Partida Rol por web

Miró a Naya fijamente, no sabía como reaccionar a esa situación. Si ella quería ayudarle la dejaría, mejor no negarle algo cuando no había cumplido con lo que le había dicho.

Asintió y se giró mientras se quitaba la camisa y dejaba a la vista arañazos, mordiscos, marcas de garras ya cicatrizadas y ahora bañadas un poco en una mezcla de sangre y agua.

Las palabras fueron saliendo despacio como si intentara formular la frase correctamente  - No pude cumplir lo que te dije, aceptaré tu enfado. Cosa que no supo si había hecho bien o no pues no veía el rostro de Naya.

Después de la curiosa carrera hasta el barco y de comprobar que estaban lo suficientemente lejos como para que les atacaran, Eleanor se dejó caer sentada en el suelo de cubierta, totalmente exhausta. A pesar de que Flit la había recuperado de forma increíble, el cansancio de la batalla y la tensión del momento la habían agotado. Observó con paciencia cómo curaban también a Threkor, quien había estado a punto de perderse en el camino. "Podría haber sido yo..." Se quedó pensativa.

- Pero ahora... Ya estamos a salvo, ¿verdad? - murmuró cansada, como intentando recordárselo a sí misma.

Buscó a Aram con la mirada y al verle extendió los brazos hacia él. Sólo quería abrazarle y mantenerle a su lado, y poder dejar de vigilar por un momento quién les iba a atacar y por donde... Apoyó la cabeza en su hombro en cuanto se sentó y esbozó una sonrisa cansada, mientras se permitía cerrar los ojos un momento para descansar.

Naya se arrodilló a su espalda y observó con gesto serio todas sus cicatrices antiguas. Y ahora había más que resaltaban sobre su pálida piel remarcadas por el rojo de la sangre fresca.

Secó con cuidado la espalda e hizo presión en las heridas que mas sangraban totalmente concentrada.

- No puedo enfadarme contigo cuando ni siquiera yo, que soy su propia hija, he ido ayudarlo - apretó los labios para que no se notara que aquello le afectaba.

Algún pequeño gruñido salió cuando apretaba la herida para limpiarla. Sin girarse pues no quería interrumpir el trabajo de su compañera, agarró la pierna de esta por un lateral a la altura del muslo con firmeza. Quería que notase que su fuerza estaba con ella y que no se tenía que arrepentir. 

-Yo si fuera el, hubiera preferido que mi cachorro salvase la vida antes de saber que la perdió intentando salvarme. Es lobo viejo y sabrá como mantenerse con vida, cuando tenga la oportunidad seguro que escapa o nos hace una señal para que sepamos que podemos ir a ayudarle a escapar. El día que esa señal llegue cuenta conmigo.

Soltó la pierna no sin antes darle unos pequeños golpes con la palma y dejar claro que estaba ahí, para volver a ponerse de una forma cómoda para el y que la espalda no le tirase a la altura de la herida, miró el mar detenidamente, y a la ciudad a lo lejos. Es una pena, los humanos deciden quien es el líder a causa de poner a la  manada en peligro, hoy han muerto muchos humanos y quedaran muchos humanos por morir, cuando todo se puede solucionar con un combate uno a uno, dientes y garras, el que viva lidera, lo que hacen es de cobardes. - ¿Qué crees que ocurrirá ahora?

Y de repente,mientras con el trapo vas presionando sus heridas el rojo vuelve a ti y sin saber cómo un fino hilo de luxina roja sale de tus manos y empieza a penetrar la piel de Elric

Todo a tu alrededor parece desaparecer mientras alguna parte desconocida de ti parece estar dentro de él.Ves la sangre bombeando veloz las venas azuladas y finas que se abren a tu "vista" mientras el hilo penetra en los músculos del hombre entrelazados a excepción del desgarro que sin entender muy bien cómo tu luxina comienza a sellar de nuevo,no como cuando lo lanzas a un enemigo sino de una manera sutil,como si cosiera y cauterizase el músculo

