Partida Rol por web

Corregido :)

Aquellos mercenarios parecían llevarse tan bien como odiarse entre ellos, típico de un campamento mercenario. Tal y como esperaba Knut, la sangre era lo que los mantenía unidos, aunque a Alezade parecía no terminar de convencerle aquello. Desde el primer momento que la vio y habló con ella supo que era un tipo de líder diferente. Ahora sólo quedaba por ver que diferencia era aquella y si le agradaba.

- ¿Esperáis visita, mi lady? - dijo con una media sonrisa dirigiéndose a su nueva jefa.

Steth esperaba que Alezade reaccionara de alguna forma, dando órdenes o dando ejemplo. Fue extraño su silencio por lo queu el tuerto sólo pudo pensar que estaría calibrando al nuevo recluta y pensando que iba a pasar al llevar a los tuertos como escoltas.  La gran conmoción en el interior le llamó la atención. - Bueno perros sarnosos, seguro que no gritan de alegría al vernos llegar eh? Vamos mi señora? su aparición ahora puede ser más espectacular si aparecemos junto a un noble que esté paseándose con su ropa impoluta. Tal vez podíamos hasta robársela si se descuida eh muchachos? JAJAJA Vamos? - volvió a preguntar ya subido sobre su montura y la lanza en la mano.

Tal vez -respondió Alezade a su nuevo fichaje para girarse a continuación a Steth -si, la verdad es que una entrada así daría mucho de lo que hablar. Steth y los tuertos vendrán conmigo al interior de la ciudad. El resto de los hombres, los arqueros de Wayland y los otros guerreros se quedarán fuera de la ciudad, entrando en pequeños grupos para no provocar la alerta de las autoridades del lugar.

La líder mercenaria se giró a su fiel explorador -Wayland, tu estarás al mando de los chicos que se quedan fuera. Harland, Knut, vosotros os quedaréis con ellos. El resto, conmigo al interior. Partamos.

Damon soltó una carcajada -Esperemos que tu espada esté tan afilada como tu lengua, Tygett, pues si no el enemigo te matará mientras se ríe con tus chistes. Vamos a reunirnos con el señor de la ciudad y comencemos con nuestra labor.

Unos guardias os acompañan a la fortaleza en el interior de la ciudad que es sede del señor de esta. Una vez allí os acomodan en distintas habitaciones lujosas. Junto a ti se encuentra la de Lord Damon y la de tu fiel escudero, que ya ha terminado su tarea. 

Mientras el señor se prepara para recibiros os conducen hasta una habitación donde os han preparado unos aperitivos. Algunos de tus guardias ya están allí pero no ves al misterioso Kaen por ningún lado.

Harland asintió varias veces a las palabras de su lideresa. Tomó asiento en torno a una de las fogatas de la compañía y se hizo con un palo en el que se había clavado una salchicha, que comenzó a devorar sin pasión ni cuidado. Órdenes sencillas, cuestiones sencillas todas ellas...

Knut entendió a la perfección las órdenes de Alezade. Al fin y al cabo, acababa de llegar y aquello parecía algo importante. Sabía que se ganaría la confianza de aquella mujer, pero todo a su debido tiempo. 

Si bien, se quedó con Harland, el tuerto que le había besado la frente que parecía prepararse un rico aperitivo. El joven mercenario se acercó a este. Llevaba un par de botas de vino al cinto y algo de hambre en el estómago.

- ¿Qué tal algo de vino para pasar esa salchicha por el gaznate ? - dijo, cómo siempre, sonriendo y golpeando su bota. No había nada que hacer allí, así que por qué no hablar con los compañeros. Señaló con la cabeza un sitio al lado del tuerto. Tenía claro que entre los mercenarios el respeto era importante, así que mejor probar de aquella manera.

Le acababan de servir la oportunidad en una bandeja de plata. Si bien era difícil que los mercenarios se abriesen.. conocía a Harland y rara vez se negaba a un poco de vino gratis. No en vano en su viaje en común habían vaciado más de uno de aquellos pellejos de vino Dorniense. El veneno estaba en una de aquellos dos pellejos... preparado para que lo tragase, lo digiriera y muriese lenta y silenciosamente en una o dos semanas.

