Partida Rol por web

Trago saliva, ¿cómo iba a negarme a ese hombre? La culpa de todo la tenía Thony, él y su estúpida mirada, y sus malditas manos, y su cara... Estaba perdida, y segura de que haría cualquier cosa que él me pidiese, ¿sería eso lo que mi hermano me había contado acerca del amor? Sacudi la cabeza, no hacía más que pensar tonterías.

-Sí señor.

Y me di la vuelta apoyada en mi mentor.

Naya asintió a Cameron ocultando el gesto de dolor que luchaba por asomar con una sonrisa. Ella esperaría.

- Entendido señor - respondió al instructor Rask antes de volverse hacia Asha. Necesitaba algo de cariño para paliar un poco la dureza de la prueba.

- Ayudame anda - dijo sonriendo mientras enlazaba su brazo con el de su hermana. Aunque el golpe más grande había sido en la cabeza, la espalda no había salido mejor parada - Tiene que ser así de duro, Asha. Un guerrero se forma a base de golpes y tiene que aprender de sus errores ahora, porque en el campo de batalla, un fallo puede costarte la vida... - hablaba mirando al frente, temiendo encontrar en su rostro incomprensión. Quizás no era su padre el único que quería que entrasen las dos en la Guardia Negra...

En el momento en que el instructor dio el permiso  no lo dudó, miró a Tahes y cabeceó hacia un lado para sugerirle, o más bien pedirle, que se marchasen de aquel lugar. Esta vez no miró a sus compañeros y marchó sin poder alzar en alto la cabeza, aunque sí esbozó una amarga sonrisa entre sus labios.

- Creo que tengo maestría en sobrevivir a las palizas. -Miró de refilón a su mentor- Ni se te ocurra reírte, Tahes, y ahora acompáñame hasta mi cuarto, ¿No te importa, verdad? 

Sin duda los de la Guardia se lo tomaban en serio. Pero el era más cabezota y terco que un buey. Además, se lo debía a su señora, y ser erigido como guardia negro le permitiria proteger a su señora y su casa ahora que su maestro había caido ¿seguiría vivo aún?

Vingard se obligó a centrarse, se levantó y trato de mantener la postura lo más dignamente que pudo a pesar de la cojera. Threkor estaba bien, pero lo peor vendría con la noche, cuando el dolor no le dejará dormir.

Asintió al discurso del instructor, y se dirigió a la enfermería. Esa noche no iba a dormir mucho que digamos, pero debía ayudar a sus compañeros y quería ver como trataban los golpes y las heridas ¿Utilizarían la luxina de alguna forma, para entablillar los huesos rotos o parar las hemorragias.

Vaya primer día, y aún no se ha acabado. Ali, si me acompañas a la enfermería veré en que puedo ayudar, luego podrás ir a descansar, y gracias ya te he mantenido despierta más de lo esperado. La biblioteca tendrá que esperar.

Escucho lo que dice el instructor, con la espalda erguida mientras termino de guardar la pluma. Con una rápida mirada veo algo a lo que ya estoy acostumbrado: dolor y decepción en bastantes rostros. Un buen puñado de ellos no regresará mañana. Mejor que lo hagan ahora a que lo hagan cuando sea demasiado tarde.

Esto ha sido un juego comparado con lo que os espera. Intentad aprender de las derrotas o seréis incapaces de alcanzar una victoria plena. Ahora, id a que revisen vuestras heridas.

Tras mis palabras, me giro para comenzar a marcharme con un gesto en la mano que claramente indica que se acabó, al menos en lo que a mí se refiere. Pero... pero decido añadir algo.

Estaré en esa tienda durante la próxima hora, por si alguien tiene algo que decirme.

Un leve gruñido al recordar que aún me queda trabajo pendiente antes de terminar de alejarme del grupo en sí a un paso tranquilo, echando una última mirada a los derrotados aspirantes que me encuentro en el camino.

- Gracias Thony, la verdad es que el primer día ha sido muy duro, no me lo esperaba así, no sé si esto está hecho para mí...

Suspiro, quizás estaba decepcionado, aunque al menos había conseguido trazar y eso había sido maravilloso.

- Por cierto... ¿viste mi cuerda?, fue fantástico conseguir trazar algo, eso si que me resultó emocionante.

Naya detuvo sus pasos al escuchar a Puño de Hierro. Realmente estaba agotada, pero ahora que sabía que no era él quien los iba a instruir, daba por hecho que no iba a tener otra oportunidad para hablar con él, así que pidió a Asha que siguiera ella adelante.

