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Juego de Tronos - Castillo de Aguasclaras.

Lo que aconteció después. - Parte II.

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23/08/2014, 17:08
"Familia, Deber, Honor."

VIÑETA XVII: AÑOS 149 A 152:

Gobierna en Poniente (exceptuando Dorne) el Rey Aegon III, hijo de Rhaenyra, y superviviente de la terrible contienda que fue conocida como Danza de Dragones (la guerra de sucesión entre los Negros y los Verdes, seguidores de los diferentes bandos entre los Targaryen). El Rey es llamado a sus espaldas Veneno de Dragón, porque se dice que mató al último dragón. Esto parece contradictorio con las historias que afirman que en años más recientes, un dragón destruyó Varamar, el bastión de los Mallister, con lo cual el dragón que devoró a Rhaenyra no habría sido el último dragón sobre la tierra.

AÑO 149:

- Mes 1: La epidemia de gripe va remitiendo, si bien algunos se siguen encontrando enfermos. La mayoría de supervivientes deja atrás los síntomas.

Los conatos de revueltas en Villamanzano y Solaz del Soldado han desaparecido. En Villamanzano han sido claves las acciones de Gwraidd Tully para apaciguar al pueblo, pero muy especialmente las acciones de los Casagrande, que fueron en masa al pueblo para comprar todo el excedente de sidra y tener a todo el mundo ocupado y alejado de todo pensamiento de revuelta.

Solaz del Soldado sigue siendo el mismo nido de víboras que ha sido siempre, pero la recuperación de Caster parece haber sido clave para que la actitud anti-feudal imperante vuelva a niveles "normales", como siempre antes.

Se rumorea que los poderosos asesinos de Solaz del Soldado, Sanguedor el Sanguinario, Kurst el Señor del Crímen, y Bonhart el Cazarrecompensas están viejos y cansados, sin ganas de más luchas. Se contentan con seguir ganando dinero del contrabando, la venta de "protección" (mercenarios) y la prostitución y los ingresos por la venta de vino y cerveza. Disfrutan así plácidamente de su vejez.

No parece que los cuatro que se fueron a Varamar tengan intención de volver. Al parecer Lord Linn Mallister los ha contratado permanentemente y paga bien.

Lord Mallister fue informado por cuervo de la muerte de Malcom Ríos, pero si respondió, su cuervo de respuesta no ha llegado.

Antes del comienzo del nuevo año se honró a todos los muertos y se han llevado a cabo todos los ritos funerarios. También en Aguasturbias, donde la mitad de la población ha caído ante la epidemia de gripe.

Las finanzas del Feudo, según observa el Maestre Ammon, están en las últimas. El gasto del torneo fue astronómico, la pérdida de mano de obra por la gripe, y el ataque al Castillo terminaron de causar la actual bancarrota.

Ser Hadder, recuperándose, pero todavía un poco débil, reorganiza algunas cosas en el Castillo.

Ha observado que algunos Escuderos son demasiado débiles e inexpertos, pues no reciben suficiente mano dura en su entrenamiento al estar consentidos. Asigna a Beldyr Tormenta, con fama de mimado, como Escudero de Ser Orsey, un Caballero joven, pero con fama de brutal y que ha demostrado su ferocidad. Asigna a Horace Crakehall como Escudero de Ser Baltrigar.

Pendrik Tully sigue siendo Escudero de Ser Otter, y está lejos de ganar sus espuelas. Haudrey Ríos es el Escudero de Ser Trycian, quien le entrena con dureza, casi con crueldad dorniense. Gwraidd Tully sigue siendo el Escudero de Ser Madrigal.

Golias se convierte en el nuevo Curtidor y Gallo en el nuevo Alfarero. Aguasclaras se queda sin peones.

Se inician los trámites con Sept de la Bahía para que el Acólito Eremiel sea ordenado Septón y se convierta oficialmente en el nuevo Septón de Aguasclaras. La cosa sigue un proceso lento, pero la primera respuesta de Sept de la Bahía parece alentadora. Tal vez Aguasclaras vuelva a tener Septón a finales de este mismo año.

Aaron, segundo hijo de Jeremyed, se está preparando para viajar a la Ciudadela, con fondos de Aguaclaras (pese a la ruina económica del Feudo) y sendas cartas de recomendación tanto de Ser Hadder como del Maestre Ammon.

Aisa se recupera bien de la gripe y ayuda cada vez más a su esposo en la forja.

Alethéia Casagrande está oficialmente prometida con Ser Madrigal, está prevista su boda para el Mes 12 de este Año. Se dice que, pese a la pobreza del Feudo, será una boda por todo lo alto, con un gran festín y caciques que llegarán de todos los señoríos del Feudo. La joven regordeta visita con cierta frecuencia el Castillo.

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El Maestre Ammon manda mensajes de Ser Hadder al Rey, en Desembarco del Rey, con una petición para Ser Madrigal.

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Con la muerte de Probis, Lady Vesania Oakenshaf se convierte en la jefa indiscutible de toda la clase trabajadora y de todo el servicio del Castillo.

Arianna Tully va camino de convertirse en una solterona.

Armase habla con varias mujeres tras la muerte de su pobre madre Naneleth. Se dice que en su lecho de muerte, la criada confesó que su hijo es descendiente de bastardos nobles dornienses.

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Bethan ha tenido que contestar a muchas preguntas, tras el ataque del año pasado. Es posible que haya pasado algún tiempo en las mazmorras...

Blantel y su hijo Dod se afanan en los trabajos de la Carpintería, que incluyen la fabricación de pulidos bastones de entrenamiento y algunas nuevas espadas de madera para reemplazar las que se han ido rompiendo.

Las filas de los guardias del Castillo se van a ver engrosadas este año. Por decisión de Ser Hadder; Brandon, Jack "Pequeño Cuervo", y Roy hijo del Matatoros, comienzan su entrenamiento como Hombres de Armas con el Maestro Otto de Puenteamargo.

Darién "Piel de Lobo" es nombrado nuevo Forestal de Aguasclaras, con la función de proteger las tierras del feudo contra bandidos, criminales, jaurías de lobos y otros depredadores, y por supuesto contra cazadores furtivos y ladrones.

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Sus nuevos Cazadores son Dhur y Dinnas, los hijos del difunto Din, que ya habían sido entrenados por el anterior Forestal. Además Darién recibe el encargo de entrenar a Brocelyn y a Plumby como nuevos Cazadores.

Bresa y Sarah están muy ocupadas tejiendo ropas para reemplazar las que se han quedado viejas y preparando mantas de lana.

Brosten se queda prácticamente sólo ejerciendo como leñador. Por suerte a veces los cazadores y aprendices de Cazador le echan una mano.

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Rolls es el nuevo maestro albañil, él y su hijo Royle son los que hacen todo el mantenimiento de las murallas, y también de las partes de los edificios interiores que son de piedra y argamasa, aunque ahí siempre trabajan en cooperación con Blantel y su hijo Dod, pues las vigas, suelos y techos son de madera. Rolls no tiene el talento que tenía el Maestro Tobías, pero hace lo que puede. Su esposa Celine se encarga de cuidarle a él y a su hijo Royle.

Chalton, el quinto hijo de Ser Baltrigar y de Clarissa es aún demasiado joven para aprender un oficio.

Con la muerte de su padre y su hermano mayor, Crann es ahora el nuevo Maestro de Cuadras, ayudado por su hermano pequeño Woode.

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Sysa y Tanya siguen siendo las principales criadas del castillo, aunque Nana parece que quiere tomar a una de las dos como aprendiza de Comadrona. Cysa y Ruyara, hijas del Matatoros, se convierten también en criadas.

Russ toma por fin las riendas de la guardia del Castillo, estableciendo vigilancias racionales y preocupándose de la seguridad.

Entretanto, Theresa y Randyl se han quedado como los únicos guardaespaldas de Ser Hadder y su familia.

Ser Hadder se apoya mucho en Randyl, ahora que está cansado y mayor, y especialmente que se ha quedado sin escudero. Randyl es quien le ayuda a ponerse la armadura en las raras ocasiones en que decide ponérsela. Theresa se suele turnar con Randyl para proteger la puerta de las habitaciones del señor feudal, y suele tener más a menudo el turno nocturno, pues durante el día Ser Hadder suele preferir a su lado a Randyl para que le ayude a vestirse.

Viterrand comienza a estar bastante senil, y cada vez es más su esposa Flavia la que se encarga de cocinar para todo el Castillo.

A Jeremyed le llueven los encargos, y pasa todo el año tremendamente atareado. Por fortuna cuenta con la ayuda de su esposa y de su hijo mayor, Jodd. Le entristece tener que despedir al joven Aaron el Tuerto.

Hay quien sospecha que hay desavenencias entre el Castellano y su esposa. Lady Patricya pasa mucho tiempo cuidando del pequeño Jorah, de tres años de edad. El matrimonio de Ser Orsey con Lady Lidya parece ir cada vez mejor, aunque la pareja aún no ha sido bendecida por los Siete con un hijo.

Lumila no ha superado la muerte de Din y Llum, y desea volver a la antigua casa familiar en Orilla Azul. Soraya la Gata se ofrece a acompañarla y a cuidar de ella. Le pide permiso a Ser Hadder y a Lady Olenna.

El Paje Maegor Flores es un nuevo habitante Noble del Castillo. De momento se ocupa de servir vino en las copas de los nobles en el Gran Salón, pero seguramente pronto comience a ser entrenado por su padre y su abuelo, aunque aún es demasiado joven para sostener una espada.

Royne Ríos parece estar llevando bien el haber sido degradado de Primera Espada a guardia raso. Además, con la incorporación de tres nuevos guardias ya no se siente tan novato.

Ser Trycian es el único Caballero del Castillo que continúa soltero y sin compromiso. Hay quien piensa que haría buena pareja con Arianna Tully. Desde luego si los hijos heredasen la fortaleza del padre y la belleza de la madre, serían formidables.

Vitel, hijo del Maestro Viterrand, quiere ser aprendiz de leñador con Brosten como maestro.

AÑO 149 D.A.:

- Mes 1: Día 1: El Festival de Inicio del Año es uno de los más austeros y tristes que se recuerdan. Siendo frío Invierno y con el Sept destrozado, el Acólito Eremiel oficia la ceremonia religiosa en el Patio de Armas, mientras que el pequeño banquete (no mucho mejor que una comida normal) se celebra en el Gran Salón de la Casa Señorial.

Viterrand mete la pata y le echa sal al pastel destinado a la mesa del señor feudal y su familia.

- Mes 2: La boda entre Ser Madrigal y Alethéia Casagrande se fija para el 15 del Mes 12 de este mismo año.

En Sept de la Bahía se pone en marcha el proceso para la ordenación como Septón del Acólito Eremiel, es un proceso arduo y todos los Septones deben de deliberar y estar de acuerdo por unanimidad. El candidato será probado en pruebas de Fe, de conocimiento y de virtud. Eremiel es convocado a Sept de la Bahía.

La cuadrilla de Albañiles (Rolls, Royle, con ayuda de Blantel, Dod y algunos más) comienzan las obras de reparación del Septo del Castillo. Ha de estar perfecto para la boda de final de año.

A finales del mes, llega un cuervo procedente de Rosby. Lord Whalon, el Lord Justador, convoca un Torneo en su Castillo, e invita a Ser Hadder y a sus Caballeros. El Maestre casi siente la tentación de quemar el pequeño pergamino con el mensaje. El Feudo no puede permitirse ese gasto en estos momentos. Sin embargo, es su deber como Maestre transmitir todos los mensajes a su señor.

- Alethéia Casagrande conoce al Paje Maegor Flores.

- Jeremyed lleva trabajando duro desde que comenzó el año y está terminando de forjar una magnífica maza pesada de una sola pieza, con mango de acero, para Ser Orsey. El herrero vaticina que esa maza no se romperá fácilmente en combate.

Aisa y Jodd se ocupan de otras tareas de rutina en la Herrería, especialmente herrajes y tareas menores como los aperos y herramientas comunes.

- Crann, el nuevo Maestro de Cuadras, anuncia que muchos de los caballos están viejos, y que varios de ellos no estarán en condiciones de ser montados para marchar al combate antes de que acabe el año.

- El Paje Maegor es discreto y encantador. Tiene una mirada limpia y honesta, y cae bien a todo el mundo. Pronto se vuelve imprescindible en el Gran Salón de la Casa Señorial.

- Lumila se marcha a Orilla Azul, sólo se despide de sus hijos, y muy brevemente. No pide permiso al señor feudal para marcharse del Castillo. Soraya la Gata pide permiso para acompañarla y cuidar de la casa de la familia de Ser Hadder en Orilla Azul, que está un tanto abandonada desde hace años.

- Los trabajos de Gallo como Alfarero dejan mucho que desear, se le rompen más vasijas de las que termina, y las piezas acabadas no son como las que hacía el pobre Jared. Gallo intenta seducir a la viuda Sarah, pero fracasa en ello. Sarah le dice a Armase que le dé una lección a Gallo.

- Golias se defiende en la Curtiduría. No tiene para nada el oficio que tenía el viejo Rhum, pero sus trabajos de cuero y pieles son pasables.

- Se dice que Haudrey tiene una mula y un caballo pesado de batalla a cual peor. La una muerde y el otro cocea a todo lo que se mueve. Ya ha destrozado varios mamparos de las cuadras y a punto estuvo de matar a Woode. Cuando monta en el gordísimo y feroz animal, Haudrey tiene un aspecto ridículo y desgarbado, pareciendo más joven de lo que es realmente.

- Brandon es un soldado pasable, Jack es demasiado inquieto para hacer de centinela y prefiere ejercer de mensajero. Roy se muestra hosco y callado, enfadado con su padre Russ por obligarle a seguir sus pasos.

- Plumby y Brocelyn están ambos como aprendices de Cazador con Darién, pero no parecen estar teniendo progresos. Tampoco es Dinnas un gran Cazador. Sin embargo, Dhur, el hijo mayor del fallecido Din, está empezando a descollar como Cazador. Algún día será tan bueno como lo fue su padre.

- La mayoría de los perros del difunto Olegg están viejos para cazar y varios han muerto o están medio asalvajados. Quizá habría que sacrificarlos.

