Partida Rol por web

El doctor volvió a activar su paracaidas modificado y bajó hasta el suelo junto al lugar donde había caído el alfa. Su compañera, la enfermera Love, no tardó en seguirle. - Buen trabajo muchachos, avanzad hasta la esquina para poder seguir cubriendo este flanco. - dijo mientras comenzaba a sacar su instrumental. - 

—RECIBIDO, SARGENTO. CAMBIO DE POSICIÓN —confirmó el tecnosacerdote, justo antes de comenzar a desplazarse hacia el norte, a apenas un pie del tejado en el que se encontraban, de modo que parecía que se deslizaba sobre este. 

Sin más y viendo que aquellas rebanadoras de carne no solo estaban dejando a la doctora sin pacientes, sino que, además estaba bastante empeñada de destruir todo lo que sea humano, Dagmar simplemente apretó el gatillo con la esperanza de que el Emperador guie sus balas al enemigo o que al menos que sus camaradas, que aún están en una pieza, puedan reventar a aquellos feos hijos de puta-. Debería estar asignada en la retaguardia para salvar a mal nacidos-. Pensó a la vez que maldecía, nuevamente, su mala decisión de haberse enlistado.

Chollos chasqueó con desagrado por que le hubiesen quitado la presa, pero asintió a las órdenes del sargento.

   - Recibido jefa.-

Y dicho aquello se movió hasta colocarse al lado de los montaraces que había colocados en el tejado del edificio y viendo que la fría y calculadora francotiradora del regimiento emprendía un peligroso vuelo por encima de la arboleda, se decidió a prestarle apoyo.

   - Luck, Friday y yo te cubrimos.-

Colocando su cañón apoyado en el borde del edificio,  se procuró un buen apoyo para la pesada arma, mientras son su triplex MIU barrió la zona localizando a varios bichos genestealers atrincherados tras uno de los árboles del bosque.

Apuntando rápidamente, disparó contra aquella escoria xenos.

Sin nada a tiro, Krane voló hacía una de las esquinas sin estar muy seguro si sería capaz de localizar la brecha desde ahí. El Doctor de los Custos decidió hacerse cargo del cadáver del Lictor, pero justo cuando aterrizó sobre este, se llevó un tremendo susto cuando la criatura, muerta en apariencia, se movió de manera violenta y sin coherencia. Viggo disparó esta vez sin esperar que el enemigo lo hiciera antes, por desgracia, fue esquivado por el xeno que vio venir el disparo; Helga eligió el mismo objetivo y logró herirlo levemente ya que este no fue capaz de evitar el disparo. Kristoff fue capaz de desencasquillar su arma sacando con un sonoro "clank!" el proyectil atascado. Fred logró un disparo formidable, tanto, que el genestealer que no fue capaz de evitarlo, salió despedido cinco metros por la explosión resultante quedando justo en frente del sargento Mathis; por fortuna para este ultimo, el xeno estaba muerto cuando aterrizó. El soldado pesado Hans se quedó donde estaba con el arma lista para disparar a cualquiera que se atreviera a entrar por el callejón, y los Inmortales trataron de acabar con los xenos que les habían cargado. El que estaba trabado adquirió una postura de defensa total y el que tenía al lado disparó contra el genestealer, hiriéndolo y el otro inmortal erró el tiro, los otros se prepararon para la carga xeno, pero todos erraron el tiro. Los Skygge, que apoyaban desde la azotea, dispararon fallando por mucho, encasquillando uno su arma y otro no siendo capaz de herirles. 

La suerte para los Imperiales se acababa de terminar de un plumazo, tres inmortales cayeron muertos y otro de ellos estaba en las ultimas. Solo quedaba uno que había logrado evitar el ataque del xeno. Novalee trató de desencasquillar su arma, pero no fue capaz y Tania salió disparada como un cohete hacía el norte, volando a no mucha altura pero la suficiente como para sortear las copas de los árboles. Desde ahí no fue capaz de ver nada. Adler avanzó un poco disparando su arma, que desgraciadamente fue evitado su ataque; lo mismo le ocurrió a la medicae Dagmar y al sargento Mathis, sin embargo, el comisario si logró encajarle un buen disparo hiriendo al alienigena. 

Los montaraces se movieron corriendo para apoyar al centro de la calle y los Skygge volvieron a disparar, centrando sus disparos en los que estaban destrabados mientras su compañero lograba desencasquillar el rifle automático. Los disparos que lograron dar hirieron a uno de los genestealers, concretamente el que miraba con ojos nada amistosos al comisario. 

