Partida Rol por web

El desgraciado era rápido, pero aunque fuera por desgaste tenía que acabar cayendo. 

Apreté los dientes y avancé hacia delante precipitándome contra el escudo, apoyé un pie en éste como si fuera la espalda de Kalth cuando me lanzaba al aire e intenté saltar por encima de su guardia y atacarle.

Mierda, no había conseguido acumular prenderle aquella capa mas que un poco. Aumentando la velocidad cuando Rei le salto en el escudo, e intentando aprovechar ese momento, ataque por debajo de la defensa intentando darle de forma ascendente en el estomago o el corazón, lo que antes consiguiera dar sin tener que romperme el brazo.

Melfis, tras hacer de trampolín para Rei, se lanzó a una velocidad vertiginosa hacia el soldado, el cual bloqueó el ataque con el escudo. Ese momento fue aprovechado por Trece en su nueva forma lanza un espadazo hacia el costado del arma del soldado, que acababa de protegerse del ataque de Melfis y atraviesa las defensas hundiendo la hoja en el costado derecho.

Casi al instante Rei le atacaba por la espalda según caía de esta, con las coletas al viento y el minivestido ondeando mientras caía y se movía como si flotara en el aire. El soldado se desplazó un poco al recibir el impacto de Trece, lo que hizo que tuviera la suerte de que el impacto de Rei solo fuera un arañazo en el cuello.

De pronto Kalth apareció como una estela y, por un momento parecía que había otros 4 Kalth-Iagos, todos soltándo golpes a diestro y siniestro al soldado. Dos de ellos fallaron, pero los otros tres impactos dieron de forma agresiva en el contrincante. Uno de ellos le lanzó una patada a la rodilla, haciendo que la pierna se retorciera de forma imposible por varias partes, otro de ellos le había enganchado del cuello desde la espalda y le tiraba hacia atrás con una rodilla en las lumbares, cuando un tercero hizo un saltó y, como si se tratara de un hacha, bajó la pierna que le impactó de lleno en la cara, provocando que el cuello se rompiera y cayera la cabeza hacia atrás mientras que, por el mismo impacto, la espalda se rompía.

Tras esto todos los Kalth volvieron a ser uno y el soldado quedó hecho un guiñapo en el suelo.

Sonreí satisfecha con el resultado y sacudí la cabeza balanceando la cabellera a la espalda.
-buen trampolín-felicité a Melfis con media sonrisa y abracé a Kalth frotando la nariz en su mejilla,orgullosa de él.
Ya podíamos seguir adelante.
-vuelve a lucirte y no habrá forma que te salve de la que te va a caer,asique deja de comportarte como un capullo- empujé ligeramente a Trece para dejar clara mi posición por no decirle nada más hiriente que niñato pero como me calentara iba a decir más de lo que nadie debería oír. Con una de las manos dije algo a Kalth,con gestos bruscos por el enfado hacia Trece que iba aumentando cuantas más vueltas le daba. Podría haber conseguido que les mataran y todo por no terminar con rapidez con el trabajo.
-Eh...y la otra?-me fallaban las cuentas. Donde se había metido la ratita separatista y borde de narices?

Molesto, escupí discordia.

- Llevo luciéndome todo el día- respondí con orgullo herido, altivo-. Permíteme protagonizar un flaqueo. He visto varios conforme el reloj avanzaba.

Avancé en la dirección por la que se había ido la morena, Lilith, dispuesto a dar con ella y averiguar cuál había sido su destino. No miré a Rei, ni a nadie. Me sentía ofendido, y no hubiese aportado nada constructivo. Tampoco es que precisamente esa palabra definiese mis habilidades.

Pero creía tener razón. Había matado y protegido más que nadie, total, para encontrarme con tal desfalco verbal, como si el trabajo sólo pudiese ir en una dirección. Entendía que no todos los soldados compartían la misma ideología, pero esperaba algo más de camaradería en la batalla. En ello se basaba la diferencia entre cien soldados y un pelotón.

Cuando todo acabó, el silencio se hizo casi agobiante. Esa capacidad de aislar a la gente que tenía ese bosque podía llegar a ser bastante desconcertante y, en algunos casos, angustiosa.

