Partida Rol por web

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: OCHO (MES DE LA CEBRA, SEGUNDO DEL VERANO).

DIA: TRES DEL MES.

HORA: AL MEDIODÍA.

Ponzoña vio los movimientos, las reacciones de unos y otros, el disgusto, el placer y la aceptación. Tanto valían unos como otros. Lo que importaba no era lo que pensaran sino lo que llegaran a hacer.

-Os informaré cuando debáis partir. Si nadie tiene nada qué decir o preguntar, podéis volver a ocuparos de vuestras necesidades. Revisad el material, ponedlo a punto y que no os falte cuanto necesitéis para el viaje -dijo Ponzoña a los presentes. Luego se volvió hacia Lengua Negra-. Debo hablar con Analista. ¿Puedes acompañarme? -sabía que con él sería más fácil hablar con aquel adusto oscuro.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: OCHO (MES DE LA CEBRA, SEGUNDO DEL VERANO).

DIA: TRES DEL MES.

HORA: AL MEDIODÍA.

Había tomado notas al igual que su prima Khadesa de lo allí acontecido. Nada importante pero su ojo observador lo había registrado todo, incluso la latente amenaza en el seno de la Compañía. Miró a Ponzoña un instante antes de que este se dirigiera a él con su petición de acompañarlo donde Analista. ¿Era consciente de sus elecciones de cara a las patrullas o simplemente estas eran obra del azar, una forma de cumplir con lo que se le había encomendado durante la convalecencia de Matagatos?

-Por supuesto, Ponzoña. Te acompañaré -respondió escuetamente.

- Ponzoña y Lengua Negra fueron a la Tienda de Mando a hablar con Analista.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: OCHO (MES DE LA CEBRA, SEGUNDO DEL VERANO).

DIA: VEINTITRES DEL MES.

HORA: ANTES DEL ALBA

Le dolía la rodilla todavía, como cada amanecer sentía un desconcertante hormigueo que recorría su piena izquieda. Tarado había madrugado y esperaba a Pipo para salir a patrullar. Sabía que tendrían que recoger a Keropis en el cementerio, últimamente el ermitaño se había aficionado a pasar el tiempo en la necrópolis inerte e inanimado como una de las estatuas que adornaban los palacios de Cho'n Delor. El explorador apareció tarareando como era su costumbre, parecía que la alegría nunca le abandonaba. Aunque por lo que había aprendido de Pipo, era algo inexplicable con la dura y cruel vida que parecía haber tenido.

-¿Estamos listos para salir de nuevo? El Nube Dispersa parecía preocuado, miró a Pipo con seriedad antes de continuar Veras... Pipo, antes de ir a buscar a Keropis hay algo que quiero preguntarte.

Permaneció expectante, mientras se acariciaba con nerviosismo la cicatríz del pecho. Se había convertido en un tic nervioso.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: OCHO (MES DE LA CEBRA, SEGUNDO DEL VERANO).

DIA: VEINTITRES DEL MES.

HORA: ANTES DEL ALBA

Pipo estaba disfrutando del único momento de relajo que daba el tórrido calor del verano: aquel en el que la tierra llevaba en remojo durante la noche lo justo como para templarla un poco de las ardientes influencias del astro rey. Además, estaba a punto de amanecer, y siempre le gustaba ver amanecer. Sin embargo, cuando Tarado se dirigió a él, se volvió solícito con una sonrisa todavía teñida de la dulzura de las sensaciones que exprimía de la vida.

¡Tarado! Pipo no te había visto. Que Tarado pregunte, Pipo responderá si sabe.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: OCHO (MES DE LA CEBRA, SEGUNDO DEL VERANO).

DIA: VEINTITRES DEL MES.

HORA: ANTES DEL ALBA

Tarado tomo aire, era muy sencillo hablar con el explorador. Hizo de tripas corazón y le preguntó con el menor número de rodeos posibles.

Pipo, Lengua Negra ha anunciado que cuando vayamos a Cho'n Delor debo tomar juramento y convertirme en soldado de la compañia... Yo no estoy seguro, ofendí a los espiritus y aún no creo haber ganado su favor pero son ordenes dijo con calma Quería pedirte que fueras mi hermano de capa, he aprendido de tí en las patrullas y admiro mucho el trabajo de los exploradores... Ojala pudiese unirme a vosotros, podéis ser muy útiles sin necesitar matar

Se quedo mirando al alegre K'hlata mientras esperaba una respuesta. Pensó que era un poco absurdo ponerse nervioso pero por otro lado el juramento era algo sagrado para la compañía, ahora temía ofender a los espíritus de los ancestros de la compañía porque eran su nueva familia.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: OCHO (MES DE LA CEBRA, SEGUNDO DEL VERANO).

