Partida Rol por web

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Rastrojo se despertó. Aquello para él era madrugar, pero no le quedó otra cuando los de la infantería empezaron a reunirse en el portal del granero. Aquello era como una reunión de vecinos, como esas veces en las que un poblado llama a los adultos para tratar la derrama de un barril comunal de agua para averiguar quién lo volcó, o que había que reformar el tejado de la choza de la del quinto domicilio.

Miró con odio. Había soldados que ya estaban en su lista negra antes de esa reunión, como Derviche, que le gritó en el sótano del templo cuando quería hacerla andar un poco, pero luego bien que se ponía a entrenar a pesar de estar enferma... O como Indómito, que le había hecho correr mientras le perseguía azotándole con una vara cuando asignaron a Rastrojo para ese entrenamiento. Iba a tener que empezar a hacer una segunda lista negra con dobles ofensas para añadir a los que le habían importunado más de una vez. Resopló. Se puso en pie pasando la manta sobre sus hombros y se abrió paso entre Cielo y Preocupado.

Disculpa...-dijo al pasar, contra todo pronóstico.

No era una disculpa de verdad. Solo le servía para hacerse notar y que los estorbos se apartaran. Acudió al establo para refugiarse de la nieve. Estaba de mal humor por el modo en el que había despertado y aún por encima tenía hambre. Miró a su animal totémico pidiendo explicaciones.

Gran Grajo, a ver, qué pasa aquí... Estoy muriéndome de hambre. ¡Te parecerá bonito! La magia debería servir para llenar el estómago, sino no es magia de verdad. ¡Haz algo!

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Aún estaba apoyado en la pared mientras el leñador estaba hablando, cuando casi se resbaló de la sorpresa. Se incorporó mirando la pared como si se hubiera apartado de su agarre y luego devolvió su atención a aquel tipo.

— ¿Oro? ¿Había dicho oro? — No sabía si el pueblerino bromeaba al respecto, la verdad. Hacía años que no veía una moneda de oro, y si estaba poniendo ese precio a sus servicios o les estaba insultando, o aquellas gentes eran más ricas de lo que habían imaginado. A lo mejor se les podía cobrar en oro también.

Cabo Barril cavilaba esos asuntos cuando Piojillo se acercó interesándose por la armadura que acababa de meter dentro de la casa hacía unos momentos.

— Claro Piojillo, — comentó en voz algo apagada en orden de no interrumpir la conversación que se producía unos pasos más allá. — está en una mesa de la cocina, siéntete libre de echar un vistazo. —

Se sentó tentado a intervenir ante el asunto de los barracones y demás, pero el buen juicio le pudo. Antes de meterse en esos asunto, Capitán consultaría con Analista, y éste le comentaría la posibilidad de la otra zona donde se podían establecer. Dejaría que Capitán terminara de hablar con estos adinerados leñadores, y luego se iría a la reunión que había convocado con su Escuadra.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

El hombre mira con sorpresa al diabólico mestizo que ha salido a gritarle cosas incoherentes a un grajo, un ave de mal agüero.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Finalmente nadie hizo caso a Lombriz para variar.

—Vuelven a ignorarte, hasta tu propio jefe, aquel que dijo que todos erais importantes, el que dijo que quería haceros grandes, cambiaros el nombre y todas esas cosas, es un mentiroso, un vago y solo quiere poder—

-No- Musitó Lombriz en voz baja -O si, pero esto es importante, no puedo dejar pasar esta oportunidad-

Miró a su alrededor, saber de que hablar solo podía acarrear, cuanto menos, miradas suspicaces. Escuchó a los nuevos recién llegados, y cuando supo lo suficiente, corrió hasta donde estaba Piojillo hablando con el cabo Barril.

