Partida Rol por web

La Casa de las Rarezas

Capítulo 1 - Un nuevo comienzo

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19/10/2019, 18:59
Director

Los siguientes minutos se hacen... Largos. Gavilano pasa una venda de las que Peara a traído alrededor de la herida del pecho de Viero, asegurando que por lo menos su improvisado vendaje no se abra, y entre varios de vosotros lográis subirle a una camilla. Mientras Adalo y Corlas permanecen vigilantes en el callejón, el resto cargáis con el bueno de Viero de vuelta hacia la mansión, con cuidado. Gavilano coge uno de los extremos de la camilla y Esla, con las manos cubiertas de sangre, el otro. Tras ellos tres, les siguen las dos sabias eruditas. Viero, aunque notando la perdida de sangre, permanece todavía consciente.

En la mansión, subís a la segunda planta, y abrís la puerta de la enfermería. No hay nadie más allí aparte de vosotros. Allí hay varias camas y multitud de equipamiento médico para operar y tratar una herida. Con cuidado dejáis a Viero en uno de los camastros. Ahora solo queda vigilar sus heridas y asegurarse de que no se abran, hasta que llegue uno de los cirujanos. Siempre y cuando el hombre tenga cuidado de no moverse, todo debería ir bien. 

También sois conscientes de que los cuerpos están tirados en medio de la calle. Si la prensa se entera de algo así, va a salir en todos los noticiarios locales. Y también habéis dejado al tipo malherido, aunque claro, no podíais cargarlo con una sola camilla... Pero podéis volver por él.

Y, para terminar, Finnaes no tardará mucho en volver. Es extraño plantearse algo así, pero Esla y Gavilano tienen una visita oficial, una de la cual el futuro de la casa puede seguir dependiendo... Y ahora mismo ambos tienen sus ropajes y manos cubiertos de la sangre del pobre Viero.

Notas de juego

Como Hiparchia no ha posteado, la he dejado con el grueso del grupo.

Marcad solo a los de este post :).

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19/10/2019, 19:05
Director

Los siguientes minutos se hacen... Largos. Gavilano pasa una venda de las que Peara a traído alrededor de la herida del pecho de Viero, asegurando que por lo menos su improvisado vendaje no se abra, y entre varios de vosotros lográis subirle a una camilla. Mientras Corlas y tú permanecéis vigilantes en el callejón, el resto cargan con el bueno de Viero de vuelta hacia la mansión, con cuidado. Gavilano coge uno de los extremos de la camilla y Esla, con las manos cubiertas de sangre, el otro. Tras ellos tres, les siguen las dos sabias eruditas. Viero, aunque notando la perdida de sangre, permanece todavía consciente.

Tú en cambio sigues vigilando junto a Corlas el callejón. De vez en cuando ves alguna ventana de los pisos vecinos que se abren, y la gente observa lo que ha pasado, pero una mirada tuya o del gigante hace que se retiren a sus casas. Aparte de eso, nadie más se acerca hasta que...

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19/10/2019, 19:07
Finnaes di Bassid

Ves llegar a Finnaes a paso rapido, vestida con un bonito traje gris claro, de gala. Se ha cambiado para la reunión con la casa Doriar. La mujer llama la atención por su apariencia ordenada y mucho más preparada de lo normal. Cuando mira alrededor, frunce el ceño, observando la escena. Y se vuelve hacia vosotros. Parece haber entendido rápidamente lo que ha ocurrido.

- Esto es culpa mía - suspira, maldiciendo-. Cuando salí para mi casa vi a estos cuatro apostados, y los oí cuchichear entre ellos. Pensé que solo serían algunos idiotas, o tipos que buscaban convertirse en reclutas así que no le di importancia... Me saludaron al pasar, supongo que pensaron que yo no era de la casa, porque sino... Esto no es mi ámbito, ¿sabéis? No entiendo estas cosas, de combates, y muerte y... - se explica, nerviosa y frustrada-. Pero veo que os han atacado, y... Ese es Eikon, ¿no? - señala al cadáver-. Tendría que haber vuelto y avisaros de lo que pasaba, ¡maldita sea! Es que yo... No interpreté que fueran peligrosos, yo... ¡Los Perdidos se los lleven!

Suspira. No es la primera vez que ha visto alguien muerto, y parece más alterada por no haber ayudado a prevenir el incidente más que por lo que ve. Y se vuelve hacia ti, Adalo. 

- ¿El resto están en la mansión? ¿Hay heridos? Puedo intentar retrasar la reunión con los Doriar, aunque no sé si volverían recibirnos. ¿La comandante está allí? ¿El capitán? ¿Alguien? Iré a buscarles si están allí, si no, aceptaré su decisión, Adalo.

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19/10/2019, 19:12
Director

Peara se va, tan rápido como vino. Esperas mientras se aleja, antes de volver la vista hacia la figura a tu izquierda, pero...

