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HLdCn: El Legado de Caín II - Semillas de Destrucción

- El Circo de la Traición -

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06/01/2014, 18:01
Zyllah

Las caricias de su mano y su susurro con todo lo que implicaban sus palabras se sumaron para provocarme un dulce cosquilleo en el estómago. La piel que rozaba con los dedos reaccionaba a su contacto, erizándose con suavidad y una sonrisa se colocó en mis labios, mientras empezaba a sentirme un poco más segura. Quizá no lo había hecho tan terriblemente mal como suponía. 

- Oh... Pues gracias. Pensaba que no te habría gustado mucho. - Confesé, enredando mis dedos con sus cabellos suavemente, con el mismo gesto que solía hacer con el hilo, pero tratando de no tirar de ellos. - De todas formas, también pensaba que tú no podrías repetir tan rápido. - Añadí, sin estar segura de que algo así importase teniendo en cuenta que estábamos en una especie de ilusión. Había un montón de preguntas que surgían en mi mente sobre lo sucedido y sobre su experiencia previa, que una vez más se me antojaba evidente. Sin embargo, no quería hacer presente mi falta de ella una vez más, así que me limité a preguntar lo que más curiosidad me creaba. - ¿Y con Seele también...? - Dije, dejando la frase en el aire, sin ver necesario completarla realmente y buscando sus ojos con mirada intrigada.

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06/01/2014, 22:59
Eko Létang

Eko escuchó las palabras de Zyllah ligeramente distraído, centrado en las caricias que su mano dejaba en la piel de ella. - No veo por qué no iba a gustarme. Has estado mejor que la mayoría. - Le dijo en un susurro, mirándola a los ojos, mientras sus dedos se iban acercando cada vez más al lugar donde querían terminar llegando. No había pensado ni iba a pensar qué parte del mérito había sido por lo que había hecho, que parte por ser ella, cuál por el descubrimiento de su virginidad y también por la expectación. Lo que sí era cierto era que el polvo no le había dejado para nada indiferente. - Habrá que comprobar lo que eres capaz de hacer con un poco de práctica. - Añadió después, con una mirada traviesa. Sin embargo, cuando ella dijo que creía que no podría repetir todavía alzó una ceja, dispuesto a aceptar el reto de inmediato.

Pero cuando ella hizo su pregunta, todo su gesto cambió, pasando primero a la incredulidad y luego profiriendo una sonora carcajada. - ¿Con... eso? - Preguntó, mirándola sin entender cómo se le podría haber ocurrido algo así. - No, nunca. Cuando te dije que la aborrecía hablaba en serio. - Dijo después, retomando poco a poco una actitud distendida pero seria. - Uno de mis requisitos es tener al menos la inteligencia de un perro. - Explicó con voz grave, hablando de forma que dejaba claro que no estaba de broma.

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06/01/2014, 23:29
Zyllah

Me sonrojé con sus primeras palabras mientras una ligera calidez crecía en mi interior, a medias por las caricias de su mano y a medias porque considerase que no lo había hecho tan mal. Aunque me parecía evidente que lo decía en gran parte para hacerme sentir bien, no podía evitar querer creérmelo. Y que quisiera repetirlo me parecía sencillamente increíble. Había esperado que se riese de mí, incluso que no quisiera que volviéramos a enrollarnos. 

Sin embargo cuando se puso tan serio con lo de Seele me di cuenta de que debía haberlo ofendido de alguna manera e hice una mueca con la boca. - Lo siento. - Dije, contrita, cuando terminó. - Es que no termino de entender la unión que teníais del todo, pero no quise decir que te gustase ella ni nada, perdona.

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06/01/2014, 23:59
Eko Létang

- No pasa nada. - Respondió Eko tras unos segundos, acariciando la mejilla de ella con su nariz. Entonces se detuvo, ligeramente avergonzado, al darse cuenta de que podía parecer más tierno de lo que le gustaría. Con un pequeño suspiro se acercó a su oreja, mientras se daba cuenta de que, inconscientemente, ese gesto era algo que había aprendido de Àine.

