Partida Rol por web

Ante la respuesta de Olenna, Vyka se queda pensativa.

- Eso explicaría por qué Smel y él murieron a la vez. Vaya, la pequeña no tuvo muy buena suerte al escoger a sus protectores - dijo con una mano en su barbilla. Era realmente irónico, aunque si lo pensaba mejor, eran ellos quienes se habían acercado a ella. Por lo tanto, eso explicaba el hecho de que la usaran como una tapadera.

- Y Smel... ¿Está bien? - decía preocupada. Ella confiaba en la inocencia de su amiga y solo esperaba que ella encontrara la manera de regresar.

- Entonces ya tenemos la certeza de que Nimay y Dyehuty han caído de manera justa, lo cual es una buena noticia. Según la loba, quedan dos semillas, así que el panorama, si no nos equivocamos, es un tanto alentador -.

La expresión de Olenna demuestra que no entiende las palabras de la chica que grita. La mira por un momento antes de preguntar.

—¿Por qué murieron a la vez? —enuncia—. ¿La del cocodrilo cazó antes de ser cazada? —entonces niega con la cabeza—. Creo que no es asesino. Sí semilla, pero no asesino. O miente mejor que bien.

—Está bien —le dice antes de enunciar algo como si fuera la demostración de esto, por muy poco sentido que parezca tener—. Tiene un peine.

Tras esas palabras guarda silencio un instante, pensativa.

—No entiendo —dice antes de hacer un gesto hacia la chica del lobo con el bastón, pero sigue hablando a la que grita—. ¿Confías, o no confías? ¿En unas cosas sí y otras no?

Después de eso alza la voz un poco, pero tampoco demasiado, sólo lo suficiente para que todos la escuchen.

—Muertos dicen que este sitio es malo, pero muertos son semillas —expone antes de golpear dos veces el suelo con el palo, escuchando cómo los golpes suenan—. Yo quiero saber de quién es la cabeza. Los muertos están en mi cabeza, y saben que es mía. Si yo estoy en cabeza, quiero saber de quién.

- Si... Nimay es semilla, lo sabía pero sigo sin comprender porqué lo asesinaron... - confirmo las palabras de Olenna ya que concebía aquella información hace un tiempo. 

- Por cierto, el mensaje creo que se refiere a las cartas pero solo envíe una que no sé quien la recibió. Nunca tuve acceso a las semillas, sólo detectaba rastros que me conducían a ellas pero nadie se comunicaba conmigo. Lo he intentado pero sin éxito alguno. En el caso de que Fiona lo haya mencionado es porque ella tal vez recibió la carta. -  voy respondiendo a las preguntas de Olenna del otro lado y a su vez sacando mis propias conclusiones. 

Y mientras hacía recuento confirmaba lo dicho. - Sólo dos rastros aún persisten... 

Olenna asiente a las primeras palabras de la chica del lobo.

—A lo mejor no sabían —propone, aunque es evidente que ella no está segura del motivo de aquella muerte. Sin embargo aún estaba pendiente la explicación de la chica que grita.

—¿Envías cartas? —pregunta entonces, ladeando un poco el rostro, antes de proseguir—. ¿Sólo a semillas? Si la de fuego ha preguntado al fuego, el fuego habrá dicho. No tuvo por qué recibir.

Tras esas palabras lanza una pregunta más a la Eve.

—¿Dos con el tuyo?

Alzo la mirada hacia Olenna cuando menciona lo de no saberlo y asiento confirmando. No tenía más nada que decir, lo había descubierto pero al ver la relación que tenía Theora con él, jamás quise dañar a la niña con una verdad que pueda afectarle. - El mero hecho de descubrirlo me llevó a callarlo por la pequeña y seguirá siendo así, al menos de mi parte. - respondo a la chica del bastón un tanto preocupada. 

Y como era de esperar, otra pregunta surge de la cual tengo una respuesta. - Si, cartas a destinatarios que no conozco. En teoría semillas...-  era una de las formas que utilizaba para descubrirlas, como así también los rastros. Cierto era que me sentía muy desconcertada, poseía información valiosa y sabía que de un lado o del otro yo caería. 

- No... - tardo en responder bajando la mirada. - Yo no cuento como rastro... 

- Solo es una corazonada - dijo mirando a Olenna con respecto al comentario de la muerte de Smel y Nimay.

- Muchos han muerto al ser cazados por alguien que muere, es solo una idea que vino a mi cabeza - luego, ante la pregunta de Olenna, dijo -. Confío en el número de rastros porque cuando llegó dijo que eran cuatro, como el número de personas aquí, pero no confío en sus acusaciones. Ella dijo que no sabía quiénes eran, así que si acusa, es porque quiere inculpar a alguien sin una verdadera razón. Por ello, no confío en sus acusaciones pero sí en los números que da -.

- Yo creo que Oliver podría ser otra de esas semillas. Nuevamente, es solo una corazonada. Siempre aparece cuando un sospechoso es condenado para mostrar desesperadamente su instinto de justicia y luego vuelve a callar para no llamar demasiado la atención. Para mí, él es una opción -.

Pronuncié la información que me habían brindado mis roedoras, pero ya que me encontraba en este lugar desconocido, creí conveniente transmitirla también por aquí.

-El árabe es semilla. No hagas ningún aprecio a las palabras que salgan por su boca-advertí a Olenna. Intuía que Dyehuty estaría intentando defenderse desde el otro lado. -No sé el motivo por el cual el hombre elefante está defendiéndolo pero es obvio que está equivocado. Quizás también sea un traidor...

Mis palabras fueron escuetas ya que no quería cargar la conversación con palabras irrelevantes. Lo importante ahora es descubrir y desenmascarar a los demás traidores.

