Partida Rol por web

¡PORQUE ERES UNA INÚTIL, LYASHI! - brama Korusu - Si te dejo al mando sólo conseguirás que nos maten. Tenemos el poder sobre la vida y la muerte ¿Cómo puedes no verlo? ¡Ni siquiera la plaga kabane es una amenaza para nosotras! ¡Somos DIOSAS! Y tú te sigues empeñando en ponernos de rodillas y humillarnos ante ese idiota de Tomohiro ¡Tenemos el poder, pues usémoslo! Si no te ves capaz, déjame hacerlo a mí...

Claro que me iré - responde Chihiro - En cuanto empiece la alerta. Mientras tanto me quedaré aquí contigo y te haré compañía. La verdad es que siento curiosidad - la conversación resulta terriblemente familiar para Takeshi. Sus padres la tuvieron muchas veces en el pasado y el joven no recuerda una sola vez que su padre consiguiera impedir que su madre hiciera lo que le venía en gana - Porque todo esto son matemáticas ¿Verdad? El ángulo de tiro, la potencia del cañón, el alcance, la trayectoria del proyectil ¿Por qué no me lo explicas?

De este modo Chihiro obliga a Takeshi a explicarle las nociones básicas de artillería que, como ella bien ha supuesto, están basadas en las matemáticas. Las horas pasan mientras ella toma notas y hace una pregunta tras otra. Con la llegada del ocaso el mar aparece en el visor del cañón. Gunkanjima es una mancha iluminada por varias luces que aún se encuentra demasiado lejos del alcance máximo. Al hacer un barrido de la zona Takeshi descubre otros dos focos de luz sobre el mar. Takeshi hace girar el cañón para enfocar mejor: dos enormes barcos navegan manteniendo la distancia con la isla. Takeshi sólo había visto barcos semejantes en los libros: fuertemente blindados y erizados de cañones. En sus costados puede verse dibujado el emblema de un amenazante dragón negro junto a sus nombres: Raijin y Fujin (1)

¿Qué ocurre, Takeshi? - pregunta Chihiro - Te has puesto pálido...

Kotaro resiste estoicamente la amenaza de Airin, manteniendo una expresión que carecía de cualquier pista que delatara la conclusión que pasó por su mente salvo, quizá, la mirada inquisitiva que seguía fría e inquietantemente posada sobre la mujer. – Entonces le das tanta veracidad a sus palabras como a las mías... Deberías tratar mejor a tus aliados, hermanita.

Posteriormente escucha la pequeña discusión entre Airin y Wolfgang sobre el plan a seguir, sin entrometerse considerando que no tiene ningún poder de decisión y, sobre todo, teniendo en cuenta la falta de confianza mostrada recientemente por su hermana.

Es hasta que el director de la Eisenfaust le lanza una pregunta cuando abre de nuevo la boca, no sin antes pensar amargamente “¿Confiáis en la palabra de alguien que podría encajar en la descripción que os acaba de dar vuestro enemigo? Tsé…”.

Mogami se lleva bien con extranjeros como Alma Cromwell, y ambos tienen contactos en común como la madre de Takeshi Fukui – comienza respondiendo casi de manera robótica.

Munetani no tiene especial odio por Mogami, pero lo desprecia por llevarse bien con extranjeros.

Una alianza entre ambos habría sido improbable. Sin embargo, tras el bombardeo indiscriminado de Kaerikumo, es probable que nos hayamos convertido en un enemigo en común de ambos.

Por tanto, en la situación actual, una cooperación entre ambos no es descartable. Lo más probable es que Munetani utilice a Mogami para derrotarnos, sin importarle traicionarlo y sacrificarlo de ser necesario.

Dándose la licencia de dirigir un posible plan, extiende su respuesta más allá de la pregunta planteada.

Deberíamos mantener nuestra artillería pesada y de largo alcance totalmente operativa, fuertemente protegida y reservada únicamente para los barcos de Munetani. Mientras no escuche ningún disparo de nuestros cañones pesados ni compruebe su alcance, no podrá saber si puede acercarse a la fortaleza de manera segura. Cuando lo quiera comprobar, ya debería ser tarde para que pueda librarse de nuestra potencia de fuego.

