Partida Rol por web

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: DUODÉCIMO (MES DEL JAGUAR, TERCERO DEL OTOÑO).

DIA: QUINCE DEL MES.

HORA: POR LA TARDE.

Matagatos reunió a todos los Hostigadores, con la excepción de Serpiente, que se encontraba entrenándose en alguna siniestra forma de magia, y por supuesto los caídos. Había un asunto que tratar, que sin embargo se había demorado demasiado tiempo. Y, después de volver de aquella secreta misión, consideró que aquel era un momento tan bueno como cualquier otro. 

-Os he reunido a todos aquí, al menos todos los que quedamos, por un motivo muy simple. El botín que obtuvimos en la batalla del Fuerte Chuda sigue sin repartir, y no podemos alargar esto más en el tiempo. Mi convalecencia y los meses... Interesantes que hemos tenido, con viajes y celebraciones, así como accidentes varios y ataques enemigos, han impedido hacerlo antes. Pero eso se acabó. 

Matagatos retiró una lona que cubría un pequeño montículo a su espalda, dejando ver una pila bastante interesante de armas y algunas armaduras.

-Es lo que tenéis ante vosotros, más un caballo de guerra del Triplete que se encuentra en los establos... Y una cantidad bastante interesante de dinero. Sin embargo, dado lo que se nos viene encima, antes de plantearme siquiera hablar con nuestro tesorero-dijo, refiriéndose a Pelagatos-para vender algo, me gustaría que todos vosotros examinarais lo que tenéis ante vosotros y, si necesitáis algo, lo solicitéis. Somos demasiado pocos como para permitirnos ir mal equipados. 

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: DUODÉCIMO (MES DEL JAGUAR, TERCERO DEL OTOÑO).

DIA: QUINCE DEL MES.

HORA: POR LA TARDE.

Campaña observó con detenimiento el botín de los Hostigadores, para después evaluar los pertrechos de los que disponían sus compañeros de pelotón. Nada de lo que había allí interesaba a Campaña, que era probablemente uno de los Soldados mejor equipados de toda la Compañía Negra, pero lo que si le interesaba era que todos sus compañeros mejoraran su equipo para poder luchar mejor. El único objeto que le interesaba un poco era aquel escudo de metal, pero ya no lo usaba demasiado, y para ello su escudo conseguido en la batalla de los Tres Castores era más que suficiente.

- Campaña cree que las armaduras son lo mejor del botín - dijo, una vez hubo evaluado a todos sus compañeros.- Campaña cree que las escamas y las mallas no deben venderse, servirán bien a los Hostigadores... Campaña cree también que las armaduras de cuero que sobren hay que cederlas a otros hermanos que las necesiten... Campaña sabe que una armadura es muy valiosa - se golpeó el pecho, haciendo brotar un sordo sonido metálico, para enfatizar sus palabras.- Campaña cree que este escudo puede servir bien a alguien que luche con un arma de una mano - casi instintivamente miró a Ponzoña, que sin duda merecía algo tan valioso como aquel escudo.- Es más duro que los escudos de madera, pero hay que ser fuerte para usarlo bien... Y este arma - levantó el alfanjón de Chugrat con cuidado.- es un arma buena, Campaña reconoce su calidad. Es un arma para un guerrero fuerte - se giró hacia el que seguramente era el más fuerte de los Hostigadores, después de él mismo.- Campaña cree que Uro debería usarlo - volvió a dejar el arma en su lugar.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.
MES: DUODÉCIMO (MES DEL JAGUAR, TERCERO DEL OTOÑO).
DIA: QUINCE DEL MES. HORA: POR LA TARDE.

Estas raciones de comida ya están un poco pasadas-protestó-. Deberíamos juntarlas y comerlas ya entre todos. Yo, por mi parte, estoy interesado en los abalorios, pueden utilizarse como materiales para fabricar amuletos o fetiches. Aunque como sé que las mujeres de la Compañía son como grajos, y tienen predilección por las cosas que brillan, estoy dispuesto a compartirlos.

Cuando Rastrojo escuchó mencionar al caballo del Triplete, se le erizaron los pelos de los antebrazos. Al final, cuando salen de misión, siempre le toca a él cuidar de la bichería. El caballo suponía una carga extra de trabajo para él.

