Partida Rol por web

Me alegra ver que Andrew se ha recuperado totalemente. Ahora que conozaco la historía, es más fácil entender sus cambios de humor.

- No te preocupes por eso, está claro que sois muy diferentes y en cierto modo es comprensible. Ahora que sé lo que pasa sabré distinguiros.- sonrio con pesar, la historia de Azhariel es realmente triste. -Alguien capaz de guardar tanto tiempo sentimientos tan intensos no puede ser mala persona pero está claro que tanto tiempo sólo le ha amargado el caracter. Cuando vea que te pones borde sin motivo serás Azhariel.

-Además no creo que haya que sentir lástima por ti bueno... antes he de reconocer que la he sentido, pero no sabía que no eras tú, asi que no cuenta- agito la mano para restarle importancia.- Si hay algo que sentir en este caso es admiración, por permitir que seas su vehículo, no tiene de ser fácil para ti.

Cambio de actitud tratanto de bromear, no estoy muy acostumbrada espero que no se lo tome mal, sonrio antes de añadir. -Pero ten cuidado cuando dejes salir a Azhariel... durante un rato estabas arrodillado llorando y declarandole tu amor a un hombre muerto. Imaginate lo que se pasa por la cabeza...

Me paro de en seco delante la de grieta y dejo de hablar a mitad de frase. Sakia, a mi lado gruñe amenazadora, vamos a pasar a otro lugar donde ya no se bromea. A través de los sentidos de mi loba, puedo sentir la malicia, el dolor y la muerte que emana de la grieta.

- Se acabó el camino de baldosas amarillas, hemos llegado al territorio de la malvada bruja del oeste- murmuro haciendo alusión al mago de Oz.

Inesperado... - pensó Marceline, al ver lo que les aguardaba al bajar por la misteriosa entrada excavada. Se giró hacia Fionna y la acarició en la cabeza mientras clavaba su mirada en sus ojos - Ya sabes lo que tienes que hacer. Pero ve con mucho cuidado.

Tras ello su halcón abrió las alas y empezó a mirar por todo ese oscuro recinto. Marceline oyó el murmullo de Alexia y sonrió - Quizás por ello antes estaban las tumbas, para que llegáramos aquí secos. - haciendo referencia a las lágrimas vertidas por Andrew/Azrahiel a la tumba de Valfar.

La oscuridad envolvió a Ivhone con sus brazos de terciopelo. Se detuvo nada más cruzar el umbral y pestañeó repetidas veces, mientras sus pupilas se adaptaban y buscaban cualquier trazo de luz. Poco a poco empezó a descubrir las sinuosas siluetas de enormes árboles. 

Dio un par de pasos hacia delante, fascinada por todo aquello que se iba abriendo ante sus ojos. Bajo sus pies sintió crujir una rama y dio un pequeño respingo, llevando su mano a la zona del corazón... Entonces, los latidos parecieron helarse durante unos segundos, cuando escuchó una risa sibilina que retumbaba en las piedras, entre aquellos enormes árboles y en las lápidas que se iban diseminando.

Ivhone respiró, intentando recuperar las fuerzas que parecían querer abandonarla. De repente tuvo miedo y deseó salir de allí corriendo. Dejar todo aquello a sus espaldas. Olvidar toda aquella muerte, el olvido y... Al chico gato... Sobre todo eso... 

Le siguió con la mirada y tragó saliva. ¿Cómo podía ser tan inconsciente...? No me gusta, parece estar burlándose de todos nosotros... Sin darse cuenta había empezado a pensar en toda aquella gente como opción. No les conocía y en otras circunstancias habría hecho lo posible para evitarlos. Pero todos ellos parecían tan perdidos como ella... Nosotros... ¿Por qué hemos venido hasta aquí...? 

Empezó a caminar, buscando con la mirada al dueño de aquella risa. Su rostro había palidecido y sus labios formaban una línea recta... 

- Sí... Parece real... Pero... Nunca había visto nada semejante...  - Dijo en respuesta a la pregunta de un Melknhar... Un escalofrío recorrió su cuerpo y apretó ambos brazos contra su cuerpo, abrazándose e intentando encontrar algo de calor. De repente había sentido mucho frío y la capa la había dejado olvidada en los escalones de la entrada... En todo aquel tiempo, Shia no se había movido de su hombro y parecía estar también contemplando aquel extraño lugar. 