- Los dos caballos de Caster mueren. Es obvio que el nuevo Maestro de Cuadras tiene menos talento que el anterior.

- Los caballos de Armase sobreviven, tienen unos once años.

- Los dos caballos de Ser Madrigal están perfectamente, pues es un experto cuidando animales. De hecho se ofrece a ayudar a quien lo necesite.

- El palafrén de Royne muere, su destrero sobrevive, aunque está viejo.

- El matalón de Russ estaba muy viejo, y no sobrevive a estos años tan fríos.

- El caballo de carga de Edder muere por el frío y la vejez. Su caballo de batalla también está muy viejo (veinte años), aunque ha sobrevivido por ahora.

- El palafrén de Ser Baltrigar muere de vejez. Tiene un destrero de once años que se encuentra en perfectas condiciones.

Día 30, Mes 2, Año 149:

- Jeremyed termina una maza pesada para Ser Orsey Crakehall. A estas alturas, casi todos los habitantes del Castillo han oído hablar ya de la maza que Jeremyed está forjando.

La primera impresión que da, es que se trata de un arma tosca y pesada. Su principal rareza es que el mango no es de madera, sino que está hecha de una sola pieza de un acero muy sólido y recio.

Casi todas las mazas se acaban rompiendo por el mango, con los años la madera se pudre o se astilla. O la tensión en el punto de unión con la cabeza metálica hace que se vaya resquebrajando hasta soltarse. Es por eso que muchas mazas pesadas acaban necesitando cambiar el mango cada varios años. O, peor, puede que se acaben rompiendo en mitad de un combate o una batalla. La maza para Ser Orsey no tiene esta debilidad. Y además, no parece que pese mucho más que una maza pesada tradicional, tal vez haya sido forjada con alguna novedosa técnica de "vaciado" y tenga algunas partes huecas...

- Brosten parece retraído y amargado, volviéndose más reservado de lo habitual. Apenas habla siquiera con su aprendiz Vitel, y pasa mucho tiempo en Solaz del Soldado.

MES 4:

- Jeremyed el Herrero completa una preciosa Espada Larga. Parece un arma ceremonial y decorativa, pero lo cierto es que el equilibrio y el filo son correctos, y es un arma que puede ser perfectamente empleada en un combate de verdad.

- El encargo es para Lady Patrycia, que lo dejó pagado de antemano.

MES 5:

- Jeremyed comienza a trabajar en otra Espada Larga, cuenta con la mayor parte de los recursos necesarios para fabricarla, aunque parte ha de ponerlo él, pues la persona que le ha encargado el arma sólo pagó la mitad por adelantado.

MES 5:

- Todos pueden ver que Ser Orsey lleva al cinto una espada especialmente hermosa. Con guarda dorada grabada con filigrana. Tiras de buen cuero en la empuñadura para facilitar una sujección firme. Y un llamativo pomo en forma de cabeza de jabalí, mostrando sus fauces furibundo. En las raras ocasiones en que Ser Orsey la desenfunda (parece tener predilección por entrenar con su maza de acero sólido y oscuro), se nota que el filo es un buen acero, bonito y de calidad.

MES 6:

- Finales de mes: Jeremyed completa otra espada larga especialmente bonita. Quizá no tan perfecta en los aspectos técnicos (filo y equilibrio) como la que ahora luce Ser Orsey, pero aún así bastante bonita y decorativa.

La espada está lista para ser entregada a quien la encargó, pero sólo se ha satisfecho por anticipado la mitad del pago, por lo que el buen herrero ha tenido que adelantar recursos de sus propios fondos para poder completar el encargo.

MES 7:

- Jeremyed vuelve a martillear en la forja. Comienza a forjar una nueva espada larga.

VIAJE A ROSBY, TIERRAS DE LA CORONA:

AÑO 149, MES 11:

- El que Caster finalmente llevase dos caballos prestados acaba siendo un gran acierto. Posiblemente no lo hubiese conseguido sin los caballos, o Haudrey no lo hubiese logrado de haberle tenido que prestar su mula y renunciar así a las provisiones.

- No le va para nada tan bien a Ser Trycian, que en el cruce de un vado helado, a falta de una semana de viaje de Rosby, se cae del caballo al sufrir éste un resbalón. Salva al caballo, pero él cae al hielo y se clava unas rocas puntiagudas en el costado izquierdo, la cadera y en la pierna izquierda, sufriendo daños graves.

La razón y la lógica llevarían a renunciar al torneo y buscar refugio para recuperarse de las heridas durante los siguientes meses, antes de volver a Aguasclaras sin haber podido participar en el torneo.

Con una cabezonería dorniense bastante extrema, Ser Trycian insiste en continuar, sus acompañantes no le contradicen.

Ser Trycian llega finalmente al torneo, bastante justo de tiempo, y con fiebres debido a una infección en las heridas. Siente un gran dolor y mareos.

CASA ROSBY:

La Casa Rosby de Rosby es una casa noble de las Tierras de la Corona. Gobiernan el castillo de Rosby y su aldea, localizada justo al nordeste de Desembarco del Rey.

Los Rosby no son precisamente conocidos por su robustez, tendiendo a ser enfermizos.

Su blasón consiste en tres chevrones rojos sobre armiño. Si tienen un lema, nunca lo emplean.

La Casa Rosby fue una de las primeras casas en someterse pacíficamente a Aegon el Conquistador cuando invadió Poniente en su Guerra de Conquista.

- Enseguida se hace evidente que Robsy no es Altojardín. El nivel de riqueza no es ni comparable.

- El torneo en principio no resulta para nada tan espectacular como el que organizaron los Tyrell el año pasado, aunque la cercanía a Desembarco del Rey hace que estén presentes algunos representantes del Trono de Hierro.

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- Caster se apunta enseguida a la Meleé General.

- Haudrey puede apuntarse a la Meleé de Escuderos, a la General, a la Justa Noble (en su caso tendría que vencer primero al estafermo en la fase de clasificación previa), o puede no apuntarse a ninguna competición.

- Ser Trycian sólo tiene interés en la Justa Noble, para la cual le clasifican automáticamente por haber quedado finalista en el Torneo de Altojardín. Además, es tratado con honores debido a ello.

- Los otros principales clasificados para la Justa Noble en el Torneo del 149 en Rosby son: Lord Whalon Rosby, el Lord Justador; Ser Valinor Fuegoscuro, Lord Comandante de la Guardia Real tras la reciente muerte de su señor el Príncipe Osmos Targaryen; Ser Ysle Velarion de las Mareas, Ser Garet Buckwell, Ser Galfried Velarion de Marcaderiva; Ser Jarmin Tormenta, el Bastardo de Mistwood; el Escudero Balian Blackwood; y Ser Euston Mooton de Poza de la Doncella.

- Ser Trycian había llegado herido al Torneo por una mala caída durante el viaje. Es derrotado por ello por el Lord Comandante de la Guardia Real en el Primer Lance. Su Escudero, Haudrey Ríos, es vencido por Ser Ysle Velarion de las Mareas.

AÑO 149: MES 12:

- Jeremyed el Herrero completa una espada larga y una cota de anillas encargadas por Ser Baltrigar. La espada larga es normal, de calidad corriente. Un arma funcional sin nada en especial. La cota de anillas es funcional, sin decoración adicional. Puede durar tiempo si recibe un buen mantenimiento y cuidado.

CASTILLO DE AGUASCLARAS:

AÑO 149:

MESES 4 A 10:

- Royne Ríos, nuevo guardia raso del Castillo, escolta a Aaron, segundo hijo de Jeremyed y Asia, hasta la Ciudadela, en Antigua, con un "donativo" para facilitar su ingreso en la orden, así como cartas de recomendación del Maestre Ammon y de Ser Hadder. Aaron supera los exámenes de acceso y se queda en la Ciudadela para ser entrenado como Maestre (primero Acólito). Es probable que nunca vuelva a ser visto en el Feudo de Piedras Viejas.

- Royne Ríos regresa al Feudo y escolta al Acólito Eremiel a Sept de la Bahía, pues el Septón principal debe examinar si es digno de convertirse en Septón.

MES 11:

- En los últimos meses ha habido en el Castillo una lucha de poder entre Vesania y Nana por ver qué criada se convertirá en la nueva aprendiza de Nana, y cuál seguirá los pasos de Vesania. Al final no está del todo claro cuál hará qué papel. Tal vez finalmente tenga que imponerse Ser Hadder, pese a que el asunto parece trivial.

- Vesania Oakenshaf ha estado enseñando a la joven Arianna Tully los secretos de la buena administración de un Castillo y el gobierno de la servidumbre y de las clases humildes. En los últimos meses ha ido delegando cada vez más y más aspectos de la organización de la boda entre Ser Madrigal y Alethéia Casagrande.

- Vesania prepara en secreto avances para la boda, que presumiblemente se celebrará el Año próximo, entre Arianna Tully y Ser Trycian de Dorne, pero le preocupa un aspecto legal nobiliario de dicho enlace.

- Brandon, Jack y Roy se convierten durante todo el año en los nuevos guardias del Castillo. Aunque Jack sigue ejerciendo como mensajero y a veces enlaza a la guardia con los cazadores.

- Dhur está hecho todo un cazador y se convierte en la mano derecha del nuevo Forestal, Darién. El entrenamiento de Dinnas y Plumby va más lento. Brosten en teoría se incorpora a los Cazadores este año, aunque a la práctica sigue ocupado en sus tareas de siempre, y en entrenar a su nuevo aprendiz, Vitel.

- Llega un cuervo de Desembarco del Rey con una sorprendente noticia: Su Majestad el Rey Aegon III Targaryen, le ha concedido a Ser Madrigal de Puenteamargo el apellido caballeresco Oakenshaf-Casagrande, que será efectivo desde el día de su boda y será hereditario para sus descendientes legítimos en el seno de su matrimonio con Alethéia Casagrande.

- Finales del Mes 11: Comienzan a llegar los invitados para la boda en el Castillo de Aguasclaras. Llega Bernard Casagrande con su hija y sus sobrinos. El Consejo de los Cuatro de Solaz del Soldado. Mayordomos y caciques de diversos pueblos de todo el Feudo. Esto agosta los recursos del Castillo por un tiempo, aunque los Casagrande cubren con buena parte de los gastos, y los regalos de los invitados cubren otra buena parte.

Se renuevan los lazos de fidelidad de todos los mandatarios locales de los señoríos con Ser Hadder Tully.

MES 12:

- Comienzos de Mes: Llega el recién nombrado Septón Eremiel, oficialmente designado nuevo Septón de Aguasclaras.

- Los albañiles y carpinteros han logrado reconstruir el Sept y el resto de desperfectos del ataque pirata de Isaura Pyke a tiempo para la boda.

- La boda se celebra según lo esperado y es un gran éxito. El pequeño Paje Maegor Flores, de nueve años de edad, es el encargado de llevar al Septo los anillos de boda para los novios (forjados por Aisa, la esposa de Jeremyed).

- Lumila y Soraya la Gata abandonan el Castillo y se trasladan a la finca Tully de Orilla Azul, para cuidar ese viejo edificio algo abandonado en los últimos años.

- Blantel se hace daño en un dedo con un martillo. En años sucesivos su hijo Dod se irá ocupando cada vez de más trabajos de carpintería, mientras que su padre, ya mayor, descansará.

- Se rumorea que las relaciones entre el Castellano Ser Otter Crakehall y su esposa Lady Patricya se han deteriorado bastante últimamente. Lo mismo se dice respecto a Ser Hadder y su esposa Lady Olenna.

- Brocelyn comienza a entrenar como Cazador, aunque no parece tener talento para ello.

- Horace y Beldyr continúan siendo una permanente decepción para sus respectivos padres. En menor medida, lo mismo le pasa a Pendrik.

- Dicen que el Maestre Ammon está cada vez más sordo.

- Crann está entrenando a seis potrillos, que sobreviven pese a la crudeza del invierno y las visicitudes de Aguasclaras, que hacen que los recursos escaseen en ocasiones casi hasta el punto del hambre. Todavía no se ha designado cuál va a ser su función.

- La boda de Ser Madrigal y Alethéia es en buena parte el suceso más feliz del Año 149 porque es casi la única vez que los habitantes del Castillo tienen una comida buena y abundante de verdad. Incluso Darién y Dhur logran cazar un oso milagrosamente, con ayuda de Dinnas y Plumby.

- Vesania intenta en un primer momento desentenderse de organizar la boda entre Ser Madrigal de Puenteamargo y Alethéia Casagrande, alegando que tiene que organizar otra boda para el año siguiente. Delega en Arianna Tully, pero viendo que la cosa puede acabar en desastre, finalmente se implica al máximo en organizar la boda, y la cosa acaba no saliendo tan mal.

- Darién y los demás cazadores logran cazar un oso para la boda, por lo que para todos se convierte en el mayor banquete de todo el año.

- Los Casagrande están satisfechos y todas las partes del feudo parecen pacificadas, incluso en buena parte Solaz del Soldado, cuyo Consejo de los Cuatro acude al completo (no acuden los miembros menos "respetables" de la comunidad de Solaz del Soldado, como Bonhart, Sanguedor o Kurst).

- Al casarse, Ser Madrigal recibe el apellido Oakenshaf-Casagrande para él y para los hijos legítimos que tenga con Alethéia Casagrande (quien no cambia de apellido). El Escudo de Armas de Ser Madrigal pasa a ser el de los Oakenshaf.

- Hace unos meses, Ser Hadder visitó al anciano Brom el Viejo en Cabaña de Brom, en compañía de Pendrik Tully. Se dice que volvió con un carro cargado de suministros y una buena bolsa de plata.

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- El recién nombrado Septón Eremiel oficia la boda y todo transcurre bien.

- El Año 149 termina así felizmente, excepto por las noticias que llegan de las Tierras de la Corona: Ser Trycian ha sido herido de gravedad en Rosby y permanecerá unos meses como invitado de Lord Whalon Rosby, junto con Haudrey Ríos y Caster.

El Maestre de Rosby afirma en su carta mediante cuervo al Maestre Ammon que el caballero dorniense vivirá, aunque no está seguro de si volverá a andar, y si lo hace no será tras menos de seis meses de recuperación. No recomienda que viaje ni que camine durante seis meses.

