Partida Rol por web

La bajada por la grita fue mucho más movida de lo que Áran podía haber imaginado. Por suerte sus grandes reflejos y flexibilidad le permitieron llegar al otro lado sin nada más que unos rasguños.

Pfff... ¡Salvados!

Apenas había inspirado el olor de la libertad un par de veces cuando las voces de Oliver y Nae le hicieron darse cuenta de que algo iba mal. Muy mal.

¡Mierda, quería evitar tener que usar esto, pero no puede repetirse lo que pasó en el barco!

Moviéndose tan rápido como le fue posible el pícaro sacó un pequeño frasco de la bolsa de su cinturón y se lo bebió de un trago antes de sumergirse a ayudar a sus compañeros.

La armadura. El peso que ésta le producia y su mareo le impedian subir con facilidad. Se habia quedado a medio camino mientras intentaba subir a brazadas descontroladas. EL agua se introducia por los pliegues de su ropa y para Thorin era como si tuviera una roca atada al pecho. Iva a morir.

Entonces lo vio, cual angel bajando del cielo, allí estaba Áran, su amigo, su compañero, bucenado hasta él con el brazo extendido y con cara de desesperación. El enano realizó un colosal esfuerzo por alcanzar el brazo del joven y cerrando los ojos mientras gritaba con furia dió una brazada con la cual agarró el brazo de su amigo.

De pronto sentia como subia hacia la superficie. Iva a invitar a cenar a ese maldito maleante.

Sigmund casi no podía respirar tras el esfuerzo y su cuerpo le decía que no se moviera más, pero entre su borrosa vista vio como sus compañeros se tiraban a rescatar al resto que aún estaba en las profundidades.

-Vamos chicos, no puede morir ninguno más, hoy no... - le dijo el guerrero a los que aún quedaban en tierra.

Sin pensárselo ni un minuto más se levanto haciendo caso omiso a su dolor y se tiró al agua a por Aeldar.
Como un desesperado, Sigmund braceaba mientras veía como de las profundidades emergía Thorin con la ayuda de Aran y finalmente vislumbro el cuerpo del elfo.

El anciano mago se sumergió junto a los demás y buceó en dirección a Aledar para ayudar a Sigmund a sacarlo a la superficie. El cansancio de Liozard debido a sus recientes hechizos hizo su ayuda poco efectiva.

La caída por aquel tobogán había sido muy aparatosa, pero a pesar de ello se rehizo para seguir adelante. El elfo comenzó a subir hacia la superficie como el resto de sus compañeros, pero se quedaba sin aire en los pulmones y no podía hacer suficientes esfuerzos para poder salir.

El tiempo parecía haberse detenido y Aeldar se hundía cada vez más hasta que notó que le agarraban y tiraban de él hacia arriba. Se trataba de Sigmund y Liozard, que trataban de ayudarlo. Entonces el elfo notó cómo el aire entraba de nuevo en sus pulmones, estaba en la superficie al fin.

Picco salió a la superficie sin mucha dificultad dado su pequeño y ligero cuerpo, sin embargo, se dio cuenta de que tres de sus compañeros no lo habían hecho. Hundió su cabeza en el agua y vio cómo Lihem se hundía inconsciete. Igualmente vio como Nae y Oliver intentaban sacarlo a la superficie pero algo parecía hundirlo hacia las profundidades. Decidido, el mediano se sumergió y buceó hacia el guerrero para llevarlo a la superficie. No obstante, sus esfuerzos parecían inútiles. EL shar-zarín se hundía sin remedio...

La situación era crítica. Thorin y Aeldar habían alcanzado la superficie con la ayuda de los demás, pero Lihem se hundía en el agua sin remedio a pesar de los esfuerzos de Nae y Oliver. El peso de las armas y la inconsciencia del guerrero lo hacían convertirse en un peso muerto difícil de sacar a flote.

Pero aquello no era lo peor... lo peor lo vieron Nae y Oliver desde debajo del agua...

Mientras Nae y Oliver tiraban hacia arriba del cuerpo inerte de Lihem, creyeron ver un destello azul tras ellos. No le prestaron atención pues el guerrero concentraba todos sus esfuerzos. Cuando se encontraban al borde de quedarse sin aire, la sombra azul pasó de nuevo cerca de ellos. Entonces los dos levantaron la mirada. La tercera vez lo vieron claramente y un fantasma grabado en su recuerdo volvió a inundarlos. Una de aquellas criaturas azules merodeaba su posición. Una de aquellas criaturas que habían despedazado a aquellos piratas y se habían llevado a Calypso para siempre. Cada instante que pasaran en el agua correrían un serio peligro de muerte.