-Disculpe señor cabo ba...- Se quedó en el principio del nombre del cabo, 'Barrilete' de repente no le pareció una buena opción, y algo en lo más profundo de su ser se lo recordó  -Pues eso, señor cabo, perdone que le interrumpa su charla con el jefe Piojillo de los Campamenteros, pero tengo algo importante que decirle a él- 

Se quedó quieto como una estatua, como siempre que su cabeza se iba de viaje, pero esta vez el viaje fue algo más largo de lo normal, y cuando Lombriz volvió en si, lo hizo gritando.

-¡SALVAD AL CABO BARRIL! ¡HA CARGADO SOLO CONTRA ELLOS!- De repente se agitó, con el corazón a punto de salir de su pecho cuando recordó el suceso por el cual el cabo había salido solo del campamento, meses atrás, para cargar contra las fuerzas enemigas con la única misión de salvar a compañeros. Lombriz parecía que recién había estado delante de aquella escena, pero no, estaba en aquel pueblo, y volvió al presente, mirando avergonzado al cabo y a Piojillo.

-Disculpe, cabo, debe de haber sido la carne que he comido esta mañana, tenía mucha sal y parece que me ha resecado algo más que la boca y la garganta-

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Continuaba revoloteando por el lugar, tras su ofrecimiento para ir en la partida de caza poco más le quedaba por hacer. La ausencia de respuesta fue tomada como un silencio negativo, las tareas de preparación y adecentamiento de un campamento no eran propias para un jinete y su mal estado no le permitía entrenar o realizar cualquier otra actividad entretenida así que decidió invertir su tiempo en observar a los lugareños que iban llegando a la granja.

No intervino en ninguna de las conversaciones porque no era su lugar, sin embargo estuvo cerca para escucharlas. Cuando los dos últimos zanguangos hablaron de oro por una simple obra, la mandíbula del oscuro se desencajó. Él había sido, o quizás lo seguía siendo, el tesorero del pelotón de los Hostigadores y conocía de temas monetarios. Aquella desproporcionada cantidad de un metal tan escaso como el oro le parecía una estafa sin parangón, un insulto por parte de aquellos hediondos aldeanos a los que comenzaba a ver con un tono de piel más oscuro que al principio.

Pese a que tenía ganas no habló, apretó los labios en un gesto que ya iba siendo marca de la casa y buscó un lugar cómodo en el que sentarse a descansar, la fiebre y el hambre le estaban volviendo más irascible que de costumbre y un lisiado irascible era una combinación algo penosa.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

- "¡Gobaldet! ¡Debemos irnos ahora, aquí corremos peligro! Mira, estos mercenarios apenas tienen el menor control sobre sus demonios negros, en cualquier momento nos convertiremos en su almuerzo. ¡Mira cómo nos mira el calvo de la ballesta! Nos mira y se relame..." -

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Cuando Khadesa vuelve del pozo, frotándose las manos por la gelidez del agua, pero completamente despierta y vigorizada (pese al hambre que atenaza su estómago y del que no había sido consciente hasta ahora), se encuentra con otros dos rostros nuevos. Se acerca hasta el grupo en silencio y dedica una sonrisa a modo de saludo a ambos desconocidos. Escucha las referencias a un grupo al que denominan Druidas Sombríos y Corte Negra. Siente algo removerse en su interior, pero sigue escuchando atenta. En su mente sobrevuelan las palabras de su madre, entremezcladas con vívidos recuerdos de las pesadillas de la noche anterior. Triuvirato. Triplete. El número maldito.

Siente ganas de gritar y se muerde el labio para no hacerlo. Quizá el hambre también es culpable de su debilidad. No obstante, se arriesga a hacer un gesto a su hermano para que la permita intervenir en la conversación. Cuando le da permiso, se dirige al Capitán:

—Capitán, quizá estas amables gentes podrían indicarnos dónde conseguir ciertos enseres domésticos como ollas, cucharones... Los que teníamos se perdieron en el trayecto- mira entonces un momento hacia ambos, dudando un momento, pero prosigue-. Y si fuera posible, me gustaría saber si hay alguien experto en herbalismo o alquimia...

