Partida Rol por web

TRIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: MEDIA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

El cuerno bailó entre sus manos de forma delicada y suave. Sí, lo reconocía, era un capricho, pero resultaba menos caro que una botella de licor o de buen vino que acabaría meado en el mejor de los casos y vomitado en el peor. Lo dejó a un lado y siguió cotejando el resto de productos. Hubo un momento en que se frotó la cara, frustrado. 

-Lucian, me lo haces muy difícil. No, me desdigo. Mi pobreza me lo hace muy difícil. Debo renunciar a parte de lo que me ofreces y no sé si llegaré a conseguirlo alguna vez. No a corto plazo, desde luego. El laboratorio y la lupa escapan a mis posibilidades -dijo con harto pesar-. Y partes ya, con lo cual negociar un pago aplazado es del todo imposible, salvo que se te ocurra algo -en aquel momento se sentía tentado de vender incluso uno de los caballos de guerra-. Sea, me llevo el resto. Puedo pagarlo -las restantes seiscientas monedas escapaban a sus posibilidades y no podía hipotecar a la Compañía-. 

Y entonces recordó algo que le había dicho Barril.

-Lucian, ¿tienes dagas de plata? ¿Y a qué precio?

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AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: MEDIA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

Frontera frunció un poco el ceño cuando el posadero se dirigió a él de aquella manera. De repente los titubeos desaparecieron, sustituidos por una determinación surgida de la honra.

—No soy ningún demonio, señor. Y le entiendo perfectamente. No se me ha especificado el tallaje de las prendas. Ahora mismo regreso...

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AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: MEDIA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

Todos los que se habían quedado en el carro pudieron ver a Frontera salir de la posta, pero encaminarse directamente hacia donde Analista hablaba con los comerciantes de la caravana.

Andaba con paso decidido y en su rostro podía verse cierta molestia.

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MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: MEDIA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

Frontera se aproximó a Analista pero esperó para no interrumpir ninguna conversación que pudiera estar teniendo antes de abordarle con la cuestión.

—Analista señor... Maese Malagente me pregunta por las tallas de las mudas, grandes o pequeñas. Y si son de hombre o de mujer. ¿Qué le digo? Sólo tiene las de muestra, así que sería un encargo para más adelante, dice que lo cobra por adelantado, entiendo que es lo que esperabais...

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MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: MEDIA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

- "Actualmente disponemos de cinco dagas tratadas con plata alquímica." - Abre un cofre y muestra sobre terciopelo rojo cinco dagas con mangos de madera negra y filos refulgentes de reluciente plata. - "Cuestan veintidós piezas de oro cada una." -

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MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: MEDIA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

Lucian había guardado silencio acerca de cualquier posibilidad de pagar el laboratorio y la lupa de cualquier otra forma, con un hermetismo propio de un buhonero al que no le interesaba la compasión ni la tontería. Los negocios eran los negocios. Analista suspiró. 

-Imposible -dijo-. Para gastar con una mano hay que tener en la otra -sin embargo su siguiente visita era Brasili, cuya petición de ayuda iba a ser atendida por la Compañía, de modo que dispondría del oro necesario para adquirir las restantes cuatro-. También tengo esto -dijo mostrándole su daga de calidad noble, engastada en joyas-. ¿Qué valor le das? Y si me das un par de horas como mucho, podré comprártelas todas. Debo entrevistarme con un local que nos ha hecho una petición por la que está dispuesto a pagar. No generosamente como viene siendo una constante en este país, pero me dará para esas dagas.

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MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: MEDIA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

- "Hay ganas ya de volver a los caminos, somos un pueblo de viajeros a fin de cuentas, pero supongo que dos horitas más a cambio de hacer un negocio de última hora son aceptables." - El hombre sonríe con una sonrisa encantadora, parte impostada como parte de su oficio de mercader, y parte una facilidad natural que emana de un carisma innato.

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MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: MEDIA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

El olor era familiar, demasiado, y tan pronto escuché ese tono de voz que parecía arrastrar con él los susurros del viento al desplazarse por una cripta, sonreí.