Ascendieron a la superficie con la urgencia de la falta de aire y la de advertir a los demás de la presencia que acababan de advertir.

La tesitura en la que se encontraban la elfa y el paladin no era nada gradable para ninguno de los dos. Veian impotentes como la union de sus fuerzas no eran suficientes para llevar a su compañero a la superficie. Oliver miraba a Nea de vez en cuando al igual que hacia Nae, cada vez que se cruzaban las miradas el paladin hacia un gesto de negacion, indicando a su compañera de que estaban realizando el esfuerzo en vano. Pero aun asi, ambos seguian intentando rescatar a su compañero.

Un destello azul llamo la atencion del paladin durante unos segundos, pero apenas le dio importancia. No fue hasta que le vino a la cabeza lo sucedido en el barco cuando fueron atacados por los piratas y el recuerdo de Calypso que no se dio cuenta de la gravedad de la situacion.

¡¡¡ Son los malditos seres que se llevaron la vida de Calypso !!!...

Oliver solto el cuerpo de Lihem e indicandole a Nae la urgencia que requeria el salir de alli, se encamino hacia la superficie ...

Cuando el paladin emergio del agua, tomo aire y entrecortadamente alerto a sus compañeros... Debemos....Debemos....salir..del...del... aguaaaaa.

Lihem se hundía más y más sin que Nae y Oliver puedieran hacer nada para evitarlo. La elfa agarraba a Lihem por el brazo y tiraba con todas sus fuerzas hacia arriba aunque este descendía sin remedio. Entonces algo llamó la atención al paladín e hizo que que la joven se girara hacia lo que parecía una sombre azul.

En un principio Nae se quedó mirando hacia aquello sin saber qué era pero cuando comprendió de que lo conocía dejó con mucho pesar al guerrero y subió hacia la superficie siguiendo a Oliver.

-Vamos...., vamos...no podemos hacer nada.... por... Lihem...pero nosotros todavía nos podemos salvar-les instaba a sus compañeros mientras nadaba hacia la orilla sin detenerse.

Las palabras de Oliver y Nae y sobretodo, la urgencia reflejada en su voz, hizo que todos los demás los imitaran y nadaran hacia la orilla con premura. Nadie más entendía a qué se debía aquel miedo, y aunque les hicieron caso y nadaron todo lo rápido que pudieron, no sufrieron la angustia que ellos dos sentían.

Cada brazada, cada instante que su cuerpo permanecía dentro del agua era una eternidad y en todo momento la sensación de ser alcanzados los invadía y alentaba sus esfuerzos. Sentían que en cualquier momento podrían ser alcanzados por una de aquellas criaturas, como le ocurrió a Calypso, y a aquellos piratas que terminaron despedazados en cuestión de segundos. A cada metro que avanzaban, creían ver miles de sombras azules rodeándolos y susurrándoles en los oídos.

Finalmente, y tras lo que creyeron una eternidad, alcanzaron la orilla y se alejaron varios metros del agua con prudencia. Allí, mientras recuperaban el aliento en una pequeña cala rodeado de un denso bosque, Nae y Oliver explicaron que acababan de ver una criatura azul, como las que se habían llevado a Calypso, merodeando su posición. Acto seguido, varios de ellos se derrumbaron apesadumbrados por el destino de Lihem.

Cerca de su posición, oyeron como el ramaje se agitaba por una presencia que se acercaba corriendo. Su replegaron, y extrajeron sus armas preparados para el combate.

Un niño salió entre el ramaje corriendo y se detuvo en cuanto vio al grupo que esperaba en posición de combate. El muchacho palideció, los miró con un gesto de terror en la mirada y levantó las manos en gesto de inocencia. A los pocos segundos pudo articular.

- No... no me matéis... por favor.

No había tiempo que perder y la prioridad era salir inmediatamente del agua. Despues de dar la voz de alarma a sus compañeros, Oliver empezó a bracear con todas sus fuerzas para salir del agua cuanto antes. No quería mirar atrás ni sumergir la cabeza bajo el agua, solamente pensaba en llegar a la orilla cuanto antes.