Tras escuchar la respuesta, se acerca hasta donde Reyezuelo dejó las raciones, para ver si aún queda alguna disponible.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Lombriz se aproxima más rápido de lo acostumbrado a un vagancias como él, y se dirige a Cabo Barril para hablar con Piojillo para luego soltar unos gritos que dejaron al cabo algo sorprendido. Si no entendió mal, esas voces se dieron cuando salió a la carrera contraviniendo las órdenes del anterior Analista/Capitán para salvar a sus Hermanos de ser quemados vivos. La exclamación de Barbacalva afirmando que temen ser comida de salvajes lo saca de su estupor y mientras Lombriz se disculpa balbuceando lo agarra del pescuezo con una manaza que prácticamente abarca todo su cuello, para introducirlo en la casa tras Piojillo de un empellón firme aunque suave.

— Adentro Lombriz, auxilia a tu Jefe de Escuadra. — Luego mira a Barbacalva y a Soplagaitas, levantando una mano con un gesto apaciguador.

— Tranquilos amigos, aquí no nos comemos a nadie. Todo está controlado. — Lanzó un gesto a Ballestero para que se alejara a dar una vuelta y dejara de mirar a los leñadores como él sabía hacerlo, acojonando.

Luego Khadesa intervino de manera sutil; puede que la visión de la hermosa mujer tranquilizara a los cada vez más alterados leñadores. Cabo Barril sospechaba que el asunto de los útiles para cocinar sería algo a tratar con el herrero, pero bien era cierto que algunos utensilios de madera serían bien recibidos en ese campo.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Las primeras horas de luz pasaban dentro de la relativa normalidad, quedaba mucho trabajo por hacer para que aquella granja se convirtiera en algo parecido a un campamento.  Los oficiales seguían reunidos con un ir y venir de diferentes aldeanos, Grito los observaba desde la lejanía, estudiando su aspecto e intentando acertar de quienes se trataba.

Cuando terminó de asearse él y sus heridas Grito acudió al lugar de reunión, aun quedaba un rato para la cita,  pero aprovecharía para entrenar un poco dentro de las posibilidades que sus heridas.

Los gritos de Lombriz sobresaltaron al soldado que oteó desde su posición lo que estaba sucediendo, le pareció escuchar que el cabo estaba en problemas pero aquella idea se diluyó rápidamente cuando vió a lo lejos que todo estaba tranquilo.  Grito tomo su lanza y comenzó algunos ejercicios de habilidad con ella, no podría entrenar duro pero al menos entrenaría su habilidad con su arma predilezta para que sus músculos no olvidaran el tacto con la preciada vara. 

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Nada, la petición con más súplica que orden, cosa inusitada en ella, no había dado resultado alguno. Nadie había dado un paso para que Derviche tuviera algo comestible que llevarse a la boca, y al estómago. Ni una ración salada y reseca siquiera, ni un resto frío de gachas, nada. Por un momento anheló el desayuno de ayer, el correoso trozo de escarabajo que había podido rapiñar al alba, y que en aquel momento le supo fatal. Pero ahora lucharía por él.

En fin... pensó mientras se frotaba aún su maltratada y vacía barriga. ...como no pueda comer algo pronto, mejor me ponen a hacer algo, o le clavo el diente a lo primero que vea que no sea de madera o de piedra. Y eso incluye a todo lo que tenga patas, ya sean cuatro o dos.

Precisamente los aldeanos estaban quejándose de eso, de las miradas glotonas de más de uno. Derviche sonrió entre dientes, dientes que notó afilados como nunca.

Para pasarse la sensación, y hasta que no llegara la hora de la reunión de Infantería que Barril había convocado, se dirigió fuera. No tenía apretones, con lo que había comido, o no comido, no era de extrañar. Pero sí ganas de aliviar su vejiga. Así que buscó un lugar discreto entre los árboles, y se dispuso a ello. No iba a cavar una letrina para un meado miserable y escaso, y al árbol en cuestión le alegraría el día. 

