Partida Rol por web

Aunque no estaba muy de humor para regalos, comprendía que mis amigas querían los suyos  y ver mi reacción al abrir lo que habían preparado para mí.

La primera en darme su regalo fue Irina y al abrir el paquete, una sonrisa se esbozó en mi cara al ver el libro de la historia interminable, me encantaba la lectura e Irina lo sabía pero al ver además los guantes de cazador, los cogí y me los probé rápidamente quedando a la perfección.

Muchas gracias Irina, no se como lo haces pero siempre aciertas con estas cosas - digo dándole un abrazo y dándole mi regalo.

Luego llegó el turno de Mia y vi las protecciones y la pelota de beisbol. Para la pelota ya tenía el sitio perfecto para colocarla al lado de su cama y con la protecciones exclamé:

Con todo lo que me habéis regalado voy a estrenar nueva equipación, seguro que este año somos los campeones. Muchas gracias Mia, espero que te guste lo tuyo - digo tras darle un abrazo y guiñarle un ojo, justo antes de darle su regalo.

¡Me encantaron los regalos! Y ellos lo sabían, aunque no dudé en decírselo a ambos acompañado de gracias. 

Cojo la foto que le había regalado Dean a Mia y la miro, sonriente.- Que guapos somos. 

- Pues al gran comedor que nos vamos, me muero de hambre. -Digo ofreciéndole mi brazo a Remus y saliendo por la puerta, con un regalo de Donnie en el bolsillo interior de mi túnica. 

Todo el mundo fue llegando poco a poco al desayuno. Era un desayuno más tarde que normalmente y estaba lleno de tartas, una especie de tradición. Algunos deán que los elfos tenían un concurso de repostería para su desayuno. La gran mayoría decía que eso era aburdo ya que los elfos no hacían eso. Una pequeña parte no tenía ni idea de que hablaban.

Fuera cómo fuese, el desayuno solía estar acompaãndo de risas, alumnos mostrándose lso regalos los unos a los otros, intercambios de regalos por parte de unos pocos... Y también había lechuzas, más que nunca. Llevaban postales y felicitaciones de navidad a toneladas, o pequeños obsequios de ultima hora que no habían podido llevar antes para colocar bajo los árboles de las salas comunes.

A todos os llegan felicitaciones de familia, amigos de dentro y fuera de la escuela. Además, algunos rebiden paquetes extra: En la mesa de Gryffindor caen dos, unos para Mia y otro para Irina. En Slytherin, uno frente a Charlotte y otro pfrente a London; en Ravenclaw uno a Brad y otro a Anne, Le y Charlie.

Algunos curiosos o preocupados no peuden evitar echar un vistazo a Hufflepuff, pero la Prefecta de Hufflepuff no está en ninguna parte. Ellen, su mejor amiga, está sentada sola en una esquina.*

Severus no parece estar para nada de humor. Le caen un par de postales delante, por parte de la lechuza, y tras un pequeño vistazo las quema con un conjuro y sigue comiendo.

Zoe y tú os sentáis en la mesa y cuándo llega el correo te cae un paquetito con una nota: "Con cariño, Aelia. Feliz Navidad". Mientras lees la nota tu hermano se acerca a vosotras y saluda a Zoe con una reverencia mientras le tiende una rosa blanca.

- Feliz Navidad, Zoe. Fue un placer que compartiéses la noche conmigo.

En ambos paquetes pone la mismo en la nota: "Con cariño, Aelia. Feliz Navidad."

En la nota pone: "Con cariño, Aelia. Feliz Navidad."

Voy hacia el Gran Comedor con los de mi casa, estoy bastante contenta. Llevo los regalos para todos y quiero ver las caras que ponen. Me dirijo a la mesa mientras charlo animadamente con mis compañeros acerca de cuál será la tarta más rica ese año. Esto me recuerda que tengo un regalo para Bongo, no se me puede pasar ir a las cocinas. 

Me siento en la mesa con los demás, charlando. Un paquete cae delante de mí y prácticamente me lanzo a abrirlo. Sonrío al ver la nota, ¡yo lo había traído! Ahora quedaré como una cutre.

Veo entonces a Ellen y me levanto.

- Ahora vuelvo, chicos, id haciendo hueco para una más-les digo a los Gryffindors.

Me acerco a Ellen y me siento a su lado.

- Feliz navidad, Ellen-la saludo con una sonrisa. Le señalo con la cabeza nuestra mesa-, ¿nos acompañas para desayunar? Estamos pensando cuál será la tarta más rica de todas este año, Lily piensa que la de calabaza, pero yo me inclino por la de chocolate.

-Diane! -digo levantando un poco la voz pero no mucho, ya se sabe... Silencio en los hospitales y tal...

Me acerco corriendo hasta llegar a su lado:

-Qué tal está Sofia? Y tu? Había pensado en cogerte algo de desayunar del Gran Comedor por si no te apetecía estar con todo el mundo y querías descansar o algo...

Era lo único que se me ocurría hacer.

Es una lástima que no esté Donnie ya que tenía un regalo para él. Apenada, lo busco con la mirada y veo que no están ni él ni Diane. 

Me siento a desayunar junto a Dean, Remus y todos los gryffindors. Cuando se me ocurre levantarme para invitar a Ellen, lo hace Mia así que yo solamente me digno a hacerle una seña con la mano a la hufflepuff para que se acerque. 