Tsk... sabemos que tarde o temprano los mandos desmantelarán este pelotón. Si nadie tiene en su mente irse al Pelotón de Caballería en un futuro, quizás debiéramos deshacernos del caballo.

Es cierto que el camello de Rastrojo no está entrenado para la batalla, pero los camellos son como los gatos: a penas necesitan atenciones.

- No necesito más armas, ni más armaduras, de las que ya dispongo. Así que prefiero dinero- dice tras unos instantes Loor, para luego quedar pensativa y mirar al cabo- Me gustaría, cabo Matagatos, decir unas palabras a mis hermanos, si lo tenéis a bien y pensáis que es el momento.

Hacía tiempo que deberíamos haber repartido el botín, pero entre las patrullas, las muertes, los heridos, el viaje a Cho'n Delor y la misión contra el Último Inmortal, aún no había ocurrido. Con pluma y pergamino, me dispuse a apuntar el destino del botín. Escuché lo que dije Matagatos y asentí, además de darle la razón a Campaña en silencio: el arma del derrotado Chugrat era algo que deberíamos aprovechar.

Fruncí el ceño cuándo Rastrojo pidió todos los abalorios, y luego me sorprendió Loor pidiendo el dinero. El primero se escudaba en sus tonterías de falso Chamán, pero estaba seguro que sólo quería venderlos. Tal vez luego se lo gastase en más hierbas que fumar. Lo de la guerrera era distinto, pues no solía ser material y ahora parecía querer llevarse la bolsa entera de platas. El dinero siempre se repartía a partes iguales, posibles extras para los superiores y el resto para el fondo. No entendía a qué venía su comentario. Pero no dije nada. No sobre eso. En cambio, sí que tenía una idea para el caballo.

- Un caballo de guerra es algo muy valioso. Entrenarlo cuesta tiempo y dinero y en el campo de batalla es un gran aliado. - Matagatos lo sabía, él tenía a Hechizado. - He pensado sobre ello, y si se me permite tengo unas sugerencias. - le comenté a mi primo esperando a que me indicase que podía continuar. - Tras la pérdida de Sicofante, tenemos un jinete menos en el pelotón. Ha sido demostrado varias veces la utilidad de un buen jinete en distintas misiones. Mi corcel ha estado todo el verano siendo entrenado para la batalla, con lo que yo no requiero de este caballo. Sin embargo, podría ayudar a entrenar a un nuevo jinete para los Hostigadores. Podría usar este caballo de guerra. Otra opción sería transferirlo a otro pelotón que lo necesite - utilicé la palabra transferir a propósito. Podía ser vender, podía ser donar. Eso se quedaba a discusión posterior. Venderlo daba extra fondos a nuestro pelotón, pero al fin y al cabo La Compañía era la Compañía y donarlo podía ser mejor en los tiempos que corrían. - La lanza de caballería sólo tiene utilidad para un jinete, así que o bien se la queda Matagatos, el posible nuevo jinete o yo. Yo aún poseo la lanza de dos manos que se nos asignó tanto a mí cómo a Sicofante para utilizar en nuestras monturas, pero esta es más idónea. - dije finalizando mi sugerencia.

Mira un instante a Pelagatos, y nota su mirada de perplejidad. La guerrera reflexiona y se da cuenta que en sus previas palabras hay una indeterminación que puede llevar a error. Entonces se golpea un instante en el pecho.

- Obviamente, al pedir dinero, no solicito todo el dinero, sino la parte que me corresponda proporcionalmente, una vez tenido en cuenta el valor de todo el botín- aclara.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: DUODÉCIMO (MES DEL JAGUAR, TERCERO DEL OTOÑO).

DIA: QUINCE DEL MES.

HORA: POR LA TARDE.