Tampoco podía lavarse, por lo que sabía del agua de la que disponían. Pero había visto a la Quinta salir de donde el pozo secándose las manos. Por lo menos, podía contar con eso.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Se suponía que había salido de la casa principal de la granja, allí donde había pasado la noche, pero resultó que no, que aún seguía allí cuando comenzó el ir y venir de enviados del pueblo que querían reunirse con Matagatos. De momento se habían presentado curtidores y leñadores, y de tal modo que los que llegaban tan solo se habían cruzado con los que se marchaban en la salida, una práctica que me preguntaba si se mantendría a medida que llegaran representantes del resto de gremios de aquel pueblo.

En cualquier caso, lo bueno de creer haberse marchado y no haberlo hecho realmente era que podía escuchar, en mi dinamismo estático, lo que allí se hablaba, algo que de otro modo hubiera sido del todo imposible. Lo malo era aquel ir y venir incesante de gente que perturbaba a las ignorantes y estúpidas gentes de un pueblo cuyos conocimientos se limitaban a las cuatro piedras que formaban parte de sus casas y a las que, aún así, miraban con recelo por temor a que en cualquier momento les terminaran sepultando.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

No le habían respondido, al menos no a todo. Ya sabía, más o menos, las normas para la madera... Pero la pregunta sobre la caza había quedado perdida en la nada. Aunque, como en todo, las cosas siempre podían ir a peor. 

"¿¡Oro!?" pensó escandalizado, dando gracias de no estar bebiendo en aquel momento, pues sin duda habría regado a sus interlocutores. Le costó mucho, muchísimo, variar su gesto lo mínimo posible para no hacer saltar aún más alarmas. Aunque ya estaba claro que no eran de allí, no necesitaba dar más pistas aún. 

-Eh... Bueno... Veremos qué podemos hacer, pero aún no me han dicho nada sobre la caza, esos druidas tendrán algo que decir al respecto, ¿no?-preguntó. Aunque claro, aún habrían más problemas a los que plantar cara. El primero en la forma de Rastrojo, y después un Lombriz que de pronto empezó a chillar, sin venir a cuento. 

-No hagan caso-dijo, con cara de circunstancias, alzando las manos para tranquilizar a ambos hombres, y bajando un poco la voz para hablar con más confianza-el del grajo es un chamán, un... Hombre sagrado, podríamos decir, para los hombres de piel oscura. A veces son algo peculiares. El otro simplemente se ha llevado más golpes en la cabeza de los que son saludables-añadió. Tampoco había necesidad de incidir en qué clase de golpes habían sido, pues solo faltaba que supieran que tenían entre ellos víctimas de hechicerías para que les echaran de allí a patadas. Y seguramente con razón. La interrupción de Khadesa, aún siendo eso mismo, al menos daba la oportunidad de redirigir aquel asunto y quizás normalizar la situación.

-Esta es mi hermana, Khadesa-replicó tras asentir a la pitonisa, optando por hacer las necesarias presentaciones-y si pueden responder también sus dudas, estaríamos muy agradecidos. 

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Guepardo torció una sonrisa torva ante las palabras de Barril. Ya era el segundo que comentaba lo apetitoso que resultaba el jaguar. Quizás lo fuese.

- Sí, menos mal. Suerte en buscar otros sustancieros. Este gato no está para la labor - comentó al cabo de infantería antes de que se marchara. Entonces observó a la pequeña Plumilla desperezarse y levantarse, acercándose a él. Probablemente habría pasado parte de la noche cuidándolo. Le dedicó una sonrisa de gratitud y respondió a su pregunta sobre su estado.

- Como un jaguar linchado y apaleado. Débil y dolorido... - replicó débilmente con humor recordando retazos de su sueño. Retazos de su pasado -. Y agradecido - añadió mirando directamente a la mujer -. Pero ahora veo luz y atrás queda la oscuridad. Por tanto estoy mejor.

