Partida Rol por web

Picco dudó un instante antes de echar a correr hacia el tobillo de la bestia. Cuando reunió el valor suficiente, estalló en un grito y embistió a la criatura con más voluntad que acierto. Tras descargar un golpe sin éxito en la pierna del minotauro se alejó un par de metros esperando una respuesta violenta por su parte. Lo volvería a intentar en cuanto tuviera ocasión...

Liozard agitó sus manos delante de su cara, como era habitual en él antes de realizar un hechizo, sin embargo esta vez no las extendió hacia el minotauro si no que lo hizo hacia Aeldar. El arquero se sorprendió cuando alcanzó una nueva flecha para disparar a la criatura, pues la saeta contaba con un ligero brillo verdoso. Durante un instante dirigió su mirada al mago, que devolviéndole la mirada, asintió con un gesto de aprobación.

Áran inspiró y contuvo la respiración para minimizar su acelerado pulso. Como tantas veces antes en los bosques, apuntó la saeta a la cabeza de la bestia y esperó el momento oportuno para soltar la cuerda.

La saeta cruzó la estancia hacia su objetivo, pero un instante antes de impactar el potente hachazo de Thorin hizo que la bestia desviase ligéramente la cabeza, haciendo que la flecha quedara atravesada en su nariz (o morro) en lugar del ojo.

La bestia seguía allí en medio de la sala deseando atacarles pero sus compañeros no le daban oportunidad ya que sus ofensivas se sucedían una tras otras. Entonces le tocó el momento a ella, sacó una flecha de su carcaj y apuntó mirándole a los ojos a aquel animal. No le daba miedo y menos si pensaba que detrás de él podían estar la duquesa y su hija.

La saeta cruzó el espacio que la separaba del minotauro mientras Nae pensaba en las dos mujeres secuestradas y en si aun seguirían con vida. En ese momento vio como la flecha impactó en su objetivo. Bien!

Vamos, acabemos con este bicho enorme.

Sigmund comprobó con agrado que sus compañeros habían logrado herir a la enorme criatura, en especial el potente hachazo de Thorin. Con la esperanza de no dar un segundo para reaccionar al minotauro, el guerrero alzó su espada y corrió hacia el enemigo, buscando herir la parte trasera de su rodilla y obligarle a caer, sin embargo, la criatura se desplazó en el último instante moviendo una de sus piernas hacia Sigmund. Este logró esquivar por poco el golpe, pero no pudo ejecutar el movimiento que había preparado.

La próxima... masculló para sí.

La enorme criatura no dejó de rugir mientras recibía uno a uno los ataques de sus enemigos. Thorin había logrado herir con cierta gravedad uno de sus pies e hizo que la criatura se revolviera violentamente desequilibrado. Esto hizo que los ataques del resto de sus compañeros fuera erráticos, sin embargo, Aran logró alcanzarle en el morro, clavando su flecha en él mientras que Nae había alcanzado el cuello.

La criatura dejó de revolverse y apoyó de nuevo el pie con evidentes signos de dolor, no obstante, estos no evitaron que preparara su primera ofensiva agitando su hacha alrededor de él buscando golpear a todos los enemigos que se encontraban abajo.

Por fortuna para los compañeros, el minotauro se encontraba cegado por el dolor y arremetió contra rocas, piedras y otros objetos que se encontraban alrededor de él sin llegar a herir a los guerreros. Terminó su violenta barrida sin alcanzar a nadie y echó una ojeada alrededor buscando cual sería su próximo objetivo.

Oliver veia como sus compañeros iban acertando en sus respectivos ataques contra el minotauro mientras otros fallaban a causa de los repentinos movimientos de este.

Cuando Oliver vio que el minotauro estaba preparando su ataque, este no pudo mas que intentar esquivarlo mientras gritaba al resto de sus compañereos... ¡¡¡ Cuidado !!!.

Cuando el minotauro lanzo su ataque, Oliver aprovecho la oportunidad que le brindaba el momento y al igual que hizo su amigo Sigmund, fue directamente hacia la parte trasera de una de sus rodillas para hacerle caer en el suelo y que quedara a merced de sus compañeros.

Con un grito de rabia el paladin corrio hacia la bestia y con un acertado ataque consiguio clavarle su arma hasta la empuñadura probocandole una gran herida.

¡¡¡ Ahora !!! atacad ahora!!!... exclamo el paladin a sus compañeros mientras el cuerpo del minotauro caia sobre el firme suelo haciendo temblar buena parte del lugar.