Tal y como has entrado eres expulsada y la luxina se deshace entre tus dedos dejando un fuerte olor a tabaco por la sala mientras un palpitante dolor de cabeza te atraviesa de lado a lado pero ves satisfecha que la herida e incluso antiguas cicatrices se han curado.Del desgarro de la espalda apenas se nota una leve cicatriz

Mientras Naya te pasa el trapo húmedo por la espalda notas un frío intenso y luego calor mientras que las heridas de tu espalda y otras más superficiales se curan.Tu espalda se arquea y una calidez y un vigor desconocidos hasta ahora inunda todo tu cuerpo,los colores parecen más brillantes y el olor que te rodea es más intenso durante unos breves momentos antes de que tus pupilas enfoquen nuevamente bien

Mientras estás tumbado una sombra se proyecta sobre él y una mano suave la acaricia la cara antes de que unos labios se posen en los suyos.Es un beso,tierno,suave y lleno de amor

-"Flit"-Liandra le habla en un susurro-"Sabía que vendrías"-sonríe mientras presiona una tela en su hombro-"Aunque por un momento temí que te matara una de aquellas balas.Sabes,ojalá hubieras podido ver lo que yo he visto...si no fuera por ti me habría quedado,Lord Omnícromo tiene razón,la Cromería nos esclaviza,nos miente,nos mata"-en ese momento un hombre de unos cincuenta años se acerca a ella y la insta a seguirle para sacarle la bala del hombro-"Vuelvo enseguida,mi amor,no te vayas de nuevo"-se inclina nuevamente y te besa con dulzura antes de ponerse en pie y seguir al hombre

Cuando todos llegáis al barco ríes y besas a Mescía antes de fijaros en  los dos que aún no han llegado.Tras el momento de tensión al ver que Threkor podía morir en aquella huída pero que consigue llegar vivo al barco y ser curado por Secse Mescía se cuelga de tu cuello y te besa con la intensidad que la caracteriza,pegando su cuerpo por completo al tuyo y dejandoos a ambos casi sin aliento.Cuando os separáis la mujer te sonríe y se separa un poco aunque sin soltarte

-"Espero que este barco tenga algún rincón sin gente porque no creo que pueda aguantar todo el viaje sin arrancarte la ropa,Garret Ryan"-dice con una sonrisa pícara 

Cuando ves que Threkor está bien y éste te agradece la ayuda ves que Liv se acerca a ti con paso firme.Sus ojos reflejan ira y sus mandíbulas están tensas cuando por fin se planta a tu lado y te mira de arriba a abajo.Sin decir nada la muchacha te da una bofetada

-"¡Podíamos haber muerto! ¿Cómo se te ocurrió decirle aquello a Lord Omnícromo?"-la joven te mira furiosa antes de acercarse más a ti y pasando una mano por tu nuca acercarte a ella y besarte,primero con fuerza, casi con rabia para poco después ir tornando el beso en uno más suave,más pasional

Cuando os separáis ella te mira a los ojos y ves que sus mejillas se ruborizan antes de darse la vuelta y alejarse entre la gente sin decirte nada más

Al extender los brazos hacia él el chico te rodea y te atrae hacia su pecho,abrazándote sin decir nada,tan sólo dejando que te apoyes en él.Una de sus manos acaricia tu pelo,sucio y lleno de sangre y hollín 

-"Estamos a salvo"-confirma apoyando la barbilla en tu cabeza.Ambos os quedáis así unos minutos,escuchando el murmullo de las voces que os rodean 

-"Eleanor"-llama con voz suave mientras con la otra mano te alza el mentón para que le mires-"Me alegra que estés bien"-sus ojos oscuros se clavan en los tuyos y una sonrisa se dibuja en sus labios antes de que éstos se posen en tu boca con infinita suavidad,dándote espacio para que te separes.Si no lo haces el beso se hace más intenso y sus brazos te estrechan contra él un poco más.Cuando os separáis el joven hace que te recuestes nuevamente en él-"No dejaré que te pase nada,lo juro"-murmura sobre tu cabeza.

