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Juego de Tronos - Castillo de Aguasclaras.

Castillo de Aguasclaras: Todo el castillo.

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17/04/2015, 20:02
"Junto al roble quemado."

AÑO 155 D.A.:

- Este es un año suave en el aspecto climático. Muchos los consideran un Año de Primavera.

- Comienzo del Año: Como Sept de la Bahía no ha querido enviar un nuevo Septón para sustituir a Eremiel, la ceremonia de Bienvenida del Nuevo Año debe celebrarla Ser Horwin en Aguasclaras, como es la costumbre. El asesino de Eremiel, Beldyr, sigue encarcelado, aunque Ser Pendrik ha concluido ya su investigación sobre el crimen.

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17/04/2015, 20:04
"Nuestra es la Furia."

UNA MAÑANA CUALQUIERA DEL MES 1, AÑO 155 D.A.:

- Edder, el "Clavopié", es quien se encuentra esta mañana de guardia en la Barbacana Exterior, vigilando el sendero que conduce a la cercana aldea de Aguasturbias.

- El Ama de Llaves Tanya se ocupa de sus deberes e incluso de algunos que no le corresponden, como cuidar del niño Arroyo. Su padre, Bethan "el Caratorcida" se fue anoche de permiso de un día a Solaz del Soldado por segunda vez en una semana. Seguramente se ha encaprichado de alguna puta, como la madre de su bastardillo. Bethan aún no ha regresado.

- Brocelyn fue liberado por Ser Horwin, con lo que ha vuelto a incorporarse a las patrullas bajo el mando del Forestal Darién "Piel de Lobo". Dhur hijo de Din le enseña trucos sobre el oficio de cazador, y Vitel el Leñador asiste a esas clases con mucho interés. Los cuatro se disponen a salir de patrulla, y tal vez a cazar conejos, pues ya con el retroceso de la nieve, vuelven a verse. Aunque con el deshielo hay que tener mucho cuidado, pues el terreno más allá de los caminos se ha vuelto traicionero y pantanoso, lleno de lodazales movedizos donde incluso un hombre a caballo puede quedar atrapado y ahogarse en el lodo. Una muerte poco agradable.

- Clarissa vive su tormento privado. Su esposo convertido en un Traidor, y en el Campeón de los Lefford de Solaz del Soldado, incluso lleva según se dice más de un año adiestrando a Hardinald, el benjamín y heredero de los Lefford. A Clarissa ya sólo le quedan tres hijos: Brocelyn al que siguen llamando el Traidorzuelo y muchos aún culpan de la fuga de su padre; Beldyr el mayor, que sigue encarcelado por la muerte del Septón Eremiel; y el joven Charlton, que ha resultado una decepción para todos al convertirse en un Mayordomo ineficaz y tremendamente incompetente.

- Sysa da el pecho a su hija recién nacida. Ella y Tarmall deben de ser la pareja más feliz de todo el Castillo.

- Crann se sigue ocupando de las Cuadras y de cuidar a los animales del Castillo, con la ayuda de su descerebrado hermano Woode.

- Dod trabaja en la Carpintería. Mientras Aisa y Jeremyed se afanan en la Herrería.

- Flavia es la Cocinera del Castillo, donde suele recibir la ayuda de Celine, Cysa, y con cierta frecuencia del joven Maegor Flores.

- Con el regreso de Lady Rowenta al Castillo, Gerrik vuelve a encargarse primordialmente de la labor de protección. En este momento está de guardia en el pasillo que da al dormitorio que la dama comparte con su esposo, Ser Pendrik.

- Gracias a los cuidados y el amor de Ser Trycian y otros, Lady Arianna ya se va encontrando mejor. Se levanta de la cama cada vez por periodos más largos.

- El consejo que Lady Lidya obtuvo en Desembarco del Rey para ser madre es que tratara de concebir con la llegada del buen tiempo. Ella, su esposo Ser Orsey, y Lady Patricya regresaron hace pocos días al Castillo tras un viaje muy largo en el que pasaron muchos meses atrapados en Harrenhal mientras Lady Patricya se recuperaba de una cadera rota. Los demás Crakehall se encuentran felices de su regreso al fin.

- El Maestro Otto sigue adiestrando a los hombres que puede, aunque cada vez se siente más viejo y más cansado.

