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HLdCn: El Legado de Caín II - Semillas de Destrucción

- El Circo de la Traición -

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30/12/2013, 02:26
Zyllah

Cogí al pajarito con la mano y lo aparté con cuidado, dejándolo sobre la mesa sin mirar, para sujetarme después a su nuca con más firmeza y acercarme a él.

Dejé que me arrastrase hasta el suelo y me senté sobre sus piernas, acariciando su costado con la otra mano. Estaba nerviosa por el subterfugio que estábamos realizando en el mundo de Zagam, pero de alguna manera no era una sensación desagradable, resultaba incluso emocionante. Me pegué a Eko, dejando que mis dedos recorrieran una vez más sus hombros, su espalda y su torso lentamente, disfrutando de cada milímetro de su piel. Podría pasarme así horas y horas, no me parecía posible llegar a aburrirme nunca de hacerlo. 

El sabor de sus labios me resultaba tan conocido como estimulante y, a pesar de que me daba un poco de respeto haber conseguido la soledad e intimidad que tanto habíamos deseado, mi respiración empezó a alterarse con su cercanía, recordando las caricias que habían sido interrumpidas por la llegada de Gabriel y Zagam al otro lugar. 

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30/12/2013, 02:50
Eko Létang

Cuando Zyllah se sentó sobre él Eko cambió la postura de sus piernas, echando los pies hacia adelante. Entonces, con ellas dobladas, sus cuerpos quedaban unidos por las caderas tal y como lo habían estado antes en el reino del ilusionista.

Tenerla así, acariciando su torso de nuevo, era totalmente excitante, y no habían pasado ni dos minutos cuando él ya estaba buscando la piel de su espalda por dentro de la ropa. Su aroma familiar se hacía ligeramente distinto, al faltarle el fondo de canela que aportaba el mundo de Zagam. Sin embargo eso lo hacía aún mejor, como una muestra más de que por fin no estaban siendo observados. De que ahora sí estaba todo el cuerpo de ella a su disposición.

Fue entonces cuando se dio cuenta de lo idiota que estaba siendo. Mientras una mano había permanecido en su nuca la otra se había colado por dentro de su jersey y su camiseta ya por costumbre. Pero ya no era necesario. Se apartó durante un instante, antes de buscar sus ojos con la sonrisa de quien sabe que el juego está comenzando, y tiró de su jersey hacia arriba, para sacarlo de en medio. Con la cantidad de horas que habían pasado besándose, y era la primera prenda que él le quitaba.

Se quedó mirándola durante unos segundos entonces, como quien está a punto de abrir un regalo que lleva semanas esperando, debatiéndose entre desnudarla o tomarse su tiempo, y decantándose finalmente por lo segundo. Sin decir nada se acercó entonces a su cuello, decidido a hacer de lo que tenían entre manos en ese momento algo digno de recordar.

- ¿Cómo era eso que decías de Poron? - Preguntó entonces, mientras repartía besos, succiones y suaves mordiscos por todo el espacio entre su hombro y su oreja.

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30/12/2013, 03:09
Zyllah

El cosquilleo nervioso de mi estómago aumentó cuando se separó de mis labios para sacarme el jersey. Subí los brazos para facilitárselo y me ruboricé ligeramente con la idea de que siguiese quitándome más ropa directamente, ligeramente intimidada por ella. Sin embargo, él no parecía tener prisa por ello y no pude evitar respirar más tranquila al notarlo. 

Suspiré al sentir sus labios en mi cuello y lo estiré, ofreciéndoselo. La piel que recorría con ellos se erizaba con su contacto, provocándome pequeños escalofríos que se extendían desde su boca hasta mi espalda, alterando mi respiración. Ante su pregunta, una risita nerviosa salió de mis labios. - ¿El qué...? - Susurré divertida, cerca de su oído, apretando levemente los dedos en su cintura. - ¿Que me la suda si nos está viendo? 