Syd parecio sorprenderse poco por el mundo subterraño que habia encontrado detras de la grieta, si alguin se fijaba en su rostro. Avanzo donde otros parecieron dudar luego de la risa de la niña. Pero para él era solo otra cosa que no podia explicar de este lugar, algo que por el momento no le haria daño hasta estar frente a él es, por esa racionalizacion es que siguio como si nada pasara. El ambiente tambien era algo que sentia pero tampoco le preocupaba demasiado o en absoluto.

De cualquier forma observo con cautela cada rincon para prevenir cualquier ataque a su persona.Hacia donde hay que avanzar ahora? pregunto a nadie en especial, aunque en si era a los que mas parecian saber de todo esto.

Lentamente levantó la mirada hacia Megan, haciendo un amago de sonrisa la cual adornó su delicado rostro de muñeca de porcelana. Sus grandes orbes se clavaron en las de la otra mujer, mientras permanecía en silencio. Pero ese mismo silencio se rompió cuando decidió que era el momento para responder a las palabras que habían corrido por el aire hasta llegar a sus oídos.- Todo y nada a la vez... Hace años una institución se hacía cargo de mí. Primero un orfanato y después el más famoso de los Psiquiátricos de Oldland ¿Qué eso me trae aquí? Mentiría si dijese que sí. Tan solo sé que algo me hacía llamamiento... Una pulsación que cada  día era más fuerte e intensa. Y aquí estoy.-Se había limitado a responder las palabras y sobre todo  la pregunta, su voz era dulce y suave. La misma sonrisa que había aparecido al principio, desapareció ante los recuerdos que ahora perseguían, pero no por ello dejó de mostrar esa tierna mirada.

Dicho eso se apartó suavemente, colocándose hacia el centro, esperaba que nadie más se la acercase, pero no fue así, otra mujer  se aproximó de manera segura. Mientras ella deslizaba su mano por el filo de su arma esta no la perdió de vista, odiaba que se tomasen tales confianzas, pero esta vez no reaccionó mal, al contrario hizo un suave movimiento con la cabeza a modo de  afirmación.- Cuidado... De apariencia inocente, pero mortal cómo las demás. No os confiéis, pues cada una de sus hojas son mortales asesinas..-Susurró, casi siseando, pero sin intención de asustarla. La danza de la sangre la hizo sonreír nuevamente, ese color, ese olor... Le apasionaba y enternecía.- Ira, mi nombre es Ira.. Y para mi todos son caras desconocidas, no te equivocas.-No dudó en seguirla. Manteniéndose a un lado, caminó tranquilamente durante unos minutos hasta llegar a la entrada dl lugar. Un extraño escalofrío recorrió toda su espalda, haciendo erizar el vello de su nuca.-Qué diablos... -Fue lo único que llegó a salir de sus labios.

Mi mirada se cruzó con la de Eko en un vano intento de tranquilizarme, cosa que no consigue. La sensación tan extraña que invade todo mi ser se acentuaba con el cambio de escenario, mucho más tétrico y engullido a la oscuridad convirtiéndolo en un laberinto peligroso. Podía sentir los movimientos de los más cercanos, realizaba mis pasos con cautela por culpa de la visibilidad casi nula.

Aquella risa espeluznante que surgió de la nada erizó mi vello, instintivamente busqué el origen, pero no tardé en descubrir que era una pérdida de tiempo, fue la señal que necesité para estar alerta. Empuñe a mi fiel Drachen con mi mano derecha, sentir su frío y metálico tacto sobre mi piel de alguna forma era como un tranquilizante. Cuanto más avanzaba más me sorprendía lo que mis ojos veían, era una sorpresa tras otra, cada una peor que la anterior.

El nuevo lugar tenía una apariencia insólita, árboles, tumbas y lo que parecía una vieja ciudad subterránea, pero el paisaje era engañoso, no podía ser otra cosa que una necrópolis. El aura siniestra que desprendía a su alrededor delataba su verdadera naturaleza.

Aquel tipo irritante se adelantó sin esperar a nadie, cosa que me pareció una auténtica tontería. - ¿Es así de estúpido o es que se entrena? – Solté en un tono de fastidio a nadie en concreto. Ir solo no es de ser valientes, si no de temerarios, de todas formas él no me preocupaba.

Observé con detenimiento aquel lugar, dudé de si era mejor saber que nos esperaba o no, pero ya llegué en un punto que regresar no era una opción, solo podía avanzar.