Sonrió divertido ante los comentarios sanitarios que le hizo la sanadora. Le eran tan familiares que podría parafrasearlos y repetirlos a la par que la joven k'hlata. ¿Cuantas veces en el pasado Plumilla le había dicho palabras similares mientras inspeccionaba sus heridas? Muchas. Durante la campaña de Chon'Delor el jaguar tuvo que ser atendido por esa joven en múltiples ocasiones.

- Procuraré recordarlo - asintió con media sonrisa a las indicaciones que le deban, dejando que explorara el vendaje. La venda estaba bien aplicada y presionaba su herida en su torso. Con sus conocimientos en curación el jaguar lo sabía y su cuerpo lo sentía. Una nueva cicatriz para su colección.

Finalmente observó cómo Plumilla observaba boquiabierta la caída de los "copos" y escuchó las conversaciones de diversos compañeros cercanos y en especial del Capitán, hablando con "otros oscuros" del pueblo que parecían necesitar y requerían la ayuda de hombres armados.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Parecía que todavía quedaba un rato hasta que recibiesen las instrucciones para las cuales habían sido convocados, y el frío de la mañana se hacía sentir si, especialmente, te quedabas quieto... En un momento dado, Rastrojo pasó entre ellos, envuelto en una manta.... tenía pinta de que acababa de despertarse, aunque quizá, pensó Cielo, estuviese equivocado. El caso es que seguía con la mirada fija en el lugar en que el Capitán y el Cabo estaban con los leñadores, preguntándose... ¿de qué estarán hablando?... Vale que era algo fuera de sus competencias, pero ser curioso, no hacía mal a nadie, y estos aldeanos, eran gente extraña.

Al ver como Grito empezaba a entrenar..., no le pareció mala idea; por lo menos, el movimiento haría que entrase en calor, y no terminar como un tronco congelado. De modo que le imitó, y primero lentamente, y después a mayor ritmo, se puso a hacer ejercicios con su lanza, para mantener el cuerpo a punto por si fuese necesario.

... Y tal vez, tal actitud marcial, fuese positiva si los aldeanos les veían. Que se notase que eran fuertes, poderosos... Había que tener en cuenta que mantener el respeto en los demás, es una tarea que requiere continuidad..., no bajar la guardia en los gestos y exhibiciones de poder, aunque sean algo tan cotidiano como unos ejercicios.

No pretendía parecer intimidatorio... -pero sí, era consciente de que esto podría parecerlo. Demonios, ¡eran guerreros!-.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Gobaldet sujeta de la pechera un momento a su compañero Giraud, evidentemente con la intención de que se esté quieto y callado, aunque es obvio que a estas alturas él mismo esté muy nervioso, con tantos demonios negros haciendo y diciendo locuras, y cada una peor que la anterior.

- "Sobre la caza, los Druidas atacan a los cazadores que cazan demasiadas presas. A veces es difícil dilucidar cuántas son demasiadas. Supongo que lo mejor es mantenerse en la periferia del bosque, intentando darle siempre tanto como el bosque te da a ti, y manteniendo siempre una actitud del máximo respeto, pues uno nunca sabe cuando los Druidas, o las hadas, le pueden estar mirando a escondidas...

¿Un hombre sagrado?" - Mira incrédulo a Rastrojo y su Grajo: - "¿Es un clérigo de Zon-Kuthon?" - Parece sorprendido y él y su compañero miran a Rastrojo con la boca abierta, como tratando de decidir si deben de arrodillarse ante él o empezar a recoger piedras para lapidarlo antes de conducirlo a la hoguera por hereje.

El leñador veterano trata de recomponerse, obviamente confundido, atosigado por demasiadas cosas demasiado difíciles de digerir, y entonces su mirada se centra en Khadesa, quien tiene un cierto aspecto brujeril nada reconfortante.

- "Err... cucharones... Sí, tenemos un Herrero, y sus precios son más que razonables.