El resto de nuestros medios deberían destinarse a tomar la Ryugujou. Es una hayajiro grande y pesada equipada con un cañón de artillería. En caso de batalla, ese cañón debería ser lo primero que deberíamos destruir o, al menos, inutilizar. También disponen de vehículos… extraños, parecidos a lo que usasteis en Kaerikumo, pero más pequeños, más rápidos y sin apenas blindaje*.

Si se atrincheran en el interior de la hayajiro, bastará con gasear los vagones uno a uno hasta que se rindan.

Una vez crucen el puente, deberíamos destruir temporalmente las vías para evitar una posible retirada… Y algún posible apoyo inesperado. – Termina, sin dejar de desconfiar de Alma Cromwell.

Sonrío y niego con la cabeza. He visto esto muchas veces, sé como acaba. Yo pierdo.

-Para prevenir una conversación estéril voy a aceptar que sabes lo que haces y que actuarás con cautela. Creo que es la única opción que tengo.- Sonrío de medio lado.- Sí, se basa en matemáticas y en la física...y no intentes distraerme, me conozco esa estrategia.

Durante las siguientes horas resisto una batería de preguntas como no se ha visto nunca, y una parte de mi mente se impresiona de que mis padres no me hubieran mandado con un tutor cuando yo hice lo mismo. En deferencia a ellos (y con no poca admiración hacia la ratilla de biblioteca que tengo delante) le explico a la joven médico los rudimentos de la artillería, e incluso la dejo sentarse un momento al frente del cañón para que pueda experimentar con sus propios ojos y manos cómo debe calibrarse.

Cuando la noche cae soy yo el que me siento en el cañón para poder controlar el visor y estar atento por si hay una amenaza. Mi paranoia se ve recompensada cuando veo los dos barcos, y trago saliva mientras me rasco la nuca.

-Creo que tenemos un problema. Más bien dos. Bien gordos.- Sin dejar de mirar por el visor aprieto el botón del intercomunicador para poder hablar con Mogami-sama.- Señor, hay dos barcos que creo que están controlando el perímetro de la isla. Me parece que se llaman acorazados.- Digo con un tono de duda, casi una pregunta.- Tienen un dragón negro dibujado en sus costados y los nombres “Raijin” y “Fujin” y...- me muerdo el labio, barajando las posibilidades.- y creo que vamos a tener que echarlos abajo o van a volar la hayajiro en cuanto nos vean, señor. A costa de fastidiar el tema del sigilo.- Miro de reojo a Chihiro y a los soldados, no quiero asustarlos.- Tienen demasiados cañones para dejarlo a la suerte...-Mi voz abandona totalmente el tono de duda y pregunta. Por culpa del la Orden del Dragón Negro o como quieran hacerse llamar esos psicópatas mi familia está destrozada, mi madre no se recompondrá nunca y Mibu estuvo en llamas.- Y nada me hará más feliz que mandar esos dos buques al infierno a base de cañonazos...- Se me escapa una sonrisa y le guiño un ojo a Chihiro.- Bueno, otra cosa que tengo que pedirle sí, pero no creo que sea el momento...

Voice of no return

Arisa alza las cejas sorprendida al oír que quiere que le llame por su nombre y frunce los labios, nerviosa, por el segundo comentario. 

- G-gracias... - responde, de pronto abrumada por las palabras del joven - Lyashi-san... Tiene otros poderes distintos. Supongo que por eso le afectan a su carácter también. - la psíquica da un respingo al oír lo de Gunkanjima y está a punto de replicar cuando escucha su explicación. ¿Curiosidad...? - P-puedo intentarlo, ¡pero no puedo prometerte nada! - responde algo sonrojada, con gesto orgulloso en principio, aunque poco a poco su ánimo decae - A veces ni yo misma sé de qué soy capaz... No es tan fácil como parece, ¿sabes? Y excepto Mogami-sama, nadie más parece feliz con que pueda curar. El padre de Takeshi-san murió delante de mí por la plaga cuando aún no sabía utilizar este poder y creo que no me lo ha perdonado aún. Y Asano-san... No sé si podré hacer algo por él a estas alturas. - Arisa aparta las manos de la barandilla y se las mira, sintiendo la voz algo temblorosa - Casi todo el mundo en esta hayajiro me teme por lo que soy y me culpan de sus problemas. Casi nadie habla conmigo si no es para pedirme ayuda o darme órdenes. Todos esperan que lo haga bien, pero si lo hago mal es mucho peor y me odiarán más...