Naya no pudo responder a la pregunta de Elric, pues sin saber muy bien como lo había hecho, la luxina emergió de sus manos para curar las heridas que tenia delante de sus ojos, incluso alguna de las antiguas cicatrices.

Un fuerte olor a tabaco los envolvía mientras la joven, que estaba arrodillada, se sentaba sobre sus talones completamente atónita.

- Elric... Como te sientes? -

Cuando Mescía me abraza y besa a traición todo desaparece. Mi preocupación, mi cansancio, el resto de la gente en el barco...todo. En ese momento solo existe ella y es la sensación más maravillosa del mundo, así que me dejo llevar y no me quedo atrás en responder a sus tentativas.

Lamentablemente el momento se acaba y terminamos por separarnos renuentes mientras recobramos el aliento, aún sentía su calor entre sus brazos y su aroma y sabor aún cosquilleaban mi nariz y lengua cuando la joven sonríe con ese brillo tan suyo y básicamente le da voz a mis pensamientos, por lo que entre risas la cojo en volandas sin que me importe lo que opine el resto.

- No sera fácil, pero teniendo en cuenta la que me queda puesta sera mejor darse prisa- termino por decirle antes de buscar un sitio más tranquilo.

-Uffff... -me eché en el suelo cuando llegamos. Subimos unas cuerdas que tiraron hacia abajo y las personas de la cubierta nos tendieron la mano. Estaba cansado y tendido en el suelo junto a Ren. 

Gracias a Orholam estas vivo, estoy, estamos. Y al comandante. 

-Creo que estamos a salvo por ahora. Pero con esos engendros sueltos -dije despectivamente- no sé por cuanto tiempo. 

Le doy un abrazo a mí hermano. Estamos vivos. Es lo que importa. Perdedores o ganadores. 

-Estamos vivos. Todos nosotros -recordaba los cadáveres de guardias negros en el suelo - apenas. Pero gracias a todos estamos vivos. 

¿Hacía falta que lo siguiera repitiendo? 

Garriston, nuestra tierra natal había sido tomada por esas pestes profanas. Acabarían por arruinarlo, matar a los civiles o esclavizarlos y destruir la ciudad. Quería tomar algo para olvidar la derrota ¿O celebrar la vida? Quizá era una forma más positiva de verlo. 

Voy a darle un abrazo a Secse. 

-Tenemos que tomar algo cuando lleguemos. ¡Yo invito! 

La presencia de Aram era cálida para ella. No hacían falta palabras, sólo estar así a su lado conseguía tranquilizarla. Las voces se oían lejanas, ajenas a ellos, y Eleanor sonrió dulcemente al notar cómo le acariciaba el pelo, por muy sucio que lo tuviese. Eran pequeños gestos que le hacían sentirse feliz, que la aseguraban que todo estaba bien...

La joven levantó la vista al oír su nombre, alternando la mirada entre los dos ojos oscuros de Aram, todavía con esa sonrisa dulce y tranquila en el rostro. Evitando que dijera nada, lo labios de él se posaron sobre los suyos y después, cerrando por completo sus ojos, fue Eleanor quien tiró de sus hombros para seguir besándole de forma más intensa, intentando fundirse con él durante ese momento de calma. Al terminar, la joven bajó la cabeza algo avergonzada, con el corazón latiendo desbocado y con su mente pidiéndole más. 

- Aram... Eres muy importante para mí. - respondió al final, apoyando la frente en su hombro - Si te pasase algo a ti... Sería peor que si me pasase a mí misma. Así que necesito que te cuides a ti mismo antes que a mí, ¿de acuerdo? - volvió a separarse un poco y le tomó de las manos, mirándole antes de sonreír de nuevo - Aram, te quiero. - murmuró, tirando de él para besarle de nuevo, de forma suave pero intensa, sin poder pensar en nada más que en él y en lo que sentía en ese momento.

