Partida Rol por web

Anoche me quedé esperando a Sirius hasta tarde, me quedé dormida en el sofá de la sala común y fue de madrugada cuando me desperté y llegué al cuarto para caer de nuevo en la cama. 

Normalmente me costaba algo despertarme, a pesar de lo activa que soy, suelen pegárseme las sábanas, algo que no soporto pero con lo que aprendo a vivir. Pero esa mañana era diferente, ¡era Navidad! Las mañanas de Navidad siempre estaba activa y así me desperté. Abrí los ojos de par en par y me incorporé de un salto, estaba feliz.

- Buenos días, minina-saludo cariñosamente a mi gata, que seguía dormida a los pies de mi cama-, feliz navi...-entonces, me doy cuenta del paquetito a los pies de mi cama. Lo cojo y miro la tarjeta y toda esa energía, se me va a los pies. Suspiro, casi se me olvidaba lo que había ocurrido y recordarlo de golpe... 

Otro día de Navidad habría saltado de cama en cama despertando a todas mis compañeras, llevo haciéndolo desde primero. Pero este año... era distinto. Me levanté en silencio y bajé en camisón a la Sala común, donde esperarían los regalos para todos. Bajo uno de ellos conmigo, los demás los repartiría cuando desayunásemos. 

Miro los regalos que hay para mí y me siento bajo el árbol a mirar los paquetes y la decoración. En ese momento escucho varios pasos tras de mí, giro la cabeza para encontrarme con Sirius y tomo aire. Me humedezco los labios sin saber muy bien que decir. Miro el árbol y lo miro a él. Entonces le muestro el paquete que tenía. 

- Buenos días... hay un regalo para ti-extiendo el brazo, tendiéndoselo con una media sonrisa humilde-. No es mucho, pero espero que te guste...

Sirius se acerca y coge el regalo.

- Al menos así sí estoy seguro que es tuyo. Yo también tengo algo, pero prefería dártelo en persona. - saca un pequeño sobre del bolsillo trasero de su pantalón. - No soy muy bueno con estas cosas...

En el paquete que le he dado hay un colgante. Es sencillo, un cordón trenzado de color oscuro con un cierre metálico, y de este cuelga, tallado en madera oscura, lo que parece la cabeza de un lobo.

Sonrío con humildad y me encojo de hombros.

- No es mucho, lo vi hace tiempo en Hogsmeade y me acordé de ti, aunque no es un perro pero... bueno tú me entiendes... Pregunté si tenían otro pero era lo único que les quedaba y claro, no sabía si encontraría algo mejor y no quería desaprovechar la oportunidad, solo quedaba ese y había un niño gordito a mi lado que lo miraba mucho, aunque no sé si miraba el colgante o al helado de chocolate que me estaba comiendo, que no es el caso, pero la cosa es que no quería arriesgarme y que se lo llevase, y a lo mejor no ser capaz de encontrar nada mejor que te pudiera gustar y tuviese un significado especial y... bueno, eso, tú entiendes lo que quiero decir, ¿no?-tras el torrente de palabras atropelladas me encojo de hombros de nuevo, esperando que el detalle no le molestase-. No sabes lo que me ha costado guardarlo hasta ahora-río un poco-. El cordón lo trencé yo, eso sí... Espero que no sea demasiado cantoso, ya sabes... siempre puedes llevarlo bajo la ropa-le sugiero, me pensé mucho si comprarlo o no, esperaba que nadie lo pillase, por eso decidí que un colgante sería la mejor opción, la más discreta-. Espero que te guste...

Me sorprende que me haya bajado el regalo. Quizás él también esperaba encontrarme aquí abajo. Sonrío y tomo el paquete con una mano, mientras doy un par de palmaditas suaves a mi lado para que se siente bajo el árbol conmigo. Con cuidado, comienzo a abrir el sobre para ver qué hay dentro. 

Sirius lo mira y sonríe.

- Sí, entiendo a lo que te refieres. Muchas gracias Mia. - se coloca el collar, aunque se ve poco sobre el jersey negro que lleva. Mientras tú abre tu regalo él suspira. - Lo había dejado bajo el árbol antes del baile ayer, con Remus y James, pero tras lo ocurrido lo recogí y pensé en no dartelo. Pero lo he consultado con la almohada, y a pesar de que estaba dolido, no es culpa tuya lo ocurrido. El brazalete no era tuyo y por tanto puedes ir con quien quieras al baile, aunque sea con el idiota ese y yo vaya solo. - dije aún con ciertos celos y desagrado en la voz. - Así que espero que ésto sirva cómo disculpa.