Las manos de la psíquica tiemblan y su cuerpo se estremece, intentando contener las lágrimas. Los recuerdos se apelmazan y se mezclan en su cabeza. El salir de la tumba sola en medio del campo de batalla, el recuerdo de Sachiko muriendo en el futuro, la última vez que vio a Ryushun, Takeshi y la doctora dándose la mano, Tomohiro acariciando la cabeza de Sachiko, su habitación de cuando era pequeña totalmente vacía, Izume y Sakura, Tomohiro y Yûki e incluso Lyashi... Arisa se lleva las manos a la venda, al lugar donde deberían estar sus ojos y a duras penas consigue hablar entre respingos, mientras lucha sin éxito por contener sus lloros.

- Yo... s-sólo quiero a-ayudar pero... D-da igual lo que... pase, al final... Al final v-voy a... voy a acabar sola y si-sin abrazos. Porque todos... me tienen miedo o... O me od-dian. Siemp-pre me preocupo de lo que... lo que les pasa a los d-demás, pero n-nadie se... preocupa por m-mí. Y yo tam-también tengo miedo... por lo que... pasará.

Me dejo llevar por su tirón y me siento a su lado antes de empezar a contarle la reunión, según avanzo voy viendo como tuerce el gesto cada vez que menciono lo que iba hacer. Sonrío con cierta pena estrechando su mano.

- Voy porque puedo marcar una diferencia y estoy seguro de que lo sabes. Va ser peligroso pero si lo que ha visto Furahashi-sama es verdad no podemos simplemente retirarnos. Además...- me corto un segundo girando su rostro hacia mí.- Tengo una razón por la que merece arriesgarse y que no deja de ser la misma por la que siempre consigo volver. Y lo haré esta vez también, te lo juro.- dicho esto y ahogando todos mis miedos e indecisiones en esos preciosos ojos verde la termino por besar. Al principio con suavidad pero poco a poco con más pasión perdiéndome por completo en ella.

Se sobresalta cuando Izume entra en la sala.Le siente tras ella y cierra los ojos mientras traga saliva y espera que no haya escuchado nada de lo que han dicho ahí dentro.Respira hondo un par de veces antes de hacer un gesto a Naoki y girarse para mirar a Izume con el respeto que su capitán merece pero sin que su gesto revele la avalancha de emociones que invade su interior y que hacen que su corazón bombee con fuerza y su respiración se acelere un poco,como si sus pulmones precisaran de un aire que no consigue llegar a ellos

-"Por supuesto,capitán"-dice haciendo una pequeña reverencia antes de seguirle a donde él quisiera llevarla

Probablemente Izume habría estado pensando en el castigo que le impondría por no haber seguido sus órdenes y haberse quedado en la hayajiro,por seguirle como una idiota por aquel lugar infestado de kabaneri.Quizás si ella no hubiera ido él no habría estado pendiente de ella y podría haber evitado...¿qué?No,Sakura no podía culpabilizarse.Esa niebla habría estado ahí sí o sí y él habría muerto igualmente.Si tuviera que volver atrás haría exactamente lo mismo y trataría de evitar que él tocase aquella cosa aunque ella resultara herida o muerta,aunque él dejara de mirarla a la cara,aunque mil demonios la maldijesen. Coño,era el puto amor de su vida ¿qué cojones esperaba él que hiciera?Nerviosa puso las manos tras la espalda y se colocó firme ante él esperando lo que viniera

La joven, que habia dormitado sentada a los pies de sus dos amores, ya llevaba un rato observando su descanso cuando sonó la radio.

Avanzó sobre ellos con las manos, esquivandolos, hasta que su rostro quedó a la altura de Tomohiro.

- Despierta cariño - susurró contra sus labios antes de depositar un suave beso en ellos - Nos han detectado y nos están alertando por radio - lw sonaba aquella voz, asi que rascó en su memoria para averiguar de que...