- ¿Te imaginas lo que habría sido que me ligaran contigo? - Susurró con voz sugerente contra su oído, llegando ya por fin a ese lugar recién descubierto. Probablemente, si los hubieran enlazado a ellos, todo habría sido una vorágine de discusiones, tal y como fue al principio. Pero cuando todo eso pasara habrían tenido ese lugar para ellos solos durante todo ese tiempo, y ese era el centro de sus pensamientos ahora.

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07/01/2014, 00:09
Zyllah

Me derretía irremediablemente ante la dulzura de sus caricias. Todavía no conseguía creerme que fuese el mismo muchacho que había conocido y aborrecido toda mi vida. ¿Cómo habíamos llegado a esto? Sentir su susurro en mi oído me puso todos los pelos de la nuca de punta y el escalofrío llegó hasta mis piernas. La caricia de su mano me hizo contener la respiración, apretar mis dedos en su cuello y morderme los labios durante varios segundos. 

- Habría sido perfecto. - Dije, imaginando el mundo de Zagam, pero sin Zagam. - Siendo inmunes a los ataques nocturnos... ¿Te das cuenta de lo que podríamos haber llegado a hacer sin haber tenido que temer eso? 

Giré un poco la cabeza, buscando sus ojos, con los míos empezando a encenderse ante el contacto de su mano. - Alexia e Ira se encargarán de Gabriel. Yormund se encargará de Marceline... Y en cuanto Andrew se levante, se encargará de Ira. Todo está saliendo bien, aunque esto durase un día más, no tendríamos nada que temer. - Susurré, antes de tirar de él para unir nuestros labios. - Oh, joder... ¿De verdad puedes repetir ya? - Pregunté finalmente en un suspiro que empezaba a entrecortarse, rozando sus labios con los míos.

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07/01/2014, 00:55
Eko Létang

Al notar cómo ella contenía la respiración durante el instante en que sus dedos la rozaban la boca de Eko se formó en una media sonrisa, sintiéndose como si tuviera el poder absoluto sobre ella. Verla así, mordiéndose los labios de placer, era toda una provocación.

Cuando ella le preguntó por si se daba cuenta de lo que habrían podido hacer de estar enlazados él sólo asintió levemente con la cabeza, sin querer entrar en detalles sobre cómo la sala común habría podido ser su patio de recreo. Todavía más. Luego escuchó la sucesión de muertes que habría esa noche, y echó cuentas mentalmente. Mañana quedarían ellos dos, sus lacayos y Liam. Y a este último quizá lo arrastrase Marceline. Las cosas no podrían salir mejor.

Al final, cuando ella le besó de esa manera, él la correspondió. Sentía en ella una necesidad, un ansia de una manera que no había imaginado antes. Quizá el haber descubierto lo que podían hacer juntos le hubiera abierto el apetito. Perfecto.

- Tú sólo cierra los ojos. - Le ordenó con voz calmada, mientras recolocaba un poco su postura pasando el brazo por debajo de su cuello. Acto seguido Àine se apartó un poco, dejándoles espacio. Le bastaba con disfrutar de ese tipo de sensaciones a través de Eko. El chico se acercó entonces al lóbulo de su oreja, llevándoselo a la boca, y decidió dedicar los siguientes minutos a darle un placer sin igual. Las caricias en su sexo se complementaban con las que realizaba su otra mano en su pecho o en su boca. Pronto él tiró de ella para que se tumbase de lado, sin soltarla, quedando a su espalda. Con los cuerpos totalmente pegados era sencillo llegar a cualquier rincón de ella, y su respiración sólo servía para alentarle. No era sólo decidir el ritmo, o el cuándo y cómo sería acariciada: era tenerla por completo en sus manos. En su boca. Cuando abandonaba su oreja era para visitar su cuello o sus labios, y durante largos segundos se entretenía simplemente respirando contra ella, consciente de que hasta el más mínimo suspiro era recibido como un mundo entero de placer.

Pasaron varios minutos hasta que estuvo realmente listo. Cuando sucedió se permitió que ella lo notara, jugando contra su espalda primero y entre sus piernas después, antes de comenzar a entrar lentamente sin abandonar esa postura. - ¿Me crees ahora? - Susurró con un jadeo ronco contra ella, conteniendo inmediatamente después la respiración.

