Partida Rol por web

Irina...

Capítulo XIII: Día 8: El Castillo de Strahd, en busca de la luz de la espada.

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25/11/2016, 07:33
12 Muerto - Elsbeth

Elsbeth regresó al frío, duro y húmedo solaz de la pared de piedra, cerrando los ojos de nuevo. Aquella mujer de ojis claros trataba de transmitirle esperanza, pero la esperanza era un sueño lejano que quedaba muy atrás en el tiempo para ella. Había dejado de creer, había dejado de luchar, se sentía demasiado cansada y débil, sola en el mundo y sin un sólo aliciente. ¿Por qué iba a luchar? ¿Por alguien, por algo? No tenía nada.

Ya ni tan siquiera orgullo.

O quizás de eso sí, un minúsculo remanente, lo justo para tratar de apartar la cabeza con rebeldía cuando una mano se posó en su frente. Eran muchas voces las que hablaban, pero Elsbeth las oía lejanas y no les prestaba atención, mas esa mano no pudo ignorarla. Abrió los ojos, descubriendo un rostro de rasgos duros con una cruz inscrita en la frente. A través del brillo de su mirada, Elsbeth vio ese rostro distorsionado, como si estuviera estirado y deformado, pero el miedo inicial se desvaneció pronto, reemplazado por la incomprensión. ¿Ese hombre trataba de ayudarla? ¿Cual era el motivo?

¿Q-quienes sois? -Preguntó débilmente, mirando alrededor. Al parecer, esa gente trataba de liberar las cadenas de los prisioneros presentes. Elsbeth parpadeó, aclarando su vista, y volvió a ver a esa mujer de ojos claros y rostro pecoso solicitando ayuda con sus grilletes, antes de fijarse de nuevo en el hombre de la cruz- ¿Q-qué pretendéis de nosotros...? ¿Por qué nos ayudáis?

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26/11/2016, 01:08
Alese

- Somos lo que queda de oposición al tirano que reside en este castillo. Empezamos siendo bastantes, unidos simplemente por defendernos de su maldad, pero llevamos ya varias batallas y muchos han caído. Estamos aquí buscando una cosa que él tiene escondida, algo que nos puede ayudar a derrotarlo... Y ahora busquemos vuestras cosas, con un poco de suerte no estarán muy lejos.

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27/11/2016, 00:51
13 Muerto - Aalis Dragomir

El llamado Helmen consiguió finalmente romper sus cadenas, respondiendo a la petición de auxilio de Aalis tras ello. No sin esfuerzo, logró liberarla, siendo los demás también liberados por aquellas gentes que de repente habían entrado en ese infierno en forma de calabozo.

- Gracias, buen hombre. – respondió la mujer, masajeando sus muñecas en pos de aliviarlas, antes de comenzar a intentar ponerse en pie, apoyándose sobre la fría y dura roca. – Debemos pensar en cuál será nuestro siguiente paso… - le dijo con voz débil, pareciendo ir a desfallecer, teniendo que posar también su otra mano en la pared para sostenerse. – No se preocupe, estoy bien… - añadió, dirigiendo después su mirada a la joven atendida por el clérigo, Elsbeth.

Esta preguntaba por la identidad de aquellas personas, así como de su propósito, ante lo que Aalis deseó que tuviera más suerte que ella y recibiera respuesta por parte de alguien. Cuando logró recomponerse separó despacio las manos de la pared, colocando aquella exigua vestimenta mientras daba un par de pasos hacia la mujer que tuvo a bien responder a las preguntas de la chica de ojos oscuros y mirada felina.

- ¿Y qué es eso que buscan? – preguntó la paladín a Alese. - ¿Saben dónde puede estar? – añadió, acercándose algo más, aunque sin separarse mucho de la pared. – Si quien ha hecho esto es algo inteligente, dudo que nuestras cosas estén cerca… - añadió finalmente.

Una cosa era que tuviera esperanza y otra que fuera una ilusa.