La nota de Aelia me sorprende, la verdad. Cierto es que ya no había rencores, pero no sabía que había llegado al nivel de recibir una carta de felicitación de ella. En todo caso, me alegraba. La busco en la mesa de Ravenclaw y cuando la veo, levanto mi zumo de calabaza, como diciendo "a tu salud". 

Sonrío al leer la carta. Aelia siempre tan buena. Aunque no lo parezca, en ocasiones es fría tirando a témpano, es una chica muy cálida y amable. Aprovechando que está sentada a mi lado, y que no he hecho regalos a casi nadie, me inclino hacia ella y le doy un sonoro beso en la mejilla.

-Gracias, compañera. A ti también.

Guardo la tarjeta con cuidado y me levanto. Aunque no hay regalos para casi nadie...si que tengo dos que entregar. Uno de ellos es a Mia. La intercepto antes de que Ellen llegue a responder.

-Por supuesto que la de calabaza. ¿Cuando se ha visto que Lily se equivoque y tú tengas razón, Mia? El mundo acabaría. Ten.

Le pongo un paquete en la mano.

-Espero que te guste.

Guiño a las hermanas Pierce, imaginando si llevarán o no uno de mis regalos puesto.

Aún cuando bajamos al Gran Comedor, me sentía mal por Zoe. No quería que pensara que tenía que aprobar su relación con mi hermano, ¡ni mucho menos!, pero sí que quería dejar constancia de que no me gustaba el cambio de carácter repentino que había sufrido. Me escamaba, y aunque no quería preocupar tampoco en exceso a mi compañera, no podía evitar mirar a mi hermano con un deje de suspicacia y recelo. Sin embargo, en el fondo de mi ser, pugnaba por que, efectivamente, James hubiera cambiado por el amor que sentía hacia Zoe. Y me costaba creer en esos cuentos de hadas, pero siempre, muy arraigado en mí, había sido una romántica.

Saludé a los que conocía con un gesto de la mano, y un gran “¡Feliz Navidad!”, sonriente, y animada. Después de todo lo que había pasado el día anterior, no podíamos olvidar que era Navidad, y que aún quedaba bastante para que las clases volvieran a comenzar, por lo que tampoco estaba tan mal. Fui junto a Zoe a sentarme a la Mesa de Slytherin, y miré las tartas con adoración. Me decanté por aquel pastel fracasado, también conocido como brownie, y me dejé caer un gran trozo enorme frente a mí.

—Qué aproveche— dije, y lo ataque como si fuera mi presa.

Fue entonces cuando miré por el rabillo del ojo a Severus, y sentí algo de lástima al ver que quemaba sus postales. Me preguntaba qué clase de chico podía no sólo recibir felicitaciones y quemarlas, sino también pasar de todo como si no hubiera ocurrido nada. Siguió desayunando como si nada, y quise levantarme y preguntarle qué le pasaba, cuando vi a mi hermano acercarse, y entregar aquella rosa a Zoe. Miré tanto a la flor como a la muchacha, y alcé las cejas, totalmente sorprendida ante el gesto de James.  

Carraspeé un poco, incómoda, como si estuviera viendo y oyendo algo que no me correspondía, y centré toda mi atención en una lechuza que dejó un paquete y una nota. Intrigada y sonriente, apuro la nota, y leo que se trata de un envío de Aelia. Ensanché la sonrisa, y miré hacia la Mesa de las águilas, totalmente entusiasmada. Luego me sentí algo mal porque yo no tenía nada para nadie.

Con prisas, abrí el paquete, y me levanté de mi Mesa para irme hacia la de Ravenclaw, buscando con la mirada a Aelia. Agité la mano para llamar su atención justo cuando recibía un sonoro beso de Brad, al que también saludé con un gesto de la cabeza, y me senté junto a ella.

—Muchas, muchas gracias, Aelia— dije, sonriente—, eres un solete. 

El regalo es un guante  verde para la mano de la varita, especialmente diseñado para duelos o semejantes por su agarre extra.

El regalo de Aelia es un guante azul para la mano de la varita, especialmente diseñado para duelos o semejantes por su agarre extra.

El regalo de Aelia son unos guantes de Quidditch.

El regalo de Aelia es una cinta del pelo.

Ellen sonríe.

- Yo estoy con Mia. Nada vence al chocolate. Y me encantaría desayunar con vosotros. No sé porqué Donnie no está aquí...

- Donnie... - dice algo sorprendeida. Después sonríe. Podía ser un cabeza loca, pero era un buen amigo cuándo se le necesitaba. - Sofía está...durmiendo. No quiere salir de su habitación... Iba a ir a buscarle algo de comer y volver con ella... Navidad siempre ha sido nuestra festividad favorita, ¿sabes? Y ahora la han arruinado para siempre...

Apoyé mi mano en el hombre de Diane y lo continué seguidamente con un abrazo. No era de abrazar... Pero me salió sólo.

-No te preocupes Didi... El año que viene será genial, como siempre... -Le dije mientras la abrazaba.

Me habría gustado decirle que ibamos a encontrar al que lo había hecho y a que fuera sancionado de alguna forma, pero no creí ni que fuera a consolarla ni que estuviera bien decirlo en ese momento. Lo mejor era dejarla tranquila apoyando a Sofía.

Despues de unos segundos me separé de ella:

-Va, te acompaño al Gran Comedor, iba para allí de todas formas.