Partida Rol por web

El breve diálogo había finalizado. El poblado de los Castores, el miedo a ser descubiertos y la amenaza cierta de morir quedaban atrás. Frente a ellos, Matagatos. Al Hiena no le pasó desparecibido su vendaje, ni su ofrenda. Una ofrenda de agua. Quizás al hombe pálido se le escapara el sentido de tal gesto, pero entre los pueblos de la sabana, el agua era vida.

-Gracias -dijo escuetamente tomando el odre y dándole un trago breve y simbólico, lo justo para quitarse el polvo de la boca-. Ten -dijo ofreciéndole su propio pellejo, casi agotado-. Bebe. El agua es vida. Vida para ambos -señaló ceremonialmente, al tiempo que se sentaba en un roca vecina a la ocupada por el ranger-. Estás herido -comentó. No había una petición de explicación alguna. Era más un ocioso comentario en voz alta ante lo evidente-. Confío en que puedas empuñar tu arma. Será necesaria -su mirada viró un tanto. En la lejanía era visible una leve nube de polvo, similar a la que levantaría una manada de ñus en su migración en busca de agua y pastos. Pero el Hiena sabía que ni era la época ni había ñus por aquella zona-. Algo se aproxima -se puso en pie y con la mano en visera y forzando la vista, escrutó el horizonte-. Es nuestro grupo -concluyó-. Ya están aquí.

Volvió a sentarse.

-Las palabras del brujo son tan torpes como él. Como un alacrán sin patas. Aunque no ha perdido su veneno. Los Castores viven malos tiempos. El trabajo de los hombres deben hacerlo los niños. Pero esperemos a los que están por venir. Las palabras son como el agua. Derrarmarla es desperdiciarla.

Como siempre las palabras de Serpiente me dejan con más preguntas que respuestas, pero tampoco le iba a insistir. Ciertamente era mejor que se lo contaran todo directamente a Lengua Negra, al fin y al cabo él era quien mandaba. Parecía cansado, pocas veces lo había visto así, debían llevar andando mucho tiempo.
Cuando Campaña me pone su gran mano sobre el hombro, afortunadamente sobre el que tengo sano, le sonrío y con mi mano le doy dos palmadas a la suya en señal de saludo. R'Gaa y Ponzoña también se interesan por mis heridas.

-No es nada, mañana estaré perfectamente. Las heridas habían casi cicatrizado gracias a los vendajes y la limpieza, hoy tan solo me habían molestado en algún momento y mañana seguramente solo quedara la marca, quizá con el tiempo ni eso. En cuanto a los detalles, prefería no hablar de eso. Aunque sabía que se enterarían pronto de todo.

Por su conversación y sus palabras comprendo lo que ha querido decirme Serpiente. El poblado de Tres Castores debe estar solamente defendido por niños. No me sorprende. Todos lo que no fueran muy viejos o muy jóvenes estarían con la tropa principal dispuestos a combatir a nuestras fuerzas. Tan solo habrían dejado atrás a los viejos, las mujeres (y probablemente no todas, las que pudieran luchar quizá se habrían marchado también al frente) y los niños. No era la expectativa más agradable para realizar un ataque, pero en la guerra no había piedad.
Muchas veces durante nuestra infancia habíamos tenido que separarnos de nuestros familiares combatientes cuando se acercaba un combate importante. Nos refugiábamos entre los aliados de la Compañía. Y todos sabíamos que si los nuestros no ganaban nuestros futuros serían desoladores. Moriríamos muertos o perseguidos por el enemigo en el peor de los casos, o nuestros aliados, se desharían de nosotros en cuanto tuvieran noticias de la derrota.

-Me alegro. Respondo a R'Gaa cuando me dice que ha recuperado su memoria, al menos en parte. No estaba del todo seguro como podía afectar a su rendimiento esa pérdida de memoria, pero ante la batalla que se avecinaba era mejor que estuviera en plenas facultades.

Ante el ofrecimiento de Ponzoña tomo el odre y doy un pequeño trago de agua, no para saciar la sed sino como muestra de respeto hacia esa pequeña ceremonia que está haciendo.

Tiene mucha razón, el agua es vida, sobre todo cuando escasea.

Cuando avista a nuestros compañeros giro la vista hacia allí. Y cabeceo afirmativamente. El grupo volvería a estar junto de nuevo, aunque algunas cosas habían cambiado. Espero sentado junto al resto, desde donde estamos somos bastante visibles y nos reconocerán.

TRANSCURREN SEIS DIAS DE VIAJE.

Escarabajo intenta aprovechar su tiempo entre parada y parada para conocer a sus compañeros (y asegurarse el liderazgo sobre ellos a base de intimidarlos) y para preguntar a las pitonisas sobre como va la curación de su pierna... y hacer los ejercicios que estas le indiquen para recuperar la movilidad de la misma

Cada noche, Zina, la Segunda Pitonisa, inspecciona la pierna de Escarabajo junto al fuego de campamento del Pelotón de Campamenteros.

Esta noche también lo hace.

- "Tu pierna está mejor, guerrero, pero creo que la estás forzando en exceso últimamente. Deberías de dejar a tus hombres en paz en sus guardias. No van a vigilar mucho mejor porque les estés controlando a todas horas.