Al abrir el sobre y sacudirlo un poco un colgante cae. Es una cadena muy fina plateada con una pequeña pero extredamanente detallada snitch dorada cómo colgante.

- No soy muy bueno con estas cosas, pero cómo te gusta tanto tu puesto de buscadora y eso... - dice mientras se rasca el cuello. - Si no te gusta dímelo y te invito a cerveza de mantequilla, que eso sí que estoy seguro que lo disfrutas.

Me levanto con mucho sueño ¡Pero es navidad! La noche anterior, al final Remus y yo nos quedamos en el baño de los prefectos hasta tarde*.

Al ver la targeta que tenía a los pies me acuerdo de lo ocurrido con la pobre Sofía. A ver si veía a Diane y le preguntaba qué tal estaba su hermana. Cojo la targeta y me la guardo en el bolsillo de mi túnica, también a los pies de mi cama.

Me estiro y sonrío: últimamente con Remus todo iba genial. Veo que Mia no está en la cama, así que voy a despertar a Lily.

- ¡Despierta, dormilona! Seguro que tienes algún regalo.

Tras eso, bajo y veo a Mia, mi regalo para ella ya estaba colocado en el árbol, junto al mío para Dean, para Lily y para Remus. El regalo de Donnie, lo tenía aún arriba.

- Feliz navidad petirrojo.- Le digo estirándome y bostezando.

Lily se despierta y se prepara lentamente mientras Irina baja. Al llegar abajo, ve que Sirius y ella están al lado del árbol, hablando.

- Feliz navidad, Sirius.- Añado rápidamente, pues solo había felicitado a mi mejor amiga. Cuando baja Lily suspiro aliviada; no me gustaba interrumpirles. Le felicito la navidad como a todos los que iban bajando. Voy cuidadosamente a abrir los regalos y cojo el de Remus ¿Qué será, será?

Lily felicita las navidades también y hace una señal a Irina para que recoja los regalos y se vayan a sentar en los sillones junto a la chimenea, dejando a sus amigos intimidad. Irina le sigue* con sus regalos en la mano.

Abres el paquete de Remus y ves que es una especie de libro sin título. Al abrirlo ves el porqué: es un libro en blanco y Remus ha enganchado algunas fotos que teneis juntos, las entradas de la primera vez que le llevaste al cine muggle... También ha escrito un mensaje.

"Feliz navidad Irina.

Espero que disfrutes escribiendo esto libro tanto cómo yo lo disfruto viviéndolo.

Te quiero.

Remus

Sonrío al ver que le gusta y me dispongo a abrir mi regalo. Meto la mano en el sobre para toparme con otra cadena de la que cuelga una snitch preciosa, casi parece una de verdad. La miro con los ojos como platos, es preciosa y seguro que ha debido costarle muchísimo, al lado de esto, mi regalo parece un collar de macarrones de los que hacía en el colegio. 

- Wow-digo, sorprendida, sin dejar de mirar la snitch. Sonrío ampliamente-. Me encanta, Sirius. Es perfecto. Muchísimas gracias, de verdad, me encanta-me coloco el collar y lo miro como queda, sobre la camiseta enorme de Las Harpías de Holyhead no es que quede demasiado elegante, pero me gusta igual. Me inclino para darle un beso en la mejilla, suave-. El plan de la cerveza de mantequilla me gusta también, ¿eh? ¿Qué te parece si vamos este fin de semana? 

- No deberías disculparte, quien metió la pata ayer fui yo-le digo cuando se disculpa-. No debí haberme comportado así, estuvo fuera de lugar y lo lamento mucho. También siento el... bueno, el malentendido del brazalete... Su-supongo que deberíamos hablar sobre, bueno, sobre eso, ¿no?-se me daba fatal tratar este tipo de cosas, no estaba acostumbrada. 

En ese momento baja Irina para desearnos una feliz Navidad.

Me sobresalto un poco, pues no me la esperaba, pero en parte lo agradezco, pues me permite tomarme un tiempo para pensar. Le sonrío y me levanto para darle un abrazo. 

- Feliz Navidad, petirrojo-le respondo en el abrazo-. Veo que tienes una gran cantidad de regalos, ¿eh?-le guiño un ojo. 