Ya no quedaban enemigos salvo el que había huído, ya no quedaba nada que hacer allí salvo seguir el rastro del fugitivo; pero como dijo Rei... ¿dónde estaba la morena?

No tenía ni idea de dónde se habría metido la morena separatista, y si no quería decirle un par de verdades a Trece (entre ellas las de ser un monstruo prepotente),más me valía distraerme con algo, y el buscar por los alrededores alguna pista que me dijera el camino que Lilith había seguido me parecía una idea igual de buena que cualquier otra.

No la iba a encontrar, pero busqué. Era una compañera, así que había que hacerlo. No era uno de mis puntos fuertes, pero era preciso que intentarlo. Era lo que todo soldado en armas debe hacer por su compañero. Aunque lo supiese en balde. Recé para que algún otro se le diese mejor la materia. Y si tuviese que apostar por el apropiado, sería Melfis.

Podía notar la tensión y, en parte, me culpaba por ello. Después todo el desliz de Smiley había sido porque me atacaron. Miré mi mano manchada con mi propia sangre. La mayoría teníamos heridas y debíamos curarnos antes de seguir. También calmarnos. Con mi mano limpia acaricié un poco el pelo de Smiley de forma cariñosa. 

- Shhh, esta bien. Deja que te cure - luego miré a la otra chica - No deberíamos pelear entre nosotros. Si... si esperáis un momento, os curaré y luego... luego intentaré contactar con Lilith. Aunque nunca le caí bien - añadí con una sonrisa amarga - Supongo que los probetas no gustamos mucho. 

Seguí acariciando a Smiley para calmarle. Luego me concentré en acumular la energía suficiente para curarle. Primero él, luego los otros y finalmente a mi misma. 

Podéis ver un pequeño sendero de hierba aplastada en una dirección, y no parece ser provocada por la batalla o por los soldados que os envolvieron. Las heridas de Trece eran bastante graves, y el sendero solo parecía avanzar unos metros, no parecía que se viera ningún tipo de huella.

- No encuentro nada- confesé, mirando a los demás, que no parecían estar mucho mejor-. Y no creo ser el único. Voto por seguir nuestro camino. Teníamos una misión. Si la chica ha decidido separarse del grupo y nadie tiene medios para localizarla, debería apañárselas sola.

Pero no me moví. Esperé a ver cómo reaccionaba el resto del grupo ante una política tan radical. Era lo mejor para que todo saliese bien. Acabado el combate, que no era sino un incidente aislado, debíamos seguir en nuestra línea, acatando la resolución de nuestra misión. Lilith no formaba parte de la misión. No como finalidad, sino como integrante del grupo. Y lo primero que te enseñan es que somos prescindibles. Duro, pero cierto. Como peón, no podía ignorar mis órdenes, pese a que ello fuese en detrimento de la humanidad.

Si hubiese sido Alice, por supuesto, otro gallo hubiese cantado, pero no era el caso. Estreché la mano de la chica, agradecido con o sin sanaciones, y la miré, esperando que al menos ella sí me entendiese. No me gustaba estar parado, y me sentía mal por tomar aquella decisión, pero no podía evitarlo. Estaba en mi ADN. La presión de hacer bien tu trabajo a toda costa.

Me encogí de hombros con indiferencia, la lógica me decía que si la chica morena había pasado bastante de todos nosotros hasta el momento para hacer el trabajo seguramente había seguido la dirección que habíamos tomado en busca de nuestro objetivo.

Podría haber contestado algo hiriente sobre la capacidad analítica de Trece, pero no estaba muy católica como para continuar el enfrentamiento dialéctico de medidor de penes sobre la moral. Era un hecho el que Trece había conseguido sobrevivir a su presa gracias a que los que habíamos hecho nuestro trabajo sin ponernos a jugar habíamos vuelto a por él y a por Alice que reaccionaba tarde. 

Arrugué la nariz y le hice un gesto a Kalth y a Melfis para continuar hacia delante, conservando la integridad del grupo al menos en apariencia. No me preocupaban mis heridas asíque decliné la oferta de Alice con una sacudida suave de cabeza, cuanto más tardáramos más posibilidades teníamos de perder el objetivo.

