Partida Rol por web

Mi mirada se desplaza por el cielo nocturno hasta el lugar que ha señalado Scott y es entonces cuando pasa. Algo. Eso. Me quedo con los ojos muy abiertos, totalmente congelada en el sitio, casi sin respiración. El tiempo se ha paralizado por completo y ni siquiera oigo la banda sonora de la habitación. No sé cuánto tiempo pasa hasta que noto la ligera brisa fría en la cara de nuevo. Mis pensamientos vuelven a fluir poco a poco, cada vez más caóticos, intentando entender qué ha pasado, cómo ha pasado, por qué... 

Scott... está aquí. Conmigo, físicamente. Después de años nos hemos podido ver. Y me ha abrazado y llevado de la mano a ver las estrellas y ahora... Ahora me ha besado. Es el primero... No estaba preparada para algo así. Cuando se separa ni siquiera me da tiempo de pensar qué hacer. No le voy a abrazar ahora y si le volviese a besar tampoco sé si lo haría bien. Me quedo mirándole y se me ocurre una tontería, una que hace que sonría poco a poco y baje la cabeza, avergonzada de ella.

- No... Sólo veo dos. - respondo todavía sonriendo, atreviéndome a levantar la mirada para fijarme en sus ojos.

Está tan rojo como yo. Y aún así ha sacado el valor para esto, algo que ni siquiera se me había pasado por la cabeza. Todavía sonriente le cojo de los hombros, obligándole a agacharse aún más, y le estrecho contra mí, metiendo la cara en su pelo. Cada vez estoy más avergonzada por todo esto, pero me da igual. Está aquí conmigo y me ha besado. Y cuando volvamos, no sé cuándo volveré a verle. Así que, aunque sea en un susurro, necesito decírselo. 

- Te quiero, Scott.

La piel de la mujer estaba completamente inmaculada. Ni una arruga ni ninguna mancha extraña. Quizás, si te fijabas mucho podias ver pequeñisimos pixels, que conformaban su forma, aunque cuando te besó no sentiste nada extraño. Sus labios sabían como los de cualquier otra. Quizás menos los de Katherine. Esos eran muy diferentes a todos.

- Si. Feudo Celestial guarda múltiples lugares. En el palomar es donde duermo yo, pero también está la sala del trono, y la sala de reuniones, donde elegimos nuestro siguiente paso para la Inquisidora... - echó a andar hacia el interior de la habitación esperando que la siguieras y te llevó por los corredores mostrandote la biblioteca, y otros lugares. Explicandote algunos detalles importantes.

En uno de los momentos recordó tu pregunta sobre la pelirroja - Hablando de Nikole.... King Dice la trajo cuando Wyatt se suicidó. No le gusta que los equipos se queden cojos. Por eso fue directa al juego sin tener que lanzar los dados como vosotros. Por eso te digo que no siempre actua igual... - se detuvo delante de una enorme puerta

- Creo que deberias descansar.... es tarde ya - enlazó sus manos por delante de sus piernas y esperó a que entraras

El comandante apenas tuvo que hacer esfuerzo para levantarte, con tus piernas rodeandole, mientras los besos se sucedian. Te llevó al interior de una de la torres, la cual parecia la habitación del hombre. No se había molestado en arreglar el tejado ni en retirar las hierbas pero la luz de la luna entraba por las rendijas confiriendole un aspecto especial.

Te obligó a bajarte para poder arrancarte la ropa con ansia mientras sus labios recorrian tu cuello. Esperó que tu hicieras lo mismo, mientras se deleitaba con la desnudez de tu cuerpo, para poder llevarte a la cama, la cual si invitaba a tumbarse. Parecia que nada más importaba en ese momento, solo vosotros dos, compartiendo besos, caricias y la intimidad creada entre ambos.