Alquimia, no, eso es cosa de brujas. Pero la esposa del Alcalde es sanadora y sabe de hierbas." -

El hombre aparta la mirada con nerviosismo de la bruja extranjera esta y vuelve a mirar al Capitán.

- "Bueno, ya hemos ofrecido nuestros servicios, tal y como nos ordenó el Alcalde. Ahora será mejor que nos vayamos, queda mucho día por delante y mucho trabajo por hacer. Que pasen un buen día." -

Gobaldet agarra a Giraud, que entre tanto se ha quedado mirando embobado a Khadesa, quien todavía está mojada de haberse lavado junto al pozo que hay en el campo en barbecho del norte del pueblo, y se lo lleva de allí casi a rastras.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

-Agghhfjrj- Masculló ahogándose Lombriz, cuando la manaza de Barril lo zarandeó del cuello como si fuera un simple saco de yuca. 

Una vez con Piojillo, y tras recuperar el aliento, le comentó lo que había venido a decirle.

-Jefe Piojillo, esos dos hombres que acaban de venir saben trabajar la madera, ¿Se acuerda de lo que pregunté en la reunión? Podrían enseñarme cosas útiles, mientras me recupero puedo ir aprendiendo de ellos, y cuando esté listo, también podría compaginar tareas del servicio con otras, pero necesitaría permiso del capitán, y eso solo puedes hablarlo tú, como jefe de escuadra-

Se le veía entusiasmado, mientras esperaba la respuesta de Piojillo.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA TEMPRANO.  - CAEN LIGEROS COPOS DE NIEVE.

Matador se estaba terminando de preparar para salir con la partida de caza y dedicarse a la leña, pero entonces empezó a llegar una continua sucesión de visitas de parte del pueblo.

Lo que más centra su atención es lo referente a los druidas que dominan el bosque en su mayoría y se dedican a proteger arboles y animales de una tala o caza excesiva.

Toma nota de todo lo que dicen en especial en lo referente a la tala.

Parece que la mejor idea es coger ramas sueltas, arboles secos o muertos o talar en zonas de mucha densidad de arboles y a ser posible replantar. Tampoco vendría mal que la actividad fuese en la periferia del bosque.

No sabiendo si tiene que ir a la reunión de Infantería o si tiene que ponerse a disposición de la partida de caza, espera acontecimientos.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA.  - NIEVE LIGERA.

TERCER DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISIETE DEL MES.

POR LA MAÑANA.  - NIEVE LIGERA.

Tarado se había quedado casi solo en los sótanos del edificio. Se había pasado varios minutos mirando el fuego y atizando para mantenerlo vivo. Cuando su estómago rugió el hombre salió de su estupor, debía comer algo. Subió las escaleras en busca de la cena de ayer. Estarían frías pero seguro que servían para rellenar el estómago. Recopiló un buen cazo y bajó para calentarlas al fuego. No quería comer algo frío cuando fuera nevaba y en su cuerpo el calor era un lujo. Tras un buen desayuno buscó un odre que tuviera agua limpia, por desgracia no había agua en el campamento. Ahora sí su cuerpo volvía a estar perfecto, salvo el descanso que no había logrado por culpa de los espíritus y la falta de agua para pasar la comida. 

Saliendo del sótano al exterior, Tarado llevó una pala y se dirigió a la zona de las letrinas. Allí había varios compañeros cavando y usando distintos pozos. Se unió a ellos, cavó un primer hoyo y lo rellenó. Tuvo que taparlo pronto pues el olor se expandía rápidamente por la explanada. Para terminar dejó hechos varios de ellos extra para algún compañero que no tuviera tiempo para trabajarlos. 

Al final buscó a su jefe - Piojillo Señor, a qué tarea me debo unir para ser útil, ya he dejado hechos varias letrinas pero si me necesitáis lo haré. También podría ir a recoger leña si fuera necesario o acercarme al pozo a por agua limpia.