Partida Rol por web

Naya había estado como un par de minutos parada delante de la entrada. Se había pasado ese rato practicando la cara de chica dura y decidida. Tenia que dar buena impresión. Nada de sonrisas ni Pamplinas.

Cuando Puño se asomó la encontró de firme con ojos fríos como el hielo.. O eso creyó ella, pero más bien era la misma mirada seria de siempre.
- Buenas noches señor. Por donde empiezo? -

Veo a la chica y en sus ojos la chispa de determinación. Una sonrisa amplia en mi rostro, mientras me apoyo cómodamente y mis músculos están relajados. Deberíamos comenzar con algunas pruebas básicas de fuerza y resistencia, así que...

Extiende tus brazos en cruz. Debes aguantar cinco minutos con esa posición.

Parpadeo despacio. Me sorprendería si fuese capaz de mantenerlos más de dos minutos. Doy la vuelta a un reloj de arena que he sacado del interior y comienzo a golpear con el índice mis bíceps al cruzarme de brazos mientras observo el cuerpo de la chica al comenzar a ponerse tenso a la luz de la luna.

- ¿Solo eso? - arqueó una ceja escéptica. Realmente le parecía un ejercicio ridículo que cualquiera podría hacer pero no sería ella quien se quejara.

Se colocó en posición con la barbilla alzada, muy segura de su misma, pero en seguida se dió cuenta de su equivocación. Pronto los brazos comenzaron a pesarle como si fueran dos rocas gigantes. Se asustó al ver que apenas llevaba un minuto y poco. Y él la estaba observando. No quería fallar así que cerró los ojos e intentó sacar fuerza de donde fuera. Su barbilla fue descendiendo sin ella apenas darse cuenta, mientras sentía sus brazos temblar. Tenía que aguantar...pero, no pudo. Sus brazos cayeron a plomo mientras miraba con vergüenza a Puño de Hierro esperando ver la decepción pintada en su rostro.

- Déjeme intentarlo de nuevo - suplicó antes de que le diese tiempo a echarla de allí

Mis ojos bailan entre los de ella, sus brazos y los granos de arena cayendo como si fuesen pequeñas sentencias.

Veo sus brazos temblar, pero aguanta. Un leve carraspeo cuando noto cómo se acerca a los dos minutos, hasta conseguir que enarque una ceja con curiosidad. Aprieto los labios y suspiro... más cuando deja caer sus brazos, asiento con aprobación.

Estás por encima de la media. Tienes una buena preparación. Pero no, no voy a dejarte repetirlo. Con esto ya tengo una idea de tu forma física. Ahora haz cien flexiones.

Le miro, sabiendo que conforme le he dejado los brazos no llegará ni a diez. Sonrío mordaz.

Es broma. Pasa.

Muevo la cabeza, indicando que pase al interior de la tienda, donde hay algo más de luz que en el exterior.

Y cuando lo haya hecho me giro para mirarla.

Quiero que traces una rosa, con todos sus pétalos.

Mis ojos le observan y mientras doy la vuelta al reloj para que los granos vuelvan a caer.

Cinco minutos.

No pudo evitar soltar un suspiro de alivio al ver que no lo había decepcionado. Mientras le hablaba, e incluso bromeaba, se permitió el lujo de observarlo con más detenimiento. El brillo de su piel oscura, la forma de sus mejillas, la linea firme de su mandíbula, aquellos ojos que parecían saberlo todo...

Entró tras él en la tienda y de pronto sintió la intimidad de aquel lugar. ¿Había estado alguna vez a solas con un hombre que no fuera su padre? Decidió aparcar aquel pensamiento pues el comandante ya le estaba encomendando otra tarea.

- Nunca he trazado nada tan detallado, pero lo intentaré - dijo con decisión. Buscó con la mirada algo rojo pero no encontraba nada que tuviera tal tonalidad. Se fijó en una daga que había sobre una mesa que ocupaba un lateral de la tienda. La cogió entre sus manos y se pinchó un dedo con ella. Observó con intensidad la gota que se había formado en la superficie de su piel e intentó trazar la rosa, despacio, con cautela, pero el resultado final, aunque se asemejaba a una flor, para nada parecía una rosa.