La silueta ya se ha ido. Extrañamente ha flotado hacia la planta superior, hacia una de las habitaciones. Está allí, quieta, mirando algo. 

Dejas de mirar al otro lado, calculando con la vista la distancia. No te atreves a avanzar por la casa a ciegas, sin ver el suelo ni las escaleras, así que miras la realidad ponzoñosa y caminas, con curiosidad. Subes a la siguiente planta, y allí, vuelves a mirar. Si. Ves por la distancia, a ojo, en que habitación está, y volviendo de nuevo a la realidad, avanzas hacia allí.

Cuando entras, ves que en el suelo hay una maleta sencilla con unas pocas cosas, y un vestido de mujer doblado sobre la cama. Alguien ha dormido allí anoche. Parpadeas, dejando que el universo al otro lado del espejo te rodee, y filtras la visión en busca de la silueta. 

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19/10/2019, 19:18
Encapuchado

Flota en el aire. A un palmo del suelo. Contempla el vestido, que está tirado en la cama, el último vestido que ha llevado una mujer. Lo reconociste cuando lo viste: Peara lo llevaba el día anterior.

No hay forma de saber lo que piensa la silueta, porque es una silueta. ¿En que puede pensar?

Entonces habla.

- Hermosa, ¿verdad? - dice con veneración, un tono lleno de candor -. Mucha gente bonita en esta nueva casa. Las nuevas Rarezas sois todos muy guapetes. Pee en cambio, es hermosa por dentro - añade, llevando su mano hacia su intangible pecho-. Arañita, tengo que hablar contigo de ella. No me importa lo que hagas aquí, ni para que has venido a tejer. Puedo decir que he admirado la obra de los vuestros durante milenios, pero Pee tiene que quedar fuera de tu alcance. Ella es MÍA. Si veo tus telitas enredándose en ella de cualquier forma, de cualquier manera, oh, sabrás porque nos llaman los Perdidos, mi querida araña. Ella es mía, solo mía, pues es única, inesperada, y eso la hace toda mía. ¿Lo entiendes, verdad? ¡Es más! Te encomiendo protegerla, mi querida araña. Por nuestro viejo acuerdo, por las tradiciones, por favor, haz esto por mi. No te forzaré, pues... Es mi deber, no el tuyo, pero mi agradecimiento es digno de lo que cuentan. En eso si dicen la verdad de mi. 

La silueta se vuelve hacia ti. El temor que has sentido crece, y crece, y crece, pero la silueta no para de hablar. Sí. Ha dicho "Perdidos". No puede ser real... Son un mito. Está mintiendo. Tiene que ser eso.

- Y bueno, debo advertirte, el muchacho rubio... Uno de los míos lo ha tocado. No está aquí, ni le vigila, pero sé que está tras él. El chico rubio puede verme, a veces, igual que Pee.. Aunque no como tú, claro, me ven al otro lado. Tienen nuestro don, nuestro toque. Esto solo es un consejo, arañita, porque me gustas, y me encantaría tener alguien con quien charlar, pero si le enredas es fácil que su guardián, lejos o no, decida tomar represalias, las mismas que pueda tomar yo si le haces algo a mi queridísima Pee.

Su voz, al hablar contigo, es tan extrañamente amable, agradable y afectuosa. Tan inesperada en alguien así.

- ¿Lo entiendes, verdad? Espero que si. Lo que menos querría es que esto supusiera un problema. Necesito alguien con quien charlar, y no voy a irme a ningún lado, así que vamos a tener que pasar tiempo juntos. Es más, igual podemos dar un paseo, ¿no? Puedes contarme a que saben las cosas hoy en día. A que huelen. Apenas recuerdo ni el sabor del pastel, ni el tacto de la fruta, ni el olor del sexo de una mujer. Todo se va... Borrando, arañita. El tiempo te hace ajeno a lo que queda ya tan atrás. Es verdad, aún no me has dicho a que sabe el pastel. ¿Es a esto?

Vuelve a extender la mano. Mostrando algo que tus ojos, que filtran solo su color, no ven.

Pero tu mente está en otro lugar. En lo que ha dicho. 

Los Perdidos.

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19/10/2019, 19:30
Director

Perdidos.

Como todo el mundo, conoces las leyendas. Los mitos. Como todo el mundo, alguna vez los has mentado en una maldición. "Los Perdidos os lleven" o "Allá a la tierra de los Perdidos". Pero... ¿que sean algo real? ¿Algo tangible, o intangiblemente parlanchín? ¿Puede ser cierto?