AÑO 150:

- Nacimiento de la princesa Elaena Targaryen, en Desembarco del Rey.

- El príncipe Daeron Targaryen celebra su séptimo día del nombre.

- Mes 4: Jeremyed forja un escudo de acero de caballero, en forma triangular. Sarah lo pinta en secreto con el emblema de cierta Casa Caballeresca.

- Mes 6: Las heridas de Ser Trycian le permiten viajar. Jeremyed termina un mayal de entrenamiento de buena calidad para Caster.

- Mes 7: Ser Trycian. Haudrey y Caster llegan a Aguasclaras a final de mes.

- El resto del año es extraordinariamente frío y con celliscas y vendavales. Todo el mundo se refugia bajo cubierto y los cazadores apenas pueden salir.

MES 12, DIA 30:

- El Ama de Llaves Vesania Oakenshaf aparece muerta en su alcoba, ahorcada, después de la boda entre Ser Madrigal y Alethéia Casagrande.

- También Nana es encontrada muerta después de la boda de Ser Madrigal, en este caso en su cama del desván de la curtiduría. La gripe al fin termina su trabajo. Las manos del cadáver de Nana agarran con fuerza un papel que contiene el siguiente mensaje escrito:

Epitafio:

Aojados los robles y los capullos en flor.

AÑO 151:

MES 1:

- Llega a Aguasclaras un cuervo procedente de Escudo de Roble, en las Tierras del Dominio. Lord Hewtt, señor de esa Isla Escudo invita a Ser Hadder Tully y sus caballeros al torneo que se celebrará en honor al nacimiento inminente de su primer hijo, convocado para el Día 3 del Mes 6 de este Año 151 D.A.

Casa Hewett   

- El Septón Eremiel anuncia que será posible oficiar la boda entre Ser Trycian de Dorne y Arianna Tully a finales de año, aunque plantea la controversia acerca del nombre de casada de Arianna. Ser Trycian es un caballero errante sin apellido, sólo se sabe que es Dorniense. Eso podría querer decir que su apellido sea Arena.

Sin embargo, hay dos precedentes en el Castillo de Damas que, tras casarse, mantienen su apellido de soltera. La primera fue Lady Olenna, que siguió siendo una Crakehall, dado que en ese momento su esposo era un Bastardo Ríos.

La segunda es Lady Patricya que, por orgullo, quiso seguir siendo una Florent, dado que su esposo Ser Otter pertenecía a una parte de la Casa Crakehall caída en desgracia y repudiada.

Sería posible obtener una licencia del Trono de Hierro para que el apellido de casada de Arianna siguiera siendo Tully. Para este menester, puede ser suficiente con la firma en el correspondiente pergamino del Septón Supremo, como miembro del Consejo Privado.

- Mes 1: Tras la muerte de Vesania, Arianna Tully se convierte en la nueva Ama de Llaves y "Mayordomo" del Castillo, ayudada en la ingente tarea por Tanya, pero no es suficiente. Se hace urgente el nombramiento de un Mayordomo. Arianna tiene por delante organizar su propia boda para finales del año.

El Septo del Castillo se encuentra completamente restaurado y apenas hay signos de los estragos causados por el ataque pirata de Isaura Pyke.

- Mes 1: Aisa está ocupada forjando las alianzas para Ser Trycian y Arianna Tully.

- Mes 2: Jeremyed termina un formidable espadón a dos manos para Therese. No es de una calidad notoria, pero es muy grande y pesado. Comienza a forjar una enorme cota de mallas para Theresa Nieve. La termina hacia finales de año y termina siendo de calidad normal.

- Mes 4: Jeremyed completa una cota de anillas de calidad media-buena para Haudrey Ríos.

MES 5:

- Viaje hacia la Isla Escudo de Roble, hogar de la Casa Hewett. Viajan: Escudero Pendrik TullySer Orsey Crakehall, su Escudero Beldyr TormentaLady Lidya CrakehallSer Baltrigar Tormenta, su Escudero Horace Crakehall, Clarissa de las Tierras de las Tormentas, Lady Patricya FlorentRandyl Lanzapartida, tercer espada.

TORNEO EN ISLA ESCUDO DE ROBLE:

Salud: Los Escuderos Beldyr y Horace llegan con un tremendo resfriado e incluso fiebre. Lady Lidya se ha lastimado en una caída, pero no es grave. Randyl se lastima la espalda por llevar exceso de carga.

Presentación: Este Torneo parece más humilde que otros. Los Lannister anunciaron que no iban a participar (aunque finalmente ha llegado un Escudero perteneciente a esa Casa), por lo que las Casas mayores no han enviado representantes.

Hay pruebas de fuerza para aldeanos, de heráldica para pajes y escuderos, de arquería abierto a todo el mundo, una brutal melée general de "gana el último que quede en pie", y la Justa Noble en el segundo día del Torneo.

Para participar en la Justa Noble se precisa superar unas eliminatorias contra caballeros menores y escuderos aprendices.

Eliminatorias: Horace es derrotado por un enano deforme de apellido Colina. Desde entonces le apodan Horace "el Enanito". Por su parte, Ser Baltrigar, Ser Orsey, Pendrik y Beldyr superan la fase eliminatoria.

Primer Lance: Ser Galbin Piedra vence a Ser Wallace Chester de Escudo Verde. Lord Allos Swann se impone al Lord Chester. Ser Ryck Westerling del Risco vence al hijo del Anfitrión, Ser Aldo Hewett de Isla Escudo de Roble. El Escudero Beldyr Tormenta es vencido por el Escudero Jonn Lannister por un escasísimo margen. El Escudero Pendrik Tully es descabalgado con contundencia por Ser Harwin Marbrand de Marcaceniza, y se hace daño en un tobillo al caer. El Escudero Doran Dondarrion vence en dos pasadas a Ser Orsey Crakehall. Ser Baltrigar Tormenta se impone a Ser Andric Staedmon, que era el favorito del público.

Segundo Lance: Ser Galbin Piedra y Ser Baltrigar Tormenta se descabalgan mutuamente. El primero se estrella contra la barrera, rompiéndose una pierna, y gracias a eso es el último en tocar el suelo. Es proclamado ganador del lance, aunque con la pierna rota no podrá seguir en liza. Lord Allos Swann vence a Ser Ryck Westerling. El Escudero Jonn Lannister vence a Ser Harwin Marbrand tal vez de manera poco limpia, al salir antes de la señal. El Escudero Doran Dondarrion pasa directo al Tercer Lance.

Tercer Lance: Doran Dondarrion descabalga a su señor Lord Swann, quien le nombra caballero. Jonn Lannister pasa directo a la final.

Final: Con tres pasadas, se impone finalmente Ser Doran Dondarrion ante el Escudero Jonn Lannister.

El torneo celebrado por Lord Hewett en Oakenshiel en honor del inminente nacimiento de su primer hijo llega a su fin.

Doran Dondarrion ha ganado sus espuelas gana sus espuelas tras derrotar un campo incluyendo a Ser Orsey Crakehall y Lord Allos Swann, de quien era su Escudero. Su señor le nombra Caballero justo antes de la justa final, que gana contra el Escudero Jonn Lannister, siendo declarado campeón del torneo.

Lord Belion Chester, Ser Wallace Chester, Ser Harwin Marbrand, Ser Galbin Stone, y Ser Ryck Westerling felicitan al ganador y le dan palmetadas en la espalda.

En el banquete tras el torneo, duras palabras se intercambian entre el joven Jonn Lannister y Ser Doran lo que lleva a los partidarios de ambos jóvenes a desenvainar sus espadas. Finalmente el recientemente nombrado caballero rehúsa luchar y se marcha.

- Durante el Torneo en la Isla Escudo de Roble, Lady Patricya lleva a cabo fructíferas negociaciones con Lord Swann al respecto de su hija.

Rowenta Swann, de Timón de Piedra, Tierras de las Tormentas. Hija de Lord Swann. Edad 22.

Casa Swann

- Llegan al acuerdo de que el Lord y su hija visitarán Aguasclaras a principios del Año 153 y se concretará el casamiento entre Lady Rowenta y Horace Crakehall.

- A lo largo de los Años 150 y 151, Jeremyed va terminando los encargos que le han hecho, y después de eso se ocupa de trabajos más rutinarios y se dedica a descansar, pues está agotado por el tremendo esfuerzo de los años previos.

MES 6:

- Los que viajaron al Torneo en la Isla Escudo de Roble regresan al Castillo de Aguasclaras.

- El resto del año va transcurriendo con tranquilidad.

- Curiosamente, es la propia Arianna Tully la que principalmente se encarga de los preparativos de su boda, aunque ayudada desde luego por su madre Lady Olenna, por su hermana mayor Lady Lidya, y por otras mujeres del Castillo, como Clarissa o Bresa.

- Mes 6: Un accidente en la forja. La cota para Pendrik se echa a perder y se pierden todos los costosos materiales y meses de esfuerzo y trabajo. Finalmente, con más esfuerzo, Jeremyed logra salvar algo del desastre. Pero la cota resultante es gris y fea, obviamente de mala calidad.

Meses 7 a 11: Intercambios de cuervos entre el Castillo de Aguasclaras y la Fortaleza Roja, en Desembarco del Rey.

MES 12:

- El Septón Eremiel, quien es ya casi un veterano en el puesto, oficia su segunda boda. Esta vez la boda entre Ser Trycian y Lady Arianna Tully. La Corona ha dictado una dispensa para que Lady Arianna conserve su apellido de soltera, Tully, aunque los hijos del matrimonio serán Ríos. El documento viene firmado por el joven heredero al Trono de Poniente.

AÑO 152:

- El Año 152 es un año de intenso frío, de tremendos vendavales que impiden prácticamente salir a la intemperie para cualquier propósito, y de copiosas nieves.

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24/08/2014, 16:54
[RIP] Bethan "Caratorcida".

VIÑETA XVII - Noviembre del año 151. Solaz del Soldado.

El anciano caminaba por un callejón oscuro. No podía evitar sentirse observado. La nieve se desprendió de un alar cincuenta pasos más atrás, obligando al anciano a girar la cabeza. Falsa alarma. Pero cuando no miraba, una sombra saltó de un tejado a otro con gracilidad felina. La nieve sobre las tejas amortiguaba sus pasos y lo hacía silencioso como un gatosombra.

Ajeno a todo ello, y a la vez desconfiado, el viejo apuró el paso para salir cuanto antes de aquel rincón. Dobló la esquina, y al hacerlo casi se choca con la figura que le cortaba el paso. Corpulento. Intimidante. Un fantasma demasiado real con una máscara de esparto ocultando su rostro. Era... el Ahorcado.

Whoooo...-su respiración se escuchaba entrecortada, como de ultratumba, bajo la máscara-Tú no vas a ningún lado. Whoooo... Busco respuestas. ¿Qué relación tienen los Lannister con Solaz del Soldado? Whoooo... ¡Habla! O te haré muuuucho daño, carcamal.

El Ahorcado golpeó su puño contra la palma de su propia mano, mentalizándose de que pronto repetiría el movimiento con la cabeza del viejales en medio.

¿Lannister? No sé de qué me estás hablando. Yo... no sé nada.

Veamos si mis nudillos te hacen recordar. ¡Whoooooaaah!

El viejito esquivó el puño del asaltante y lo desvió para que todo el cuerpo, con el que el Ahorcado había tomado impulso para su ataque, se estrellase contra el muro. No dejó tiempo para reaccionar. Metió los dedos arrugados entre la cuerda que ceñía la máscara y arrastró al Ahorcado, entre protestas por no poder respirar, hasta el otro lado del callejón. Hasta un barril. Hasta el agua helada del barril.

Con una fuerza impropia para un anciano, el viejo mantuvo al encapuchado pataleando, con la cabeza bajo el agua. Al final, la falta de oxígeno volvió al asaltante más dócil... dormido... inmóvil...

Así aprenderás, mamarracho, a no meterte con Bonhart el Cazarrecompensas.

Hay que ver, ¿eh? Cada día que pasa, Solaz se llena de más locos.

Y así termina nuestra breve historia. El viejo Bonhart siguió su camino hacia quién sabe qué horrible tugurio, dejando atrás un cuerpo frío y sin vida que...

¡Aaaaagh!

El Ahorcado sacó la cabeza del agua, intentando coger aire. La capucha era su mayor impedimento. Los intentos de dar bocanadas se veían frenados constantemente por el esparto. El Ahorcado se ahogaba. Sus dedos ateridos por el frío, sin apenas movilidad tras la bajada de temperatura corporal en el barril, se deslizaron a la bota y sacaron una daga. Noble final el que buscaba, queriendo dar fin a su agonía con una puñalada en el pech...

No. Solo cortó la cuerda que abrazaba a su cuello. Tiró de la máscara y dejó al aire su fea y deforme cara... Bethan, el Amamantado por una Cerda... el Ahorcado... el Derrotado por un Viejo... Humillado, arrojó el saco de patatas con el que se había ocultado el rostro al barril de agua. Maldita la idea que tuvo. Lo peor de todo es lo que le costaba respirar bajo el esparto. Para una carrera breve, por encima de las casas y escurriéndose torpemente desde un saliente del segundo piso, para adelantar a un vejestorio, se había quedado sin fuelle. ¡Qué mal lo pasaba!

Pero no le quedaba otra. Bethan tenía que encontrar información sobre el hombre de los Lannister del que Isaura Pyke le habló en la toma del castillo. Si esos leones están tramando algo, Caratorcida podría impedirlo y limpiar su nombre. O lo que eso significa para un fracasado plebeyo: abandonar el puesto de última basura del castillo en la lista de Ser Hadder. Bethan no era muy avispado. Solo sabía sacar información a golpes. Y para no meterse en líos, necesitaba ocultar su identidad para que no le relacionasen con Aguasclaras.

Apaleado como un perro, otra vez como en otras tantas escaramuzas como el Ahorcado, no está en condiciones de caminar hasta la calle en la que dejó a la fiel Artrítica, rebautizada con ese nombre por cómo se quejaba cuando era montada. Con su yegua lejos, se escapó otra vez a un lupanar.

Lizz...

