Partida Rol por web

Picco avanzó con cierto recelo hacia el estanque a medida que sus compañeos se iban sumergiendo. Sintió una mezcla de miedo y valor que le hizo acercarse sintiendo, no obstante, ciertas dudas al sumergir uno de sus pies en el agua.

Sin pensárselo de nuevo, cogió todo el aire que pudo, y se dejó caer por el agujero. Siguió nadando tras las brazadas de Thorin y se sintió satisfecho al comprobar que no perdía distancia con respecto a él. Parecía que todo iba bien hasta que llegado un punto, vio como sus compañeros se agolpaban ante él, sin poder seguir adelante. El pánico se apoderó del mediano que dudó si volver al lugar de origen. Se convenció a si mismo para no hacerlo y enfrentarse a sus temores para ayudar a su compañeros.

Fue entonces cuando lo vio...

Liozard cambió de expresión cuando dirigió su mirada hacia atrás. Acto seguido y con una calma impropia de lo que estaba diciendo habló:

- Creo que Sigmund y los demás están teniendo problemas. Lihem, Oliver. Acompañadme.

Se sumergió de nuevo en el agua tras coger aire profundamente.

Oliver escuchó las palabras de Liozard pero no les prestó damasiada atención. Seguía insimismado con las pequeñas luces que veía cada vez con más nitidez en la fuente.

Detectó la urgencia de la situación, pero su mente se debatía de forma inexplicable entre acudir en la ayuda de sus compañeros o agitar el agua y las luces que tenía delante. Algo le decía que debía hacerlo, pero no parecía el momento para ponerse a jugar.

Primero Lihem y luego Liozar aparecieron tras el paladin que todavia estaba ojeando el lugar. Una sonrisa aparecio en el rostro de Oliver cuando vio aparecer al primero de los dos. No dudo en hecharles una mano para salir del agua. Cuando estuvieron fuera el paladin dirigio a sus compañeros hacia la fuente que adornaba el lugar. Queria enseñarle las pequeñas lucecillas que manaban de aquel agua pero no se percato de que Liozard se habia quedado mirando el agujero por el que habian salido.

Oliver se encontraba junto a Lihem esperando ver nuevamente las lucecillas cuando de repente el mago da la voz de alarma. Justo en el instante en que Oliver se giro hacia el mago con cara de preocupacion, aquellas misteriosas lucecillas parecieron recobrar intensidad en su luz. Ese hecho hizo que el paladin se debatiera durante unos segundos en ir en ayuda de sus amigos o quedarse, alli, cerca de la fuente, pues algo le decia que debia permanecer alli.

¡¡¡ Maldicion !!! ¡¡¡ Este agua tiene algo que me atrapa, ¿pero que es?, ¿Porque?, la angustia se estaba apoderando de Oliver, no queria volver a perder a ningun compañero bajo las aguas de ningun lugar. Lo tenia claro, debia ir en ayuda de sus compañeros, hizo el gesto de ir en su ayuda pero por algun extraño motivo, apenas se alejo unos centimetros de la fuente, la tentacion de averiguar que eran aquellas pequeñas luces mantenian a Oliver aferrado a aquel lugar.

Asi que Oliver se dirigio a la fuente y empezao a agitar suavemente el agua, jugueteando con ella como si estubiera jugueteando con las pequeñas luces que tan envelesado tenian al paladin.

Amigos, perdonadme... penso irremediablemente cuando decidio juguetear con el agua antes que ir en ayuda de sus compañeros.

Oliver agitó levemente las luces, y estas cobraron intensidad al hacerlo. Repitió el movimiento totalmente ensimismado. En un arranque repentino, el paladín palmeó el agua con más violencia salpicando el agua de la fuente por todas partes. En ese momento algo ocurrió que agitó la sala entera. El agua del estanque se había proyectado hacia arriba salpicándolo todo como un geisser. Del agujero salieron violentamente cada uno de sus compañeros ante la estupefacta mirada de Oliver, que ahora ignoraba la fuente, que curiosamente se había vuelto a llenar.