Olenna asiente a las primeras palabras de la chica del lobo. Sus pasos no se detienen ni siquiera entonces, y sigue escuchando mientras camina. Las siguientes, en cambio, la hacen reflexionar. Y al final algo en sus ojos brilla cuando algo en su mente encaja.

—Una idea —enuncia, visiblemente satisfecha—. Podemos usar cartas a semillas en nuestro favor. Cuando vayas a escribir, avisa.

Luego, al escuchar al a chica que grita hablar, Olenna niega con la cabeza con un gesto hosco.

—Roy enseñó que lo muerto podía matar —le dice—. La niña cazó antes de que la cazaran. Pero vimos cómo el de las cartas y la del búho caían. El elefante no murió cazado. Alguien lo mató estando oscuro.

Tras esa afirmación se queda valorando la opción que la Melnhar presenta.

—El negro puede ser, o no ser. Más hacen eso. Habrá que mirar, escuchar a la piedra, esperar a mañana. Habrá que ver quién muere, escuchar, pensar. Son dos semillas —afirma, hablando desde esa hipótesis—. ¿Son dos asesinos? No sabemos.

Y finalmente asiente a las palabras del hombre alimaña. Con los labios convertidos en una línea los ojos de Olenna se desvían un instante al cielo, comprobando si en este lugar también se hace de noche antes de seguir caminando.

Ante las palabras de Olenna, asintió. Es verdad, no había pensado en ello.

- Bueno, también hay quienes tienen el poder de tomar los poderes de otros, como Nói dijo que había hecho, pero también hay quienes que, para ello, deben matar al poseedor del poder. Tal vez esto le haya pasado a Nimay y alguien tenga su poder. Pero es solo una posibilidad -.

Y mientras la muerte se mostraba y arrastraba a Dreide, su esencia parecía perderse en aquel perpetuo amanecer...

Miré a mi alrededor y entonces me percaté de algo:

No sólo ya hay más muertos que vivos, cosa que es preocupante porque parece que esto no termina... también somos más vivos que estamos en este lado, que lo que no...

Tocaría una larga charla con los vivos, esperando que no se distraigan de los inminentes peligros que aún nos acechan...

- Desde luego empieza a ser preocupante. No entiendo por qué mueren, por qué vuelven, y no sé quién nos trae aquí ni por qué.

Seguía mi paseo junto a Olenna mientras hablaba tras ver cómo se desvanecía la esencia de Deidre.

- Si esto no termina es porque aún nos quedan semillas. Debemos encontrarlas a todas y unirnos para hacerlo. Espero que ahora que no está Deidre nos relajemos todos, incluida Vyka, y nos centremos en descubrir quiénes son asesinos.

Cuando Deidre desapareció, Vyka miró cómo se esfumaba su figura. La verdad, no esperaba que las semillas quisieran matarle.

- No comprendo por qué la matarían, si ella estaba de su parte. Tal vez sea porque aceptó cooperar y para inculparme - tras las sospechas, era cierto. No había nada muy claro.

- Yo me oriento hacia Oliver, la verdad. Aunque tengo poca idea de quiénes podrían ser, ya que aquellos que son los más silenciosos son aquellos que me generan mayores sospechas. Aquellos que han ayudado realmente poco en la cacería -.

Tras despertarse en ese otro lugar aquí Olenna lo hace visiblemente incómoda. Parece mentira, pero es como si se sintiera más encerrada en un espacio abierto como este que en el otro sitio, aún con su barrera invisible. De inmediato se pone en pie y mira alrededor, dispuesta a seguir caminando. Sin embargo antes hay algo pendiente.

—Ayer dijiste que unos matan para robar poder —enuncia mirando a la que grita antes de fruncir el ceño—. ¿Cómo sabes? —Sin embargo no tarda en hacer una pausa—. Ayer muere hombre elefante, semilla. Hoy la del lobo, semilla. A lo mejor alguien ayuda.

Al igual que en el otro lado, miré a Olenna:

Sería bueno saber quien nos mete aquí. Pero también si sabes de un asesino confirmado. Podría ganar tiempo para todos, si no es la última semilla, y acabar con quien nos mete en las votaciones. Pero las runas quizás no sirvan para mañana...

Al escuchar las palabras de la mujer del martillo Olenna la mira por un instante. Puede verse en sus ojos cómo su mente trabaja, y al final acaba por asentir, consciente de que tiene razón.

—La del lobo dijo dos semillas —señala—. Pero es verdad. Si puedes hacer algo, mejor saber que no saber. Espero que Yaiza me diga una cosa. Cuando diga, digo.

Entonces hace una pausa y sus ojos buscan a la chica que grita, aún esperando su respuesta. Finalmente vuelve con la del martillo.

—¿Las runas son las luces? —pregunta ladeando la cabeza—. A mí me han hablado. Han traído un recuerdo, y a alguien a mi lado. Alguien que estaba aquí —dice señalando su corazón, y acto seguido su dedo pasa a posarse en su bastón— ahora está también aquí.

Suspiré. Ya estaba hecho, y el proceso no podía volverse atrás.

Lo siento Olenna, no pude arriesgarme a dejar pasar un día más. Espero que la respuesta que te llegue no sea distinta a mi decisión...

Y mi mirada se quedó fija en un punto, observando sus últimos instantes.

Al ver que la decisión parecía brillar en los ojos de la chica del martillo, Olenna emite un suspiro.

—El negro —dice entonces. Y aunque no llega a preguntar, es evidente que espera saber si es a él a quien ha escogido.

—¿Contenta? —pregunta con curiosidad—. Es grovehn.