Partida Rol por web

El grupo regresó al Corazón del Defensor cansado pero con nuevas pistas de lo que podía ser decisivo en la defensa de Kenabres. Durante su ausencia había habido cambios en la fortaleza. Para empezar, los recibieron los mestizos de Neatholm. Lann los saludó con efusividad y les aseguró que la ciudad de las profundidades mantenía su alianza con ellos. Al cultista lo llevaron prisionero, pendiente de juicio.

Los bibliotecarios también estaban allí, Aravashnial incluido. El mago les indicó que quería hablar con ellos más tarde, después de que pusieran en orden sus asuntos.

Tuvieron ocasión de lavarse y cambiarse de ropa, y de cenar en compañía de Irabeth y Anevia. Afuera todo parecía en calma... pero si lo que habían descubierto era cierto, significaba que aún quedaba lucha por delante. Mientras los magos que se resguardaban en la fortaleza identificaban los objetos que habían rescatado de las ruinas, Irabeth llamó a Quendys para que tratasen tan importante tema lo antes posible.

El anciano tenía un llamativo tatuaje en la mejilla y vestía una túnica de arcanista de buena calidad. Lucía cansado, como ellos, pero dispuesto. Irabeth le trató con deferencia. Le explicó lo que sabía acerca de los últimos descubrimientos y él asintió, meditabundo. Parecía que ambos sabían algo que no les habían explicado aún. El anciano mago tomó la palabra para despejar las dudas al fin:

-Eso encaja con lo que pensábamos, Irabeth. Ya no quedan dudas. El ataque a Kenabres no ha sido sino un preludio. El arrasamiento de la Cometa, la destrucción de la piedra custodia, el asesinato de Terendelev, el asalto a la ciudad... Eran sólo los movimientos de apertura. La Herida del Mundo se ha puesto en marcha para realizar un ataque concentrado, el más terrible desde la caída de Drezen. El Señor de las Langostas va a realizar su jugada.

Mientras que los Templarios del Laberinto de Marfil, como habéis descubierto, estaban diseminados por la ciudad, los servidores del propio Señor de las Langostas se han concentrado en el Viejo Kenabres. Han construido una barricada y lo que oímos acerca del interior es... inquietante. Parece que estén esperando algo y reuniendo las piezas pienso que... Que la vil bruja Areelu Vorlesh va a venir pronto a Kenabres. Y creo que ya sabemos lo que va a hacer.

Cuando la piedra custodia fue destruida por el Rey de la Tormenta, explotó y destruyó la Cometa. La red de energía que protegía la frontera falló, pero no desapareció completamente. Creo que esto significa que una parte de la piedra custodia aún existe, y que los cultistas la han llevado a la vieja comandancia en Viejo Kenabres. Por lo que entiendo, están intentando revertir el campo de energía generado por las piedras custodias. En esencia, usar nuestra mejor defensa como un arma devastadora.

El mago hizo una pausa para que digirieran.

-¿Eso significa que si lo consiguen no habrá nada que los detenga? -En el tono de su voz se notaba nerviosismo-. ¿Como es que un solo fragmento puede tener tan desastrosas consecuencias? Si es cierto, debemos de entrar en Viejo Kenabres como sea e impedir que esa bruja revierta el poder de la piedra custodia ¡cueste lo que cueste! 

-Un momento, Kevveon. Sí, en principio eso es lo más prudente pero... ¿no podemos volver esta situación un poco a nuestro favor?

Miró a los demás ahí reunidos.

-Estoy hablando de Vorlesh. Es decir, hasta yo que acabo de llegar he oído hablar de ella y sé el daño que ha causado y la amenaza que sigue representando. Es posible que toda esta masacre sea obra suya. Si un objetivo tan valioso desde un punto de vista estratégico va a abandonar la seguridad de la Herida y se va a acercar al frente de la cruzada... ¿no sería el momento ideal para capturarla o matarla? Entiendo que eso no sería fácil, y que nuestras fuerzas ahora mismo no son apabullantes, pero... las noticias de lo sucedido aquí DEBEN de haberse extendido a otras ciudades, ¿no? ¿Sabemos algo de si podemos esperar refuerzos?