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27/11/2016, 01:58
Alese

- Oh, es inteligente, y malvado, y espero que no haya pensado en la posibilidad de que alguien entrase en el castillo y liberase a sus prisioneros. Al fin y al cabo, hay que estar increíblemente loco para entrar aquí por propia voluntad. Buscamos un arma, que según las leyendas es clave para poder enfrentarse al señor del castillo. Está por algún lugar de las catacumbas. Pero lo primero es lo primero, no podéis ir desarmados... 

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27/11/2016, 12:46
Quenya

Quenya, tras romper unos cuantos grilletes, se levantó y, con el dorso de la mano, se quitó el sudor de la frente. Ya había una cosa menos que hacer.

Seguía desconfiando de aquellas personas. Parecía que Stradh se había estado alimentando de ellos. ¿Pero sólo eso? Estaba de acuerdo con Alese. Era una criatura sumamente inteligente. ¿Y si les había colocado allí con la intención de que les encontráramos? Se mantendría atenta por si realmente era como pensaba.

Es inteligente y malvado, sí, pero seguro que también soberbio. Estoy con Alese, seguro que vuestras cosas están cerca.

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29/11/2016, 08:19
Igor Olivero *

- Nada joven - respondió a la pregunta de la chica - no pretendemos nada de vosotros, tan solo ayudaros a salir de esta y lo hacemos porque creemos que es lo correcto. - dijo viendo que la pregunta relacionada con quienes eran quedaba parcialmente respondida por las palabras de Alesse.

Se levantó y cuando consiguió liberarla de los grilletes le tendió la mano para ayudarla a levantarse.

- Mientras se recomponen me adelanto a ver si encuentro algo. - dijo dirigiéndose a sus compañeros - ¿Envy me acompañas? - le preguntó conocedor de que a su compañera estos primeros encuentros le hacían sentirse un poco incómoda.

Notas de juego

Salgo con Envy y Ocaso en busca de equipo para los presos.

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01/12/2016, 09:31
12 Muerto - Elsbeth

La primera en responder a la pregunta que asolaba la cabeza de Elsbeth fue aquella mujer. Las palabras que empleó, carentes a sus ojos de una expresividad suficiente para comprender lo que subyacía tras ellas, la sumieron en un letárgico estado mientras meditaba acerca de ellas. La mujer hablaba de oposición y tiranía, batallas y caídos. Eran rebeldes, y Elsbeth nunca había oído de rebeldes que lograsen derrocar a un gran señor. Todo hombre con poder era considerado un tirano por alguien, en cualquier caso. ¿Por qué debía confiar en la palabra de esa gente? No, no debía, pero no le hacía falta. Fuera o no un tirano, aquel hombre era quien la había mantenido cautiva todo ese tiempo, no precisaba saber más.

Parecían empeñados en encontrar su equipo, algo que hizo a Elsbeth sonreír con amargura, teniendo que concederle la razón a aquella mujer pelirroja. ¿Quién dejaría esas cosas a su alcance? No, su armadura, su arma, todo eso se debía haber perdido para siempre. Sin embargo, ellos insistían, con el argumento de que ese tirano era lo bastante soberbio para cometer un acto tal.

Soberbio... Arrogante... -Dijo mientras se frotaba los ojos con una mano- Gran virtud, esa... de la que aprovecharse. -Malvado, habían dicho que era. Ella debía ser malvada, así se lo había exigido su padre. Malvada, de negro y frío corazón. Y la venganza era un buen comienzo.

El hombre de la cruz en la frente la sorprendió. Afirmando no querer nada de ella, de ellos, más que liberarlos, trataba de dejar claro que no había más motivación en sus acciones que hacer "lo correcto". Esas palabras, " lo correcto", sonaron extrañas a oídos de Elsbeth. Para ella, hacer lo correcto siempre había sido cumplir los designios de su amo. Era su deber, y obtenía a cambio grandes recompensas. Ahora, sin un señor al que servir, sin un padre al que obedecer, ¿qué era lo correcto para ella?