El entorno y los besos de aquel hombre hacen que las pocas reservas que aún le quedaban a Katherine sobre si debía o no liarse con él quedaran olvidadas.Poco importaba si aquel comandante no era real,un muñeco en 3D o algo así creado para un videojuego,para ella en aquel momento era muy real y las sensaciones que la recorrían con cada uno de sus besos y caricias también lo eran por lo que hizo algo que pocas veces hacía,se dejó arrastrar por la pasión del momento y de un tirón arrancó la camisa del hombre y la deslizo por sus brazos dejándola caer al suelo mientras besaba su pecho y sus manos se dirigían veloces al pantalón de él para hacer lo mismo.

Una vez desnudos se dejaron caer en la cama envueltos en suspiros de placer y gemidos ahogados mientras sus manos y sus labios recorrían el perfecto cuerpo del hombre y ella se arqueaba y pedía más a cada caricia de él

Sonreí entre beso y beso que me daba con Diana.

Su lengua sabía a alcohol, y eso me hizo preguntarme momentánemente si eso también sería real o no. Pero lo pensé poco tiempo, porque ella empezó a quitarse la ropa y mis ojos recorrían cada centímetro de su cuerpo, a medida que ella se iba descubriendo.

-No me lo agradezcas todavía.- Dije mientras yo empezaba a desnudarme por la parte inferior. Tan solo una camiseta ancha y larga, de las que enseñan el hombro y unos pantalones rajados por varios sitios, que solía usar estando en casa. Ni braguitas... ni sujetador, ahí, en plan comando. Pero claro, hay que tener en cuenta que cuando clikeé en el banner del juego, estaba en mi casa a punto de desvestirme para irme a dormir.

Como no me hiciera un sostén con un par de cocos pixelados

- Ven aquí, anda. Dije pasando mis manos por sus hombros.- A ver si con tanto alcohol se te ha olvidado como hacer las cosas.- Rei en broma, tras lo cual, con los dientes, tiraba de la parte superior del sujetador deportivo en un intento algo torpe de quitárselo.

 Loque si hice con mayor soltura era jugar con al goma de sus braguitas, pasando los dedos entre su piel y ella, intentando hacer cosquillas de esas que dices.. joder como sigas así....me matas!

Tras aquel beso de Max y en las siguientes horas, la mente de Giulietta por primera vez desde hacía mucho tiempo no pensó y no lloró, sintiéndose nuevamente viva en la calidez de aquella alcoba, sintiéndose nuevamente completa, aunque fuese solo por unas horas, disfrutando cada luz tenue que emitían las velas de la estancia, disfrutando su tacto y su presencia, olvidó por primera vez en muchos años aquel chico tirado en la calle, volvió a abrir los ojos para ver, para ver a Max y no el recuerdo de lo que fue, y lo disfrutó con toda su alma y lo que no era su alma.

Entonces pensó que no quería que aquella noche acabara, y se asustó de nuevo, pero ésta vez no era miedo a no controlar su vida ni sus pensamientos, era un nuevo miedo que surgía de sus entrañas al mirar los ojos de aquel chico que prácticamente no conocía de nada, pero allí estaba, tumbado con ella en una red de brazos, piernas y besos, y volvió a sonreirle con sus pupilas tiritando en un nuevo universo esperanzado.

- Será mejor que descansemos grandullón!! - susurró a Max mientras besaba sus labios nuevamente - Mañana nos espera un gran día -  y se introdujo entre los abrazos del joven, exhausta pero renovada, por primera vez desde hacía mucho tiempo.

Y sus ojos esmeralda se cerraron, dejando paso a un mundo onírico esperanzador, era todo lo que tenían en aquel momento, esperanza de un mañana mejor, de volver y mejorar, de cambiar su destino y volver a empezar, si podían salir de aquella pesadilla en la que se encontraban, desvaneciendose los pensamientos ¿podían salir de allí?, por otros nuevos, no muy diferentes, pero nuevos, ¡podían salir de allí!.

No tenía barras de vida y los pixeles eran casi perceptibles si  se acercaba uno mucho, por suerte no eran otras personas atrapadas en el juego por mucho que se parecieran. Le había caido bien la mujer y era una pena que si lograban salir de allí de la manera que fuera no poder ayudarla. 

