Partida Rol por web

- Recordad: Krak sobre los grandes y Frag sobre las marabuntas - le repitió a la soldadesca cercana, ya tenían encima al enemigo y era imprescindible que se usasen las granadas antes de que les fuese imposible por tenerles con las fauces en la cara.

Un nuevo granadazo contra el mismo guerrero, había de caer o se le juntaría con la segunda ola tan sólo unos metros detrás.

El recuento no fue ninguna sorpresa. Asintió.

-En posición.

Empezaron a ponerse en movimiento, en tándem, para llevar la recarga a mano. En otras condiciones, como Alférez hubiera tenido la ventaja de poder tener otras manos que fuesen las que realizasen la recarga, pero en aquel momento no había privilegio que valiera, porque sólo había dos personas. Dos personas también experimentadas a la hora de la recarga, que estaban trabajando lo más rápido posible para reabastecer el Vanquisher, ignorantes en la onstinación de todas aquellas criaturas que se acumulaban en el exterior, mientras cientos de vidas batallaban para mantenerlas al margen.

No era un momento en el que pudiera permitirse un error, y, por tanto, no lo hicieron.

-Hermanas, disparad a los gantes que suben la muralla. Debemos evitar que penetren en la colm... En ese momento, el comunicador de Varinia emitió un alto zumbido que amenazaba con ensordecerla. No tuvo más opción que cerrar el canal temporalmente. Gritando de rabia y frustración, lanzó la granada con todas sus fuerzas al tiránido que trepaba por el lateral de la muralla.

Esto va mal. Esa bestia derribará la muralla si el operador del cañón no acaba con ella pronto...

Un fuerte golpe hizo retumbar las murallas y Lidio se extrañó. Desde su lugar no podía ver qué había ocurrido. Pero lo que sí veía era como las hordas iban cayendo, pero los guerreros avanzaban casi indemnes, o al menos su paso no se había ralentizado. Lanzó otra granada, y esta vez explotó de lleno junto al cuerpo de la criatura, dañándola considerablemente.

Envalentonado por la acción, animó a los suyos para que siguieran actuando con su arrojo y valentía.

Debían acabar con esos xenos, y mejor hacerlo antes de que sus garras llegasen se acercasen demasiado...

Caelestia separó las piernas y se afianzó en su posición cuando esa bestia enorme embistió la muralla. Cuando recupero el equilibrio hizo rugir su espada sierra por encima de su cabeza, mientras desenganchaba una de las krak de su armadura, rezando una letanía al emperador para que guiase el explosivo, lanzando este apuntando al enorme ser a ver si alguna de sus aberturas se prestaba a engullir ese explosivo.
 

-¡Que esa bestia no pase, dadle con todo lo que tengáis hermanas! ¡Por el emperador, por santa Veturia Reginus!

El proyectil atravesó al xeno, pequeño en comparación a la monstruosidad que había estado disparando antes, y lo dejó malherido. Bastaría para que los soldados se encargaran de él. Dos de aquellos seres trepaban la sección de muralla donde estaba, pero los ignoró. Había literalmente cientos de legionarios sedientos de sangre alrededor y aun le quedaba una bala en la recámara del cañón, podía ayudar a otras partes de la muralla con más problemas.

A pesar de su gran tamaño, la lejanía, el movimiento y la noctrurnidad dificultaban el disparo lo suficiente como para este hiciera un destrozo menor de lo que podía haber hecho. Tendrían que apañarse con eso, estaba sin balas.

El frente del páter estaba despejado, pero los xenos se les echaban encima a los Mayners, ya había visto que no se desenvolvían especialmente bien en combate aquellos tipos.

Colocándose en posición entre sus propios hombres para poder descargar su lanzallamas sobre esa escoria animal, el páter continuó bramando órdenes.

-MAYNERS, DEJEN HUECO PARA LOS PENALES- Ordenó a viva voz.