DIA: VEINTITRES DEL MES.

HORA: ANTES DEL ALBA

Pipo respondió: Pipo no ha matado nunca, pero... sus ojos se abrieron con terror. A veces Pipo piensa que el Otro mata. Pensó un poco más. Exploradores no van a la guerra, pero cuando van, caen muchos. En el fuerte Chuda a Pipo le han dicho que estuvieron los exploradores. También le han dicho que estaba Pipo, pero Pipo piensa que estuvo dormido soñando con los dioses. Murieron muchos exploradores, y Pipo tenía un agujero en la barriga grande. Muy grande.

Pero Tarado no había preguntado eso, sino que le pedía ser su hermano de capa. Pipo cree que Tarado piensa que los soldados no deberían matar. Pipo piensa. Entonces el sol no debería alumbrar y el aire no debería soplar. Pipo será hermano de capa de Tarado. Pero Tarado es un soldado de la Compañía Negra. Pipo no sabe cómo él se ha librado de eso, de matar, pero cree que es un camino oscuro, oscuro y malo, malo. Pipo no aconseja que Tarado siga el mismo camino. Pipo cree que Tarado debe cumplir con su deber si Tarado jura. Pipo será hermano de capa de Tarado. Que Tarado decida lo que él quiera, Pipo será su hermano de capa.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: OCHO (MES DE LA CEBRA, SEGUNDO DEL VERANO).

DIA: VEINTITRES DEL MES.

HORA: ANTES DEL ALBA

Asintió y se alegró de oir a Pipo aceptar ser su hermano de capa, pero decidió explicarle. El Sargento Gulg le había dado una fama espantosa, Tarado lucharía por defender a su familia y si ahora su familia era la compañía, mataría por protegerla.

-Gracias Pipo dijo con una sonrisa sincera Pipo, mucha gente no entiende, pero allá en mi casa me enseñaron que el espíritu es algo sagrado y que cada cuerpo era un templo. Por eso matar no es bueno, se arroja el espíritu. Pero no siempre es malo, si el espíritu quiere dañarte o dañar a tu familia ¿Debes dejar que te haga daño? Mi pueblo dice que todo lo que hagas, volverá a tí. Si quieres matar, te mataran... Si quieres ser justo, serán justos contigo.

Tragó saliva para seguir explicando.

Tarado luchará por la compañia, y si alguien quiere matar a la nueva familia de Tarado, los dentendrá Ahora se mostró algo mas indeciso, no le gustaba lo que diría pero lo pensaba Si debo matar, lo haré... Mi pueblo no es tonto pero no somos hombres de la oscuridad, somos gentes de luz y paz. Tarado está contento por tener un nuevo hermano, el primero de muchos hermanos que tengo en la compañía.

Miró como la luz se elevaba en el oeste, miro a Pipo.

-Debemos recoger a Keropis, los espíritus parecen calmados y eso es bueno para la caza

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: OCHO (MES DE LA CEBRA, SEGUNDO DEL VERANO).

DIA: TRES DEL MES.

HORA: AL MEDIODÍA.

Miró a sus dos compañeros de cerca y asintió con calma a los dos, los conocía a ambos. Escudo era fuerte y protector, Ojopocho además de buen arquero tenía conocimientos de sanación. Ambos eran una buena combinación con la que podría complementarse bien. Sin duda juntos podrían sobrevivir a los peligros que hubiera cerca de la Puerta de Galdan Confiaba en sus propias capacidades y las de sus compañeros.

- Niño Guerrero está conforme, hay que hablar con los jinetes y entre nosotros para poder trabajar bien. Confío en vosotros. -

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: OCHO (MES DE LA CEBRA, SEGUNDO DEL VERANO).

DIA: VEINTITRES DEL MES.