Todo parecía perdido cuando los compañeros encontraron dificultades para cruzar. Sigmund se encontraba totalmente bloqueado en la estrecha gruta. Sus compañeros, que no corrían mejor suerte se afanaban por ayudarle, empujándolo desesperados. El aire escaseaba entonces, y sus mentes empezaban a perder la consciencia.

De pronto, una violenta fuerza los agitó. Desde atrás, el agua los propulsó con violencia hacia adelante. Chocaron contra varias rocas y sus cuerpos se agitaron como muñecos inertes entre las paredes de la gruta. Finalmente sus cuerpos abandonaron el agua y salieron disparados hacia una oscura sala, donde Oliver los observaba con gesto de sorpresa.

¿Chicos, estais bien? ¿ que ha pasado?... pregunto el paladin cuando vio salir aparatosamente a todos sus compañeros del agua mientras dirigia su mirada hacia ellos.

Oliver corrio hacia sus compañeros para ayudarles a incorporarse. ¡¡¡ Venga !!! ¡¡¡ arriba !!!... exclama mientras coge fuertemente el brazo de Sigmund y lo ayuda a incorporarse.

Despues el paladin se dirigio al resto de sus compañeros para al igual que a Sigmund, ayudarles a incorporarse. Pues por las caras de alguno de sus compañeros da la impresion de que han tenido que pasar verdaderos apuros bajo el agua.

El enano vomitó un buen chorro de agua cuando se incorporó en la roca. Tosió profundamente y se agarró el pecho con angustia.

-Si esque tenemos razones para que no nos guste, Maldita agua....-dijo el refunfuñaod enano, estaba realmente sofocado y aturdido.

Poco a poco Nae sintió que se empezaba a marear por falta de oxígeno. Dándose cuenta de que no había nada que hacer por el momento, decidió intentar calmarse y guardar sus fuerzas para no ahogarse y seguir con vida el mayor tiempo posible. Nada parecía cambiar, pasaban los minutos y sus amigos seguian intentando salir sin conseguirlo, ya era imposible volver atrás y que les diera tiempo a llegar al lugar de donde habían venido. Esto se acaba... -La joven cerró los ojos aceptando lo que venía a continuación. Pero para su sorpresa una gran fuerza la impulsó hacia delante y salió de debajo del agua.

-Cof,cof...qué...cof, cof...cómo...-intentó tranquilizarse y respirar para luego poder hablar con tranquilidad-¿Has sido tu Liozard? Gracias por ayudarnos.-dijo mientras se levantaba.

Liozard arrugó la frente ocultando sus ojos bajo sus pobladas cejas.

- No señorita. No he sido yo. Algo nos ha sacado de ahí abajo y bien es sabido que me gustaría saber de qué se trata.

Oliver tras comprobar que todos sus compañeros estaban bien, suspiro aliviado. Pero como se tomarian sus compañeros el echo de que opto por la otra opcion en vez de por la opcion ayudarles. Es algo que no se lo perdonaria en la vida, pero por suerte y gracias a dios, estan todos bien. 

Niega con la cabeza todavia sin creerse que prefirio juguetear con el agua de la fuente que ir en busca de sus compañeros cuando estos lo necesitaban. Las palabras de Liozard sacaron a Oliver de sus pensamientos, y disimuladamente se acerco al mago y lo aparto del resto de compañeros. Entonces es cuando le explico lo que habia pasado.

Uno a uno, los compañeros fueron saliendo del agua y sacudiéndose para quitarse la humedad que ahora portaban. Se encontraban en una sala redonda e irregular cuyas paredes eran de roca viva. En uno de los extremos de la sala, había un pequeño estanque por el que habían llegado. En el centro, una ornamentada fuente se levantaba con agua en su interior. En el otro extremo, un pasillo representaba la única salida visible de aquel lugar.

- Será mejor que continuemos -propuso Lihem sin mucho afán.

El shar-zarín, arrancó una de las antorchas que ardían en la pared y la utilizó para adentrarse en el oscuro pasillo. Avanzaron más de una docena de metros, cuando el camino giró a la derecha. Tras un tramo similar al anterior, el trazado volví a virar, esta vez hacia la izquierda. Se repitió la misma situación sucesivas veces y dieron gracias de no haber más que una ruta posible, pues con toda seguridad se habrían perdido.