Tratas de orientar tu mente. Perdidos. Demonios. Los Traidores. Los Aetherium los trataban de otra forma a la propia Iglesia de la Coherencia, pero seguían ahí, siendo parte de sus mitos, o eso te suena de tus estudios del pueblo etérico. En ambos casos hay coincidencias: Los dieciséis monstruos de las historias de la Coherencia, narradas una y otra vez. Los mayores enemigos de la Coherencia, aquellos a los que el Preservador desterró del mundo por toda la eternidad. Los responsables de la Incoherencia. Del primer Fin del Mundo, el que trajo la ruina y el caos y el que solo el Preservador pudo detener.

No recuerdas más. Que eran poderosos, manipuladores, crueles y horribles. Que la Iglesia les asignaba a cada uno un ámbito de la Incoherencia, un lugar de horror distinto. 

Recuerdas algunos de sus ámbitos, aunque no los nombres extraños de estos ni de los propios Perdidos... Pues todo el mundo teme pronunciarlos en voz alta. El ámbito de la Locura. El del Sufrimiento. El del Desorden. El del Odio... Así hasta dieciséis. 

Y sin embargo... ¿Cómo puede ser cierto? ¿Cómo puede afirmar esa cosa ser un Perdido? Pero, y si no lo es, ¿qué es?

Sientes que algo mucho mayor de lo que tu pensabas te ha envuelto, rodeado y arrastrado. Los hilos parecen enredarse a tu alrededor, y como un títere, empiezan a zarandearte sin control. Solo te queda ver cuanto puedes sacudirlos sin que te ahoguen. Eso y pensar, muy a fondo, en que responder a esa entidad que puede o no puede ser uno de los seres más temibles de la existencia.

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20/10/2019, 05:44
Esla d'Iridar

Con Viero ya en la camilla, y asumiendo al fin que no iba a morir, Esla se notó un poco más relajada. Solo por un momento, un instante en el que le puso la mano con suavidad en el hombro a Viero.

-La ayuda viene en camino, ni se te ocurra morir ahora… Es una orden – Esla se permitió sonreír un momento.

A su lado seguía Gavilano, el insolente Gavilano, su dolor de muelas particular. El hombre que había salvado a Viero.

-Buen trabajo, señor Gavilano, usted y Edirian le han salvado – mientras le felicitaba fue recuperando el tono formal que había perdido casi desde que llegasen al callejón de entrada en la plaza.

Entre felicitaciones no pudo evitar pensar que aquello volvería a pasar, y solo Gavilano sabía que hacer. Era cuestión de tiempo que fuera ella la que volviese herida de gravedad, o que fuese Arden, o el propio Gavilano. Necesitaban un médico en la casa, pero eso tendría que esperar un día.

En aquel momento aún quedaban muchas cosas de las que ocuparse. El herido al que Vairan se había referido como Darao, los cadáveres de Eikon y del otro hombre, Fantina… y su reunión con los Doriar. En aquel momento tanto ella como Gavilano estaban impresentables. Se limpió la sangra de las manos sobre la camisa, que estaba en realidad también manchada de sangre.

-Señor Gavilano, ahora que Viero está fuera de peligro le sugiero que vaya a prepararse, los Doriar nos esperan – ella debería hacer lo propio. Su impulso en aquel momento era el de hacer en persona todo lo que su cabeza le decía que debía hacerse, pero ahora aquellas personas eran sus compañeros, debía confiar en ellos – Señora de Menas, señora de Valdebrian, hay mucho que hacer. Confío en ustedes para transmitirselo al resto de nuestros compañeros – se acercó a ambas y las miró a los ojos, a la una y a la otra – Necesito que presten atención a Viero, no lo dejen solo hasta que llegue la ayuda. También que una de las dos vuelva al callejón. Que hable con Adalo y Corlas, y les diga que traigan al herido y los cuerpos a la casa. Que el herido se mantenga vivo, debemos hablar con él… - y los cuerpos… que hacer con los cuerpos… - Busquen algún lugar frío en la casa. Más tarde debemos preparar un funeral para Eikon – ni siquiera sabía en que creía aquel hombre, pero sentía que se lo debía. Respecto al otro hombre en aquel momento no tenía claro que hacer. Por lo menos necesitaban sacarlo de las calles. Confiaba en evitar tener a algún magistrado tratando de colgarles algún crimen. Si lo que ella pensaba de Duriel era cierto, media docena de casa tratarían de aprovechar aquello para desprestigiarles antes de que pudiesen siquiera darse a conocer  -  Si  las señoras Inara e Yria han vuelto, que traigan también a la mujer que perseguían... ¿Alguna de ustedes habla Ventur? – lo dudaba, pero prefería no descartarlo – les servirá para comunicarse con Corlas.

Había muchas cosas que hacer para las que no iba a poder estar presenta. Tampoco Gavilano lo estaría. De algún modo que estuviese presente la habría tranquilizado. 