—Liliana... Vorlesh no es precisamente una oponente fácil, es mitad demonio y tiene un poder que no alcanzamos prácticamente ni a imaginar, además de que probablemente pueda, como todos los demonios, teletransportarse a voluntad. En cien años no ha hecho más que acumular poder.

—Si ella llega, si las piedras no la pueden detener, creo que estamos perdidos, tenemos que recuperar lo que quede de la piedra y ponerla fuera de su alcance. Debemos hacer lo que dice Kevveon y cuanto antes, mejor. 

Ioseph se había reunido con su hermana y sólo a regañadientes se había separado de ella para cenar con los demás.

-Irabeth tiene razón. Poderosa o no, Vorlesh no es la prioridad aquí. Hay que asegurar la piedra custodia a cualquier precio. Si la usan contra nosotros las consecuencias serán desastrosas.

-Considerando nuestras capacidades de ataque y defensa, luchar cara a cara contra Vorlesh es un suicidio. Además, Kenabres quedaría indefensa después y los demonios podrían tomarla sin dificultad. Creo haber mencionado que los demonios están peleando de manera muy superficial hasta el momento. El motivo es, a mi parecer, el siguiente: alinearnos a todos en la frontera para defenderla. Si yo fuera Areelu Vorlesh, esperaría a corromper las piedras para acabar con todos de un golpe. Estamos colocados para ello.

En la carta se menciona un cristal Nahyndriano. Se cree que es un cristal donde se ha condensado la fuerza vital de un Señor Demonio asesinado. Si lo busca, creo que es para volver nuestras esperanzas una pesadilla inimaginable. No creo que podamos evacuar a la gente de la línea de defensa, pero podemos evitar que los demonios puedan corromperla. Por ello creo que lo más juicioso es que vuestro grupo se infiltre en la Comandancia Gris para destruir el poder mágico del fragmento.
 

-No me gusta como suena eso de liberar a un señor demoníaco... Partamos de inmediato a la Comandancia Gris y destruyamos ese cristal. Si las defensas caen estaremos perdidos.

-De acuerdo entonces... Si no podremos detenerla en cuanto aparezca, lo único que podemos hacer es frustrar su plan antes. Yo estoy lista para partir cuando queráis, entonces.

-Yo también. Este asunto no puede esperar.

Irabeth respiró hondo y se dirigió al extraño grupo de hérores —para ella eran héroes— que habían sobrevivido al ataque del balor, ayudado a volver a su esposa, forjado una alianza con los mestizos, recuperado a Resplandor y descubierto los planes de los cultistas.

—Amigos... Todos los grandes defensores de Kenabres han perecido o desaparecido. Esta tarea recae en nosotros o más bien... en vosotros. Sois un grupo coordinado y los mejor situados para tomar parte en la misión. Creo que una pequeña fuerza de élite puede atacar la Comandancia Gris, infiltrarse y conseguir el objetivo. Y sois la única fuerza que nos queda. Yo confío en que podréis hacerlo. Sobre todo si dirijo a los restos de los defensores en una ofensiva a través de la ciudad. Tendremos pérdidas, pero atraeremos a los cultistas que controlan la Vieja Kenabres a otros lugares. Y tendréis una oportunidad... De hecho, hasta podéis intentarlo varias veces, sólo tenemos que coordinarnos. Ellos no saben nuestro objetivo final, no creo que sepan que queremos destruir el fragmento restante de la Piedra Custodia.

Y si lográis destruirla antes de que Vorlesh llegue... merecerá la pena el riesgo, salvará muchas más vidas. Si Vorlesh logra revertir el campo de todas las piedras estamos condenados. Afortunadamente tenemos la herramienta perfecta para la destrucción del fragmento. Quednys, ¿Tienes lo que me dijiste antes, verdad?

El anciano sacó un objeto, parecido a un cetro, de su túnica.

—Con este cetro de cancelación, deberíais poder drenar el último vestigio de poder del fragmento. Cortando totalmente la conección con el campo defensivo. Haciéndolo así evitaréis que Vorlesh use ese cristal contra nosotros. Que destruya nuestra mejor defensa. Para replicar el ataque tendrían que encontrar y destruir otra Piedra y hacer lo mismo y no les sería tan fácil. Curiosamente a Piedra de Kenabres ha sufrido numerosos ataques durante todo el tiempo que ha estado aquí... como si los demonios hubieran estado planeando este día desde el inicio. Y gracias a vosotros sabemos donde están las otras logias de los Templario. ¡Podemos acabar con ellos!. Si sobrevivimos a las próximas horas o días, podemos darles un golpe definitivo.