Prestó atención a las habitaciones que le enseñaba mientras caminaban por el Feudo, sonrió cuando lo primero que dijo fue donde estaba su habitación, primero un beso, ahora donde duerme, es gracioso, por suerte respondió más o menos lo que el esperaba, no le gustaba que los equipo se quedasen cojos, con lo cual los últimos que entramos fue para equilibrar lo que el equipo de Diana había hecho, o eso entendió, si era tan caótico King Dice a saber.

Leliana se paró delante de una puerta hora de descansar, parecía que habían llegado a la habitación que el juego le había asignado, asintió a la mujer y abrió la puerta sin llegar a entrar viendo desde fuera como era, para luego sonreirle. 

-Pasa si quieres, podemos seguir hablando dentro, me gustaría que me hablases de King Dice y lo que hayas aprendido de el, de su persona, como es, si conecta desde fuera del juego o si es como vosotros.

Entró y dejó la puerta abierta para que la mujer entrara tras el.

Y me perdí. Como si mi mente y mi cuerpo ya no me pertenecieran o fueran manejados por el instinto. El tiempo pareció detenerse, el mundo dejó de existir, solo estaba ese momento, esa cama, esos ojos. Creo que jamás tuve un momento tan perfecto como ese. Es mentira, directamente JAMÁS tuve un momento como ese y espero que se siga repitiendo en el futuro. Sí, soy positivo justo ahora.

-Sí, dormir un poco. Claro- me temblaba la voz, me faltaba el aire y el cansancio me empujaba en el colchón, era un cansancio dulce y feliz. Así que pude dormir con una media sonrisa, abrazado a Giulietta, con su perfume aun en mis sentidos y el corazón relajándose poco a poco.

Aun temía al día anterior, sobre todo cuando se tiene una probada de lo que es vivir realmente, disfrutar del tiempo en el que estamos en la tierra, pero también sentía que tenía nuevos motivos por el que sobrevivir. Solo un juego más. Podía hacerlo.

Observé encantada como la chica se iba quedando cada vez con menos ropa, y no me cortaba nada a la hora de verla -¿Llevas... todo el día a pelo? Guau... "hip"...- le dije, con una sonrisa muy tonta imaginándome toda la charla que nos dieron en la taberna con ella desnuda... Sin duda la situación ganaba mucho más.

Fui con ella encantada sintiendo sus manos sobre mis hombros desnudos, siguiéndola hasta el borde de la cama de pie frente a ella, mientras que yo dirigí mis manos a sus caderas por debajo de esa camiseta ancha. Reí levemente cuando me sugirió que tal vez borracha no recordaba hacer las cosas bien -Que... "hip"... borracha se me da ha... hasta mejor...- le dije a la chica, antes de ver como la chica empezó a tratar de quitarme de forma torpe el sujetador deportivo... lo cual me hizo tanta gracia que me reía -Jejeje... ¿Pe... pero que haces? "Hip" Que la borracha a... aquí soy yo- le dije riendo al ver que no lo conseguía levantando su barbilla para mirarnos con una mano, mientras que notaba su dedo jugueteando con la tela de la parte inferior haciéndome leves cosquillas -Jeje... en lugar de con ese dedito... "hip"... ¿no prefi...fieres quitarme las... las bragas con esos dientecitos...?- le sugerí a la chica... esas cosquillas me iban a volver loca.

Y ya había aguantado bastante. Así que con la mano en su trasero, acerqué su cintura a la mía para estar piel con piel y la besé fuertemente, para que acto seguido nos dejáramos caer sobre el colchón. No me iba a contener más las ganas... así que para asegurarme de que no se escapara de mi lado, una vez tumbadas juntas nos tapé con la sábana sin dejar que nuestros labios se separasen... la cual parecía la escena de cama de Los Sims... solo que en nuestro caso, mucho más real. Además, que dudo que en los Sims de entre las sábanas salieran disparadas ni una camiseta holgada ni ropa interior deportiva negra que acabó entre el suelo y desperdigada por la cama.

El amanecer sorprende a Diana y a Nikole en la cama, desnudas y enredadas. La luz del sol les arranca algunos gruñidos disgustados mientras remolonean y se dan la vuelta.