- Randyl es el protector personal de Ser Pendrik.

- Russ sigue siendo el jefe de la guardia del Castillo, aunque con su esposa fuera, tiene pocas alegrías aparte de sus dos hijas, ambas solteras y criadas en el Castillo. Royne Ríos le ayuda en su tarea de mantener seguro el Castillo.

- Ser Gwraidd estuvo unos días hace poco en Solaz del Soldado, bebiendo vino hasta hartarse. Dicen que todavía no se encuentra del todo recuperado de eso.

- Ser Horwin sigue gobernando el Feudo con ayuda de sus caballeros, aunque su Castellano Ser Otto parece cada vez más cansado y mentalmente ausente. Su más poderoso campeón es Ser Trycian, como ya lo fuera de Ser Hadder, aunque el viudo Ser Madrigal le anda a la zaga por poco. Theresa Nieve, la Primera Espada, no se separa del nuevo Señor Feudal de Piedras Viejas, tomándose muy en serio y de manera personal su protección.

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19/04/2015, 22:30
"Nuestra es la Furia."

EDDER "CLAVOPIE":

- Algo se aproxima por el Sudoeste esta mañana.

- Al principio sólo ves un resplandor dorado. Después te parece que es un caballero ataviado en una esplendorosa armadura de oro, montado a lomos de un caballo de guerra que porta una barda de placas también dorada.

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21/04/2015, 10:32
Edder "Clavopié".

"... Tres..."

Un vencejo alzó el vuelo. Otro más; ya el tercero, al menos de ese día y desde que Edder había comenzado su guardia.

Contar las aves era una forma más de aliviar el tedio que tan de la mano iba con las largas jornadas vigilando desde la barbacana. Aun recordaba su primera vez de guardia, lo concentrado que había estado con la vista fija en el camino y lo mucho que al final del día le habían escocido los ojos. Desde entonces, como en todo, había aprendido.

"Cuatro..."

Otro más al rato, siguiendo la estela del primero voló en la lejanía recortando su silueta en el cielo. Revolotearon juntos, jugando. O luchando, quién sabía...

Quizá Dhur lo hiciera. Él no, desde luego. No sabía demasiado de pájaros, diferenciarlos y esas cosas. Para él, y más desde lejos, eran todos parecidos: dos alas, una cabeza y una cola. Pero el vencejo no. Ese pájaro era diferente. Su cola, esa cola en forma de tijera, hacía que resultara especialmente fácil diferenciarlos, y por eso los contaba. Ahora, de cerca no tenía problemas con ningún pájaro, más si estaban bien asados.

Ambas aves no tardaron en perderse de vista entre cabriolas dejando paso a un resplandor en lontananza. Edder, usando su mano de visera, entornó los ojos intentando descubrir de qué se trataba y, tan pronto el brillo intenso del sol se transformó en un millar de inquietas luciérnagas sobre una armadura dorada, pudo discernir el emblema del caballero que se aproximaba.

Con un par de zancada llegó al centro de la barbacana, hinchó los pulmones e hizo sonar el cuerno que allí, en silencio, descansaba.

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21/04/2015, 10:40
Ser Baltrigar "el Traidor".

Baltrigar divisó las puertas de Aguasclaras en la lejanía. Hacía ya mucho tiempo desde que se había marchado de aquel lugar. Y recordaba a la perfección cada detalle del día de su huida. Recordaba la cara de sorpresa de Brocelyn al verle marcharse a caballo. Recordaba el rostro de los congregados en el salón cuando su espada atravesó el pecho de Ser Hadder. Recordó a varios intentando detenerle, incluso al gigantesco Gerrik, el protector de Lady Rowenta.

Mucho tiempo había pasado y muchos sucesos habían tenido lugar entre aquella mañana y ésta. Sin dudarlo dirigió a su corcel con paso tranquilo directo hacia las puertas, sabedor de que su presencia sería pronto detectada.

No le importaba haber dejado la lanza en el suelo de Solaz. Lo ocurrido hacía unas horas era lo que tenía que ocurrir, no le habían dejado otra salida. La sangre teñía ahora las calles de aquel pueblo infecto y Baltrigar no lo lamentaba.

