Partida Rol por web

Recibe la curación de Norwan con los ojos cerrados, agachando la cabeza. Después de todo, su compañero también es un hombre de fe, y acepta sus dones con humildad. Tempus también está con ellos para ayudarles con aquellas criaturas, y debe mostrarse respetuosa.

- Es un honor para mi ser digna del reconocimiento de tu dios

Asiente a modo de agradecimiento mientras mira directamente a sus ojos. Parece algo decepcionado por sus ataques fallidos contra la hembra de gnoll, pero aún así ha terminado siendo decisivo.

- Y gracias a ti también. No sé si hubiese sobrevivido a otro de sus ataques, así que te debo una

Trata de motivar a su compañero haciéndole ver la importancia de su último golpe, pero sus palabras son interrumpidas por un agónico grito. Proviene de la casa que tienen frente a ellos. Sorprendida, mira a Norwan a los ojos para asegurarse de que él también lo ha escuchado y desenvainando de nuevo su espada corre hasta el interior de la vivienda.

-No le debes nada, en todo caso te lo debe el a ti, lo ha hecho nefastamente, y lo sabe, no hay mas que verle la cara, si hubiera hecho lo que se esperaba de el, la Gnoll no hubiera llegado a golpearte, Espero que la proxima vez se gane su sobre nombre, mano de tempus - Entonces se escucho el grito, y Akeelah dio la combersacion por zanjada, y corrio junto a Eralissa, adelantandola gracias a su mucho mas ligera vestimenta, llegando la primera al lugar y observando con cautela.

La imagen de Karcos era espeluznante tras la danza macabra que había seguido, matando gnolls a diestro y siniestro, con una pericia mortal, yendo de un lado a otro como una aspiración. Su vestimenta estaba cubierta de sangre, en parte suya, pues le habían herido en varias ocasiones, pero la mayoría de los gnolls que le habían presentado batalla. Su cara estaba manchada, al igual que su sombrero y el resto de la ropa con sangre reciente de gnoll que aún caía desprendiéndose de su cuerpo. Tras la carga descansó un momento oyendo la conversación, sin prestar ningún interés, mirando hacia el palacete del jefe de la aldea a lo lejos.

Entrasteis a la casa en busca del foco del ruido y encontrasteis, en un rincón del caserío, nada más entrar una especie de campamento, vacío, donde tenían sus pertenencias los gnolls y una pequeña hoguera en el centro. El fuego reveló en una esquina una jaula en la que había una figura extraña. Era un hombre, atado de pies y manos además de estar dentro de la jaula, lo que indica que los gnolls tubieran miedo de su escape.

Este personaje es una figura de lo más pintoresco, lo que más destaca en él es su yelmo con un par de cuernos que sobresalen hacia atrás y hacia arriba. Además tiene una armadura de mayas sobre la cual destaca una capa de pieles que tiene forma de dos enormes alas y unos pantalones de pieles y cuero que cubren por completo sus piernas.

En el suelo, no muy lejos del hombre hay un arco, un hacha de mano, una espada corta y un zurrón, no parece el equipo apropiado de un gnoll.

Aquella Armadura, le recordaba a otras parecidas que habia visto en su vida, pero no estaba segura desde esa distancia, Akeelah se acerco a la figura, "el dragon es fuerte en mi, no tengo miedo". Cuando estubo a unos 20 pies pregunto.- Tu, esta herido?

El hombre intentó hablar, pero además de estar atado estaba amordazado de modo que no pudiera avisar a posibles ayudas. Desde más cerca se notaba que no se trataba de alguien fácil de vencer con la fuerza, sus músculos eran grandes y marcados en su piel, y tenía numerosas cicatrices por el cuerpo.

Norwan se encaminaba hacia la casa cuando oyó a sus espaldas como Akeelah empezaba a criticar su actuación en la lucha. En el fondo aquella mujer tenía razón, Tempus lo había abandonado en la anterior lucha, pero Norwan no podía permitir que una simple mujer se le subiese a las barbas.

Tempus tiene formas inescrutables de mostrar el camino a sus fieles. Si ha decidido no darme su bendición en la batalla, tendrá sus poderosos motivos. Seguramente no sea digno de su fuerza por haber cometido algún equívoco a sus ojos, o quiera darme una nueva lección. Y tal vez el error sea combatir al lado de una mala mujer con una lengua de víbora. Tal vez no este contento que combata al lado de tal engendro. - dijo sin girarse siquiera.

Así que no vuelvas a dirigirte a mí de ese modo, arpía. Cuida tus palabras. O repararé el error segandote la vida.

No añadió nada más, ni esperó respuesta. Entró en la casa con paso firme. Su orgullo le había restablecido las fuerzas.

Centrada en lo que encuentran en el interior de la casa, prácticamente no presta atención al cruce de acusaciones entre Norwan y Akeelah. Ahora su prioridad es sacar a ese hombre de aquella jaula, y no mediar entre una lucha de egos. Lo primero que le llama la atención es que el hombre está amordazado y no puede hablar, por lo que tal vez no haya sido él quien gritase de aquella forma.

- Te sacaremos de ahí ahora mismo

Sin esperar a los demás, vuelve a salir de la casa y comienza a rebuscar en el cuerpo de la hembra gnoll. Parecía ser su líder, por lo que seguramente ella custodiaría las llaves.