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07/01/2014, 01:42
Zyllah

Lo miré durante varios segundos, esperando alguna respuesta a mis palabras y finalmente cuando tras el beso me pidió que cerrase los ojos me di cuenta de que no pensaba decir nada al respecto. Sin hacerlo yo tampoco, le hice caso, con una sonrisa nerviosa en los labios. 

Los siguientes minutos se dedicó a hacer que intensas oleadas de placer me recorrieran por completo, jugando conmigo con sus manos y sus labios hasta que mi respiración se volvió jadeante y mi mente se apagó. Cuando me colocó de lado, pegada a él, estiré el brazo hacia atrás para rodear su cuello y acariciar su nuca. Mi otra mano se agarraba a su muñeca, siguiéndola en los movimientos de su mano y mi cuerpo entero parecía existir solamente para reaccionar a sus caricias.

Al sentirlo preparado no pude evitar unos segundos de nerviosismo, dudando de si realmente me dolería de nuevo. Sin embargo, en cuanto empezó a entrar sin que eso sucediese exhalé un suspiro y me pegué más a él, dejando que llevase las riendas, completamente entregada a lo que quisiera hacer conmigo. Asentí con la cabeza a su pregunta, sintiéndome incapaz de pronunciar ni una palabra en esos momentos.

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07/01/2014, 11:52
Eko Létang

Desde la espalda de Zyllah, las manos de Eko se deshacían en caricias. Ahora que ya se encontraba dentro de ella recorrían todo su cuerpo con libertad debajo del edredón improvisado. Era algo arrebatador ver cómo la inexperiencia de ella hacía que cada suave embestida fuera importante, viviéndola con una intensidad que con el tiempo todas las demás habían perdido. La boca de Eko continuaba entre su oreja, su cuello y sus labios, dejando besos y mordiscos al ritmo de sus respiraciones.

Cuando comenzó a parecer que ella se había acostumbrado a la sensación Eko la tomó por cadera y el hombro con las manos, sujetándola para hacer sus entradas más firmes y profundas. Y así, se concentró únicamente en el movimiento complementario de sus caderas, respirando contra su nuca. Lo que había comenzado más como una demostración de lo que podía hacer que como otra cosa poco a poco se iba convirtiendo en mucho más, y a pesar de que inicialmente se mantenía más al margen, sólo buscando que ella disfrutara, su excitación y su entrega eran cada vez mayores. Sus dedos se aferraban a la curva de su cadera con seguridad, haciendo un poco más de fuerza cuanto más largos y densos eran los movimiento de ambos.

Finalmente, llegó un momento en que necesitaba más. Su lengua, su saliva, todo su interior, pedía otra cosa. Progresivamente su sangre se había ido calentando de nuevo, hasta sentirlo casi como una nueva batalla. Y en esta ocasión dispararía de frente.

Con un leve gruñido Eko se separó un poco de ella. No demasiado, sólo lo justo para hacer que se tumbara boca arriba y poder continuar en esa nueva postura, mirándola a los ojos. Se moría de ganas de probar mil cosas con ella, pero quizá fuera demasiado pronto. Aunque era indescriptible la sensación de ser el primero. Podría enseñárselo todo. Mostrarle cómo le gustaba que se hicieran las cosas. Ella era tabula rasa, totalmente lista para ser cincelada a base de sudor y saliva.

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11/01/2014, 16:06
Zyllah

Era curiosa la forma que tenía el instinto de suplir mi inexperiencia. Mi cuerpo reaccionaba por sí mismo a las caricias y los movimientos de Eko, primero suaves y después más firmes. Los suspiros que salían de mis labios entreabiertos se entrecortaban con mi respiración jadeante y durante un instante llegué a pensar en lo rápido que había vuelto a inducirme a este estado febril. Pero no era momento para sentirme avergonzada por ello. Ni siquiera llegó a ser un pensamiento elaborado antes de perderse en la pesada nube de lujuria que había invadido mi mente por completo. 