Su única arma, su nueva espada, permanecía en su vaina colgando a la siniestra de la cintura del caballero. El escudo embrazado no le estorbaba para guiar las riendas del caballo. Continuó con paso firme hacia las puertas sabiendo que su llegada causaría un gran revuelo.

Pensó en su mujer, y en sus hijos. No sabía cómo estaban pero confió en que estuvieran bien. Lo que más deseaba era verles y abrazarles y dudaba de si podría hacerlo en esos momentos.

Antes de llegar ya escuchó el cuerno del vigía que anunciaba su presencia, y el caballero se preguntó cómo le recibiría Ser Horwin, o más bien, a quién mandaría que fuera a su encuentro.

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21/04/2015, 12:05
Ser Horwin Tully de Aguasdulces.

-Sin duda es Ser Baltrigar -dice Ser Otter desde lo alto de la muralla, sujetando el pomo de su espada con fuerza.

-Eso parece -responde con calma Ser Horwin.

El aviso, recibido de labios de Tanya, su ama de llaves, había tomado completamente por sorpresa al heredero del Tridente. Ser Baltrigar había demostrado cumplidamente hacer oídos sordos a sus ofrecimientos para su rendición: el Señor de Aguasclaras suponía que a causa de su... "secuestro", por parte de los Lefford; pero la realidad era que no se había presentado pese a saber que sus hijos se encontraban ambos en prisión (uno de ellos por su causa). Y ahora allí estaba. Delante de sus puertas.

-Ser Otter -dice Ser Horwin mientras hace una viva señal con los dedos hacia Theresa para que le siga-, vos sois el Castellano. Estáis al mando hasta que yo regrese. ¡Ser Pendrik! -grita hacia su primo, quien contempla la escena unos metros más allá-, ¡sé bien que ese hombre asesinó a vuestro Señor padre, pero ahora sois mi heredero! ¡Esperadme en Aguasclaras!

Después se vuelve hacia Tanya.

-No veo a Ser Madrigal ni a Ser Trycian -murmura, descendiendo las escaleras hacia el patio de Armas-. Localizadlos. Que protejan a Ser Pendrik. ¡Mi caballo, mozo de cuadras! Y que alguien avise al Matatoros: va a salir ahí afuera conmigo y mi Primera Espada.

Notas de juego

-Salgo a caballo. No llevo lanza ni armadura, más allá del coleto de cuero ricamente adornado con el escudo de armas de mi padre que uso a diario y mi espada de uso.

-Conmigo viene mi primera espada Theresa Nieve y el Matatoros, en calidad de Jefe de la Guardia.

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21/04/2015, 12:17
Royne Ríos, guardia raso.

Royne abandonó la barbacana a la carrera, en dirección a los barracones. Los curiosos empezaban a pasear sin rumbo por el patio de armas, preguntándose entre susurros el porqué de la presencia de ser Horwin en las almenas. El antiguo Primera Espada zigzagueó entre los presentes hasta alcanzar la puerta del austero edificio donde habitaban los guardias del castillo, abriéndola de un empujón.

- ¡Russ! ¡RUSS! -gritó sin contemplaciones.

Al ver aparecer al enorme jefe de la guardia, el bastardo de Lord Frey le dedicó un saludo marcial y le comunicó las órdenes del señor de Aguasclaras.

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21/04/2015, 12:22
Russ "el Matatoros", jinete libre.

Al escuchar el grito de Royne Ríos, Russ tomó su enorme espadón y salió de sus aposentos. El soldado parecía nervioso y ni siquiera esperó a que el Matatoros abriera la boca antes de vomitar las órdenes de ser Horwin.

- Tranquilizaos, señor -consiguió decir Russ cuando el noble frenó su diatriba para poder tomar aliento-. Estoy preparado y pertrechado, ya que iba a hacer una ronda de inspección por las almenas, pero tómese un instante para calmarse y decirme qué está pasando.

Royne pronunció un nombre. Un solo nombre. Un nombre maldito y teñido de traición y sangre. Un nombre que despertó el fuego de la ira en las entrañas del Matatoros. Una furia fría e implacable se instauró en los ojos del jefe de la guardia, que avanzó a grandes zancadas hasta la salida de los barracones. Royne tuvo que echarse a un lado para no ser arrollado por la enorme mole. Russ cruzó el patio de armas como un uro enloquecido, creando un corredor despejado a medida que los habitantes del castillo iban abriéndole camino. Pegado a sus talones, el bastardo de los Gemelos le seguía a duras penas.

