Partida Rol por web

Calypso parecía absorto en sus propios pensamientos mientras observaba con los ojos como platos al anciano mago. Las palabras de Sigmund parecieron sacarlo de su letargo y por un momento pareció desorientado.

- Es... es una profecía... -Calypso tragó saliva -Liozard ha realizado una profecía... Y respondiendo a tu pregunta, no. No sé a qué se refiere, pero parece claro que debo participar activamente en la lucha...

El silencio se hizo en el compartimento, solo interrumpido por el rítmico sonido de las olas meciendo la embarcación. Una nueva determinación afloró en el gesto de Calypso que apretó sus puños hasta el punto de que sus nudillos palidecieron.

En mi vida había visto cosa parecida, pensó Lihem boquiabierto tras ver al mago retorcerse y pronunciar aquellas extrañas palabras. A continuación observó a Calypso con detenimiento. Allí ocurría algo que no le encajaba.

¿Qué sucede aquí? Este clérigo esconde algo ¿Una profecía le incita a luchar? ¿Qué extraños misterios esconde esta aventura? ¿Donde me estoy metiendo?

- Calypso, sea como sea ten cuidado y no te hagas el héroe. Todos debemos luchar en cuanto los piratas se encuentren a tiro, pero hemos de mantenernos unidos y actuar como uno.

Los piratas realizaron su primer disparo hacia las ventanas del barco donde se encontraban los elfos, sin embargo, la movilidad de los barcos lo convertía en una tarea sumamente difícil. La flecha dirigida a Nae se clavó en la pared de madera del barco cerca del marco de la ventana mientras que la flecha destinada a Aeldar alcanzó el barco un poco por encima de su objetivo.

En el interior del camarote del capitán, donde la luz era tenue, los elfos ya había cargado y tensado sus arcos y apuntaban concentrados hacia sus objetivos dispuestos a hacer blanco.

Nae tensó el arco pero otro movimiento del barco hizo que su flecha saliera desviada y casi sin potencia. El barco pirata se encontraba cada vez más cerca y ya no le daría tiempo a disparar antes del abordaje. Se sentía mal por no haber podido ayudar más a sus compañeros y tenía cierto miedo a que alguno de ellos saliera herido o incluso algo más grave después del enfrentamiento que se les venía encima. Espero que el invento de Áran ayude a ganar esta contienda...-pensó Nae poniendo en esta idea todas sus esperanzas.

El barco se acercaba cada vez más y apenas quedaba tiempo, por lo que Aeldar tensó su arco y se dispuso a disparar lo más rápido que pudo intentando alcanzar a su objetivo.

El barco pirata estaba considerablemente cerca y en poco tiempo estaría en disposición de iniciar el abordaje. Mientras tanto, los dos piratas armados con arcos seguían intercambiando flechazos con los dos elfos. De nuevo la intentona de estos fue infructuosa, al igual que la respuesta de los piratas, y las flechas se clavaron alrededor de las ventanas del camarote.

- ¡Maldición! -se pudo escuchar a uno de los piratas debido a la proximidad de las embarcaciones.

A continuación, tres piratas salieron a la cubierta del barco y se parapetaron en la cubierta del barco disponiéndose para disparar, sin embargo antes de que pudieran hacerlo Aeldar, realizando un habilidoso movimiento mecánico logró cargar de nuevo su arco y hacer un nuevo disparo.

El elfo recargó de nuevo su arco y disparó sin pensárselo antes de que fuese demasiado tarde para hacerlo, pero no logró alcanzar al pirata.

Cuando los dos barcos quedaron sujetos mediante los garfios de abordaje, el viento pareció detenerse, la marea calmarse, e incluso el brillo del sol dejó de molestarle en los ojos. El enemigo estaba delante, tras una barandilla de distancia. Piratas. Los bandidos del mar.

Áran, con su flecha incendiaria preparada no esperó más, y en cuanto escuchó los cascos de las naves chocar el uno contra el otro disparó contra el barril suspendido sobre el enemigo, y cortó la cuerda.

Con calma, guardó su arco, desenfundó sus espadas, y tapándose completamente hasta la cabeza con su capa humedecida por la brisa marina (y un par de jarras de agua), salió de su escondite y encaró a los asaltantes.

Vuestros aceros tomaron la vida de los míos. Ahora los míos tomarán las vuestras a cambio. Esto es ¡venganza!

