Partida Rol por web

Esta vez había conseguido protegerme aunque no con la suficiente resistencia para aguantar el hechizo de Zane y mi varita voló de nuevo por los aires. Pero aún así estaba más contenta, poco a poco iban saliendo las cosas.

De nuevo me puse en posición y volví a centrarme en Zane, mi pensamiento fue uno con la varita y lo único que cruzaba por mi mente era desarmar a mi oponente.

- Expelliarmus...

-¡Protego!- El hechizo de Debbie no logró pasar la barrera de mi encantamiento escudo y pude evitar que me desarmase, así que aún con la varita en la mano apunté a Debbie:

-Expelliarmus- Como ya era común en mí, el encantamiento salió a la perfección de mi varita y se dirigió hacia Debbie en una brillante luz roja.

Cuando salí fuera del castillo junté los extremos de la túnica, protegiéndome del fresquillo que nos acogía allí. Mis ojos curiosearon cada rincón de aquel bonito lugar, bastante lejos de nosotras estaban una niña callada que vi varias veces y el chico malo, no paré demasiado tiempo en cotillear, la verdad era que no me importaba demasiado el que hacían o dejaban de hacer. Igual que había apartado la mirada la volví hacia mi nueva "miwita", sonriendo por sus palabras. Al parecer yo no era la única que se perdía en el castillo y es que más que un castillo... ¡A mi me parecía un laberinto!-¡Vaya! Yo creía ser la única. Aunque mi Sala Común está tan cerca del comedor, que es complicado perderse... ¡Si! Creo que haré como tú, dejaré de intentar llegar a donde mi cabeza manda y daré rienda suelta a mis pies ~-Aseguré dando un pasito.

Yo estaba más callada de lo normal, quizás preocupada por lo que Ael pensara de mi o porque de repente no sabía que decir o hacer. Cuando habló la volví a mirar, mirando poco después a la pareja.-¿Tan malo es? Yo me pregunto... ¿Por qué nos tiene tanto asco? Muchos de los que nos criamos como Muggles, tenemos más educación que ellos.-Suspiré, pero sonreí nuevamente, no debía entristecer por esas cosas ¡Era una gran tontería!-Podríamos ir por allí, si. Aunque, si quieres ir hacia allí, con el peligro de parecer una bruja piruja... ¡Pero yo no quiero parecer una bruja piruja!-Aseguré con los ojos muy abiertos, preocupada por la imagen que bombardeaba mi mente. No quería ser una bruja mala de cuento...-Tú... ¿Tus "padres" como llevan que seas mágica, magicosa?-Pregunté mientras daba un pasito, en la otra dirección para caminar.

Desde luego cada vez me salía mejor y a pesar de que no había conseguido protegerme se notaba que mi varita ya no salía disparada a toda velocidad como antes.

- Vaya... he aprendido mucho contigo. -Sí, la verdad es que estaba satisfecha.- Hemos estado practicando durante bastante tiempo... creo que será mejor que lo dejemos ¿no?

-Sí, creo que será mejor que lo dejemos por ahora...- Contesto, dándole la razón a Debbie y guardandome la varita en el bolsillo antes de emprender de nuevo el camino hacia el castillo.

No están mal, he aprendido a realizar medianamente bien cuatro hechizos, tres de ellos me servirán si algún sangre sucia de esos vuelve a intentar algo contra mí y al contrario que el Serpensortia no podrían ni prohibirme practicarlos...

Me pregunto que estara haciendo ese... seguramente quejándose de su "injusticia" ¡Ja! Ya es tarde, ya le habrán expedientado... eso le pasa por caer en esa provocación, la lástima es que no fue ese Gryffindor.