HORA: ANTES DEL ALBA

Pipo asintió. La ley de la reciprocidad. Es bueno. Es justo. Tarado tiene suerte porque la conoce. Tarado será el hermano de capa de Pipo. Siguió mirando el horizonte para ver el fenómeno del amanecer. Era algo que le fascinaba, ver cómo trepaba el sol. Imaginaba un gran agujero, un remolino de luz en el mar azul del que las estrellas no eran sino pequeños hermanos, que permanecía fijo, mientras todo el mundo daba vueltas y vueltas en torno a él para, finalmente, ser engullido.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Octavo (Primero del Verano). Mes de la Cebra.

Día: 8

Lugar: Guardia de Astado (por la mañana).

Perdida había dado vueltas por el campamento buscando a alguien. Cualquiera del campamento que le hubiese prestado atención la hubiera visto dar vueltas a uno y otro lado, lo que hacía pensar que buscaba a una persona en concreto. Se la veía nerviosa y angustiada, pensativa y a la vez con esa mirada vivaz que observaba hacia todos lados como si llevase una magia capaz de traspasar tiendas, espacios y muros.

El día se presentaba muy caluroso, y Perdida iba como siempre con sus prendas tribales, algunos abalorios y su cuchillo tribal atado al cinto. El cuchillo representaba para Perdida más que un objeto de lucha, un arma instrumental para poder efectuar con rapidez cualquier situación que se le presentara y que debiera de utilizar algo para cortar. Ella no quería herir a nadie ni tampoco empezar a entrenar, todavía no. Aunque se había recuperado y podía andar por el campamento no se sentía plenamente fortalecida para poder hacer esfuerzos mayores, como podía ser las actividades propias de un recluta dentro de la compañía entre ellas el entrenamiento.

Alguien que se hubiese fijado hubiera visto a Perdida andar de un lado a otro, como si estuviese desorientada hasta que después de varias vueltas por el campamento, buscando fuera de las tiendas, en talleres y murallas... Encontró a Astado a quien buscaba, él le dio un alto para después conversar con la joven recluta, y después de unas demostraciones de afecto y algunas palabras de ánimo volver sobre sus pasos meditabunda y entristecida.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Octavo (Primero del Verano). Mes de la Cebra.

Día: 28

Lugar: Taller de Carpintero (por la mañana).

Hacía un par de semanas que Guepardo ya salía de la tienda de heridos o "tienda de las tinieblas", como él la llamaba, para caminar por el campamento. Durante muchos días el terror que le suponían los "Sombríos" terminó por convertirse en odio y repulsa. Él sabía que debajo de esas sombras había personas, como él mismo. No obstante la corrupta presencia de los oscuros seres no lograba mitigar el rechazo por los entes en su conjunto: tanto hombre como sombra.

Evitaba tener contacto con los Sombríos en la medida de lo posible, pese a saber que bajo ellos había grandes guerreros y amigos, y terminó por acercarse a aquellos no dominados por las sombras, que los había. Al menos su presencia no le provocaba rechazo y la relación con ellos era normal.

El jaguar no pudo establecer la relación de los Sombríos con los "corruptos" y la ausencia de la misma con los "puros", pero al parecer él era el único que discernía las diferencias entre unos y otros, ya que entre ellos las relaciones eran igual de cordiales que siempre. O al menos normales. 

Le llamó poderosamente la atención que el oscuro Carpintero no estuviera tocado por la sombra, al igual que Khadesa. Eso hizo fácil entrar en contacto con él, exponerle una idea y hacerle una petición.

- Hola Carpintero. Tu tienda te protege del sol y sin embargo la claridad aquí dentro es mayor que muchos sitios expuestos - comenta de manera enigmática el jaguar - He tenido mucho tiempo, en la lóbrega tienda de heridos, para pensar por que Guepardo la frecuenta el que más sobre el resto de los soldados. La respuesta es que el enemigo me golpea rápido y con facilidad - asiente con la cabeza, teniendo bien clara la idea - Por eso Guepardo debería golpear al enemigo antes y con rapidez - muestra a Carpintero la lanza de su padre - Pero mi garra es corta. ¿Podrías alargarla? ¿Podrías crear un mango adicional para ella? Recibiría al enemigo antes de que este me golpee y si alguno me entra a combate corto, siempre podría soltar el mango y continuar la lucha con su tamaño original. ¿Serías capaz de hacerlo? - pregunta

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Octavo (Primero del Verano). Mes de la Cebra.

Día: 28

Lugar: Taller de Carpintero (por la mañana).