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30/12/2013, 03:22
Eko Létang

Ver cómo los poros de la piel de Zyllah se erizaban bajo sus labios, con cada beso y cada mordisco, resultaba totalmente estimulante. Sentir su calor tan cerca, mientras sus manos se colaban por debajo de su camiseta, deteniéndose en su cadera y en la base de su espalda, lo era más todavía. Pero la gota que colmó el vaso fue su susurro. Su voz no sólo dejaba claro que se encontraba a gusto, sino también que se lo estaba pasando bien. Sus palabras, confirmando una idea totalmente increíble, acariciaron el oído de Eko, y sin pensarlo el siguiente mordisco fue un poco más intenso que los demás. No lo suficiente como para hacerle un daño real, pero sí marcando una diferencia con respecto a los otros.

Con los ojos encendidos por el deseo, Eko giró un poco sobre sí mismo, obligándola a tumbarse sobre el suelo, y la recorrió de arriba a abajo con la mirada un par de veces antes de tenderse sobre ella, buscando una vez más su boca. Sus manos, mientras tanto, estaban decididas a recorrer una y otra vez su costado, su vientre, sus hombros y su nuca, evitando tanto el pecho como los lugares desconocidos.

Tras varios minutos sus piernas se encontraban entrelazadas, y su respiración era solamente una sucesión de jadeos inconexos. Otra vez la idea de que con ella todo parecía inexplicablemente más grande cobraba fuerza, y más aún al sentir cómo ella no se encontraba ni mucho menos relajada. Lentamente tomó algo de distancia para mirarla a los ojos, acercando una mano para acariciar su mejilla, cerca de su boca. Y entonces se decidió por algo que no había podido hacer hasta el momento.

Doblando las piernas para no desenredarlas de las de ella buscó la base de su camiseta y, apartándola sólo un poco, comenzó a recorrer su vientre con la boca. Tras unos segundos decidió no resistirse más, y apoyó una de las manos sobre uno de sus pechos, por encima de la ropa, comenzando a tomarse libertades que hasta el momento habían estado totalmente vetadas.

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30/12/2013, 14:20
Zyllah

Los minutos se desgranaban lentamente mientras dejaba que sus besos y sus caricias me mecieran en una calidez tranquila y segura. De alguna manera, cuanto más se agitaba mi respiración, el tiempo parecía pasar más despacio, recreándose en cada roce de sus manos o sus labios sobre mi piel. 

Mis manos se deslizaban por su cuerpo sin prisa, disfrutando de cada milímetro y deteniéndose en ocasiones para marcarlo con los dedos, cuando un escalofrío era demasiado intenso para continuar moviéndose. 

Cuando separó sus labios de los míos, abrí los ojos para buscar su mirada. La mía, oscurecida por un deseo lento e intenso, que podía leerse con facilidad en ella. Mi respiración, completamente inconexa sacudía mi pecho de forma arrítmica cuando lo miré con curiosidad, sin saber qué se proponía hasta que posó su boca sobre mi vientre. Me estremecí bajo sus labios, sintiendo cómo el calor de mi cuerpo aumentaba con sus nuevas caricias, y mis dedos se enredaron en sus cabellos, reacios a soltarlo por completo. 

Mi mente se iba recubriendo de una nube que anulaba mis pensamientos, centrándome tan sólo en las sensaciones que me recorrían una y otra vez, apartando el pensamiento de que quizá todo era demasiado grande, de no saber si estaría a la altura cuando la cosa avanzase más. Las inseguridades quedaban a un lado, expulsadas de mi mente por el roce de sus dientes en mi cintura, mientras me dejaba simplemente flotar en un mar de escalofríos y oleadas de placer, entregada por completo a sus caricias.

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30/12/2013, 23:35
Eko Létang

Sin ningún tipo de prisa por llegar al final que llevaba días deseando Eko iba marcando tanto el vientre de Zyllah como su costado con los dientes poco a poco, fijando el ritmo con la mano que se había instalado en su pecho. Mientras tanto, la otra repasaba su piel con las uñas, sin llegar a dejar ninguna marca que durase más que unos minutos. De vez en cuando la detenía, enganchada en la cintura de su pantalón, y en más de una ocasión tiraba un poco hacia abajo de la prenda, sólo para ganar algo de terreno. El aroma de ella le embriagaba por completo, haciendo que terminase de olvidar la inseguridad que un rato antes había amenazado con asaltarle.