La exaltacion del momento y la adrenalina que recorria el cuerpo de Oliver hicieron que este fuera rapidamente hacia la parte frontal del minotauro que habia quedado tendido en el suelo para tener un mejor angulo para futuros ataques contra la bestia. Pero lo que vio cuando llego al frente del monstruo lo hizo para en seco.

La bestia mostraba su lado mas vulnerable. Con una respiracion entrecortada y agonica intentaba aferrarse a la vida con todas sus fuerzas, mientras las heridas que cubrian su cuerpo no dejaban de manar sangre. Sus ojos cada vez estaban mas cerrados y la lengua del animal, asomaba timidamente entre la comisura de sus labios. Esa vision hizo que el paladin bajara su arma desconsoladamente. Se dio cuenta de que el minotauro estaba a punto de morir. 

Alzando la mano y con un fuerte tono de voz exclamo... ¡¡¡ Alto !!!. Supuso que seria bastante para que sus compañeros desistieran de atacarle y bajaran sus armas. Dicho eso, se acerco a la cara del minotauro y posando las manos sobre sus ojos los cerro. En ese momento el minotauro dio su ultimo suspiro, pereciendo ante todos como una debil e indefensa criatura incapaz de hacerle daño a nadie.

El paladin se quedo mirando al minotauro durante unos segundos antes de volver en si.

La inmensa mole hizo retumbar las paredes de toda la cueva. Pequeños trozos del techo cayeron de nuevo debido a la vibración, sin embargo, la estructura de la caverna no corría peligro. El eco se extendió como una nube de polvo por toda la estancia y rebotó contra cada piedra del lugar. El silencio que lo siguió fue tan denso que parecía poder cortarse.

Uno a uno, los compañeros que tan larga travesía habían recorrido se percataron de que nada se interponía en aquel momento entre ellos y la gema que habían ido a buscar.

La enorme caverna ascendía ligeramente desde cada una de sus esquinas hacia el centro de la sala, donde en un pequeño altar, una piedra de un ligero brillo anaranjado descansaba, ajena a la pelea que se acababa de celebrar ante ella. En el lado contrario al lugar por el que habían llegado había un pequeño estanque, similar al que ya habían atravesado.

Nae vió atónita como el minotauro caía y todo retumbaba a su alrededor. Sintió caer algún que otro trozo de la caverna y se agachó instintivamente por si alguno se dirigía hacia ella. Al volver a levantarse por fin la vio, allí estaba lo que tanto habían esperado conseguir, la gema.

La elfa caminó lentamente hacia donde está el altar y se detuvo para observarla más de cerca.

-Parece tan delicada...¿Como pensais que debemos cogerla?-preguntó a sus compañeros.

Al volver la cabeza reparó en el estanque que había al otro lado y un temor le recorrió el cuerpo, solo recordar lo que acababan de vivir mientras buceaban le ponía nerviosa. Espero que esa no sea la única salida...-pensaba mientras miraba a todos lados buscando otro lugar por el que salir al exterior.

Throin sonrió ante el último ataque de su compañero.

-¡Si!¡Así se hace oliver!-Bramó el enano con alegria mientras se acercaba al destrozado cuerpo del inhumano ser. Sacó su hacha pequeña y con un par de cortes consigió quitarle uno de sus grandes cuernos.

-¡Será un trofeo espléndido! Quizá me haga una jarra, o quizá me obliguen los de mi clan a ponerlo en la sala comun. ¿Alguien quiere el otro?-Preguntó el entusiasmado enano antes de contemplar en silencio la preciosa gema que se alzaba en la sala.

Oliver salio de sus pensamientos cuando el enano se dirigio hacia el... Si, claro... se limito a decir con media sonrisa en la boca, nada satisfecho de lo que acababa de hacer.

El paladin en ese momento empezo a estudiar detenidamente el lugar, sin percatarse de que Nae estaba junto a la gema. Las palabras de esta hicieron que el paladin dirigiera su mirada hacia la elfa... No la toques!!!... exclama el paladin preocupado... Podria tener algun mecanismo oculto y accionarse al quitarla de su lugar.

Entonces su mirada se dirige hacia Aran... Aran, creo que eres el mas indicado de todos para comprobar si hay algun tipo de trampa adjunta a la gema.

Alegrándose de que la batalla fuera tan corta, Sigmund se sienta en un lado intentando que sus músculos descansen tras la pequeña carrera, el guerrero estaba más tocado de lo que él pensaba.