Lily también baja, le sonrío y le felicito la navidad a ella también. Tiene un regalo de James en el árbol, parece que estos dos van en serio, ¿quién lo diría? Se llevaban a matar. Sonrío al ver como coge los regalos y se los lleva al sofá, e Irina va con ella. Parece que mi momento de tranquilidad termina aquí. Me vuelvo a sentar junto a Sirius.

- Podemos hablar, sí, auqnue creo que ambos lo tenemos claro ahora. Creo. Todo ha sido un malentendido tras otro... Aquí y ahora? Antes de que se llene de madrugadores.

- ¿A-aquí y ahora? V-vale...-vale, ya no tenía sitio a donde ir ni excusa. 

Nunca antes me había enfrentado a una situación así, claro que antes se me habían declarado y pedido una relación seria pero... no, eso no va conmigo y simplemente lo decía. Pero ellos no son Sirius, ni sentía por ellos lo mismo que siento por él, ni tenemos la misma relación. 

- De acuerdo... Te seré sincera, estoy nerviosa y puede que un poco asustada, pero solo un poco, y como digas que lo he dicho te apuñalaré mientras duermes... Dicho esto voy a empezar a hablar, y ya sabes como hablo y la velocidad, por lo que siéntete libre de cortarme cuando quieras, si quieres, claro, porque podrías no querer cortarme y entonces yo podría soltarte el rollo de una sola vez y...-me freno, respiro, ya estoy haciéndolo. Al darme cuenta de esto, me río, qué tonta debo parecer.

- Verás, Sirius... sí, ha sido todo un malentendido, a ti te han dado una pulsera que has pensado que era mía, ¿por qué, por cierto? ¿ponía mi nombre, te la dio alguien "de mi parte"...? bueno, es igual, el caso es que te ha llegado algo significativo supuestamente de mi parte y tú pues lo has aceptado y, claro, si asumías eso es porque estabas de acuerdo con lo que ello significaba, por tanto no estaría de más deducir que, bueno, que quieres algo más... Y claro, ahora estarás pensando, "sí, sí, muy aguda, Mia, ¿pero qué quieres tú?" y yo te diré "¡no lo sé!" porque siento que el tipo de relaciones de pareja establecidas no es algo que vaya conmigo. Por ejemplo, veo a Remus y a Irina y se me cae la baba de lo monos que son pero... pero no me veo en un tipo de relación así, ¡tengo dieciséis años! No quiero sentirme atada a nada ni a nadie y siento que ese tipo de relación atan a ambas personas y tienen que dejar de hacer lo que quieran y a mí que no me dejen hacer lo que yo quiero es algo que no soporto, solamente se lo tolero a mi padre y porque es mi padre, y solo de vez en cuando... pero me entiendes, ¿verdad? Bueno, lo que iba diciendo... ¿por qué? Es decir, ¿por qué solo puedo querer a una persona y estar junto a esa persona y ya está? ¿por qué no puedo querer a alguien y que me guste otra persona? ¿por qué tenemos que reprimirnos? Mi padre amaba a mi madre, y la sigue amando aunque esté casado con otra mujer, cuando habla de mi madre o mira fotografías suyas pone la misma cara de tonto cuando la miraba estando con nosotros, o como mira a Helen, sea lo que sea lo que ve en esa mujer aparte de que hace unos pastelitos de la hostia... como digas que lo he reconocido, te mato... en fin, lo que quiero decir... Siempre he sido así, nunca me he atado a nadie y no tengo pensamiento de hacerlo hasta dentro de... mucho. Pero por otra parte estás tú, Sirius, y te quiero. Y si creyese en la monogamia y en los cuentos de hadas y en los "y vivieron felices y comieron perdices", querría compartir mis perdices contigo... ogh, ¿acabo de decir eso? ¿no has notado como una arcada? porque yo sí, qué cursi... Lo que iba diciendo, que eso, que te quiero y que me gustaría tener una relación más... no sé, más, ¿avanzada? ¿ir más allá? No sé, como decirlo... el caso es que tampoco quiero atarte, ni atarme a mí, quiero que seamos libres de hacer lo que queramos cuando queramos y con quien queramos... Y si en el día de mañana decidimos que queremos, no sé, "cerrar las puertas del castillo", pues se cierran... ¿entiendes? 