Cuando ya ascendía los primeros peldaños de piedra hacia lo alto de las murallas, al encuentro de su Señor, el gigante divisó entre los curiosos a Cran, el mozo de cuadras.

- ¡Cran!- gritó para hacerse oír por encima del murmullo general- ¡Ensilla el caballo de nuestro Señor, el mío y el de Theresa Nieve! ¡Rápido!

Subiendo los escalones de tres en tres, Russ alcanzó las almenas y se colocó junto a su nuevo Señor.

- A su servicio, ser Horwin -saludó, aunque tras esa frase protocolaria podía adivinarse un tono acerado y ansioso que auguraba sangre y venganza.

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21/04/2015, 14:05
Ser Baltrigar "el Traidor".

Tres figuras se acercaron al encuentro de Baltrigar desde Aguasclaras. Distinguió rápidamente a la enorme mujer embutida en armadura situada a la siniestra del que suponía Ser Horwin, Theresa. Y cómo no, a la diestra del nuevo Señor de Aguasclaras estaba el Matatoros. Russ, su antiguo amigo, más grande aun que la gigantesca mujer. Aquel por mala fortuna no había sido familia suya. Si no hubieran muerto los hijos de ambos aquel fatídico día en Solaz del Soldado, no se encontrarían ahí de aquella manera, ni en semejantes circunstancias.

Primero saludó con la cabeza a los tres jinetes que se acercaban, empezando por Theresa, continuando por Russ y finalizando en aquel rostro desconocido para él.

- Ser Horwin, supongo. – Comentó a modo de saludo agachando la cabeza mientras las tres figuras se detenían a una distancia prudencial pero lo suficientemente cerca como para oírle.

- Vengo a entregarme por el crimen que cometí. – Explicó el Tormenta sin más miramientos. Desenvainó muy lentamente su espada, la tomó por la hoja y le ofreció al Matatoros la empuñadura. – No llevo más armas ni soy peligro alguno. Podéis registrarme.

- Traigo también dos mensajes. – Continuó mientras ofrecía las riendas de su caballo y desmontaba sin oponer resistencia ni hacer gesto alguno de amenaza. – Uno para Ser Pendrick Tully. Y otro para vos. – su mirada se dirigió a Russ.

Pero no dijo más. No iba a decir más en presencia de terceras personas, y no porque tuviera algo en contra de Theresa o del nuevo Señor feudal, sino porque eran mensajes privados y Baltrigar quería respetar esa privacidad. Dicho aquello hincó una rodilla en tierra frente al corcel de Ser Horwin y agachó la cabeza. – No soy quién para pediros nada pero aun así rogaría que se libere a mis hijos si es que siguen prisioneros. Ellos no tuvieron nada que ver con mis actos, ni sabían de mis intenciones. Mi familia no debe pagar por lo que yo hice.

Tras aquella petición, Baltrigar se dispuso a ser conducido a las mazmorras de Aguasclaras o a donde tuvieran a bien de llevarle. Sospechaba que pronto tendría que responder a muchas preguntas antes de que le ejecutaran.

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21/04/2015, 14:33
Ser Gwraidd Tully.

Gwraidd había regresado... cambiado. No había otra forma de decirlo. Había evitado cualquier conversación, cualquier gesto de ánimo, cualquier tipo de interacción humana. Sus días, desde la llegada al castillo, se basaban en entrenamientos con su arma, y viajes a la posada de Solaz del Soldado. Allí, no buscaba putas, ni entraba en conversación con nadie. Sólo bebía, una tras otra, seis copas de vino, ni una más, ni una menos.

Después regresaba a la fortaleza. Se decía, incluso, que nada más llegar había terminado abruptamente su relación con la joven que, según todos decían, había convertido en su amante.

Esa mañana, sin embargo, estaba allí. Probablemente aun no era, debido a lo temprano del día, su momento de ausentarse a beber. O quizás no. No había dicho nada al respecto, y era difícil saberlo.