Me había sentado en el suelo mientras todos especulaban y buscaban a Lilith, la recordaba por haberla pillado varias veces en la zona de entrenamiento y que la cosa acabara con ambos heridos y en la enfermería. Era resistente al menos contra mi, si había decidido separarse la norma dictaba que la misión es lo primero.

Al ver el gesto de Rei, me incorpore ayudándome de la lanza para levantarme y hice crujir mi cuello, agarrando el escudo y colocando la lanza a mi espalda.

- La misión es lo primero, debemos continuar y encontrar a la chica pelirroja y acabar con esos cuervos, bastante nos hemos retrasado ya-

Alice termina por lanzar una curación sobre Trece y el grupo está dispuesto a seguir el camino... pero la pregunta era, ¿hacia donde?

Melfis tuvo la intuición de que era en una dirección, parecía que había un pequeño rastro en esa dirección; pero ¿de qué o de quién? Podría ser tanto de Lilith como del soldado o "La Puerta" como la llamaron los soldados.

Avancé manteniéndome al margen del camino, apoyando solo la mitad delantera de los pies y procurando que éstos no estuvieran más tiempo del que se tarda en colocar el otro delante en el suelo. La postura era agazapada, con el brazo estirado alejando la lanza de Gert de mi cuerpo para aprovechar la inercia del movimiento en respuesta a un ataque que pudiera darse.

No conseguía distinguir ninguna señal que indicara que Lilith había pasado por ahí, pero si los desgraciados que ahora regaban el suelo con su sangre habían venido de esa dirección por algo sería.

Mire las huellas del suelo y me incline para poder rastrear o al menos intentar saber que o quien las había dejado, luego intente seguir el rastro de aquellas huellas, pero parecía que no era lo mió, no conseguía distinguir el rastro de otras huellas del suelo, ni siquiera de las de la batalla, así que seguí a Rei que era la que avanzaba en cabeza en aquel momento, quizás ella si sabía a donde íbamos.

Concentración. Era todo lo preciso. Si nos habían emboscado, tan sólo debía volver sobre los pasos y buscar a la senda que ellos habían tomado. No podía ser tan difícil. La gente dejaba una huella, y si perseguían, borrarla era mucho más difícil que huyendo. Y ellos no volaban, como yo en circunstancias normales. Tenía narices que mi mayor don no funcionase en aquel bosque.

Sea como fuere, rastros aparte, había otra forma, cuanto más interesante, y más simple, de hacer todo aquello. Como los animales de allí abajo. No los falsos humanos, sino aquellos a los que los mismos llamaban animales. Subirse a un árbol era vulgar, rudimentario, y primitivo, pero si seguían haciéndolo era por algo.

Busqué el árbol con, aparentemente, dentro del campo visual, mejor relación altura para con facilidad de escalada. Una vez hecho, con o sin rastro encontrado, me acerqué a él, sin separarme demasiado del grupo.

- Si no encontráis un rastro sólido, que alguien suba. Le echaré una mano- me ofrecí. Desde luego, yo no era en absoluto el más indicado para escalar, pero tenía fuerza para alzarlos a los dos con una mano sin hacer temblar el pulso, así que, bien vendría un soporte de casi media tonelada.

Desde la parte de arriba del árbol, llegas a ver lo que parece unos destellos anaranjados que salen a unas docenas de metros de donde estáis.

Desde ahí arriba hay un sonido ensordecedor, donde la batalla parece estar terminando y, de la zona de donde provienen los destellos, suenan chasquidos y una especie de rugido de furia. Es sorprendente que todo eso no se capte cuando se está dentro de los árboles.

Trece se alzó por el tronco, mientras Rei continuaba el camino, flanqueada por Kalth y, tanto Melfis como Alice, se quedaban quietos en el sitio.

Rei y Kalth no avanzaban muy rápido, pero si con bastante sigilo.

Kalth alzó las manos y comenzó a hacer gestos hacia Rei

-No sabemos hacia donde vamos, y no encontramos ningún rastro. Quizás deberíamos esperar al Gigantón a ver si ve algo desde ahí arriba.