Tras respirar profundamente para calmarse y alejar el dolor, le dirigió una pequeña sonrisa a Thorin cuando este, contento como nunca le había visto el guerrero, alzaba el cuerno para enseñarle su trofeo.

Finalmente, al hablar Oliver, Sigmund estuvo de acuerdo - Oliver tiene toda la razón ir con cuidado, ¿Áran podrías examinarlo a ver si ves algo raro? ¿Y tu Liozard? Tal vez notes alguna magia protegiéndola...

Áran bajó a la carrera para contemplar a la bestia muerta desde cerca. Nunca en su vida había visto una cosa así y no creía que volvería a verla, asíq eu merecía la pena gastar unos segundos contemplándola.

-Pues así, sin cuernos y con la lengua fuera ya no da tanto miedo. Incluso parece amigable, ¿no creeis? -Bromeó el pícaro.

Luego sus compañeros comenzaron a discutir si debían o no acercarse a la gema, y Oliver y Sigmund coincidieron en que fuera el pobre Áran quien se aproximara a ver si había trampas.

-¡¿Qué?! ¿Estáis locos? ¡Esa cosa es mágica! ¡No pienso acercarme ni un solo paso a esa piedra! ¿Dónde está ese condenado mono cuando se le necesita?

Si algún miembro del grupo había pasado por alto que a Áran le aterrorizaba la magia y era súmamente supersticioso, en ese instante se disiparon todas sus dudas.

Liozard se acercó a la gema con un gesto grave en el rostro y la contempló durante largos minutos como si estuviera viendo más allá de la brillante piedra que tenía delante. Cuando estuvo satisfecho de su examen se giró hacia los demás.

- Aparentemente, ningún hechizo protege la propia piedra, aunque es posible que sí exista algún tipo de mecanismo que reaccione en cuanto la cojamos. Llegado a este punto no nos vamos a marchar sin ella, y dado que solo hay una forma de comprobarlo...

Con un brusco movimiento y sin previo aviso, el anciano mago se giró y alcanzó la gema con la mano extrayéndola de su lugar y alzándola ante su cara sobre la palma de sus dos manos. La piedra adquirió entonces un brillo especialmente intenso que iluminó el rostro del mago con un aspecto siniestro...

En un primer momento... no ocurrió nada.

-NO! - Grito Sigmund al mago cuando este alargo la mano para tocar la gema pero ya era tarde y el guerrero tuvo que contener el aliento mientras rezaba para que no le pasara nada a su amigo. Tras unos minutos de tensión parecía que todo estaba bien.

-Has hecho una temeridad Liozard! - le dijo con tono enfadado. - Tal vez mejor envolver la gema en alguna tela para transportarlo.

Liozard sostenía aún la gema sobre sus manos. Nadie se había movido, como esperando que algo ocurriese pero pasaron los segundos y no pasó nada. Todos respiraron aliviados. Sigmund reprendió al mago por haber actuado de aquella forma. A Liozard no pareció afectarle de modo que guardó silencio, mientras el guerrero seguía hablando. De pronto, un grito agudo rompió el aire y resonó en la caverna perforando dolorosamente sus oídos. Se trataba del mismo grito que habían oído a lo lejos cuando encontraron a Liozard. El mismo grito que detectaron cuando aquella sombra negra luchó contra los gusanos del pantano. Sin embargo, aquella vez, el grito sonó mucho más agudo y estridente. Una figura oscura los observaba desde el balcón por el que habían accedido.

Un enorme dragón negro respiraba enfurecido observando el cadáver del minotauro y la gema que Liozard portaba. La criatura se mantuvo unos instantes allí para a continuación saltar a la parte inferior y emitir un nuevo grito que tardó varios segundos en extinguirse. De su lomo descendió una figura que había pasado desapercibida. Se trataba de una figura aparentemente humana, cubierta con una poderosa armadura negra. Parecía sorprendido cuando dirigió su mirada hacia el minotauro caído, y alarmado en cuanto vio a Liozard portar la gema. Cayó de rodillas con aspecto abatido y bajó la mirada hacia el suelo.

- ¡Maldición! -gritó desconsoladamente. Alzó la mirada para enfrentarla a los ojos de los presentes y con un tono más grave dijo -Os arrepentiréis de lo que habéis hecho...

