Partida Rol por web

Mostrando algo de reticencia ante la propuesta de Íñigo (pues antes yo había propuesto decírselo en el cambio de guardia), reafirmé sus palabras y asentí. El hecho de no lograr descifrar nada aparte de la ubicacion del tesoro me hacía dudar acerca de qué otras pistas se nos escapaban con todo este asunto, y el resto bien podría ayudarnos.

Como quieras, -dije-. ¿Vamos ya?

Con firmes movimientos en los hombros de los durmientes les agito hasta lograr que despierten, cuidando mucho de no quedar al alcance de armas en caso de malos despertares. No sería la primera vez que alguien sufre un "accidente" en un cambio de guardia.

¡D-despertad! He-hemos en-encontrado algo.

El marino bota desde el suelo lanzando la pesada manta por los aires. Tenía tanta facilidad para quedarse dormido como para levantarse y la alarma de Íñigo le levantó cual la bota del contramaestre.

¿Qué?¿Toca ya el cambio de guardia?

Dijo tratando de ver la luna entre las ruinas de la torre para saber lo avanzado de la noche.

Un momento, habeis dicho que encontrastes algo. ¿Qué es para sacar a un hombre de un sueño que con creces mejoraba esta perra realidad?

Aitor estira el brazo y agarra la ballesta, se medio incorpora con cierta dificultad y agazapado mira alrededor buscando "aquello" que Iñigo y compañía han encontrado.

Medio adormilado, levanto la cabeza abriendo un ojo mientras poco a poco me voy despertando y adquiriendo interés por eso que han encontrado hasta incorporarme y, sentado en sobre la manta y los brazos apoyados en el suelo, escuchar atentamente.

Hemos encontrado el tesoro, señores... -dije apoyando las palabras de Íñigo-. ¿Recuerda, Padre, lo que le dije sobre ese muro? ¡Si! ¡Esa sensación de angustia...! Pues bien... había en él una hendidura, ¡un agujero! Fuimos en la guardia y lo encontramos... dentro... ¡dentro estaba ese supuesto tesoro!

Luego carraspeé.

Ahora bien... no parece tal tesoro opulento como nos los vendieron: alguna ropa lujosa, unas cuantas monedas, si, pero de vellón...y algunas armas hechas trizas... en fin. Examiné todo a fondo, pese a estar en la noche ¡créanme que si!, pero no tenía grabados ni inscripciones que pudiera leer... Si quieren podemos ir a verlo.

Fue entonces cuando vi a Godoy relamerse los labios, como dejando atrás ese pequeño matiz de tesoro "no muy opulento". Seguramente mi fiel siervo dejaría de escuchar al oír la palabra "tesoro" para comenzar a imaginarse un cúmulo de deseos poco propicios...

Frotándome la frente con la mano, niego con la cabeza

Es muy extraño que ese "tesoro" oculto haya sido tan fácil de descubrir ¿no creeís? digo pasándome la mano hasta detrás de la oreja y rascándomela con un dedo.

Será mejor que estemos atentos ¿no habeís oído o visto nada extraño durante vuestra guardia?

¿Duda de mis palabras, Padre? -respondí extrañado. El tesoro sigue allí en su totalidad, puede comprobarlo... Ahora bien, no oimos nada más, pues ciertamente le comenté a Íñigo lo del muro y fue lo primero que fuimos a comprobar.

Con el ceño fruncido

En ningún momento he querido decir algo más lejano a la realidad.

Tan solo he expresado mi extrañezo ante el hecho de encontrar el tesoro tan fácilmente, mientras que Don Pedro no llegó ni a olerlo. digo encogiéndome de hombros

¿no podría ser que alguien lo hubiera colocado ahí para que nosotros lo encontraramos y alejarnos de otras pistas más útiles por fin logro levantarme y dirigirme a la entrada

Asombrado por la sabia suspicacia del padre asiento embobado a sus palabras y miro ceñudo hacia fuera del círculo de luz esperando descubrir algún traicionero sujeto que esté burlándose de nosotros.

N-no entie-endo m-mucho de eso p-padre p-pero ¿p-podría t-tratarse de u-una m-maldición? Las ro-pas m-muestran huella d-de sa-sangre.

Se escuchan gentes que ascienden por el sendero hacia la torre, pasos, metal y oís como alguien dice 

- ¡Pues no va y se caga en los pantalones cuando saqué mi estoque!

a lo que otra voz contesta

- ¡ campesinos ignorantes !

una tercera voz más autoritaria que las anteriores

Shhhhhhhst! veo una luz allí arriba, ¡ a las armas !

A continuación se escucha un cuerno y un gran jolgorio.

Tal como termino de hablar las voces que llegan me hacen arrepentirme de lo dicho, la única maldición que suena es la de los viles ladrones y a esos sí sé como ponerlos firmes.

Sin pérdida de tiempo le paso la antorcha al páter e inmediatamente me encasqueto casco, escudo y espada. Estoy listo para luchar si es menester.

P-protéjase p-padre t-tras de mi y A-Aitor.

Godoy... -en ese momento quise, al llamarle, ordenarle que sacara su espada... pero ya la tenía firme y corría hacia mi. Justo cuando se colocó delante de mi persona, le susurré al oído.

Escucha: la prioridad es el Padre Beltrán, no lo olvides. No es sino él quién tiene más poder sobre estas cuestiones y más puede hacer... y quizás -dije finalmente en tono algo burlón, mezclado con preocupación por los gritos-, quizás Dios te deje asomarte al purgatorio...

Me pareció verle sonreir levemente, aunque nunca estuve seguro.

Seguía con mi espada en alto y me reí entredientes por el último comentario de mi señor, aunque creo que no logró vislumbrarlo.

Ocupado en asegurar que mantengo al páter entre el muro y nosotros para evitarle riesgos no presto toda la atención debida a los visitantes pero me siento capaz de dar buena cuenta de ellos pese a todo.

Aun con los ojos legañosos, Mateo saca su cuchillo de ballenero de entre los pliegues del fajín, dejando que el acero dulce cate el frío aire de la noche y preparándose para repeler al enemigo como si de ganar la cubierta se tratase.

Aitor se coloca junto a su escudo y echa pie a tierra, acto seguido apunta con su ballesta y se queda apostado esperando acontecimientos.