Una figura se incorporó tras la espalda de Loor. La musculada efigie del Guerrero de la noche dejó su postura acuclillada y dio un paso al frente, colocándose junto a la Lágrima de la Diosa, eclipsándola con su imponente envergadura. Los tatuajes de su torso se veían interrumpidos por una venda manchada de polvo que cruzaba el pecho del Ungido desde el hombro derecho hasta la cadera izquierda, recuerdo del terrible tajo que la Heroína de Galdan le dejara como presente en su asalto al campamento. Plantado con las piernas abiertas, apoyadas las callosas manos en la cabeza de su hacha como si esta fuera un bastón, dijo: 

— Uro no querer juguete de oscuros —comentó con desdén, señalando con un vago ademán hacia el alfanjón que resaltaba entre el montón de botín—. Uro luchar como k'hlata, no como blanco. Uro querer escudo. Vosotros ir a Cho'n Delor a fiesta y recibir regalos. Uro quedar aquí y recibir sangre —al pronunciar estas palabras, el Cazador de Cabezas se golpeó el pecho con fuerza—. Uro querer escudo y quererlo ahora.

La mirada del Guerrero de la Diosa se clavó en el cabo de los Hostigadores, amenazante y retadora, como siempre. El verde de sus ojos destilada decisión y furia a partes iguales.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: DUODÉCIMO (MES DEL JAGUAR, TERCERO DEL OTOÑO).

DIA: QUINCE DEL MES.

HORA: POR LA TARDE.

Había muchas cosas que responder, así que Matagatos fue por orden, empezando por las palabras de Campaña.

-Desde luego, las armaduras no se venderán si alguien puede usarlas. Y, si estáis dispuestos a ceder gratuitamente a vuestros hermanos parte de este botín ganado con sangre, no me opondré, me parece un buen gesto. Y las raciones habría que ir dándoles uso, efectivamente-concedió el cabo al chamán, aunque luego adoptó un gesto bastante más serio-pero te agradecería que no hablaras alegremente de nuestro futuro. Y no, los abalorios y el dinero se repartirán entre todos. Y Loor, puedes expresar lo que quieras. 

Después habló Pelagatos, y el oscuro asintió.

-Si alguno de los presentes quiere ser jinete, esta es su oportunidad. En cuanto a la lanza, Pelagatos, si la quieres es tuya. 

Finalmente habló Uro, y lo hizo como siempre, intentando imponerse. Pero Matagatos estaba más allá de todo aquello, y sostuvo la mirada con calma al guerrero, puede que incluso con un punto de amenaza en el fondo. El líder de los Hostigadores estaba empezando a recordar a su padre, en lo bueno y en lo malo. Sin embargo, asintió al cabo de unos segundos. 

-Me parece justo Uro, cógelo. Aunque me gustaría que llevaras algo más, aunque sean "juguetes de oscuros". Lo que tenemos por delante no es ninguna tontería, y algo más de armadura o algún otro arma podrían venirte bien-sugirió con tono calmado. 

-Lo que me recuerda otro asunto... Hay otros dos objetos que tengo en mi poder, y que debe decidirse qué hacer con ellos. Dos espadas: las de Peregrino y Segadora. Si me preguntáis a mí, creo que el arma de nuestro compañero debería descansar con él. 

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: DUODÉCIMO (MES DEL JAGUAR, TERCERO DEL OTOÑO).

DIA: QUINCE DEL MES.

HORA: POR LA TARDE.

Guepardo, haciendo gala del pragmatismo jaguar y desde que comenzó a valorar y experimentar que un mejor equipamiento era un sinónimo a mayor esperanza de vida, asintió a las palabras de Loor y Campaña.

- Estoy de acuerdo con mi hermano Campaña. Las armadura debieran ser repartidas para aquellos que las necesiten - su rostro se giró entonces hacia el campo de entrenamiento - Aunque si sobraran, se les podrían dar otros usos - musitó mientras recordaba los innecesarios heridos en los entrenamientos. Tal vez unas protecciones...

- Por otro lado soy de la misma opinión que Loor. Preferiría mi parte en dinero. Desearía equiparme aun mejor ante los que nos está por llegar... - su voz denotó cierto tono dubitativo. Finalmente logró iniciar lo que hace algún tiempo rondaba por su cabeza.

- Cabo, hermanos.. ¿Que nos depara exactamente en esas famosas puertas de Galdan? ¿Alguien sabe como son? Hace unos meses no hubiera sido capaz de imaginar nada especialmente impresionante, pero tras ver la imponentes murallas de Chon'delor y sus recias puertas, me sobrecogí. Cuando volvimos de nuevo, siguieron impresionándome - bajó la cabeza, negó con ella y puso los brazos en jarra, con las manos en sus caderas. Calló unos instantes, suspiró y volvió a alzarla, hablando con mayor fuerza.