Sentir sus manos agarrándome con fuerza para endurecer sus movimientos terminó de encenderme por completo. No sabía qué hacer para transmitirle parte de lo que me estaba dando él a mí, pero era lo que ansiaba en esos momentos. No era sólo por el deseo de estar a la altura, sino también por una sensación de entrega, quería que sintiera lo que me hacía sentir a mí. 

Cuando se separó de mí busqué sus ojos con los míos y contuve la respiración al encontrarme la oscuridad de deseo en que se perdían. Tragué saliva, dejando que me colocase como quería y eché la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos y liberando un suspiro cuando volvió a entrar. 

Durante varios segundos simplemente me agarré a su cuello y a su brazo, respirando agitadamente con los ojos cerrados. Y cuando me acostumbré a la nueva situación lo suficiente para poder abrirlos y hablar en un susurro entrecortado, lo hice sin apartar mi mirada de la suya. - ¿Quieres... que haga algo...? O dime cómo... - Ofrecí, sin ser capaz de fabricar una frase más elaborada en mi mente, esperando que entendiera lo que quería decir. Sabía también que debía contarle algunas cosas de otros lugares... Pero no era el momento, tendríamos tiempo después.

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11/01/2014, 16:22
Eko Létang

Ahora que la tenía debajo de él, con la tela de la mesa tapándoles, todo el cuerpo de Zyllah estaba a su disposición. Cuando ella alzó la cabeza, suspirando de esa manera, él simplemente se hundió en su cuello, marcando su piel con los labios primero y con los dientes después. Su sabor se había ido volviendo conocido con el paso de los días, y el gusto le llegaba ahora, mezclado con el sudor, le transportaba a todas las veces que había sentido la necesidad de frenarse para no ir más allá de donde ella le permitiría. Pero había aguantado y perseverado, y ahora tenía su recompensa. El cuerpo de ella, para hacer todo lo que quisiera. Para enseñarle.

Cuando él se apartó y la vio con los ojos cerrados de esa manera una sonrisa media se dibujó en su rostro, dando un poco más de fuerza a sus embestidas. Y cuando sus miradas se encontraron y le llegó su susurro, un repentino suspiro escapó de sus labios, mientras la sonrisa volvía a su cara. - Sólo sigue dejándote llevar. - Le susurró con voz grave, acercándose a su boca, para seguir hablando como tantas veces habían hecho antes: contra sus labios, haciendo que cada sílaba fuese una caricia. Al mismo tiempo, una de las manos de Eko se aferraba a su pelo, en su nuca, mientras la otra pasaba del lateral de su cuello a su hombro, y de ahí a su pecho. - Que te esté follando no cambia nada. - Añadió después, marcando especialmente la palabra central de la frase. Al mismo tiempo, sus dedos seguían descendiendo, de su pecho a su vientre, y de ahí a sus piernas. Una vez allí acarició su piel con determinación, antes de tirar levemente de una de ellas, buscando que abrazase su cadera para poder entrar más profundamente. Y al hacerlo un suspiro ronco se escapó de su garganta para morir contra la de ella, mientras Eko entrelazaba sus labios una vez más, dispuesto a seguir disfrutando de la humedad y calidez de su boca.

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11/01/2014, 16:38
Zyllah

Me estremecí al sentir su susurro contra mis labios y empecé a asentir a sus primeras palabras ligeramente, con una pizca de fastidio en mi interior. Que me dijera eso no me ayudaba en nada, seguía sin saber qué hacer para devolverle lo que él me hacía a mí... Pero con sus últimas palabras detuve mi cabeza y mis ojos se abrieron por la sorpresa mientras una pequeña risita nerviosa salía de mis labios directamente contra los suyos. No tenía ni idea de por qué, pero escucharle decirlo así, mientras su mano me acariciaba el pecho, aumentó el cosquilleo de mi estómago extendiéndolo hasta mi espalda. 