-Cuando acaben, necesito que organicen la búsqueda de la señora Fantina. El señor Gavilano pensaba que podría estar en el barrio portuario ¿cierto? – buscó su confirmación – Empiecen por allí. Que nadie vaya solo, no quiero que se repita lo que acaba de pasar. Vayan al menos en pareja, y asegúrense de que al menos uno posee conocimientos marciales... pero no dejen la casa desprotegida. No podemos descartar otro ataque. 

Si nadie tenía nada que replicar o que añadir, se retiraría a prepararse para la reunión. Necesitaba lavarse y cambiarse de ropa, y si tenía tiempo suficiente maquillarse. Aunque algo le decía que alguien tendría algo que añadir.

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20/10/2019, 15:59
Inara

La sigo persiguiendo, corriendo tras ella, me fijo la artimaña que emplea, disparando a uno de los marineros y provocando que el mástil se venga hacia nosotras con bastante violencia, lo que facilita que mientras hace eso, yo le recorte la distancia pero a la hora de saltar el obstáculo pues mido mal y caigo. Evidentemente me ha dolido, pero si puedo voy a seguir persiguiéndola hasta que pueda.

- Tiradas (3)
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20/10/2019, 20:46
Cael di Venture
Sólo para el director

Para bien o para mal parecía Peara había aceptado su petición, esperando simplemente a que se marchara mientras miraba la herida de su dedo. No dolía demasiado, sólo notaba un leve escozor por el cristal, intuyendo que en un par de horas calmaría la quemazón aunque seguía cubriéndolo con un pañuelo de seda morada con sus iniciales bordadas.

 Esperó lo suficiente a que sus pasos dejaran de escucharse por la cercanía antes de proseguir con la charla… o intentarlo al menos, puesto que al voltearse para ver a su “amigo silueta” se marchaba flotando piso arriba atravesando el techo. Mierda.- No quería perderlo de vista, no ahora que había visto algo inaudito con información que claramente le interesaba, dejando de mirar al otro lado de forma tan brusca que notó un fuerte mareo, como aquél que recién levantado se levanta rápido de la cama.

Pestañeó varias veces para recobrar el sentido antes de echar a correr escaleras arriba, donde las habitaciones, intentando calcular la que estaría sobre la enfermería aunque tuvo que hacer dos intentos para ello, teniendo que volver a recurrir a los hilos para localizarle en el mar de puertas y yendo a la dirección correcta.

Al entrar no sabía qué esperarse, posiblemente de todo menos un vestido en la cama. ¿Peara? – No estaba seguro del todo pero volvió al otro lado viéndole admirar el vestido como aquél que recuerda a una antigua amante, ¿acaso esa silueta se había encaprichado con la muchacha? No tardó en saber la respuesta a esa duda, a esa y a cientos que se resumían en una única palabra que temía pronunciar en voz alta: Perdidos.

Posiblemente durante un minuto se olvidaría casi de respirar sin dejar de mirar aquella silueta, palideciendo como si acabara de ver a la mismísima muerte cara a cara. Y no era para menos, puesto que las leyendas que había leído los mencionaban como seres abominables de la época de la Coherencia y, ahora, uno de ellos estaba ahí hablándole sobre pastel.

Cael sintió el verdadero terror, uno que le helaba la sangre que ahora descendía por su dedo mojando en minúsculas gotas el suelo de la habitación. No puede ser, ¿o sí? – Era esa duda la que más le mataba por dentro. De todas las veces que había admirado al otro lado nunca había sentido ese flujo de miedo, paralizando sus músculos y temiendo no solo por su existencia, sino por su propia alma. Le había visto crear hilos de la nada, pasearse por el lugar escondido sin ser detectado y acechando desde las sombras.

En esos momentos el joven de los Venture veía todo a cámara lenta mientras su mente se dividía en dos facciones completamente contradictorias que luchaban en una encarnizada guerra para ver quién ganaba la batalla.

Por un lado su lado precavido tenía todas las alertas activadas gritándole que se marchara. Podía decirse que era su lado más cobarde, el que quería que abandonara el lugar y la mansión, que se despidiera de los miembros y de Peara con compasión por la “maldición” que cargaba tras ella. Que olvidara la Casa, que olvidara todo y se escondiera allá donde los Perdidos no pudieran encontrarlo… pero conocían su nombre, había visto su hilo y dudaba mucho que pudiera huir tan fácilmente. Desde aquél momento en el que decidió seguir mirando había atado un hilo de espinas alrededor de su cuello y ahora sangraba mientras apretaba con fuerza en pequeños tirones, tanteando la carne que apresada. Sólo era cuestión de tiempo de que acabara cansándose y terminara con él.

Pero por otro estaba Ezra, el pequeño de cabello rojizo que le miraba con los ojos inyectados en sangre al otro lado, no el de los hilos, sino al de sus recuerdos. Veía una bonita y modesta casa de madera en mitad del campo, uno que su madre cuidaba cada mañana y que a él le gustaba ayudar. Veía los cuentos sobre la mesita sobre historias infantiles de animales dibujados en las portadas con carboncillo, o a su madre cocinando en una hornilla un guiso con la recolecta. Sí, venía la felicidad extinguida entre llamas, sangre y lágrimas desparramadas por el suelo, por el cadáver de aquella que más quiso y ahora guiaba su camino.