La dejó a un lado y volvió a presionar la yema del dedo para obtener más rojo e intentarlo de nuevo

Me fijo en cómo se concentra mientras la sangre brota lentamente desde la yema del dedo provocando una gota carmesí cada vez más intensa.

Mientras ella se concentra, de un paso adelante mi cuerpo rompe la distancia entre ambos quedado reducida a menos de un palmo en el lado de su izquierda. Ladeo un poco la cabeza, para fijarme en su silueta que, pese a ser joven, ya estaba bien formada, bien delineada. Estoy convencido de que muchos chicos pelearían por una chica como ella... sin embargo, mi deber era otro, y en ello tenía que centrarme.

Mi mano acaricia su cuello para invitar a su mentón a mirar mis ojos y no el rojo de su sangre, mientras humedezco mis labios.

¿Por qué tan seria?

Pregunto, con un tono cálido.

Naya dió un respingo provocando que el débil trazado que había comenzado a formarse se deshiciera en un momento.

- Yo.. Yo, no... - las palabras se le trababan mientras sus mejillas enrojecían con intensidad. En esos momentos quería que se le tragara la tierra. Tenerlo tan cerca, hablándole así... Nunca se había sentido tan torpe y no entendía muy bien porque.

- No se. Solo quiero hacerlo bien - sin apartar la cara de la mano del comandante, bajó los ojos con timidez.

- Ya le dije que no se me daba bien trazar algo así, señor - sentía la cara tan caliente que temía que él se diera cuenta. Seguramente pensaría que era una cría y se reiría de ella. Ese pensamiento la obligó a devolverle la mirada de nuevo esperando su próximo movimiento.

El calor que desprende su piel mientras habla hace que por un momento me parezca alguien realmente adorable.

Sin embargo enseguida carraspeo para centrarme en lo que estamos haciendo. Si va a ser una guardia, hay mucho por caminar aún y no puedo ser más blando.

Ibas bien encaminada. Pero en la vida real hay muchas distracciones, nuestros enemigos no van a esperar a que alcances tu objetivo. Te distraerán, y no siempre será con armas. Hay muchas guerras por librar y muchos modos de librarlas. Vamos a probar algo distinto.

Me coloco mirando hacia el interior de la tienda y con mis ojos me fijo en el azul de un cuadro que hay pintado y mis dedos comienzan a bailar con la luxina jugando entre ellos.

El trazo parecía aceptable, pero déjame mostrarte. Trata de hacer que yo pierda la concentración. Al fin y al cabo, siempre cumplimos nuestro objetivo, pase lo que pase.

Comienzo lentamente a plegar la luxina sobre sí misma para trazar, preguntándome cómo intentaría distraerme. Mis ojos van por un momento a su daga, quizá demasiado obvio.

Naya compuso un mohín de incomprensión. Luego ladeó la cabeza levemente pensativa. Para ella la guerra era la guerra, pero es cierto que había sido imposible trazar al sentir el contacto de su mano en su cuello.

- Eso no es justo. A usted no se le puede distraer con nada - su tono era de fingido enfado, pero realmente lo creía así.

Pensó en atacarlo directamente, pero recordó lo sucedido aquella tarde con la pluma.

Una sonrisa traviesa la asaltó al sentir como le venía una idea a la mente. No sabía si funcionaría, pero había que intentarlo.

Comenzó a desplazarse hacia un lateral del comandante mientras deshacía la alta coleta. Su pelo quedó suelto llegando casi hasta la cintura.