Poco a poco se había hecho consciente de que no tendrían tiempo de terminar hoy con lo que tenía entre manos, y una sonrisa se dibujaba en su rostro al pensar en la cantidad de tiempo que podían llegar a necesitar si se lo proponían. Quizá los de la siguiente reunión tengan que esperar en la puerta... Recordó, mientras hincaba los dientes en la carne. Sentirla bajo él de esa manera, caliente y jadeante, le hacía alargar más aún cada pequeño paso, deseando que el instante durase todo lo posible.

Extasiándose con cada beso, con cada mordisco, con cada movimiento de los dedos de ella en su nuca, Eko ascendía por sus costillas, entreteniéndose con cada una de ellas. Su lujuria era dulce y vertiginosa, pero la cabalgaba alargando el tiempo, tomándose más tiempo del que podía pararse a contar para saborear con ansia cada poro de su piel.

Cuando llegó a la altura de su pecho se detuvo a unos centímetros más tiempo del habitual, saboreando la expectación, el momento antes de descubrir un regalo que hasta entonces sólo había podido palpar. Luego se separó lentamente de su piel, sólo para poder ver cómo sus propias manos levantaban la camiseta.Un suspiro pesado se escapó de su garganta ante la visión de su ropa interior. Una vez más, con ella incluso eso parecía mayor. Sin decir nada llevó entonces la vista arriba, a sus ojos, esperando encontrar en ellos al menos la misma cantidad de deseo que a él le recorría por dentro. Luego se dirigió una vez más a sus labios, consciente de que ahí podía desquitarse por completo. Cuando se encontró de nuevo con su boca su beso era más fiero, más salvaje, y no tardó en terminar tratar de quitarle la camiseta y deslizar las tiras de su sujetador por sus hombros, ayudándola a que pasara los brazos por ellas para darle total libertad. Una vez lo hubo hecho su ritmo se volvió aún más frenético ante la idea de lo que le esperaba. De lo que tenía al fin al alcance de su boca. No tardó en separarse de sus labios, marcando un inconexo camino de besos fugaces y llenos de fuerza hasta su pecho, empezando un juego parecido al que un instante antes tenía con su lengua. Llegados a este punto su cadera la buscaba instintiva, firme, deseosa de probar cosas que quedarían para el día siguiente.

Mientras tanto, en el mundo de Zagam, la pantomima que entre los dos estaban llevando a cabo le parecía totalmente excitante. Verla capaz de mentir de esa manera, de hacerlo juntos... Cada vez que sus ojos se cruzaban allí, un escalofrío recorría la espalda de Eko. Y cuando ella en ese lugar acariciaba sus dedos de una manera tan inocente debía concentrarse para no perder el control de su respiración, conscientes de lo que ese contacto era en realidad: sólo un reflejo del que mantenían aquí.

En otra de las realidades que compartían la luz era cada vez más débil. Parecía que la noche estaba cerca, y una vez más la recibiría en su boca. Sin embargo, en esta ocasión había algo distinto. Tenían la oportunidad de hacer lo que quisieran sin ningún tipo de límite. Sólo por si el sueño le pillaba por sorpresa buscó, sin dejar de besarla, el botón de su pantalón. Aún entre jadeos lo desabrochó, colando por primera vez con comodidad una mano por dentro, abarcando todo su trasero con los dedos. Ese era su territorio. Y ahora que lo había alcanzado, no se lo arrebatarían.

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31/12/2013, 00:49
Zyllah

Mis ojos se abrieron despacio, al mismo tiempo que lo hacían en todos los otros lugares en los que mi mente estaba dividida. La luz era diferente en cada uno de ellos y parpadeé un instante, haciéndome consciente de todo lo que había sucedido durante la noche. 

Una sonrisa triste se dibujaba en mis labios al contemplar los cuerpos de Zagam y Chance en el otro lugar, mientras mi mirada bajaba hacia mi pecho, donde descansaba la cabeza de Eko. Mis mejillas se ruborizaron intensamente entonces, recordando cómo habíamos terminado la noche. Todavía no podía creerme que nos hubiéramos dormido de repente, cuando mi piel ardía al contacto con sus labios y nuestras respiraciones se acompasaban en una errática sintonía.

Mi piel desnuda se erizó con el recuerdo y mi mano se dirigió a su cara, para acariciarla despacio con la punta de los dedos. - Despierta, pequeño... - Susurré suavemente, inclinando la cabeza para besar su frente con dulzura. - Todo ha salido bien... Y el espectáculo debe continuar. - Dije, con los ojos brillantes, preparándome para reaccionar con indignación y dolor a la muerte que yo misma había orquestado.