Platos rotos

De repente ambas son sacadas bruscamente de la modorra por el estrépito continuado de muchísimos platos haciéndose añicos acompañado de un griterío de vocecitas asustadas. Alarmadas por el ruido las dos chicas sacan la cabeza de entre las sábanas para encontrar a un montón de duendes con cabeza de taza que están siendo lanzados hacia el suelo desde lo alto de una mesa, rompiéndose al estrellarse contra el suelo.

¡Por favor! - suplican los duendes con voces aterradas - ¡King Dice nos seguirá tirando hasta que salgáis fuera!

En el suelo, el montón de trozos de vajilla sigue creciendo...

Ronquidos

La primera en despertar es Giulietta, a quien ha sacado de su sueño unos ronquidos propios de un animal de las cavernas. Sin embargo al abrir los ojos descubre que Max está durmiendo a su lado respirando suavemente y que los ronquidos se oyen detrás de ella. El movimiento brusco que hace ella al volverse despierta a Max.

Junto a la puerta y despatarrado sobre un sillón hay un tipo calvo vestido con unos calzoncillos de leopardo y una camiseta, todo de un color rosa de lo más hortera. En una mano sostiene una botella de cerveza a medio vaciar y por su olor se diría que no se ha duchado en semanas. Se despierta cuando Max y Giulietta empiezan a moverse y lanza un sonoro bostezo mientras se estira y se rasca el culo con la mano libre.

Buenos días, tortolitos - dice el hombre levantándose - Perdonad que me haya apalancado en vuestra choza pero el jefe me encargó que os despertase - da un trago a la botella y suelta un eructo que le retumba en el pecho - Pues eso, parejita, que os espera en el jardín - le tiende la botella a Giulietta - ¿Un traguito, ricura? Que no me entere yo que ese culito pasa hambre o sed - mira por un momento a Max - No te importa ¿Verdad?...

Katherine se despierta sintiendo los cariñoso besos de Cullen sobre sus labios, y sus fuertes brazos rodeándola desde atrás. Mientras su cabeza le dice que algo no está bien Cullen se aparta de repente con los ojos abiertos por la sorpresa

¿Pero qué brujería es ésta?

Detrás de Katherine se encuentra Gary, que hasta escuchar el grito de Cullen pensaba que estaba abrazando las suaves curvas de Leliana. Pero si él está abrazando a Leliana ¿quién demonios le está echando el aliento en la nuca?

Los movimientos bruscas de Gary despiertan a Lucas, encontrándose desnudo y abrazando a Gary desde atrás con la entrepierna bien pegada a su trasero.

¡BUEEEEEEEEEEENOOOOOOOOOOOOS DÍIIIIIIIIIIAAAAAAAAS! - saluda King Dice a grito pelado. El cabeza-dado está sentado en un sillón observando la escena muy divertido - Buah, con esto me dan la PEGI +18 fijo...

Matthew, cariño, es hora de levantarse - la suave voz despierta cálidamente a Matthew. Aunque hoy la voz de Mamá suena bastante rara. Además ¿Desde cuándo le provoca picor en la cara al besarle? - Vamos, precioso, que King Dice te está esperando fuera y tiene grandes sorpresa para ti.

Cuando el chico se incorpora bruscamente su cabeza choca contra la de la persona que le está hablando y la tira al suelo.

¡AU! - protesta la voz - ¡No hace falta ser tan bruto!

El que le habla es un extraño duende con nariz de pimiento morrón vestido con unas extrañas mallas verdes y unos calzoncillos rojos por fuera...

Cuando Hanah se despierta se encuentra feliz de estar entre los cálidos y fuertes brazos de Scott. Sin embargo nota algo extraño: su tacto es como de goma y su cara... Al abrir los ojos descubre un cuerpo femenino embutido en un traje de goma y con un extraño casco cubriéndole la cabeza...

Lo último que recuerda Scott antes de dormirse es el cálido aliento de Hana cuando ella se acurrucó entre sus brazos. Cuando la luz del sol empieza a entrar por la ventana y el chico abre los ojos se encuentra abrazando a un hombre musculoso vestido con una camisa ensangrentada...