Si encontráis... -La mujer trató de incorporarse, apoyando ambas manos en la fría y rugosa pared una vez sus muñecas fueron liberadas. Sin embargo, le fallaron las fuerzas, y sintió una punzada en la espalda producto de la inactividad y su estado debilitado. Se sorprendió encontrando una mano tendida ante ella, la de aquel hombre que se ofrecía a ayudarla a levantarse. La aceptó, no sin dudas por la falta de costumbre, y una vez en pie se apoyó en el muro con la mirada gacha. Odiaba estar fe aquel modo, desprovista de su fuerza, su poder, su equipo y hasta de su orgullo- Si encontráis una preciosa cadena con pinchos... -Su mirada de ojos rasgados se alzó ligeramente, clavándose en Igor- ...es mía. -Añadió con una tenue sonrisa. Reemplazar las cadenas de su condena por las de su venganza le devolverían parte de su vigor.

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01/12/2016, 19:42
Director

Notas de juego

Tenéis dos puertas por donde ir, izquierda o derecha.

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02/12/2016, 07:57
Igor Olivero *

Igor se detuvo en seco al acercarse a la puerta derecha y mirando a Envy negó con la cabeza - Hay un no-muerto tras la puerta, puedo sentirlo - le susurró - dejémoslo para luego. -

Acto seguido se dirigió hacia la puerta izquierda y cuando se disponía a abrirla escuchó un ruido proveniente de las escaleras por las que habían bajado instantes antes, alguien venía.

Se giró alarmado hacia Alese, Quenya y el grupo al que acababan de rescatar, y se llevó el dedo a la boca para pedir silencio indicando acto seguido hacia las escaleras. Descolgó su mayal que todavía brillaba por el baño de plata que llevaba y con sigilo buscó un sitio en el que ocultarse lo mejor posible para poder sorprender a quien llegase.

Desenvainó su espada corta y se la tendió a uno de los rescatados cuando pasó a su lado, al siguiente le tendió su daga. No era mucho, ni siquiera sabía si estaban en condiciones de utilizarlas pero no podía dejarlos indefensos.

Notas de juego

El master que determine a quien le hago entrega de las armas.

No son mágicas, aunque la espada corta es un arma de calidad superior. +1 al ataque.

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02/12/2016, 08:49
Zz - Out - Frosty Lemoly - (Helmen)

Helmen recuperó sus las fuerzas, aunque el hormigueo entorno a la herida continúa. Se que debo de pasar desapercibido, miro ligeramente a su entorno pero no debia esperar más, tenenian que salir de este lugar y acabar con el Mal de este castillo. -Dazme un momento- Flexionó un poco las rodillas mientras aferro los eslabones de las cadenas que Intentaban retenerlo en este sótano. El suelo bajo sus pies Comenzo helarse, unos vapores helados rodean a Helmen, sus ojos se tornan blancos mientras el frío llega. A su alrededor cambia la temperatura hasta que los grilletes, seguidos de las cadenas son envueltas de hielo azul, una luz blanquecina le envuelve hasta que finalmente está listo y golpea contra el suelo estas ataduras que nunca le podrán retener.
El hielo es frágil y se rompe en mil pedazos liberándome finalmente- Helmen se acercó hasta Aalis, para ofrecerle su ayuda, algo triste por mostrar su poder tan pronto, pero era el momento, la situación lo requería.

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03/12/2016, 22:39
Kara

Gracias amigos! Tienen mi eterno agradecimiento. Exclame al verme liberada de mis cadenas, mirando mis magulladas muñecas y tobillos. Pronunciando palabras de poder divino, me restableci de mis heridas en un destello de energía.
Incorporándome ayudo al resto y salio en en busca de sus pertenecías y una salida de aquel maldito lugar.
Se encontraban huyendo en compañía de los libertadores cuando el llamado Igor les alertó de que algo bajaba, indicándoles que no hicieran ruido y se prepararán para lo peor. En ese momento repase mentalmente mis poderes preparándome para la posible batalla.

