Partida Rol por web

Cuándo llegáis a las mazmorras veis que hay unos cuantos niños en la entrada, pero no están todos. Que estuvieran fuera y que faltase gente os alivió, pues quería decir que no llegabais tarde.

Había 3 Hufflepuffs en corrillo, y los niños que habíais visto pasar con prisa se les unieron. También estaban otras dos niñas Ravenclaw con las que Dharma y Aelia compartían habitación, las cuales saludaron con la mano.

Poco después, apenas medio minuto, llegó Michael con los otros tres niños Ravenclaw.

- ¡Hola! Pensaba que llegaríamos tarde.

Hola Michael.- saludo al niño con una sonrisa. - Nosotros pensábamos lo mismo.- contesto mirando a mi alrededor. No veo a Lion por ningún lado. ¿Se habrá perdido? Espero que no. El profesor no ha llegado aún, o eso pienso. Quizás esté dentro y tengamos que llamar a la puerta. Voy a mirar el reloj de mi muñeca... que había vuelto a olvidar en el baúl. 

Menuda cabeza la mía...

-¿Alguien sabe qué hora es? - pregunto esperando que los demás no se hayan olvidado de sus relojes.. .como yo. 

Cuando llegas ves a un grupito de compañeros en las peurtas de la clase. Había 5 Hufflepuffs en corrillo, aunque no estaba el chico al que le habías lanzado un bollo. También estaban 4 niñas Ravenclaw y 2 niños Ravenclaw.

Llega dando saltitos y cargada con su material una niña Hufflepuff con rizos oscuros.

Un niño Hufflepuff contesta a Dharma.

- Según mi reloj, es la 13.00. El profesor debería abrir ya.

Otros niños miran con curiosidad ese extraño aparato de muñeca muggle. Los relojes magos eran muy distintos, lo que les lleva a entretenerse charlando sobre el reloj.

En ese momento llega Anne por el otro lado del pasillo, junto al resto de Ravenclaws que aún faltaban por llegar. Es la hora de la clase, pero parece que faltan algunos alumnos de Hufflepuff.

- Hola... - saluda al grupo en general y a nadie en concreto.

-Hola Anne.-contesto con una sonrisa al escuchar la voz de la niña. No me había dado cuenta de que faltaba, y tampoco me había dado cuenta de cuándo había llegado. -¿Estás bien?- la pregunta. Por la forma en la que había saludado parecía que seguía "tocada" por el incidente de antes. 

Espero que se le pase pronto. No es bueno empezar el primer día con el pie izquierdo... 

Al girar la esquina ves a casi todos los Hufflepuff, excepto Lion, junto a todos los Ravenclaw ya listos frente a la puerta.

En ese momento se abre y un hombre barrigudo sale de ella. ¡Justo a tiempo!

La pregunta de Dharma se ve interrumpida cuándo la puerta se abre y un hombre barrigudo con bigote de morsa se asoma. 

- ¡Ah, bienvenidos! Perdonad los minutos de espera, quería preparar vuestra primera clase de pociones a la perfección. ¡Pasad pasad! Las mesas son para cuatro, pero trabajaréis en parejas, podéis sentaros cómo queráis.

El hombre se aparta y entra en la habitación. Pese a ser una mazmorra es bastante acogedora. Cuenta con 5 mesas en las que caben 4 alumnos. Son amplias para que podáis pones todos vuestros libros y material. Están colocadas de manera que no estáis de frente a la pizarra del profesor, si no de lado, pero forman un poco una V con lo que no hay problema para los que están atrás puedan ver. Cada mesa tiene unos pequeños fogonitos que se pueden usar para colocar vuestros calderos y hacer las pociones y una especie de desguace en el centro, seguramente para tirar las pociones mal hechas o las sobras de los ingredientes.