Lizz era una buena vulpeja. De hecho, si no fuese invierno, Bethan no podría pagársela. Pero afortunadamente en invierno escasea la comida y el dinero, y también las espectativas y los límites de las golfas. Casi pagaba a Lizz con una tarifa normal, a pesar del horrible rostro de Caratorcida.

Sintió el calor del fuego en el establecimiento. Aquello era otra cosa. Se arrimó a la chimenea mientras una de sus compañeras fue a llamar a Lizz. Y Lizz llegó. Bajó las escaleras con su repicar elegante de zapatos... sus tobillos desnudos y provocadores por debajo de la falda... con aquel vuelo de tela vaporosa que dejaba traslucir el contorno de sus muslos... con esa cintura encorsetada a la que mil hombres se habían sujetado... y siguió subiendo hasta los pechos, pero a Bethan le tapaban la vista. Lizz tenía en brazos a un bebé.

Eeeehm...

Es tuyo, Bethan. La falta de clientes me permite asegurarlo.

¿Y otra vez con la cara ensangrentada? ¿Te has vuelto a pelear, Cariño?

Deberías de haber visto cómo quedó el muro contra el que me golpeé.

¿Cariño? ¿Me acaba de llamar Cariño? Solo me llama Cariño en el momento de cobrar. Esto no me gusta.

Ten. ¿Quieres cogerlo?

Eeeehm...

Tranquilo, Cariño, no muerde.

No puedo llevármelo, Lizz. Eso lo tengo muy claro.

El invierno es largo, Bethan. No tenemos comida para alimentar a más niños.

Mis pechos se están secando y ya casi no dan leche. Toma, sujétalo.

Lo tuvo en brazos un segundo y casi no podía creerlo. ¿Cómo un niño tan guapo podía ser hijo de un padre tan feo? Y mira que deditos más pequeños... Cuando se cerraron cogiendo el meñique de Bethan, su voluntad fue completamente doblegada.

Es... ¿es niño o niña?

Niño.

¿Ya le has puesto nombre?

No quería encariñarme. Sabía que no se podía quedar conmigo.

¿Y si le pones tú un nombre?

Genial, jajaja... Me he pasado media vida intentando ponerle un mote definitivo a mi caballo, y ahora esto. Jajajaja... Tiene su gracia. ¡Ay!-se queja de improviso de una de sus heridas-Me han dado una paliza buena. Déjame descansar gratis en vuestras habitaciones un par de horas, y te haré el favor de llevármelo. Puf, no tengo ni la menor idea de qué le voy a decir a Ser Hadder cuando aparezca en Aguasclaras con este renacuajo...

El niño sonrió, y al padre se le pasaron todas las penas.

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24/08/2014, 22:58
[RIP] Ser Hadder Tully, Señor de Aguasclaras.

VIÑETA XVII: Año 149 de la Dinastía Targaryen.

Ser Hadder Tully, Cabaña de Brom.

Mi viejo cuerpo está cansado después del viaje. Cabaña de Brom no es un lugar muy remoto del feudo pero aún así es un viaje más largo de lo que un anciano convaleciente quiere afrontar por gusto. Pendrik va a mi lado pues como heredero de Aguasclaras que es, está en su mano el futuro de nuestro feudo. Para eso debe aprender varias lecciones que solo la experiencia puede brindarle así que me he propuesto incluirle en la mayoría de las gestiones que como Señor de Aguasclaras debo hacer pues algún día tendrá que hacerlas él.

Saludo a los hijos más cercanos al viejo Brom antes de entrar por su puerta. Al verle, le saludo con una reverencia simple, una muestra de respeto que no es un signo de sumisión por mi parte pero que reconoce la importancia de aquel hombre. Luego de eso me acerco y le doy un apretón de manos, cálido y fuerte, como solo los hombres íntegros se saludan.

Espero a que nos ofrezca asiento y entonces me siento y comienzo a hablar:

 - "Buenos días, Brom. He traído a mi primogénito, Pendrik Tully, para que le conozcas. De seguro le recuerdas de cuando era solo un bebé pero ya es todo un hombre."

Recibo algo para beber que me trae y lo bebo con ganas pues tengo la garganta seca. Luego de eso le contesto a la pregunta principal:

 - "Estoy aquí porque he tenido ciertos problemas. Supongo que has sabido acerca de la epidemia de gripe que mató a tanta gente. Eso hizo que perdiera a muchas personas valiosas, e incurrido en muchos gastos y los pueblos no pueden pagarme el tributo de siempre. Tengo ciertas dificultades y necesito de tu ayuda."

Miro al anciano y veo su rostro sin saber realmente como ha vivido tanto. Si yo pudiese vivir eso, podría hacer mil cosas que estoy seguro jamás alcanzaré antes de morir. Luego de sus palabras, vuelvo a hablar:

 - "Necesito lo suficiente para mantener el feudo, mandar a un chiquillo a la Ciudadela y otro a volverse Septón. Necesito un poco más para unos arreglos y alimento para los animales. Te lo pido a ti pues sé que eres un hombre de honor, me recuerdas de cuando saqué a los Mallister de acá. Cuando hice de esta parte de Poniente un lugar más justo. Cuando borré a los bandidos que asolaban la región. He visto muchas batallas y en todas ellas he necesitado a alguien conmigo. Ahora lucho otro tipo de batalla y te necesito conmigo. Prometo que te pagaré hasta el último pedazo de metal que me prestes, por mi honor y el de todo mi linaje."

Unas horas después, habiendo pasado un poco de comida y una buena cantidad de alcohol, salimos para subirnos a un carro cargado de suministros y con una buena bolsa de dinero. Me despido con gentileza de los hijos de Brom que nos han preparado el carro y me subo a él junto con Pendrik. Una vez hemos salido del pueblo, le hablo a Pendrik:

 - "Hoy ha habido una lección que quiero que la aprendas, hijo mío. El respeto no es algo que se tenga por el hecho de nacer en cierta posición. Brom me respeta desde los tiempos en los que mi apellido era Ríos y eso es por lo que yo he hecho y no porque tuviese algún poder nobiliario. El ser el Señor de Aguasclaras me brinda una posición de poder que se respalda en soldados y poder político, eso amenaza y causa miedo, pero el verdadero respeto solo se produce por los actos de uno y la forma en que las personas nos ven. Aún en este momento, como Ser Hadder Tully, no tengo poder alguno sobre Brom pues no tengo las tropas para atacarle ni imponerme, pero él me ha ayudado. ¿Por qué? Porque me respeta. El miedo consigue que los hombres cumplan sus órdenes y que quienes tienen menos poder que tú te ayuden, pero solo el respeto y el aprecio hacen que un hombre, en una posición superior te ayude cuando tú lo necesitas. Es más permanente y puedes recurrir a él cuando ningún otro poder esté de tu parte. Quiero que aprendas, hijo, a cultivar más el respeto y el aprecio que el poder y el miedo. Los dos últimos pueden matarte mientras que solo los primeros te mantendrán a salvo."

El viaje continuó en silencio hasta que llegamos al Castillo con lo necesario para mantenernos el tiempo suficiente hasta que podamos pasar este invierno y el dinero necesario para todo lo inmediato. Me traigo eso y una deuda hacia un hombre que respeto y que pagaré aún tenga que venderme a mí mismo.

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25/08/2014, 10:30
Dhur el Cazador.

AÑO 149 D.A.

Solaz del Soldado. Un par de meses después de la visita a Bethan en los calabozos.

La puerta de la posada del Reno se abrió dando paso a un joven vestido con ropas de campesino que no desentonaba demasiado en el lugar. Si no fuera porque era la primera vez que pisaba el local.

Dhur observó con ojos penetrantes a los parroquianos y examinó cada esquina y escondrijo de aquella posada. Parecía buscar a alguien. Maldijo su suerte y a los Siete. Brosten no parecía estar en el local.

Un hombre alto, fornido, con barba poblada y calvo atendía tras una barra, y hacia él se dirigió Dhur. Habló en voz baja, para que sólo aquel hombre pudiera oírle, y se fijó en los ojos del hombre.

- Busco a Eichner. – Susurró sin más. Sabía que no obtendría respuestas gratis, y no tenía dinero con qué pagarlas. Pero los ojos de un hombre no mienten. Su padre se lo había dicho muchas veces. Aquel tipo que hacía las veces de posadero no dijo nada, apenas se inmutó, pero sus ojos se dirigieron durante una milésima de segundo a una mesa esquinada. No hizo falta más.

Dhur se dio media vuelta y miró en aquella dirección para ver a un hombre sentado sólo en las sombras, bebiendo algo que a todas luces parecía cerveza. El joven cazador apretó los puños, mentalizándose. Si lo que decía Bethan era cierto, debía prepararse para una buena pelea. Si lo que decía era cierto claro.

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25/08/2014, 10:31
Dhur el Cazador.

AÑO 149 D.A. Mes 11

Mención: de Dinnas.

A Dhur le gustaba salir de vez en cuando al bosque con su hermano menor. A pesar de que éste fuera aprendiz de Dárien, y que a Dhur le hubieran asignado a Plumby. Era lógico. Probablemente pensarían que Dhur no sería capaz de ser severo con su hermano pequeño, y teniendo en cuenta los rumores que corrían en el castillo acerca de alguno de los caballeros e incluso del Castellano y sus hijos… era lo normal.

Pero a Dhur no le importaba. Llevaban meses saliendo juntos y explorando el bosque, en busca de una rama apropiada para el arco del joven Dinnas. Sentía que pronto darían con lo que buscaban.

- ¿Ves eso? – preguntó a Dinnas señalándole una única pisada borrosa junto al tronco de un árbol. Hacía tiempo que fuera lo que fuera lo que había pasado por allí ya no estaba. La huella estaba medio borrada y  algunas hojas habían caído encima tapándola casi por completo. Los ojos de Dhur estaban habituados y habían detectado la pequeña anomalía al poco de acercarse.

Dhur se agachó, apartó con cuidado un par de hojas y mostró a su hermano el resto de la huella. – Es de una ardilla. – Explicó. – Esta especie vive en los huecos de árboles de rama gruesa. Esos árboles suelen tener ramas bajas demasiado gruesas para servir de base un arco, pero las ramas a la altura media son de una buena calidad, y flexibles. Justo lo que necesitas. – Continuó con la explicación.

- Si encontramos el refugio de la ardilla, encontraremos un árbol perfecto para que tengas madera para tu arco. – Sonrió. Su hermano aprendía poco a poco y estaba seguro de que algún día sería otro gran cazador. Lo llevaban en la sangre.

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25/08/2014, 10:31
Dhur el Cazador.

AÑO 149 D.A. Mes 12

Mención de: Dárien, Dinnas y Plumby.

Dhur se movía rápido y sigiloso entre la maleza. Era una pena no haber podido conservar la lanza de su padre. Era un instrumento mucho más útil para cazar osos que un arco y unas flechas. Las flechas apenas molestaban al animal. Eran útiles para enfrentarse a hombres siempre y cuando no estuvieran protegidos por una gruesa armadura. Pero para cazar osos… apenas servirían para aguijonearle la piel y espolear más al enfurecido animal.

Llevaban casi una semana siguiendo al predador, desde el día en que Dhur encontró las huellas y comenzaron a rastrearle. Plumby corría a la derecha de Dhur, muy cerca del mismo. El joven aún tenía mucho que aprender, se movía sin cuidado rompiendo ramas a su paso, pero la verdad es que ahora les daba igual. El oso herido les había olido y sabía exactamente dónde estaban. Parecía moverse para huir, pero iba a dar directo a la trampa que Dárien y Dinnas habían preparado. En cuanto cayera Dhur y Plumby debían cerrar el cerco y la trampa estaría lista.

Mucho trabajo y mucho peligro para cazar a un animal de ese calibre, pero si lo lograban sería un excelente alimento para la boda.

Extrañamente Dhur no se sentía cansado pese a llevar bastantes minutos corriendo de forma incesante tras su presa. Notaba su corazón acelerado y algo de sudor pero tenía la sensación de que podría estar así horas. Quizá era la adrenalina y la excitación del momento. Las ganas y la expectación de estar frente a su presa. Y sobre todo, que su presa fuese un ser tan peligroso que nunca estaba claro quién era el cazador y quién la presa. Tenía ganas de mirar a los ojos de ese animal, y acabar con su vida.

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25/08/2014, 10:31
Dhur el Cazador.

Año 150 D.A. Mes 10.

Los pasos de Dhur le llevaron de regreso al Castillo mientras se arrebujaba en su capa para guarecerse del frío. Había invertido mucho tiempo y esfuerzo pero había resultado totalmente infructuoso. Se había asegurado de que nadie pudiera detectarle o seguirle en sus numerosos viajes a Solaz del Soldado durante todo el año.

El joven cazador había llevado dientes y garras de oso como pago pero el tal Eichner no había parecido nada impresionado. Después de haber logrado sobornar a muchos matones Dhur logró hablar con el escurridizo tipo para finalmente no conseguir nada.

No estaba para nada interesado en el trabajo así que Dhur tendría que buscarse otros métodos para conseguir la información que deseaba. Al hijo del antiguo y difunto Forestal le preocupaban más sus objetivos que las indagaciones que el supuesto espía del castillo estaba haciendo en Solaz del Soldado. Dhur ya sabía que habían preguntado sobre él y estaba tranquilo. No tenían pruebas de nada, ni podían acusarle de nada puesto que no había hecho nada.

No, nadie sabía sus planes. Y seguiría así.

Pero de todas formas quería averiguar quién era el jovenzuelo que andaba preguntando por los rincones más oscuros de Solaz del Soldado… y no estaría de más saber por qué lo hacía. ¿Qué buscaba? ¿Y quién del castillo le habría enviado?

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25/08/2014, 10:32
Ser Baltrigar "el Traidor".

AÑO 149 D.A. Mes 5.

Interviene: Brandon.

Baltrigar observaba pacientemente cómo su hijo Brandon entrenaba en el patio de armas. Otto y Russ se alternaban para entrenar a los nuevos “reclutas”, y el caballero bastardo no quitaba un ojo de encima a los progresos de su hijo. Sabía que no era la vida que Brandon anhelaba, pero lamentablemente el mundo no era justo, y Brandon debía sacrificarse por el bien de su familia, por las necesidades de su señor feudal.

