Partida Rol por web

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).

DÍA: 6.

Ponzoña logró esquivar su golpe con agilidad y contraatacó. La fuerza del hiena era impresionante, cuando su puño impactó en el estómago de Caracabra, el jorobado sintió un dolor inmenso que le recorrió todo el cuerpo. Trató de tomar aire pero algo no se lo permitía y el dolor no cesaba. Su honor le había costado el combate, pero gracias a eso lo único que no le dolía era su orgullo, pues había demostrado ser no sólo un hermano valiente y honorable frente al segundo al mando de su pelotón, sino también un buen guerrero. 

-Cof, cof. Tosió el K´Hlata por la falta de aire. Le tomó varios segundos volver a respirar, aunque todavía con dificultad. -Si hermano, no... no te preocupes. Trató de incorporarse pero cuando lo hizo nuevamente lo invadió el dolor. -¡¡Ahhgg!! Exclamó el jorobado llevándose las manos al estómago, especialmente a sus costillas. Algo malo había pasado con alguna de ellas, quizás estaba fisurada o peor aun podría estar rota. 

Había estado cerca... y seguía sin lograr tocar a su adversario. Realmente impresionante. Aunque no estuviera teniendo su mejor día, era plenamente consciente de lo mucho que le estaba costando superar su defensa. Alguien así en primera línea, atrayendo ataques y protegiendo al resto de campamenteros... podía ser de una utilidad para el regimiento extrema.

- Nunca he visto una defensa tan férrea- señaló Loor en tono de aprobación y respeto mientras lanzaba dos golpes flojos con la esperanza de haber bajar la guardia a Keropis, logrando de este modo que el tercero superase, por primera vez, la defensa del guardián de los muertos. No era un golpe extraordinario. Pero era algo.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (Tercer mes, último del invierno).

DÍA: 27, al alba

Derviche estaba entrenando en lo suyo, un pequeño circuito de fuerza y agilidad, ideado por ella misma. Primero tenía que subir a uno de los palos altos que por allí había, sin ayuda de ningún tipo. Luego, tras volver a bajar cogía un tronco de 40 kilos, con un par de muescas para meter las manos, y se ponía a levantarlo de diversas maneras. 30 repeticiones. Por último, pasaba corriendo a velocidad máxima, entre unas estacas clavadas en el suelo, en zigzag. Según ella mejoraba la explosividad del movimiento, y bueno, muchos ya habían visto a Derviche a máxima potencia. Daba resultado. Completaba el circuito unas cinco veces, y luego descansaba 2 minutos, así hasta quedar extenuada. Culpa del teniente Rompelomos, por prohibirles entrenar con los palitos.

Justo cuando terminaba una de esas cinco repeticiones, y se encontraba en los dos minutos de descanso, pasó por allí la infantería junto con Campaña, cantando mientras corrían. Bueno, aquello estaba bien, si estabas gordo y querías perder peso, nada más.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: HIENA (SEGUNDO DEL AÑO, SEGUNDO DEL INVIERNO)

DÍA: 17, al alba.

Preparaba el arco, para seguir ensayando puntería, cuando la llamada Derviche se acercó a mí.

Sí, eso es, la novia de Matagatos. No tengo nombre propio ni soy un ente individual. Y todo lo que sé me lo ha enseñado él, por supuesto.

Ni siquiera abro la boca, y acepto el palo que la Jaguar me lanza. Rápidamente intento atacarla, pero la chica estaba prevenida y me evita con cierta facilidad. La muchacha parece altiva y rabiosa, y por eso me sorprende su ataque tan torpe. Igual su prepotencia le distrae demasiado. Sin muchas ganas de arrear el primer golpe, le doy con el palo en el abdomen, zona que con su movimiento ha dejado desprotegida.

Su rabia y orgullo parecieron empeorar, y cegada por la ira, Derviche intenta golpearme... y su cuerpo casi va a parar de lleno al suelo. Lo único que no evitó, fue el palo de madera que la chica apoyó al caer, lo que hizo que éste se rompiera en mil pedazos.

Estaba dispuesta a parar el combate y dejar que cogiera otro, pero su reacción me sorprendió, Con una pataleta, se enfada por haber roto su arma y se va de allí, sin darme tiempo a replicar ni decirle nada.

Me encojo de hombros, tiro el palo al suelo y vuelvo a mi arco.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).

DÍA: 6.

