puedo ir con vos y Luna estará encantada de acompañaros en el agua.