Algún día Ser Hadder o su heredero tendrían en cuenta los sacrificios de la familia Tormenta, y siempre sabrían que podrían contar con su lealtad. Ser Hadder les había ofrecido una oportunidad acogiéndoles en su Feudo y Baltrigar pasaría hasta el último de sus días tratando de compensárselo. Cuando juraba fidelidad lo hacía hasta el final.

Sonrió viendo cómo acababan el entrenamiento y comenzó a bajar las escaleras. Su hijo le vio, dejó la espada de madera en el soporte y se acercó corriendo.

- ¡Padre! ¿Me has visto? ¿Qué tal lo he hecho? – Sus ojos miraban resplandecientes con ilusión.

Estuvo tentado de remover los cabellos de su hijo con la mano, pero era un gesto que hacía cuando eran pequeños y Brandon ya había crecido. Apoyó la mano en el hombro de su hijo.

- Muy bien. Has mejorado mucho. – Comentó con sinceridad. – Algún día tendrás que enseñar a tus hermanos pequeños. Pero habrá que esperar a que crezcan un poco. – Miró por encima de la cabeza de su hijo y observó el cielo. Notaba que el tiempo pasaba más rápido que cuando era joven. Sentía cómo los meses y los años casi se le escapaban entre los dedos. Las semanas y los días eran meros parpadeos.

- Volvamos a casa para cenar. Tu madre seguro que nos espera ansiosa. – Dijo alegre. Pasara lo que pasara y cuandoquiera que llegara su hora, Baltrigar estaba feliz con su vida. Había conocido el amor, se había casado con la mujer de su vida y no por compromiso como otros muchos hombres de su edad, habían tenido cinco hijos preciosos y sanos, y estaban creciendo a velocidades de vértigo, cada uno tratando de orientar su vida.

Sí, Baltrigar comenzaba a notar el peso de los años en sus cansados hombros.

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25/08/2014, 10:33
Ser Baltrigar "el Traidor".

AÑO 149 D.A. Mes 12.

Mención de: Clarissa, Horace Crakehall.

Intervienen: Beldyr, Ser Otter.

Baltrigar esperaba en sus aposentos a que Beldyr regresara de su entrenamiento con Ser Otter. Clarissa comprobó cómo su marido estaba nervioso, como en cada acontecimiento importante en la familia. Baltrigar abrió y cerró una última vez las puertas del armario donde había guardado la cota de anillas, y luego revisó que no se viera la espada envuelta en un pañuelo rojo reposando sobre la mesa. En ese momento escuchó los pasos de su hijo.

Beldyr abrió la puerta y miró sorprendido a su padre. Normalmente no estaba en casa a esas horas.

- Hola, padre. – Saludó el joven mientras cerraba la puerta tras de sí.

- Pasa hijo. – Respondió Baltrigar. – Acércate. – Una mirada cómplice escapó de los ojos de Clarissa. Beldyr dio unos pocos pasos hasta situarse junto a su padre. Éste se hizo a un lado y abrió el armario. La cota de anillas reposaba limpia y en perfecto estado. Totalmente nueva e impoluta. No brillaba ni tenía joyas, pero era totalmente funcional y con los debidos cuidados duraría muchos años.

- Pruébatela. – Indicó Baltrigar. – Es tuya. – Sonrió. Al principio a Beldyr le costó reaccionar pero enseguida se emocionó con la idea y tras extender su mano y rozar la armadura suavemente, comenzó a prepararse para ponérsela. Sus padres le ayudaron con todo, y en pocos minutos lucía un aspecto espléndido con la armadura puesta.

- No es todo. – Indicó el Caballero. Señaló hacia la mesa al objeto envuelto con delicadeza y cuidado en un pañuelo rojo. – También es tuya. Úsala con honor. -

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Unas horas más tarde.

Baltrigar se topó de casualidad con Ser Otter en los pasillos. Bueno, quizá no tan casualmente.

- Buenas noches Ser Otter. – Saludó al Castellano.

- Buenas noches, Ser Baltrigar. – Respondió éste con cortesía.

- ¿Cómo va el entrenamiento de Beldyr? – preguntó el bastardo sin molestar en fingir desinterés. Por todas partes se escuchaban rumores, y el propio Baltrigar había visto los entrenamientos tanto de Beldyr como de Horace. – Horace es un buen muchacho. – Comenzó el propio Baltrigar a explicar. – Se esfuerza y es inteligente, pero aún le queda camino. No hagáis caso a los rumores que corren, Ser. – Explicó con calma. Eran sólo eso, rumores. Aunque Baltrigar sabía bien cuánto daño podían causar las habladurías.

- No os preocupéis. Entrenaré bien a vuestro hijo y será pronto caballero, no tengo duda. Por sus propios méritos acallará todas esas voces que se alzan en su contra. – En cuanto había salido de sus aposentos en busca de Ser Otter, Baltrigar tenía muy claro lo que quería comunicar al castellano. Debía tranquilizarle, le consideraba un hombre cabal y casi un amigo. No podía dejar que hiciera caso de las habladurías burdas que pululaban por ahí. Su hijo, Horace, pupilo de Baltrigar, estaba haciendo un buen trabajo pese a lo que se dijera.

Al igual que en su día lo hizo Orsey. Al igual que tenía fama y reputación de bruto, pero que trabajando junto a Baltrigar demostró ser un hombre de honor.

Y Baltrigar confiaba, más bien deseaba, escuchar algo parecido de labios de Ser Otter. El bastardo no quería creer las habladurías dañinas que se escuchaban sobre su hijo. Tanto Beldyr como Horace parecían ser unos blandos y unos mimados a ojos de mucha gente. Baltrigar creía que no era verdad y sabía que no era verdad. Pero le gustaría que pronto ambos muchachos lo probaran.

No se le ocurría cómo, pero debían acallar esos rumores.

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25/08/2014, 10:33
Ser Baltrigar "el Traidor".

AÑO 150 D.A. Mes 7.

Mención de: Ser Trycian, Haudrey Ríos, Caster y Horace Crakehall.

Ya quedaban pocos meses para que acabara el año y Baltrigar comenzaba a notar el frío en los huesos. Se sentía mayor, más mayor de lo que era. El Invierno estaba siendo duro y ahora vendrían unos meses aún más duros.

Desde su posición aventajada en lo alto de las escaleras observó cómo los tres hombres entraban a caballo por las puertas del castillo y se adentraban en el patio. Ser Trycian lucía espléndido en su caballo, a pesar de las noticias que habían llegado a Aguasclaras de su largo y necesario reposo. Si tenía alguna herida todavía abierta o algo que le incomodara, el dorniense lo ocultaba muy bien.

Junto a él, el hijo ilegítimo de Ser Hadder bajó el primero de su corcel. Y a la izquierda de éste, la imponente y enorme figura de Caster se erguía cual gigante sobre el tercer caballo. El animal parecía no disponer de muchas fuerzas para sostener a Caster durante mucho tiempo más. Por suerte para ambos, el enorme guardaespaldas descendió del corcel casi a la par que el joven muchacho.

Baltrigar parpadeó y sacudió la cabeza para despejarse y centrarse. Miró hacia el patio. Ahí estaba Horace esperándole, como siempre cada mañana en los últimos siete meses. El caballero acabó de descender las escaleras y se situó frente a su pupilo, ya preparado con el arma en mano. Una espada larga que para nada era de entrenamiento ya.

Baltrigar desenvainó su arma. Hizo un saludo ceremonial y sin mediar palabra comenzó a atacar. Horace ya estaba acostumbrado a esa rutina y empezó a responder a los golpes interponiendo su hoja para irlos parando uno a uno. Cada vez lo hacía mejor. Era más joven, fuerte y resistente que Baltrigar, aunque éste seguía teniendo más técnica y experiencia, cosas que aprovechaba al máximo. Pero cada vez le costaba más derrotar al joven escudero. Era buena señal.

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25/08/2014, 10:55
[OUT] Lady Olenna Crakehall, viuda de Ser Hadder Tully.

VIÑETA XVII. Años 149-152.

Mención: Alethéia, Vesania, Arianna Tully, Grwraidd, Haudrey, Pendrik, Jeremyed, Nana, Ser Hadder, Ser Madrigal, Ser Trycian. 

Año 149.

Aquel año empezó mal. Muy mal. Mientras sentía que mi familia terminaría siendo el hazmerreír de los Siete Reinos, yo me alejaba de mis deberes como madre y esposa del señor de Aguasclaras. Me avergonzaba de ello, pero sentía que mi tiempo se acababa, y mi desánimo atenazaba mi voluntad, y se agarraba a mis huesos como el peor de los fríos.

Me encolericé cuando me di cuenta de que el pastel estaba salado, y arremetí contra Viterrand, sin consultarlo con mi marido. No lo creí necesario, pero reconocí después, para mis adentros, que me sobrepasé con el pobre diablo. Quise disculparme a la mañana siguiente, dedicarle una sonrisa comprensiva, y decirle que todos podíamos tener errores, pero me limité a dirigirle una mirada gélida. Bajé a las cocinas tan solo para mirar de manera horrible al maestro cocinero.

Mi comportamiento con las personas que me rodeaban era deleznable y cuestionable, pero, si me decían algo al respecto, bufaba con la nariz de manera leve, giraba la cabeza, y me iba de la estancia, como si me hubieran ofendido de la peor de las maneras. Mirándome al espejo, no me reconocía. El brillo que tenía en mis ojos se fue apagando a medida que los años pasaban por mí. Y, en ese momento, no me había percatado de mi rostro triste, mi mirada perdida, y mis acusadas ojeras. Estaba perdiendo la vida, como si fuera agua que trataba de atrapar haciendo un cuenco con las manos. No me encontraba ninguna enfermedad, ni estaba herida. Temí, pues, que fueran problemas de mi mente. Que alguna extraña enfermedad me estuviera robando mis sonrisas, mis miradas pícaras, y mis bromas ocasionales. Sin embargo, iba más allá. Abordé a nuestro herrero, a Jeremyed, al ver que las armas que había hecho se habían destrozado. Lo vi caminar, pensando en sus asuntos, y me dirigí hacia él como un ave de presa. Le grité, hecha una furia. Le eché la culpa de cosas que ni él conocía o no era culpable, como la vergüenza sufrida en el último torneo de hacía meses, o de que tuviésemos que soportar la presencia de aquel maravilloso y afable paje Maegor que, sin saber muy bien por qué, no conseguí aprobar su estancia en mi hogar.

Sin embargo, hubo luz en aquel oscuro túnel. El compromiso de Ser Trycian con mi hija Arianna me dio fuerzas para continuar, y seguir adelante. Quería que la boda fuera lo suficientemente buena como para que Arianna jamás llegara a pensar que estaba comprometiéndose de por vida con un hombre que podría ser su padre. La dilatada diferencia de edad me hizo temer por su relación, pero yo era la madre de la novia, no una confidente ni amiga. Si ella quería casarse con él, lo aceptaría. Es más, ya lo aceptaba, y la abracé lo más fuerte que pude cuando la noticia, por fin, se convirtió en algo real. Los preparativos comenzaron de forma pausada, pero me alegraba saber que la otra de mis hijas también estaba lista para ser esposa y madre, como yo.

Empaticé con Arianna cuando Ser Trycian se marchó. Me fijé en cómo lo miraba cuando se iba montado sobre el caballo, y torcí el gesto al no haberlo podido impedir. Pensaba que, quizá, lo mejor y más conveniente hubiera sido que el caballero se quedara con Arianna para organizar más encuentros y que terminaran conociéndose mejor. Pero, el honor llamaba. Y aquello también era importante. No quise, pues, decirle a mi señor esposo que no compartía su opinión acerca de enviar a Ser Trycian al torneo. Y, por alguna extraña razón, tampoco me pareció bien que enviara a Haudrey con ellos.

La boda que se celebró aquel año me provocaba un mal humor continuo. No me apetecía ir a la boda de una muchacha que no me importaba en absoluto. Quería ir a la boda de mi hija, de mi pequeña, y verla lucir su sonrisa deslumbrante que iluminara toda la sala, ya que el sol había decidido esconderse, tímido, al ver que no podía competir con ella.

Me senté al lado de mi esposo, sonreí en los momentos en que debía sonreír, hablaba en los momentos en los que tenía que hablar, callaba en los que tenía que callar, y me retiré en el momento en que lo consideré más oportuno, adecuado y sin ser maleducada. No me despedí de mi esposo. Era mi manera particular de castigarlo por tener que obligarme a aguantar aquello como si fuera una pomposa y colorida tortura.

Estaba deseando que terminara todo ya.

 

Año 150.

Cuando me desperté de aquella horrible pesadilla, sabía que había ocurrido algo en el castillo. Me vestí todo lo deprisa que pude y salí de mis aposentos como un vendaval. Quise gritar, tirarme del cabello y descargar toda la incertidumbre contenida en mi cuerpo golpeando algo. Fue cuando me enteré. El color abandonó mi rostro, y mis fuerzas cayeron, salieron de mí para asentarse en otro lugar mucho más apacible.

Pero, ¿por qué…?

Fue lo único que mis labios pudieron articular ese día. Después, me refugié bajo las mantas de mi mullida cama, y no salí de allí durante el día entero, tratando de dar respuesta a aquella pregunta.

La gripe había hecho estragos durante meses, pero nunca me imaginé que Vesania cayera por ella. Era tan fuerte…

Necia, ha aparecido muerta en sus aposentos, ahorcada.

Ahorcada, ahorcada, ahorcada. Mi cerebro repitió la palabra hasta que conseguí quedarme dormida. Soñé con ella. Caía por un precipicio y se agarraba a mi mano. La sujetaba con fuerza, rogándola que no se soltara. Pero, su mano se resbalaba de la mía. Y yo gritaba, sin descanso hasta que la garganta me sangraba.

Me desperté cubierta en sudor, y con el corazón latiéndome en el pecho, sin descanso. Traté de cobrar la compostura, y de volver en mí, pero me miré las manos, y tenía sangre de las marcas de las uñas que me había clavado en las palmas.

Pero, no había despertado. La pesadilla continuó con la muerte de Nana. Traté de que se le diera un trato digno y un buen recuerdo. Me había asistido en todos mis partos, y, si no hubiera sido por ella, no sabría si hubiera podido dar a luz a cuatro hijos.