En las paredes hay estanterias llenas de libros, ingredientes y frasquitos. Los hay nuevos y usados, empolvados o limpios por el uso constante. La mesa del profesor está presidida por un enorme caldero humeante del que sale un olor extrañamente agradable-

- ¡Vamos, vamos! Ponéos cómodos que vamos a empezar.

-¡Bien, llegamos a tiempo! - digo, al llegar, bastante aliviado.

Repaso si traigo todas las cosas del material antes de entrar en clase escuchando de fondo la conversación sobre relojes. Entro en el aula cuando el profesor nos da la bienvenida y nos invita a entrar, sentándome lo más cerca de la pizarra posible y sin saber muy bien a quién pedir que sea mi pareja. Una vez sentado, dejo el material sobre el pupitre y espero que alguien me pida para ser mi compañero, ya que conozco de poco a la gente.

A ver si Michael quiere...

Es entonces cuando huelo el olor agradable y, al girarme, me doy cuenta de que procede de la mesa del director, de un caldero humeante.

Habíamos llegado sin problemas. En aquél momento, mi admiración por Dharma había aumentado en gran medida (puesto que había sido capaz de llevarnos desde la torre de Ravenclaw hasta la mazmorra de pociones en un tiempo récord, pero no estaba dispuesta a ir con ella, puesto que parecía que al fin y al cabo, parecía que yo a ella no le caía bien. Así pues, me acerqué a Brad, con una mueca entre extrañada y preocupada, y le di un par de golpecitos en el hombro, para llamar su atención. Con las manos detrás de mi espalda, lo miré directamente a los ojos, y alcé un poco mis cejas. -Esto, ¿querrías ser mi pareja? Quiero decir, en la clase de pociones, claro está.- Quizá pensara que me pasaba algo, y asi era, o que era un desastre de persona, y en ese caso seguro que no querría ser mi pareja en la clase de pociones. En caso de que me respondiera que no, bueno, me aguantaría e iría con quien hiciera falta.

Aquél hombre parecía bastante agradable, pese al extraño aspecto que ofrecía, parecía una persona sabia. Como todas las otras salas que hasta ahora había visitado en el castillo, la sala en la que hacíamos pociones (en serio, ¿a eso se lo podía llamar mazmorra?) era magnífico. Todo en aquél castillo parecía majestuoso. Escuchaba los tintineos de los calderos y de los utensilios de pociones siendo preparados por mis compañeros tanto de Ravenclaw como de Hufflepuff, y yo me preguntaba qué iba a pasar cuando mi nariz fue capaz de captar un olor muy diferente, que provenía del caldero del profesor. No sabría decir por qué, pero me daba algo de miedo. Algo tan extraño, aunque fuera agradable, no podía ser bueno.

Me doy la vuelta, sobresaltado, ya que estaba viendo el caldero de la mesa del profesor. AL girarme escucho a Aelia, que me pregunta si puede ir conmigo.

-Claro - digo con una sonrisa, apartando algunas cosas de mi material que estaban sobre su parte del pupitre - sí, me parece bien - digo, un poco atontado puesto que no había pillado antes el doble sentido que podría tener la pregunta.

Me rasco la cabeza, azorado y miro como el resto de mis compañeros entran en el aula.

Cuando le pregunto a Anne si está bien, no le da tiempo a contestarme, porque sale el profesor y nos hace pasar a la primera clase de  este nuevo año. En una escuela de magia. La verdad es que me siento un poco asustada por no saber casi nada sobre la magia, y menos sobre las pociones. Pero una cosa es cierta, aprendo rápido. Seguro que no será tan malo como parece, seguro que no es tan difícil. 

Entramos y las mesas son de 4 personas. Aelia le pide a Brand que sea su compañero y éste acepta. Mira a Anne, que es la única que queda que conozca en la sala, además de ese otro niño de su casa, pero con el que apenas ha hablado.