 No respondí nada, tan sólo me limité a mover la pierna como él quería, abrazando su cadera. Sentir su suspiro directamente en mis labios hizo que apretase mis dedos contra su piel, mientras respondía a su beso con firmeza, buscando su lengua con la mía, dejando que ellas se entendieran como habían demostrado de sobra que sabían hacer. 

Mis manos se deslizaban por su cuerpo, recorriendo su pecho, sus hombros, su espalda... Aferrándose a él cuando las sensaciones eran demasiado intensas y con un suspiro dejé que mi mente se nublase del todo, abandonándome a las corrientes eléctricas que recorrían mi cuerpo, uniendo todos los puntos en los que compartíamos el tacto de nuestras pieles uniéndose sin el estorbo de la ropa. 

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11/01/2014, 17:07
Eko Létang

Una sonrisa de cómoda complicidad cuando ella rió, como si lo que él había dicho fuera un secreto compartido, se formó en los labios de Eko antes de que el beso los fundiera de nuevo con los de Zyllah. Su nueva postura le permitía profundizar más en ella, y cada vez que lo hacía una fuerte corriente eléctrica se transmitía a todo su cuerpo. Que ella le abrazase de esa manera hacía que sus caderas se movieran más juntas, más acompasadas, más rítmicas en una melodía salpicado de quiebros, cambios de tiempo y matices.

Tras recorrer sus piernas con las manos, su trasero y su costado, después de visitar todos los lugares que sin pensarlo buscaba acariciar con tesón, sus dedos se extendieron a lo largo de la cara de Zyllah, juntando las muñecas justo debajo de su barbilla. Mientras tanto el beso continuaba apasionado, febril, siguiendo los vaivenes que sus cuerpos marcaban. Así, con su cabeza sujeta, Eko separó unos milímetros sus labios de los de ella, quedándose aún unido por su lengua. De esa manera permaneció largos segundos, regalándole su aliento en cálidas bocanadas y recibiendo el de ella. Con cada exhalación, un suspiro acariciaba su piel, y cuando poco a poco fue tomando algo más de distancia para buscar sus ojos su calor ya estaba aumentando a un ritmo desenfrenado.

Fue al cruzar sus miradas. Una vez más ahí estaban sus ojos grises, esperándole. Como si de alguna forma él pudiera hundirse en ese fuego que se escondía tras ellos, abrasándose de placer. Una sonrisa expectante fue tomando forma mientras una de sus manos descendía, buscando una vez más los dedos de ella para enredarse, preparándose para regalarle lo que él esperaba que fuera el primer orgasmo realmente compartido.

En ese momento volvió a buscar su boca de una forma totalmente frenética y avariciosa. Quería toda su saliva, toda su lengua y toda su piel. Todo su cuerpo se aceleraba al ritmo de sus lenguas, volviendo los jadeos más profundos e intensos. Tras unos segundos buscó también su mano libre para ponerla contra el suelo, listo para sujetar ambas con firmeza. Debajo de él, ella era totalmente suya. Y eso era totalmente excitante.

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11/01/2014, 17:37
Zyllah

Sentir sus manos sujetando mi rostro me hizo sonreír mientras un pensamiento fugaz sobre cómo le gustaba atraparme atravesaba mi mente durante un instante. Aproveché para recorrer su cuerpo con mis manos más libre y firmemente hasta que separó sus labios unos milímetros de los míos, sin soltar mi lengua y las detuve, aferrándome a él con fuerza mientras su aliento me acariciaba y toda mi atención se centraba en nuestras bocas. 

Mi respiración terminó de acelerarse por completo con ese gesto y cuando se separó más y buscó mis ojos, en ellos podía leerse claramente la excitación que sentía, anidándose en su fondo, oscureciéndolos de deseo. 

La ternura de sus dedos, buscando los míos para entrelazarse, me provocó un suspiro, que fue como la pausa necesaria antes de que la tempestad estallase cuando nuestros labios volvieron a unirse con un ansia casi desesperada.

Atrapó mis dos manos entonces, sujetándolas con fuerza contra el suelo, y dejé que mi cuerpo fuese quien lo acariciase, completamente perdida entre sus manos, sus labios y nuestros sexos unidos, retorciéndome cada vez más frenéticamente debajo de él, respondiendo con fuerza a cada uno de los estímulos que él provocaba. 