Siguió caminando hasta colocarse detrás de él. Se quedó unos segundos así, sin moverse, respirando algo nerviosa por la expectación de ver como reaccionaría él. Luego utilizó su propio cabello para buscar algún punto que fuera sensible a las cosquillas

Tras desayunar vuestros respectivos mentores os conducen al patio donde la Guardia Negra entrene habitualmente.Hoy está engalanado con flores puestas en bonitas macetas.Todos los estudiantes de la Cromería están llegando y vuestros guías os llevan hacia las gradas donde os dejan en la parte más baja pues es donde los tenues os debéis sentar.Frente a las gradas se ha montado una tarima elevada y varios asientos mullidos la flanquean.La Guardia Negra que está de servicio custodia el lugar evitando alborotos.Incluso el comandante Puño de Hierro se encuentra por allí dando órdenes,así como varios oficiales más la mando.Su sola presencia impide que los alumnos elevéis la voz.Poco a poco vais llegando todos y os vais sentando juntos pues aún no conocéis a nadie más.Algún que otro magíster se encuentra también por allí y charlan entre ellos antes de ocupar sus asientos

Su cabello resulta ser más largo de lo que imaginé, consiguiendo que durante un parpadeo desvíe la mirada.

No sé si por casualidad o causalidad, pero desaparece de mi vista y eso hace que inspire profundamente, pues no saber qué va a hacer tu rival es una de esas cosas que pueden poner a cualquiera tenso, no obstante, el azul sigue siendo trazado con habilidad.

En algún momento, cuando siento su cabello descendiendo a la parte baja de la espalda, mi hombro se alza con cierta y leve muestra de sensibilidad. Algo bastante sutil.

Sin embargo, al girar lo tengo en mis manos.

Toma. Mañana deberías ser capaz de replicarla.

Una sutil sonrisa. Al fijarme en ella, con el cabello suelto, parece más una mujer que antes y hace que por un momento asienta con la cabeza, satisfecho.

Lo siguiente va a ser una mezcla bastante sencilla del primer y del segundo ejercicio:

Quiero que me hagas una esfera perfecta de luxina mientras haces flexiones al ritmo que yo te vaya marcando. ¿Te ves capaz?

Naya está de malhumor. El encontronazo con Cameron solo ha hecho avivar su furia. Ni siquiera saber que iba a poder ver al Prisma en persona ha conseguido aplacar sus humos. Cruzada de brazos, con el ceño fruncido, observa la tarima que se alza ante ella. De vez en cuando lanza miradas de soslayo a su hermana

Vingard aparece en el patio de entrenamiento vestido con el traje y la capucha que lo caracterizan. Avanza observando a su alrededor la gente que se va agolpando en las gradas para el gran evento. Sin duda iba a ser toda una ceremonia.

Saluda con la cabeza a Naya, aunque parece que haya le haya pisado un callo antes de venir. 

- Veamos que nos espera hoy.-

Comenta con actitud distraída masticando una raíz de regaliz.

Un dia importante, ¡valla que si! Como hay gente reunida en este lugar, y la propia guardia negra aqui supervisando que nada salga mal en esta reunion.

Luego de sentarme, veo como llega Vingard le saludo desde la lejania.

-¿Todo un evento, no crees? Oye,¿ piensas ir a la biblioteca despues del evento de hoy ?.

Le pregunto ante mi curiosidad, de saber si todabia piensa ir a ese lugar. Aun no habia llegado Lennart, asi que no estaria de mas hablar un rato con Vingard.

¿Bromeas?Por supuesto. Quiero saber todo lo q pueda sobre este lugar, sobre la Guardia negra y las pruebas q suelen pasar los cadetes.

Dice al tiempo que mastica la raíz.

Estoy ansioso de ver al prisma ese. Un trazado capaz de trazar todos los colores. 

Tras desayunar hizo acto de presencia, como acostumbrara siempre perfilaba con una rápida mirada. Quiénes y dónde se sentaba, evaluando la situación. Un rápido vistazo, no más que eso, Tahes ya le había indicado dónde sentarse.

Una vez toma asiento recuesta los codos sobre las rodillas y con una palma sobre puño cerrado, para luego pegar sus labios contra las manos. De tanto en tanto dedicaba una mirada rápida a Naya, y él no podía evitar sonreír, por alguna razón le resultaba sanamente gracioso que esa chica estuviese molesta.

Negó para sí y trató de serenarse, o más bien, concentrarse en lo que estaba sucediendo. Estaba impaciente por que sucediese algo y sabía que aparecería en cualquier momento.