Este pensamiento era algo que siempre había tenido pero nunca me había atrevido a compartir en su totalidad, por si pensaban que algo en mi cabeza no funcionaba bien o yo que sé... También es la primera vez que le digo a Sirius que le quiero, bueno, o al menos que se lo digo en serio, de eso no me avergüenzo, ni trataba de esconderlo, simplemente... no había salido antes. 

Sentía como comenzaba a tener cambios de color involuntarios en el cabello, estaba muy nerviosa y temía su respuesta. 

Acabé con un sabor amargo en mi interior después de terminar el baile de esa manera. Y le seguí dando vueltas al asunto cuando llegué a la Sala Común, y vi a mis compañeros tan tranquilos, y diciendo aquellas burradas. Quería gritarles que la fiesta se había acabado no porque fuera tarde, sino porque había ocurrido un grave incidente que estaban alabando, y me hubiera gustado ver alguna cara de culpabilidad para señalarlo, y llevarlo de una patada al despacho del Director para que se diera cuenta de que los días en Hogwarts se le habían acabado.

Sin embargo, en lugar de escrutar miradas, y fruncir el ceño en búsqueda de almas sucias, bostecé de sueño, y abatimiento. Quería que el día terminara cuanto antes. Irme a la cama, y descansar hasta que el amanecer volviera, y no ver más caras de serpientes.

Fui al dormitorio de las chicas, y abrí los ojos, sorprendida, al encontrarme allí a Zoe. Al no verla ni a ella ni a mi hermano en la Sala Común, intuí que se habían escabullido para tener algo más de intimidad, y, sin embargo, ella ya estaba de vuelta. Me pregunté qué diablos estaría haciendo mi hermano, aunque, luego me dije que podría estar perfectamente ya en la cama, como iba a hacer Zoe.

Escuché las palabras felices de Zoe, y miré a Charlotte, buscando una mirada cómplice. Alcé las manos a la altura de los hombros para indicarla que, por favor, dejara de hablar. Me gustaba su entusiasmo, pero me desconcertaba en un ambiente tan cargado de pesimismo como a mí se me antojaba.

Que mi hermano hubiera sido tan bueno con ella, era algo que me desconcertaba, pero, por desgracia, no me importaba en ese momento. No era su niñera, y mucho menos me iba a preocupar por él cuando algo más grave estaba pasando. Aunque me preocupaba que pudiera pasarle algo a mi compañera. Miré a Charlotte cuando se levantaba, y ahí encontré la mirada, aunque fue más seria de lo que me había imaginado. Me pregunté si ella sabría más de mi hermano que yo misma.

—Zoe…— dije, torciendo el gesto—. Ha ocurrido algo en el Gran Comedor. Algunos dirían que es una broma de mal gusto, y otros que ha sido la mejor ocurrencia desde el principio de los tiempos, pero a una muchacha le ha caído un montón de lo que parecía sangre encima, y se le han quedado las letras de la palabra “squib” escritas en el vestido— resumí con amargura en la voz—. Los profesores se han enfadado un montón, y están tratando de buscar al culpable.

Le solté aquello sin ningún tipo de miramiento, sin vaselina. Toma y fuera. No era algo para lo que se pudiera preparar a alguien. De la misma manera que uno no se espera que ocurra algo así, después se narra con la misma crudeza. Punto y final.

—Lo siento, Zoe— terminé añadiendo, encogiéndome de hombros—, pero no sé si mi hermano es bueno para ti— y dejé que el efecto de esa frase calara en lo más hondo de ella, pues seguía pensando que mi hermano había tenido algo que ver con la pobre Sophie.

Me despedí con un gesto de la mano, y me quité la ropa para ponerme el pijama. Me metí en la cama, tapándome hasta las orejas, y cerré los ojos, esperando que el nuevo día trajera mejores momentos.

Cuando desperté, el brillo del papel de regalo me dio directamente en los ojos. Sonreí de oreja, y me incorporé en la cama, feliz.

Mi pesimismo había desaparecido, y el buen humor había vuelto. Era Navidad, y los regalos me encantaban. Miré de quién era el paquete de dulces, y sentí una punzada en el estómago al ver que era de las hermanas Wolf. Torcí el gesto, y recordé, en imágenes, todo lo que había pasado en el Gran Comedor.

Sacudí la cabeza con fuerza, negando, y me centré en que era un nuevo día.