Sintió un fuerte ardor en el dedo, pero esta vez no fue en la herida sangrante sino en el anillo, lo único que quedaba de ella, de esa “verdad” que seguía y el motor que le hacía levantarse todos los días.

Bajó la mirada hacia su mano completamente ausente de la conversación con el encapuchado para observar el anillo de la casa Venture, y el reflejo del recuerdo de una suave mano enredándose entre sus dedos mientras le susurraba al oído.

Hazlo. Hazlos cenizas.

Sus ojos estaban vidriosos pero se negaba a llorar.

Seguía muerto de miedo con esa sensación asfixiante en su garganta pero no iba a mostrarlo delante de él, apretando el puño simplemente para calmar sus nervios.

El fin justificaba los medios y, ahora mismo, tenía un medio más que temible para usar aunque eso supusiera vender su alma a los mismísimos infernos. ¿Lo haría? Por supuesto, su odio hacia la casa Venture superaba cualquier razonamiento y tenía claro que los aplastaría. Los haré cenizas.

Lo entien…- Su voz era demasiado débil todavía, vencido por el miedo y la desesperación. Se obligó a respirar y a carraspear la garganta antes de hablar. Lo que intentaba era camuflar su miedo con seguridad fingida.- Lo entiendo perfectamente, y créeme que no es mi intención hacerle nada a Peara. Además, nunca me entrometo en una relación.- La única forma que tenía de hablar con relativa normalidad era pensar que estaba con alguien más mundano, un igual que no supusiera una amenaza a su existencia, aunque tuviera que ir con pies de plomo. Estaba claro que quería aprovechar que parecía simpático a primera vista, sobre todo que le cayera bien.- Sin embargo debo advertirte que está en peligro, ella y todos los de esta Casa. Todavía estoy averiguando qué pasó, pero los antiguos miembros desaparecieron y hace apenas unos minutos atacaron a uno de los nuestros.- Dudaba que no estuviera al tanto del estado de Viero aunque no lo importaba. Si la seguía a todas partes como un ángel guardián, posiblemente supiera más cosas que ninguno de los miembros de esa casa.- ¿Te parece bien si la acojo bajo mi tutela? Puedo protegerla de los peligros pero para eso debo mantenerla a mi lado. Lo entiendes, ¿verdad? Por supuesto no tocaré sus hilos. Nunca. – Esperó a su respuesta, pero por desgracia poco podía ver tras aquella capucha y dudaba que quisiera verlo.

Con el tema de Gavilano no tenía intención de decir nada. Bastante tenía con lidiar con un Perdido como para hacerlo con dos, dudando que el otro fuera tan “agradable” como este. No podía arriesgarse más de la cuenta.

Y no hay problema ninguno, puedo hacerte compañía siempre que quieras, será un verdadero placer.- Sonrió, o al menos lo intentó, aunque salía un rastro de nervio de la comisura de sus labios.- Mañana vendré con un pastel. De fresas, mi favorito.

Posiblemente en esos momentos Cael no era consciente de lo que realmente estaba haciendo o en el peligro que estaba corriendo, ni él ni nadie, esperando erguido sobre sus propios cimientos antes de desmorarse.

Lo que tampoco sabía es que su madre, cuando todavía estaba embarazada, vio un destino cruel para el pequeño y ahora no sabía si ese hilo teñido de negro podría empezar a tintarse desde esta “alianza”.

Sólo quedarán cenizas.

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20/10/2019, 23:50
Gavilano

El tiempo desde que habían llegado al callejón se había convertido en algo extraño. Mezclado con la tensión de la situación, con la respiración de los moribundos y el último aliento de los que ya habían pasado esa etapa, los minutos y los segundos habían perdido su significado, y el tiempo había pasado a contarse en sangre. En cada gota de sangre que se escapaba, en una cuenta atrás, del cuerpo de Viero.

Pero finalmente, habían logrado poner una coma a tan horrible capítulo llegando hasta la enfermería. Una coma, pues ni siquiera llegaba a ser un punto. No lo sería hasta que el cirujano llegara para terminar de decidir sobre la vida o muerte del herido. Hasta que sacaran los cuerpos del callejón, aunque dudaba que fueran a ser capaces de limpiar la sangre. Y hasta que todos los miembros vivos que aún quedaban de las Rarezas hubieran regresado.

Gavilano dispuso el material en la mesa adyacente a Viero, de tal modo que el cirujano que llegara tuviese todo a mano para actuar lo más rápido posible. Era todo lo que podía hacer en ese momento.