La sonrisa que Knut le dibujó a Harland parecía amable y discernida, pero escondía la malicia de un asesino y el placer de acabar con un sucio y traicionero perro. No entendía porque su Rey lo había defendido en más de una ocasión.. pero su muerte era un simple daño colateral y, por otra parte, nadie sabría lo que disfrutaría matándolo. Preferiría hacerlo con una espada, hincando el acero en su estómago y derramando su perniciosa sangre... pero no era el momento ni el lugar, tenía que ser práctico, tenía que ser un asesino silencioso... tal y como estaba intentando parecer.

Coge la bota y bebe hasta saciar tu insaciable sed....tu ojo bueno descansará, como el otro, para siempre... - pensó mientras sonreía alegremente

La carcajada de su amigo alegró a Tygett, esperaba que su humor mejorase; después de los rigores del viaje nada como una buena cama y un buen fuego para aliviar los músculos cansados, pero a él le gustaba empezar por aliviar la cabeza. Antes de entrar en la habitación para quitarse el polvo del camino, se dirigió a su mano derecha en tono más serio.

- Ya sabes que por una buena causa, mi espada siempre está bien afilada.

Entró en los aposentos que se le habían asignado y se despojó de la ropa de viaje, se refrescó con el agua de una jofaina que habían dejado en la mesa y llamó a su escudero para que le ayudase a vestirse, calzas negras, camisa roja y la coraza encima, su bastarda en la cadera izquierda y la daga a la espalda; un atuendo a medio camino entre el noble que era por apellido y el guerrero que corría por sus venas.

Unos golpes en la puerta y Ambrose se apresuró a abrir, era Damon que ya estaba listo; salieron de la habitación y llegaron a la sala donde los iban a hacer esperar para recibir audiencia con el señor del castillo, su mirada se paseó por los allí presentes, había varios guardias a los que saludó por su nombre cuando se acercó a ellos; no vió a su enigmático compañero pero no le dió importancia, se acercaron a la mesa y comió del plato que el heredero de los Marbrand le puso en las manos aunque de la copa de vino que le dió apenas dió un sorbo, será mejor que me mantenga sobrio.

Harland alzó la mano, negando el vino que se le ofrecía. Tomó su propio pellejo y le dio un trago, pero las gotas que resbalaron por la comisura del labio rebelaron que bebía agua. No obstante, sin siquiera mirar a Knut, clavó un palo con una salchicha frente a él, dejando que el fuego continuara asando la carne. Continuaba con la mirada perdida, observando Dios sabe qué cosas en la lejanía. Pero habló de nuevo.

-¿Qué deseas para ti mismo, joven? -preguntó, pestañeando lentamente un par de veces-. ¿Qué buscas en esta vida? ¿Oro, mujeres, gloria, venganza? ¿O es sencillamente que deseas ser un espíritu libre y crees que la vida mercenaria te permite eso? Hazte esas preguntas a ti mismo y entonces respóndelas para mí.  

Lord Damon se acercó a ti para hablar entre susurros mientras vuestros soldados y guardias intercambiaban relatos y alimentos. Tygett, vuestro padre os ha mandado a reclutar hombres ¿sabéis cual es la finalidad? Yo he hablado con el mío pero no me ha contestado, tal vez para guardar el secreto, tal vez porque simplemente no tenga ni la menor idea. ¿Que harán las tierras de Occidente en esta guerra?

Cuando su amigo le preguntó por la finalidad de su misión no lo dudó un instante, puso la mano en su hombro, sacó pecho y contestó en el mismo tono pero con voz segura y apasionada.

- Nuestra misión es proteger las fronteras de nuestras bellas tierras, - le miró a los ojos y añadió - debemos proteger a toda la gente que no quiera tener nada que ver en otra guerra, ¡en Occidente no entrará ningún soldado enemigo!