Partida Rol por web

Los tres piratas que estaban en cubierta se disponían a cruzar la pasarela cuando el artefacto de Áran dirigido al mástil chocó cerca de este explotando en una pequeña oleada de fuego. Los tres hombres se sobresaltaron y miraron hacia el lugar de donde había salido la botella descubriendo a Áran con el último cóctel explosivo en la mano. En un primer momento, estos no supieron qué hacer viendo al pícaro armado con aquellas extrañas bombas, pero dos piratas más salieron del interior del barco y uno de los que se encontraba arriba les señaló hacia él tras lo que se dirigieron hacia la pasarela. Los dos piratas recién llegados miraron hacia Áran con un gesto de hostilidad en el rostro.

En ese instante una veloz saeta cruzó cortando el aire la distancia que separaba la ventana del camarote del capitán con la cubierta pirata y se clavó sin piedad en el rostro de uno de los piratas que cruzaban la pasarela matándolo al instante. Los cuatro piratas que permanecían en aquel lugar se quedaron paralizados desconcertados por un instante, cuando de pronto Áran descubrió algo que lo dejó helado...

Pero, ¿qué demonios es eso?

Desde la entrada al interior del barco mercante, Liozard permanecía erguido con las manos alzadas realizando extraños movimientos y susurrando palabras ininteligibles. Su mirada parecía mirar al vacío pero se dirigía hacia un objeto que en aquel lugar flotaba unos metros sobre las cabezas de los cuatro piratas. Áran tardó un instante en reconocerlo.

¡El barril explosivo!

Con un súbito gesto de sus manos, el barril cayó entre los piratas sin llegar a romperse y Liozard cruzó una mirada con el pícaro haciendo un gesto de asentimiento. Sin lugar a dudas, hacerlo explotar en aquel instante acabaría con los cuatro piratas de un solo golpe.

Maldita magia... Por esta vez le haré caso, pero mejor que de ahora en adelante me deje fuera de cualquier cosa mínimamente relacionada con la magia.

Áran encendió su última botella, cogió impulso y la lanzó contra el barril. Después tiró la antorcha detrás de la botella y sacó sus espadas.

-¡GRACIAS VIEJO!

Ahora es cosa mía...

La explosión hizo temblar la estructura del barco y los cuatro piratas salieron disparados en diferentes direcciones. Una de las plataformas cayó al mar junto con dos de los piratas, los otros dos habían sido alcanzados por gran parte de la explosión y sus cuerpos se retorcían parcialmente quemados.

De pronto, cinco piratas salieron a toda prisa del interior del barco y comenzaron a extinguir las llamas que cubrían a sus compañeros y se empezaban a extinguir por la vela principal. Tras ellos, una figura de imponente majestuosidad asomó su cabeza a medida que ascendía las escaleras.

Gargan...

Aprovechando el desconcierto por la explosión y viendo aparecer a más piratas en cubierta, el elfo tensó su arco y disparó con la intención de poder alcanzar a alguno de improvisto.

La herida del abdomen sangraba abundantemente pero el experimentado guerrero sabía que no había sido todo lo importante que pudiera ser. Por ello, bloqueando el dolor gracias al recuerdo de heridas muchísimo peores, Sigmund afianza bien los pies e intenta otro ataque que el bandido esquiva con facilidad.

La batalla que se estaba librando en la cubierta del barco mercante parecía mantenerse igualada gracias a la superioridad numérica de los piratas. Estos habían logrado herir a dos de los aventureros, no obstante, estos seguían en pie luchando sin dar muestras de flaqueza. Los metales chocaban llenando el aire del inconfundible olor y sonido de la batalla que tantos recuerdos despertaba en los más experimentados del grupo. Allí, en medio del mar, donde nadie más podía intervenir, se daba lugar una batalla a muerte donde no había otra salida.

Dos de los piratas que se encontraban en la cubierta de su propio barco (D y E) se parapetaron tras unas cajas situadas junto al mástil y dispusieron sus arcos para disparar hacia sus enemigos. El primero de ellos (D) apuntó hacia la ventana desde la que Aeldar disparaba pero erró en su intento. Por su parte el otro dirigió su flecha hacia el lugar donde se encontraba Áran, y aunque esta vez fue por poco, tampoco logró alcanzar su objetivo.

Los dos piratas que se enfrentaban a Calypso atacaron sin piedad a este. El primero de ellos (G) lo hizo con un movimiento diagonal de su espada que fue detenido por el arma del clérigo, sin embargo el movimiento de defensa desprotegió un costado, situación que aprovechó el segundo pirata para asestar un certero golpe hacia Calypso, que así y todo, evitó mayor daño haciendo un movimiento lateral. La sangre comenzó a manar de su costado, y a pesar de no ser una herida demasiado profunda, dejó al clérigo bastante tocado.