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31/12/2013, 01:14
Eko Létang

Cuando Eko fue despertando, el contacto cálido de la piel de Zyllah fue la mejor sensación que recibió entre las tres realidades. Su voz, suave como un arrullo, le hizo levantar despacio la cabeza, y sin decir nada apoyó la barbilla sobre la parte baja de su esternón, sólo unos dedos más abajo de su pecho.

- Buenos días, niña. - Susurró, mirándola desde allí. Recobrar el sentido así, con su pecho desnudo y sólo el sujetador mal puesto una línea más baja de su torso, era sin duda uno de los mejores despertares que había tenido desde que había llegado. Sacó la mano de dentro de su pantalón, y rodeó con ambas su espalda, buscando el broche de su sujetador para quitárselo por completo.

- Ahora estamos en igualdad de condiciones. - Susurró, mientras ascendía para quedar apoyado a su altura, con las piernas aún entrelazadas. Acto seguido dejó un beso en los labios de ella, firme y seguro, mientras en la otra realidad Ivhone volvía a la vida.

- Creo que ya tenemos cabeza de turco para estas votaciones... - Musitó, antes de llevar la mirada hacia abajo para repasarla por completo. El día anterior no había tenido oportunidad de admirar su torso, y ahora... Sólo con mirarlo una chispa de la llama de la noche anterior comenzó a encenderse, y llevó los dedos de una mano a su pecho una vez más, para juguetear mientras permanecían tumbados. Al mismo tiempo una sonrisa traviesa iba tomando forma en su boca, que se acentuaba aún más al verla interpretar ese papel en el mundo del ilusionista. - ... Si ella no muere Gabriel la mirará y descubrirá que no fue quien mató a Zagam.

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31/12/2013, 02:40
Zyllah

Le sonreí al ver que se despertaba, sintiendo un escalofrío dulce recorrerme toda la espina dorsal al escuchar esa palabra que poco a poco había pasado de ser odiada a convertirse en algo especial. Cuando estiró las manos para llevarlas a mi espalda, lo miré con curiosidad, sin saber qué se proponía hasta sentir sus dedos manipulando el broche. Entonces me ruboricé por completo mientras dudaba si protestar por ello. Abrí la boca para decir algo, pero no sabía muy bien qué, ni tenía motivos reales para oponerme más que el pudor. Y no reconocería por nada del mundo que me daba vergüenza que me viera así. Así que arqueé la espalda para facilitarle la tarea mientras me limitaba a susurrar, medio en broma. - Voy a quedarme helada... 

Asentí a sus palabras, mientras sus caricias me hacían estremecerme bajo sus dedos y en mis ojos surgía un ligero brillo. Me mordí el labio inferior, recordando de nuevo el final de la noche, antes de hablar de nuevo. - Al final nos va a venir bien que Ivhone haya decidido volver justo ahora y todo... Aunque tenemos que hilar muy fino si queremos que esto salga bien. - Mis dedos, se deslizaron por sus brazos, hasta llegar a sus hombros. Busqué sus ojos con los míos y le dediqué una sonrisa, todavía con las mejillas encendidas. - Lo tenemos en el bote. 

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31/12/2013, 03:24
Eko Létang

- No te preocupes. - Respondió Eko en un tono grave y cercano, mirándola a los ojos. - Si tienes frío seguro que encontramos cómo arreglarlo. - Le dijo, mientras imágenes de la noche anterior volvían a su mente. Acomodó un poco la postura entonces. Las heridas que había recibido estaban sanando bien, y se sentía mucho más fuerte, Sin llegar a separar la mano de ella se colocó más cerca, de manera que sus cuerpos estuvieran en contacto.

- Nunca había imaginado que pudieras ser tan perra. - Susurró entonces, con un tono que dejaba claro que era un cumplido, antes de acercarse a darle un beso largo. - Y me encanta. - Añadió después, con una sonrisa satisfecha. - Da la impresión de que podríamos hacerle desconfiar de cualquiera, ¿verdad? - Preguntó, mientras volvía a llevar la mirada hacia sus labios y luego a su pecho, casi sin querer. Aún ahora se le hacía extraño pensar que era con ella con quien se encontraba en esta situación. Y más raro aún era pensar en que no le molestaría quedarse así al menos dos o tres días seguidos. Llevó la mano libre de nuevo a su pantalón desabrochado, colándola donde había pasado la noche, antes de emitir un largo suspiro.