-Pues no lo sé realmente, pero papá me dijo que había que respetar todo punto de vista. Supongo que tiene algún parecido con los reyes, que solo se juntan entre ellos, y los demás estamos fuera del alcance, por así decirlo, de ellos. Claro que veo eso estúpido, pero bueno, seguro que hay quien no se lo toma a la ligera. Yo creo que no tiene nada que ver con la "Educación" de la que tú hablas, que son cosas separadas.- Dije, encogiéndome de hombros, no diciendo nada por unos instantes, siguiendo a la chica y asintiendo a la pregunta de ella. -Pues ellos llevan muy bien que yo sea mágica. Claro que para ellos fue una sorpresa, aunque para mí fue mayor. Estaban contentos de que pudiera pertenecer a mi propio mundo, aunque ahora sé que es al que tendría que haber pertenecido desde un principio.- Sonreí un poquito, un poco entristecida, permaneciendo en silencio por unos instantes. -Tú eres hija de al menos un mago, ¿no? ¿Qué se siente al vivir en un mundo plagado de magia? Nunca he vivido junto a nadie de familia mágica.-

- Bueno, quizás tengas razón... Aún así, una persona no es así por naturaleza. Si siente tanto asco por otros, es porque así lo educaron. ¿No crees? Aún así, no hablemos de esto, es una conversación demasiado seria ¡No me gusta! Me siento abrumada... -Aseguré. Sonreí lo más dulce posible, mientras la miraba unos instantes, en realidad no me había fijado, pero aquella niña podía llegar a ser divertida y para nada era tan rara como decían Lion y Dharma. Más rara era yo...¡Y nadie se quejaba! A excepción de mi gato.

-No te pongas triste... Cuando pasa te salen arruguitas. Quizás no estuvieses desde el principio, pero ahora tienes la oportunidad y lo más importante de todo es que tus protectores están contentos porque encontrases tú lugar.-Cuando habló volví a sonreír, mientras caminaba tranquila, mirando todo con curiosidad-Oh, en realidad... Mi papá es mago, pero mami le regaña siempre que hace magia. No le molesta, pero dice que no podemos depender de nuestras varitas. Conozco el mundo mágico, pero nunca antes me había relacionados con.magos o brujas que no fueran de la familia de papá.-Comenté riéndome, mirando mis pies al caminar.-Tengo más educación Muggle que mágica. Aunque se compensa... Eso sí, la última vez que intenté hacer un hechizo inundé la casa e hice crecer enredaderas del tamaño de trolls... La magia y yo no somos del todo compatibles o eso dice mamá.-Expliqué, mirándola un instante.

Cerré mis ojos. Yo creía que ahí Diane tenía razón. Para que una persona como Zane tuviera asco de la gente venida de hijos muggles tenía que haber, detrás, toda una educación que había instado al chico a odiar a esa gente. -No lo sé... Creo que tienes razón. Mamá, que era la que más sabía de las personas de mi entorno, siempre me decía que nos enseñan a odiarnos, pero que no nacemos odiando a nadie. Bueno, quizá odiamos al médico que nos da la cachetada, pero que luego se nos olvida porque como tampoco le vemos la cara no podemos saber quién ha sido.- Dije, mientras paseaba con Diane. De repente, me di media vuelta y me paré. Negué con la cabeza, dejando que Diane hablara y hablara. -No creo que eso sea cierto, ni justo. Pero bueno, he demostrado que tampoco se me da tan mal.- Me encogí de hombros y de repente recordé que había pasado un buen rato -Oye, Diane... ¿No deberíamos ir a comer?- Dije, dirigiéndome hacia el interior del castillo y hacia el Gran Comedor

¡Aibá! Ni siquiera me había dado cuenta de que era la hora de la comida, en realidad ni mis leonas pedían, pero es que la compañía de esa niña era tan agradable, que había hecho volar el tiempo, esfumándose como el polvo de las hadas. Me giré un poco, mirando hacia el interior, en realidad era una gran idea... ¡Comida! ¡Comida! Di un salto, mirando en la otra dirección, dispuesta a encaminarme al comedor-¡Claro! Sería una gran idea... En realidad creo que ahora que lo mencionas tengo algo de hambre.-Empecé a caminar, tomando la manga de la túnica de Ael y así llevándola conmigo, en realidad no tiraba fuerte, lo justo para indicarle que había cambio de rumbo.-Solo espero... Que Bach no esté, ese gati-rata me quiere volver loca.-Confesé.hh

La situación no ha cambiado demasiado comparado con esta mañana, excepto que tal vez hay incluso menos gente. Escuchas de fondo el ruido del comedor, conversaciones y cubiertos sin descanso.