-Aún es pronto para decir nada, Esla. Pero gracias, supongo. –Replicó al comentario de felicitación de Esla en un susurro, para evitar que el herido lo escuchara. Él había detenido la hemorragia, sí, pero eso sólo le daba una oportunidad. Una que Eikon ni siquiera había tenido.

Debería haber estado antes en el callejón… -Añadió, frustrado, sin dirigirse a nadie en concreto mientras recordaba todo lo que había sucedido.

El recordatorio de la reunión con los Doriar, que se acercaba mucho más rápidamente de lo que debería, sirvió para devolverle al momento presente y hacerle consciente de que, en efecto, en ese momento estaba medio desnudo y cubierto de sangre, con su camisa siendo parte de las vendas de Viero. Casi sin darse cuenta, se lavó las manos en una de las pilas, como si eso pudiera arreglar algo, y escuchó el resto de directrices que estaba dando Esla. Suspirando, evitó rebatirlas, pero sí que puntualizó lo que creía más acertado.

-Peara, quédate tú, si Viero necesita algo conoces mejor que el resto la enfermería. Y si llega alguno de los cirujanos, podrás indicarle lo que necesite más rápido para que atienda a Viero y al tuerto. Si llegan los dos… confío más en el de Vairan, él conoce Duriel. –Sugirió a la Lectora de Éter antes de girarse hacia Hiparchia, que parecía que acabaría encargándose de coordinar a los que esperaban aún fuera. –El sitio más frío de la casa es la despensa, pero creo que será mejor que dejemos los cuerpos en los establos de momento. Cubridlos con algo de paja para evitar que apesten más de la cuenta.

-En el callejón había tres de nosotros y se ha torcido todo… –Dijo, torciendo el gesto, mientras meditaba sobre si buscar en parejas era ya la mejor alternativa visto lo que acababa de suceder. No se le había pasado por alto que Vairan había desparecido él solo, y que del joven di Venture no sabían nada. A ese paso, todo podría empeorar. –Si finalmente vais en parejas a buscar a Fantina… tened muchísimo cuidado. Hiparchia, Peara, aseguraos de que todos lo tengan en cuenta. Y sí, comenzad a buscarla en el área entre esta casa, el bar de anoche, y el barrio del puerto.

-No estaremos mucho fuera… lo dejamos en vuestras manos. –Añadió, con una media sonrisa y un gesto de reconocimiento hacia Hiparchia y Peara. -En fin, voy a lavarme y a intentar encontrar algo de ropa. Tenemos que darnos prisa, Esla.

Tras esas últimas palabras, echó a andar y salió de la habitación. Tenía que encontrar agua, limpiarse toda la sangre y rebuscar hasta encontrar algo digno que echarse encima. En cualquier caso, aún había algo que lo molestaba. Vairan era idiota, yéndose por su cuenta. Pero aún quedaba alguien que ni siquiera había aparecido. Así que ya en la escalera, irritado, tomó aire hasta llenar su pecho.

-¡Cael! –Rugió con toda la fuerza de sus pulmones, en un grito que hizo reverberar el aire de cada rincón de la casa.

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21/10/2019, 18:54
Vairan
Sólo para el director

Eché a correr por los callejones como alma que lleva el diablo, saltando de lado a lado para apartarme del camino de los carromatos y no morir bajo sus ruedas, y esquivando a los numerosos transeúntes que recorrían las calles de la ciudad, disculpándome a unos y otros cuando chocaba con alguno o tenía que apartarlo sin demasiados miramientos. Pasé como una exhalación ante el palacio de la Asamblea y seguí la muralla del palacio de los Dravvad, uno de los más hermosos de Duriel pero también uno que encerraba más peligros que otra cosa pues pertenecía a una de las casas más importantes.

Cuando llegué al barrio burgués donde vivía Iradio di Calendia, fui directo hacia el edificio de tres plantas donde residía. No era la primera vez que estaba por ahí así que sabía perfectamente cual era su casa. Llamé con insistencia, mostrando la gravedad y urgencia de mi presencia en la casa, pero la paciencia en situaciones como aquella no era precisamente mi fuerte así que, dando un par de pasos hacia atrás me fijé que una de las ventanas estaba abierta.

¡IRADIO! —Grité con todas mis fuerzas—. ¡IRADIO, SE REQUIERE TU PRESENCIA CON URGENCIA! —Esperaba que el cirujano estuviera en casa y pudiera acudir conmigo en ayuda de Viero aunque, como tardara demasiado, igual el pobre muchacho ya estaría desangrado, y eso que Gavilano estaba haciendo un gran trabajo cuando yo me estaba yendo.

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22/10/2019, 02:43
Peara de Valdebrian

- N-no... no hablo Ventur... y sí, me quedaré.