Nunca dormí tan plácidamente en mi vida. Siempre es dormir en el sillón con el control en la mano y lo que sé que haya recalentado descansando en mi pecho, con el desastre que conlleva en la mañana hacer aquello. Mi cuerpo ahora estaba relajado, mi mente despajada y… estaba sumamente feliz. Ni siquiera tuve sueños horribles sobre mi posible futura muerta, pasada muerte o cualquier otra muerte. Pero el abrupto despertar de Giulietta me hizo despertar de un salto, saliendo de la cama así como estaba y alzando mis puños carentes de nudillos.

-¿Pero qué..?- un tipo semidesnudo estaba ahí, con una botella en la mano y la pinta de ser un mendigo de la calle demente. Pero de esos dementes peligrosos que te dan un puntazo con algo filoso solo porque creen que eres un alien o algún otro ser que su mente dispersa creara-. ¿Y tú quién eres? –solo por si acaso me puse delante de Giulietta, esperando que el tipo no intentara ninguna idiotez. Su cara me sonaba de algún lado… pero no era recordaba de dónde. Si era de un juego, seria de uno famoso, uno que hasta yo hubiera visto aunque sea de pasada-. Bajaremos ahora mismo…. Cuando me ponga mis pantalones- ahora que veía, no estaba vestido como debería. Mejor darme cuenta ahora y no cuando este bajando las escaleras.

Había algo que la estaba molestando, algún sonido no muy lejano y no muy agradable que estaba perturbando su ligero sueño, abrió los ojos y extrañada pudo observar la plácida cara de Máx que descansaba a su lado, parecía otra persona, hasta una ligera sonrisa se dibujaba en su rostro mientras dormía, pero aquellos sonidos seguían, y no provenían de Máx, se incorporó soñolienta, apartando el cabello de su rostro, con los ojos aún medio cerrados, la claridad de la mañana ya entraba por las ventanas de la alcoba y siguió con su mirada el extraño pero familiar sonido, y entonces pudo verlo y hasta olerlo, a aquel mugriento hombre que estaba durmiendo en el sofá.

- ¿QUE HACES AQUÍ PUTO PERVERTIDO? - su reacción despertó de inmediato a Máx y al extraño, no solo por el grito si no tambien porque salto de la cama y se puso en pié frente a ella.

Inmediatamente Máx se interpuso entre el hombre y ella, pudiendo observar la gran espalda del joven, su cuerpo desnudo preguntándole quien era, y es cuando cae en la cuenta de que ella también está desnuda completamente, con un movimiento veloz, se gira y coge las sabanas, enrollándo su cuerpo con ellas mientras escucha al desconocido avisando que tienen que bajar al jardín y proponiendo un trago mañanero de cerveza o saber que era aquello que bebía.

Sujetando el hombro de Máx se posiciona justo a su lado - Tranquilo grandullón, se defenderme sola perfectamente - el tío no se había identificado si quiera y ella comenzó a andar señalando con el dedo al individuo de un modo un tanto amenazador - Me parece muy bien que vengas a avisarnos, pero no tienes derecho de entrar así cuando la gente duerme, pervertido, y si mi culito pasa hambre o sed, a ti no te importa, y otra cosa, a mí si me importa el comentario y te lo puedes guardar en tus gallumbos de leopardo horteras - entonces escuchó a Máx decir que bajarían cuando se vistiera y al girarse pudo verlo parado frente a la cama con los puños en alto y su colita colgando, fue entonces cuando su enfado se convirtió en rubor y su mirada pasó del odio a la vergüenza, y no por ver a Máx desnudo, sino por recordar que ella solo estaba cubierta por una sábana frente a un desconocido.

Comenzó a caminar rápidamente hasta Máx y se cobijó tras el - Sí, será mejor vestirnos y bajar - le dijo oculta tras el para que el otro hombre no la viera.

Me despierto algo adormecido y contento, lo de ayer aún se sentía como un sueño y no precisamente por todo lo imposible que había ocurrido. Aun notaba estar abrazando a alguien y los recuerdos de la noche estrellada me acompañan durante unos segundos hasta que me doy cuenta de que la persona que esta a mi lado es demasiado grande para ser Hana.