Ufff, menos mal. En el último segundo había conseguido expulsar el arma. Rápidamente cambió de cargador y alzó la vista buscando objetivos. Quedaban dos en el bosque, pero vió 4 en su angulo de tiro, con bastante suerte podría dar a más de uno, pero no tenía tiempo de apuntar, así que pivotó sobre su estomago y disparó.

Las transmisiones en la radio eran inconfundibles, el centro se estaba desmoronando, y necesitaban ayuda, y rápido. Con un movimiento de cabeza, ella y Silje salieron corriendo en otra dirección a la pensada inicialmente. En eso consistía ser un Skygge, adaptarte al segundo a las nuevas situaciones y de nuevo estaban donde antes. El sprint, junto con el peso del arma, les hicieron pasarse un par de metros de donde se habían posicionado anteriormente al no poder frenar en seco, pero no había tiempo para lamentaciones. Conforme se detuvieron posicionaron el arma y por puro instinto, Nilsa disparó a una de las criaturas que estaban destripando a los guardias imperiales con tanta efectividad. O las detenían mientras sus compañeros voladores encontraban la brecha por la que estaban entrando, o la ciudad estaría condenada más rápido de lo que se pensaban. 

A través de su ojo cibernético, vio como la bala penetraba en el cuerpo del Xeno, destrozando órganos y salpicando todo de sangre. 

- Sargento Mathis, estoy a sus seis. Aguanten un poco más, y concentren disparos, son estúpidamente rápidos y resistentes. - le dijo al Sargento, manteniendo la calma en su voz. 

Sobre las copas de los arboles, Tania observaba el bosquecillo en busca de esa brecha, segura de que los tiranidos se colaban desde el lugar, pero con su implante ocular activado poco podía ver. Lo que vió en cambio fue como dos genestealers avanzaban hacia los custos. El resto del escuadrón podía mantenerse a salvo en el aire, pero el doctor estaba ocupado cumpliendo la tarea de la Inquisición. Apuntó a uno de los tiranidos que se acercaban a el y disparó con precisión. Si la bestia no lo veía venir, la abatiria.

Cuando el bicho se movió, el doctor estuvo a punto de apretar el gatillo de vacíar el cargador laser sobre el, esperaba, cadaver de la criatura. Menudo susto, joder.  Se acercó con cuidado, esperando que en cualquier momento se abalanzase sobre él y tras un momento de tensión, se puso a trabajar. Los que estaban cerca pudieron ver como con su instrumental comenzaba a abrir el cráneo de la criatura. 

¿Has visto eso? - Preguntó Bjorn cuando el xeno esquivó el proyectil de Solothum sin apenas esfuerzo.

Mierda.- Contestó Viggo dando a entender que claro que acababa de ver como el disparo que podía parar en seco un blindado ligero había sido evitado sin el menor problema. Por si fuera poco, oleada xeno había hecho que la batalla a pie de calle comenzara a complicarse y tampoco quedaban enemigos a la vista, aunque sí en el bosque dispuestos a salir a acabar con los pocos custos que aún estaban en pie.- Bjorn, hay que centrarse, ni una sola más de esas cosas puede salir corriendo del bosque.

Allí estaba. La línea se desintegraba. Habían aguantado a los xenos lo que habían podido, pero cuando ser alcanzado por aquellas garras significaba la muerte, no tenían opción a mucho más. Demasiadas piezas se habían cobrado, demasiado habían durado. Pero maldito fuera si pensaba rendirse sin luchar. 

-¡Vengad a los caídos, no dejéis de luchar! ¡Por Iloeter, por el Imperio! ¡Muerte al xeno!-exclamó por el vox. Como fuente sonora, él sería el siguiente con casi total seguridad, pero moriría cumpliendo su deber-¡la brecha! ¡Cerrad la jodida brecha!-añadió, sin necesidad de especificar a quienes se dirigía. Por lo demás, se preparó para luchar y vender cara su vida. 

Adler maldijo al ver que de nuevo aquellos bichos asquerosos volvían a evadir sus disparos.

   - Parecen tener putos ojos en la nuca.- Gruñó entre dientes.

Veloces como un rayo, los genestealers se abalanzaron sobre las filas de los inmortales y comenzaron una carnicería dantesca.

Durante unos segundos dudó si ir en su auxilio, pero por su zona ya tenían sus propios problemas con dos genestealers díscolos que corriendo desenfrenados se dirigían hacia el buen doctor.

Debía cubrir a su compañero de regimiento, pues concentrado como estaba en juguetear con el cerebro del lictor, no se percataría del asalto enemigo hasta que fuera demasiado tarde.

Esta vez, apuntó con su cañón de plasma, sobrecargándolo para descargar un proyectil de plasma explosivo con la intención de exterminar a aquella escoria xenos cuanto antes. Así luego podría ir al auxilio de los inmortales.