Con paso lento siguió el camino hacia la tienda, dando tiempo de sobra al comandante a entrar en ella antes de que ella alcanzase la entrada.

Una vez llegó entró y se colocó de nuevo con las manos a la espalda.

- Quisiera saber si puedo haceros una pregunta.. - tragó saliva con dificultad antes de seguir con tono apagado - si no le molesta...-

Apenas he entrado en la tienda puedo suspirar y relajarme, avanzar un par de pasos y...

Escucho unos pasos acercarse a la puerta y rápidamente vuelvo a tensar mis músculos y de dos pasos ya me encuentro frente a mi silla, sentándome y mirando hacia la entrada, con los dedos entrelazados.

Sin embargo, cuando veo entrar a Naya mis músculos se relajan y el gesto en mi rostro se suaviza un poco. Veo su postura con un asentimiento de aprovación para acto seguido hacer un leve gesto con la mano.

Descansa.

Impero. La observo, de arriba a abajo, evaluando sus palabras y su actitud. Claramente algo le preocupa, sin embargo, no puedo evitar sonreír levemente, casi imperceptible, por su estancia aquí...

Claro que puedes. De hecho, estaba pensando en tí en este instante. Adelante.

Y mis ojos se clavan de repente en los suyos, con el ceño fruncido, analítico y expectante por saber qué le angustia.

A pesar de haber dejado la postura marcial de lado ante las palabras del comandante, no podía dejar de sentir la tensión en sus músculos y en la postura forzada de su cuerpo. Éste le pedia a gritos tumbarse o al menos sentarse, pero no creía conveniente tomarse tantas libertades

- Comprendo señor.. - musitó con el ceño fruncido y la vista clavada en la punta de sus zapatos - No debería haberme tomado la libertad de hablarle así cuando.. bueno, cuando.. - soltó un suspiro exasperado al no encontrar la forma adecuada de decirlo sin sonrojarse - ... cuando tan bochornosamente me desmayé como una damisela - terminó en tono de dolida burla

- Creo que fue el golpe en la cabeza señor. No volverá a pasar. Y precisamente por eso he acudido a usted. Quisiera preguntarle que es lo que habría hecho usted. Lo pregunto para no caer en el mismo error - ahora si que elevó un poco los ojos para mirarlo

Sonríe y te da una suave palmada en el hombro

-"¿Reírme?Qué va,te admiro,yo no hubiera aguantado ese golpe.Ni siquiera los trazadores de combate lo hubieran aguantado.Vamos,te ayudo a llegar"-te pasa un brazo por la cintura y coge tu brazo para pasarlo tras su cuello y que te apoyes en él.Así os dirigís a tu dormitorio

Cuando te cercas junto al resto de compañeros,Aalis aplaude mientras se dirige hacia tu con una gran sonrisa

-"¡Ha sido increíble!¿Quién te ha enseñado a hacer eso?Cualquiera diría que no eres nuevo en esto de trazar.Guau,me ha encantado esa especie de enredadera que has sacado,te la voy a copiar.Qué pena que se haya acabado el tiempo porque habrías ganado"-enlaza tu brazo con el tuyo-"¿Ayudar?No,no creo que te dejen,te recuerdo que eres nuevo aquí,primero tendrás que esperar a la presentación de mañana.Además a ti también te han golpeado y debes descansar,que hoy has pasado en  Trillador también y debes estar agotado.Venga,te acompaño a descansar antes de la cena"-

Se detiene y te coge la barbilla.Os encontrais ya en el interior del edificio.Mira tus ojos y luego se dirige con lentitud a tus labios antes de mirar tus ojos de nuevo

-"¿De verdad?Eres valiente y fuerte,además de haber sido la primera en idear algo para llegar hasta la pluma.No,Bet,lo has hecho genial.De todos modos debes pensar si quieres realmente pertenecer a la Guardia,ya has oído lo que han dicho,hay que estar dispuesto a morir"-suelta tu barbilla y seguís en dirección a la enfermería con lentitud

Cuando ella comienza a hablar, a disculparse, mis ojos se reblandecen un poco, apenas perceptible, pero lo suficiente como para no estar juzgándola por un error de novatos. Me pongo en pie despacio y estiro el cuello hacia un lado y hacia otro, pero no la interrumpo en ningún momento.

Sólo cuando ha terminado de explicarse y de pedir, avanzo hacia ella, deteniéndome a un metro de distancia y cruzando los brazos sobre mi pecho. La diferencia entre ambos es bastante notable, en tamaño, en musculatura, en preparación. Pero a su vez habían algunas similitudes que mi ojo no podía dejar escapar: éramos guerreros natos y haríamos lo que había que hacer, aunque aquello no nos gustase.

