Partida Rol por web

Fawkes señalaba hacia donde los demás miraban, por si veían la extraña casa de la niebla, en lo alto de la cabecera de Kingsport... Tarea imposible, pues las nubes bajas y la niebla lo impedían por completo.

Miraba en esa dirección, pero quizá un poco más abajo. Ahí, donde casi terminaba la casona que les había extrañado tanto, había una puerta de cochera. Grande, como para dejar pasar un carruaje. Esa puerta tenía en una de sus hojas otra más pequeña. Esta puertecita se acababa de abrir sin ruido, solo lo justo para dejar salir una sombra menuda, quizá de un niño o una niña. Una cara blanca e infantil quedó sugerida en la oscuridad, quizá porque su propietario o propietaria se había vuelto un momento para ver a los cuatro compañeros que tan indecisos permanecían, con ese tiempo tan malo. Fue apenas un segundo. De inmediato se volvió y echó a correr hacia el centro de la población.

Cuando volvieron la mirada hacia la ventana donde el señor vestido de manera tan pintoresca se había insinuado, atraídos por un súbito movimiento, encontraron solo unas cortinas tras los cristales, que ya no dejaban pasar aquella luz vacilante de candil. Oscuridad. Solo el débil brillo de las apenas dos farolas y la fría caricia de los copos de nieve en las mejillas.

- ¡Eh! ¡Espera!

Como por impulso, salgo corriendo tras la pequeña figura para ver a dónde se dirige.

El detective vio como Amanda salia corriendo detrás de la figura menuda, pero no pudo reaccionar. Toda aquella situación le había pasado factura, dejándole paralizado en el sitio. Así que necesito de unos momentos para calmarse antes de poder reaccionar.

-¡Amanda, no corras!-dijo Jimmy, saliendo tras ella. No tenía claro qué estaba pasando, pero no les convenía separarse, así que se apresuró para seguir a la mujer. Aunque solo fuera por no seguir allí parado sin hacer nada, además de que aquello podía ser una trampa de algún modo. 

Amanda era mucho más rápida que Jimmy. Cuando este quiso alzar la mano para sujetarla, ya había dado tres zancadas por la nieve resbaladiza. La sombra menuda se apercibió de la persecución. Pareció sobresaltarse y, a toda velocidad, se dio la vuelta y corrió como alma que lleva el diablo. Todo en medio de aquella copiosa nevada.

Joder ¿pero que hacía poniéndose a correr con esa nevada detrás de un chico?

El detective vio como Jimmy se ponía en marcha también, así que decidió seguir a sus dos amigos a través de la nieve mientras gritaba.

-¡Vamos Fawkes!

¡Voy!

El regordete de Fawkes ya se adivinaba resoplando y sudando bajo su ¿abrigo? Corrió tras  Hammer, Amanda y Jimmy.

No quedaba otra que correr. Amanda sola, en medio de aquella nevada, podría lastimarse en algún accidente. Y eso contando con que todo aquel asunto no fuera una trampa o algún tipo de emboscada, cosa que no tenía clara. Así que fue tras ella a la carrera junto al resto. 

Corréis, corréis tras la pequeña figura. Más parece conocer las calles mejor que vosotros. Son calles parecidas pero diferentes. Pronto os perdéis. Las paredes parecen hechas de algún tipo de sustancia prehistórica: la textura de la nieve sobre la rugosa piedra, trabajada con golpes de puntero, sin argamasa. Las tejas todas diferentes unas de otras, como si las hubiera hecho a mano alguien con demasiada prisa por acabar, todas cuajadas de largos y afilados carámbanos como colmillos gruesos y fantásticos, afilados, casi musicales en su inmovilidad. El cielo negro y los leves copos.

Pronto todo aquello desaparece en la más profunda oscuridad. Os asaltan aromas densos de cuadras en algunas puertas cuyas tablas están trabadas con cuerdas bastas y con clavos hechos uno a uno, grandes y torpes. El pueblo está en un completo silencio.

Por un momento se abre un hueco entre las nubes y os muestra un dédalo de calles cavernosas, estrechas, hostiles, las ventanas cerradas por gruesos postigos de madera. Tenéis tiempo para orientaros, ya que donde debería estar, hay una mole de piedra. Pero en Central Hill no está el edificio del hospital. Algo está mal. Aquí hay un error. Donde debería estar el monolítico, moderno, edificio del hospital hay una iglesia.

Pero es una visión efímera y, cuando vuelve a caer la noche negra ya habéis perdido el norte por completo.

No se escuchan las pisadas de la personilla a la que perseguíais.

Mientras el grupo corre, la realidad da vueltas alrededor de ellos, modificándose. Poco a poco todo Kingsport se modifica, con un olor a añejo. Todo parece algo más antiguo, de otro tiempo.

El detective se paró delante de la Iglesia.

-¿Pero dónde está el hospital? ¿Qué ha pasado? -Mike se queda unos segundos en silencio, pensativo. Un recuerdo de niñez le asalta de nuevo.

-Esto me recuerda...¿os acordáis cuando estábamos al lado de la cabaña, que vimos Kingsport desde arriba? ¿Cómo había cambiado el pueblo a...más viejo? No se vosotros, pero esto me resulta muy extraño. Quizá podríamos ir a la iglesia y preguntar...

Maldición.

Pienso, tras quedarme parada y mirando a mi alrededor buscando el rastro de aquella figura. Escucho las pisadas de mis amigos que me siguen y vuelvo la vista hacia ellos.

- Jimmy, otra vez.

Y con eso me refiero a "otra vez todo es extraño" como cuando nos perdimos al volver del puerto. Después asiento a las palabras de Mike, mientras me ajusto la tela que hace de máscara, que se ha movido tras la carrera.

- Sí. Ya dije antes que parecía que el pueblo estaba retrocediendo, como en aquella ocasión. Algo extraño pasa, pero no sé si preguntar en la iglesia a estas horas de la noche es la mejor idea.

Habían perdido al niño, y para colmo de males, puede que también ellos estuvieran perdidos. Desde luego sus compañeros tenían razón, aquel Kingsport no era el pueblo al que estaban acostumbrados, y se parecía en cierto modo a aquella visión desde lo alto de la Cabeza. La pregunta era por qué. ¿Por qué habían retrocedido en el tiempo, si es que lo habían hecho? Y por desgracia el marinero no tenía respuesta a aquel interrogante. 

- Esto no me gusta nada. - Digo tras mirar a mi alrededor.

Todo aquello era familiar, pero no porque fuese nuestro pueblo unos cuantos años antes, no... No era el lugar, era "el momento".

- Creo que deberíamos irnos de aquí. Estar frente a la iglesia es lo peor que podemos hacer "ahora". - Recalco la última palabra con el tono de voz. - Nos traerá problemas. Vámonos. - Digo mientras con un gesto de la mano insto a mis amigos a que me sigan. - Busquemos un lugar para centrarnos y... decidir.

La ida de la iglesia pareció no gustar demasiado a Amanda. Mike no tenía muy claro el por que. Estuvo tentado de entrar un momento el solo, pero visto lo que estaba pasando, separarse podía significar no volverse a ver durante un tiempo...

-¿Que te asusta de la Iglesia Amanda? ¿Por qué no quieres entrar? -pregunto con curiosidad, por si podía ayudarla – Pero bueno si no queréis entrar, sigamos. Pero yo creo que sería buena idea preguntar a alguien, para saber si a todo el mundo le está pasando lo mismo.