Al ver como "Chollos" y Tania disparaban hacia los bajos del edificio sobre el que me encontraba, entendí que había enemigos intentando llegar hacia la posición donde antes había estado el líder de la horda. Miro con detenimiento el rifle ahora encasquillado y negando con la cabeza lo suelto dejándolo colgando del porta fusil. - Queda claro que tengo que ir mas a los rezos del Mechanicus.  Lo digo para mi mas que para el resto, pues bien sabía que Krane, intentaría hablarme todo el día de su culto si lo dejaba. 

Salto del edificio mientras enciendo los motores para tomar tierra cerca del doctor, era posible que los bichos llegasen hasta nosotros, pero de ser necesario podría defenderme con la espada sierra. - Por la gracia del Emperador, freirlos*. 

—LOS MORFOTIPOS OBSERVADOS HASTA AHORA NO POSEÍAN OCELOS ORIENTADOS DORSALMENTE, SOLDADO ADLER —contestó el tecnosacerdote, que se había tomado el gruñido del pesado de una forma, tal vez, demasiado literal—. REGISTRO SU HIPÓTESIS PARA POSTERIOR CONFIRMACIÓN. 

Tania había echado a volar hacia el norte y ya sobrevolaba las copas, por lo que el tecnosacerdote decidió hacer lo mismo y trazó una trayectoria parecida, pero dirigida hacia un punto al oeste. Su intención era cubrir entre los dos la mayor superficie del bosque posible, para así dar con la brecha cuanto antes. 

-. Día de mierda, xenos de mierda, escopeta de mierda, gente de mierda, punteria de mierda-. Fue lo que escupe la medicae con un tono bastante despectivo y  lleno de odio mientras se movía al lado de comisario para volver a disparar y así salvar su amargada existencia de morir de una forma bastante miserable.

Cuando vio que el genestealer recibía el tiro y salía propulsado varios metros hacia delante, la súbita tenaza del miedo agarró el corazón de Fred. Había acabado justo frente al sargento, y cuando se levantara podía convertirle en papilla en menos tiempo del que tardaría en volver a apretar el gatillo. 

-Sagrado Emperador, protégenos de los peligros del vacío-susurró, aterrado. 

El Emperador escuchó: el genestealer no se levantó, ni pronto ni tarde. Estaba muerto, y Fred suspiró de alivio. Sin embargo, el Emperador le reservaba un milagro aún mayor: al oír al comisario felicitando a la tropa, a Fred casi se le cayó el bólter de la sorpresa. Aquello sí que no lo había visto en la vida, un comisario gritando aquello, y le miró un momento, lleno de pronto de coraje y furia contra el xeno. Y en ese momento, un tercer milagro llegó por la línea: el xeno alpha había sido abatido. Lo habían logrado. 

Por desgracia, los milagros duraron poco. Toda la línea de tiránidos cargó contra ellos, y aunque las escopetas resonaron, los alienígenas no se detuvieron. En un instante, la línea de Inmortales desapareció como trigo ante la guadaña. Las garras destrozaron a casi todos sus compañeros, reduciendo su número hasta dejarles casi solos. 

-¡Nos están machacando, joder!-gritó por el canal general, para todo aquel que pudiera oírle-¡Necesitamos ayuda! ¡Muchas bajas!

Uno de los tiránidos se colocó justo frente al compañero que tenía al lado, no había podido ni preguntarle su nombre. De alguna milagrosa manera, se libró de sus garras, pero no resistirían mucho más, y Fred tampoco. Estaba tan cerca que podía ver cada placa de su coraza quitinosa, y en cuanto matara a aquel hombre, Fred sería el siguiente. La voz del sargento resonó por la línea, animándoles a seguir luchando, a vengar a sus compañeros. Fred vio la sangre vertida de los inmortales, brillando a la escasa luz de la calle. Era hora de contraatacar o no habría oportunidad de hacerlo. 

-¡Cambio, Hermann!-la orden había sido tan repetida y ensayada que su compañero ya tenía la escopeta en la mano antes de que terminara de decirlo. Con un movimiento fluido cambió un arma por otra, y el reconfortante tacto del arma icónica de su regimiento recorrió su mano.

-Es tu hora, vieja amiga. Demuéstrales de qué estás hecha. 

El espíritu máquina de la escopeta era mucho menos colérico que el del bólter, era tranquilo, eficiente y poderoso. Sabía esperar al momento, y cuando llegaba, golpeaba como un martillo. En el cargador brillaba la línea roja que indicaba munición incendiaria, la mejor contra tiránidos. 