Al contrario de la mayoría de chozas que se ven por el lugar, la cabaña de Carpintero está muy bien construida, aunque es todo en madera.

La puerta no está cerrada y desde fuera Guepardo puede ver a Carpintero disfrutando de su escudilla de gachas con tocino frito.

El Oscuro alza la vista al ver entrar a Guepardo y escucha primero con las cejas enarcadas las enigmáticas palabras del K'Hlata. Pero en cuanto éste deposita el arma sobre el mostrador, la cara de Carpintero cambia y examina el arma con eficiencia y curiosidad.

- "Esto... ¿Es de tu padre dices? Eres un hombre afortunado. Es una obra maestra..." - Sus dedos rozan con infinita delicadeza el mango del arma. Con tremenda suavidad recorre toda la superficie y en algunos casos cierra los ojos para sentir mejor las sensaciones del arma.

- "Lo que propones no es posible." - Sentencia de forma contundente. - "El arma está hecha de una sola pieza de bronce. Un bronce extraordinario debo añadir. Alargarla con un pegote de madera al final sería una chapuza que no funcionaría." - Dice el Oscuro. 

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Octavo (Primero del Verano). Mes de la Cebra.

Día: 28

Lugar: Taller de Carpintero (por la mañana).

Guepardo no puede evitar mostrar su decepción. Hubiera deseado que la lanza de su padre pudiera insertarse, por su culata, en otra de madera parcialmente hueca y lograr un alargamiento para el primer contacto con el enemigo y posteriormente densamblar a rango corto. Se encogió de hombros y asintió. Si Carpintero no podía hacer eso, nadie en el campamento podría hacer nada parecido. 

- ¿Cuanto costaría el fabricar una lanza larga de gran calidad? - preguntó entonces, mientras no pasó inadvertido a los ojos del jaguar como un oscuro, tan acostumbrado a ver armas más sofisticadas, admiraba el arma de su padre.

"La verdad es que no se nada de ella", admite levemente avergonzado el joven K'hlata. Tal vez debería hacer después una visita a Herrero.

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Octavo (Primero del Verano). Mes de la Cebra.

Día: 28

Lugar: Taller de Carpintero (por la mañana).

Carpintero parece distraído observando el recorrido de la lanza de bronce que Guepardo le ha mostrado. Finalmente parpadea antes de contestar:

- "La lanza larga son diez platas. Si quieres que además sea de gran calidad te costará ochocientas platas más. Tardaría unos seis meses en elaborarla y tendrías que pagar la mitad al inicio del encargo." -

AÑO: 201.

Estación: Verano.

Mes: Octavo (Primero del Verano). Mes de la Cebra.

Día: 28

Lugar: Taller de Carpintero (por la mañana).

Guepardo enarca una ceja, incrédulo.

- Si no deseas fabricar una lanza de gran calidad solo tienes que decirlo - replica el jaguar, levemente molesto. Se gira y se despide, con un gesto de mano, abandonando el taller.

"Ochocientas monedas ¡Que tontería! ¡No existe tanto dinero!", concluye mientras una sonrisa comienza a perfilarse en su boca al entender que Carpintero le gastaba una broma.

Con una idea en mente, esquiva a los diferentes Sombríos con los que se cruza. Se detiene frente a otro edificio y escucha el tintineo del martillo contra el yunque. Mira su lanza unos momentos y se decide a entrar en la herrería. Dentro se encuentra, gratamente, con la misma situación que en el taller de Carpintero: un lugar libre de sombras.

- Saludos, Herrero. El fuego de tu fragua debe ahuyentar la oscuridad - saluda al oscuro, libre de toda sombra, para su sorpresa y agrado - Mi visita será breve - duda un instante y termina por mostrarle el arma al herrero - ¿Que puedes decirme de este arma?

Año 201

Estación: Verano.

Mes: Séptimo, el Mes de la Arena.

MAÑANA DEL DÍA 4

El campamento de la Compañía despertaba a la luz del nuevo día, como una enorme bestia aletargada tras el largo invierno. Los sonidos habituales empezaban a inundar el fuerte: el relincho solitario de un caballo; la risa de un niño que jugueteaba entre las tiendas de los soldados; el repiqueteo del martillo del Herrero masticando metal. Los seguidores de la Compañía iniciaban sus rutinas, acarreando fardos de heno para los animales, montones de leña para las hogueras del desayuno y mil y una faenas más, mayormente desconocidas por las tropas, pero imprescindibles para el buen funcionamiento de un ejército.

