Partida Rol por web

Me guardo el pedernal y la cuerda mientras alzo la moneda Espera un momento digo pulsando dicha moneda y señalando por toda la habitación

Mientras Vincent está marchandose hacia la puerta por la que estaba Villtur, Lobatov presiona el botón de la moneda y desaparece en el acto, cuando Vincent mira donde estaba su compañero, ve que ya no está, en su lugar está la moneda que poco antes tenía en la mano

como ambas puertas pueden llevarnos a la gloria o a la muerte, tanto da cual atrevesemos - dice el hombre antes de dirigirse hacia la puerta del oeste. Con cierto cuidado abre la puerta y se retira un paso hacia atrás, si no hay peligro, tras unos segundos se asoma y trata de ver hacia donde da la puerta

Con una sonrisa, sorprendido pero no del todo trastocado, no perdió más el tiempo y recogió la moneda. O más bien, la salida. Con eso en su poder, tenía asegurado el pase.

Os dirigís a la puerta del este, Lidar intenta abrirla, pero está cerrada, por más que lo intenta la puerta no cede

- Hmmmm... ¡Qué desastre! ¿Cómo vamos a salir de aquí? -comentó el gnomo con expresión preocupada.

Sus pies descalzos le llevaron a la otra puerta, probando a abrirla nada más alcanzarla.

- Vamos, vamos, ábrete- farfullo a medio camino de ser una súplica a la propia puerta.

Fonkin intenta abrir la otra puerta, pero al igual que la anterior, está cerrada

probemos algo extraño z digo mientras me dirijo hacia el autómata, que nada había hecho en el combate anterior - Por favor ¿podrías abrirnos la puerta? - dicho esto, me separo un poco señalando una de ellas y espero unos segundos

Ni el simio ni el autómata parece hacer caso a Lidar

Bueno, pues miraremos más cosas - tomo las dos redomas y vierto una gota de ellas en las puertas, a ver si alguna es un ácido.

Miras la moneda, ves que hay una inscripción en la que pone "Exit", ves que hay un pequeño botón, seguramente el que pulsó Lobatov para desaparecer de allí

- Sí, claro, toma - le dice Fonkin- ¿Crees que la flecha encajará en la ballesta de asedio?

Con esto se puso en marcha probó a armarla.

Así que ésta es la solución. Lobatov había desaparecido de golpe, directo a la salida, con solo pulsar aquél pequeño botón. La moneda era el precio para escapar, un intercambio que le sacaría de allí a cambio de nada. No era mal pago. La pregunta es si habría más o todos tendrían que luchar por esa moneda. De ser así, tenía la ventaja de tenerla, e iba a aprovecharla, especialmente ahora que su compañero se había ido.

Con ella en la mano —para otro sería un impedimento para luchar, pero no para él—, se acercó hasta la habitación del sarcófago, sin llegar a cruzar, y llamó a los esqueletos con un fuerte silbido, poniéndose justo tras la pared para evitar una carga de éstos, pero dejándose ver lo suficiente para que fueran a por él.

Silbas y los esqueletos van hacia ti, cruzan la puerta y ambos caen en la trampa del foso que ha abierto Lobatov, ambos esqueletos se destruyen al caer al fondo del pozo

Lidar echa una gota de ambos viales a la puerta, pero ninguna parece reaccionar ante el líquido. Mientras tanto Fonkin intenta armar la ballesta con la flecha, pero es evidente que no casan, la ballesta necesita un virote mucho más grande.

Un paracaidas cae del techo con un paquete alargado, hay una nota que pone "Para Fonkin, de tu patrocinador"

- ¡Uy! ¡Qué alegrón! ¿Crees que habrá un virote dentro, Lidar? -correteó Fonkin hasta el paquete y lo abrió con entusiasmo- Qué no daría por una mochila ¿Verdad?

Se giró a su compañero y le instó con un gesto de mano.

- Si tienes buen patrocinador no dudes en mostrarte agradecido- miró entonces hacia los cielos- ¡Gracias, patrocinador, que la Dama Roja no os lleve nunca y que Mammon os colme de riquezas!

Rió, más por el hecho que porque la situación fuera favorable. Los esqueletos habrían sido decentes guardianes, o un impedimento al menos, para quien entrara en la habitación. Ahora ya no eran más que dos sacos de huesos sin utilidad ninguna. Una lástima. Podría haber esperado a que quien estuviera golpeando la puerta lograra atravesarla, pero era perder demasiado tiempo, y no estaba dispuesto.

En su lugar, se acercó hasta el foso y sonrió. Extendió el brazo, con la moneda en la mano, hasta dejarla sobre el hueco abierto, y pulsó el botón. Si su intuición no le fallaba, él desaparecería y la moneda caería en el lugar, en este caso al fondo de estacas. Cualquier que se asomara podría recogerla con un poco de cuidado, pero con suerte se llevaría algún pinchazo por el camino; en el mejor de los casos, ni siquiera se les ocurriría mirar allí.

Fonkin abre la caja que tiene delante para encontrar que en su interior hay una pala y un cuchillo arrojadizo

    Villtur regresó hacía la estatua, parecía que la puerta no iba a ceder por su peso, de modo que buscó en la figura del vampiro y el cáliz alguna ranura que pudiese delatar alguna clase de pulsador o parte articulable de la figura que pudiera activar el mecanismo de apertura, incluso llegó a usar sus afilados dientes para hacer una pequeña herida en alguna de las yemas de sus dedos para dejar caer algunas gotas de sangre que en interior de la copa, quién sabía, lo mismo la apertura era mágica.

    De no encontrar nada de lo anterior ni respuesta a su hecho, simplemente regresaría sobre sus pasos para abrir el paquete que había caído del cielo antes de regresar a la sala donde había visto por última vez a Lobatov y Vincent.