- El hecho de sobrevivir sirve a todo el que tenga la intención de recorrer cualquier camino, Keropis – respondí. – Y no hay secretos. No al menos ninguno que no se sepa ya – proseguí jugueteando con una astilla que había conseguido arrancar del pescante de madera. - Seguimos igual. Enemigos y alianzas no se han movido. Qué hubiera sido más provechoso poco importa ya. El conocimiento se puede obtener igual del aliado voluntario que de las gélidas y rígidas manos de un finado, y si esta última es la única opción, siempre será más sencillo justificar la muerte del enemigo que la del aliado.

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DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: MEDIA MAÑANA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. TEMPERATURA TEMPLADA.

-Gracias -dijo al tiempo que abonaba la cantidad adeudada y recogía los útiles comprados-. Nos vemos en breve.

De seguido, avanzó a paso vivo hasta el carro, en cuya trasera depositó el material comprado, con excepción hecha de los dos libros que guardó en las alforjas de su montura y del cuerno que colgó en un costado de su vestimenta. 

-¿Frontera ha concluido ya las compras? -preguntó con impaciencia-. Tengo prisa. 

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DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: POCO ANTES DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. SOL DE PRIMAVERA.

Aparté mi mirada de Keropis para responder a mi primo, que acababa de regresar de donde fuera y con quien fuera que había estado.

- Le hemos visto ir adonde le has dicho para a continuación dirigirse adonde tu estabas. Más allá de eso… - dije, encogiéndome de hombros. – Eres tú el que tiene toda la información. ¿A qué se debe tanta prisa? Apenas es mediodía y al mediodía ya no tenemos ningún compromiso de importancia – terminé por añadir sonriendo.

La prisa que Lengua Negra decía tener no parecía ser compartida por el resto, que o bien habíamos aguardado pacientemente, y relativamente quietos, el regreso de quienes se había marchado o quienes se habían marchado, no habían regresado aún.

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MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: POCO ANTES DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. SOL DE PRIMAVERA.

Analista gruñó por lo bajo y se acercó a la puerta de la posta, momento en el que se encontró con el hostigador que salía. Le dijo algunas palabras y Analista respondió con un vago gesto de mano. Tras aquello, volvió a su caballo y montó.

-Luego volveremos y ya solucionaré el tema de las mudas. Devuélveme el oro, Frontera y partamos con rapidez. Destino, la casa de Brasili.

Miró someramente a Serpiente.

-Querías acompañarme en mi deseo de entrevistarme con la Alcaldesa y aquí estás. El resto de paradas tómatelas como un pequeño viaje de placer.

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DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: POCO ANTES DEL MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. SOL DE PRIMAVERA.

Frontera entregó de vuelta la bolsa de monedas sin rechistar.

—Como digas, Analista.

Esperaba que Maese Malagente no se quedase esperando su vuelta, aunque sinceramente dudaba que le importase una mierda si volvía o no, viendo cómo le había tratado.

Subió de nuevo al pescante del carro, donde le esperaba Serpiente con una enigmática sonrisa. Frontera le sonrió de vuelta, claramente de forma forzada y nerviosa, y espoleó a los caballos.

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DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: JUSTO A MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. SOL DE PRIMAVERA.

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HORA: JUSTO A MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. SOL DE PRIMAVERA.

Un escalofrío recorrió la espalda de Analista sin motivo alguno. Lucía un hermoso sol que calentaba lo suficiente y que auguraba la proximidad de la primavera y no corría una briza de aire. Miró a un lado y a otro, buscando la causa de aquella desazón repentina pero no vio nada que lo justificara. Pese a todo no desoyó aquella sensación, y siguió cabalgando meditabundo. 

Pronto llegaron a la casa solariega de Brasili, donde dos criados le franquearon el paso. Dio instrucciones a los soldados para que aguardaran allí, siempre alertas, y le hizo un gesto a Serpiente.

-Aguarda un instante. Me gustaría que tú también entraras. Déjame que hable con él primero en vez de imponerle tu presencia. Si algo he aprendido de estas gentes es que tiene una piel muy sensible y son poco amigos de las imposiciones.

Dicho aquello avanzó hacia el interior. 

-Maese Brasili -dijo cuando le vio-. Me gustaría pediros un favor. ¿Os importa que nuestro primer mago esté presente en nuestra conversación?