A cada paso que daban, la oscuridad era más profunda, hasta que llegaron un punto en el que Lihem se detuvo.

- ¿Qué son estas marcas? -preguntó agachándose y palpando el suelo con una mano.

Los demñas se acercaron a ver a qué se refería el guerrero y descubrieron que a lo largo del suelo de todo el pasillo, había una fina línea tallada en el centro del mismo que seguía su recorrido.

- Parece una especie de guía -indicó Lihem mirando hacia sus compañeros.

En ese momento, una pequeña esquirla de ceniza incandescente se desprendió de la antorcha del guerrero. La esquirla flotó en el aire con su habitual baile hasta que finalmente cayó en la línea tallada en el suelo. Como por arte de magia, la línea se prendió, y el fuego se extendió hacia adelante y hacia atrás haciéndo a Lihem levantarse de golpe. La línea de fuego (que no superaba los tres centímetros de altura) avanzó hasta el siguiente giro del pasillo y se perdió iluminando su avance.

Los compañeros contuvieron el aliento durante unos instantes, esperando que ne cualquier momento ocurriese algo, pero no fue así. Pasaron los segundos y el grupo se relajó.

- Parece que ya tenemos luz -indició Lihem aliviado.

No obstante, el alivio duró poco, pues un ahogado, gutural y desgarrador grito llegó a través del pasillo. No parecía cercano. No parecía tratarse del dragón negro. Pero resultaba igualmente escalofriante.

La gran Hacha enanil apareció de pronto en las manos del enano. Éste la agarró con fuerza, aguardando que ocurriera algo más.

-Sigmund...-dijo sin mirarle. Debian continuar, pero queria avisar a todos de uqe se preparasen, aunque estaba seguro de que no haria falta. Aquel grito llego hasta las mismas entrañas de cada uno de los presentes.

Bien hecho Lihem... dijo el paladin cuando este casi sin querer doto al lugar de luz.

Un escalofrio hizo que los pelos de el paladin se erizaran cuando escucho el desgarrador grito. El paladin no tardo en reaccionar y blandir su arma esperando un ataque inminente. Pero enseguida se dio cuenta de que aquel grito todavia era lejano. Aun asi, no bajo la guardia en ningun momento.

Áran pegó un salto cuando el fuego se extendió por el suelo y se puso de espalda a la pared, esperando que una oleada del elemento apareciera de un momento a otro, o el techo se desprendiera o cualquier otra cosa inimaginable sucediera. Cuando a cabo de unos instantes nada ocurrió se permitió relajarse y separarse de la pared.

-No gano para sustos en este sitio...

De pronto, el horrible chillido hizo que el pícaro decolgase su arco y una flecha y volviera a su posición junto a la pared.

-¿Q...Qué ha sido eso?

Nae se paró en seco al escuchar aquel desgarrados grito. La joven nunca había sentido miedo al escuchar aullidos y demás sonidos de animales procedentes del bosque, pero esto era diferente...

¿Qué será eso?-dijo temblándole levemente la voz.

Estaba tensa, dispuesta a defenderse de un posible ataque. Miró a sus compañeros y vió en ellos la misma expresión de no sabes que encontrarse reflejada en su cara. Decidió quedarse quieta y en silencio para intentar captar con sus sentidos lo máximo posible.

Parecía que como habían augurado, el tramo final de su aventura no sería nada fácil y así lo demostraban los acontecimientos.

Tras lo ocurrido en el agua, donde el guerrero creyó perder su vida, los pulmones de este habían quedado muy tocados, cada vez que respiraba notaba un punzante dolor en el pecho, por lo que decidió ahorrar energías y no levantó palabra hasta que el grito inhumano inundó el pasadizo por el que avanzaban.

Escuchando la voz del enano, Sigmund frunció en entrecejo y asintió - Lo sé Thorin... - Miró tras de sí calculando la distancia hasta la última sala en la que habían estado - Deberíamos prepararnos por si viene cualquier bestia por el conducto, sugiero hacernos fuertes en la sala anterior.

Pensando en el estado de sus heridas y el dolor que sentía Sigmund no pudo reprimir el pesimismo "Esto se pone feo..."