Notas de juego

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03/12/2016, 23:43
12 Muerto - Elsbeth

Elsbeth continuaba apoyada en el muro, con su hombro apresado por el frío y la rugosidad de la piedra mientras su mirada cansada se mantenía agachada. Respiraba con dificultad, más por el esfuerzo de mantenerse en pie luchando contra el desfallecimiento que por enfermedad alguna, y a pesar de ello no pudo dejar de lado su orgullo y contemplar lo sucio y grasiento que estaba su larga cabellera azabache, otrora tan hermoso.

Sin embargo, su mirada rasgada se alzó, sagaz como la de un felino observando a su presa, cuando atisbó los movimientos de aquel hombre de la cruz en la frente. Se detuvo ante una puerta, de desplazó a otra y miró hacia unas escaleras. Entonces, se giró hacia ellos indicando con un gesto que guardasen silencio. Elsbeth se separó de la pared con un suave impulso que le costó un gran esfuerzo, frotando sus manos para desentumecer dedos y muñecas. Al hacerlo, se tambaleó ligeramente, tardando un instante en lograr afianzarse sobre sus dos debilitadas piernas. Vio a Igor extrayendo dos armas que les ofreció, y no tardó un instante en adelantarse y tomar una de ellas, la espada corta, con mayor decisión de lo que su mano temblorosa daría a entender. Asintió como único agradecimiento al desconocido, dado que había que guardar silencio como él mismo había indicado. De hecho, una vez la tuvo en su mano sintió miedo de perderla, de que se le cayera resbalando entre sus dedos.

Miró con los ojos entrecerrados a esa escalera, y se movió por la estancia analizando la situación. Uno de los prisioneros había demostrado aptitud para la magia de algún tipo, congelando sus grilletes para romperlos. Otra no paraba de elevar la voz, lo que rápidamente atraería una innecesaria atención que Elsbeth deseaba evitar. De modo que se desplazó en dirección a la otra pelirroja, la pecosa de ojos claros, situándose entre ella y esa escalera, pero muy pegada a ella, tanto que podía hablar en voz baja y aún así saber que sería escuchada.

¿Tienes experiencia marcial, reina...? -Le dijo en un susurro ligeramente sensual, acercándose aún más a ella- Porque, si la tienes, tengo dos regalos para ti... -Elsbeth llevó la empuñadura de la espada hasta la mano de Aalis, rozando ligeramente su piel al ofrecerle el arma- Esto, y a mí... -Le susurró, clavando en ella su mirada rasgada- ...asistiéndote en la batalla.

Lo cierto era que, en otras circunstancias, se habría quedado esa espada para sí misma. Era una competente espadachina, algo que se multiplicaba mediante sus artes arcanas. Pero no se sentía en condiciones de luchar cuerpo a cuerpo con garantías, de modo que ofrecer exclusivamente su magia mientras otro se encargaba del acero le parecía una buena opción, dado que no había armas para todos. Además, de ese modo podría sopesar las capacidades de otros, observándoles desde su retaguardia.

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04/12/2016, 04:32
13 Muerto - Aalis Dragomir

Sobervia… Mala compañera esa, más aún cuando uno no sabe a quién se enfrenta…

Pensaba Aalis ante las palabras de las mujeres, ya liberada gracias al poder de Helmen, y tratando de mantenerse erguida cerca de la pared. Cada vez más recuperada, sintiendo como poco a poco sus músculos dejaban de estar tan entumecidos, escuchó cómo Elsbeth hacía la misma apreciación que ella había hecho en su cabeza, mas de un modo bastante diferente. Quizás fuera su tono, o las palabra escogidas, pero aquello le hizo advertir que esa mujer era muy diferente a ella de alguna manera. Aun así, le resultaba atrayente, como si de algún modo las posibles habilidades de la mujer de mirada sibilina consistieran en eso.