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31/12/2013, 03:49
Zyllah

Lo miré dubitativa, sin estar segura de si debería ofenderme por sus palabras. Arrugué la nariz mientras empezaba a protestar. - No lo soy... Pero la situación es muy peligrosa y no podemos jugárnosla. - Dije, con voz suave, tratando de explicarme. - Preferiría mil veces ir de frente, pero no lo entenderían. No se dan cuenta de lo inútiles que son... - Terminé bajando la mirada, para posarla en su tatuaje durante un instante. Miré a mi alrededor después, buscando al pajarito con los ojos, sin estar segura de dónde había quedado cuando comenzamos a besarnos la noche anterior.

De alguna manera toda la nueva situación era emocionante. Estimulante. Como las apuestas de los primeros días, convirtiendo en un juego lo que nos rodeaba. - Y sí, creo que podríamos hacerle creer cualquier cosa. Casi me dan ganas de inventarme algo completamente estrambótico sólo para ver si se lo cree. - Confesé, volviendo a mirarlo a él y sintiendo un cosquilleo crecer en mi vientre al descubrirlo mirándome el pecho. Una risita nerviosa salió de mis labios entonces, mientras él volvía a colarse en mi pantalón. Por un lado me encantaba el contacto de sus manos, por otro en ocasiones me parecía que todo iba demasiado rápido y el miedo a no estar a la altura se mantenía latente, amenazando de forma intermitente. 

- Votaremos a Ivhone de verdad, ¿no? - Pregunté para asegurarme. - Sería divertido votar a otro para ver sus caras, pero... Todo es muy precario, no podemos dar un paso en falso y tienen que seguir confiando en nosotros hasta el final.

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31/12/2013, 04:03
Eko Létang

- Sí, la votaremos a ella. - Contestó Eko, en un susurro. - Por todo lo que hemos dicho, y por un motivo aún más importante: seguro que viene buscando venganza. - Le dijo, mientras sus dedos se afianzaban en su trasero. - Y mientras ella esté viva, Ira e Ivhone pueden ponerse de acuerdo y pasar de Alexia. Si no lo hacemos irá a por nosotros, seguro. Por supervivencia, ella debe morir.

Luego  Eko se quedó unos segundos callado, sin decir nada. Zyllah había cambiado de actitud mucho desde que habían llegado. No parecía la misma que quería anunciar a quien votaría cada día, y explicar sus motivos. Sin embargo, comprendía sus motivos, y cuando la miraba a los ojos podía ver a la misma chica detrás de ellos. Quizá había aprendido a adaptarse a la situación.

Sin nada más que decir por el momento Eko se apretó contra ella, ralentizando un poco el juego de los dedos en su pecho. Le costaba separarse de ahí. Al ser algo que nunca antes había imaginado, desde el primer momento había sido algo que le había parecido casi prohibido, y poder pasar los minutos acariciándolo, sosteniéndolo con las yemas de los dedos o ahora simplemente admirándolo con la vista le parecía algo nuevo e increíble. Durante ese tiempo se quedó mirándola a los ojos, mientras su mente iba pensando cada vez más en todo lo que podían hacer teniendo el lugar para ellos solos. Y así, aún en silencio, se movió hasta el pecho que ella tenía libre, para tomar su centro entre los labios, dejándole besos suaves al principio y acariciándolo con la lengua después. Despacio, casi con ternura, como una versión dulce de cómo había terminado la noche.

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31/12/2013, 04:45
Zyllah

Asentí a sus palabras, deslizando lentamente una de mis manos por su espalda, tocándola suavemente, sólo con la punta de los dedos. - ¿Crees que podemos permitirnos que Alexia no la vote? Puede que a Ira no le siente muy bien que lo haga. - Pregunté en un susurro, sintiendo cómo mi sangre se aceleraba cuanto más ralentizaba él sus caricias en mi pecho, haciéndolas más densas e intensas. 