Cuando en una de las brazadas noto que tocaba tierra firme se puso de rodillas para luego erguirse y salir tan rápido como pudo del agua. Con las ropas chorreando de agua se arrodillo en el suelo y jadeando alzo su mirada hacia el cielo, había tenido junto a Nae la oportunidad de salvarle la vida pero no fue asi, en lugar de salvarle lo dejaron a su suerte mientras se hundía irremediablemente hacia las profundidades del lago…

¡¡¡ Lhiemmmmmmmmmmmmmm!!!.... Perdoname alla donde estes…. Grito el paladin mientras golpeaba una y otra vez con su puño derecho el suelo donde estaba arrodillado.

El paladin estaba desolado, habían estado a punto de salvar la vida de su compañero. Cientos de imágenes vinieron a su mente en forma de flashbacks del recorrido que habían hecho desde que partieron de Fianoster hasta ese instante. Penurias en el camino, varias batallas a muerte y la perdida de dos compañeros era el resultado ( de momento ) de aquel viaje.  El paladin permanecio ajeno a todo lo que sucedia a su alrededor hasta que algo le llamo la atención.

Unas ramas se movieron y rapidamente Oliver se alzo y desenvaino su arma tomando una posición totalmente ofensiva. Cuando vio que el causante de tal movimiento había sido un niño, se tranquilizo bajando su arma pero permaneciendo atento a su alrededor…

¿Quién eres?... pregunto el paladin visiblemente desconcertado.

El muchacho tragó saliva antes de responder.

- Soy Nebur -respondió intentando sin éxito que su voz mostrara cierta seguridad.

Contempló a los guerreros que tenía delante y en sus ojos se reflejó una mezcla de miedo y admiración. Abrió la boca aparentemente para decir algo, pero de inmediato cambió de idea, la cerró y esperó con las manos en alto.

Sin casi tiempo para reponerse de la agonía de morir ahogado, Nae y Oliver emergieron de nuevo e instaron al grupo a que abandonase el agua lo más rápido posible.

Aeldar sin saber muy bien de que se trataba, comenzó a nadar hacia la orilla lo más rápido que podía y salió del agua enseguida.

Una vez fuera y después de haber escuchado el motivo de las prisas, el elfo no pudo sino agachar la cabeza mientras negaba, y no pudo evitar acordarse también de Calypso.

Pero apenas sin tiempo para más lamentos algo llamó la atención de todos entre unos arbustos, Aeldar se puso en pie preparado para lo que fuese, pero al ver salir a un niño se alivió.

Tranquilo, no te haremos daño. ¿Qué haces aquí tú sólo? Preguntó el elfo al niño.

Nebur dirigió su mirada hacia Aeldar cuando éste habló y pareció entusiasmado al comprobar que se trataba de un elfo. De inmediato recuperó la seriedad en su rostro.

- He venido con Gaal, pero no sé donde se ha metido... -acompañó su comentario con un vistazo alrededor como buscando a alguien.

Oliver se relajó al ver que el muchacho no ofrecia peligro alguno y vuelvio a envainar su arma. Dirigiendose hacia el y con un tono amistoso le pregunto... ¿ y quien es ese tal Gaal ?

El paladin espero la respuesta de aquel muchacho mientras miraba a su alrededor, pues aunque mas tranquilo, no podia evitar pensar que aquella situacion bien podria tratarse de una emboscada.

Sin tiempo casi para recuperarse, el grupo recibió un nuevo susto al escuchar ruidos cercanos al lugar donde se encuentraban descansando. Nae sacó rápidamente una flecha y tensó su arco preparada a disparar si es necesario. Pero justo un segundo antes de hacerlo, salió de entre las hojas un niño de no más de trece años. La joven se quedó estudiándolo con la mirada mientras sus compañeros le preguntaban por su procedencia.

Que coincidencia que este niño aparezca cuando nosotros acabamos de escapar...Como haya visto algo tendremos que asegurarnos de que no diga nada.-pensó mientras avanzaba la conversación.

Nebur parecía más relajado. Había bajado los brazos y se sentía lo bastante seguro como para mostrar cierto descaro. Mientras dedicaba una de sus miradas desafiantes a los guerreros y se disponía a responder a las palabras de Oliver, desvió su vista hacia el lago y su rostro se iluminó.

- ¡Gaal! -exclamó y salió corriendo hacia el agua.

Lo que el grupo contempló los dejó sin palabras.