Reconocer y aprender de los errores requiere el tipo de valor que necesitamos.

Comienzo a hablar, con un tono un tanto solemne, pero no tardo mucho en relajar un poco el tono y asentir, confirmando un par de pensamientos míos y mostrar una hilera de dientes blancos que dibujan una sonrisa... o algo lejanamente similar a una.

Lo que haría es venir todas las noches después de cenar una hora a entrenar frente a mi tienda, sabiendo que si fallo perderé el desayuno del día siguiente. Lo que haría es saber que si no progreso en ese entrenamiento nocturno o decepciono, no volveré, y actuar en consecuencia. Lo que haría para mostrar que voy a darlo todo, es chocar el puño con quien tengo enfrente.

Dicho esto, extiendo mi puño despacio hacia ella. Y mis ojos se clavan en los suyos, buscando cualquier ápice de duda en ellos, pues esa duda será su negación, si aparece.

Te acercas hasta tu guía junto al resto de compañeros.El chico está de pie y te sonríe antes de chocar su puño contra tu hombro

-"Bien hecho,Len aunque contra el comandante pocos podemos a no ser que le ataquemos entre varios....y aún así"-se carcajea mientras os dirigís al interior del edificio-"Ahora debes descansar,te acompaño a tu dormitorio y nos vemos a la hora de la cena.Pregunté por tu hermano pero al parecer se fueron hacia el Gran Jaspe,imagino que estarán aquí a la hora de cenar si no quieren que les caiga un buen castigo"-juntos os dirigís hacia vuestra torre

Vingard asintió a la pequeña Aalís con aire decaído y actitud derrotista.

Está bien Ali, tu ganas. Vámonos a dormir, mañana ya pasaré por la enfermería, la biblioteca, la inauguración, los jardines, el mar y el campo de tortura... Es decir el campo de entrenamiento.Me espera un día movidito sin duda.

Se acerca a su mentor y vuelven juntos al dormitorio. Arrastrando los pies, cojeando y asegurándose q sus compañeros también llegaban al edificio principal.

Avanzo arrastrando los pies y sonriendole a Ceolan cuando me habla. Aun faltaba mucho para dormir. Tenia los huesos y musculos molidos. Y seguro un hematoma en el vientre. Pero no dije nada. Bostezo, cuando llegamos a mí puerta. ¿Alguna vez alguien le habia ganado a ese monstruo? Lo pregunté

-Ceolan. ¿Alguien le ha ganado alguna vez a Puño de hierro?

No era una pregunta muy importante, pero me daba mucha curiosidad. Quizá deberia preguntarle yo mismo luego. Quizá comeria o me acostaria a dormir así, pero lo que estaba seguro que debia hacer era volver al día siguiente 

Suspiro, ¿quién podía decir no a esa mirada?, me rindo.

- Estoy dispuesta solo si tú lo estás, si vas a pertenecer a la guardia, allí estaré, pero si prefieres no continuar, no lo haré, no negaré que ha sido divertido, he conseguido trazar por la presión del momento, si no quizás no lo habría conseguido. 

Me cuesta caminar, pero apoyándome en él y con sus palabras todo se hace más fácil.

Los ojos de la joven se fueron iluminando a medida que iba comprendiendo el significado de las palabras de Puño de Hierro. Su gesto quiso volverse decidido pero estaba conmovida, así que le salió una sonrisa de felicidad. Él también perdería una hora de su tiempo todos los días, él que era un icono para muchos dentro de la Cromeria y fuera, que tendría miles de cosas mejores que hacer que ocuparse de una chiquilla como ella.

Chocó el puño con el del comandante sintiendo un hormigueo extraño. Acababa de verlo por primera vez como un ser humano que empatizaba y se preocupaba por los que algún día, estarían bajo su mando.

- No le fallaré señor. En cuanto termine de cenar vuelvo corriendo - dijo entusiasmada antes de volverse dispuesta a marcharse para no perder más tiempo.

Poco después de la cena Puño escucha unos solitarios pasos en la gravilla del exterior.Unos tímidos golpes en su puerta le indican que su "invitada" ha llegado,tal y como prometió

Al escuchar los pasos me pongo en pie y me estiro un poco, un leve gruñido que sería el preámbulo de muchos. Sin embargo, sigo viendo algo en ella que me anima a salir, erguido y firme.

Y al salir, mis ojos la buscan, en silencio, sin mediar palabra.

Debo reconocer también que mi noche estaba siendo demasiado aburrida hoy. Espero que esto pueda cambiar.