Cuando el clérigo anunció que trataría de buscar armas, Aalis guardó silencio, mientras que Elsbeth volvía a pronunciarse, revelando qué tipo de arma portaba cuando la apresaron. La pelirroja no pudo evitar una media sonrisa, confirmando en parte sus suposiciones. Había conocido pocas personas o criaturas que empleasen un arma igual, y las pocas que no estaban del lado del mal, eran realmente peculiares. Así que cuanto menos, se le antojó que aquella mujer debía ser eso, peculiar.

Igor les pidió silencio, a pesar de ser algo de sentido común, aunque vistas las formas de Kara, a Aalis le pareció que el gesto del clérigo no había estado de más. Este parecía haber advertido algo, y ofreció algunas armas, las cuales Aalis dudó en tomar. Miró sus muñecas un segundo, preguntándose si estas responderían como de costumbre, así como si habría alguien más diestro en el manejo de la espada; pero para cuando levantó la vista, la mujer de cabellera azabache y piel casi transparente ya se había adelantado.

Sin esperárselo, esta se acercó hasta ella, aproximándosele tanto que casi podía sentir su aliento. Aalis se sorprendió ante el murmullo de la mujer, aunque se esforzó en no demostrarlo, dada la excesiva familiaridad con la que la joven la trataba. Familiaridad, y puede que algo más, pero no era capaz de detectar el qué. En seguida asintió, queriendo respetar la petición del clérigo de guardar silencio, continuando atenta a lo que Elsbeth tenía que decir. Fue entonces cuando esta, mientras se acercaba todavía más, le ofreció dos cosas. El ver cómo aproximaba el arma a su mano, dejó claro a Aalis cual era una de ellas, y tomó la espada por su empuñadura, rozando ligeramente los dedos de la mujer. Elsbeth desveló entonces cuál era la otra, aunque sólo parcialmente; y ello, junto a la cercanía de la mujer, provocaron que Aalis tuviera que tragar saliva, no comprendiendo lo que sucedía hasta que la mujer morena terminó de hablar, clavando aquellos oscuros ojos en los suyos.

Un tenue rubor apareció en las mejillas de la paladín, que se vio obligada a apartar su mirada, avergonzada por haber hecho aquella primera interpretación de las palabras de la mujer.

- Gracias, mi señora. – susurró, aún sin mirarla, pero no tardando en volver a hacerlo. – Le he dado mi palabra, haré cuanto esté en mi mano. De hecho… - se fijó en el atuendo de Elsbeth, comenzando a recolocárselo con la mano que tenía libre. – Cuanto esté en mis dos manos. – añadió a modo de pequeña chanza, sonriendo de forma tenue. – No vaya a coger más frío del que nos han sido impuesto. - Ni físico, ni espiritual.

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06/12/2016, 19:09
Cyrus, guía del castillo

La persona que bajaba por las escaleras ya era un conocido en el grupo antiguo del castillo. Iba murmurando y hablando solo y de vez en cuando hasta soltaba alguna risita. Llegó a la planta baja con unas bandejas con varios platos de comida y algo de bebida.

La comida era similar a un puré apestoso de verduras y el agua era oscura, como si las cañerías fueran demasiado viejas. El desgarbado hombre giró para dirigirse hacia los nichos donde se hallaban los prisioneros cuando se encontró con que el grupo con el que había hablado antes les había liberado.

¡Oh! ¿Pero qué habéis hecho? Dijo acercándose hasta ellos, dejaba la bandeja en el suelo y empezaba a recoger los trozos de cadenas que habían roto. En su pregunta no había enfado, ni ira, era una total y absoluta indiferencia.

Estaba desarmado, distraído y desprotegido. Un blanco fácil por si alguien quería cercenarle la cabeza en ese preciso momento.