Isae miró a Suzume con los ojos desenfocados, con su atención dividida entre su compañera y su yo interior, su yo malvado y egoista.

- Sí....si...quizás tengas razón..nos limitaremos a hacer lo que ha pedido Tomohiro-san y si surge algo, improvisaremos. - musitó a media voz.

- No soy una inútil, no puedo rebajarme a ser como ellos...no.....no. ¿Porqué tanto odio? Tomohiro-San nos ha tratado bien, como personas normales, con talentos y resposabilidades...¿quieres que la gente nos tema, que nos quemen por brujas? Yo no...siempre habrá alguien que no nos entienda, pero eso no significa que tengamos que fallarles a las personas que confían en nosotras, y además, tengo una responsabilidad....¡SOY UNA UNTENSHU! Así que aquí se hará lo que yo diga, ¿te has enterado ya? - pensó Isae, contestando a Korusu.

Miró confundida a Suzume, parpadeando, intentando recuperar el hilo de su última pregunta. - Ah....ah...sí...sí, estoy bien... - sus manos comenzaron a manejar los mandos de la Hayajiro para cumplir las órdenes de Tomohiro-sama.

Airin y Wolfgang escuchan atentamente la explicación de Kotaro

Muy bien - dice Airin - Nos prepararemos entonces para cuando llegue la Ryugujou. Mientras tanto, que los artilleros abran fuego en cuanto los barcos estén al alcance. Steiner, lo dejo a tu cuidado. Christina, lleva a Kotaro a la armería. Yo voy a asegurarme de que nuestro huésped se encuentre a salvo.

Sí, señora - responde la aludida.

Christina guía a Kotaro a través de los intrincados entresijos de la fortaleza hasta la gran armería. Las estanterías están medio llenas de extraños fusiles y pistolas que Kotaro no había visto nunca: Más pequeñas, más ligeras y sin el engorro de tener que cargar con el engorro de una caldera.

Ah, fräulein Kobayakawa - la saluda el encargado de la armería - ¿En qué puedo ayudarla?

El Kokuryukai va a atacarnos dentro de poco. Zweihänder-sa... - se interrumpe al ver el gesto torcido de él - Tenemos órdenes de equiparnos para el combate.

¡Natürlich, fräulein! - responde éste - Podéis elegir lo que más os guste. Quizá os interese saber que tenemos armas de acero kabane...

Tomohiro se despierta y deja escapar un respingo a causa del dolor por la mala postura.

Soy Mogami Tomohiro, señor de la Ryugujou - dice al coger el micrófono - ¿Quiénes sois y por qué nos estáis amenazando?

Soy Kuroyama Shin, capitán del Fujin (1) - Tomohiro deja escapar un gruñido ahogado - Gunkanjima es un objetivo militar del Kokuryukai. Retiraos o seréis destruidos.

Tenemos una orden firmada por el emperador Aragane para rescatar de la isla a una persona que puede ser crucial para el futuro del imperio - aunque la voz de Tomohiro es firme no consigue evitar que le tiemble la mano - ¿Con qué autoridad inicia el Kokuryukai un ataque militar contra territorio imperial?

La pregunta hace estallar a Kuroyama en carcajadas - ¡Es una situación de emergencia, idiota! No podemos esperar a que la lenta maquinaria imperial nos dé la orden de hacer lo que debemos hacer.

Eso es traición - responde Tomohiro - No tenéis ninguna autoridad para detenernos. Si nos atacáis devolveremos el fuego.

Una mala decisión, Mogami-dono - se burla Kuroyama - Pero me alegro que la hayas tomado. Así podré vengarme por ese sirviente mío al que tu maldito mecánico asesinó en Mibu. Fujin fuera.

Nada más cortarse la comunicación con el acorazado llega otra desde el vagón artillado.

Creo que tenemos un problema. Más bien dos. Bien gordos.- Informa Takeshi - Señor, hay dos barcos que creo que están controlando el perímetro de la isla. Me parece que se llaman acorazados.- Lo dice con un tono de duda, casi una pregunta.- Tienen un dragón negro dibujado en sus costados y los nombres “Raijin” (2) y “Fujin” y...- reflexiona por un momento, barajando las posibilidades.- y creo que vamos a tener que echarlos abajo o van a volar la hayajiro en cuanto nos vean, señor. A costa de fastidiar el tema del sigilo. Tienen demasiados cañones para dejarlo a la suerte.