Tanto a Vesania como a Nana las iba a echar de menos.

 

 

Año 151.

Ayudé en todo lo posible a que mi pequeña tuviera la boda de sus sueños. El compromiso había sido como toda madre hubiera querido. Los pretendientes si bien quizá aún no se amaban, había cierto afecto, compromiso y voluntad para empezar un camino juntos, y eso hacía que recordara mis primeros momentos con mi señor esposo. Yo me casé por amor, y esperaba que Arianna pudiera hacer lo mismo.

Aconsejé y comenté a Arianna ciertos aspectos que debía tener su boda, por propia experiencia. Le aconsejé que tuviera cuidado a la hora de colocar a los invitados en las mesas, pues era importante que se encontraran cómodos junto a sus vecinos comensales. Colocar a familias enemigas juntas podría llegar a ser un insulto para ellas, por lo que traté de aconsejarle de la mejor manera que pude. Entre risas, anécdotas de mi propia boda, y listas, listas y más listas, los días pasaron rápidos, y, en el fondo de mi ser, no quería que llegara, por un simple sentimiento egoísta.

Sin embargo, el día llegó. Mi pequeña, a la que hacía escasos días amamantaba, iba a ligar su vida con la de otra persona. Se convertiría en una gran señora, aprendería absolutamente todo sobre cómo llevar un castillo, cómo ser una amante fiel, gran esposa, virtuosa, y recatada, así como discreta. Tendría que comenzar a pensar que su honor valía tanto lo que el honor de su marido valía. Las decisiones que tomaría ella misma para sí misma dejaban de valer, para acoger en ellas a algo mucho más importante: su familia. Ésta era lo primero. Y, pese a que habría situaciones en las que desearía no haberse casado jamás y no haber nacido mujer, debía agachar la cabeza, dejar de vivir en un sueño y hacer frente a todo lo que se le propusiera por delante. Luchando.

Quería decirle palabras de ánimo, que se expresara el entusiasmo que sentía por dentro para indicarle a Arianna que lo que parecía ahora un desacierto, pronto se convertiría en la mejor decisión de su vida. Pero, no me salieron las palabras, ya que las lágrimas empañaron mis ojos, y mi boca se cerró para tan solo decir:

Hija mía, te deseo toda la felicidad del mundo— y se me quebró la voz.

No pude imaginarme qué estaba haciendo mal. Yo me casé por amor, porque sabía que era la mejor persona que había pisado los Siete Reinos, que tenía la suerte de haber encontrado al mejor caballero del mundo a mi lado. Pero, no podía decirle a Arianna que, años más tarde, esa imagen había cambiado por completo. Sin embargo, había algo que jamás cambiaría, y eran mis hijos. Mi marido podía hacer lo que le placiera, las acciones que más se le antojaran, pero mis hijos, hicieran lo que hicieran, no podrían jamás decepcionarme.

Pendrik era ya un hombre adulto, pronto se convertiría en señor de Aguasclaras, y sería un gran caballero, con súbditos que le deberían lealtad. Gwraidd era mi otro caballero. Sabía que llegaría lejos y que siempre recibirían el apoyo del otro en momento de dificultad. Mi pequeña Lyanna se casó hacía tiempo y sospechaba que pronto me harían abuela (o, al menos, eso era lo que esperaba). Y Arianna salía de mi seno hoy, para cruzar sola su camino y emprender su destino por sí misma. Como madre, me sentía plena, satisfecha y feliz, totalmente feliz.

Esto es para ti— dije, con la voz algo quebrada y mis manos temblorosas, pero feliz por que lo tuviera con ella. Por fin—. Es la tiara que yo llevé el día de mi boda, Arianna. Me gustaría mucho que la llevaras tú el día de la tuya.

No dije más. No hacía falta. Las palabras no salían, y ella dejaba de ser mi pequeña para convertirse en esposa.

**********

Pensé que ya había conocido el frío. Pero, lo que aconteció aquel año no era nada comparable con los anteriores.

Mi cuerpo se volvió más débil, y me sentía mucho más propensa a sentir el frío de los vendavales, aunque estuviera junto al fuego todo el día. Mis mejillas se cubrían de manera permanente con un tono rosado, y mis labios se agrietaban con la mínima brisa. A veces, incluso los dedos me temblaban.

Pasé horas cosiendo tocados junto a Arianna, instándola a que me contara cosas sobre su matrimonio y su nueva situación en la vida. Temía ser algo irritante para ella, por lo que dejaba que siempre comenzara a hablar mi hija. Y me congratulaba al escuchar sus sueños e ilusiones con una sonrisa que calentaba toda la habitación. Estaba radiante. Y yo, orgullosa.

Las horas que pasé junto a mi pequeña se me quedaron de tal manera grabadas en la memoria que el frío pasó a un segundo plano.

Traté de estrechar también relaciones con mis otros hijos. Me preocupaba por su salud, por sus inquietudes, por sus problemas, y por si había alguien importante en sus vidas. Me gustaba pensar que se lo contaban todo a su madre, aunque el corazón de un par de muchachos jóvenes puede contener muchos secretos. Y, ante ello, me limitaba a sonreírlos, y a sentir con la cabeza, indicándole que no hacía falta que me lo contaran. Pero que estaba allí, a su alrededor para el día que quisieran hablar.

Del mismo modo, me acerqué más que nunca al bastardo de mi esposo. Haudrey había crecido y se había convertido en un muchacho fuerte, galante y despierto. Me alegraba saber que estaba siempre con mis hijos, como un hermano más. Pensé, entonces, que debía de hablar con mi marido. Debía de convencerle para que le dijera al muchacho quién era su madre. Se merecía saber si podía encontrarla y, por ende, conocerla. Ver su rostro, saber si se parecía a él, observarse reflejado en la mirada de su madre. Respuestas a preguntas que Haudrey se habría hecho en algún momento, y que necesitaba saber la verdad. Si él quería, estaba dispuesta a concederle tal deseo.

Abordé a mi señor esposo tras una exquisita comida en la que nos quedamos solos y le planteé mis inquietudes. Traté de ser lo más comprensiva posible, y evitar miradas frías, palabras que pudieran tener un doble significado para él, así como para mí, y se lo pedí. No quise entretenerlo, sabía que tenía mucho por hacer, pero traté de que comprendiera que su hijo necesitaba saber de dónde provenía, quién era, y por qué su madre no se ha preocupado por él en todo este tiempo. Propuse incluso encargarme yo del asunto, si él no tenía tiempo.

Dime dónde está. La encontraré. Llevaré a Haudrey con ella, y haré que se conozcan. No es justo que madre e hijo no se hayan visto a los ojos durante tanto tiempo.

Le apreté la mano con dulzura, y me despedí con una ligera inclinación de cabeza, rezando que meditara mi petición, y que tomara la decisión correcta.

 

Año 152.

Notaba cómo mi cuerpo se hacía más viejo, pues estaba pasando por el peor invierno de mi vida. Las capas de ropa que me echaba encima para andar por los pasillos del castillo me hacían voluminosa, más grande de lo que realmente era y me dificultaban al andar. Al final, terminé por no salir de mi habitación o de cierta sala de la que podía disfrutar del fuego de la chimenea, y poder centrarme en alguna labor o perdiéndome entre las páginas de un libro.

Me preocupaba lo que esperaría tras ese invierno. Las muertes acechaban bajo cualquier sombra, y temía que la siguiente pudiera ser la de alguno de mis hijos, o la mía misma. Sacudía la cabeza, enfadada conmigo misma. Mis pensamientos se enturbiaban a medida que la luz desaparecía en el horizonte. La oscuridad ganaba en detrimento de los que buscamos la luz.

Miraba por las ventanas de vez en cuando, entornando los ojos, tratando de vislumbrar más allá, pero tan solo veía blanco. Blanco por todas partes. Los norteños finalmente iban a tener razón: “Se acerca el Invierno”. 

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25/08/2014, 12:58
Ser Baltrigar "el Traidor".

AÑO 151. Mes 6. Día 3.

Torneo en la isla Escudo, en las tierras del Dominio.

Lord Hewtt había convocado un torneo por el nacimiento de su primogénito y la economía del feudo no podía permitirse grandes gastos. Acudiría Pendrik en representación de Ser Hadder, acompañado de Ser Orsey y su escudero, Ser Baltrigar, su esposa y su escudero, Lady Patricia y Randyl.

En cierto modo Baltrigar pensó que era un buen momento para recuperar un poco la confianza de su Señor, después del desastre del torneo Baratheon.

Durante el viaje se sintió con fuerzas, a pesar de su edad y las inclemencias del camino. Pero Baltrigar lo aguantó bien, incluso ayudó todo lo que pudo a su esposa. No quería que cogiera frío o enfermara, y estuvo pendiente de ella en todo momento.

Al llegar el día del torneo, el caballero bastardo se preparó para las eliminatorias. No tuvo dificultades en impactar en el estafermo con su lanza mientras espoleaba a su caballo para que se alejara a tiempo de que el brazo giratorio no impactara en Ser Baltrigar.

No quería reconocerlo, pero cuando se preparaba para el primer lance ya estaba nervioso. Recordó su primer torneo y la sensación era similar. Horace, de pie junto a él, le tendió la lanza. Baltrigar se ajustó el yelmo y asintió a su escudero. Luego dirigió la mirada primero a su esposa en el público y finalmente a su rival, Ser Andric Staedmont, el favorito del público.

Decían que era un jinete espléndido y casi todos apostaban por él para alzarse con la victoria final. Baltrigar azuzó a su destrero y notó la respiración del animal. Notó cómo se volvía más agitada a medida que el sube y baja se hacía más rápido. El caballo trotó a buen ritmo y ambos contendientes se acercaron a una velocidad vertiginosa. El público vitoreaba pero por unos segundos permanecieron en silencio. Se escuchó un ruido metálico, ambos corceles continuaron con su carrera, y Ser Andric dio con su cuerpo en el suelo. Baltrigar continuó hasta el final montando en su corcel. Un pase limpio.

El subidón de adrenalina seguía haciendo efecto y un eufórico Ser Baltrigar rememoró sus justas pasadas. Sí, debía reconocer que le encantaba justar. Le encantaba sentir cómo su lanza golpeaba con fuerza y contundencia a su enemigo y lo descabalgaba. Le encantaba medir sus facultades con las de sus contrincantes. Y le encantaba no sentirse por unos segundos tan mayor como su cuerpo le indicaba que realmente era.

Regresó a su puesto saludando con la cabeza a Clarissa al pasar junto a ella y esperó al siguiente pase. Horace le dedicó unas palabras de ánimo y entregó una nueva lanza al caballero.

La impaciencia casi pudo con Baltrigar mientras esperaba a que el resto de contendientes justaran y comenzara el segundo Lance. Pero finalmente llegó el momento. Su rival, Ser Galbin Piedra, del Valle.

De nuevo el movimiento del caballo, el viento azotando su rostro por las rendijas del visor, el latido de su propio corazón y la respiración del animal. Todo eran estímulos que indicaban al caballero que seguía vivo. Se encontraba en su terreno, se sentía imbatible. En el último instante giró su cuerpo y golpeó con contundencia a Ser Galbin, interponiendo a la vez su escudo entre la lanza de su oponente y él mismo. La fuerza del impacto hizo saltar al jinete del Valle, lanzándolo contra la barrera. Baltrigar no pudo sujetarse y la fuerza del retroceso sumada al impacto de la lanza de su rival en su escudo le hizo caer también de su corcel.

Se puso en pie rápidamente pero los jueces ya habían dictaminado el resultado de la contienda. Había perdido. Ser Galbin seguía en el suelo con la pierna rota, pero su cuerpo había tocado primero en la barrera. Eso había dado tiempo a que Baltrigar tocara con sus huesos en el suelo primero. Una lástima. En otras circunstancias él habría resultado ganador pero las reglas del torneo no contemplaban esa opción.

El caballero de Aguasclaras se acercó hacia Ser Galbin que estaba siendo asistido por su escudero, le tendió la mano y le ayudó a incorporarse.

- Habéis justado bien, Ser. – Lo justo era lo justo. Ser Galbin había ganado aunque tal y como tenía la pierna era una lástima que no pudiera continuar.

Baltrigar pasó el resto del día en el público, junto a Clarissa. Ambos observaron el resto de lances y vieron cómo el escudero recién nombrado a caballero se hacía con el honor de la victoria final.

Baltrigar aplaudió como el que más. Definitivamente se hacía mayor para esos espectáculos, pero le encantaba participar en ellos y sentirse joven de nuevo. Entregó su armadura y su destrero pesado y recogió de manos de Ser Galbin su nuevo corcel y la nueva armadura.

Sí, había perdido algo, pero al menos se volvía a casa casi tal y cómo había llegado a la isla Escudo. Aunque con la sensación de que podía haber hecho más, mucho más. Sólo la mala suerte le había impedido avanzar más en el torneo.

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25/08/2014, 13:17
[RIP] Alethéia Casagrande.

VIÑETA XVII. Mes 8 del Año 149 D.A.

(Mención de Ser Madrigal, Jeremyed el herrero y Maegor Flores.)

La caravana de carretas de alejó de Casagrande. Alethéia las vio partir desde la ventana, la mañana era fría a pesar del sol que asomaba tímido detrás de los montes, y los caballos dejaron a su paso halos de vaho y nubes de polvo.

Una risa alegre resonó a su espalda, y la muchacha se giró, sonriente. Celia, su prima, estaba allí, en su habitación, más excitada y nerviosa que ella misma. Daba vueltas alrededor del maniquí que lucía el enorme vestido de novia a medio confeccionar, como una polilla bailaría alrededor de la llama de una vela. Con sus manos estilizadas arreglaba a toda velocidad pliegues y lazos, colocaba y recolocaba adornos, todo como si la ceremonia fuera a ser mañana y urgiera finalizar los preparativos.

-Celia, querida mía, ¡que faltan más de tres meses!

La mujer se rió aún más. Era una dama joven, delgada y activa. Se movía sin cesar, y sus pupilas del mismo tono azul claro que los de Alethéia, chispeaban. Hacía más de un año que no se veían, pues había marchado de Casagrande para casarse con un hacendado de las tierras de los Frey. Acababa de volver para ayudar a su prima con todo el trajín de la boda, amigas inseparables de infancia.