Miró el cuerpo del quinto prisionero. Le dio un golpecito con la pierna para comprobar el estado en el que se encontraba y comprobó que había fallecido. Después, como si se tratase de un público que había encontrado les soltó un chiste bastante malo:

Esto me recuerda al chiste del cadáver y el hacha. Iba de un fiambre, ¿sabéis?, todo muerto y descompuesto. Y el hacha aquella... una roja, que sobresalía de la espalda del muerto ¿vale? Sobresalía de tal forma, que parecía que el cadáver tenía tres malditos brazos... ¿lo pilláis? Buaaaaaahhhahahahhahahhaha. Terminó estallando en una gran carcajada. ¡Mirad! Y entonces, clavó en la espalda de la joven un tenedor, y volvió a partirse de risa.

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06/12/2016, 19:17
Zz - Out - Frosty Lemoly - (Helmen)

Una vez liberados, Igor les tiene varias armas mientras a su vez les pidió que mantuviesen el silencio y señaló las escaleras.
Helmen, declinó la oferta del Igor Armas... Portando una tan afilada es más probable que me hiera a mi mismo antes que acertar con una de las criaturas que moran en este apestoso castillo. El humano dejó que el resto se le adelantaran ya que era su lugar natural, más aún estando desprovisto de todo su equipo. Puso cara severa, de concentración, aún siendo conocedor de lo poco que era capaz de aportar en esta situación, sin embargo, aprovechó para examinar al nuevo grupo y ver como podría sacar beneficio de todos y cada uno de ellos.
Finalmente, una figura descendió por las escaleras, un ser que trajo comida para los prisioneros, para ellos... Helmen reaccionó instintivamente, dio un paso en falso hacia atrás, tocando con su espalda la pared -Joder, me he asustado como un niño- Cuando observó que no entrañaba un peligro real, recuperó algo su compostura y volvió a su posición en el grupo hasta que su mente asimiló que estaban con un muerto entre ellos -¿Qui-Quien es este hombre?- Tartamudeó, las palabras aún le resultaban difíciles por el cansancio y fueron una gran excusa para disimular su temor.

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06/12/2016, 23:44
Lobo (Envy)

No pensaba cambiar de forma, no es que no le gustara hacer nuevos amigos, pero los nuevos amigos normalmente apuntaban primero las espadas a ella. Sobrado de mas los religiosos como esa amiga de Haialel, al igual que el lo hizo en su momento. 

Mejor seguir con su piel de loba mientras fuera posible. Y siguio sin hacer nada que la quitara de ese papel o la delatara. Era solo otra loba junto a Ocaso que acompañaban al grupo. Era un alivio que en su forma lobuna normalmente primara el pensamiento instintivo y no tanto el pensar racional en palabras. Le hacia ver las cosas... simples. Come, olfatea, caza, defiende, amigo, enemigo, dormir, etc. Esperaba nomas que nadie notara que llevaba un colgante con una bolsita. ¿Pero quien iba a mirarla a ella?

Ante el perspicaz Igor, opto por seguirlo, siguiendo su consejo de dejar la puerta del no muerto en paz, se tenso unos segundos junto a todo su pelaje, mientras se posicionaba para atacar de costado cuando apareciera el enemigo. No estaba entre sus fauces por reconocer su olor unos simples segundos antes. Era esa criatura patetica e indistinguible entre enano, gnomo o humano.

Solo gruño levemente un segundo para hacer notar a Ocaso e Igor que por ella seguia el plan de inspeccionar el pasillo en busca de las armas. Tal vez solo debia seguir el posible olor de quienes estaban en la carcel. El equipo de ellos debia estar impregnado de su escencia por su continuo uso por años tal vez.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Supervivencia rastrear

Tirada: 1d20

Resultado: 13(+3)=16

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08/12/2016, 17:00
12 Muerto - Elsbeth

La respuesta de Aalis hizo que Elsbeth bajase sus defensas, desprendiéndose momentáneamente de esa máscara de suprema seguridad que siempre portaba. El respeto que mostraba la pelirroja, su disposición a hacer buen uso de esa arma, todo eso lo esperaba, confiaba en ello. Había algo en esa mujer que le decía que sería capaz de ello. Sin embargo, el modo en que acercó su mano libre para colocarle el vestido, si acaso podía llamarse así a tan pobre atuendo, jalando del tirante y ajustándolo correctamente, hizo que la espadachina arcana frunciera el ceño con cierto desconcierto. Aún así, logró sonreír, no sin cierta incomodidad, ante la chanza de la paladín.