Asustado abro los ojos y me encuentro a un hombre adulto con la camisa ensangrentada, sin poder evitarlo lo empujo alejándolo de mi a la vez que me pongo de pie y miro a mi alrededor buscando a Hana.

- ¿Quién eres tú? ¿Qué has hecho con Hana? - demando al hombre mientras le señalo con la mano al no ver a la chica por ningún lado.

Agh... mis ojos...- pensé dolorida cuando los rayos del Sol aterrizaban en mis parpados, apretando los ojos mientras que me iba espabilando. Me dolía la cabeza como si hubiera metido la cabeza dentro de un tambor, y notaba la boca seca que podría beberme el océano Atlántico... ugh, menuda borrachera me pegué anoche. ¿Que hice anoche? Se que... que me emborraché mientras nos explicaban el tema de los juegos y demás, por sentirme una mierda al descubrir toda la vida que había perdido dentro de un mundo de videojuegos. Acabé muy pedo... luego de eso tenía recuerdos muy vagos, pero... era raro. Lo que conseguía recordar... era rojo, y me hacía sentir... contenta. No se porque, pero esa era la única información que conseguía sacar en claro de lo que ocurrió anoche.

Poco a poco, empecé a abrir los ojos... para encontrarme con esa cosa y buena -No... me jodas...- balbuceé en voz baja al verlo para no despertarla, sorprendida a más no poder. Era una chica, la chica pelirroja que conocí ayer en la taberna... la cual estaba totalmente desnuda. De hecho, yo también estaba desnuda... y estábamos abrazadas... Ay mi madre... ¡¿pero como era posible que SIEMPRE que acababa borracha también acababa en la cama con alguien?! No lo se... pero al verla... instintivamente sonreí. No sabía porque... pero aunque no recordaba demasiado de anoche, verla así me hacía sentir... bien -A saber que hicimos anoche... bueno, aparte de lo obvio- pensé... mientras la miraba de arriba a abajo -Desde luego... a saber que clase de casanova seré borracha para haberme ligado a un pivonazo como este...- pensé.

Aunque no tuve más tiempo para pensar en ello... ya que de repente. Hubo un resplandor e hizo... ¡PUM! -Agh... ¡que ya esta aquí la guerra!- pensé llevándome las manos a los oídos e incorporándome de golpe -¡AGHHHH! ¡Me va ha explotar la cabeza!- no pude evitar reprimir un quejido de dolor puro. Por que no, no era una guerra lo que había en el cuarto... ¡eran voces irritantes aterradas gritando y un montón de vajilla rompiéndose! ¡DOLÍA MUCHO! -¡VALE! ¡VALE! ¡SALDREMOS JODER! ¡AGHH!- vociferé iracunda y dolorida. ¡Me dolía mucho! ¡Pienso meterle la cabeza en el culo al puto hombre-dado de los huevos! -Pelirroja, ¡vamonos por favor!- le pedí a la pelirroja de mi lado mientras quitaba las sabanas de encima nuestra. Al parecer mis pantalones, mi camiseta y mi chaqueta estaban en el divan frente a la cama, mientras que mi calzado estaba frente al divan... -¡¿Pero donde cojones estan mis bragas?!- pregunté al aire mientras miraba a mi alrededor... pero entre mover la cabeza de un lado a otro rápidamente, los ruidos de la cerámica rompiendose, los trozos afilados del suelo y la sensación de que el cerebro me iba a salir derretido por las orejas, tomé una decisión -¡A la mierda! ¡A pelo que voy!- terminé diciendo mientras cogía la ropa, empezando por ponerme los pantalones aunque no llevara nada debajo, al igual que la camiseta y la chaqueta... ¡solo quería que nos marcháramos ya! Aunque me costaba demasiado... ¡no podía aguantar ni un minuto con las manos apartadas de los oídos!. Miré a la pelirroja suplicante -Por favor, ayúdame a vestirme y a llevarme afuera... ¡la cabeza me esta matando!- le pedí por favor a la chica... no creo que pudiera hacerlo sola. ¡JODER COMO DOLÍA!