- Con pensar que tengamos que asaltar una fortificación similar.. me estremece. Se fabrican maquinarias para lanzar pesados proyectiles y torres mucho más altas que un anciano baobab. Pero no se fabrican arietes, como los que usamos para tomar este fortín, ya que se dice que la puerta es indestructible. No creí que existiese portones más poderosos que Chon'delor. Estaba equivocado. Y sus defensas van en consecuencia.. - suspiró alicaído.

- La heroina de la Puerta de Galdan la guarda ¿No es así? Y con ella sus famosas arqueras. Lo dice todo el mundo. Nos recibirán con una lluvia de flechas. Bien. ¿Como nos protegeremos de eso, cabo? - preguntó confuso - No es miedo lo que hay dentro de mi. Tan solo.. inseguridad por no saber como abordar, como alcanzar a ese enemigo. Me sería más fácil intentar escalar por la noche esas inmensas murallas y tomarlas al asalto que correr hasta allí de día y subir por esas torres - afirma convencido. 

Tras expresar sus temores y sus dudas, esperando que, tal vez su líder pudiera arrojar algo más de luz ante lo que se iban a enfrentar, se reafirmó en su postura inicial - Es por eso que desearía el dinero. Para comprar un escudo e intentar llegar al pie de la muralla entero, no como una encina agujereada por termitas.

El hostigador no quiso hablar sobre los cientos o miles de cadáveres sacrificados y llevados hacia la Puerta de Galdan, en numerosos carros. En un momento no supo a que podía deberse ello. Pero viendo la esclava de Keropis, viendo las abominaciones que su "patrón" era capaz de hacer y los diversos rumores sobre magia negra, comenzó a sospechar que esos cuerpos tal vez fueran usados, de una temible y espeluznante forma, para atraer las cuantiosas flechas.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: DUODÉCIMO (MES DEL JAGUAR, TERCERO DEL OTOÑO).

DIA: QUINCE DEL MES.

HORA: POR LA TARDE.

Loor asintió a las palabras de Matagatos pero, antes de poder explicarse, fue Guepardo quien tomó la palabra y, con vehemencia, habló sobre los peligros de la batalla que, próxima en el horizonte, se acercaba a ellos.

No era Loor una mujer (ni siquiera ella pensaba en sí misma como una joven adolescente de apenas diecisiete años) que se dejara llevar por el sentimentalismo. Tenía una misión, y tenía obligaciones. Eso le permitía estar anclada en un mundo de realidades crueles, le permitía seguir siendo un faro, tanto para sí misma, como para quien escuchara y atendiera sus palabras.

Sin embargo, un inesperado sentimiento de... ¿culpa? ¿añoranza?... le embargó al escuchar las palabras de Guepardo.

Los Hostigadores. Oh, sí, la mitad como un dolor de muelas, y la otra mitad locos como una cabra. Pero eran sus dolores de muelas, sus locos. Y sabía que para ellos ella era, igualmente, un dolor de muelas, y una loca. El pensamiento, demasiado introvertido para los que tenía habitualmente, hizo que una débil sonrisa apareciera en Loor.

Campaña, con esa profunda estupidez y ese enorme corazón, con todos sus errores y abusos, con la benevolencia evidente que disfrutaba por los mandos... y con su maravillosa capacidad para la matanza, que tan bien les vendría. Caracabra, siempre en su segundo plano, siempre presto a seguir órdenes de otros, nunca suficientemente conocido para ella. Guepardo, con sus ridículas ideas pacifistas desde aquel incidente cuando hubo que sacrificar a las crías de sus enemigos, y las dudas de Guepardo le costaron su virilidad; y que a pesar de todo era un buen guerrero, y lo sería más tan solo si... Ikharus, miembro de los hostigadores desde hacía poco, pero al que había visto entrenar y que, sabía, llegado el momento sería tan mortal con sus hachas como su infame leyenda hacía presagiar. Pelagatos, con su racismo, con su enfado, con su mala suerte con las heridas, pero que era un buen combatiente y que, poco a poco, habia ido aceptando que los Oscuros, por sí solos, no eran la Compañía. Uro, ese guerrero brutal, cabezota, enorme, siempre malhumorado, al que Loor pensaba que podía tumbar pero que, desde luego, estaba mucho mejor a su lado que en su contra. ¡Incluso los insufribles por tantos motivos distintos Rastrojo, Khadesa y Serpiente, todos ellos hermanos de la guerrera!