Mi mente no tardó en nublarse por completo, mientras el calor que se había ido extendiendo por todo mi cuerpo durante los últimos minutos se inflamaba hasta terminar en un estallido, durante el cual mi respiración se detuvo y mi cuerpo se arqueó contra el suyo, mis uñas se clavaron en sus dedos y mis piernas lo abrazaron con fuerza manteniéndolo contra mí.

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11/01/2014, 18:08
Eko Létang

En cuanto los dedos de Eko se afianzaron sujetándola con fuerza algo varió en su respiración. El cambio fue inconsciente, pero con ella sujeta de esa manera se podía permitir centrarse únicamente en disfrutar, claro ya como estaba quién tenía el control de la situación. Poco a poco la necesidad de su boca se fue volviendo más frenética, más animal, y ver que ella le correspondía retorciéndose para buscar el máximo contacto posible le hacía llevar un ritmo cada vez más endiablado.

Fruto del agarre de sus piernas era imposible no moverse a la par. El ansia era mayor cuanto más avanzaba la búsqueda, como una creciente vorágine de aire caliente. Eko la deseaba con los ojos, con los labios, con los dedos y con toda su sangre. Deseaba marcarla entera, dejando constancia de a quién pertenecía. Se moría por morderla cada vez más fuerte, y porque ella también le mordiera hasta compartir sus sangres. Quería hacerle tantas cosas que ella aún no aprobaría que sólo podía dejar que su lengua y su cadera fueran representantes de todas sus pasiones, esperando educarla poco a poco de cara al futuro. Quería estallar dentro de ella. Y quería hacerlo ahora.

Cuando el nuevo orgasmo llegó fue varias veces más intenso que el anterior. Durante los segundos anteriores cerró los ojos, anticipando la explosión de placer que estaba por llegar e intentan sincronizarla con la de ella, y la última y potente embestida la descargó con todo el peso de su cuerpo, para quedarse luego apoyado sobre ella, jadeante. El bombeo de él se complementaba con las contracciones de ella, y aún cuando todo se hubo detenido tardó varios segundos en aflojar la presión de sus manos. Se sentía bien, como si hubiera recuperado algo invertido en los días anteriores en el mundo de Zagam.

Permaneció un tiempo así, en silencio, aún dentro de ella. Disfrutando de la tranquilidad del momento sin preocuparse por más que por respirar. Cuando se quiso dar cuenta de que llevaba ese rato totalmente anclado a los ojos de ella su primer instinto fue apartar la mirada, sintiéndose de repente vulnerable. Pero en lugar de eso tomó aire una vez más y mantuvo sus ojos donde estaba, buceando en el pozo central de esos dos grandes océanos de color tormenta.

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11/01/2014, 18:20
Zyllah

Poco a poco, con la respiración completamente agitada, empecé a ser consciente de nuevo de lo que me rodeaba. Abrí los ojos para encontrarme con los suyos y una sonrisa se colocó en mis labios. Me sentía bien mientras mis músculos se iban relajando poco a poco, nerviosa de alguna manera por lo que acababa de suceder de nuevo, pero tranquila y satisfecha al mismo tiempo, sintiendo una dulce languidez apoderarse de mi cuerpo.

Cuando me soltó las manos, llevé una a su nuca, para acariciarla con suavidad, y dejé que los dedos de la otra se entrelazaran entre los suyos, sin querer soltarlo todavía. 

Durante varios segundos no dije nada, tan sólo recuperándome, tomando consciencia de mi cuerpo y esforzándome por respirar con normalidad, con los ojos anclados en los suyos, que me atrapaban con su profundidad de una forma casi hipnótica. Finalmente, ante su silencio que parecía querer prolongarse eternamente, me mordí el labio, sin apartar mi mirada de la suya y mientras mis dedos seguían enredándose entre los cabellos de su nuca con ternura me decidí a hablar yo, en un susurro. - ¿Estás bien, pequeño? - Pregunté con la voz grave, todavía afectada por lo que acabábamos de hacer, antes de soltar una risita suave, bromeando con las palabras que me había dedicado él tan sólo un rato antes.