—Si destruis ese fragmento, frustraréis un plan que Vorlesh y sus demonios llevan decenios fraguando. Todo depende de ello.

Kevveon recogió el cetro.

-Llevaremos esta tarea a cabo cueste lo que cueste. Vuestro sacrificio defendiendo Kenabres os honra a ti y a todos los que vais a abrirnos el camino. Por mi parte no puedo mas que daros las gracias, me sentiré en deuda con vos cuando terminemos esta gesta-. 

El cuervo graznó y asintió con la cabeza.

-Esa bruja no podrá con Kenabres y sus gentes. Cuando llegue la estaremos esperando y, con el cristal destruido y su poder mermado, acabaremos con ella y con todos los demonios que se pongan por delante. Gracias de nuevo Irabeth

Ioseph asintió y se irguió en la silla. Estaba preparado para partir.

-Yo también estoy agradecido. No os decepcionaremos. Drenaremos la piedra de su poder y volveremos victoriosos y preparados para emprender una nueva cruzada.

-Aunque no sabemos cuándo va a llegar Areelu Vorlesh, tampoco podemos enviaros a la muerte. Será mejor que descanséis al menos esta noche. Necesitáis recuperar las fuerzas, los conjuros y reponer vuestro equipo -dijo Quednys.

-Yo... no sé si estoy a la altura de lo que esperáis de mi, la verdad. Sólo soy una escritora, y ni siquiera una escritora buena. Estoy lejos de casa y totalmente fuera de mi elemento. Y desde que esto ha empezado, he visto una y otra vez como mis fuerzas no bastaban para salvar... en fin, a nadie.

Suspiró, y dibujó una sonrisa resignada.

-Pero entiendo que esta misión no recae sobre mis hombros, y por eso puede funcionar. Kevveon llevará el cetro y Ioseph le abrirá camino hasta la piedra custodia. Yo simplemente seré su escudo, y les protegeré de lo que venga a por ellos. Lo prometo. Si la bondad de Iomedae me ha mantenido con vida hasta ahora, más me vale honrarla haciendo algo de provecho. Aunque me cueste la vida, aunque no vuelva a ver la verde Andoran, esa piedra caerá, y el nefasto plan de los demonios fracasará. Vayamos a descansar, sí. Yo por lo menos lo necesito para lo que nos espera...

-Eso es lo que nos hace únicos, Liliana. Yo hasta hace poco curioseaba con la magia y ayudaba a mis padres a hacer jabones y perfumes y miradnos ahora. Hemos combatido contra demonios calle por calle, haciéndoles retroceder hasta morir. Hemos plantado cara a los cultistas y protegido a las buenas gentes de Kenabres. Y ahora vamos un paso más allá...

Le devolvió la sonrisa, estaba muy animado.

-Yo creo que no está nada mal para una escritora, ni si quiera para una no tan buena ¿no creéis?

Quednys dio por terminada la cena y se levantó deseándoles un buen descanso. A la mañana siguiente podrían reunirse para llevar a cabo el asalto a la Comandancia Gris.

Tan pronto se levantaron Ioseph corrió a buscar a su hermana. No había tenido tiempo más que para darle un abrazo rápido, y quería escuchar qué había sido de ella y de los otros supervivientes después de que los encontraran.

-Voy a ir a buscar a Kale -le dijo a Liliana en caso de que le apeteciera unirse.

-Yo debería ir a ver si mis padres están bien y descansar un poco. Lo que nos espera no nos debe pillar con la guardia baja. Tened cuidado hasta entonces, no vaya a ser que defraudemos a la bruja y sus cultistas- Les dijo a sus compañerosm, esbozando una sonrisa.

Irabeth sonrió cuando aceptaron la tarea... ¿Quizá los dioses les sonreían por una vez? La dragona que protegía Kenabres había muerto, pero había elegido sucesores... ¿Estarían a la altura?

—Yo estaré con mi esposa, y con el resto de defensores. Empezaremos a planear las distracciones y mañana, a mediodía, creo que podremos lanzarlas.