El tiempo pareció detenerse cuando Áran cortó la cuerda que sujetaba los barriles. El barril del lado donde se encontraban los piratas se sostuvo en el aire un instante, pero enseguida empezó a caer con la flecha ardiendo clavada en un lateral. Los piratas apenas tuvieron tiempo de percatarse de lo que estaba ocurriendo, pues enseguida el barril chocó contra la cubierta del barco, cerca del punto de unión entre los dos estallando en una oleada de ardiente aceite. La caída directa del barril hirió a uno de los piratas arqueros cuyas piernas se vieron golpeadas por el bidón, sin embargo, la explosión de aceite le alcanzó de lleno quemándole diversas partes del cuerpo haciendo que se retorciese en el suelo de dolor. Tres piratas más se vieron alcanzados por el aceite desprendido por el barril y sufrieron quemaduras considerables que les hicieron caer al suelo y quedar bloqueados momentáneamente por el dolor. El resto de piratas, sorprendidos por el brusco recibimiento dieron un paso atrás y algunos incluso llegaron a caer al suelo.

La cubierta del barco pirata se convirtió en un caos. El cuerpo del pirata alcanzado ardía mientras se retorcía en el suelo, las velas habían prendido en una esquina y el fuego se propagaba por ellas poco a poco. Aquí y allá algunos de los objetos alcanzados eran presa del fuego, así como buena parte del suelo que separaba a los piratas del otro barco.

Entre el humo y las llamas, los piratas que un instante antes estaban listos para el abordaje, contemplaron una figura en pie que los esperaba desafiante en la cubierta enemiga. Por un instante nadie hizo nada, todos se detuvieron para asimilar lo que había ocurrido, solamente dos piratas se ocupaban de ir a buscar agua para apagar las llamas que amenazaban con extenderse por todo el barco. Esto dio a los dos elfos que permanecían en el camarote del capitán una nueva oportunidad para disparar flechas a sus enemigos.

La explosión proveniente arriba hizo temblar toda la estructura del barco.

La batalla ha empezado.

Calypso se dirigió a la escalera en la que subió varios escalones para comprobar la posición de Áran. Cuando lo localizó comprobó que este se mantenía erguido, expuesto y desafiante hacia el enemigo.

- ¡Áran! ¿Qué haces? Nos superan en número. Baja aquí. Lucharemos aquí abajo ¡Rápido!

El pícaro era sin duda un hombre valiente pero Calypso no permitiría que nadie hiciera frente a los piratas en solitario. Si alguien tenía que hacerlo sería él, así lo había anunciado aquella extraña profecía y así lo cumpliría el clérigo. Nadie moriría por su culpa. Si Áran no reaccionaba él tendría que subir...

Liozard pareció despertar de su letargo al sentir la explosión y se incorporó con nuevas energías. Frunció el entrecejo mientras comentaba.

- La batalla comienza...

A continuación murmuró algo incomprensible y dio un paso hacia Calypso esperando si Áran acudía a su llamada.

Áran levantó su espada señalanado hacia el caos que reinaba en el barco pirata, y gritó sobre las voces de sus enemigos:

-¡MIRAOS! ¡PIRATAS OS HACEIS LLAMAR, Y NO SOIS NI LA SOMBRA DE UN NIÑO ESGOISTA! ¡NO SÉ POR QUÉ TEMEN A UNA PANDA DE NIÑAS LLORONAS LOS COMERCIANTES DE ESTAS AGUAS! YO, RETO A VUESTRO CAPITÁN A UN DUELO POR SU HONOR! ¡SI DE VERDAD ES HOMBRE, VENDRÁ ÉL SOLO A BUSCARME AL CAMAROTE DEL CAPITÁN!

Y dicho esto recogió la antorcha y salió corriendo tan rápido como sus piernas le permitían hacia donde los demás se encontraban.

-Preparaos, que a lo mejor nos toca el gordo, jajaja.

 Oliver escucho como aran vociferaba hacia los piratas increpandoles descaradamente. Cuando dejo de chillar llego a nuestra ubicacion haciendo un comentario al que Oliver le contesta...No esperes ver al capitan en este barco, sera el ultimo en salir de su navio como haria cualquier buen capitan.

Bueno, ahora solo quedaba esperar que nuestro barco fuera abordado por los piratas y empezaria el espectaculo.

Dime Aran, ¿a cuantos has dejado mal parados con tus habiles trampas?.