-COMPAÑÍA ALFA ARROJEN GRANADAS Y PREPÁRENSE PARA EL COMBATE, RELEVEN A LOS MAYNERS Y COJAN SU POSICIÓN, EL RESTO QUE PROTEJA AL RECLUSO BENDER-

Veo como mi granada le da en toda la cabeza a ese sucio xeno.

¡OH YEA! Un grito de victoria, poco después, veo como los demás hidalgos vuelven hacer lo mismo que su servidor y al parecer tienen el efecto que yo quería o por lo menos los mejores soldados como Rose quería. Ya haber ganado un poco de confianza, le grito a mis compañeros alado. 

¡Otra ronda de granadas y los enviamos al otro lado de la galaxia!. 

Con mi otra mano, saco una esta ves una granada tipo Krak, una mucho mas potente que la granada que había lanzado, esto con el objetivo de enviar a esos Xenos con sus creadores, esta vez usaría la granada Krak para matar a un gran guerrero tiranido y por consejo de la compañera Rose. 

¡Espero que te guste mi regalo de fin de año! Exclamando de alegría, sarcasmo y furia al mismo tiempo. 

Ceres había dado buen uso a casi todas las balas de su arma, eso la hacía sentir realizada, pero ahora mismo no podía hacer otra cosa que recargar mientras a su alrededor la batalla rugía. 
Aquel monstruoso tiránido se acercaba a su lado de la muralla por un instante, principalmente debido a sus dimensiones, pareció que se iba a colocar a su lado pero al final  no lo hizo, pero estaba muy cerca y atraía todo el fuego. Aún así venían más tiránidos a los pies de aquella cosa.

Mientras recargaba tiró una granada al enjambre que había estaba apunto de estamparse contra  la muralla debajo de ella. Si trepaban por encima de ellos los demás dejarían de poder concentrarse en el carniflex y ahora mismo ella no tenía armas para hacer sangrar a aquella cosa.

Sabre Rose lanzó una buena granada contra el guerrero más cercano hiriéndolo de gravedad mientras que los hidalgos fallaban la suya contra su mismo objetivo. El terrible xeno resistió los peores efectos del ataque y empezó a trepar muro arriba seguido del resto de gantes y guerreros. Muchos de ellos llegarían en breves instantes sino se les frenaba a tiempo.

Las FDP se mantuvieron nerviosos y a la espera por falta de objetivos, salvo dos unidades que si abrieron fuego aunque sin mucho éxito. La hermana Vaniria lanzó otra formidable granada contra uno de los guerreros, el cual perdió una pata y cayó todo lo que había escalado por lo violento del impacto. Caelestia la imitó, pero eligió otro objetivo; el carnifex no sufrió apenas daños por la granada krak de Caelestia, pero algo de mella hizo, por poco que fuera. Los Khard Mayners del Norte mataron a varios gantes mientras los que estaban cerca de los penales obedecieron dejando hueco para los criminales.

Aurestia logró herir superficialmente al guerrero que eligió como objetivo mientras que Judith volvió a descargar su cañón de fusión contra el monstruo hiriéndolo aún más pero no llegando a matarlo. El pater, con su lanzallamas, fue capaz de terminar de eliminar los gantes que trepaban por su lado. Los recios poco podían hacer contra los tiranidos de mayor tamaño, por lo que los que pudieron, se dedicaron a abatir más gantes con sus armas automáticas acabando con otra horda de gantes.

El carnifex siguió regenerando sus heridas y propinó otro tremendo golpe contra la muralla, no iba a aguantar otro golpe más como ese, y la parte superior empezó a presentar grietas; si no se movían, cuando destruyera la muralla, caerían. Los penales tomaron posiciones según el criterio del pater, y lo mismo hicieron los ogretes. Dionis recargó con presteza el enorme cañón vanquisher y las hermanas, dubitativas las que estaban sobre el carnifex, dispararon sus bolters. Muchos más gantes murieron con el rugido de sus armas cuyo atronadora canción se vio eclipsada por el cañonazo del penal Bender que acabó por destrozar al guerrero que trepaba.