Quizás no lo habría logrado, si hubiera sabido entonces quién y qué era Aalis.

Pero lo desconocía, y el peligro estaba demasiado próximo como para detenerse por tales apreciaciones. Cuando Aalis se giró para enfrentar la posible amenaza, Elsbeth rodeó su cintura con una mano y tiró suavemente de ella consigo, acercándose ambas a la pared en un intento de pasar desapercibidas, si bien esconderse completamente era inviable.

Quédate conmigo... -Conminó a la pelirroja con un susurro desde su espalda- Ellos están más fuertes y equipados, no necesitamos arriesgarnos. -Expuso, sin dejar de observar aquella escalera desde detrás de la mujer. Sin embargo, no pudo dejar de alzar su otra mano, la diestra, señalando el acceso con un dedo tembloroso, lista para ejecutar un conjuro si acaso era preciso.

No lo fue. El hombre que apreció no era un peligro, sino una inmunda criatura despreciable y patética a ojos de Elsbeth. Dejó caer su mano con cansancio, apoyándose en la pared con los ojos cerrados, aunque inconscientemente sin soltar a Aalis. No fue hasta que se fijó en la bandeja que el hombrecillo había dejado en el suelo, que sus ojos rasgados se abrieron con desesperación, y la mujer liberó a su protectora y se apartó del frío y húmedo muro.

¿E-eso es... c-comida? -Preguntó con voz entrecortada, avanzando a trompicones con las rodillas flexionadas y temblorosas, mientras su tripa emitía rugidos de hambre- C-comida... -La mujer se dejó caer de rodillas, junto a la bandeja, tomando un cuenco de puré entre sus manos. Lo olió, y no disimuló la mueca de asco ante el hedor que inundó sus fosas nasales. Aún así, introdujo sus dedos en la masa hedionda, llevándose algo de pasta grumosa a la boca. Sufrió una arcada, pero siguió comiendo, y con cada nuevo trago que se obligaba a ingerir sintió más y más ganas de llorar, con su orgullo tan por los suelos como ella misma. Comenzó a temblar, pero no dejó de comer. Ni siquiera cuando la sacudió una segunda arcada, y una lágrima rodó por su mejilla.

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08/12/2016, 21:24
Kara

Kara miro sorprendida la escena de como lo que parecía un siervo del señor del castillo traía la cena para los ahora liberados. Que broma es esta?  Quedando sorprendida al ver que el grupo no acaba con la vida de la criatura. Susurrando exclamo: Que hacemos con este? Parece que ya lo conocéis! Mirando a estos para ver sus reacciones. Si no es peligroso dejémoslo y vayamos en busca de nuestro equipo y eso que andáis buscando. Para su sorpresa vio como este se ponía a contar un chiste mientras que la morena y le pelirroja jugaban a un juego raro que llamo su atención.

 

 

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09/12/2016, 15:59
Alese

- No sabemos si es peligroso, a veces habla como si nos conociese, otras no. No nos ha amenazado y se mueve con libertad por el castillo, parece uno de los siervos del dueño. No sabemos si le cuenta lo que ve, o... vamos, la anterior aparición fue similar a esta... 

Notas de juego

No empujo, a ver si hablan los demás en uno u otro sentido.

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11/12/2016, 20:47
Quenya

Quenya puso los ojos en blanco, evitando decir o hacer nada ante su nueva aparición. Seguramente, ese hombre podía llevar allí tantos años que ni siquiera Stradh supiera de dónde había salido. O incluso ser un antiguo prisionero que se había vuelto loco y se había quedado en el castillo.

No se preocupe, sólo nos hemos reunido aquí. ¿Sabe si el señor está aquí? ¿O está ausente? Si ese hombre les daba algo de información, les vendría bien.