Salí de la cama, entusiasta, dejando los dulces en la mesita de noche, y fui para la Sala Común, esperando a ver más gente levantada. Fue entonces cuando vi los regalos al pie del árbol, y di una palmada de felicidad.

Me arrodillé para mirarlos, y descubrí que había un par con mi nombre. Nerviosa y con el corazón latiéndome muy deprisa, abrí los paquetes, y sonreí abiertamente al verlos. Me encantó tanto la bufanda que me la puse ahí mismo, notando su suavidad en el cuello, y los guantes me los guardé para que no se me olvidaran para cuando saliera a desayunar. En cuanto a los libros, noté que se me empañaba la mirada al ver que los enviaba mi hermano mayor. Lo echaba de menos, y me pregunté si estaba bien. Las chucherías las ataqué allí mismo, y fui comiendo chuches mientras me vestía para salir a desayunar.

—Ten, Zoe— dije, dejándole una chuchería en la mesita de noche—. Me las ha regalado mi hermano. Están muy ricas.

Me terminé de vestir, poniéndome de nuevo la bufanda, y los guantes, y con la bolsa de chucherías bajo el brazo, miré a Zoe.

—¿Bajas a desayunar?— le pregunté—. Así podemos hablar de anoche, y qué tal te fue— añadí, algo pícara, sonriente.  

Cuándo abres el paquete sin remitente ves que son varios accesorios:

Un pañuelo de seda con tus iniciales bordadas, una corbata con los colores de Ravenclaw y otra negra y elegante, unos guates de lana merina suaves y con aspecto de ser muy cálidos también con tus iniciales... Y unas braguitas que reconoces al instante, a modo de tarjeta. Un nombre o una inicial la podían reconocer todos, pero esas braguitas no.

Susana.

Sonrío con tristeza al ver la nota de Sofía y Diane. No había sido justo...

Al bajar y ver que había un regalo de Ellen para mi me sorprendí. No me lo esperaba... Y sentí entre alegría y preocupación... Sabía algo que yo no sabía que sabía...?

Después sólo pude pensar en que yo no había regalado nada a nadie... Debía ser el peor amigo de la historia. Me puse las zapatillas, eran blanditas y calentitas. Cogí el papel con la nota de Ellen donde ponía "RAAAAAW!" y por detrás escribí

"Muchas gracias! Siento no haberte correspondido... Pero para que veas lo que me han gustado me las llevaré al Gran Comedor para desayunar!
PD: Este regalo no es mío."

Busqué algún regalo para Ellen ahora que todavía no se había despertado y cuando encontré uno la dejé ahí.
Tal como dije en la nota me iba a ir al Gran Comedor con las zapatillas puestas, pero después pensé en Sofía, así que me dirigí a la enfemería.

No puedo evitar reir ante su forma de firmar, muy original sin duda. Y los regalos son útiles además de bonitos. Le daré uso al a corbata del colegio y los guantes hoy mismo. Tras probármelos, encajan a la perfección, cojo el colgante que llevo y escribo en él con la varita.

Gracias, señora braguitas, los guantes me quedan genial. Y los colores, perfectos. ¿cuándo te podré dar el mío?

Abrí los ojos sobresaltado, había sido una noche difícil. Tras lo ocurrido y tras despedirse de mí mis compañeros, la rabia que fluía por mí seguía estando ahí, por lo que al llegar a la habitación fue imposible conciliar el sueño. Había pasado gran parte de la noche pensando en lo ocurrido, en como de pronto Sofía era bañada por sangre delante de mí y no hice nada por evitarlo, sabía que no debía culparme de lo ocurrido porque no sabía que era posible que lo hicieran pero aun así era su acompañante y lo único que pude hacer era sacarla de aquel comedor mientras otros se reían de ella, recordó como en ocasiones golpeó la almohada por la frustración hasta que finalmente el cansancio hizo que cerrara los ojos y las pesadillas lo invadieran.

Tras conseguir poner un pie en el suelo, vi el regalo de Diane y Sofía y el sentimiento de culpabilidad y rabia volvió a crecer en su interior. No le apetecía bajar, no quería saber nada de regalos ni de fiestas pero era Navidad y no quería arruinar las fiestas a sus amigas.

Tras coger los regalos para ellas bajo a la Sala Común y veo como el resto está ya abajo.

Hola chicas, feliz navidad - digo dando un beso y un abrazo a cada una de ellas.