Debes mentalizarte de que esta es una fractura muy complicada. Ya es un milagro que puedas andar tan pronto, pero es seguro que siempre tendrás una pronunciada cojera. Seguramente siempre andarás renqueando y no podrás correr, no sin un enorme dolor." -

Las palabras de Zina golpean a Escarabajo con una fuerza inusitada. Tanto es así que se queda mirando a Zina, con la boca abierta, como si no pudiera siquiera imaginarse algo así

- Un tullido - murmura estupefacto- Ese desgraciado inútil mental me ha convertido en un tullido - dice para luego girarse y quedarse mirando al fuego

- "Sí, pero hay muchos grados de tullido. Me estoy esforzando mucho para que puedas andar, o incluso luchar, con esa pierna. Tú también debes poner de tu parte.

Delega en alguien para que vigile a tus hombres, si es que lo consideras tan necesario. Dudo de todos modos que los Caimanes nos ataquen, y no necesito de mis poderes de Pitonisa para hacer esta predicción. Están encantados de que nos marchemos de sus tierras." -

Escarabajo había crecido entre rituales y magia. Como miembro de la familia gobernante conocía el poder de las leyendas y como los espíritus invaden con gloria o pesadumbre el alma de los hombres. No quería insultar ni molestar a una de las emisarias de esos poderes entre la compañía negra, a la sazón, su única familia, la única tribu que le había aceptado.

Sin embargo no pudo evitar cerrar los ojos con frustración. No quería poner de su parte. Quería que el dolor desapareciera. Quería caminar. Quería correr. Quería matar a Campaña.

Todos esos sentimientos aparecieron en su rostro quebrado por el odio y la rabia. Notó que iba a chillar a la pitonisa y metió la mano bruscamente en la bolsa llena de cristales. La sensación de dolor, la humedad de la sangre impregnando las rocas de cristal, le sirvió para relajarse.

- Creí que estaba ejercitando la pierna, y que eso era bueno. ¿Qué debo hacer para que la curación vaya bien? - djio hablando con lentitud y con evidente esfuerzo para no caer en un estallido de rabia.

Sí. Pocas cosas pueden ser tan aterradoras para un guerrero como ser un tullido

- "Está bien que andes un poco cada día, pero siempre con muleta, y con cuidado. Si notas que duele mucho tienes que parar. Ya sé que en tu tribu te entrenaron para soportar el dolor, pero esto es diferente. Este es un dolor malo. Significa que estás forzando la pierna y que curará mal. Si no te curas bien, tu cojera será más pronunciada y el dolor más intenso a lo largo de toda tu vida." -

Escarabajo asiente a las palabras de Zina

- Así lo haré, pitonisa - dice con tono frustrado- ¿Alguna otra cosa que debo saber ahora que un idiota me ha convertido en cojo?

- "Eres un guerrero fuerte, como demuestra el hecho de que puedas andar con el poco tiempo que ha pasado desde la fractura. Pero el cuerpo humano tiene sus límites. Es una fractura mala, y mis artes de sanación no son perfectas.

Cuidate, y si sientes dolores en la pierna, descansa. Si el dolor es muy intenso, entonces tienes que mandar que vengan a buscarme." -

Escarabajo guarda silencio unos instantes, antes de asentir con un breve cabeceo

- Gracias - dice con mayor sequedad de la que le gustaría ser capaz de decir. Pero lo que quiere no es decir gracias. Es romper algo

- "Señor, parece que los Caimanes Negros no nos siguen. Estamos todos de acuerdo en que es así.

Probablemente tendremos un trayecto seguro hasta Tres Castores." -

- "Diría que los Caimanes están contentos con perdernos de vista. Si nos vamos y no regresamos, mejor para ellos." -

- "Y pensar que en mis tiempos los Caimanes eran la burla de todas las tribus de la Sabana..." -

- "No nos sigue nadie..." -

Asesina lame el filo de su cuchillo y sonríe. Dice:

- "Escarabajito, si quieres puedo quedarme atrás y matar a cualquiera que venga tras nosotros." -

Mongowa se estremece ante la frialdad en la voz de Asesina.

- "Nadie vendrá, es perder el tiempo." -

Escarabajo escuchó sin inmutarse a cada uno de los miembros de la quinta escuadra. Luego miró a Misteriosa y a Buscasol

- ¿Vosotras no vais a decir nada? - dice con tono sorprendido- A lo mejor es que hay un jodido debate y no me he enterado - tras estas palabras escupe al suelo y resopla - Lo explicaré. Me han dado una orden. Nos han dado una orden. Que hasta ahora no nos hayan atacado no significa que debamos relajarnos. Porque un día eso os matará. Leon Anciano, Vieja Gloria, ¿no es asi?, ¿no es mas rapido en matar a un soldado el ser sorprendido que una flecha? Se supone que ambos sois astutos. Demostradlo. En cuanto al resto... seguiremos vigilando, atentos, y con la forma y disposición que os indiqué. Asesina... no te preocupes... te prometo que cuando tengamos enemigos que vengan a nosotros, podrás usar ese cuchillo para abrir en canal a algún gilipollas que se olvide que somos la compañía negra. Y ahora seguid con la vigilancia - parece que se va a marchar pero en el último momento recuerda algo y se gira, va pasando la mirada por todos los guerreros, y finalmente se queda mirando a Mogimba y se acerca hasta que su piel casi toca la de ella- Mogimba, ¿te escuché decir que cumplir una orden mía es perder el tiempo? - habla en tono grave, muy lentamente, deletreando casi cada palabra