-Resiste, hermano -dijo Ponzoña, preocupado por el estado de su compañero de entrenamiento-. Te acompañaré a la tienda de heridos para que uno sus sanadores te atienda. Ha sido un gran combate, Caracabra. Mucho has mejorado desde tus comienzos, y sigues siendo el buen hombre que eras en un principio. Me has honrado con tu lucha. Ahora vayamos.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: HIENA (SEGUNDO DEL AÑO, SEGUNDO DEL INVIERNO)

DÍA: 26, al alba.

Llevaba casi dos meses, día tras día, combatiendo contra el enorme baobab. Recordó el primer día que se plantó ante él y lo poco que duró su entrenamiento. A penas cuatro metros de altura logró ascender antes de descender agotado y al borde de precipitarse.

Ahora era distinto. Día a día, poco a poco, primero desnudo y ahora con armadura, cuchillo en boca, había logrado ascender enormemente. Con un juego de manos había logrado ir haciendo muescas en la gruesa corteza del árbol. Leves hendiduras donde meter pies y manos, pudiendo ascender por la lisa superficie del gigante arbóreo.

Las últimas semanas se había ejercitado a proseguir la escalada con su armadura y equipo, para dificultar la prueba. Había tenido algún susto con notables contusiones. Pero finalmente el joven se hallaba a escasos metros de la cima. Hoy sería cuando la coronaría.

Con su camisote de mallas y una leve impedimenta a la espalda comenzó a trepar. El ascenso era lento pero seguro. Sus músculos en tensión se esforzaban al máximo para hacer ascender al jaguar. Tras varios minutos llegó a las últimas muescas. Sudaba copiosamente y jadeaba por el esfuerzo, pero solo había un único camino aceptable: subir. Extrajo su cuchillo tribal y realizó una nueva muesca poco a poco. Después clavó con fuerza el cuchillo en la corteza y empleó la nueva hendidura para trepar un poco más. Liberó la otra mano que tomó el cuchillo y volvió a crear otro hueco de apoyo por donde seguir trepando. Durante una hora repitió el fatigoso trabajo. A punto estuvo de perder el equilibrio y caer, pero su cuerpo se aferró con fuerza contra el tronco y permaneció en su lugar.

Finalmente llegó hasta la cumbre del árbol, de forma cóncava, donde las ramas formaban un plato y desde él se extendían al exterior. Se quedó tumbado en lugar seguro, jadeando por el cansancio y el calor. Pero eufórico por haber logrado la gesta. De su pequeño equipo extrajo un pellejo con agua, del cual bebió con avidez. Después observó junto a él una rama con unos pequeños "melones de pan". Las amargas semillas del fruto del baobab resultaron reparadoras para Guepardo.

Se puso en pie y observó desde las alturas el panorama del entorno. Las llanuras, el campamento, el camino principal... Era una visión privilegiada. Disfrutó de la recompensa a sus esfuerzos y comenzó a recoger de nuevo su equipo para descender. Entonces lo vio. Depositado en un recoveco, hecho en silex blanco bien pulido, de pequeñas dimensiones y con forma de un... felino. Parecía llevar allí mucho tiempo a juzgar por el polvo y suciedad en él. Fue así como supo el hostigador que no había sido el primero en ascender allí.

¿Alguien del triplete, cuando dominaban esta zona? Tal vez, aunque la figurilla parece llevar aquí mucho más tiempo, recapacitó. O tal vez sea un recompensa de los espíritus por mi esfuerzo, también consideró. 

Fuera lo que fuese la tomó con la clara idea de engarzarle una tira de cuero y hacerse un colgante con él.

Desenrolló una cuerda y la empleó para bajar su equipo y armadura con ella. Desnudo, el descenso resultó más cómodo y menos arriesgado, alcanzando el suelo sin problemas. Solo faltaría haber alcanzado el cielo para dar con los huesos en el infierno.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CABEZA CORTADA (PRIMERO DEL INVIERNO).

DÍA: 17. Alba.

La pequeña curandera negó con vehemencia, pero paró al notar que se mareaba.

- Estaré encantada de que me enseñes a ser una guerrera. Es cierto que no soy muy buena y tengo mayores habilidades para curar heridas, pero también quiero aprender a luchar mejor. Llegará el día en el que tendré que luchar, ya sea para protegerme o defender a mis compañeros, y quiero saber cómo hacerlo - contestó con convicción - lamentablemente, no soy buena con armas a distancia tampoco. Tendré que entrenar duro para eso.

Plumilla prestó atención a las explicaciones de Loor, asintiendo de vez en cuando, y preguntando las dudas, que eran muchas.