-Oye Anne, ¿nos ponemos juntas?- pregunto a la chica, que sigue como ausente. ¿Tanto le ha afectado el incidente de antes? Seguro que no es solo eso, seguro que detrás de este ánimo tan decaído hay algo más. No puede haberla afectado tanto una simple broma, estúpida y de mal gusto, sí, pero una broma al fin y al cabo. 

Corres desesperado con todos los trastos traqueteando en tu caldero. Te metes por un pasillo lateral cuándo llegas a la entrada, imaginando que las mazmorras tienen que estar por ahí (al fin y al cabo van hacia abajo). No obstante, corres durante varios minutos sin encontrar nada. En ese momento vuelves para atrás hasta llegar de nuevo a la entrada, dónde por suerte un alumno te ve perdido y deduce a dónde vas por tu material.

- Niño, es el otro pasillo, el de la derecha.

Sin pararte más de lo necesario, coges el camino que te indica y en un par de minutos llegas a una clase con la puerta abierta y ves a tus compañeros dentro. Los pasillos de las mazmorras son húmedos y fríos, sin nada en las paredes, pero la clase es distinta.

Cuenta con 4 mesas en las que caben 4 alumnos. Son amplias para que podáis pones todos vuestros libros y material. Están colocadas de manera que no estáis de frente a la pizarra del profesor, si no de lado, pero forman un poco una V con lo que no hay problema para los que están atrás puedan ver. Cada mesa tiene unos pequeños fogonitos que se pueden usar para colocar vuestros calderos y hacer las pociones y una especie de desguace en el centro, seguramente para tirar las pociones mal hechas o las sobras de los ingredientes.

En las paredes hay estanterias llenas de libros, ingredientes y frasquitos. Los hay nuevos y usados, empolvados o limpios por el uso constante. La mesa del profesor está presidida por un enorme caldero humeante del que sale un olor extrañamente agradable.

Ves que casi todo el mundo está ya sentandose. Ves a Dharma hablando con Anne, parece que le pide que se sienten juntos, aunque muchos otros aún están mirando a su alrededor para decidirse. Cuándo entras, el profesor te mira.

- Tienes suerte que aún no hayamos empezado, si no, te tendría que quitar 5 puntos jovencito. No se puede llegar tarde a clase.

Lion, el último de los Hufflepuff, aparece acalorado y exhausto, por la puerta de la clase. El profesor le mira con severidad, aunque parece benevolente por su respuesta.

- Tienes suerte que aún no hayamos empezado, si no, te tendría que quitar 5 puntos jovencito. No se puede llegar tarde a clase.

Profesores más estrictos seguramente lo habrían hecho, hubiese empezado la lección o no.

Sonreí aliviada en cuanto Brad me dio el consentimiento. Me hubiera sentido mal si se hubiera negado, puesto que a él no le "había" hecho nada. Bueno, a nadie le había hecho nada. No entendía la peligrosidad de la varita, y menos deberían entenderlo Dharma y Anne, mas aún sabiendo que ni siquiera sabía usarla. ¿Por qué estaban así conmigo? Me preguntaba, mientras colocaba los utensilios de pociones al lado de los de Brad. -Gracias- añadí junto a una sonrisa. No estaba acostumbrada a lidiar con chicos, y esto era una buena oportunidad. Además, en vista de que parecía que no había podido mantener mi amistad con las otras chicas de Ravenclaw, quizá ellas no fueran las que se iban a convertir en mis amigas. Guardé silencio, restando expectante a las indicaciones del profesor Slughorn, que comenzaron con la bronca a un chico de Hufflepuff. Desde este momento, parecía que íbamos a ser rivales. En vez de una manera de fomentar el compañerismo, parecía una manera de fomentar la competitividad y la rivalidad entre casas. Miré hacia el niño Hufflepuff antes de sentarme (si hubiera sillas, si no permanecería en pie) en uno de los taburetes. Me acordé que quería hablar con el profesor Slughorn después de clase, y sonreí un poco. Quizá él sí los conociera...