Mi respiración empezaba a entrecortarse y cuando su cabeza descendió, cerré los ojos y de mis labios salió un gemido ahogado al sentir los suyos en mi otro pecho. En cierta forma era como retomar la noche anterior, como si no hubiera existido el sopor al que nos sometían, y todo siguiera su curso natural. Mi espalda se arqueó instintivamente, acercándome a él, y mis dedos se crisparon en su nuca, enredándose en sus cabellos. 

Tragué saliva despacio, empezando a sentir un calor dulce extenderse desde sus labios por todo mi cuerpo, poniendo toda la piel de mi torso de gallina. Todavía, a pesar de los días que habían pasado desde aquel primer beso que no había sido nada, me resultaba increíble pensar en estar precisamente con él en esta situación. Y sin embargo, todo mi cuerpo clamaba por sentir su piel acariciándolo. Exhalé un largo suspiro, intentando no pensar en cómo terminaríamos de seguir por este camino, apartando las inseguridades de mi mente y relajándome bajo sus dedos y sus labios.

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31/12/2013, 18:30
Eko Létang

La pregunta de Zyllah se quedó en el aire, mientras era respondida en otra de las realidades que compartían. En este lugar los movimientos de Eko eran lentos y sosegados, tanto por parte de sus dedos como de su lengua. Mientras tanto, un suave calor iba creciendo dentro de él. Se encontraba sobre ella, tranquilo, decidido a tomarse el tiempo que quisiera para cada caricia. Llevaba demasiados días esperando esto como para que las prisas le traicionaran.

Sentir la respiración de ella cada vez más alterada le hacía sentirse bien, seguro. En algún momento, y más cuando no era consciente de hasta qué punto ella había cambiado, se había vuelto a plantear que de verdad no fuera la difusa presencia de Zagam lo que la detuviera. Sin embargo, ahora parecía tan dispuesta a dejarse hacer que esa idea había desaparecido por completo.

La mano que se había aposentado en su trasero no tardó en ascender, marcando suavemente el recorrido con las uñas. Con todo su torso desnudo, sería un crimen centrarse sólo en su pecho.

Así, Eko pasó los siguientes minutos totalmente centrado en el cuerpo de ella. Cada vez más centrado y al mismo tiempo más sediento. La mano que la recorría en algunas ocasiones se afianzaba sobre el hueso de su cadera, haciendo que fuertes escalofríos recorrieran la espalda de Eko cuando la sentía mecerse levemente al imaginar cómo sería que ambas lo hicieran juntas, y en otras ocasiones simplemente buscaba su piel o sus labios, anhelando unos besos que no tenía otra forma de recibir sin soltarla.

Cuando finalmente separó sus labios de ella no fue directamente a su boca. En lugar de eso comenzó a descender, desandando el camino que había hecho el día anterior, inhalando su aroma con cada inspiración. Al llegar a la altura de su cadera dejó un mordisco rápido a unos centímetros de donde antes se había encontrado su mano, al lado de ese hueso que le parecía tan excitante, y entonces sí subió para buscar sus ojos.

- No te imaginas las ganas que tenía de tenerte para mí. - Susurró con voz ronca, antes de tomar sus labios.

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31/12/2013, 19:41
Zyllah

Ni siquiera era consciente del tiempo que pasaba, o de cuándo esta parte de mi mente se había apagado por completo, cediéndole el lugar a las miríadas de sensaciones que me recorrían incesantemente. Mis ojos estaban cerrados, abandonada la visión para centrarme en el resto de mis sentidos. El tacto de sus dedos, suave y firme, recorriéndome sin descanso y erizando todos los poros de mi piel. El sonido de su respiración densa y pausada, a la que la mía trataba de amoldarse sin conseguirlo. El olor de su piel, que se había convertido en algo cercano y familiar. Y el sabor de su saliva, todavía en mis labios, que entreabiertos y trémulos recibían las caricias de sus dedos cuando se acercaban por allí. 

Mis manos se deslizaban por su piel, buscando en algunas ocasiones enredarse con las suyas, o en sus cabellos, y en otras sencillamente sentir su piel bajo ellos. Cuando un estremecimiento mayor que los anteriores me recorría, me aferraba a él con fuerza, apretando mis dedos en torno a su brazo, o su cuello, según el momento. Una fina capa de sudor empezaba a recubrir todo mi cuerpo, mientras mi respiración era cada vez más entrecortada.