Derviche entra en furia (Es alumna de Uro, por lo tanto al ver a su maestro, mas la intervención de Pipo, se vuelve también loca, esto va a  parecer la fiesta de la espuma). 6 turnos restantes (Este ya está descontado del total)

CA: 15

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: CABEZA CORTADA (PRIMERO DEL INVIERNO)

DÍA: 16 Al alba

Tarado necesitaba entrenar a marchas forzadas si deseaba dejar de ser un recluta y sobrevivir a la siguiente batalla. Los estafermos no eran la mejor opción para mejorar su capacidad de reacción pero era lo que había. - Quizá le pida a Pipo que me ayude con un entrenamiento especial. - pensó

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CABEZA CORTADA (PRIMERO DEL INVIERNO).

DÍA: 17. Alba.

- Y para aprender a luchar me tienes, Plumilla. Pregunta lo que necesites, ¿de acuerdo? En cuanto a nuestra pelea... bien, tienes mucho que mejorar. Pero sólo el hecho de combatirme con los accidentes de este mes... demuestran tu coraje, hermana. Y, por cierto, no me has respondido sobre el fanatismo. Por si acaso lo has olvidado- hay un punto socarrón y divertido en las palabras de Loor, como si fuera plenamente consciente de su fama- Te las recordaré: ¿Me ves acaso comportarme como una fanática? ¿no estás en realidad considerando que mi religión es errónea por el sólo hecho de no seguirla? ¿Y no podría decirlo mismo cualquiera? ¿piensas que es más fanatica Derviche que por ejemplo... Chamán Rojo?

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CABEZA CORTADA (PRIMERO DEL INVIERNO).

DÍA: 17. Alba.

Plumilla sonrió orgullosa ante las palabras de Loor. Aunque sólo fuera por su valor, era gratificante que la halagaran. 

- Gracias, hermana. El fanatismo... ah, no me refería a ti, no creo que seas una fanática, no al menos mucho - dijo rápidamente la curandera para aclarar el malentendido - me refería a Derviche. Ella es... bueno, es problemática y tiene mucho genio, es toda una fanática, pero es una gran luchadora. Si se lo propone, puede ser un gran miembro del pelotón. En cuanto a tu religión... bien, no juzgo a nadie por ello. Cada uno puede elegir a quien venerar y  en qué creer. Todos aquí tienen diferentes creencias y, sin embargo, conviven juntos. K'hlatas y oscuros viven de forma diferente, pero al mismo tiempo igual. Tu no eres diferente. Tu religión no impide que cumplas con tu trabajo, así que, ¿porqué debería juzgarte por lo que crees? Derviche y Chamán Rojo siguen sus propios caminos también, igual que yo sigo los míos propios. Si todos fuéramos iguales no habría nada nuevo que aprender.

AÑO: 201.

Mes: Octavo (Segundo del verano). Mes de la Cebra

Dia: 3, por la noche

Una ligera sonrisa fué la única respuesta al comentario de Derviche, por lo visto el K'Hlata pensaba lo mismo.

Aprovechó el fallo de su oponente para descargar un nuevo golpe, pero su ágil oponente pareció esquivarlo sin dificultad.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: HIENA (SEGUNDO DEL INVIERNO).

DÍA: Primero
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Recuperado del combate con Derviche la actitud de Cielo cambió. Propuso a su pelotón correr todas las mañanas juntos al alba, y aunque eso se convirtió en un duelo de cánticos no falló ni un solo día, dejo de tomar grog y estar con seguidoras. Por las mañanas practicaba en el campo de entrenamiento y por las tardes se reunía en secreto con su nuevo mentor.
Saludaba a todo el mundo con educación, no se le vio provocar a nadie, salvo a gente del pelotón en las canciones ni respondió nunca a una broma por parte de otros. Se entregó con dedicación a la rutina de entrenar, comer y dormir. Aunque siguió teniendo conversaciones con unos y con otros. El nuevo mentor lo era todo, y obedecería ciegamente sus palabras.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: ANTÍLOPE (MES DÉCIMO, PRIMERO DEL OTOÑO).

DÍA: 6.

Caracabra acepta de buena gana la ayuda de Ponzoña, ante las palabras de su compañero responde con una sonrisa y dice.-Gracias hermano, el honor ha sido mío. Hoy has demostrado una vez más porque eres uno de los mejores guerreros de la compañía. Espero algún día llegar a tu nivel.  Una vez comienzan a caminar hacia la tienda de los heridos el jorobado lo hace con la frente en alto, se sentía orgulloso por el entrenamiento que había tenido y no planeaba dejar que el dolor lo humillase. 

Nuevo ataque fallido de Pelagatos.