Habían convivido con ella. Hablado con ella. Entrenado con ella. Eran su gente. Y nadie que no haya sido parte de una unidad militar siempre al borde de morir, puede comprender lo que es eso. Nadie que no haya pasado la difícil instrucción, y seguir juntos.

Loor por un instante pidió a la Diosa por ellos. Y tambien por los muertos, para que la Señora les perdonara y los admitiera luego en el Paraíso. Por Peregrino, por Sicofante, por Attar, por Jabalí, por Vieja Gloria, incluso por la casi completamente inútil R´Gaa y por el herético Escarabajo. Aunque no por Sacorroto.

Nunca por Sacorroto.

Sus pensamientos le llevan un instante, a Dedos. Sí, también rezaría por ella. Había cambiado. Seguía siendo cobarde, y débil, y de poca confianza, pero por primera vez estaba dispuesta a darle el beneficio de la duda. Había cumplido sus órdenes en la última misión, y con bravura.

Y Ponzoña y Matagatos habían sido buenos líderes. Con sus errores, con sus mediocridades. ¿Pero acaso era posible en esta tierra enferma no tener errores y mediocridades? Loor se sintió profundamente orgullosa de sus hermanos.

Y tal vez por eso no se dio cuenta que había estado mirando intensamente a cada uno y que, ahora, estos le miraban a ella.

- Yo... gracias cabo. No quiero interrumpir, y más cuando Guepardo habla con palabras sabias sobre como cumplir con la primera de las obligaciones de un soldado: no morir. Aunque esa-  dice con un tono sardónico, cuartelario, claramente impregnado en la broma, poco acostumbrada para Loor- siempre se le ha dado bien. Las otras dos, matar y cumplir órdenes, ya sabemos, no tanto.-  la sonrisa en los labios de Loor muestran la broma que pronto, sin embargo, se desvanece de sus labios, poniéndose en pie- Hermanos, me siento honrada de haber sido parte de los hostigadores. Todo lo que soy, como guerrera, se lo debo a esta unidad, y cada uno de vosotros, sois parte de mis oraciones y mis rezos, y así será hasta mi muerte o hasta que me avergoncéis hasta el punto que no pueda recordaros. Y dudo que esto último pueda ocurrir- se aclara la garganta antes de proseguir- Tanto Ponzoña como Matagatos han sido grandes líderes, y no dudo que lo seguirán siendo, y espero que todos sigáis cosechando victorias y triunfos. Sin embargo, hace meses comprobé que los campamenteros necesitaban una ayuda en su liderazgo. Una ayuda para la que estaba preparada. Vamos a tener una batalla. Y la Compañía será tan fuerte como el más débil de sus pelotones. Los Campamenteros tienen buena madera, pero hace falta secarla y prepararla, y en ambas cosas, puedo ayudar. Hace algún tiempo pedí al cabo Matagatos y al cabo Lengua Negra que me nombraran segunda al mando de los campamenteros, cosa que han hecho. Hoy es mi última tarde como hostigadora.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: DUODÉCIMO (MES DEL JAGUAR, TERCERO DEL OTOÑO).

DIA: QUINCE DEL MES.

HORA: POR LA TARDE.

Hace un tiempo Caracabra se había adelantado a pedir un elemento del botín, y ahora que finalmente el día de hacerlo llegó no fue lo suficientemente rápido al hacerlo, así que con tristeza y un poco de frustración vio como Uro se llevaba el escudo que él quería. 

Cuando Guepardo explicó la reputación que tenían las arqueras de la Puerta el jorobado se lamentó aún más por no haber obtenido el escudo. Perfecto, terminaré lleno de huecos. Afirmó en su mente. Aunque el ver las lanzas cortas lo reconfortó un poco, aquella era su arma favorita y la que mejor se le daba, así que no le vendría mal tener otras por si algo le pasaba a la suya. 