-Tienes que ponerme al corriente de todo. -Le respondió entre saltitos la interpelada.- ¡La Doncella nos asista! Mi pequeña-gran Lethé a punto de casarse, ¡y con un Caballero guapísimo!

-Vas a tener que dejar de llamarme así, ¿eh? Por cierto, ¿sabes cómo me llama Madrigal? ¡Alé! jajaja, reconozco que me encanta. -Asintió, posando su mirada soñadora en la ventana, de nuevo.- Sin embargo...- Aunque sonreía aún, había un punto de seriedad en su rostro. Y su tono de voz era grave, mucho más de lo que Celia recordaba.

-¿...sin embargo? ¿Hay un sin embargo....? ¿Qué ocurre, Lethé? He oído rumores acerca de que hay una petición para que os concedan el apellido, bueno, a él y a vuestros hijos cuando los haya. ¡Oakenshaf-Casagrande! Por los Siete, si os lo conceden, nada podría ser mejor para ti, querida mía. ¿Es por eso? ¿Sabes de algún obstáculo que esté impidiendo que llegue a concederse?

Ella negó, encogiéndose de hombros.

-No, no... no es por eso. Bueno, no sé nada acerca de esa petición, es sólo un rumor también para mí. Si alguien o sabe ése es mi padre, pero ya conoces a mis padres. Planes y confabulaciones sólo en la alcoba, fuera, hechos consumados. No, incluso... mira...

Se acercó a un arcón de madera que presidía una de las paredes. Enorme también, parecía que todo allí hacía honor al nombre de sus propietarios. Alzó la tapa y con un gesto le mostró un objeto envuelto en un paño verde oscuro, que reposaba sobre sábanas y telas del ajuar de Alethéia. Por la forma del envoltorio, se trataba de una espada. Celia se acercó a su vez, curiosa. Tomó la punta del paño y lo separó, dejando al descubierto efectivamente una bonita espada. Su filo era perfecto, y el acero relucía azulado. Pero lo más bonito era su empuñadura, en la que dos hojas de roble unidas por el tallo formaban la cruz. Estaban bellamente esculpidas siguiendo un elegante diseño.

-¡Oh! ¡Qué cosa tan preciosa! ¿Es para él...? ¿Es tu regalo...?

-Así es. Acero y roble. Un arma digna de un caballero... Oakenshaf. -Le guiñó un ojo, satisfecha. Jeremyed, el herrero de Aguasclaras, había hecho un excelente trabajo. Excelente. No hacía ni dos meses que había ido a buscarla, y acabar de pagarla, ya que sólo había dejado la mitad de su coste cuando la encargó. Así lo había dispuesto su padre, que era, naturalmente, quien había entregado el dinero necesario para ello. Y el herrero la había comprendido perfectamente, haciendo realidad lo que para ella era todo un símbolo. -No creo que haya problemas con la petición del apellido... no lo sé, pero no es eso. No...

Volvió a envolver la espada y a cerrar el arcón. Celia la miraba entre preocupada y sorprendida. Su prima intentaba comprender, y esperaba su explicación expectante. ¡Iba a casarse! ¡Enamorada! ¡Tenía a toda la familia a su favor! ¡A todos los Casagrande! ¡Y a los Tully! ¡La Ceremonia se celebraría en el Castillo, con asistencia de todo el mundo! ¿Qué podía estar yendo mal...?

Alethéia se giró, y se encaró a ella, clavando en ella sus ojos azules que fulguraron.

-Tiene un hijo, Celia. Un precioso y encantador bastardo de pelo dorado y modales exquisitos. Un intachable muchacho que es fruto de una noche de pasión con una septa de Altojardín. Un chico al que no puedo odiar aunque quiera, porque me recuerda demasiado a su padre. Demasiado. Maegor, Maegor Flores...

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26/08/2014, 06:33
Ser Trycian de Dorne.

VIÑETA XVII: Año 149 de la Dinastía Targaryen.

Ser Trycian de Dorne, Tierras de la Corona.

Un camino helado, un caballo que no aguanta bien el frío y un aburrimiento enorme. El hielo está por todas partes en esta mierda de lugar, pero cada vez que nos acercamos a las tierras de la Corona parece mejorar un poco. Supongo que en Desembarco del Rey el invierno no debe pegar tan fuerte como más al norte.

Caster y Haudrey conversan a ratos mientras yo me concentro en el camino que tengo por delante. Mis ojos están fijos en el camino pero mi mente se pierde en mi prometida. Durante su día del nombre, Arianna Tully me fue prometida en matrimonio y la verdad es que me siento muy honrado. Hablé con los presentes revelándoles quien soy realmente pero no puedo asegurar que mis palabras sean cumplidas pues todo es dominado por una mano cruel e irreflexiva a la que llamamos destino.

Lo más probable es que Desembarco del Rey no atienda las peticiones del Maestre Ammon y yo pensaba escribir cartas a Lanza del Sol pero la verdad es que poco sentido tiene si el destino decide, de antemano y sin importar lo que uno haga, que Trycian Martell está muerto y que nada de lo que pueda pensar, decir o hacer tiene sentido ni podrá cambiarlo.

Son pensamientos funestos y miro mis manos con impotencia, sabiendo que estoy recibiendo a una mujer que no merezco, a la que cualquier señor querría por su nobleza y belleza, pero me la dan a mí, quien nada real tiene para ofrecerle.

Un grito suena a mis espaldas y de pronto veo que he desviado al caballo durante mis pensamientos y el animal cae conmigo arriba por un desfiladero congelado. Tiro de las riendas para evitar que se rompa una pierna mientras resbala y trastabilla contra las rocas y hielos del suelo. El animal patina con gran violencia cuesta abajo pero logro hacerlo girar hasta que llega a una meseta estable y se afirma, pero yo salgo despedido de mi montura y caigo con todo mi lado izquierdo sobre unas rocas congeladas que parecen más estalagmitas que otras cosas. Siento como sus frías puntas se clavan entre mis costillas, mi pierna y mi cadera. El dolor es punzante y terrible, inmovilizándome. Desde arriba me gritan Haudrey y Caster mientras intento ponerme de pie y, no sé como, logro montar de nuevo a mi caballo.

Consigo vadear el hielo y subir nuevamente al camino. Mis acompañantes me instan a que volvamos, que mis heridas son graves, pero unas rocas y un poco de hielo no me derrotarán, así que decido continuar. Acampamos allí esa noche y Haudrey ayuda a sacarme las piedras y a sanar un poco mis heridas, para evitar que siga sangrando.

Después de una semana conseguimos llegar al Castillo Rosby, donde soy recibido con honores contra todo pronóstico de mi parte. Al alojarnos, mantengo mis heridas lo mejor que puedo, pero me niego de rotundamente a no participar en el torneo. Un guerrero como yo no demostrará debilidad mientras pueda caminar.

Llega el momento en que debemos participar, pero las eliminatorias son algo que puedo evitar, cosa que aprovecho para no sobre exigirme si no es necesario. Haudrey se inscribe también en la justa y logra clasificarse para los lances, por lo que sonrío conforme. Caster lucha en la melee y derrota a casi todos, siendo derrotado al final por un granjero que dicen es un prodigio. No sé si realmente era un prodigio o solo es que Caster estaba ya agotado de patear traseros, pero el hecho es que nuestro ándalo es derrotado, pero aún así deja muy en alta la vara. Le doy la mano cuando sale, felicitándole por su lucha.

Luego vienen los lances y me toca justar contra el Lord Comandante de la Guardia Real. Es un gran oponente, con un gran nombre, por lo que no es una vergüenza ser derribado por él. Aún así, no me dejo vencer y cargo con todo lo que tengo contra él. Mi lanza está a punto de ensartarse en su cuello, probablemente matándolo, pero la muevo en el último momento para que golpee su tórax. A la vez siento como su arma me golpea y ambos saltamos de nuestros caballos. Lamentablemente soy yo quien toca primero el suelo, golpeándome en las heridas y quedando tirado en el suelo. Saco mi espadón y lo entierro en el suelo para ponerme de pie ante el silencio atónito de todos. Miro al público y entiendo que piensan que deseo luchar en tierra, pero solo lo uso de bastón hasta que Haudrey llega a asistirme, momento en que entrego mi arma a mi escudero y saludo con un apretón de manos a mi vencedor.

El torneo sigue y Haudrey también es derrotado en la primera justa. Luego de eso ya me importa una mierda en el torneo y quiero largarme a ver a mi prometida, pero Lord Whalon Rosby me convence de que me quede una temporada, hasta que mis heridas sanen. No puedo seguir ocultando mis lesiones pues dejé una línea de sangre a cada paso desde mi caída, así que accedo y me someto a los cuidados de su Maestre.

Pasamos una buena temporada en Rosby, cómodos y bien atendidos. Incluso cuatro noches fue una moza a mi habitación a ofrecer sus atenciones especiales, pero las he rechazado de la forma más amable que puedo, entre gritos y hasta empuñando mi espadón. Las mujeres nunca han sido un campo que domine.

Dejamos las tierras de la Corona para encaminarnos de vuelta a casa. Hemos perdido caballos y armaduras pero, por algún extraño motivo que no conozco, estoy feliz. Una sonrisa casi tan grande como mis cicatrices se puede ver en mi rostro, pienso en lo que me espera en Aguasclaras. Jamás pensé que algún día tendría una mujer que me cuidase y a la que cuidar. Ahora es posible y está esperándome allá. Nos casaremos pronto y estoy muy feliz, quizás tanto como nervioso.

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26/08/2014, 09:23
Ser Orsey Crakehall.

Viñeta XVII: Año 149 de la Dinastía Targaryen

-A partir de ahora vas a ayudarme en mis labores en este castillo- dijo mi Padre. No le gustaba andarse con rodeos- te instruiré y enseñaré todo lo necesario para que en un futuro, si así lo decida Ser Hadder, puedas convertirte en el nuevo Castellano de este lugar. Es un puesto muy importante y de gran responsabilidad, pero estoy seguro que estarás a la altura. Mañana empezaremos con tu aprendizaje. ¿Entendido?

-Entendido, Padre -me limité a responder, obediente, pero en un tono seco. Sabía que este día llegaría algún día, que mi padre no viviría eternamente y que algún día debería tomar las riendas del apellido Crakehall; de nuestra rama, al menos. Sin embargo, confiaba en que ese día fuese lo más lejano posible.

No me hacía ninguna gracia. No era ni mucho menos mi punto mi fuerte ni mi pasión la maldita diplomacia: yo era un hombre de combate, forjado en años de duro entrenamiento junto a Ser Baltrigar. Mi futuro era la gloria militar, no la administración del Castillo.

A pesar de todo, no me quedaba otro remedio que resignarme a mi destino. Pero no cambiaría mi mente tan radicalmente como aquel puesto requería.

-Así se hará -y, con esta breve despedida, dejé a mi padre a solas, marchando a mis aposentos.

Recuerdo aquel inicio de año como especialmente aburrido. Poco después del deplorable Festival de Comienzo del Año comencé, junto a Padre, mi formación para sustituirle (los Siete nos libren de llevárselo hasta dentro de muchos años) como Castellano. La política no me gustaba, pero asumí con entereza mi deber, y escuchaba las noticias que llegaban al castillo sentado junto a Padre con la mirada perdida a través de los ventanales, observando a los escuderos, guardias y demás gentes de armas entrenar. Poco a poco, la situación política de Poniente fue siéndose cada vez más familiar, y muchos Targaryen y otras casas de las que nunca había escuchado hablar formaron parte de mi día a día.

Pero no sólo la "Danza de Dragones" ocupó los asuntos de mi Padre por aquel entonces, pues, junto a Ser Hadder, nos aseguramos de que las cosas volvían a su cauce en Villa Manzano y aquel despreciable pueblo que era Solaz del Soldado. Y también empezamos a quebrarnos la cabeza (en realidad, Ser Hadder y mi Padre eran quienes tomaban las decisiones, pues yo solía simplemente escuchar para aprender y, en raras ocasiones, daba mi opinión sobre los asuntos del feudo) haciéndo números: realmente me sorprendió el mal estado de las cuentas de Aguasclaras, situación que desconocía antes de comenzar mi formación.

Los estragos de la gripe también nos trajeron ingentes cantidad de trabajo, amén de muertos. El personal del castillo hubo de reorganizarse con el fin de cubrir los puestos que habían quedado "vacantes": mozos de cuadras, cazadores...

Aquel año también se me asignó a Beldyr Tormenta como escudero. Si bien aún recordaba aquel "encontronazo" que ambos tuvimos cuando éramos más jóvenes (aunque fue en realidad hacía pocos años), la noticia no me resultó desagradable. Para mí sería un honor tener por escudero al joven hijo del que fuera mi mentor, Ser Baltrigar, y poder hacer que de nuevo se sintiera orgulloso de mí. El reencuentro con el joven (con quien había tenido, sinceramente, poca relación, debido a la diferencia de edad y a que tampoco él pareció mostrar demasiado interés después de aquel encontronazo tras el torneo en el que su padre acabó derrotado) fue alentador, mas cuando el entramiento comenzó, no tardé en darme cuenta de por qué le llamaban "el mimado". Me extrañó, conociendo a Ser Baltrigar, que no hubiera impartido mayor disciplina en su vástago.

La relación con mi amada esposa no podía ir mejor. Realmente había un amor especial entre nosotros, algo que iba muchísimo más allá de lo físico. Y el sexo, además, era brutal. Entre bromas, ella también me llamaba jabato de vez en cuando, pero quizá no por los mismos motivos por los que lo hacían los demás. Sin embargo, a pesar de nuestros esfuerzos, los Siete no querían bendecirnos aún con un nuevo Crakehall. Quizá el nacimiento de mi hermano Jorah estaba aún demasiado reciente, y la Madre prefería esperar unos años más.

Sin embargo, mis comienzos en la política y el imparable amor por mi esposa no apaciguaron ni un ápice mis fervientes deseos y pasión por el combate. Entrenaba duro siempre que podía, y seguí siendo el vigoroso guerrero que todo el mundo en el castillo conocía. Y fue por ello que me decidí a encargar una nueva maza a Jeremyed el herrero.