Los dos elfos no habían tenido muy buena suerte con sus tiros pero Nae sabía perfectamente que ninguno de los dos se rendiría en un momento como aquel, los dos eran valientes y el temor no era una palabra común entre ellos. Por lo que cuando vio desde el camarote del capitán como los barriles estallaban en el barco pirata supo perfectamente lo que debía hacer por el bien de todos, permanecer en su lugar, sacar una flecha del carcaj e intentar dar a alguno de aquellos piratas. No sabía si las condiciones de la marea le darían una tregua esta vez pero aun así moriría intentándolo si era lo necesario. La joven elfa se giró hacia su compañero y en su cara apareció una sonrisa traviesa, no muy propia de su raza.

-Aeldar, vamos a ello, esto es morir o sobrevivir...acabemos con ellos.

Los piratas reculaban ante el fuego provocado por Áran, y mientras esperaban en el camarote pudieron divisar a unos piratas que volvían al barco, lo cuál aprovechó el elfo para volver a cargar su arco y disparar la flecha, esta vez con la certeza de que acertaría.

El choque y la explosión dio el aviso de que la batalla empezaba, Sigmund echó un vistazo al rededor mientras Calypso avisaba a Áran de que volviera.

Los marineros parecían inquietos, pero sus compañeros en cambio estaban listos y expectantes, se quedo mirando a Thorin en cual parecía sopesar su hacho contento, cuando el enano se fijo en su mirada Sigmund asintió y le sonrió.

Mientras Áran echaba a correr hacia el camarote del capitán desde donde podía bajar también, el guerrero alzó su voz marcial por encima del barullo exterior - ¡Bien camaradas! Prepárense para lo que viene, luchar con fiereza y no hagáis prisioneros. Apoyaos en vuestros compañeros y nada de temeridades.

Mientras decía estas palabras y recorría a todos con sus ojos, el experimentado guerrero se cruzó con la mirada de su antiguo compañero y le sonrío. Tras ello dirigiéndose hacia él para llegar al hueco del camarote del capitán le dirige unas palabras en voz baja- Aún la situación, me alegra volver a luchar a tu lado.

Finalmente, Sigmund se detiene bajo el camarote del capitán y echando un vistazo arriba dirige su voz a la parte de Nae que puede ver desde ahí abajo - Nae, no os expongáis demasiado! Causar las bajas que podáis y bajar en cuanto la cosa se ponga peligrosa.

Los piratas, que se habían mostrado dubitativos hasta el momento, reaccionaron a las palabras de Áran con una mezcla entre pervor y risas al oír el comentario del capitán.

- ¡Haré un felpudo con tu piel, maldita babosa parlante! -gritó uno de los piratas.

Los piratas empezaban a controlar el caos generado en su barco y deslizaron dos gruesas tablas para cruzar al otro barco, sin embargo antes de que lo hicieran, dos flechas cruzaron el aire silbando al mismo tiempo y fueron a impactar en dos piratas. Uno de ellos fue alcanzado superficialmente generándole una herida en su brazo izquierdo, sin embargo, la otra flecha alcanzó a uno de los piratas en el cuello arrancándole la vida inmediatamente. El pirata se desplomó ante la vista de todos, y aquello hizo reaccionar a todos los demás, que cruzaron las pasarelas gritando.

Ocho piratas se encontraban ahora en la cubierta del barco. El que iba en cabeza se giró hacia sus compañeros y con una voz ronca y profunda distribuyó a sus secuaces.

- ¡Vosotros cuatro! Id al camarote y eliminad a esos arqueros. Nosotros bajaremos a los compartimentos inferiores ¡Rápido alimañas!

El grupo se separó. El pirata al mando se dirigió con cautela, seguido de cerca por otros tres hacia las escaleras inferiores y al no ver a nadie en primer vistazo, empezó a bajar poco a poco seguido.

Por su parte el otro grupo alcanzó la puerta del camarote y se disponía a abrirla.

Thorin soltó una profunda y grave carcajada ante las palabras de Aran.La explosión habia excitado al enano.

-Por las barbas de mi tia-abuela Llother, este chico es imprevisible, ¡Me encanta!-Aseguró aferrándose a su hacha, preparado para la batalla.La adrenalina recorria su cuerpo como una galera con el viento a favor, como un caballo que ha comido hasta artarse, como un guerrero en busca de su presa.Los ojos de Thorin brillaron cuando notó que las sombras de sus enemigos se acercaban a la entrada.Habia llegado el momento.Se quedó quieto, preparando el ataque a los pirtasa que estaban a punto de caer en su trampa.Este método no agradaba del todo al enano, el preferia subir a cubierta y repartir hachazos a diestro y siniestro, con el aire rozandole la cara, con la sangre salpicandole; no en una bodega sucia, pero era lo que habia, y estab aconforme.