Dio un paso al frente para realizar su petición pero nuevamente un compañero se le adelantó, esta vez Loor. Nunca habían sido muy unidos, ni tampoco interactuado mucho, pero después de luchar tanto tiempo junto a alguien, ya se había acostumbrado a la presencia de la guerrera y haría mucha falta en el pelotón. Era sabia y valiente, cualidades que Caracabra admiraba, además de ser una guerrera letal. Por un lado le apenaba que se fuera, pero por otro se alegraba por el ascenso de su compañera. Cuando tuvo oportunidad el jorobado se manifestó.- Felicitaciones por el ascenso Loor. Estoy seguro de que a los campamenteros les vendrá bien tu ayuda. Ha sido un honor combatir a tu lado. Quizás las palabras del K´Hlata sorprenderían a más de uno, ya que de él no se esperaría unas palabras así para su compañera. Pero Caracabra aunque no llegase a ser muy cercano o no lo haya dicho antes, admiraba a Loor. 

Esperó a que todos reaccionaran a las palabras de Loor para retomar el tema del reparto del botín. - Me serviría mucho una la lanza corta y... Hizo una ligera pausa como si le costara decir algo y con un poco de esfuerzo añadió. - Y una, una armadura de cuero de ser posible.  La idea de que su cuerpo terminará completamente agujereado le preocupó sobremanera, es por eso que la armadura le sería útil para tratar de evitar que eso sucediera. 

Con las palabras de Loor, la confesión de los miedos de Guepardo y las ganas de pedir algo del botín por poco olvida responder a la pregunta del cabo. Matagatos quería saber si la espada de Peregrino debía ser enterrada con él; a Caracabra todavía le costaba creer que su compañero había muerto, él en una ocasión ya había evitado que ésto sucediera, pero finalmente su hora había llegado. Peregrino fue uno de los mejores guerreros que había visto, así que consideró que lo menos que podían hacer para honrarlo era dejar que su espada descansara con él. - Yo estoy de acuerdo, que su espada descanse con él.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: DUODÉCIMO (MES DEL JAGUAR, TERCERO DEL OTOÑO).

DIA: QUINCE DEL MES.

HORA: POR LA TARDE.

La muerte se saldaba con botines, como la presa caída era devorada por el depredador y su manada. No sentía especial ambición por cuanto allí estaba derramado, pues toda la riqueza a la que aspiraba reinaban ya en su corazón y en cuanto portaba encima. Había renunciado a la dádiva de motu poprio, renuente a aceptar un presente no ganado de gentes en las que no confiaba, algo que sin embargo su hermano Hiena parecía echar en cara.

-Dado que nadie la reclama, me gustaría quedarme con la espada de Segadora. Entrenaré con ella además de con mi maza y comprobaré si puedo darle buen uso, como el búfalo a su cornamenta.

Tras su breve comentario, calló para seguir escuchando. Si el Cabo estimaba que la espada de Peregrino debía descansar con el cuerpo del difunto, no sería él quien se opusiera, pues tales eran las ancestrales costumbres de su pueblo K´Hlata. Sin embargo, ¿qué hubiera deseado aquel hombre enjuto y veloz como el viento venido de exóticas y lejanas tierras? Su voz ya nunca volvería a ser oída, no entre los presentes y en aquel tiempo, y su voluntad seguiría siendo inexcrutable para ellos.

-Que lo acompañe en su largo viaje por la sabana y que los eternos enemigos caigan bajo su filo -señaló con voz ronca.

Y llegó el turno de Loor. Su noticia ya era sabida por él y cuanto había de decir ya se lo había dicho a ella. Sintió orgullo ante su hermana y pronto su rugido dominaría a los Campamenteros.

-Que tu nuevo viaje te sea provechoso, hermana. Hermanos hostigadores, despidamos a esta guerrera como se lo merece. ¡LOOR!¡LOOR!¡LOOR!

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: DUODÉCIMO (MES DEL JAGUAR, TERCERO DEL OTOÑO).

DIA: QUINCE DEL MES.

HORA: POR LA TARDE.