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11/01/2014, 18:50
Eko Létang

- Perfectamente. - Respondió Eko con voz grave casi de inmediato. Mientras tanto, con la mano libre colocaba de nuevo la tela para que los cubriera hasta los hombros. Una suave modorra iba apoderándose de él, y cuando comenzó a acariciar los dedos de ella con los suyos casi sentía ganas de cerrar los ojos y conciliar el sueño juntos antes de que se lo impusieran los engendros. Como un acto de rebeldía, dejando claro en la que probablemente fuese su última noche allí que ni siquiera tenían ese poder sobre ellos.

- ¿Y tú, niña? ¿Todo bien? - Preguntó, haciendo un esfuerzo por no permanecer en silencio y acabar dormido. Su mano libre se apoyaba con comodidad en el hueso de la cadera de ella, y cada inspiración era más lenta y sosegada.

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11/01/2014, 19:02
Zyllah

Asentí levemente, sin dejar de acariciar su nuca. - Perfectamente.Dije, con una sonrisa ligera en los labios. Después suspiré. Había cosas serias de las que hablar. Arrugué la nariz, sin estar segura de si le molestaría que estropease el momento empezando a charlar, y le dediqué una mirada de disculpa antes de empezar, con voz suave y sin dejar de acariciarlo en ningún momento, tratando de que el ambiente que habíamos creado se mantuviese. - Andrew ya se ha reunido con nosotras... Le he dado las instrucciones y estoy esperando a que reaccione. Pero ha llegado solo, Azhariel ya no está con él. Espero que eso no le impida matar por las noches.

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11/01/2014, 22:07
Eko Létang

Cuando Zyllah le respondió Eko emitió un suspiro liviano, fijo aún en su mirada de manera profunda. Después, cuando ella siguió hablando él contestó en voz baja, como si de alguna manera el hacerlo de otra forma les hiciese correr peligro de acabar fuera de allí.

- Si eso no le impide matar, me alegro. - Le dijo con voz calmada a pesar del contenido. - Andrew es un retrasado que intentó jugárnosla. Se merece saborear el Último Legado y morir justo al final.

- ¿Sabe lo que Ira puede hacer? - Preguntó luego, antes de girar un poco la cara para marcar con los dientes la piel del brazo de ella mientras esperaba su respuesta.

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11/01/2014, 22:19
Zyllah

Un escalofrío recorrió mi brazo, desde el lugar en el que él había posado sus dientes, hasta la nuca, y la piel de esa zona se puso de gallina mientras respondía suavemente, hablando todavía en voz baja. - No lo sé, todavía no ha reaccionado. Yo le dije a Alexia y a Yormund que no le dijesen nada, por si acaso. Pero no importa, lo sepa o no es lo mismo. Si no lo hiciera él, lo haría Yormund y correríamos todos peligro, así que tendrá que estar de acuerdo en que es lo mejor. Le diré que debe correr ese riesgo para que Alexia pueda salir de este lugar y blablabla... 

Dejé la frase en el aire e hice una pequeña pausa, después me encogí de hombros, antes de soltar una pequeña risita e inclinar la cabeza para dejarle un beso suave en la frente. - Y si no está de acuerdo, le obligaré a hacerlo igualmente. Así que no importa mucho que lo sepa o no, ¿no?

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11/01/2014, 22:53
Eko Létang

- No, no importa en absoluto. - Respondió Eko, sorprendido por la familiaridad con la que ella le había besado en la frente. Quizá las cosas estaban yendo muy rápido después de todo. No dijo nada al respecto. En lugar de eso la miró, sin saber cómo explicarle que casi mejor que lo supiera. Que caminar obligado hacia el matadero sin más opción que seguir adelante era lo menos que se merecía.

- Estuve pensando en cómo sería quedarme contigo. - Dejó caer en un susurro casi mudo como una confesión, sin dejar de mirarla a los ojos. Mientras tanto una vez más Àine se acercaba despacio, buscando algún lugar por el que colarse debajo de la tela.