-Este lugar…es siniestro, al igual que el “comité de bienvenida”.  – Una obviedad sin lugar a dudas.

Besé mi arma, como si quizás fuera un ritual, una absurda manía que realizaba antes de cada enfrentamiento. Apreté fuertemente mis puños. Estaba listo, preparado para lo que pudiera surgir.

- Je suis prêt pour la danse.* – Comenté de forma ruda a mis improvisados compañeros, con mi característico acento francés. Y una mediosonrisa se desdibujó en mi rostro confirmando que no tenía miedo en aquel momento, si no todo lo contrario, excitación ante los peligros que puedan surgir.

Desconocía que función pudo tener alguna vez aquella ciudad, ahora maldita, olvidada... Las raíces crecían a través de la roca, québrandola, y el agua se fitraba a través de los techos, pero por alguna extraña razón las estructuras se negaban a desplomarse del todo, aferrándose a una existencia que ya nadie recordaba. 

-No creo que albergar ese tipo de sentimientos sea ninguna bendición, Seele.-Le respondí con dulzura, retomando nuestra conversación.-Las emociones, son como el tiempo, cada uno las vive a su manera. Hay personas que jamás derramarían una lágrima, pero se arrojarían al vacío sin pensarlo dos veces por la persona que aman. 

Acaricio con suavidad la mano de Seele, ella tendría su propia historia, y tendría que lidiar con sentimientos que nada tendrían que envidiar a los de Andrew. Ella era especial, el claro reflejo de que no hay vida sin muerte, tampoco podría haber amor sin que hubiera dolor. Pero eso sólo depende de tí, Seele. La observo durante unos segundos, perdiéndome en la intensidad de sus ojos, recordándo que el tiempo siempre estaría vacío si no lo llenábamos con momentos que valieran la pena.

-Real -Repetí observando a Zagam -Si te refieres a si es tangible, a si se encuentra en este plano, lo es. Una parte... al menos. 

Puede que fuera un nexo entre dos mundos... realidad e irrealidad se entremezclaban en ocasiones, de la misma forma en que lo hacía el tiempo, haciéndo difusas las fronteras entre pasado, presente y futuro. Puede que este lugar fuera como nosotros mismos, olvidados... a medio camino entre dos mundos que no llegábamos a comprender en su totalidad. Era un buen lugar, para lo que estaba apunto de acontecer.

-Aunque te resulte irónico, Syd, a veces debemos detenernos, para poder avanzar. -Sonrío al muchacho, a un momento estaba con Seele, después junto a Zagam, y ahora aparecía justo a tiempo para responder a Syd. Después sonreí ante las palabras del francés, tenía un espíritu aguerrido, ¿pero como podría estar preparado para el baile si ni siquiera conocía todos los pasos?.

- Mis pasos me guiaron hasta aquí...he sido entrenada para este momento, no me preguntes porqué, ni yo misma lo sé- hablé a Megan mientras avanzábamos despacio-. Miré a Tetsuo e incliné mi rostro en señal de saludo.

De repente una risa rompió el silencio que nos rodeaba, instintivamente alcé mi arco y miré a mi alrededor con detenimiento, esperando que algo/alguien saliera a nuestro encuentro.

Las palabras de Liam, me hicieron esbozar una pequeña sonrisa:

Se entrena...- susurré en voz alta sin dejar de prestar atención a lo que nos rodeaba-.

Salí de la gruta y parpadeé confusa al encontrarme de repente en una especie de bosque. Miré un segundo hacia mi espalda, asegurándome de que la grieta seguía ahí antes de observar el entorno que nos rodeaba. Esto era algo nuevo, en la historia que había oído nunca habían hablado de nada más allá de la sala anterior y mucho menos de un bosque... 

La risa infantil me sobresaltó y me resultó sumamente macabra. Con un rápido movimiento desenfundé a Irad mientras todos mis músculos se tensaban, disponiéndose para saltar en cualquier momento en que fuese necesario. Mi mente volvió irremediablemente a la niña que las personas que me acompañaban habían recogido en la lluvia. No sabía qué había sucedido, ni dónde estábamos, pero algo me decía que esto era cosa suya. Y que nada bueno nos esperaba en ese lugar. 