Tomohiro traga saliva, agarra con fuerza la mano de Yûki y coge el micrófono...

Fukui-san - la voz de Tomohiro es calmada pero tensa - Abre fuego en cuanto los tengas a tiro. Identifica e inutiliza sus armas de mayor alcance y después húndelos. Desde este momento estamos en situación de combate.

Chihiro se levanta en cuanto escucha la orden de Tomohiro - No mueras, te lo suplico. Te amo demasiado como para que me interese un mundo en el que tú no estés - le da un rápido beso y sale corriendo hacia la enfermería.

La emoción del combate no deja a Takeshi mucho tiempo para emocionarse. Los barcos están aún demasiado lejos para los cañones de la Ryugujou. O al menos, para el alcance normal de los cañones...

Kagura se tensa bajo el abrazo de Hideo, pero es sólo un momento. La maquinista abraza a Hideo con todas sus fuerzas y él nota el sabor salado de sus lágrimas en los labios - Hagas lo que hagas vuelve - cierra la boca, la abre, vuelve a cerrarla y finalmente le susurra al oído - Vuelve conmigo. Por favor, Hideo.

Nada más se puede decir por ahora, de modo que Hideo y Kagura se quedan ahí abrazados hasta que empiezan a sonar la alarma de combate...

¿Miedo? - pregunta Toshiie, sorprendido - ¡Pero si eres un regalo de los dioses! Sí, vale, puede que hayas metido la pata alguna que otra vez pero ¿quién no lo ha hecho nunca? ¡Bah! Idiotas.

De improviso abraza a Arisa por detrás estrechándola contra sí - Mira, si necesitas que alguien te proteja déjame quedarme a tu lado. Contrátame y no te arrepentirás. Le reventaré la cabeza a cualquiera, vivo o muerto, que intente ponerte las manos encima. Nunca he perdido a ningún jefe ¿Qué te parece? Es mi mejor oferta...

Poco después la alarma de combate empieza a atronar a la Ryugujou...

Mi odio nos mantendrá con vida - responde la gélida voz de Korusu - No sólo eso: nos hará fuertes y nos permitirá conquistar todo aquello que se nos ha negado desde que nuestra familia nos abandonó en aquella estación condenada. Toda la vida nos han pisado, apaleado, insultado, ignorado o tratado como a basura y ya es hora de vengarnos. Sigue jugando con ellos a ser una una putita obediente. Yo siempre estaré ahí esperando mi oportunidad...

Claro que sí - dice Suzume.

Las horas pasan y el sol empieza a ponerse por el horizonte. Desde la cabina ya se ven los acantilados de la costa y más allá la isla de Gunkanjima, un gran trozo de tierra amurallado y salpicado de luces brillantes. Mientras Isae comprueba los alrededores descubre dos enormes barcos acorazados y erizados de cañones cuyas armas están apuntando al puente que la Ryugujou debe cruzar.

Oh, mierda - dice Suzume...

Después de dar las órdenes a Takeshi, Tomohiro suspira y mira a Yûki - Ya no hay vuelta atrás - dice con firmeza - Que los dioses nos protejan...

Mogami Tomohiro a cabina de control. Los barcos acorazados son hostiles. Debemos cruzar el puente lo más rápidamente posible para llegar a la isla. Desde este momento estamos en alerta de combate...

Ya no soy tu capitán - la corrige Izume - Mogami-sama nos ha puesto a los dos al mismo rango. Soy tan soldado raso como tú, pero no es eso de lo que te quería hablar - la posición firme de Sakura parece ponerle nervioso un momento, pero encuentra rápidamente la forma de decir lo que quiere - Hablé con Yûki. Lo que quiera que hubo entre nosotros se acabó y no volverá. Ella no volverá a confiar en mí y yo he desistido de ganarme su confianza. Ahora la que quiero... no, la que necesito, es la tuya. Necesito que me creas cuando te digo que te quiero. Y que lo aceptes o me rechaces de una vez...