Esperaba la respuesta de Naya pero esta no llegó a cambio un frío gélido recorrió su cuerpo pasando a un calor intenso obligando que curvara su espalda en casi 45 grados, abrió la boca a la vez que en su garganta se formaba un gruñido que terminó siendo un aullido, a medida que su espalda se curvaba su cabeza se elevaba y su mirada terminó en el cielo, un cielo azul oscuro, azul claro, gris, los colores bailaban en sus pupilas, incluso pudo ver un violeta. Notaba como los tendones que había rasgado el engendro crujían en su espalda mientras se reconstruían, las heridas que había sufrido durante lo acontecido en la ciudad se cerraban y dejaban el hueco limpio para una nueva cicatriz o ya no solapaban otra ya curada.

Cuando su visión de los colores por fin volvió a ser normal tuvo que apoyar ambas manos en la cubierta y jadear como si hubiera estado corriendo durante toda una noche en pleno invierno.

La pregunta de Naya le saco de su extenuación y se giró para mirarla. Su entonación le había dado a entender que se preocupaba y a la vez se sorprendía, el olor a tabaco por lo que habían aprendido en clase y había visto y olido en más de una ocasión, le decía que había usado el rojo.  

Asintió a la vez que la miraba, pudo ver como los suyos estaban llenos de energía, de vida, de pura rabia contenida, los mismos que podría tener un animal salvaje ahora mismo. - Me siento fuerte, ágil, lleno de energía, capaz de cazar durante toda una noche sin parar a descansar, gracias Naya. Cogió la mano de esta y luego le sonrió. - No lo haré pero que sepas que donde me crié para dar las gracias se daban lo que vosotros llamáis lametones. Amplió algo más su sonrisa. - Creo que no te gustaría tener toda la cara llena de ¿babas?. 

Su sonrisa era de lo más sincera pero no quitaba que en su mente pensase en lo que había sentido al notar el rojo en su cuerpo, lo había hecho sentir más animal aún. 

Sentando en la embarcación, dejando que mi piel sea toqueteado por la madera que finalmente lanzo un largo y exageradamente innecesario suspiro de felicidad. ¡Al fin libre de tanto problemas de este día! Aunque no logramos nuestro objetivos, o algo parecido, estaba vivo que es lo importante-Yo, Ren el quemador rapido. Tengo un sueño,dormir hasta que las tierra se vuelva polvo y las estrellas desaparezca del firmamento.-Dijo al son del abrazo de mi hermano-Y quizás quemar el barco, ¡Que no soportaría mas enemigos en esta zona, oh no,no,no,no!-Asustado por imaginar la palabras de Lennart, "Egrendros sueltos" ¡Nada de eso! prefiero solo festejar-Si,si,si. Algo de tomar, algo que nos queme la garganta al bajar y nos traiga lamentaciones con el dolor de la mañana, ¡Cerveza!.

Flit no necesitó abrir los ojos para reconocer a la propietaria de aquella enorme manaza. Solo había alguien que podía tener una mano así, o al menos alguien que se pudiera acercar a él. Sonrió notando como la cara le estiraba por la quemadura mientras le palmeaba la mano y le decía

"Ve con él. Así que tu compañero el chico del bosque, eh? Vaya, vaya...."

Oía los reencuentros de unos y otros, los afortunados, los vivos, mientras los menos afortunados lloraban por la perdida de un hermano, de un amor o una pareja. Sabía que debería levantarse y consolarles, es lo que hacían los buenos curanderos, sanar las heridas físicas y tratar de remediar las anímicas, pero estaba demasiado cansado para encontrar las palabras, unas palabras en las que nunca había estado especialmente sobrado. Notó la mano y abrió los ojos durante unos instantes antes de volverlos a cerrar mientras correspondía el beso de Liandra con una expresión que le hacía parecer un niño, el niño más feliz del mundo. Compartieron unas cuantas confidencias antes de que un hombre de unos 50 años se la llevara para intentar curar sus heridas.