Poco a poco mis ojos empezaban a atisbar las ruinas de lo que parecía una necrópolis erigida en medio de un bosque, mezclada con él de una forma simbiótica, quizá por el paso del tiempo, quizá por obra de los oscuros poderes que se intuían en la atmósfera del lugar. Podía sentir la adrenalina corriendo por mis venas, y con ella una sensación. Algo había comenzado.

Sin aflojar la tensión de mis músculos continué avanzando hacia delante, hacia las estructuras que había más allá. Escuché las palabras que Eko le dirigió al joven insufrible y respondí mientras él se alejaba rápidamente. - En realidad dijo que para encontrar al responsable teníamos que mirar hacia atrás y no hacia delante. Y pienso que en cierta forma tenía razón, dejamos a la niña detrás de nosotros y diría que tiene algo que ver con esto.

Después dediqué una mirada rápida al resto, observándolos, en cierta forma evaluándolos, si llegaba el momento de luchar... ¿Serían unos buenos compañeros? - ¿Lo sentís? - Pregunté sin dirigirme a nadie en concreto, fijándome en quiénes estaban ya preparados y en guardia y quiénes parecían seguir de paseo.

No parece ironico, al contrario muchas veces me parece la mejor solucion. le contesto con lo que parecia la confianza de una verdad absoluta. Pero este mundo...parece que obliga a la gente a moverse demasiado apurada, aunque sea a un destino no sea uno bueno o placentero para ellos. guardo silencio por un momento observando a Liam, que aunque no habia entendido sus palabras entendia el modo en que las dijo.

Algunos aca parecen querer llegar rapido a nuestro destino, como es normal. dijo poniendo un enfasis en la palabra "normal" Yo solo deseo seguirlos hasta que debamos detenernos.... Sabe si este es el lugar final? pregunto mirando directo a sus ojos con su mirada inexpresiba.

-Espero que no lo sea. -Me limito a responder de forma enigmática, vislumbrando implicaciones de la palabra final que probablemente Syd no había considerado. 

- Suena a muerte... - Respondió a Zyllah, estando no muy lejos de ella, aún junto a Megan y Lennish. Al entrar en aquel lugar, le tomó unos segundos acostumbrarse a la oscuridad del lugar para luego apreciar los diferentes matices del bosque, y más adelante la ciudad. La salida de la gruta podría considerarse espeluznante, pero no para un hijo de Grovehn. Lo que si fue espeluznante fue la risa sibilina que recorrió el lugar, una risa que hizo que se pusiera en guardia, empujando la guarda de la katana con el pulgar, mientras que con un rápido movimiento la tomo sostuvo de la empuñadura. Luego de ello fue que respondió a Zyllah.

Acerco a Mugetsu a su costado izquierdo, preparándose entonces para un desenvaine rápido. Miró de reojo a Megan, sonrío de lado, y con tono de desafío para animarla, preguntó.- ¿Koeru ka?

Megan escucha las palabras de las dos hermanas de legado con atención y sonríe, pero no deja de caminar. El momento de la verdad se acercaba y podía sentirlo. Zyllah tenía razón.

A medida que entraban en aquel lugar y la luz se hacía más tenue, los ojos de Megan se hacían cada vez más brillantes aunque no podía ver bien por unos instantes. Mientras su vista se va aclarando, escucha esa risa y piensa en las palabras de algunos. Sus músculos se tensan al pensar en la pequeña y al aire sale su comentario - Un señuelo - su voz comienza a sonar con ira y ahora entiende por qué la cámara anterior era el momento del olvido. Debían abandonar su anterior vida, sus sentimientos, lo que creían y concentrarse en el momento porque a partir de ahora, todo lo que había sido, no será más.

Megan le responde a Zyllah, siguiendo las palabras de Tetsuo - Y sufrimiento... - mientras una sonrisa se dibuja en su rostro. La tristeza por la muerte de sus padres había desaparecido y ahora volvía la joven decidida y acertada que desde siempre había jugado a ser Dios. Escucha a Tetsuo y se sonríe, mirándolo de reojo. Entendía sus insinuaciones y desenvainando nuevamente sus espadas, le responde - Matanai*- lo mira con la sonrisa en su rostro y se sorprende un poco a sí misma. Hace mucho no sonreía.

El olor a humedad me golpeó en la nariz cuando empezamos a bajar por aquel tunel que se abría en un sistema de catacumbas. Aquel lugar ponía de veras los pelos de punta y, como alguien había comentado ya, ni siquiera parecía real.