El sargento de los Hidalgos logró animar a las tropas para que siguieran luchando a pesar de la adversidad, y dio buen ejemplo con su granada. Alfonso lo imitó y al final, entre los tres Hidalgos, fueron capaces de matar al guerrero con aquella suerte de explosionas guiadas por la mano del Dios Emperador. La hermana Ceres siguió recargando su arma con presteza.

Las dotaciones de chimera que llegaron momentos antes, empezaron a entrar en los transportes y encender los motores.

El pater sonrió ante el olor a carne asada desprendida de los xenos a los que había tostado con gran alegría para él mismo. Pero la sonrisa de su boca se esfumó al sentir el crujir del muro en la zona donde ese leviatán estaba golpeando. Iba a reventar la fortificación y al abrir hueco, las hordas infestarían toda la colmena. No dejaría que eso ocurriese si estaba en su mano.

-Compañía Alfa, compañía Delta ¡CONMIGO! Si abren el muro seremos los primeros en taponar la brecha ¡Rápido, en movimiento!-

-Compañía Bravo, compañía Charlie, apoyad la sección de muralla de los recios ¡No deben caer! ¡Antes tendrán que pasar por encima de vuestros cadáveres! ¡Uso autorizado de drogas de combate para vosotros si entráis al cuerpo a cuerpo, pero solo en ese caso!-

-Recluso Bender, sigue en el puesto haciendo blancos con ese cañón, si no es posible, usa tu arma estándar para acabar con los guerreros-

Puso el lanzallamas en vertical para apoyárselo en el hombro antes de salir a la carrera.

-Reclusa Red, serás mi sombra como siempre ¿A QUÉ ESTÁIS ESPERANDO? ¡A LA PUTA CARRERA RECLUSOS!-

El pater echó a correr hacia una de aquellas escaleras.

Judith veía como se acercaban todos esos xenos malditos y parecían capaces de trepar la muralla, pero eso no sería problema porque la monstruosidad que era su objetivo golpeó de nuevo la muralla con una fuerza endiablada. La sororita apretó los dientes y optó por ignorar a todos los demás porque cada una tenía su trabajo, sus hermanas debían de encargarse de las ingentes hordas de pequeños xenos, ella tenía que acabar con el grande, hiciera brecha en la muralla o no.

Iba a sacar su segunda perforante para arrojarla contra aquél guerrero que se resistía a morir, cuando de pronto la muralla se sacudió de nuevo. Aquella maldita cosa iba a echarla abajo de un momento a otro, y no iban a matarla a tiempo. Observó la la sección del muro, llena de sus hermanas. Tenían que salir de allí de inmediato. Sin pensarlo dos veces, cogió impulso y activó sus retroreactores, saliendo volando sobre los defensores imperiales — ¡Evacuad el muro! ¡Salid de ahí! — gritaba a las suyas, esperando que la advertencia llegara a tiempo — ¡Se está viniendo abajo!

Sobrevoló el muro en línea recta, pensando en qué podía hacer para mitigar la catástrofe, por poco que fuera. Entre ella y Domitia podían llevarse a un par de hermanas tan solo, por lo que tenía que elegir bien. En cuanto se decidió, descendió en picado sobre la superior Caelestia, directamente en el camino de la bestia, al tiempo que Domitia lo hacía sobre su camarada, y cogiéndolas desde debajo de los hombros, las elevaron un metro del suelo y las llevaron hasta el torreón cercano antes de soltarlas y aterrizar a su lado, ya que no habrían podido cargar con ellas mucho más.

Otro golpe terrible, y la consiguiente sacudida de toda la muralla. Lidio, centrado en el lado de su muralla, apenas percibió la silueta de las Sororitas propulsándose por encima de ellos. Pero siguió arengando a los Hidalgos, y dando ejemplo con otra granada lanzada con acierto.