Fred se asomó por un lado de su compañero, el xeno era un objetivo enorme, y estaba tan cerca que podía verle con claridad incluso en aquella iluminación. Aquello era lo bueno de la escopeta: no había puntería como tal, solo cogías algo que estuviera en tus narices y disparabas a bocajarro. No era momento de sutilezas, desplazó con el pulgar la pestaña del fuego semiautomático. Estaba cerca, y su regimiento había sido entrenado y armado para eso. 

-¡Los queremos cerca! ¡Por el Emperador y los mártires de Cadia! ¡Arde, abominación!

Apretó el gatillo una y otra vez, con fuerza, con desesperación, llenando al xeno de acero y prometio. 

El objetivo estaba herido, por lo que todavía podía atacarle sin miedo a que hiera a uno de los nuestros, por lo que levanto mi rifle y disparo hacía la misma zona, ya había acertado un disparo, que me evitaba que lo hiciera un segundo impacto.

El doctor empezó a trabajar con el cadáver del Lictor, el cual había cesado en sus movimientos post mortem; pero lo que no calculó el medicae fue, que al no conocer el funcionamiento del cerebro del xeno, sumado a que estaba muerto de manera muy reciente; cuando trajinó con su instrumental, estimuló algunos nódulos cerebrales que controlaban la respuesta muscular del lictor, provocando que una de sus garras se moviera con súbita violencia hacía arriba. Por fortuna para Robert, lo vio venir en el ultimo instante y evitó el garrazo que lo habría partido en dos. La enfermera lo miró con ojos sorprendidos y de no ser por el casco que le cubría el rostro, Robert hubiera visto como se quedó pálida.

Krane, por otra parte, voló hacía el Norte para buscar la brecha junto a Tania, aunque distanciado de esta ultima. Viggo se preparó para disparar al que se le pusiera a tiro, mientras que Helga, desgraciadamente, era esquivada por otro ágil xeno. Kristoff, esta vez no fue esquivado, y aquel disparo, en perfecta línea recta, mató a su objetivo principal y al que estaba detrás suya desde la perspectiva del tirador. Su arma había tenido suficiente empuje como para acabar con el primero, ileso y el segundo, ya herido. Fred no tuvo la suerte de Kristof, y su formidable disparo fue evadido. Sino se centraban en saturar a un mismo objetivo, lo tenían difícil los Imperiales. Los Inmortales trabados trataron de defenderse, pero fueron evadidos por los xenos, cuyos contraataques no tardaron en darse, pero nadie logró impactar a nadie. El otro gene que estaba suelto cargó contra el Inmortal, el cual no fue capaz de evitarlo y murió. Los del otro lado avanzaron descubriendo más imperiales y evitando todo el ataque del artillero pesado, el cual erró el tiro por mucho.

Los del bosque, corrieron para ponerse cerca de los dos custos que sobrevolaban la zona, pendientes de ellos o preparándose para trepar los árboles, pero uno de ellos recibió un balazo por parte de Viggo que acabó con su existencia de un plumazo. Novalee fue a apoyar al doctor con el arma encasquillada. El tiranido objetivo de Tania no logró evitar la ráfaga de esta, acabando herido de caracter leve. Adler se movió para disparar sobre los genestealers que acosaban al doctor, pero estos fueron capaces de evitar la bola de plasma dando un salto hacía atrás para evitarlo. 

Dagmar, en el centro de la calle, avanzó con los redaños que caracterizaban a los Inmortales disparando su escopeta de combate en el proceso. De los dos primeros tiros mató a uno de los xenos y con el tercero hirió al de atrás que tampoco logró evitar la ira homicida de la doctora. El sargento Mathis, que seguía exhortando a todos con su presencia inspiradora, no logró dar con su arma, pero el comisario si, que le propinó un buen disparo aunque ya tendría que recargar su arma.

Los montaraces no supieron que hacer contra el genestealer que quedaba por temor de dar a su aliado, y Nilsa abatió al que tenía a tiro. La calle, de pronto, acababa de quedar despejada de un plumazo gracias a la coordinación entre los Imperiales.

No sabía como, pero había esquivado la muerte de milagro. Era la segunda vez que aquel bicho muerto se movía y le tocaba esquivar sus golpes. - A tomar por el culo ya tanta tontería joder. - dijo cabreado tirando el intrumental a un lado y descargando una ráfaga laser en el cerebro de aquella criatura dejándolo hecho pulpa antes de ponerse a recoger el instrumental y pasárselo a Love para poder seguir su rumbo. 

Cuando levantó la cabeza y vio a Novalee en mitad de la calle cubriéndole era ya tarde para aprovechar bien el tiempo que quedaba antes de que el xeno se abalanzase sobre su jefa. - Puto bicho, nos está jodiendo más muerto que vivo. - maldijo pateando lo que quedaba del cráneo del Lictor. - Aguante jefa, le cubrimos.