El extraño sonido me alarmó y, como un acto reflejó, mi mano derecha fue como un rayo a mi cadera, buscando el suave tacto del mango de mi daga. La joya que lo adornaba brilló con intensidad, reflejando la poca luz que allí abajo se filtraba.

-Estad alerta. Podría ser una trampa de quien quiera que haya acabado con Elisabeth y la catedral.

Continué caminando, ajena a las conversaciones y con el oído puesto en cualquier leve susurro a nuestro alrededor, sin apartar la mano de mi arma.

Avanzo por entre las ruinas del lugar...veo como todos especulan entre las leyendas que han escuchado, otro se hacen los payasos y algunos los inocentes que no saben porque estan aquí... la verdad es que algunos tenemos la responsabilidad de terminar de una vez por todas, lo que se detuvo hace casi 200 años.

Luego de Escuchar el grito que al parecer era de un niño o niña me muevo mas rápidamente- Eko...- le digo al joven Letang mientras me acerco por su espalda- No sé cuanto tu padre te contó de lo que pasó antes en este lugar, pero te puedo asegurar que esto ya comenzó... si hay alguien aquí en quien tu confíes ciegamente, te pido que te lo replantees, ya que este lugar atrae a personas que buscan mas allá y no siempre el bien de este mundo... de mí?... lo único que puedo compartir por ahora, es que estés tranquilo y que espero que tengas mas de Letang, que de Eko...- le toco el hombro y continúo- Es de confianza la chica con quien has discutido desde que llegaste?...  pues me parece familiar...- le termino diciendo mientras quedo mirando a Zyllah.

El lugar parece escabroso y noto cómo la piel se me eriza y acaricio uno de mis brazos tratando de calmarme mientras el corazón golpea mi pecho con fuerza. Seguro que pueden escucharlo, cálmate... Y entonces el chico medio gato se pone a correr y consigue arrancarme una ligera sonrisa.

-Me recuerda a alguien.

Murmuro en voz baja, y luego la explicación de Gabriel hace que le mire y ladee mi cabeza con expresión interrogante, en verdad suena extraño pero si para él es cierto y comprensible, no seré yo quien intente llevarle la contraria. Comienzo a avanzar por el lugar mientras siento cómo ahora miran a la niña como hice yo minutos atrás, pero eso no me resulta importante ahora, en su lugar comienzo a avanzar a pasos grandes y ligeros por el lugar, buscando explorarlo, quizá encontrar alguna pista o cualquier cosa, sin tocar las lápidas o cualquier otra cosa.

-Demasiado Yin en el lugar.

Maldigo internamente, y entonces un latigazo eléctrico sacude mi columna, como intentando partirme en dos, aunque consigo mantener la compostura malamente. De reojo me fijo en Zagam, quien parece estar casi tan perdido como yo y al menos se esfuerza por preguntar. Continúo recorriendo el lugar, aunque ahora mis pasos son algo más cortos.

"¡Oh, vaya!¡Mira quién es la primera valiente!"

Una de las Melknhar es la primera en seguir mis pasos. La observo desde la oscuridad, desde las alturas. Menos mal que no era parte del legado de Grovehn o Batman me hubiera marcado demasiado. Me escondo en un recoveco de su ruta, y espero a que pase. Cuando lo hace, la cojo de la mano y tiro hacia mi, con fuerza. Cuando se apoya en mi pecho la abrazo con la mano libre. 

-Hola...-saludo en tono sugerente-... ¿Qué hace una chica como tú en un lugar como este?

Suelto su mano, pero no la libero de mi abrazo, mientras me fijo en sus ojos tan azules como los míos.

-Hasta ahora eras parte del rebaño de corderitos ¿Has decidido dejar de lado a la tendencia gregaria de tu alma humana y ser más osada como te pide tu sangre de demonio? 

Caigo presa de las garras felinas sin darme cuenta apenas y al hacerlo mis ojos se fijan en los suyos y lentamente dibujo una sonrisa amable y cortés, dejándome enredar en sus encantos hasta que deja de hablar.

-Gato, gato gato. Si quieres saber cómo de mala puedo llegar a ser, tendrás que esforzarte un poco más...

Una invitación sutil mezclada con un toque de picardia, conocía bien a los gatos y su tremenda curiosidad, así como una sensualidad de la cual les encanta hacer gala. Muevo la cabeza de modo que mis cabellos cubren la mitad izquierda de mi rostro mientras alzo el hombro derecho ligeramente.