Cuando soltó mi pecho, éste se erizó por completo por la diferencia de temperatura y un intenso escalofrío se extendió por mi espina dorsal. Al sentirlo ascender hacia mi rostro, abrí los ojos despacio. Las pupilas, completamente dilatadas, guardaban en su fondo la dulce lujuria que me había invadido por completo y su brillo, era tan sólo un reflejo del abandono de mi mente. Me humedecí los labios lentamente, mientras escuchaba su susurro manteniéndole la mirada. No respondí, ni siquiera habría sido capaz de elaborar un pensamiento complejo en ese momento. Mis manos se deslizaron hasta su nuca y su mejilla y lo sujeté contra mí mientras lo besaba con ansias, sedienta de sus labios, de su lengua, de su saliva. Me colgué de su cuello mientras dejaba que nuestras bocas se entendieran como habían demostrado más de una vez que sabían hacerlo. 

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01/01/2014, 14:13
Eko Létang

En el mismo instante en que los ojos de Eko se cruzaron con los de Zyllah le recorrió un fuerte escalofrío, empezando en la base de su nuca y sin terminar de perderse hasta que llegó prácticamente a sus rodillas. Detrás de él una estela de piel erizada, como un rastro marcando el camino que había seguido. Había algo en su mirada, ya fuera la oscuridad de sus pupilas dilatadas o las promesas que guardaba, que hacía que algo se removiera dentro de Eko alimentando su calor.

No fue una decisión, ni hubo detrás ningún pensamiento consciente. Sin embargo verla así, en ese estado, le hizo ansiar ver hasta dónde era capaz de llegar sólo con cómo estaban en ese momento, en una mezcla entre la necesidad por mantener aún el control sobre la situación y sobre ella y el deseo de superar todas las experiencias previas que hubiera tenido.

Apoyado sobre su codo, con la mano enredada en el pelo de su nuca, Eko la buscaba incesante, mientras la mano libre se dedicaba a acariciar su costado, sus hombros, su vientre y su pecho. Sentía su cerebro cada vez más denso, y un suspiro se escapó de su garganta cuando se liberó de sus botas y calcetines utilizando sólo los pies. Luego comenzó el mismo movimiento con las botas de ella sólo para indicar que quería que se las quitara, sabiendo que era imposible que él lo hiciera sin soltarla.

El calor era cada vez mayor. Sentir la piel de su pecho contra la de él, notar lo duro que se encontraba desde que lo había abandonado y darse cuenta del cambio en el aroma reinante cuando el sudor de ambos comenzó a mezclarse hacían que Eko desease devorarla con cada bocado. Cada suave envite de su boca trataba de darle a ella un mundo de placer, y cuando tras un buen rato abandonó su boca para volver a descender a su pecho sustituyó su lengua por sus dedos corazón y anular, conteniendo el aliento en el mismo instante en que la punta de estos entró en su boca. Aquello era sólo un reflejo de lo que ansiaba hacerle. Pero eso sería en su momento. Ahora volvería a jugar con su pecho hasta que fuese ella la que le pidiese llevar las cosas a otro nivel.

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01/01/2014, 17:29
Zyllah

Cuando noté su gesto en mis pies los retorcí hasta sacarme las botas con ellos, sin soltar su cuello ni sus labios. Sus caricias me mantenían en vilo, en la expectación de un escalofrío constante, y cuando abandonó mis labios para volver a mi pecho, un gemido se ahogó contra sus dedos. 

Mis espalda se arqueaba por instinto, apretando mis caderas contra su cuerpo en un gesto inconsciente, mientras mi lengua jugaba con sus dedos como había hecho antes con la suya. De mis labios salían suspiros y jadeos entrecortados, respondiendo a sus caricias. 

Después de la noche anterior y las horas que llevábamos este día, solamente perdidos el uno en el otro, mi cuerpo se retorcía bajo sus labios cada vez más intensamente. Mis caderas lo buscaban y mis dedos se aferraban a su nuca, a su espalda, a sus hombros... Cada vez con más fuerza. 

Hacía mucho rato que había perdido el control de mí misma, completamente abandonada a las sensaciones que me provocaba, enredando las piernas con las suyas en un intento de mantenernos lo más cerca posible el uno del otro. Y la intensidad de los escalofríos aumentaba al mismo ritmo que mis movimientos, arrítmicos, inconexos, cada vez más frenéticos y acelerados. 