Al escuchar las palabras de Ser Horwin, dirigidas a su hermano, medio sonrió. Nadie le prestaba atención, ninguna orden era respecto a él. Así que salió también del castillo, unos metros detrás del galope de Ser Horwin y sus espadas. Sus ojos observaron la escena, desapasionadamente.

Sería tan fácil ahora... 

Pero no hizo nada. Sólo siguió allí, montado en su caballo, observando sin decir palabra alguna con una mueca entre la rabia, el desprecio y la pena.

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21/04/2015, 17:23
Ser Madrigal Oakenshaf-Casagrande.

Madrigal llegó tras ser avisado por el ama de llaves dispuesto a cumplir las órdenes encomendadas, proteger al Pendrik. Al llegar saludó al que había sido su señor con un fuerte apretón en el hombro. El rostro de Madrigal había cambado últimamente. Seguía siendo atractivo, aspecto que el cumplir años no había podido cambiar, pero había adelgazado mucho desde la muerte de Alethéia Casagrande. Con la mujer fue feliz y había ganado unos cuantos kilos. Ahora, la piel del rostro se le pegaba a los huesos, resaltando sus pómulos y afilando sus rasgos. Cumplía las órdenes estrictamente necesarias y, el resto de tiempo, se lo pasaba o bien con los caballos, entrenando, o bien cuidando a su hijo recién nacido, al que aún postergaba poner un nombre. Oía los rumores sobre su descendencia pero no les hacía ningún caso. El sabía bien lo que podía pasar. La sangre de sus ancestros era poderosa y pensaba que eso era lo que hacía al bebé especial. No iba a dejar que nadie le dijera lo contrario.

- ¿Qué ha pasado?- Preguntó. La respuesta que le dieron no hizo variar la expresión de su rostro.

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21/04/2015, 20:43
Ama de Llaves Tanya.

Estoy fuera con mis tareas habituales de la mañana, cuando escucho el aviso de Edder. Miro en su dirección y acudo a escuchar sus palabras. Abro los ojos y, sin pensar ni en el decoro ni en nada más que la urgencia de la situación, vuelo hacia el castillo a avisar a su señor. Presurosa llego hasta la recámara y, apenas anuncio mi presencia y entro.

- Señor, alistaos presto. Ser Baltrigar está a las puertas de Aguasclaras... Edder acaba de dar el aviso.

Mientras preparo todo lo necesario, procurando siempre esquivarlo de mi vista. No es correcta mi presencia allí, pero sí necesaria. Una vez presto, me acerco a él y un ruego sale de mis labios:

- Escuchadlo, Ser Horwin. Concededle esa gracia a un hombre que siempre sirvió a Aguasclaras. Si de algo sirve mi palabra, os lo ruego mi señor.

Después lo sigo en silencio. Sus enigmáticos ojos y su gesto serio no me revelan ninguna intención, aunque sé que me ha escuchado.

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21/04/2015, 20:46
Ama de Llaves Tanya.

Tras avisar a Ser Madrigal voy en busca de Ser Trycian cuando me encuentro a Sysa con la pequeña. Una tierna sonrisa se dibuja al verlas.

- Sysa, ve y avisa a Tarmall de que Ser Baltrigar está en la puerta. Que busque a Ser Trycian, ha de proteger a Ser Pendrik, por orden de Ser Horwin. Luego, procurad que ni Brocelyn ni Clarissa salgan de la casa, atrancadla, si es preciso. Que te ayuden las chicas- digo en referencia a las muchachas que atienden el castillo.

Luego vuelvo a las almenas, desde donde veo a Gwraidd que ha salido a caballo, desoyendo que sólo Theresa y Russ pueden hacerlo. Fijo mi mirada en él. Tras el último año lo he hallado muy cambiado, pero ni me he acercado ni he tratado de hablar con él. No tiene sentido y me hastié de no hallar interlocutor.

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21/04/2015, 20:54
Ama de Llaves Tanya.
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Averiguar intenciones

Tirada: 1d20

Resultado: 16(+4)=20

Notas de juego

- Tirada de averiguar intenciones, de los que puedo ver. Y de Russ, Theresa y Ser Horwin antes de que salgan hacia Ser Baltrigar.

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21/04/2015, 21:22
Clarissa, esposa de Ser Baltrigar Tormenta.