Uno de esos trabajadores anónimos, un k'hlata adolescente que cargaba a la espalda dos cubos de agua sujetos por una vara de madera, alzó su mirada por casualidad hacia el portalón del campamento. Bajo el arco que daba entrada a la fortificación, una figura se recortaba contra la planicie exterior. La silueta de una armadura de placas completa, coronada por un yelmo que solo dejaba al descubierto una mirada verde y brillante. El joven entrecerró los ojos, intentando discernir quién era el que penetraba a esas horas en el bastión de la Compañía. El desconocido atravesó la empalizada y los aún tímidos rayos de sol alumbraron su efigie. El polvo y el óxido recubrían buena parte de la vieja armadura de Keropis, el eremita del desierto. SU andar pausado y asincopado le conferían un aspecto inquietante. Pero no fue eso lo que hizo que el muchacho dejara caer sus cubos y saliera corriendo.

Sobre el pecho del ermitaño, dos manchas rojizas señalaban el punto donde dos manos parecían haberse apoyado en el herrumbroso metal. Dos manchas de un carmesí sangriento, que se arrastraban por el tórax acorazado del eremita hasta media cintura, como si alguien hubiera muerto a sus brazos intentando agarrarse a la coraza del soldado. Un segundo trazo escarlata decoraba la máscara con que se cubría el rostro, bajando desde la frente hasta la nariz, entre sus fríos ojos.

El enigmático eremita no mostró interés alguno en la reacción del mozo, indiferente al terror que causaba su apariencia. Con el mismo flemático paso, Keropis se internó en el campamento para perderse entre las tiendas.

Año 201

Estación: Verano.

Mes: Séptimo, el Mes de la Arena.

MAÑANA DEL DÍA 4

El chamán ocultó una sonrisa al ver la reacción del adolescente. No le culpó por sentir miedo, como muchos otros habrían hecho, quizá hasta riéndose del joven. ¿Acaso no le había pasado lo mismo a él? Aunque en su defensa tenía que decir que había sido en el ocaso y en un entorno mucho más propicio para dar rienda suelta a la traicionera imaginación. Caminó despacio hacia el joven y sujetó con su callosa mano la vara de madera que sostenía los cubos de agua evitando que ésta se derramara.

- Es imponente pero no debes tener miedo.- Dijo clavando su mirada en la figura de Keropis que se alejaba indiferente. De la vara su mano se deslizó hasta la sudorosa espalda del joven en un gesto que irradiaba serenidad.- Es el Guardián de los Muertos y vela porque nuestros Hermanos descansen en paz. ¡Ay de aquellos que osen molestar a los muertos de la Compañía! Si respetas las tradiciones para con los caídos no tienes nada que temer.- Sonrió con dulzura al joven.- Si eres un buen K´Hlata no debes tener miedo, sólo muéstrale tu respeto.- El Chamán de ropajes carmesís comenzó a alejarse del joven con un brillo misterioso en la mirada que indicaba que sabía mucho más de lo que contaba. Acabó girando la cabeza y dirigiéndose al chico una vez más.- Si alguna vez tienes dudas sobre cómo ser un buen K´Hlata puedes venir a verme. Chamán Rojo es mi nombre y formo parte del pelotón de los campamenteros. Entonces quizá tuviera más tiempo para explicarte el significado de esas marcas rojas que cubren su herrumbrosa armadura... Ahora debo irme, tengo muchas cosas que hacer.- Siguió caminando sin mirar atrás, esperanzado en que el chico algún día mostrara interés por su consejo y sabiduría.

Ponzoña se acercó sombrío a Sicofante.

-Debes acompañarme a la tienda de mando. Analista quiere hablar contigo. En relación a lo ocurrido con Pelagatos. Sígueme. Sé que no hubo voluntad, pero no por ello deja de ser grave. 

Dicho aquello, esperó a que Sicofante dijera lo que tuviera que decir o que lo siguiera sin mediar más palabra. 

Sicofante poco tenía que decir a las palabras de Ponzoña. A pesar de que el entrenamiento con Pelagatos no fue intencionado, no por ello no iba a quedarse aquello sin consecuencia. 

Asintió y se dispuso a seguir al guerrero a la tienda de mano.