Miro el botín con cierta apatía. Allí no había nada para mí, aparte del dinero, claro, que era bueno para todos. Con eso podríamos comprar lo que necesitáramos para terminar de prepararnos para la batalla. Hago un gesto de conformidad cuando se propone repartir lo que nos sobre entre el resto de los miembros de la compañía. También estaba de acuerdo con Rastrojo con lo de comernos las raciones y repartir los abalorios.

Algunos hermanos comienzan a pedir algunas cosas, y me distraigo, como es normal últimamente. Parezco incapaz de prestarle atención a algo más de cinco minutos seguidos, con lo que no llego a prestar atención a la petición de Loor de hablar para todos. Sin embargo, poco a poco voy captando palabras sueltas hasta que una frase completa consigue colarse en mi mente.

Hermanos, me siento honrada de haber sido parte de los hostigadores.

Giro entonces la cabeza hacia ella y escucho.

¿Qué trata de decirnos con eso...? ¿Que ha pedido qué? ¿Con los Campamenteros? ¿Qué pinta una guerrera como ella en los Campamenteros? Los Hostigadores la necesitamos. No puede irse... No puede...

Me obligo a agachar la cabeza para no mirar a nadie que pudiera darse cuenta de la rabia que me estaban dando sus palabras. ¿Por qué me molestaba tanto? Por fin me desharía de ella. Aunque bien visto, al fin y al cabo, no me molestaba tanto. Las ventajas superaban con creces sus pullas y malas miradas.

No sigo la ovación de Ponzoña, y me siento tentada de salir de allí. Lo único que me detiene es que eso sería un gesto demasiado descarado. Todos se darían cuenta de que estoy molesta.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: DUODÉCIMO (MES DEL JAGUAR, TERCERO DEL OTOÑO).

DIA: QUINCE DEL MES.

HORA: POR LA TARDE.

Uro se había acercado al montón de botín, tomando el escudo de metal de entre todos los objetos apilados. Mientras el resto del pelotón seguía debatiendo, el Ungido estudiaba su nueva propiedad con mirada calculadora, comprobando su peso y lo cómodo que se sentía embrazándolo. La despedida de Loor arrancó al Cazador de Cabezas de su ensimismamiento.

— ¿Loor marchar? —dijo volviéndose de golpe— Loor no ir a Pelotón de los Campamenteros. Ellos ser solo carnaza —sentenció con desprecio—. ¿Querer mejorar Pelotón de Campamenteros? —preguntó con una sonrisa lobuna— Mandar a Lengua Negra a escribir y dejar puesto de cabo para Loor. Esa ser única posibilidad.

La gutural carcajada de Uro se oyó más allá de la zona de acampada de los Hostigadores. Una risa risa cruel y grotesca, más inquietante sabiendo de la garganta de la que partía.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: DUODÉCIMO (MES DEL JAGUAR, TERCERO DEL OTOÑO).

DIA: QUINCE DEL MES.

HORA: POR LA TARDE.

Entonces Loor lo dijo. Y Guepardo se quedó anonadado. No podía ser cierto. Para el jaguar los hostigadores comenzaban a ser una pequeña tribu, como la que perdió hace tiempo. Y la partida y pérdida de uno de sus principales miembros, como en toda tribu, aunque fuera necesaria, no era una noticia agradable ni buena. Por ello no pudo jalear lo que su hermano de capa.

Por el Jaguar ¡No! Cada vez somos menos

De una manera un tanto egoísta se encontró opinando igual que Uro, para su sorpresa.

- Debería alegrarme por ti, hermana.. Pero no puedo. Sin duda alguien de tu valía es deseada vaya donde vaya. Pero los campamenteros no te necesitan más de lo que te necesitamos los hostigadores - opinó tajantemente, suspirando y negando con la cabeza - Mas es el camino que has decidido elegir y pese a no compartirlo lo respetaré - su voz se resignó - Echaremos en falta tu brazo junto a nosotros en las batallas - calló durante unos instantes antes de proseguir, con evidente abatimiento en su voz - En la cultura jaguar no existe la despedida entre amigos, por tanto no me despediré de ti. Sin embargo te saludaré, oh Loor, como nueva hermana campamentera. Yo te respeto, te valoro y eres importante para mi. Por tanto existes para mi - saludó en jaguar, reconociendo a la luchadora - Que tu Diosa vele por ti y el Jaguar te acompañe en la senda que has de recorrer - deseó de corazón. Corazón afligido.