Los murmullos recientes de aquella mañana, habían alertado a Clarissa, que con un ímpetu que nada tenía que ver con el desánimo que había marcado su comportamiento durante los últimos meses, corría, subiendo hacia las almenas, como alma que lleva el diablo. Quería verlo. Quería ver a su marido.

Quería comprobar que de hecho era él. Que estaba vivo. Que estaba entero. Que no había envejecido tanto como para dejar de ver en él el rostro del que se había enamorado. Quería ver en sus ojos que seguía siendo el hombre al que amaba. Quería ver que no la había olvidado. Y que la seguía queriendo. Casi inconscientes, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas cuando el nombre de su esposo salió, quebrado, de su garganta- ¡Baltrigar!-bramó, desesperada, al ver al fin su figura cubierta en armadura dorada, posada sobre el caballo frente a las murallas. 

Lo vio descender, lo vio arrodillarse, y no pudo evitar sollozar. Ser Horwin y de seguro, Theresa, portaban una espada. Y con sólo imaginar que con una sóla orden toda su angustia finalizaría de manera abrupta y terrible, se echaba a temblar, aferrándose a la piedra de los muros que la contenían.

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21/04/2015, 21:39
Comadrona Sysa.

Voy camino a cuidar de Clarissa con mi pequeña en brazos cuando casi me arrolla. Me aparto justo a tiempo de evitar colisionar y que mi niña y yo demos con nuestros huesos en la tierra arcillosa. Voy tras ella y la rodeo con mi brazo, apoyando mi frente en su cabeza.

- Sé valiente, Clarissa, aparta de su vista. No lo distraigas pues en estos momentos no sabemos qué nos brindarán el Guerrero ni el Desconocido... Piensa en tus hijos, Clarissa. Como hombre tomó una decisión aquel nefasto día y como caballero regresa hoy ante Ser Horwin y todos. Dejemos que honre sus votos, por favor, Clarissa...

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21/04/2015, 21:54
Theresa Nieve, Primera Espada.

Theresa se envaró al recibir la noticia. El traidor. El asesino de Ser Hadder se presentaba ante los muros de Aguasclaras. Y no sabía si acaso aquello era fruto de una locura recientemente adquirida por su parte o si en efecto había otras motivaciones que lo llevaban a proceder de manera tan temeraria, pero necesitada de grandes dosis de osadía. 

De cualquier manera, no había tiempo para divagar tratando de dilucidar nada en concreto. Su señor la necesitaba, y a aquellas alturas, la simple idea de la lealtad hacía que Theresa lo siguiera, sin dudarlo. Ella debía salvaguardarlo. Ella debía evitar que la historia volviera a repetirse, aunque esperaba no tener que verse impelida a ello. 

Posó una mano sobre la empuñadura de su gran espada. Aquella fabricada con esmero por el buen Jeremyed, que había aceptado aquel reto de dar a luz un arma adecuada para su tamaño. Sin duda, sólo su peso, acompañado por la fuerza de los brazos de la Mostrenca, podría cercenar la cabeza de cualquier hombre, y si ser Horwin daba la orden, no lo dudaría. Pero esperaba que aquellas palabras no fueran pronunciadas. Ser Baltrigar debía someterse a la justicia. Y la justicia, si era justa, al menos escuchaba. 

Theresa siguió al señor de Aguasclaras, asintiendo ante su gesto con gravedad. El primer día de aquel año sin duda iba a ser uno para recordar. Ya fuera porque la sangre iba a teñirlo de manera resaltable, o porque la oscuridad que se cernía en torno a los misterios de la muerte de Ser Hadder iba a quedar disipada por la claridad de las respuestas que sólo el asesino podía proporcionar. 

Montó a caballo, llevándolo al mismo paso que su Señor, y en cuanto se situaron frente a Ser Baltrigar, no pudo evitar entrecerrar los ojos, con desconfianza y advertencia. Tenía claro que si realizaba cualquier movimiento sospechoso desenvainaría su espada y se interpondría entre él y su señor. Había conservado indebidamente la vida una vez, y aquello no volvería a suceder. 