-Digamos que ahora que estamos rodeados de muerte y frío, busco un poco de vitalidad y calor.

Debido a la cercanía resulta fácil notar su aliento cuando habla y, de seguro, él también nota el mío, aunque desde luego no hago gesto de que eso me preocupe o moleste. Miau.

Aún en completa tensión, con la mano en la empuñadura de su arma, Eko escucha respuesta de Zyllah y le dedica una breve mueca de indiferencia, como si esa observación fuese evidente y no aportase nada realmente.

Sin embargo asiente ante su pregunta, serio. Había algo en el ambiente, y seguramente no sólo por estar bajo tierra. La luz era diferente de aquella a la que el semidemonio estaba acostumbrado, la densidad del aire también... Cada mota de polvo en suspensión podía tener un significado, y a pesar de advertirlo él simplemente permanecía alerta. Controlaba con la vista a aquellos que consideraba capaces de luchar. Tetsuo, Zyllah, Megan, Lennish. No era la primera vez que luchaba al lado de otros semidemonios. Si llegaba el momento podrían ponerse espaldas contra espaldas y resistir el embite de casi cualquier cosa.

Al continuar avanzando con cuidad, escrutando cada recodo, Eko maldijo mentalmente a los que no paraban de hacer el idiota. El sonido de sus voces apagaba los ecos de la piedra, y podía llegar a ponerles en peligro. Sólo esperaba que, si de verdad había un peligro, fuera primero a por ellos. Al menos servirían de cebo.

Cuando el hombre habló a su espalda, Eko tuvo que contenerse para no ser desagradable con él. Su primer impulso habría sido mirarle con reproche, pero si él estaba tan tranquilo quizá supiese con certeza que no había nada que temer. Al fin y al cabo había estado antes en una situación parecida.

La calma de Nil hizo que Eko se relajase un poco, y antes de responder miró en las otras direcciones, tratando de conocer la posición de los otros por si se alejaran demasiado.

- Seguramente te recuerde a su madre. - Le dijo - Nybras. - Luego se quedó callado unos segundos, antes de echar una mirada a la chica. La idea de que le escuchase hablar bien de ella no le gustaba nada, pero sin embargo la situación parecía lo suficientemente importante, y había demasiado en juego. A regañadientes, se dispuso a responder a su pregunta. - Y sí, es una de las pocas personas a las que confiaría cualquier cosa si fuera importante. - Dijo de mala, gana, como si estuviera haciendo una concesión terrible.

Luego le hizo un gesto con la cabeza, asintiendo. - Mi padre me contó bastantes cosas, bastantes veces. Pero puedes estar tranquilo. No soy él, pero llevo su sangre.

Asentí hacia Tetsuo y Megan al escuchar sus palabras. Estaba totalmente de acuerdo con ellas y les dediqué una breve sonrisa al ver que estaban tan preparados para el combate como yo. Mis ojos brillaban mientras miraba atentamente a nuestro alrededor mientras continuaba avanzando despacio.

Sin embargo, no pude evitar dirigir mi mirada hacia el hombre de la barba cuando se dirigió a Eko y le preguntó por mí. Observé su rostro con cierta curiosidad. Durante un instante me imaginé a mi madre junto a ese hombre y la sensación fue bastante rara. Pero si realmente era quien Eko creía, podría ser un compañero valioso. Iba a responder protestando, diciéndole que no hablase de mí como si no estuviera presente, cuando Eko le respondió y lo miré sorprendida. Probablemente era la primera vez en toda mi vida que le escuchaba decir algo bueno de mí. Sí que debía estar asustado por la situación como para tragarse su orgullo así... Por un instante me dieron ganas de utilizar sus palabras y aprovecharme de su debilidad para decirle algo desagradable, pero sabía perfectamente que no era momento ni lugar. Lo que sí que fue inevitable fue la sonrisa de satisfacción que se dibujó en mis labios mientras me dirigía hacia Nil.

- Creo que conociste a mi madre muy bien. - Dije con un tono ligeramente divertido. - Me llamo Zyllah y si es cierto lo que he oído de ti, me alegro de que estés aquí. Pero quizá sería mejor dejar las historias familiares para otro momento. - No podía evitar la sensación de que algo nos saltaría encima en cualquier momento, así que mi mirada volvió al frente y sujeté más firmemente a Irad, preparada para cualquier cosa que pudiera pasar.