-Lo siento mucho profesor, me he perdido, no volvera a pasar.

Le digo al profesor como respuesta a sus palabras de reproche, no me gusta llegar tarde, a partir de hoy me lo voy a tomar mucho mas en serio. Quiero ser un buen alumno, me gusta aprender y mas pociones y se lo voy a demostrar.

Busco con la mirada un sitio para sentarme y veo una mesa en segunda fila  vacia y me dirijo hacia alli, me gusta estar alante.

- Muchacho, por cierto. Necesitas buscarte una pareja. - dice el profesor a Lion. - ¡Venga chicos, que no tenemos todo el día, escoged y sentáos!

Sin poder evitarlo miro a Dharma que estaba con Anne y justamente ella me mira tambien y me sonrie.

-Dharma,...... quieres ser tu mi pareja?

Había llegado a tiempo ¡Aquello era genial! Miré a los alumnos que iban llegando y aquellos que ya estaban allí desde hacía rato. Algunos los recordaba de verlos en la Sala Común –Recordar, que no es conocer ¡Ojo al dato!.- y otros no me sonaban lo más mínimo, bueno, miento los había visto esta misma mañana en el comedor, pero cómo no había prestado gran intención a interactuar con ellos, no sabía sus nombres. Bueno, me posé sobre la pared, cerca de mi “grupo” y atendí a todas las conversaciones que surgieron en ese corto espacio de tiempo, pero lo último se me escapó cuando mi atención pasó al profesor. Pegué un pequeño brinco, haciendo sonar mis utensilios a golpearse suavemente unos con otros, pero eso no llamó la atención de nadie, por lo que no me preocupó.
Esperé que pasasen en el interior los demás primero, quedándome detrás de la multitud, pero claro, yo no había sido la última en entrar, pues cuando estaba dentro buscando donde sentarme, sentí que el profesor “regañaba” a uno de mis compañeros de casa –Pues empezábamos bien, sí señor.- Me acerqué a la única mesa vacía, mientras veía cómo todos se emparejaban, por un momento me sentí mal, pero es que esto me pasaba por haberme cerrado tantísimo. Miré quienes estaban libres, quise acercarme para preguntarles, pero algo me tiró atrás por lo que me quedé esperando para ver quien se quedaba sin pareja y entonces ponerme con el o ella.
Posé mi caldero sobre su lugar, y pese a que en un principio pareció tambalearse (incluso yo solté un agudo chillido de susto), no acabó en el suelo. Miré a mi alrededor, cómo queriéndome asegurar de que nadie se había dado cuenta de mi “traspié” y entonces, dejé los demás utensilios. Mientras hacía eso noté un extraño olor, pero no era desagradable, al contrario, me resultó atrayente. Mientras esperaba, me giré en busca de aquello que desprendía ese aroma, quedándome unos instantes fija en el caldero del profesor ¿Qué sería? Sacudí la cabeza un par de veces, para después mirar a los que quedaban.- Eh… ¿Quién queda libre?.-Pregunté con voz suave y cantarina. Si ellos no se decidían, no me quedaría otra que ser yo la que buscase acompañante de clase, eso sí... Me apiadaba de aquel que fuese mi pareja, normalmente mi especialidad era liarla, la magia y yo no nos compenetrábamos demasiado hasta el momento.

-Muchas gracias Li... -y ya se había ido.

Me acerqué corriendo a la clase, el profesor entraba y yo entré con él. Las parejas se iban haciendo y yo mientras pensaba en ver algún día a Linno para agradecerle el favor. Entonces, cuando quise darme cuenta, ya estaba sólo. Me fijé en otra Hufflepuff que como yo se había quedado sin pareja.

-Oh! Oh! Yo quedo libre yo! -me acerqué corriendo a ella- Vamos juntos? -dije señalandole un par de sitios que quedaban vacíos justo al lado.