Sin embargo, a menos que su instinto se equivocase, aquellas no parecían ser las intenciones de Baltrigar Tormenta, pues ante ella, Ser Horwin y Russ, se arrodillaba, quedando indefenso y desarmado. Y ante aquello Theresa no pudo sino mirar a su Señor, con una pregunta implícita en el rostro. ¿Qué deseaba que se hiciera con el traidor? 

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21/04/2015, 21:56
Mayordomo Charlton, 5º hijo de Ser Baltrigar.

Charlton escuchó los rumores y observó con desazón el desconsuelo de su madre, que pronto era asistida por Sysa. Se encaminó hacia las almenas, tomando del brazo a una de las muchachas encargadas de la servidumbre que había contratado Ser Gwraidd, con delicadeza, al verla pasar- Ve y avisa a los demás sirvientes. Encended el fuego en la sala de ceremonias y en las estancias de Ser Horwin para ir caldeando la casa señorial, y estad sobre aviso. Es posible que el Señor desee reunirse con sus hombres de confianza en breve, y debéis atender sus necesidades- dijo, sin dar lugar a la negación, pero con educación y amabilidad. 

Él no podía permitirse, en su situación, las brusquedades con una servidumbre que no terminaba de respetarlo del todo, habiendo una figura que cláramente era más competente que la suya. Una que no era otra que la de Tanya, a la cual envidiaba sanamente, y en el fondo agradecía, pues de no ser por ella, muchos problemas habrían recaído sobre sus espaldas en aquellos tiempos tan oscuros para su familia. 

Subió las escaleras entonces, y contempló a Sysa y a su madre, Clarissa, uniéndose a ambas, y ayudando a la comadrona a convencer a la segunda, a pesar de no poder evitar él mismo dedicar una mirada cargada de confusión y tristeza, al hombre que era su padre- Vamos madre. Haz caso a Sysa... Este no es el momento. No desesperes- susurró, acariciando su pelo, como sabía que añoraba desde que Baltrigar se marchase- Estoy seguro de que Ser Horwinn te dejará hablar con él cuando sea posible. Aunque lo haga prisionero, o aunque lo condene. -dijo, con aparente seguridad, aunque no tuviera aquella certeza.

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21/04/2015, 23:31
Brocelyn, "el Traidorzuelo".

Los rumores inundan rápidamente cada rincón de Aguasclaras. ¡Mi Padre ha venido a entregarse!

Sin dilación me dirijo al patio para ver de cerca a mi padre. Que alguien intente evitar mi presencia allí. No lo conseguirá salvo que me reduzcan por la fuerza inmovilizándome a continuación y no creo que nadie sea tan insensato como para realizar dicha acción delante de Ser Baltrigar.

- Padre... - digo sin esperar respuesta alguna por su parte.

- Ojalá Beldyr estuviera aquí. - pienso.

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22/04/2015, 01:41
Ser Trycian de Dorne.

Estoy sentado al lado de la cama de mi esposa, como tantas otras horas de vigilia en ese mismo lugar, cuando me llega el aviso de que debo dirigirme de inmediato al muro. Beso su mano como despedida y me pongo de pie para dirigirme allá. Tomo mi espadón y lo coloco con su correa en mi espalda. No llevo armadura de ningún tipo pero no es algo que me importe demasiado.

Al llegar fuera, subo el muro y veo al hombre. Me quedo al lado de Ser Pendrik como se me ha indicado, aunque preferiría estar allá. Soy un Caballero, no un Guardaespaldas. Aun así, cuidar del que debería ser el verdadero Señor de Aguasclaras es un cometido digno para cualquiera.

Veo como Ser Baltrigar habla y como levanta las manos. Luego se baja del caballo y se arrodilla. Entiendo lo que sucede rápidamente:

"Ha venido a entregarse. Ahora sabremos la verdad de su traición. Si es como sospecho y tiene como probarlo, sería bueno verlo libre de toda culpa."

Veo a su mujer y me imagino a Arianna sufriendo por el dolor de verme lapidado y con mi honor manchado. Luego pienso en cuanto sufriría con mi muerte y no puedo evitar pensar que ese es el peso de toda esposa, sobre todo cuando su hombre es un guerrero. La muerte baila con nosotros y debemos hacerla esperar para estar con quienes amamos, pero su llamado no puede ser ignorado. Excepto en algunas ocasiones, como ya lo hice yo una vez.