Se esforzó para dar su opinión sobre la espada de Peregrino, azorado como estaba.

- Ese arma.. formaba parte de él. Sería como enterrarlo y quedarnos con uno de sus brazos. Debería descansar con el resto del cuerpo - afirmó severamente, pensando que la integridad de un cuerpo era sagrada, como buen k'hlata.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: DUODÉCIMO (MES DEL JAGUAR, TERCERO DEL OTOÑO).

DIA: QUINCE DEL MES.

HORA: POR LA TARDE.

Le devolví el gesto a Matagatos, y cómo nadie parecía (de momento) dispuesto a entrenarse cómo jinete, apunté la lanza de caballería para mí. Apunté también el escudo para Uro e iba anotando las peticiones del resto, esperando el visto bueno de Matagatos. Fue entonces cuando Loor habló y levanté la vista con expresión sorprendida.

La mujer siempre había sido una guerrera decente, y había mejorado enormemente desde que fuese recluta hasta el día de hoy. La verdad era que, sobre todo tras la caída de Peregino y otros compañeros, Loor y su bastón estaban en la parte la parte más alta de la lista en cuánto a quién abatía más enemigos en la batalla. Nuestro grupo ya agonizaba con cada vez menos miembros y uno más se marchaba. 

"Ya podría haber sido Rastrojo, para lo que aporta. Peleas y falsos consejos de chamán."

Entendía que los campamenteros estaban más verdes y necesitaban alguien con más pasión para convertirlos en mejores guerreros, pero de algún modo se me hacía completamente incomprensible que Loor fuese a ser la segunda al mando de ese grupo. Al fin y al cabo era una fanática religiosa y esa clase de actitudes eran peligrosas cuándo estabas al mando (aunque fueras segundo). 

No me uní a las voces de Ponzoña, pues yo no era alguien ruidoso y esos vítores estaban muy alejados de mi zona de confort. Sin embargo, miré a la guerrera directamente.

- Felicidades, y suerte. - le dije, así, sin comentarios u opiniones cómo hacían otros. Y cualquiera que me conociese (o creyese conocerme) lo suficiente sabría que esas dos palabras eran sinceras y significaban mucho más de lo que parecía. Yo no deseaba suerte a cualquiera, y menos aún le felicitaba.

Loor no dice nada por unos instantes, quizás esperando a que alguien más se pronuncie, pero luego asiente.

- Ponzoña, Uro, Pelagatos, Caracabra, Guepardo, gracias. Creo que es lo que debo hacer. Vamos a la batalla. Una batalla que dejará la del Fuerte Chuda en pelea de niños. No podemos permitirnos que ningún pelotón tenga un comportamiento menor que extraordinario. Y voy a intentar que así sea.

Había muchas más cosas que podía decir pero, eso, fundamentalmente, era todo.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: DUODÉCIMO (MES DEL JAGUAR, TERCERO DEL OTOÑO).

DIA: QUINCE DEL MES.

HORA: POR LA TARDE.

Tras lo expuesto por Loor y conforme los distintos miembros de los hostigadores van asimilando la noticia, Guepardo la lleva a un lado, hablando en voz baja con ella.

- Si vas a ser la segunda al frente de los campamenteros... te pediría un favor personal, si está en tu mano: cuida de esos novatos en general, pero de Plumilla y Derviche en particular. Pon un ojo en la primera y dos en la segunda. Cuida de ambas y a la segunda, principalmente, de si misma. Y por supuesto cuídate tú - le pide con una amable sonrisa.

AÑO: 201 DE KHATOVAR.

MES: JAGUAR (FINAL DEL INVIERNO).

DÍA: DIECISÉIS.

- Se produce un cambio en los Pelotones de Hostigadores (5º Pelotón) y Campamenteros (6º Pelotón).

- Se produce una permuta autorizada por los mandos entre Loor y Manta.

- Loor se convierte en la segunda al mando de los Campamenteros.

- Manta deja de ser el segundo al mando de los Campamenteros y se convierte en el Soldado más novato de los Hostigadores, sin mando alguno.