Hizo un gesto con la mano y el dragón se alzó poderoso, con las alas extendidas. Se sostuvo unos instantes en el aire, imponente, hasta que se revolvió y cayó en picado hacia la posición de Liozard. El movimiento fue tan rápido y sorpresivo que nadie tuvo tiempo de reaccionar. El dragón alcanzó una velocidad excesivamente peligrosa en los pocos metros que los separaba, pero en lugar de aplastar al mago cuando lo alcanzó, su cuerpo se desvaneció como por arte de magia, y el mago cayó hacia atrás sorprendido sin llegar a soltar la gema. El hombre de la armadura negra, cayó entonces, desde su posición de rodillas hacia delante y no se movió. Estaba inconsciente.

El grupo estaba sorprendido por la situación. Todo había ocurrido tan rápido que aún no lograban entender lo que había ocurrido. Tampoco tuvieron entonces mucho tiempo para pensarlo, pues ruido de voces surgió del pasillo junto al balcón.

- Alguien se acerca. Debemos irnos -concluyó Lihem preocupado.

- Aquí parece haber una salida -indicó Picco que se encontraba a la orilla del pequeño estanque.

Todos se acercaron rápido al lugar, Liozard envolvió la gema en un trozo de tela y comprobaron que el agua del estanque se perdía a buen ritmo por una estrecha caverna que descendía hasta perderse en la oscuridad.

- Esta gruta tiene que tener una salida para el agua. Confiemos en que sea suficiente para nosotros -indicó Liozard que inmediatamente miró hacia Sigmund -Sigmund, tú decides. Plantamos cara a los que nos siguen o intentamos salir por aquí.

Una vez más, todos dirigieron su mirada al líder en busca de sus instrucciones. La situación requería una decisión rápida de la cual podía depender la vida de todos.

Aqui acaba nuestra andadura... penso el paladin cuando vio al enorme dragon aparecer por sorpresa. Todo el camino recorrido, todo lo que dejaron atras no habia servido para nada, estaba claro que un grupo tan reducido como el suyo no seria capaz de hacer frente a tan feroz animal. Un aliento llameante del dragon seria suficiente como para acabar con todos ellos. El paladin suspiro negando con la cabeza... Esto es el fin.

Cuando el dragon alzo el vuelo Oliver contuvo la respiracion, aparto ligeramente su mirada y espero a lo inebitable. Pero cual fue su sorpresa al ver desvanecerse el dragon cuando tomo contacto con Liozard. No era posible, habia desaparecido sin mas y al viejo lo unico que le habia hecho habia sido tirarlo hacia atras.

¿Como es posible? se pregunto el paladin incredulo ante lo que acababa de contemplar. Entonces unas voces provenientes del pasillo por el que habian llegado hasta aquella sala llamo la atencion de todos. Oliver vio como Liozard guardo la gema en un trozo de tela y antes de dejar contestar a ninguno de sus compañeros sobre como proceder a continuacion Oliver interurmpio tomando la palabra...

- Liozard, si no te importa me gustaria que llevara otro compañero la gema... le dijo en un tono serio. Aguanto su mirada mientras le instaba con la mano a que se la deciera a cualquiera de sus compañeros.

Todos se encontraban reunidos a la orilla del estanque cuando Oliver sugirió que Liozard entregara la gema a otro. El mago alzó las cejas sorprendido por la petición.

- Joven Oliver, no creo conveniente que otro de nosotros porte la gema. Si de alguna forma está maldita, será mejor que solo uno se vea afectado. En cualquier caso, de nuevo lo dejaremos en manos de Sigmund... ¿y bien?

Antes de que Sigmund tomara la decision correspondiente, Oliver se permitio dirigirse a Liozard y a Sigmund diciendo...Me parece muy extraño el hecho que acabamos de vivir. Porque el dragon se ha dirigido a ti... dice señalando a Liozard... seguramente haya ido hacia ti porque tenias en tu poder la gema. Ignoro cuanto a magia y poderes misticos se refiere, pero estoy convencido de que ese dragon se ha alojado dentro de ti. ¿Si no como explicar que cuando tomo contacto contigo desaparecio?.

Oliver sabia que sus palabras podrian parecer incoherentes e idiotas, pero nadie le iba a quitar esa idea de la cabeza.

- En efecto, la criatura desapareció como por arte de magia. Tal y como hizo delante de todos nosotros en los pantanos. Pero me temo que no tenemos tiempo para discutir. Debemos tomar ya una decisión acerca de qué ruta tomar y qué hacer con la gema.