El pirata que se enfrentaba a Oliver se apartó un segundo para mirar al paladín a los ojos y tras un segundo de pausa, atacó con fuerzas renovadas, con una gracilidad y furia sorprendentes. Tras un gran juego de muñeca del bandido, logró superar su defensa e impactar con la espada en su cadera, provocándole una profunda herida que empezó a sangrar de forma preocupante.

Oliver no se vino abajo, y la herida le hizo reaccionar olvidando cualquier atisbo de duda, piedad o remordimiento.

El pirata que presentaba batalla a Sigmund no logró volver a sorprenderlo y el experimentado guerrero detuvo su ataque con suma facilidad. Un pequeño gesto de sonrisa asomó en el rostro del guerrero que visualizó su próximo golpe con la intención de que fuera el último...

El bandido que se enfrentaba a Lihem se vio momentáneamente sorprendido por la habilidad de este, pero dicha sorpresa no duró más de un instante, pues enseguida el pirata se repuso y materializó su ataque con una rápida estocada que alcanzó al shar-zarín en la pierna. La herida no fue demasiado grave, pero fue suficiente como para que una punzada de dolor paralizara al guerrero durante un segundo. Acto seguido, se dispuso a realizar un nuevo ataque que terminara con su enemigo.

Dos de los piratas que se encontraban en su propia cubierta corrieron hacia la posición de Áran con las espadas en la mano gritando enfervorecidos. El pícaro vio venir a los dos enemigos y se debatió entre presentar batalla o escabullirse antes de que esta diera comienzo.

Demostrando una inhumana sangre fría, Gargan ascendió las escaleras con pausa y tranquilidad. Parecía como si sus hombres no estuvieran luchando a muerte. Como si la mitad de sus secuaces no hubieran muerto a manos de los aventureros. Con el rostro sereno, su imponente figura se alzó en la cubierta. Sin desenvainar su espada desde allí echó una ojeada alrededor. Acto seguido habló en tono imperativo pero tranquilo.

- Deshaceros de esos dos -dijo señalando a los dos piratas quemados que se retorcían aún en el suelo de su barco.

Dos piratas desarmados con más apariencia de grumetes que de bandidos se acercaron a uno de los cuerpos quemados y con evidente gesto de asco lo alzaron y lo tiraron por la borda. Repitieron el proceso con el otro y se escabulleron de nuevo hacia el interior.

Gargan se mantuvo erguido, en pie observando la evolución de la contienda.

Mmm, creo que puedo con dos yo solo... Pero claro, me tomará mi tiempo y pueden pedir refuerzos... Es igual, mis compañeros necesitan ayuda ahora. Si les atacan más piratas no podrán moverse de la cubierta en un rato, y el capitán está aquí.

Áran corrió y se colocó al final de las escaleras de subida al castillo de popa, donde se encontraba. Así pretendía forzar a sus enemigos a combatir uno contra uno.

El primer pirata en llegar a la posición de Áran lo atacó sin demora, pero su ataque fue repelido por el pícaro con un rápido movimiento de su espada. Mientras tanto, el otro pirata tuvo que conformarse con esperar, pues su compañero le imposibilitaba la tarea de atacar.

 La situacion en el barco se estaba poniendo tensa, un despiste, un solo despiste mientras Oliver miraba como estaba Sigmund a causa de su herida y el pirata con el que media mis fuerzas aprobecho para darle un certero espadazo en el abdomen... ¡¡¡ Ahhhhhhhh !!!, un grito de dolor salio desde las entrañas de las tripas de Oliver  haciendose sonar por toda la cubierta del barco.

Acto seguido, y a causa del dolor Oliver no pudo mas que encogerse de dolor arrodillandose en el suelo ante aquel pirata. Debia de ser fuerte, levantarse haciendo un gran esfuerzo y seguir la lucha donde la dejo justo antes de desviar su mirada hacia sigmund.

Medio encogido y con la mano izquierda en la herida, Oliver alzo su espada con toda la rabia que tenia dentro y consiguio clavar su espada en el cuerpo del pirata dejandolo asi herido de muerte. Sus ojos se clavaron en los de Oliver en el mismo momento en el que mi acero penetro en el, dejando ver una mirada temblorosa.

Nae estaba muy inquieta, no sabía lo que ocurría en cubierta pero los metales no paraban de sonar y eso significa que la batalla estaba siendo dura y podrían haber herido a sus compañeros. Sabía que su mejor arma era el arco y debía quedarse allá abajo hasta que en el barco pirata no quedara ni uno solo vivo pero por otra parte quería subir y plantar batalla cara a cara y al lado de los demás.

Por el momento decidió quedarse allí abajo, levantó la cabeza, miró por la ventana buscando su objetivo, sacó una de sus flechas del carcaj, tensó su arco y disparó pero justo en el momento de soltar la flecha llegó hasta sus oídos el grito de alguien en cubierta lo que le produjo u gran desconcierto y que su flecha no fuera certera.

-Aeldar, hay alguien herido...