Ya sólo quedaban 2 guerreros, y varios gantes. Con suerte, el Dios-Emperador les ayudaba a purgar a estos xenos antes de que subieran la muralla.

- Por El Parricidio, magnífica obra, sólo quedan dos para que comience el barrido - reconoció Sabre Rose, aludiendo al orgulloso pasado de los brilareses en que se habían librado de la gerontocracia que una vez les había oprimido -. Preparémonos para cuando les tengamos encima ¡Sakto!

Tras lanzar su granada se preparó para desenvainar su sable, feliz de ver que el barao Gomes ya lo había hecho. Aunque su aparición se había hecho desear lo cierto es que, desde el momento en que sus botas pisaron aquel muro Brilaria había tenido mucho de lo que jactarse. Toda su casta estaba obrando como cabía esperar, entre cañonazos y granadas; sólo el regimiento tendría de lo que arrepentirse por su cobardía inicial. 

Caelestia observó como la bestia no había resultado dañada por la granada, y regeneraba sus heridas de manera continua. Apretó los dientes y tras apuntar lanzó otra granada hacia esta, esperando que ese xeno tuviera algún punto débil, y la fortuna, o los designios del emperador hicieran su parte.

-¡HERMANAS, LA MURALLA VA A CAER, ABRIROS A LOS LATERALES Y BAJAD PARA HACER MANIOBRA DE CONTENCIÓN EN LA PARTE INFERIOR, REPELAMOS A LA HORDA ANTES DE QUE SE DISEMINEN POR EL INTERIOR, FUEGO DE BOLTER A LA BRECHA!-Poco pudo hacer antes de ser rescatada por Aurestia, que la llevó a otro lugar, dándola una nueva visión del campo de batalla.

--Nnngnhnh…-La hermana prácticamente estaba mascando sus propios dientes, pero si Aurestia la había sacado de allí es porque no podía perder los nervios y lanzarse sobre esa bestia; debía poner orden en todo este caos de defensa.

Lanzo una granada pero sin mucho exito, estoy algo fuera de mis pensamientos a ver tanta muerte a los xenos y su olor de la cerne claramente no es mi agrado.  Así que fallo a lanzar la granada. 

¡Mierda!

Entre las personas que no estaban evacuando el muro se encontraba el Alféres da Val-Texeira.

Quizá no había escuchado las proclamas, o no era capaz de ver toda la inmensa marabunta que tenía delante... pero las dos opciones eran falsas. Había recargado el arma todo lo rápido que podía y, mientras un ala permaneció sin abrir fuego, su vanquisher volvió, tras una increíblemente eficiente maniobra de recarga, desplazar el ángulo de tiro y descargar un soberbio tiro sobre el cárnifex que se encontraba en la zona, lo suficientemente potente para darle de lleno con un gran perjuicio y hacerle trastabillear por unos instantes.

-Aï com deus-

Masculló, mientras volvía a ajustar los sensores, tratando de buscar el mejor y más rápido ángulo contra aquella cosa: quedaba un Vanquisher activo, bajo su mando, y si alguien podía derribar al carnifex antes de que lanzara la muralla abajo sería él.

O eso, o quedaría solo, junto a una marea de xenos antropófagos. Más le valía.

Vacío. El espiritu máquina comunicó su lamento via MIU al mismo tiempo que Bender se levantaba presto a abrir el compartimento de recarga del gigantesco cañón. Un siseo de gas agradecido y el correr de las ruedas por los bien engrasados railes fue todo lo que necesitaba antes de apoyar los seis grandes proyectiles de obús en el brazo hidráulico y accionar la recarga automática que los hizo desaparecer en el interior de la batería. Volvió a sentarse y ajustar su visor mientras el espiritu máquina le informaba de que había comido. Estaba listo para más destrucción de los enemigos de la humanidad.

- Salve Omnissiah- murmuró, buscando un objetivo a través de la telemetria.