-Buen día, Herrero -dije cuando entré en la estancia y me senté sobre un banco de madera cercano a la fragua, donde Jeremyed estaba ocupado, trabajando. El calor era insoportable allí cerca y no tardé en empecé a sudar. El olor del hierro al rojo, mezclado con aquella agobiante sensación de bochorno, tampoco era en absoluto agradable.

Mientras echaba un ojo a las impresionantes creaciones del herrero que había desperdigadas por toda la habitación, le dije:

-Como ya te comenté, necesito una buena maza. No puedo seguir dependiendo de mi padre incluso para poder luchar, teniendo que pedirle prestada la suya -levanté un mandoble que colgaba de la pared, pasé el dedo por su hoja y lo moví en mi mano, estudiando su forma y su peso- Necesito una maza, la mejor que se haya forjado jamás. Una maza a la altura de las victorias que me traerá en el futuro.

Para el final del segundo mes ya portaba aquella maravilla de maza. Jamás se había visto nada parecido en el feudo, era un arma singular que no paré de agradecer al herrero. Mis entrenamientos con ella no hicieron si no aumentar mi brutalidad, pues aquel era el mejor arma que había visto en mi vida. Al menos, hasta aquel momento.

Fue unos meses después, durante el quinto mes, cuando una noche madre me esperaba en casa, ella sola. Entré en la sala y me dirigí como siempre hacia las escaleras, pero Madre me llamó antes de que empezara a subir - Siéntate, hijo, un momento aquí con tu madre. 

Frente a la silla, sobre la mesa, había un bulto alargado cubierto por una tela de terciopelo.

Me acerqué a Madre, extrañado. No es que nuestra relación fuese fría ni nada parecido, pero no era normal que nos sentáramos así, a hablar a solas, no sin un motivo. Me costó discernir el tono de mi madre, no sabía si era de preocupación, serio o simplemente misterioso.

Aparté la silla y me senté en ella de golpe, como solía hacer. Noté cómo las patas se resentían bajo mi peso con un leve crujido de la madera vieja, y miré a mi madre a la cara. No soy hombre de palabras, ni hombre paciente.

-Dime, Madre -me limité a decir, tenso, pues no sabía si estaba ocurriendo algo.

-Eres mi primer hijo y heredero de esta casa, y ya eres un hombre adulto. Tu padre se hace mayor y debes empezar a prepararte para ocupar su lugar. Eres un hombre de honor y un caballero respetado, pero a partir de ahora debes tener en cuenta que en todo lo que hagas, afectas el nombre de tu Casa, para bien o para mal. Y para eso necesitas las herramientas necesarias - dijo sonriendo - así que he mandado hacer algo para ti.

Madre extendió los brazos y retiraó con cuidado el terciopelo que cubría el bulto. Resultó ser una espada larga, que a primera vista parecía ceremonial, pero al mirarla un poco más de cerca pude ver que estaba afilada y calibrada, apta para el combate. El hierro nuevo de la hoja relucía inmaculado, naciendo de un guardamano dorado, fuerte pero con una filigrana grabada. La empuñadura era sencilla y estaba forrada de cuero duro, para hacer la espada manejable. La decoración volvía en el puño, una cabeza de jabalí (el símbolo de los Crakehall) mostrando sus fauces agresivamente. 

Mis ojos no daban crédito a lo que veía. Aquel arma era formidable.

Miré a mi madre antes de cogerla, y con su mirada supe que podía. Antes, pasé las llemas de los dedos por la brillante hoja. Era un acero estupendo, se notaba que Jeremyed había hecho un trabajo excepcional. La cogí e intenté adaptarme a su peso. Estaba acostumbrado sobre todo a luchar con mazas, pero aquella espada parecía ligera en mis manos. Ligera y mortal, pues cortaba el aire incluso moviéndola ligeramente.

Volví a dejarla en el lugar donde la había recogido y entonces me percaté del detalle del jabalí. "El joven jabato", como algunos me llamaban desde hacía tiempo.

Sonreí y abracé a mi madre.

-Gracias, Madre. Haré que te sientas orgullosa.

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26/08/2014, 23:41
Ser Orsey Crakehall.

Viñeta XVII: Año 150 de la Dinastía Targaryen

Revuelto comenzó aquel año, y revuelto terminó. Mi formación política y diplomática continuó, tal como Padre deseaba, y pronto me ví inundado por aquellas noticias de nuevos y viejos Targaryen en Desembarco del Rey que tan poco me importaban. He de reconocer que sí le fui cogiendo, en cierto modo, el gusto a la gestión de los asuntos relativos al feudo (dentro de las responsabilidades del castellano, quiero deir), pero las relaciones exteriores seguían aburriéndome de sobre manera. Nobles chupándose los culos los unos a los otros en busca de favores que sólo se veían recompensados con la más trapera de las puñaladas...

El año se desarrolló frío y terrible, por lo que ni los cazadores pudieron realizar bien su labor. Mis horas de entrenamiento se vieron reducidas significativamente, aunque aproveché aquellas horas para pasarlas con mi esposa (siempre que Padre no quería aprovecharlas para seguir tutoreándome).

Y revuelto terminó el año con la muerte del ama de llaves, que de ninguna manera ví venir. No sorprendió la muerte de la vieja nana, quien, desde pequeño, pensé que era más vieja que el mismo tiempo, pero no esperaba la muerte de Vesania justo tras la boda de Ser Madrigal.

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26/08/2014, 23:50
Ser Orsey Crakehall.

Viñeta XVII: Año 151 de la Dinastía Targaryen

El año siguiente comenzó con muchas mejores perspectivas. La noticia del nuevo torneo me volvió a llenar de ánimo tras el triste año anterior, y con aquella excusa aproveché los primeros meses que faltaban hasta su celebración para librarme un poco de mi formación de castellano y poder dedicar algo más de tiempo al entrenamiento.

Llegó al fin el quinto mes y partimos hacia el torneo. No quiero recordar el enorme susto cuando mi amada Lydia sufrió una caída, pues pensé que no podría llegar hasta el final del camino caminando por su propio pie. Recordé aquella terrible fiebre y los cuidados que le proporcioné en el anterior torneo, y lo mal que lo pasé temiendo por su vida. Por suerte, todo se quedó precisamente en un mal rato, y Lydia apenas se lastimó.

A pesar de contar con mi flamante maza, esta vez decidí hacer uso de la cabeza. Quizá mi formación estuviera llegando a alguna parte, o quizá simplemente me hacía viejo y maduraba, pero deseché la idea de participar esta vez en la melé para poder justar como era debido, no como la última vez.

Madre se desenvolvía con soltura entre aquellas víboras, pues sabía bien como manejarlas, y creo que sus relaciones fueron fructíferas. Yo, como siempre, intenté mantenerme al margen de aquel ambiente, pero en lugar de comportarme de manera tosca como siempre, al menos esta vez tuve la educación de saludar de forma cordial.

Y, de nuevo, como si el destino se empeñara en condenar a nuestra estirpe, Horace fue humillado. Aquel torneo empezaba a tener demasiadas similitudes con el anterior... Y, tal como temía, tras una espectacular clasificación, fui derrotado en el primer lance. Preferí tragar mi dolor y mi humillación, y durante aquel día me mantuve alejado de todo al que tenía algo de aprecio: fuese quien fuese el que se cruzase en mi camino en ese momento, no acabaría si no machacado, pagando mi frustración.

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27/08/2014, 00:42
Lady Lidya Crakehall, esposa de Ser Orsey.

Viñeta XVII: Año 150 de la Dinastía Targaryen

La caída fue un susto, pero pronto Orsey me había levantado y al contrario de la otra vez que estuve en cama el mismo día estaba caminando de nuevo. Pensar en el otro torneo también me traía dolor. Agradecí no decirle a nadie que creía que estaba embarazada, porque cuando regresó mi sangre de luna me ahorré muchas explicaciones.

Orsey estaba apartado de todos, tras esa caída. En cambio yo aguardaba sentada, apretando los dientes, impaciente por verlo llegar.

Aquel día lloré. ¡Como lloré! fue tan frustrante, e incluso, humillante. Cuando acordé ya pensaba con cariño en ser madre, y lo peor es que si antes había sentido alivio cuando seguía sin embarazarme, ahora lo añoraba. Era tan ridículo que deseaba llorar, y no quería que nadie me viera haciéndolo.

Nuestra relación había crecido. Cada vez era más fácil quererlo, hasta que lo amé sin darme cuenta. Pensaba en Ser Madrigal como un sueño antiguo, algo que en su tiempo fue bello. Pero mentiría si dijera que no me dolió saber que había tenido un hijo, especialmente cuando tanto anhelaba uno.

Arianna, por una vez, quedó en desventaja cuando pareció que nunca se iba a casar. Aunque en otra época me habría reído, ahora no me hizo gracia. Orsey me cambió, más de lo que había querido admitir.

Me llevé ambas manos al vientre. Tras aquel susto, deseaba desesperadamente un hijo. Cuando llegaba Lady Patricya, con el pequeño Jorah, era peor. Le recé a la madre. Era tan frustrante...

Orsey era lo suficientemente bueno como para no importarle. Me seguía queriendo igual, pese a que notaba las miradas insistentes de su madre, preguntándose cuando le daría ese nieto. Podía imaginarla cuchicheando con mi señora madre, y ella señalandome desaprobadoramente como tanto le encantaba hacerlo.

Ser Madrigal con nada se alejó, Vesania tan ciega por su amada Arianna nunca le importé más que para reprobarme también, y Malcolm...

Cuando me enteré de su muerte también me dolió. Había jugado conmigo, me llamaba princesa, pero nos distanciamos, y no me di cuenta de que lo extrañaba hasta que murió. La culpa que sentí fue tan brutal como el golpe que tiró a Orsey.

- Jabato, ¿te alejarás tú también? - pensé en voz alta, con una amarga sonrisa.

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27/08/2014, 18:45
[RIP] Ama de Llaves Vesania Oakenshaf.

AÑO 150: MES 12, DIA 30. Vesania Oakensahf aparece ahorcada en su habitación, vestida con la preciosa mortaja que ella misma se había tejido.

No le fue difícil hacerse con los materiales para hacer una fuerte soga. Sentada al borde de la que había sido su cama durante largos años las manos envejecidas de Vesania continuaban su trabajo. El esfuerzo y el trabajo la habían ayudado siempre a mantener la mente fría y en blanco, pero no en esta ocasión. Estaba alterada, asustada pero con una firme convicción y, cuando era así, nadie podía detenerla.

En aquellos momentos la ceremonia de matrimonio entre Alethéia Casagrande y Ser Madrigal debía estar llegando a su fin. Ella había tenido que hacer de tripas corazón y organizarlo todo con tal de no meter en problemas a la dulce Arianna. Suficiente tenía la pobre con el hombre con el que iban a casarla. Junto a ella, en la cama, reposaba un precioso vestido de boda que había tejido con sus propias manos para la que consideraba como una hija propia. La angustia la comía por dentro como una enfermedad, pero aún así no lloraba, no podía.

A lo largo de toda su vida había tenido que luchar mucho. Desde pequeña, conservar su apellido y mantener la promesa que le había realizado a su padre en el lecho de muerte había sido una contínua y dura batalla. Ahora que era vieja podía soportar cualquier cosa, pues jamás se hubiera imaginado que a estas alturas los Casagrande ganaran la batalla. Esos sucios bastardos siempre hambrientos de poder. Tenía que haberlos aplastado en su momento, si tan solo hubiese sido un hombre...Morir así, sabiendo que la única misión importante de su vida había fracasado era un suplicio. Su apellido mancillado por la niña mimada de Alethéia Cagrande y el mentecato de Madrigal. Pero no sólo los odiaba a ellos. Odiaba al maestre Ammon y a Ser Hadder. Se sentía sucia por haber trabajado tantos años bajo su mandato. Si no hubiera sido por Probis...¡oh su adorado Probis! Desde que había perdido al Mayordomo había ido dando tumbos sin un rumbo fijo. Ese había sido su Señor y no el Bastardo de Aguasclaras.

Cuando acabó el trabajo con la cuerda hizo el nudo corredizo y comprobó que le cabía la cabeza. Se puso de pie con ayuda de la vara de roble de su padre y se desnudó. Verse frente al espejo, encorvada por el reuma y arrugada como una pasa, le recordó a Nana. Aquella vieja bruja también la había vencido. Apretó con tanta fuerza la vara que logró astillarla, algo que jamás había pasado. Horrorizada miró su reliquia familiar y la puso sobre la cama, junto al vestido para Arianna. De nuevo hubiera llorado de poder hacerlo. Pausadamente, como en una ceremonia ritual, se puso la mortaja que había hecho para sí misma y que Probis había llevado en su entierro. Tomó un cofre con joyas y el dinero que tenía ahorrado y lo puso entre el vestido y su vara astillada. Sobre trozos de pergamino dejó impreso tres nombres: Arianna, Grwaidd y Jack. Para cada uno de ellos iba su legado. En el último trozo de pergamino escribió que el resto de sus pertenencia debían ir para Darién y Brosten.

Tomó una silla y se subió a ella para pasar la cuerda por encima de la viga de madera del techo. Afianzó uno de los extremos y se colocó el macabro collar al cuello. Se soltó el pelo, que aún conservaba la forma del tirante moño que solía llevar. Su pelo estaba practicamente blanco, lejos del trigueño color que lucía de joven. Era la viva imagen de la Vieja y eso era lo único que la consolaba. Nunca fue muy paciente por lo que simplemente se dejó caer al vacío que la tensión de la cuerda hacía eterno. Cayó y cayó, y con la fuerza de la gravedad la cuerda se apretaba sobre su cuello como ella apretaba la alianza de Probis en su mano. No tardó mucho en suceder. Su habitual pálida piel se tornó azulada. La lengua hinchada y morada salía de su boca en una mueca gorgónica y sus ojos, otrora ambarinos, se escondían bajo los párpadoa abiertos dejando ver tan solo el blanco de sus ojos. Por sus mejillas recorrían dos gotas, cada una saliente de uno de los lagrimales de sus ojos. Por fin lloraba, aunque eran lágrimas de sangre.