Estaba claro lo que Eralissa habia ido a buscar, asi que Akeelah espero a que regresara, pero para no perder tiempo, queria saber que tal estaba aquel cautivo, asi que uso un pequeño conjuro para quitarle la mordaza de la boca, para que al menos pudiera hablar. volvio a preguntar.-Esta herido? como te llamas?- en verdad no sabia ni si estaba consciente.

Cuando sintió que mágicamente la mordaza de su boca se aflojaba, respiró tranquilo y tras unos segundos comenzó a hablar - Mi nombre es Herne, llegué aquí para ayudar a la gente de Valleprofundo por propia iniciativa, nadie me había informado del número y el poder de los gnolls que aquí acampaban, esa maldita bruja consiguió hechizarme y desperté en esta jaula. Engañé al gnoll que me custodiaba y le rompí el cuello, por lo que reforzaron la seguridad, a si que aquí estoy, atado de pies y manos y entre barrotes. Hay una niña en la habitación de ahí atrás, el gnoll que la custodiaba huyó cuando matasteis a su jefa, fue ella la que gritó.

Enseguida te satacaran de aquí, espera que encuentren las llaves. -No es que Akeelah usara un tono amable, siempre era muy directa al hablar y con un tono neutro y algo seco. luego Akeelah se fue en busca de la niña y entró a la otra habitación, mejor entrar ahora que estaba protegida por sus conjuros.

La hechicera tenía la llave de la jaula, pero estos barrotes no son demasiado resistentes, con un golpe de hacha podríais romperlos. - Dijo mirando a Norwan.

Entraste en la habitación para encontrarte cara a cara con una pequeña niña que no superaría los diez años de edad, arrinconada en una esquina, agarrándose las piernas con las manos y con la cabeza agachada, escondiendo su cabeza con su cuerpo.

Ni siquiera Akeelah podia ignorar su instinto maternal al ver a una niña en esa situacion, icreiblemnte cuando se dirigio a la niña, su tono habia cambiado totalmente, nadie lo creeria si no lo veia, pero la voz de Akeelah sono con cierta dulzura.- Tranquila pequeña estas a salvo, ya ha pasado todo, ya no pueden hacerte daño se acerco lentamente.- te duele algo?

Sin mediar palabra, Norwan se puso a golpear con su hacha la jaula que encerraba a aquel tipo. Dio unos cuantos fuertes golpes que hicieron subir de nuevo la adrenalina por su cuerpo y recomponerse. La jaula al final cedió a los impactos del arma.

No siguió a Akeelah a la otra habitación. Suponía que era suficientemente capaz de rescatar a una niña por si sola.

Miró al tipo que acaba de rescatar y se dio cuenta de que parecida en buena forma. - ¿Como te has dejado apresar tan fácilmente por esos caraperros?

Aquella era su forma de saludar.

Norwan había destrozado la jaula mientras que Eralissa, más civilizada había ido a buscar las llaves, pero escuchó el primer hachazo cuando iba a salir por la puerta, tras la cual estaban Karcos y Tirios vigilando la entrada. Cuando vio que la jaula estaba abierta intentó desatarse inútilmente e hizo fuerza para romper las cuerdas pero fue inútil, las cuerdas eran demasiado gruesas para romperlas por mucha fuerza que hiciera.

Si hubieran sido solo esos de ahí fuera hubiera podido con ellos, maté a media docena antes de que apareciera la bruja... no se por qué no me mataron cuando me dejó inconsciente pero... aquí estoy.

El humano trataba de hablar sin elevar mucho el tono pese a los retos que le lanzaba Norwan, no estaba en situación de discutir con él. Una vez le habían desatado se levantó, era un poco más alto que Norwan y más corpulento, pero pese a eso, se mantenía humilde.

Se quitó el yelmo con los cuernos de ciervo y lo arrojó al suelo. - Este yelmo solo tiene la función de molestar, creía que podía intimidar a los enemigos pero ya veo que de poco me ha servido. Gracias por sacarme de aquí, por un momento pensé que iba a morir aquí, presa de los gnolls. Me habéis salvado, por lo que si no lo tenéis a mal os acompañaré hasta devolveros el favor.

La niña levanta la cabeza al escuchar una voz humana, y al verte se levanta de un salto para abrazarte la pierna, sientes una sensación extraña cuando lo hace, te sientes, por un momento, indefensa. - Gracias... - Dice una voz procedente de tu pierna derecha.

Akeelah se agacho y cogio a la pequeña en brazos levantandola y poniendo sus caras a la misma altura, Akeelah sonrio a la pequeña con dulzura, parecia mentira que fuera la misma persona de siempre.- no te preocupes no tienes porque dar las gracias.- Akeelah limpio con suabidad un poco el rostro de la pequeña mientras seguia hablando.- Ahora saldremos, mis compañeros estan fuera, Hay uno muy muy feo que parece enfadado, pero el tambien ha benido a salvarte, si te da miedo, no te preocupes, yo te protegere, sabes soy una maga.- manteniendo sujeta a la pequeña con una mano, Akeelah movio la otra y lanzo un pequeño conjuro y de la nada comenzaron a aparecer luces en el aire que se movian y que parecian estar bailado. Akeelah salio de aquella estancia con las luces danzantes siempre por delante, y con la niña en brazos, antes de salir se obligo a ocultar su sonrisa a los demas.