Me senté bajo la sombra de un árbol a reposar un poco. La verdad es que la cantidad de comida que había ingerido no era grande, pero de todos modos me apetecía procrastinar un poco. Pese a haber charlado con Diane un buen rato, no era capaz de pensar que aquél era un buen día. Me dolía algo la tripa, y tenía la sensación de que el día no iba a mejorar. Por lo menos, no mucho. Miré al cielo. Era muy curioso, generalmente llovía muchos días al año pero parecía que el tiempo nos estaba dando una tregua, por lo tanto, había que aprovecharla en mayor o menor medida. Cerré mis ojos y suspiré, apoyando todo mi tronco en el árbol.

En la biblioteca la bibliotecaria os ayuda a encontrar un libro que explica como conjurar el "Casco-Burbuja", así que os dirigís al lago. No muy lejos veis a Aelia, de vuestra casa, sola bajo un árbol.

Ves a Brad y Anne salir del castillo dirección al lago con un libro entre los brazos. Te saludan con la mano.

-¿Qué hará Aelia ahí sola? ¿Crees que la molestaremos si nos ponemos a practicar en el lago? ¿Querrá unirse? Bueno, si quiere algo ya vendrá ¿No? Igual está ocupada haciendo algo bajo ese árbol, o leyendo. No sé. Vamos, practiquemos el casco-burbuja.

Continúo hacia la orilla del lago, si a Anne no le parece mal.

- Vale... Aelia a veces actúa raro, pero no creo que sea mala chica...

Anne te sigue aunque saluda con la mano a Aelia, por educación.

También saludo al pasar, pero voy directo al lago y saco el papel en el que hemos apuntado lo que hay que hacer.

-Veamos...es mucho más complicado pero ¡Seguro que podemos! Después de todo eres una gran bruja, Anne.

¿Lo podremos conseguir? Si...¿No? ¡Podríamos conseguir hasta puntos si se lo enseñamos al profesor Flitwick!

-Si no nos sale siempre podemos ir a ver a Axel.

- Oh cierto, ¿ya está bueno de lo que le pasó?* Podemos estar un rato con él antes de cenar, es un perrito simpático.

Mirando las instrucciones parece simple, pero sabéis que no es así. AL fin y al cabo es un hechizo que te permite respirar bajo el agua.

- Está bien...visualizar el casco...apuntar con la varita a la cara... ¡Bulla caput!

Una burbujilla e conjura delante de Anne y le explota en la nariz.

- Vaya, eso no se parece al dibujo del libro...

-Seguro que está bien. Hagrid cuida muy bien de los animales.

La observo realizar su intento de hechizo para o bien imitarla y hacerlo bien, o bien ver en que falla para mejorarlo. O intentarlo, claro. Porque el resultado de mi hechizo es poco más que nefasto.

-Uf...este nos va a costar...

Repaso los apuntes.

-¿Tienes mascota?

- Un gatito, Snowy. Se para el día paseando por el castillo, creo que ha hecho otros amigos gatunos... - dice riéndose un poco.

- Si que es difícil, sí. Pero es un hechizo que te enseñan en cuarto curso, si fuera fácil estaría en nuestro libro.

La niña se concentra y vuelve a intentarlo, pero esta vez es incluso peor. Un sonidillo como de desinflarse sale de su varita y no llega a formarse burbuja alguna.

- Jopé, qué mal... A lo mejor es más fácil hacérselo a otro. Mírame Brad.

Anne intenta conjurar el hechizo en ti pero el resultado es exactamente el mismo.

- O puede que no...

-Volveré a intentarlo yo...veamos...¡Bulla caput!

¡Vamos! ¡Sal!