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- "Pasad, pasad. Buenos días, Maese Analista. Buenos días, Primer Mago." - El hombre se muestra amable y obesquioso y recibe con una sonrisa nerviosa a los dos Oficiales de la Compañía Negra.

Bate palmas de manera imperiosa y exclama:

- "¡Nuestro mejor té para nuestros distinguidos invitados!" - Un escuálido criado con cicatrices se apresura a obedecer mientras los dos mozos corpulentos hacen pasar al interior de la mansión a Analista y Serpiente y se apresuran a cerrar y atrancar los portones casi en las narices del resto de miembros de la Compañía Negra presentes en la calle.

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El sonido de la traviesa del portón principal podría haber sonado ominoso o amenazante de no saber Analista la razón de tal actitud. El miedo. Un miedo que casi podía mascarse en Brasili, temeroso ante la eventualidad de un ataque que pusiera fin a sus vidas y, realmente, más preocupado por la vida de los suyos directos que por la propia a la sazón del contrato verbal que le había propuesto. 

Su carácter ampuloso a la hora de ordenar una simple infusión y su sonrisa nerviosa denotaban un posible carácter humilde, incapaz de terminar de asumir su ascenso, quizás no merecido y sí amparado en ciertos privilegios, razón del actual estado de cosas, es decir, de la franca animadversión entre ganaderos de vacas y cabras. Y ante dos oficiales de una compañía mercenaria, esa impronta de inferioridad mal disimulada brotaba como el acné en el rostro de un adolescente. Algo injustificado salvo por algo para Brasili palpable. El poder. El poder de la fuerza, las espadas y la magia. 

-Aceptaremos gustosos ese té. Aunque luce el sol, aún hace frío -dijo esperando a que Brasili les ofreciera asiento-. Permita, Maese Brasili que le presente a nuestro Primer Mago, Serpiente. Primer Mago, Maese Brasili -hizo las presentaciones-. Vengo con una respuesta y una propuesta -anunció. Del precio hablarían más tarde. 

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HORA: JUSTO A MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. SOL DE PRIMAVERA.

Los tres tomaron asiento y poco después, el escuálido criado con cicatrices servía tres tazas de humeante té aromático.

- "Es un honor conoceros, Primer Mago Serpiente." - Dio un sorbo de su té y ofreció una especie de tortas planas saladas.

- "Os escucho, Maese Analista." -

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HORA: JUSTO A MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. SOL DE PRIMAVERA.

- "Té..."

La forma de beber agua con sabor para aquellos incapaces de usar el más simple y sencillo de los trucos de magia. Apropiado, suponía, para un hombre cuya prosaica existencia estaba dedicada por completo a la cría del ganado. Un oficio necesario, pero no por ello menos anodino, al que ahora se sumaba la preocupación por la supervivencia propia y la de su familia.

Sonreí. Una sonrisa cercana y afable.

- El placer es mío, maese Brasili - respondí con la más sutil y convincente de las mentiras a la que la gente convenía en llamar cortesía.

Tan acostumbrado estaba ya a su presencia y tacto que se me había olvidado por completo que mi víbora descansaba entre mis hombros. Probablemente se debía a que sus inquietudes eran otras, pero parecía que Brasili tampoco se había percatado, o quizá no le concedía importancia. Pero por si acaso...

- Es inofensiva. - La acaricié para "demostrarlo". - No obstante, si le incomoda, puedo pedirle que espere fuera con nuestros hombres.

TRIGÉSIMO TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: FARASTO (INICIOS DE LA PRIMAVERA, MES TRES).

DÍA: 6, DÍA DEL FUEGO.

HORA: JUSTO A MEDIODÍA. - CLIMA: CIELO DESPEJADO. SOL DE PRIMAVERA.

- "Sí, he oído que muchos Magos son propietarios de animales exóticos. Supongo que forma parte del oficio. Es tan parte de vos como pueda serlo un sombrero picudo y un nudoso bastón para muchos Magos tradicionales, jamás me atrevería a sugerir que os separarais de ella." - El hombre sonríe con cierta inseguridad, no parece demasiado acostumbrado a tratar con usuarios de la magia, aunque es posible que los que suelen verse en Nidal forman parte de alguna manera de la elite dominante.