 Fue lo que apenas pudo decir Peara frente a las elocuentes y extensas exposiciones de tanto Esla como Gavilano. Se notaba que aquellos dos ya estaban en los ropajes de capitán y comandante respectivamente. Y que manejaban aquel momento de tensión en la casa con alteza. Por un momento todo esto le hizo preguntarse a la maga como hubiera podido desempeñarse ella en una situación similar; pero se desligó rápidamente de semejante pensamiento puesto que lo único que podría hacer era herirle el autoestima. Ella no fue elegida, y era la realidad.

- Cuidaremos la cada en su ausencia. Y en cuanto podamos empezaremos la búsqueda de Fantina. Ustedes... ustedes tengan cuidado...

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22/10/2019, 09:55
Adalo di Taran

Adalo no pudo evitar mirar con recelo a la mujer, sus preguntas y comentarios no parecieron sacarle de las dudas que tenía ahora sobre aquella mujer. Quizás considerarla una aliada haya sido mi primer error... Escudriño las facciones de la joven y respondió finalmente:

- No me corresponde a mi tomar esa decisión señora di Bassid, puesto que no he optado ni ostento puesto alguno al igual que Corlas aquí presente. Dicho esto la situación actual pide que actuemos con cautela y lo que usted me pide es la situación exacta del resto de miembros... Una información que podría considerarse sensible dadas las circunstancias.

Hizo una pequeña pausa y giro su cabeza hacia Eikon, volviendo rapidamente a la escriba.

- Dentro de la casa encontrara a otros miembros que la puedan ayudar con sus tribulaciones, es todo lo que puedo contarle, ruego entienda mis maneras y secretismos pero actuar imprudentemente ya le ha costado a la casa una vida.

No sospechaba abiertamente de ella, pero los enemigos de la casa seguían sin mostrarse por lo que la confianza de Adalo estaba muy mermada.

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22/10/2019, 22:46
Hiparchia de Menas

Hiparchia había tardado en reaccionar, lo reconocía. Ni siquiera se había dado mucha prisa cuando vio al muerto y los heridos. Sabía también que otros pasarían a la acción más rápido que ella. Sin embargo, le había dado tiempo para pensar. Lo único que tenía ahora eran preguntas. 

¿Quién había ordenado el ataque? ¿Con qué fin? 

Era de suponer que el ataque no constituía un arreglo de cuentas ni ningún otro tema de carácter personal. Viero y Eikon eran personas muy diferentes, cuyo único lazo era su reciente incorporación a la Casa. De tal manera que debían tomar aquel ataque como un golpe a la Casa en su conjunto. Alguien quería acabar con ellos antes de que pudieran medrar como organización. 

Ayudó a trasladar al herido y asintió a las ordenes de Esla. Se disculpó con unas breves palabras y caminó de nuevo al callejón. Que alguien me ayude a llevar la camilla. Ese hombre no puede quedarse ahí. Desconocía quien era, pero resultaba más que probable que hubiera visto al agresor. Y si no le salvaban la vida, aquella información podría perderse. 

 

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27/10/2019, 18:08
Gavilano
Sólo para el director

Notas de juego

Cosas:

 

-si aparece Cael hablamos

-si no me lavo,me visto, y cómo es la va a tardar más que yo porque tiene que maquillar se llevó el agua a la sala de espejos y hago lo que tú ya sabes xD

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28/10/2019, 06:48
Arden d'Iridar
Sólo para el director

El viaje por aire parece llegar a su fin cuando empezamos a descender frenando en vez de volver a acelerar hacia arriba. Esta vez estoy preparada y me agarro bien a Edirian, aunque no siento este agarre del todo seguro sí llego sana y salva de nuevo a la tierra.

Es entonces cuando me doy cuenta que me encuentro en una etería.

Extrañada me giro hacia Edirian pero éste simplemente me indica que efectivamente la persona que buscamos se encuentra aquí y que por si fuera poco me tocaba a mi llevar la voz cantante.

¿Mejor que hable yo? A ver si me andará metido en problemas con la gente cuya ayuda necesitamos...

No es que tenga muchas opciones, así que me dirijo a entrar en la casa que me ha indicado. Con tranquilidad y pose, aunque mi mirada se va hacia las esquinas de vez en cuando.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Vale, he pensado un buen rato en cómo plantear el tema del racismo con Arden. Divido las influencias en dos, primero la infancia como noble y luego la adultez como aventurera. Como hija de una gran casa imagino que tendría básicamente contacto cero con los Aetherium y sólo oiría como los describen al pasar sus padres y sirvientes, dando lugar a prejuicios poco intensos pero muy arraigados (como algo natural). Luego al verse abocada al mundo real se encontraría con todo tipo de gente, algo que tiende a abrir las miras. Arden en concreto se precia de ser un alma libre y no usar juicios ajenos sobre asuntos o gentes, pero como he dicho es un prejuicio muy arraigado de niña, así que aunque ella crea que está siendo imparcial sí que se ve afectada bastante por la visión de la sociedad de los Aetherium, que como además es muy común ni se entera de que está mal. En situaciones donde se vea segura (de uno a uno en terreno familiar) será bastante cercana si no tirando a paternalista, pero en situaciones como ésta estará más bien algo nerviosa. Me duele un poco porque hace que Arden sea algo hipócrita, pero es lo que tiene más sentido.