Cuando de repente el calor que crecía en mi vientre me invadió por completo, un gemido grave salió de mi garganta y mis ojos se abrieron con sorpresa mientras sin darme cuenta clavaba las uñas en sus hombros y sujetaba con las piernas sus caderas contra mí, sintiendo las dulces convulsiones de un orgasmo recorriendo todo mi interior. Mi visión se nubló por completo durante varios segundos en los que mis músculos se tensaron. Y cuando se detuvo, parpadeé, jadeante, haciéndome consciente de la realidad poco a poco, buscando su mirada con los ojos brillantes y titubeantes, sin estar segura de si se habría dado cuenta y sintiendo como mis mejillas se ruborizaban con la idea de que lo hubiera hecho.

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01/01/2014, 18:29
Eko Létang

La manera que Zyllah tenía de apretarlo contra ella utilizando las piernas, con exigencia, hacía que Eko buscase en su pecho cada vez con más intensidad, mientras su cadera se movía contra la de ella, dando un valor casi desesperado a cada roce producido.

Cuando de repente los jadeos inconexos de ella se vieron interrumpidos por un gemido sordo y ella comenzó a clavar las uñas en su carne Eko se sorprendió, y al darse cuenta de lo que pasaba tuvo que contener una risotada para no interrumpir el momento. Durante un instante se planteó que ella estuviera fingiendo o, al menos, exagerando. Pero cuando alzó la mirada y sus ojos se cruzaron todas sus dudas se despejaron. Su excitación creció de repente mientras se hacía consciente de la magnitud de lo que acababa de suceder, aún ambos con los pantalones puestos.

Con una sonrisa colgada en los labios ascendió de nuevo, poniéndose a su altura para acercarse más a ella. Pero eso no significaba que le fuera a dar tregua. Mientras tanto, su mano se colaba por dentro de su ropa interior, buscando su zona más sensible para intentar multiplicar la intensidad de ese orgasmo en las oleadas reminiscentes. La acarició despacio durante unos segundos, siguiendo el ritmo que su respiración marcaba, mientras sentía cómo algo en sus propios pantalones estaba a punto de estallar. El tacto caliente, húmedo y carnoso se le hacía casi irreal, y cuando al fin se detuvo lo hizo sin apartar sus dedos, permitiéndole un breve descanso.

- ¿Estás bien, niña? - Le preguntó con voz ronca y grave, tal y como había hecho días atrás, después de aquel primer e impactante beso que lo había cambiado todo.

Notas de juego

Ahora soy yo quien dice:

La leche... o.o

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01/01/2014, 18:58
Zyllah

Tragué saliva con la respiración jadeante al darme cuenta por la expresión de su rostro de que sí lo había notado. Aflojé la presión de mis dedos sobre su piel lentamente y me estremecí al sentirlo introducirse en mi ropa interior. 

Aparté mi mirada de la suya, sintiéndome avergonzada por haberme dejado llevar así cuando él parecía tan calmado como al despertar y asentí suavemente con la cabeza a su pregunta. - Sí. Yo... - Empecé con voz titubeante, sin saber si debería justificarme, o simplemente no hablar de ello. Respiré profundamente y me humedecí los labios antes de hablar de nuevo. - Perfectamente. - Terminé, buscando sus ojos brevemente con los míos cargados de indecisión.

Notas de juego

Hijo, ¿qué quieres? La pobre es virgen y llevan horas dale que te pego... Bastante ha tardado XD.

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01/01/2014, 19:22
Eko Létang

- Me alegro. - Respondió Eko con voz firme y la sonrisa aún en su rostro, sin moverse lo más mínimo, mientras admiraba el fascinante brillo que habían adquirido sus ojos. - Porque me encanta. - Añadió después, sin tener claro ni él mismo exactamente a qué parte de todo lo sucedido se refería. Acto seguido se acercó de nuevo a sus labios para tomar el inferior con los dientes, entre ansioso y satisfecho.

- Pero como me digas ahora que vamos a detenernos podría matarte. - Amenazó en un susurro con voz grave, mientras la mano libre se afianzaba en su cadera.