La razón por la que te pego este rollaco es que interpreto a Arden en primera persona y ella no se da cuenta realmente de que está afectada por prejuicios, al menos por ahora, por lo que estos efectos serán sutiles en lo que escribo. Quería que tuvieras una idea para poder interpretar la escena. Los Aetherium que traten con ella, especialmente en esta escena que la pone incómoda al estar dentro de la etería, pueden ver que va de buenas pero se le nota el tufillo de noble.

En el texto lo he manifestado asumiendo de primeras que la gente de aquí es problemática solo porque Edirian me pidió que hablara yo y con la evidente contradicción de "Con tranquilidad y pose, aunque mi mirada se va hacia las esquinas de vez en cuando".

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01/11/2019, 19:15
Llamara

Pese a golpearte en el rostro, que sangra por culpa de la nariz (¿estará rota? Puede ser...) te incorporas escupiendo sangre y apartándola de la cara mientras ves como la mujer se pierde por una de las calles al fondo, mezclándose entre el gentío.

Tanto tú como Yria corréis hacia allí, y llegáis hasta una calle amplia, llena de comercios y locales de todo tipo. Es una pequeña calle tras el puerto, estrecha, donde multitud de marineros, comerciantes, y gentes de la calle se hacinan en unos lados y otros. Nada más llegar intentáis ver a Llamara, pero... O se ha escapado por una de las calles laterales, o se ha escondido. Hay dos bocacalles por las que podría haber huido... Si se ha ido por una de esas calles, y te pones a buscar entre la gente la perderíais, pero si  tu e Yria os separáis cada una por una de las calles podríais mantener la persecución.

Claro, que si hacéis eso y se mantiene oculta... La perderíais de todas formas.

- Tiradas (3)

Notas de juego

He hecho las dos tiradas, y una oculta, que es la que decide si se ha escondido o se ha ido por patas. No puedes saber si se ha escondido o ha huido, aunque si sacas 20 o más en Advertir podrías saberlo y no perderías nada este turno.

Pero si te pones a buscar, y sacas menos de 20 y se ha ido... Mala cosa :).

Así que me decides que haces y tiras Atletismo (para correr por uno de los callejones) o Advertir. Yria hará lo que tu decidas.

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01/11/2019, 19:26
El Idifas

Ante la atenta mirada del gentío, Edirian y tú os adentráis en el edificio central. Veis como la gente os sigue a cierta distancia, murmurando entre ellos, pero sin atreverse a entrar en el templo. 

Que es lo que es. Templo, lugar de adoración, no sabes muy bien como llamarlo, pero lo parece. En una penumbra casi absoluta, las paredes abovedadas del lugar están recubiertas de pinturas abstractas e informes. Apenas entra luz, pero al fondo hay una mesa de madera con velas iluminando el lugar. Y allí dos docenas de niños, de los tres a los ocho años, están sentados en corro mirando a una figura de un anciano de barba y cabello blanco, que viste una camisa gris y unos pantalones sencillos de cuero. Es relativamente fornido, aunque se apoya en un bastón. Cuando entráis, se vuelve hacia vosotros y el tumulto, y se pone unos pequeños anteojos con los que os observa de reojo.

- Chicos, creo que hoy la clase ha terminado - explica con voz suave. Incluso más aguda de lo esperado.- Una coherente ha venido a vernos, por lo que parece. ¿Que os trae a la casa del Idifas, su excelentísima señora? - hace una reverencia formal y educada. Los niños os miran y algunos asienten con respeto-. Y... Muchacho, tu rostro me suena, ¿nos conocemos?

Notas de juego

Coherente, en este contexto, es noble :).

Genial tu enfoque del personaje. Es algo lógico, vamos, incluso la gente más abierta y bienintencionada tiene a veces cosas en las que no es perfecta.

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01/11/2019, 19:32
Edirian

Tras de ti, Edirian agacha la cabeza y niega. Mira al suelo y mantiene su mirada lejos del anciano.

- Lo siento, Idifas, pero lo dudo - explica. Su voz no suena muy creíble-. Jamás he pisado esta etería. 

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01/11/2019, 19:33
El Idifas

Hay una larga pausa, en la que el anciano no dice nada. Observa al chico desde la distancia, pero no parece muy seguro de decir nada más, hasta que se vuelve hacia ti, con una educada y ensayada sonrisa.

- ¿Y bien, su excelentísima señoría? ¿En que pueden ayudarle los fieles siervos del Éter?